La actuación llevada a cabo hoy por la banda terrorista no es más que la consecuencia de su derrota definitiva por la democracia española, con las armas de la Ley, la unidad política y la cooperación internacional, así como por la eficacia y entrega de los Cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado.
Por tanto, el Gobierno no va a cambiar su posición: los terroristas no pueden esperar ningún trato de favor del gobierno y mucho menos impunidad a sus delitos.
ETA está operativamente derrotada, sin futuro y con sus dirigentes en prisión. La única respuesta lógica a esta situación es anunciar su disolución definitiva, pedir perdón a sus víctimas y desaparecer, en vez de montar operaciones mediáticas para disimular su derrota e intentar sacar un rédito político de la misma.
El Gobierno seguirá velando por el cumplimiento de la ley y la seguridad de los ciudadanos. Asimismo, velará por el respeto y el homenaje a las víctimas del terrorismo, cuyo testimonio ha sido fundamental en la derrota de la banda terrorista y así debe seguir siendo en el futuro.