Museo del Prado, Madrid
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Muchas gracias. Muchas gracias, Sandra. Muchas gracias, Inés. Enhorabuena también. Ministra, ministros, vicepresidenta, querido Javier, presidente del Real Patronato del Museo del Prado; autoridades, asociaciones feministas, señoras y señores.
Para mí es un placer de verdad estar aquí hoy, en este acto institucional, con todas vosotras y vosotros. Un acto, como ha dicho también la ministra de Igualdad, que tiene que ser de celebración. Sin duda lo es. Un día de celebración, pero también de reivindicación de memoria y de lucha.
Y, sobre estos tres conceptos la reivindicación, la memoria y la lucha, yo quisiera decir algunas cosas. Muchas de las conquistas del feminismo, aquí lo han dicho tanto Inés como como Sandra, están bajo ataque. Valores y principios que creíamos sólidos como como una roca, son hoy cuestionados de manera brutal y de manera directa, sin ningún tipo de escrúpulo ni de ambages, directamente lo sueltan. Y quien quiera entender que lo entienda. Y si no, pues es el problema de ellos y de ellas.
Gobiernos de países que un día abrieron camino, como, por ejemplo. el mismo día que da origen a la celebración del 8 de marzo, abrazan hoy la involución. al calor de esa guerra cultural, como coartada. Y, ante una nueva amenaza, quiero ser muy claro. Y es que, como han dicho antes otros intervinientes, y particularmente la ministra, no podemos dar ningún paso atrás. No puede haber ninguna vacilación. El feminismo solo conoce una dirección que es mirar y caminar hacia delante, porque, frente a los que quieren retrasar el reloj de la historia -y desgraciadamente son muy poderosos-, nosotras y nosotros no vamos a ceder ni un milímetro ni un segundo en una lucha en la que todavía estamos a mitad de camino.
El 8 de marzo es un día también para reflexionar sobre lo mucho que nos queda por hacer. Pero como decía antes, también para reivindicar y para celebrar todo lo que hemos conseguido, porque yo creo que también es importante. No somos un país perfecto, lo sé. Aquí hemos encontrado también el testimonio de muchas reivindicaciones que todavía tenemos que cubrir, desde las administraciones públicas y desde el poder legislativo.
Y pese a ello, si hoy le preguntaran a una mujer en qué lugar del mundo le gustaría nacer, crecer y vivir, yo estoy convencido de que una de sus primeras opciones sería España. Lo sería, y podríamos también preguntarnos: ¿esto ha sido siempre así? No, no siempre fue así. Lo sabéis muy bien. Miro hacia el público, Veo mujeres de diferentes generaciones. Antes lo ha dicho la becaria (Ángela de Gálvez), el movimiento feminista es un movimiento intergeneracional. Muchas de ellas, vidas atravesadas, por un hilo común, que es el anhelo por la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.
Y por eso, creo que hoy es un buen día para recordar cómo hemos cambiado para siempre este país, cómo mujeres de distintas generaciones han empujado unidas -y yo también quiero subrayar-, unidas por la causa de la igualdad, con los matices de cada época que los han tenido.
Pensemos, por ejemplo, en una mujer que nació en 1957. La escuela en aquella época le enseñaba a ser sobre todo buena madre y buena esposa. Los colaboradores con los que preparo los discursos me lo ponen entre comillas: "el ángel del hogar". Ni autonomía, ni libertad, ni derecho al divorcio, ni a la libertad sexual, ni siquiera el derecho a abrir una cuenta bancaria, como recordaba antes la ministra sin la autorización de un hombre. Esa mujer acababa de cumplir los 18 años en 1975, es decir, en el comienzo del fin de la dictadura de España.
Pensemos ahora en una mujer nacida en 2007, el año del primer iPhone, pero también el año de la aprobación de la Ley de Igualdad. Esa mujer en el año 2025 cumple 18 años y, por tanto, llega a la mayoría de edad en un país radicalmente distinto al que había conocido al anterior. Es un país donde la igualdad tiene hasta un ministerio propio y donde los avances y las conquistas se suceden en todos los ámbitos.
Y en esta España evidentemente hay licencia para soñar sin límites, sin barreras, aquí ya no hay gobiernos que se encogen de hombros y dicen "menudo lío con el tema de la legislación sobre la Ley de Igualdad Salarial o no". Se hace, se aprueba, se valida por las Cortes Generales, se lucha, en definitiva, como decía antes Ana Redondo, por cerrar esas brechas salariales y sociales. Aquí y ahora las brechas se combaten, evidentemente, las más obvias, pero también las más sutiles, como antes se ha dicho; las que obligan, por ejemplo, a una mujer a elegir entre ser madre o ser esposa, las que invitan a callar ante el acoso en un bar, en la calle, en el trabajo. Esta España ya no aparta la mirada con vergüenza ante ese ataque a la democracia llamado la violencia de género, esta España toma partido y lo hace contra el machismo, para que la vergüenza, como en muchas ocasiones hemos escuchado decir, cambie de bando. Es la España que dice que solo es si es sí, la España que rompe techos de cristal hasta ser el país de Europa con un porcentaje más alto de mujeres directivas en grandes empresas, más del 40%. No entiendo muy bien por qué, perdonadme, la derecha continúa diciendo que no a las cuotas y, además, lo pone en contraposición con la meritocracia. A mí me suena mucho a la escuela pública, a la universidad pública, cuando se garantiza una sociedad de igualdad en oportunidades es cuando el mérito arranca y puede materializarse, pues igual con las cuotas, en este caso con la Ley de Paridad. Es la España en la que las mujeres ya son mayoría en empleos vinculados a las actividades científicas y técnicas un poco, al hilo de lo que se comentaba antes, por todo el debate que tenemos en las redes sociales y en el mundo digital, cuando apenas hace pocas décadas en un aula de una escuela de ingeniería, fijaos, solamente había dos mujeres por cada 98 hombres. Lo que ha ocurrido entre una y otra España, y esto creo que es muy importante también decirlo, para reivindicar al movimiento feminista y a las asociaciones, no es consecuencia de la ley de la gravedad.
No son derechos que nos hayan caído del cielo, hubo que pelearlos uno a uno y hubo que impugnar el sentido común de aquel tiempo al que hoy algunos apelan, porque, a veces, lo que algunos llaman sentido común, ni tiene sentido, ni es aceptable. Así es como yo creo que España se ha convertido en un referente global del feminismo. Hemos llevado esa lucha al Boletín Oficial del Estado, lo hemos hecho ley: la Ley de Igualdad Salarial, la Ley de Libertad Sexual, la Ley de Conciliación en el derecho mínimo de una, o mejor dicho, el derecho mismo de una mujer a ser dueña de su propio cuerpo. Somos un gobierno orgullosamente feminista, de palabra y de obra, por convicción moral, sin duda alguna, pero también por una cuestión de justicia y de dignidad en esta causa. Y lógicamente, también, como antes se recordaba por parte de algunas intervinientes, porque es lo más inteligente.
Evidentemente, perpetuar la desigualdad nos cuesta más del 15% de nuestro Producto Interior Bruto. Ahora que estamos escuchando esas voces reaccionarias decir que de las empresas tienen que salir los planes de igualdad, los planes de diversidad; que la igualdad o la diversidad o la lucha contra la emergencia climática no dejan de ser frenos al desarrollo y al crecimiento económico, desde España queremos decir alto y claro que la igualdad, que la diversidad, que la adaptación y la mitigación al cambio climático son factores de crecimiento, de prosperidad y de justicia, y que no vamos a dar un paso atrás, sino que vamos a seguir dando pasos hacia adelante.
Y quiero, además, decir una cosa, porque evidentemente ahora estamos escuchando hablar mucho de Europa. Y se comentaba por parte de algunas de las intervinientes, efectivamente, que hay grandes tecnólogos, grandes tecno oligarcas que están diciendo que se retiran de la moderación, del control de determinados elementos de desinformación de sus grandes plataformas. Pero también hay que reivindicar aquí que eso está sucediendo en Estados Unidos, no en Europa, porque aquí en Europa aprobamos durante la pasada legislatura dos muy importantes directivas que tenemos que aplicar y que, desde el Gobierno de España -¿verdad, ministro?- vamos a aplicar: Una es la directiva de Mercados digitales, y otra es la directiva de derechos digitales. Y en la directiva de derechos digitales es donde España está proponiendo que se acabe con el anonimato, que se imponga la transparencia del algoritmo y que, por cierto, estos oligarcas, al igual que el jefe o la jefa de un restaurante tiene que hacerse responsable de la comida que sirve a sus clientes, también rinda cuentas y se haga responsable de la desinformación y de la intoxicación que propagan por las redes sociales. Esa batalla la vamos a dar, y la estamos dando, y espero además que podamos encontrar muchos apoyos en Europa, porque es ahí donde tenemos que referenciarlo, aunque en España lógicamente también vamos a hacer cosas al respecto.
Así que por supuesto, somos feministas por convicción moral, pero también porque no hay decisión más dañina para un país que no serlo. Y, por tanto, quiero trasladar este mensaje al conjunto de la sociedad. Pero sobre todo y muy especialmente -aquí se ha dicho por parte de la directora del Instituto de las Mujeres- a los hombres jóvenes. Quiero decirles que ni ningún hombre debemos sentirnos amenazados cuando una mujer avanza. No dejemos que el veneno del machismo, del machismo tóxico se cuele por la ventana del resentimiento. No hagamos caso a los propagandistas del odio y de ese machismo tóxico por las redes sociales. Lo que creo que es muy importante para los hombres, y particularmente para los hombres jóvenes, es que hagamos de la causa feminista nuestra propia causa y, por tanto, avancemos con ellas. Porque si las mujeres avanzan, lo hacemos también los hombres, lo hace el conjunto de la sociedad.
Avanzamos para que al final de esta década, por qué no, la tasa de actividad laboral llegue al 70%. Avancemos para que la brecha salarial caiga por debajo del 5% -imaginemos una España en 2030 de esas características-. Avancemos para que la mitad de la población tenga la mitad del poder político y también la mitad del poder económico, y que no nos encontremos tribunales donde, al final, son todo hombres que dan premios a hombres; que haya mujeres, que haya hombres y que den premios a hombres y también a mujeres.
A los que creen que ya hemos ido demasiado lejos, pues les decimos desde el Gobierno de España que no vamos a parar porque solo estamos a mitad de camino. Miramos atrás con inmensa gratitud e inmenso orgullo a las que abristeis esa senda, y miramos hacia adelante con la ambición de alcanzar nuevos hitos que consoliden a España como lo que ya es: el baluarte o uno de los principales baluartes mundiales del feminismo.
Y, por tanto, mañana, 8 de marzo, pues tomad de nuevo las calles, que vuestra voz, como dice el lema del Ministerio de Igualdad y del Instituto de las Mujeres , suene 'más alta, más, más clara y más fuerte'. Y, en definitiva, tened en cuenta, contad, con que esa voz es la voz de la mayoría que cambió España para siempre, y la que ayudará, además, a hacerla aún mejor de lo que ya es.
Así que siempre adelante, que yo creo que uno de los principales lemas del feminismo, y muchas gracias por invitarme.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)