Conferencia de prensa del presidente del Gobierno después de la reunión del Consejo Europeo

9.12.2011

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Bruselas

Presidente.- Buenas tardes. Comparezco ante ustedes para darles cuenta de este importante Consejo Europeo que acaba de terminar. Les voy a exponer de manera sintética los principales acuerdos a los que hemos llegado los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro; acuerdos que reflejan una voluntad política decidida de los diecisiete países que integramos el euro de avanzar hacia una mayor integración económica que respalde el funcionamiento de la Unión Monetaria.

Hemos decidido reforzar, tanto la arquitectura institucional de la Unión Europea y monetaria, como los mecanismos de estabilización contra la crisis de la deuda soberana. Se trata de pasos adicionales de entidad a los que hemos venido dando en los últimos dieciocho meses desde que en la primavera de 2010 se iniciara de forma aguda la crisis de la deuda en los mercados europeos.

En relación con el refuerzo institucional de la zona euro, quiero destacar lo que ya se conoce como el "pacto fiscal". Este pacto tiene un objetivo: mejorar la eficacia de la supervisión fiscal, garantizar los procesos de consolidación fiscal y buscar el equilibrio presupuestario, el equilibrio fiscal, para que en el futuro no vuelva a haber problemas con las deudas soberanas de los países de la zona euro.

De ese pacto fiscal destacaría dos grandes medidas. La primera es la incorporación de la denominada "regla de oro", es decir, el principio de estabilidad presupuestaria que se va a incorporar a las Constituciones nacionales o a leyes con un rango equivalente, como, por cierto, ya hemos hecho en España a través de un proceso de reforma de la Constitución, que ustedes conocen, con el acuerdo de los dos grandes partidos y que, sin duda alguna, es un factor de confianza, de garantía y de cumplimiento de este nuevo pacto fiscal para la zona euro.

En segundo lugar, se va a introducir una mayor automaticidad en el procedimiento de déficit excesivo para que haya un mayor control, una mayor supervisión y, en definitiva, también una mayor previsión para evitar los déficits excesivos.

El otro gran bloque, junto al refuerzo institucional de la Unión Monetaria, junto al refuerzo institucional a través del pacto fiscal que acabo de referir, está referido a los mecanismos de estabilización o, si me permiten, de defensa --algunos han llamado de cortafuegos--, para luchar contra los riesgos de las crisis o de los problemas derivados de la deuda soberana.

Siempre hemos defendido este principio y siempre hemos defendido que Europa se dote, progresivamente y de manera estable, de un mecanismo suficiente, que sea garantía para el conjunto de los países de la zona euro, sobre la sostenibilidad de su deuda y también para prevenir posibles ataques a las mismas.

Para ello hemos decidido algunas cosas que tienen relevancia. Primera, adelantar a julio de 2012 la puesta en funcionamiento del Mecanismo Europeo de Estabilidad, del Mecanismo definitivo, es decir, la red europea de seguridad financiera, que tendrá carácter permanente, que sustituirá a la Facilidad que en estos momentos ha actuado para afrontar la crisis de Grecia, Portugal e Irlanda y que tendrá una capacidad efectiva de préstamo de quinientos mil millones de euros.

Hemos, por tanto, acordado agilizar su procedimiento en la toma de decisiones para hacerla más efectiva, pasando de la regla de la unanimidad a la de la mayoría cualificada, con un 85 por 100 de la representatividad de los países para hacerla efectiva, para aplicarla en cada momento concreto.

Y lo más importante, desde mi punto de vista, es que hemos reafirmado, de una manera contundente, la excepcionalidad del caso griego en relación con la participación del sector privado. En alguna ocasión, en esta sala y en otros lugares, me escucharon afirmar que la consecuencia de la llamada Cumbre de Deauville, en la que se abrió la puerta a la participación del sector privado en los procesos de asunción de las crisis de la deuda soberana, la reestructuración de la deuda privada había sido, sin duda alguna, un factor decisivo para esa extensión o esa situación sistémica que, en gran medida, hemos vivido y vivimos en la deuda soberana de los países de la zona euro.

De ahí que quiera destacar de manera singular, porque éste es un mensaje fundamental, que Grecia es una excepción absoluta, que esto no se volverá a contemplar y que, por tanto, debe ser un factor de confianza en los inversores sobre los compromisos que los distintos países de la zona euro tenemos en relación con nuestra deuda soberana.

El acuerdo político de estas cuestiones relevantes tiene como fundamento los diecisiete países de la zona euro, los diecisiete países que integramos la moneda común; pero no se circunscribe a los diecisiete países. La previsión razonable es que la gran mayoría de los otros diez países se sumen a este acuerdo político, que tendrá su traducción en un acuerdo intergubernamental y que ha de hacerse y completarse antes de marzo de 2012 en cuanto a su contenido concreto. De hecho, en las próximas dos o tres semanas habrá ya una primera aproximación, una primera definición, del contenido de ese pacto fiscal que se llevará a un tratado intergubernamental de los diecisiete, seguros, y, con toda probabilidad, de la gran mayoría de los otros diez países de la Unión Europea.

Ésos son los dos grandes acuerdos que hemos logrado en este Consejo. Son dos acuerdos que deben sostener la confianza; que reafirman el compromiso de la zona euro consigo misma, de todos los países con la moneda común; que dan más seguridad sobre el instrumento de apoyo financiero del que disponen el conjunto de los países, y que dan más confianza a medio y largo plazo porque, sin duda alguna, la zona euro va a ser una zona de fortaleza fiscal, de garantía de las cuentas públicas, de sostenibilidad, tanto por el compromiso de cada uno de los países de la zona euro, como por el compromiso añadido, fundamental, de garantía del conjunto de la zona euro, en colaboración con las instituciones europeas.

Permítanme que les haga referencia también a algunos otros aspectos que están en las Resoluciones y que tienen su importancia, que afectan a la política de ampliación y a la política exterior de la Unión Europea; en concreto, Croacia. Hoy hemos dado la bienvenida a Croacia tras la firma de su Tratado de Adhesión; además, se ha dado un paso importante, una visión positiva, al posible estatus de candidato de Serbia, tema, sin duda, también fundamental para el futuro y la estabilidad en los Balcanes, y se ha contemplado la perspectiva de apertura de negociaciones de adhesión con Montenegro en junio de 2012.

Irán. El Consejo ha trasladado también y ha recibido el texto de conclusiones sobre Irán adoptado por el Consejo de Asuntos Exteriores del pasado 1 de diciembre. De esta manera, la Unión Europea expresa nuevamente, al igual que lo ha hecho a través del Consejo y del conjunto de los países, su rechazo a los sucesos ocurridos con le Embajada de Gran Bretaña en aquel país; su preocupación y seguimiento del programa nuclear de Irán y, por supuesto, en estrecha coordinación con los socios internacionales, la adopción de medidas adicionales, que incluyen las que puedan afectar al sistema financiero iraní, al transporte y al sector energético, como respuesta a la actitud de Irán.

Éstos, quizás, son los tres temas fundamentales en lo que afecta a la parte no económica del Consejo Europeo. Debo añadir alguna cosa en este Consejo y en esta rueda de prensa que tiene algunas características singulares, como, sin duda alguna, ustedes bien conocen.

La primera de ellas es que hemos trabajado en plena coordinación con el Partido Popular, como procede, tratándose de un Gobierno en funciones, con el partido que va a gobernar España. En concreto, he tenido un diálogo permanente con el señor Rajoy, en última ocasión esta mañana mismo, sobre el desarrollo del Consejo, sobre una información exhaustiva de cuáles habían sido las posiciones mantenidas y, sobre todo, de la tarea que, como habrán deducido de la información que les acabo de referir, tenemos por delante como país en las próximas semanas y en los próximos meses, muy especialmente para consolidar ese tratado intergubernamental.

Por tanto, expreso mi satisfacción por el grado de colaboración, por el grado de coordinación, que simplemente pone de manifiesto cómo se debe trabajar y cómo ha de trabajar un país serio, un país miembro de la Unión Europea y de la zona euro, como es España.

Éste es el último Consejo Europeo al que asisto como presidente del Gobierno, como bien saben. Creo que han sido 44 Consejos Europeos y Cumbres de la Unión Europea a las que he asistido; por tanto, es un número suficientemente elevado para trasladarles alguna conclusión, alguna sensación, de esa experiencia.

La primera es que ha sido un inmenso honor representar a mi país en un foro como éste en Europa.

La segunda es que siempre he trabajado pensando que fortalecer la Unión Europea era fortalecer España; el futuro, el bienestar y los deseos de los españoles.

La tercera es que llegué aquí con toda mi vocación europeísta, con mi convicción europeísta, y después de este tiempo y después de los últimos dos años, que han sido de decisiones difíciles y de debates intensos, incluso algunos hasta altas horas de la madrugada, como el de ayer mismo, mi vocación, mi convicción, europeísta es aún más firme. El presente y el futuro de España, de su bienestar y de su recuperación económica dependen, en gran medida, de la fortaleza, de la determinación y de la voluntad política de unión que tengamos los europeos.

Por último, deseo agradecerles muy sinceramente a todos ustedes, que me han seguido de manera habitual en estas comparecencias de prensa, su actitud, su tono y sus preguntas inteligentes, sin duda alguna, de las cuales he aprendido en muchas ocasiones. Espero que la tarea les siga yendo lo mejor posible y que renueven y mantenga esa fe europeísta.

P.- Citaba el acuerdo de Deauville como uno de los momentos clave en la crisis de deuda de los últimos meses. ¿Cree que las cosas, más allá de ese patinazo, se podrían haber hecho de otra manera? ¿Europa podría haber apoyado más a otras economías que en un principio no debían haberse visto afectadas por la crisis y no lo ha hecho? ¿Tiene algún reproche que hacer a alguno de sus colegas europeos?

Presidente.- Nos falta perspectiva, seguramente, para hacer o elevar a definitiva esa conclusión. Partamos de un hecho, que es claro e incontestable: la Unión Europea ha afrontado la crisis más dura, más grave, más difícil, desde su nacimiento. Es una gran prueba. Tenemos que superarla. Aún queda, en mi opinión, la mitad del camino.

Si a mí me dijera "¿qué han hecho en estos tres años?", hemos intentado dar una respuesta, con aciertos, con errores, que los ha habido; hemos cubierto la mitad del camino, y nos queda la otra mitad, para garantizar la sostenibilidad de la deuda, para garantizar la recuperación económica, que es el objetivo, y la creación de empleo, y para perfeccionar toda la arquitectura que, sin duda alguna, la Unión Monetaria cuando se puso en marcha necesitaba perfeccionar. Hemos debatido en muchas ocasiones que una moneda común, sin una unión fiscal, sin un mecanismo de defensa común, adolecía de problemas.

Por tanto, nos falta perspectiva.

Lo que sí puedo constatar es que, desde abril-mayo, desde la primavera, de 2010 el esfuerzo ha sido enorme y, aunque es verdad que los problemas de deuda se han extendido a varios países, no podemos dejar de olvidar que es la primera vez en la historia que una unión política, que una región, que una unión económica, afronta este desafío y donde una buena parte de los países de la zona euro, y también de la Unión en su conjunto, tiene que explicar a sus ciudadanos que se presta dinero a otro países. Esto no estaba en el diseño de los europeístas, ni de los padres fundadores, ni de quienes hicieron la Unión Monetaria; no estaba y hemos tenido que construirlo, pues sí, con aciertos y con errores.

Usted lo recordaba, porque yo lo he afirmado, que el momento de abrir la puerta a la participación del sector privado para Grecia fue un momento muy difícil. Se puede argumentar a favor de esa decisión el ingente volumen de la deuda griega y la dificultad de asumir ese ingente volumen porque, ciertamente, a tenor de lo que Grecia representa en cuanto a PIB y en cuanto a número de habitantes, el volumen de sus compromisos de deuda pública ha llegado a niveles… Basta un ejemplo: para el FMI el programa con Grecia es el programa mayor de toda su historia en el que ha participado. Por tanto, pongámosle dimensión.

La cuestión fundamental en estos momentos es que la luz, aunque sea todavía lejos, se ve al final y el primer paso es la recuperación de la confianza en los actores internacionales de la economía, en los inversores, porque, si la tensión en los mercados sobre la deuda soberana continúa indefinidamente, la recuperación económica, que es la clave para que se cree empleo y para que podamos pagar tranquilamente las deudas y aquello que nos ha costado financiar, será mucho más difícil.

P.- Dos cuestiones. Primera, ayer el Partido Popular hizo saber que quería ampliar del 85 por 100 al 90 por 100 los votos necesarios para activar el nuevo fondo de rescate. Me gustaría saber si hizo el traslado de esa petición y por qué no ha sido adecuado incluirla.

Una segunda pregunta. Tras 44 Cumbres, usted se va; Europa está dominada por el centroderecha; la austeridad es, quizás no el único, pero el principio rector de esta Europa y el intergubernamentalismo también ha avanzado. Quería saber, en ese contexto, cuál cree que ha sido el principal logro en la política europea del Gobierno de España y también cuál es la decisión o la medida, si hay algún ejemplo concreto, que le gustaría haber visto decidida y no ha podido ser.

Presidente.- Sobre la mayoría cualificada --antes lo expliqué muy sucintamente para que se comprenda de qué estamos hablando--, cuando se estableció la regla de la unanimidad, países como España, y algunos otros --ya se pueden imaginar qué países; sería fácil hacer la lista--, mostramos nuestra preocupación, porque es una regla muy estricta a la hora de que ese fondo pueda prestar dinero, intervenir. Es un avance importante el que la regla de la unanimidad no esté presente.

Es verdad que eso planteaba una derivada que, en mi opinión, tiene otra dimensión, que es que pasar del 85 al 90 por 100 suponía que España por sí sola podría vetar. Pero el objetivo de un país como el nuestro, más que vetar, es facilitar el que tengamos esa posibilidad de que el mecanismo actúe.

Por tanto, comprendo la petición, y la he compartido, la he propuesto, de llegar al 90 por 100 --la he propuesto en dos ocasiones: ayer, fundamentalmente, por la noche y de madrugada--; pero había un criterio, que era el que se ha seguido, para el 85 por 100 y es seguir la misma regla que el FMI. En eso había un consenso claro. Tiene un sustento, el 85 por 100 es lo que exige el FMI, y se ha mantenido en el 85 por 100.

Ya se lo he explicado al señor Rajoy esta mañana y creo que lo ha entendido perfectamente. Aunque nos hubiera gustado ese 90 por 100, por tener, digamos, esa posibilidad, que seguramente no la hubiéramos utilizado nunca porque, por naturaleza, nuestro país en esta coyuntura es favorable a que se aplique el Mecanismo de Estabilidad, como es natural.

¿Quiénes han sido los que han tenido que venir a esta posición? Alemania, Holanda, Finlandia…, los países que siempre son mucho más exigentes en este contexto y en este momento histórico a la hora de aplicar todos los fondos que se ponen para salvaguardar, para hacer de cortafuegos, ante los problemas de deuda soberana.

En cuanto al logro, eso corresponde a los demás, a ustedes, que son los que evalúan y analizan. Yo creo que España, en todo este tiempo y en toda la trayectoria desde nuestra incorporación, se ha caracterizado por ser un país fiel al europeísmo constructivo. Ésa es la línea que he seguido, que he mantenido, y creo que es la que le conviene a España.

P.- Parece que ahora se impone una estricta disciplina fiscal. Quería saber cómo puede favorecer a la recuperación económica, en concreto, de España. ¿No echa en falta, tal vez, una apuesta por algún tipo de estímulos? ¿Puede ralentizarse la vuelta al crecimiento económico?

Presidente.- También en esto tengamos un poco de perspectiva. ¿Se vuelve a imponer la disciplina fiscal o el rigor fiscal, la búsqueda del equilibrio presupuestario? De 2004 a 2008 España tuvo superávit presupuestario. El Gobierno que presidía entendía que eso era bueno para la economía española. Es verdad que, cuando enfrentas una crisis de la envergadura, de la gravedad o de la dimensión que ésta ha tenido, inevitablemente tienes que recurrir a estímulos fiscales. Ésa fue la decisión, claramente, a finales de 2008, de Europa y del G-20, hasta que esos estímulos fiscales generaron un problema en la deuda soberana como consecuencia, especialmente, de Grecia y su posible efecto sistémico.

Cualquier persona que se aproxime a cómo se deben gestionar los Presupuestos públicos respalda razonablemente que los ingresos y los gastos deben de ir equilibrados; que hay circunstancias excepcionales donde se puede actuar, con límites, en función del ciclo económico; pero que eso que se conoce como déficit estructural tiene que estar estrictamente controlado porque, si no está estrictamente controlado, cuando llegue una recesión económica, una caída de ingresos, el problema sobre la deuda recae con una gran virulencia, poniendo en riesgo tantas cosas: poniendo en riesgo la capacidad fiscal del Estado y también la economía.

¿Cuál es el estímulo que necesita la economía en estos momentos? El estímulo fundamental es que disminuyan, que se reduzcan, drásticamente las tensiones en los mercados y que vuelva la liquidez para los bancos. Ése es el mayor estímulo.

Fíjese, si observamos lo que ha pasado desde mayo de 2010 a aquí en nuestro país, hay casi dos líneas paralelas en función de que, cuando la tensión en los mercados se ha reavivado, nuestra economía se ha resentido inmediatamente, y el empleo. ¿Por qué? Porque a los bancos les cuesta más financiarse, porque a las empresas les cuesta más tener liquidez, les cuesta más pedir a los bancos, sus planes de inversión se cortan, tienen que reducir costes y afecta a la economía.

Por tanto, el estímulo más importante que necesita en estos momentos la zona euro, y en particular la economía española, es la confianza, la credibilidad, la sostenibilidad. Que no nos cueste financiarnos como economía tanto como nos cuesta en estos momentos, que haya liquidez en los bancos para que puedan prestar dinero a las pymes, para que éstas puedan crear empleo y para que, creándose empleo, aumenten la capacidad de gasto de los españoles y la demanda; ése es el estímulo fundamental. Luego, algunas reformas que quedan pendientes, como es natural, aunque se han hecho muchas de ellas.

En definitiva, capacidad de financiación y credibilidad para la financiación del conjunto del sistema económico de la zona euro y de España, ése es el mayor estímulo. Cuando recuperemos esto, puede haber otros estímulos, que pueden ser de distinta naturaleza: fiscales, monetarios…, pero éste es el más importante hoy.

P.- Presidente, no le he escuchado --quizás se me ha pasado a mí-- una valoración sobre los acuerdos de esta Cumbre. Es evidente que se sale de aquí con un acuerdo, pero con un acuerdo intergubernamental, al margen del procedimiento comunitario, que es el que siempre ha defendido España. Quería preguntarle qué valoración hace.

También quería preguntarle qué valoración hace de estos resultados de cara, precisamente, a lo que acaba de plantear. Es decir, ¿cree que este acuerdo va a devolver la confianza en la deuda soberana de los países del euro y va a contribuir a que se relaje la presión de los mercados? ¿El hecho de que se hayan aceptado por todos los países del euro, y algunos más, compromisos muy firmes y muy estrictos de disciplina fiscal y presupuestaria va a servir para que se puedan activar otros mecanismos? Por ejemplo, ¿para que el Banco Central Europeo pueda intervenir con las manos más libres, como intervienen otros bancos centrales de otros países? ¿Cabe esperar esto ahora como complemento a la disciplina presupuestaria?

Por último, efectivamente, usted lo ha dicho, es su último Consejo Europeo. No sé si ha tenido oportunidad de despedirse de algunos de los mandatarios con los que ha compartido, si no las 44, al menos buena parte de las Cumbres europeas.

Presidente.- Son muchísimas preguntas. Casi es una rueda de prensa en sí misma.

¿Valoración? Mi valoración es positiva, pero tenemos experiencias de Consejos Europeos, y la valoración positiva se consolida cuando el conjunto de los actores económicos --no me refiero sólo a inversores-mercados, si no me refiero a las grandes potencias económicas, a los grandes organismos internacionales, como el FMI, Estados Unidos, China, los países emergentes--, respaldan, apoyan y ven que esto son decisiones que van en la buena dirección. Eso lo vamos a ver en las próximas 24 o 48 horas. Como siempre, ya tenemos experiencia de los Consejos y, entonces, me reservo esa última valoración.

Segundo, la inmensa mayoría de los países, por no decir casi todos menos uno, hubiéramos optado por un tratado, por una reforma de los tratados. Podía ser con más alcance o con menos alcance, acompañado con más Derecho derivado o no; pero ha habido un país, y como esto es a veintisiete, que es Gran Bretaña, ha dicho "no". Ha dicho "no" porque pedía otras cosas paralelas, pero ésa es otra cuestión. Pero por uno no se va a parar esto, es evidente, y, como tenemos una alternativa razonable, sólida, que es el tratado intergubernamental, sobre todo porque los países de la zona euro lo necesitamos, es muy positivo que se vaya a avanzar en esa dirección.

Banco Central Europeo. Hay que respetar lo que haga el Banco Central, lo que diga el Banco Central. Antes de ayer tomó medidas muy favorables para la liquidez de los Bancos e, incluso, algunas no tienen precedentes en los límites que se han situado. No tengo ninguna duda de que el Banco Central Europeo sabe que tiene que contribuir a la estabilidad de la zona monetaria; pero actúa con carácter independiente y actúa con sus propias decisiones, con sus propias evaluaciones y con sus propios análisis.

De cara al futuro planteamiento, ayer se debatió bastante de eurobonos. Aunque parece que eso no ha sido recogido, se debatió bastante de eurobonos. Yo creo que --ya no voy a estar en esa discusión-- el año próximo se hablará de esto, sin duda, y se irá hablando, y mi impresión es que el espacio se irá ampliando.

Por último, sí, claro, me he despedido de todos los colegas y de algunos con los que he estado, lógicamente, varios años aquí. De manera particular, he estado esta mañana con el presidente del Consejo, con Herman Van Rompuy. Con todos he tenido algunas palabras. Ya saben que en estos trámites la gente es extraordinariamente cariñosa, ¿no? Así ha sido.

P.- Yo quería preguntarle precisamente sobre su conversación con Mariano Rajoy. ¿Ha comentado el tema de los eurobonos, porque dice usted que se va a seguir hablando y se supone que España lo va a seguir defendiendo? ¿Ha hablado con Mariano Rajoy de este tema en concreto?

¿Cómo ha sido acogida esa petición, si es que la ha hecho, de que el Banco Central Europeo, evidentemente manteniendo su independencia, sí sea más flexible a la hora de ayudar a los países en problemas como España a superar la crisis de la deuda? Ya lo ha hecho, pero ¿el resto de países ha aceptado bien esa petición española, si es que se ha hecho?

Presidente.- Sobre el tema de eurobonos, hoy no he hablado en concreto con el señor Rajoy; pero sin duda alguna hablaré, porque voy a hacerle un relato todo lo más exhaustivo que pueda de lo que ha sido el desarrollo del Consejo para saber las distintas posiciones y por qué he dicho que se hablaré el próximo año de eurobonos.

Sobre el Banco Central Europeo, éste es uno de los grandes debates. Yo he explicado en alguna ocasión --ayer lo hice en el desarrollo de la larguísima cena-- que, si uno coge las grandes áreas económicas del mundo, observa algo significativo y es que la zona euro tiene menos deuda y menos déficit que Estados Unidos, la zona euro tiene menos deuda y menos déficit que Gran Bretaña, y la zona euro tiene menos deuda y menos déficit que Japón, y, sin embargo, tiene los tipos de interés mucho más altos: el tipo de interés medio de la zona euro está en el uno y pico-dos para los demás y para nosotros, un tipo medio del cinco. Entonces, eso sorprende. Menos déficit, menos deuda y más tipo de interés pagan para financiarse.

Luego, vas a comparar otros parámetros, ¿y qué observas? Que la zona euro es aquella en la que su Banco Central tiene, con amplísima diferencia, menos deuda pública viva. Compárese con Estados Unidos, con Gran Bretaña, que es la que más tiene, o con Japón.

Ahí entramos en el eterno debate --digo "eterno" porque esto se ha debatido muchísimas veces-- que es que el Banco Central Europeo en los Tratados tiene el mandato que tiene, es verdad: garante de la inflación. Y no tiene ese otro mandato. En el fondo, es clarísimo que hay un debate que es más bien conceptual, económico, sobre cuál es la respuesta ante una grave crisis económica y que afecta a la estabilidad de las cuentas públicas y a la necesidad de la deuda: una política proactiva, que algunos calificarían como inflacionista, o una política, digamos, más pasiva, que pueda tener otras ventajas. Ejemplos a lo largo de la historia de respuestas de una u otra dirección hay muchos. A veces, ha funcionado la política expansiva, una política monetarista, una política, como se dice, de inyectar liquidez, y, a veces, no ha funcionado.

Por tanto, creo que ese debate lo vamos a seguir teniendo, porque es un debate de todas las escuelas económicas y de todas las experiencias conocidas. Como casi siempre ocurre, seguramente ninguna de las posiciones extremas es la acertada, sino una posición equilibrada, donde los bancos centrales actúen en determinadas circunstancias, pero que tampoco monetaricen excesivamente la deuda, porque sabemos que eso a corto o medio plazo es inflación y eso genera problemas también para el crecimiento económico y, seguramente, para el empleo.

Muchas gracias. Hasta la próxima.