Intervención del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en la inauguración de la VII Conferencia de Embajadores

9.1.2023

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Madrid

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Buenos días, querido ministro, queridas embajadoras y embajadores.

Me vais a permitir que comience esta intervención mostrando todo nuestro apoyo, el del Gobierno de España, del conjunto de la sociedad española, presidente electo de Brasil, a Lula da Silva, y a las instituciones libre y democráticamente elegidas por el pueblo brasileño.

Las noticias que nos llegan aún a día de hoy desde Brasil, nos recuerdan cuál es la mayor amenaza que pesa sobre la democracia, la paz y la prosperidad en el mundo. De norte a sur y también de este a oeste: es el resurgir de movimientos ultras dispuestos a arrollar con todos los métodos.

Los conocemos y se repiten, si os fijáis, milimétricamente en todos y cada uno de los países que sufren estos movimientos. En primer lugar, un uso sistemático de la mentira para captar seguidores. En segundo lugar, un recurso al insulto, a la violencia verbal, para envenenar la convivencia de la sociedad, para exaltar a sus seguidores y, finalmente, un ataque a las instituciones democráticas y a la legalidad democrática.

Lo vimos en Estados Unidos, lo estamos viendo hoy en Brasil y lo presenciamos a diario en distintas latitudes. Y nuestra acción exterior se debe sostener en valores y esos valores son los mismos que recoge nuestra Constitución, la Constitución española, que son la democracia y la igualdad de género, los derechos humanos y el respeto a las instituciones nacionales e internacionales.

Y por tanto, estos valores y esa acción se sitúan en las antípodas a este fenómeno que, si me permiten, puedo calificar, y seguro lo comparten, de repulsivo, y son, de hecho, el mejor antídoto frente a la primera amenaza de nuestro tiempo.

Y en esa lucha, si me permitís, de valores que se libra a nivel mundial, cada país elige su camino. Y España ha elegido el camino del progreso, del avance. Y cada día los hechos conforman ese avance. Esa es la significación de uno de los principales hitos más recientes, que cuenta con un gran valor simbólico.

Y es que, por primera vez en la historia, la última promoción de ingreso en nuestra carrera diplomática cuenta con más mujeres que hombres. Y este no es un dato menor. Al menos a mí me parece que no es un dato menor, porque España es un país que apuesta por la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.

Y así es también como nos ven en el mundo, como un país a la vanguardia, un país referente en la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, es decir, el feminismo. Es la primera vez que ocurre, pero estoy convencido de que no será la última.

El trabajo, sin duda alguna, embajadoras embajadores, de quienes integran esta nueva promoción, como el de todas y todos los profesionales de la carrera diplomática, va a ser, como ha dicho antes, el ministro Albares, fundamental en este año crucial que acaba de comenzar.

Afrontamos un 2023 de una intensa acción exterior, una acción en la que el papel de todas y de todos los embajadores va a ser nuevamente imprescindible. Y por eso me gustaría comenzar esta intervención también, dando las gracias por vuestra dedicación, por vuestro compromiso, porque gracias a vuestro trabajo estáis también ayudando a que España se resitúe en un mapa de influencia de alianzas que, además de proyectar una determinada manera de vivir y de entender el mundo, tiene retornos tangibles en términos económicos, en términos culturales y también en términos de capital humano.

Cuando nos reunimos por última vez, creo recordar que fue, querido ministro, en enero de 2021, hablábamos ya de la recuperación post pandemia. Y ese mismo año fuimos el primer país en presentar ante las instituciones comunitarias nuestro famoso Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que es esa hoja de ruta para la transformación y modernización y la reindustrialización de nuestro país, y también el primero en recibir los fondos europeos, los fondos Next.

Y con todo, es cierto que el pasado 24 de febrero de 2022 todo el panorama internacional y, en consecuencia, también europeo, cambió. La guerra de Putin, evidentemente, ha desencadenado una combinación de crisis solapadas de un gran calado. Desde la crisis energética, a la cual hacía referencia el ministro Albares, también alimentaria a la propia seguridad tanto del orden internacional como también la seguridad europea, que coinciden.

Además, y creo que es importante nunca olvidarlo, porque las respuestas que tenemos que dar a estas crisis energéticas también tienen que ser coherentes con otras respuestas que tenemos que dar a emergencias de mucho más alcance, como es la emergencia climática, la desigualdad global o el impacto socioeconómico tanto de la pandemia, como he dicho antes, de la propia guerra en Ucrania.

Y ahí, lógicamente, se suma la aceleración y el recrudecimiento de la competición estratégica entre potencias que estamos viendo a diario casi, y que está redibujando también el mapa de alianzas a nivel mundial. Entorno en el que creo Europa debe posicionarse, y debe hacerlo de manera inteligente, y desarrollar eso que se ha llamado y que tenemos, evidentemente, también que implementar, que es la autonomía estratégica abierta para garantizar un futuro de estabilidad y prosperidad en el continente europeo.

El mundo, en definitiva, embajadoras embajadores, atraviesa una era de incertidumbre provocada por una concatenación de eventos y también de avances transformadores sin precedentes, que hacen que ahora mismo, en esta época, en esta coyuntura histórica, estemos afrontando una enorme transición de unas enormes consecuencias, tanto sociales como económicas y geopolíticas. Y, en ese contexto, creo que España debe creer en sus propias fortalezas.

Me vais a permitir simplemente que subraye el que en plena incertidumbre internacional hayamos finalizado este año 2022, con la inflación más baja de la Unión Europea, con las mayores tasas de crecimiento económico de toda Europa y con los niveles de empleo más altos de estos últimos 15 años.

El pasado viernes, sin ir más lejos, conocimos los datos de Eurostat, los datos oficiales de inflación de toda la zona euro y también de Europa, en donde España, según Eurostat, es el país que más ha contenido la inflación, con una tasa del 5,6%, es decir, cuatro puntos por debajo de la media europea. Y eso significa que no estamos perdiendo competitividad respecto a nuestros principales socios comerciales, sino que además estamos ganando esa competitividad en un contexto, insisto, absolutamente incierto y en un contexto absolutamente complejo.

¿Por qué quiero decir esto? Bueno, lo digo porque, si hemos sido capaces de crecer, crear empleo, mientras reducimos la inflación con un vendaval, si me permitís esta expresión en contra, imaginemos lo que nuestro país, España, puede lograr cuando sople el viento a favor.

En estos años, en todo caso, hemos logrado avanzar también en el reconocimiento de derechos y también la consolidación de libertades, con una intensa tarea legislativa que ha incluido la aprobación de 192 proyectos legislativos en el Parlamento.

Y en este contexto porque además, muchos de vosotros y vosotras me lo habéis hecho llegar cuando he tenido ocasión de poder hablar con vosotros y también con las comunidades españolas fuera residentes en cada uno de los países donde estáis destacados.

Quiero mencionar un avance democrático, ahora que estamos hablando de calidad democrática y consolidación de esa democracia, porque afecta a casi 3 millones de españoles y españolas residentes en el exterior y muy especialmente a los 2.300.000 con derecho a voto.

Y me refiero, lógicamente, a la supresión del voto rogado con el que lo que vamos a hacer es facilitar el que 2.300.000 españoles residentes en el exterior puedan ejercer su voto en un año que vendrá repleto de citas electorales como es el año 2023.

Es cierto que 2023 evidentemente va a seguir marcado por la incertidumbre en todo el mundo y por eso va a seguir contando con la misma respuesta por parte del Ejecutivo. Y es continuar protegiendo a nuestras familias, también a las pequeñas y medianas empresas, a nuestra industria afectada por el alza de los precios de la energía y lograr también que España siga avanzando en esa hoja de ruta que hemos marcado en ese Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para la modernización y la mejora de nuestra competitividad y la creación y el crecimiento económico en nuestro país.

Estamos preparados para ejercer ese liderazgo constructivo, si me permitís esa expresión. Somos un país que creo puedo compartir con vosotros y vosotras, reconocidos en el mundo entero. Vuestro pasaporte es uno de los tres pasaportes del mundo que franquea mayor número de fronteras. Ser español, ser española es una de las tres llaves más eficaces para acceder a cualquier país del mundo. Y esto no es por casualidad. Lo hacemos porque mantenemos una relación constructiva, propositiva, cordial con el resto de las naciones y el retorno que obtenemos es reconocimiento y respeto. Y como he dicho antes, estamos preparados para ejercer ese liderazgo constructivo desde el que impulsar políticas transformadoras que favorezcan lo que creo que es el ansia de todos los españoles y españolas; es decir, un mundo más seguro, más inclusivo, más justo, más sostenible, que haga frente a ese reto que tiene la humanidad por delante, que es la emergencia climática.

Valores muy coherentes, como he dicho antes, con las preferencias mayoritarias de una sociedad abierta, diversa, dinámica, como es la española.

Y para contribuir a este fin nuestra política exterior se vertebra en torno a tres ejes de actuación.

El primero de ellos es la defensa del multilateralismo, que está siendo puesto en cuestión, como estamos viendo por parte de importantes naciones. Sin duda alguna, una de ellas es un miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como es Rusia, y el compromiso con la defensa de los derechos humanos encarnados en eso que conocemos como la Agenda 2030.

Este hecho, nuestro compromiso con el multilateralismo, hace que España tenga una enorme capacidad de influencia y también de liderazgo en los foros multilaterales.

Lo hemos demostrado en Naciones Unidas, también en la OTAN, en la Unión Europea y también en el G20 o en las instituciones financieras internacionales. Somos un país querido y también respetado. Y este año 2023 y el próximo año 2024 se van a celebrar aniversarios bien importantes.

Se va a celebrar el 75 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, que va a tener lugar también la Conferencia de las Naciones Unidas, en las que se va a diseñar el sistema multilateral del porvenir, tales como la Conferencia Internacional sobre los Océanos, la cumbre sobre el progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es decir, de la Agenda 2030 y también la Cumbre sobre el futuro. Es decir, toda la agenda que ha marcado el actual Secretario General de Naciones Unidas. Y España creo que puede y debe tener un papel activo y constructivo en todos estos foros.

La lucha contra la emergencia climática y el impulso a la transición ecológica, sabéis, es una de las principales prioridades transversales del Gobierno de España en la COP 27 que lanzamos conjuntamente con el presidente de Senegal. Creo que una importante iniciativa, la Alianza Internacional para la Resiliencia ante la sequía, a la que ya se han sumado 30 países, más de 20 organizaciones bajo el marco de las Naciones Unidas.

Y por supuesto, la vicepresidenta tercera de Transición Ecológica y Reto Demográfico tuvo un papel que yo juzgaría destacado en las negociaciones de la COP 15 en Montreal, que finalizaron con un acuerdo histórico también para España, un país rico en biodiversidad, como es eso, el fijar porcentajes objetivos cuantificables en defensa de nuestra biodiversidad.

Pronto, como sabéis, aprobaremos la estrategia de financiación climática internacional que nos va a ayudar alinear nuestros instrumentos financieros internacionales a nuestros objetivos climáticos.

Y España, en consecuencia, también aspira a que esto, la transición ecológica, nuestra apuesta por las energías renovables, sea una de nuestras marcas reputacionales cada vez que tenemos relación con operadores internacionales. Ya somos el quinto país del mundo en producción de energía eólica y el 8.º en generación renovable.

Pero además, y este es un dato que a mí me llama mucho la atención para demostrar también las cosas que hacemos, y que hacemos bien, tenemos que ir un paso más allá y liderar en todo eso que hemos llamado el hidrógeno verde, que es la gran fuente de energía del futuro.

Contamos con las mejores condiciones naturales. Disponemos de una industria bien afianzada para el desarrollo de toda la cadena de valor. Y así, y ese es el dato que quería compartir con todos vosotros y vosotras, de todos los proyectos de hidrógeno verde a nivel mundial, el 20% se sitúan en España. De todos los proyectos de hidrógeno verde a nivel mundial, el 20% se sitúan en España.

Solamente estamos por detrás de un país, de un gran país, la primera economía mundial que es Estados Unidos, y además nuestra hoja de ruta del hidrógeno prevé alcanzar nada más y nada menos que en el año 2030, el 10% de capacidad instalada de neutralizador es del conjunto de la Unión.

Precisamente mañana en esta línea que continuamos de coherencia marcada con estos objetivos climáticos y de transición ecológica. El Consejo de Ministros va a aprobar un real decreto por el que se va a regular la participación en los primeros cuatro de los once proyectos de hidrógeno verde renovable aprobados por la Unión Europea y que incluye subvenciones por valor de 74 millones de euros de los fondos europeos. Es decir, de los once, cuatro van a estar liderados por nuestro país. Y también mañana, en ese ámbito de interrelación constructiva y también propositiva dentro de la Unión Europea, me lo habéis escuchado decir en multitud de ocasiones, no solamente a mí, sino al resto de miembros del Gobierno, el Consejo de Ministros va a debatir la propuesta de reforma del mercado eléctrico que vamos a enviar a las instituciones comunitarias a Bruselas, una reforma que, si me permitís, quiero sintetizar en un doble propósito.

En primer lugar, facilitar el despliegue de las energías renovables, que es lo que nos va a garantizar la autonomía energética frente al chantaje de Putin. Y en segundo lugar, velar por un reparto equitativo de rentas entre consumidores y productores de energía en una situación de tensión y de crisis de los mercados de materias primas como el que estamos viviendo. Hoy España, creo que con esta propuesta, de nuevo, de reforma a nivel europeo de nuestro mercado eléctrico, lo que hace es exportar soluciones constructivas, como fue también la solución ibérica y como debe ser esta reforma del mercado eléctrico.

Junto con este primer eje del compromiso de España con la agenda multilateral y con el multilateralismo, me gustaría también sintetizar el segundo eje en el término de solidaridad de nuestra política exterior, a la altura de los valores que defiende nuestra ciudadanía y que están incardinados en la Constitución.

Lo hemos demostrado, creo, y así me lo hizo saber el presidente Zelenski en la última conversación que mantuvimos hace escasos días ante las crisis de refugiados y refugiadas ucranianos, acogiendo a 155.000 personas, siendo el 5.º país en términos de acogida y escolarizando a más de 36.000 menores ucranianos.

España, evidentemente, es uno de los países más lejanos físicamente de Ucrania, de toda Europa, pero hemos estado muy cerca de los ucranianos, siendo uno de los países que más refugiados ha acogido del conjunto de la Unión Europea.

Pero si nos vamos a escala global, es evidente que hay 49 países que están al borde de la hambruna, exacerbada por esta crisis alimentaria provocada por la guerra de Putin en Ucrania, 345 millones de personas se encuentran en una situación de inseguridad alimentaria y 200 millones más que antes de la pandemia. La guerra de Putin explica en buena parte esta esta deriva que exige redoblar la solidaridad y tomar medidas contundentes, urgentes, a escala multilateral.

España creo que puede y debe liderar ese esfuerzo. El pasado mes de septiembre, también en un "side event" que hicimos en la Cumbre de la Asamblea General de Naciones Unidas junto con Senegal, convocamos a la Unión Europea y también a la Administración Biden a un encuentro para abordar este desafío. Y también comprometí el que España iba a destinar durante los próximos tres años 236,5 millones de euros para combatir esta crisis alimentaria.

Y en este ámbito, creo que uno de los grandes logros de esta legislatura, además de ser una de las demandas largamente, digamos, mantenida no solamente por el cuerpo diplomático, sino también por todos los cooperantes, es la reciente aprobación de la Ley de Cooperación que va a consagrar el objetivo de destinar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a la ayuda oficial al desarrollo de aquí al año 2030. Así que felicito, querido ministro de Asuntos Exteriores a tu equipo también, lógicamente a la AECID, por la aprobación de esta ley con una amplísima mayoría parlamentaria.

Al multilateralismo y a la solidaridad, me gustaría añadir el valor de una política exterior que hemos ido definiendo a lo largo de esta legislatura que es una política exterior feminista, como un tercer eje vertebrador de nuestra acción.

El 2022 ha puesto en evidencia que los derechos humanos de las mujeres continúan en riesgo. Los dramáticos retrocesos en países como Afganistán o como Irán son la terrible constatación de que algunas conquistas no son irreversibles, que debemos seguir impulsando una política exterior que incorpore ese enfoque de género en todas sus acciones, que sea el feminismo, la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, una política transversal también en la política exterior española.

Y para servir a ese propósito, es fundamental que las mujeres sigan accediendo, como he señalado al principio de mi intervención en la carrera diplomática, con la fuerza con la que lo están haciendo durante estos últimos años. Y, en consecuencia, tanto el multilateralismo como la solidaridad y el feminismo son ejes de actuación en política exterior. Y también, lógicamente, la misma educación con la que abordamos cuestiones relevantes en política interior, es decir, continuar avanzando en esta agenda y proteger a nuestra ciudadanía.

La verdadera esencia del liderazgo, embajadores, embajadoras, radica en tener una visión del mundo y luchar por ella. Y España la tiene y sabe que hacerla efectiva requiere seguir ocupando y ampliando espacios desde los que ejercer ese liderazgo con inteligencia y con eficacia.

Defiendo el que tengamos una política exterior que defina claramente nuestras prioridades regionales para que sean esa guía de actuación del conjunto de embajadores y embajadoras. Y en ese contexto me vais a permitir que diga que, en primer lugar, nuestra política exterior tiene que ser europeísta. Es europeísta. Antes, lo ha señalado el ministro. La presidencia del Consejo de la Unión Europea durante el segundo semestre del año 2023, creo que nos ofrece una ocasión única para impulsar el fortalecimiento de ese proyecto común que es la Unión Europea como una entidad política en este nuevo escenario mundial.

Y España, creo, debe jugar un papel clave en el proceso de integración europea que se ha venido dando a lo largo de estos últimos años, sobre todo después de estas dos crisis, para construir lo que los propios tratados califican como una unión cada vez más estrecha.

Tengo que deciros que se espera mucho de nuestra Presidencia, no solamente por nuestro compromiso, sino también porque estamos prácticamente a las puertas del último mandato, de los últimos meses del mandato del Parlamento Europeo y, en consecuencia, de las instituciones comunitarias. Y por tanto, es el mayor reto que vamos a tener este año de nuestra política exterior. Y cuento, en consecuencia, con el esfuerzo seguro redoblado de todos vosotros y vosotras, para que sea un gran éxito de país.

Creo que tenemos razones fundadas para merecer la confianza del resto de colegas en torno al Consejo Europeo y el resto de instituciones comunitarias. Creo que el europeísmo de la sociedad española, si echamos la vista atrás, no decayó ni en el momento más crítico de la crisis financiera de hace una década. Sí, cayó, pero no tanto como en otros países. Las corrientes eurófobas, las que tanto daño han causado a países de nuestro entorno, han hecho mella, pero no tanto, en términos relativos en nuestro país.

Y, en consecuencia, creo que España ha cultivado lo que podemos calificar como un europeísmo sereno, plenamente convencido de las virtudes de un proyecto único en el mundo entero, que es el proyecto de una Europa que protege desde la comunidad de valores que encarna.

2022, creo que ha sido un año en el que, si ha quedado algo patente, ha sido la necesidad de ese proyecto común. Tras la rápida y contundente respuesta europea frente a la COVID-19, la agresión rusa contra Ucrania ha vuelto a demostrar que Europa necesita actuar unida para hacer frente a desafíos como puede ser una pandemia o una guerra, ahora a las puertas de Europa. Y hemos aplicado soluciones inéditas para proteger a nuestra ciudadanía. España, como sabéis, es uno de los países más avanzados del mundo en la vacunación frente al Covid-19. Es el país más avanzado en la ejecución de los fondos europeos y además hemos sido protagonistas de esa transición energética verde que todos los socios europeos nos reconocen.

Y creo que, en ese contexto, la solución ibérica, es decir, la intervención en el mercado de la energía del gas que genera electricidad, ha sido determinante para que nuestro país tuviese, ya en noviembre, la tasa de inflación más baja de la zona euro. Hace una década, España aplicaba recortes sociales e importaba rescates financieros de la Unión Europea. Hoy España protege a las familias y a las empresas negociando soluciones como los fondos europeos y exportando también soluciones como es la solución ibérica.

Hoy no solo estamos librando las batallas que en otro tiempo nuestro país, bueno, pues renunciaba a dar. Hoy libramos esas batallas y ganamos muchas de ellas. Los fondos NEXT lo fueron, la solución ibérica, lo ha sido. Y nuestras victorias, además, concilian en el interés nacional, el interés de España con el interés del conjunto de la Unión Europea, sabiendo que lo que es bueno para Europa en su conjunto, lo es también para España.

En 2023, evidentemente vamos a seguir afrontando retos decisivos, como es, por ejemplo, la autonomía estratégica, como es la reforma de la gobernanza económica, como lo va a ser la reforma del mercado eléctrico para desacoplar los precios del gas a los precios de la electricidad y como también lo va a ser la culminación de todo ese ambicioso paquete climático contenido en el Fit- for- 55. Y también los avances, en algo que va a ser primordial para la presidencia europea de España, y es el pilar europeo de los derechos sociales o la negociación del Pacto sobre Migración y Asilo.

Queremos, en definitiva, embajadores y embajadoras, que la presidencia española facilite los acuerdos en estos y en otros expedientes todavía abiertos y que se tienen que cerrar, probablemente se deberán cerrar en nuestra presidencia. Y además queremos ampliar la red de alianzas de la Unión Europea con regiones cruciales para nosotros, y en particular con América Latina, con el Caribe y con la vecindad Sur. Pretendemos organizar sendas cumbres para relanzar esa asociación estratégica con estas dos regiones tan importantes para Europa y para España.

En particular, quiero destacar la relevancia de la Cumbre Unión Europea-América Latina, una cumbre que no se celebra desde el año 2015 y que España va a impulsar, también la actualización del acuerdo comercial de la Unión Europea con México, el avance en la ratificación del acuerdo con Chile, así como la conclusión, esperemos ya definitiva, del acuerdo con el Mercosur como acciones prioritarias. En este sentido, creo que es importante también el cambio de gobierno que ha habido en Brasil y la manifestación que ha hecho el presidente Lula da Silva de, efectivamente caminar hacia la conclusión de este importante acuerdo comercial con la Unión Europea. En cuanto a las relaciones bilaterales con los países europeos, creo que son enormemente relevantes para tejer complicidades, construir posiciones comunes. Lo sabéis muy bien todos vosotros y vosotras.

No pretendo extenderme en ello, pero sí que, con este propósito, he emprendido, por ejemplo, distintas giras que me han llevado a algunas de las capitales en donde estáis destacados, como es el debate energético que culminó con la solución Ibérica o también las cumbres bilaterales que estamos celebrando periódicamente con Portugal, con Francia, con Alemania, con Italia, con Polonia o con Rumanía, recientemente en Castellón. Cinco países, en los cinco países más poblados de la Unión Europea y también cinco países con los que tenemos una relación bilateral muy importante. Y de hecho, como sabéis, en pocos días vamos a celebrar la 27ª cumbre con Francia en Barcelona, de especial importancia, porque en ella vamos a firmar un nuevo tratado de amistad y cooperación entre Francia y España.

Y de la misma manera, hemos estrechado el contacto con los países del MED-9, cuya última cumbre anual celebramos hace escasas semanas en Alicante. Y este verano también, como sabéis, visité las capitales de los Balcanes Occidentales con dos mensajes muy claros. En primer lugar, el apoyo de España a su perspectiva europea y, en segundo lugar, la necesidad de que esos países impulsen las reformas que culminen con su adhesión a la Unión Europea.

Hemos estado siempre a la vanguardia, junto con otros muchos países, para el reconocimiento de los estatus de candidatos de los distintos países de los Balcanes Occidentales. Es una región que evidentemente es muy importante en el contexto geopolítico actual. Lo sabéis vosotros mejor que yo. Y evidentemente, España no puede estar lejos de su ansia por integrarse en el conjunto de la Unión Europea.

El Reino Unido es otro actor fundamental. Vamos a seguir trabajando para resolver la cuestión del Protocolo de Irlanda del Norte, así como la de Gibraltar.

Y por último, me gustaría destacar nuestra relación constructiva positiva con Turquía, país con el que mantenemos una asociación integral que es fundamental para abordar cuestiones tan sensibles como es la estabilidad en el Mediterráneo o el respeto a los derechos humanos.

Junto con estos dos ejes de la política europea, el segundo es el de la clara dimensión atlantista que vimos el pasado mes de junio, precisamente con la celebración de la cumbre de la OTAN en nuestro país.

La guerra en Ucrania ha revitalizado decisivamente la Alianza Atlántica. Recuerdo que meses antes del inicio de la guerra, especulábamos, y también se especulaba en los distintos think tanks, sobre cuál era la utilidad de la OTAN en un mundo en el que efectivamente no existían conflictos en Europa que pusieran en cuestión, en tela de juicio nuestra seguridad.

Yo creo que la guerra de Putin en Ucrania ha puesto de relieve la importancia, la vigencia de la OTAN, sobre todo como una fuerza de paz y de disuasión ante autocracias que lo que hacen es vulnerar uno de los pilares fundamentales de un orden internacional basado en reglas como es el respeto a la integridad territorial y a la libertad de los pueblos, de defender su propio futuro, de defender y de avanzar hacia el futuro que ellos decidan.

Como decía, creo que se ha puesto de manifiesto el éxito de la Cumbre de Madrid del pasado mes de junio, donde España al final trasladó lo que realmente es: un país moderno, un país comprometido con ese orden internacional basado en reglas, y, sin duda alguna, un país leal a sus compromisos con el resto de aliados.

Quiero agradecer de nuevo a todo el servicio exterior de España su entrega y su profesionalidad para hacer posible ese éxito de país.

Creo que el compromiso de España con la seguridad euroatlántica se materializa además en ese propósito expreso también en los presupuestos de cumplir con nuestros compromisos en defensa.

Y por otro lado, me gustaría destacar ese carácter estratégico de nuestra relación con Estados Unidos. El pasado mes de junio recibimos la visita oficial del presidente Biden, suscribimos una nueva declaración conjunta que actualiza y amplía la firmada hace 20 años y, por tanto, corresponde ahora darle seguimiento y desplegar esos espacios de cooperación marcados en esos textos.

En tercer lugar, como he dicho antes, la política exterior española no puede entenderse sin nuestros vínculos con América Latina y con el Caribe. Y estos vínculos, pues, atraviesan los ecos de una historia compartida, una lengua viva que nos une por encima de la distancia, del tiempo. Resuenan, pues, al entrar en la iglesia de la Compañía de Quito, donde tuve ocasión, por cierto, de estar con el presidente Lasso. También al poner voz a los protagonistas de la Comisión de la Verdad en Bogotá, donde también tuve ocasión de poder compartir sus demandas, su buen trabajo, su buen hacer, la esperanza de que sea abierto precisamente en Colombia, o ver de cerca el valor de la cooperación en Honduras, donde también tuve ocasión de conocer, de conocerla en mi visita del pasado mes de agosto.

La región creo que sigue teniendo dificultades para presentarse con una sola voz en el escenario global, pero sin embargo, la integración regional, la apuesta por una agenda común, creo que son imprescindibles. Y voy a insistir en esa línea en la próxima Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo.

Y a pesar de las dificultades, América Latina y el Caribe vislumbra un horizonte de oportunidades que me gustaría poner de relieve ante todos vosotros y vosotras.

Antes he señalado uno de ellos. Creo que el caso de Colombia, donde claramente apoyamos los planes del presidente Petro para lograr esa paz que él ha calificado como total. También en Venezuela, con nuestro respaldo al proceso de diálogo político en curso. Y al inicio, lógicamente me referí también a Brasil.

Yo, más allá de la coyuntura, estoy convencido de que la democracia brasileña va a prevalecer y de que esta nueva etapa política nos va a brindar la ocasión de avanzar en nuestros intereses comunes, como ya ha comunicado, precisamente, el presidente Lula da Silva en su discurso de investidura.

Su discurso de toma de posesión creo que abre un horizonte de esperanza que trasciende sus fronteras, sobre todo en lo referente a su compromiso, del Gobierno brasileño y de su país, en la lucha contra el cambio climático y la preservación de ese bien global, público global, que es el Amazonas.

Con México hemos retomado la celebración de la Comisión Binacional, que ha supuesto creo que un enorme revulsivo para la agenda bilateral con este socio tan estratégico para nuestros intereses.

Y en cuarto lugar, España debe ser ambiciosa en su política hacia Asia. Y aquí China, evidentemente, ocupa un lugar central.

España ¿qué debe hacer? Bueno, yo creo que España debe impulsar sus relaciones con China, siempre dentro del marco acordado en la Unión Europea, manteniendo sin duda alguna un diálogo constructivo en asuntos clave, como es la emergencia climática, como es el papel que desempeña en otros, digamos, conflictos o crisis. Y queremos, en consecuencia, que el orden internacional basado en reglas sea la base para afrontar tanto los desafíos globales, donde China evidentemente tiene un papel trascendental que jugar, como también en nuestra agenda bilateral. Y así se lo trasladé recientemente al presidente Xi Jinping en la cumbre del G20 en Bali.

En el resto de la región debemos fortalecer nuestras relaciones con socios como Japón, como Corea del Sur, como India, donde tenemos depositadas grandes esperanzas también en su presidencia del G-20 y con quienes existe un gran potencial para aumentar nuestros intercambios comerciales de cooperación en numerosos ámbitos, incluido también el de la innovación y el tecnológico.

India, como he dicho antes, ya ostenta la presidencia del G-20. Va a ser anfitrión de la Cumbre el próximo mes de septiembre y, en consecuencia, debemos intensificar los contactos al máximo nivel, maximizar también esas oportunidades para nuestras empresas con un país que, además de ser relevante desde el punto de vista geoestratégico, es nada más y nada menos que la quinta economía mundial.

Junto con estos cuatro pilares, el quinto pilar es evidentemente el norte de África. La estabilidad y la seguridad en nuestra Vecindad Sur ha de continuar siendo una absoluta prioridad. He dicho antes que vamos a celebrar en la Presidencia española de la Unión Europea una cumbre con esa Vecindad Sur a nivel europeo para implementar y desarrollar esa agenda positiva que debemos tener con nuestros vecinos del sur.

Pero si nos vamos a países concretos, es evidente que con Marruecos hemos acordado una nueva hoja de ruta que va a garantizar los intereses de España y que asienta también la cooperación bilateral sobre pilares más firmes y de confianza mutua.

Otro socio esencial y estratégico es Argelia, con quien siempre aspiramos a tener las mejores relaciones.

Y España está llamada a jugar un papel importante también en países como Túnez, como Libia, cuya realidad es especialmente sensible, lo conocéis todos vosotros y vosotras.

Permitidme terminar mencionando dos regiones que también revisten especial importancia. En primer lugar, Oriente Medio y el mundo árabe, que siempre han sido prioritarias para nuestro país. Y en este punto quiero reiterar nuestra condena absoluta, rotunda a la persecución que sufren en Irán las mujeres y los hombres que apoyan esa causa de las mujeres tras la muerte de Mahsa Amini.

Y en cuanto al proceso de paz de Oriente Próximo, España evidentemente se va a reafirmar, como siempre lo ha hecho, en el compromiso con la solución de los dos Estados y con la importancia de desescalar la tensión en Cisjordania.

También debemos dar seguimiento a los acuerdos alcanzados en 2020 con países como Catar o con Emiratos Árabes Unidos. Y, extendiendo, digamos, la perspectiva, evidentemente tenemos que hablar de África como un continente con un enorme potencial en cuyo futuro España tiene mucho que decir.

La África subsahariana se enfrenta al triple reto de la consolidación democrática, del crecimiento económico inclusivo, y también del aprovechamiento el aprovechamiento de ese dividendo demográfico que tiene.

Creo que en ese contexto, nuestra agenda africana se ha de aspirar a algo, es a la máxima colaboración con los países de la región en todos los ámbitos. Priorizar aquellos intereses que tenemos como nación, es decir, la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social, el empoderamiento de las mujeres. Y debemos apoyar la promoción de soluciones africanas a los problemas del continente africano. Para ello quiero reivindicar el papel de África en este nuevo escenario global. Expresar el apoyo de España al ingreso de la Unión Africana como miembro de pleno derecho al G-20.

Y también no olvidar las implicaciones del deterioro de la situación en el Sahel. La inseguridad que vemos cada vez de manera evidente, la precariedad institucional, la presión demográfica, el creciente impacto de la emergencia climática, la desertificación a la cual antes he hecho referencia, representan desafíos no solamente ineludibles, sino urgentes.

Tras la salida de Francia de Malí, las iniciativas de seguridad multilaterales están perdiendo impulso y pueden llevarles a abandonar el país. Y en ese contexto, España, junto con otros países de la Unión Europea, si tenemos que hacer algo, es respaldar la continuidad mientras las condiciones lógicamente de seguridad lo hagan posible. Debemos acompañar y apoyar, en la medida de nuestras posibilidades, el proceso de transición abierto en Mali, así como el de Chad o el de Burkina Faso. Y la salida de Mali del G5- Sahel otorga una relevancia especial a un país como Níger, que se ha convertido en un importante aliado internacional, también para España, para la estabilidad del Sahel.

Concluyo. Y quiero concluir esta intervención haciendo lógicamente referencia a los desafíos más relevantes que tenemos por delante. Todos ellos los he explicitado antes, son retos conocidos, conflictos en curso, y lo difícil, no obstante, es enfrentarse a acontecimientos que ningún analista puede prever, como los que nos han sacudido, han sacudido al mundo en estos últimos años, acontecimientos inéditos que nos han puesto ante durísimas pruebas superadas, siempre con la misma fórmula, que es la unión, la responsabilidad, la confianza en las fortalezas que tenemos como país, fortalezas que yo calificaría de notables y que en ocasiones tanto nos cuesta reconocer.

Nadie mejor que vosotros y vosotras, desde las embajadas de España, en todos los continentes, puede dar fe de la imagen positiva que nuestro país proyecta al mundo. De nuestras empresas, de nuestra cultura, de nuestros valores, del carácter de nuestra gente que vive en el exterior.

Ser conscientes de ello no solamente refuerza nuestra autoestima colectiva como nación. Nos hace, además, tener conciencia de que podemos jugar y debemos jugar un papel crucial en este escenario global y en esa tarea vuestro papel, embajadores, embajadores, es absolutamente decisivo.

Por eso, en este nuevo año repleto de citas trascendentales, os animo a lo que siempre habéis hecho, a seguir trabajando con determinación, como venís haciendo hasta ahora, porque nuestra acción exterior es la continuación de nuestra convicción interior.

Queremos proyectar al mundo los mismos valores que compartimos como sociedad y que están además recogidos en nuestra Constitución, que es la paz y la solidaridad, la sostenibilidad y la justicia social.

Y lo cierto es que esos valores ganan terreno y nuestra voz se escucha de forma creciente. Por eso os invito a ser proactivos. Lo sois ya, de hecho, en la búsqueda de esas oportunidades, en la interlocución con las autoridades nacionales ante las que estáis acreditados y acreditadas. Sedlo igualmente en vuestra relación con la sociedad civil, con la comunidad empresarial, con la comunidad científica, tan importante después, lógicamente, de lo sucedido con la pandemia, o también la cultural. De vuestra iniciativa, en todos estos ámbitos depende buena parte de la capacidad de nuestro país para proyectarse en el mundo con éxito y con ambición.

Sois imagen, emblema de un país extraordinario, del mejor país del mundo, que es España. Así que merece la pena todo por ese afán y os animo a ello desde la gratitud sincera por vuestra encomiable labor.

Si algo he conocido a lo largo de estos años como presidente del Gobierno, es la extraordinaria labor del personal diplomático, de los embajadores y las embajadoras. Y quiero terminar mis palabras con eso, con unas palabras de gratitud y de reconocimiento al mejor cuerpo diplomático del mundo, que es el que tengo en frente, los embajadores y embajadoras de España.

Muchísimas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)

(Intervención original en español)