Intervención del presidente del Gobierno en el Foro Empresarial entre España y Sudáfrica.

27.10.2022

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Pretoria

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Gracias, muchas gracias.

Querido presidente Ramaphosa, estimados ministro, ministra, representantes de la comunidad empresarial tanto de España como de Sudáfrica, para mí es un auténtico placer estar en este acto empresarial como parte de un viaje que refuerza los vínculos entre Sudáfrica y España.

Así que, gracias a los asistentes, a los organizadores, por esta acogida, y gracias, sobre todo, a la hospitalidad del presidente Ramaphosa y por los provechosos encuentros que hemos mantenido esta mañana.

Hace unos meses, querido presidente, decías durante una entrega de credenciales de los nuevos embajadores, y cito literalmente lo que dijo el presidente Ramaphosa, que "los ciudadanos de este mundo tenemos un interés común en acabar con la pobreza, en poner coto a las desigualdades de riqueza, de capacidades, de recursos y de acceso a la educación, la salud y la protección social". Esto lo decía el presidente Ramaphosa y creo que esas palabras resumen la visión y también la inspiración principal de nuestros dos gobiernos.

Ambos coincidimos en muchas cosas. He tenido ocasión en este viaje de poder hablar largo y tendido con el presidente Ramaphosa, tuvimos ocasión de hacerlo en otros encuentros más multilaterales con escaso tiempo. Y me he dado cuenta de que coincidimos en múltiples ámbitos y, sobre todo, en la determinación de seguir fomentando la interrelación de nuestras economías con el objetivo de reforzar el tejido productivo de ambos países e impulsar el bienestar, en definitiva, de nuestras sociedades.

Hace décadas que el mundo no se enfrentaba a coyunturas como las que nos estamos enfrentando, por desgracia, en estos tiempos tan difíciles que hoy estamos viviendo. Por un lado, emergencias globales como la pandemia de la COVID-19, la emergencia climática que sufre Sudáfrica, el continente africano, pero también España y Europa, y el conjunto del planeta.

En fin, la pandemia, la crisis climática, señalan la obligación de avanzar juntos y unidos hacia los únicos modelos de desarrollo capaces de garantizar nuestro futuro y nuestro bienestar. La transición energética verde, la justicia tributaria, la seguridad alimentaria, hoy puesta en cuestión y en riesgo, como consecuencia de la guerra en Ucrania, o el acceso generalizado a la revolución tecnológica, son hoy debates ineludibles en un escenario global.

Y, por otro lado, las previsiones de crecimiento de la economía global en el medio plazo, es evidente que se han deteriorado respecto a los análisis que se hacían en los pasados meses de junio y julio. La suma de los efectos de la invasión de Ucrania, los precios de la energía o los precios de los alimentos, con elementos adicionales como la revalorización del dólar o la ralentización del crecimiento de China, hacen que las previsiones de los organismos internacionales se hayan revisado a la baja en un entorno, reconozcámoslo, de extraordinaria incertidumbre.

Y en ese contexto la Unión Europea está sufriendo un especial shock con una gran intensidad como consecuencia de los efectos de la guerra. Pero en ese contexto de alta inflación, de dependencia energética, mi país, España, con todas las dificultades que entraña el contexto en el que estamos, parte de una ventaja de posición debida fundamentalmente a una apuesta sostenida por las energías renovables que hemos hecho durante estos últimos años, al hecho de poseer un tercio de nuestra capacidad de gasificación europea en España y a nuestras políticas de intervención en el mercado energético.

Las estimaciones, en gran medida coincidentes con las de los organismos de la OCDE o el Fondo Monetario Internacional, apuntan a que España va a crecer en el entorno del 4,4% en el año 2022, mientras que la Eurozona lo hará ligeramente por encima del 3%. Para el año próximo nuestras previsiones sitúan el crecimiento económico de España en torno al 2,1%, mientras que otros organismos apuntan a que la eurozona crecería en torno a un 0,5%.

Es decir, en todo este contexto de incertidumbre hay una certeza en cuanto a los fundamentos de la economía española, y es que vamos a poder sortear de una manera un poco mejor que el resto de economías europeas estas crisis tan intensas que estamos sufriendo todos. Estos pronósticos razonablemente optimistas se sustentan, además, sobre otros importantes elementos específicos.

Por un lado, el empleo con una tasa de crecimiento anual por encima del 3%, con un porcentaje de contratos a tiempo parcial en mínimos históricos por debajo del 20%. Y, por otro lado, por algo que ha comentado el presidente Ramaphosa, y que me gustaría subrayar, y es la pujanza del sector turístico. El número de visitantes a España iguala prácticamente al previo a la pandemia, mientras que los niveles de ingresos han sido superados ampliamente.

Y a ello hay que sumar los ingresos conjuntos por exportaciones de servicios como consultoría, transportes, actividades en relación con el sector de la construcción, que han igualado al de los servicios turísticos en el año 2022. Y, además, nuestra producción industrial es la que más crece en promedio de las cinco mayores economías de la Unión Europea en el año 2022.

En definitiva, lo que quiero decir es que hay indicadores que refuerzan la confianza en la economía española, con cimientos sólidos, preparada para aprovechar todas las oportunidades que tenemos por delante en el ámbito de la transición digital y la transformación ecológica en las que estamos inmersas.

Y en este contexto global, sin duda complejo, creo que España y Sudáfrica comparten dos valores fundamentales que me gustaría compartir con todos ustedes. Primero, yo creo que es indudable el afán común que tenemos de progreso de nuestros ciudadanos. Y, en segundo lugar, la creencia de que los retos que tenemos por delante, sobre todo el vinculado con la emergencia climática, la sostenibilidad medioambiental y social o la digitalización, suponen grandes fuentes de oportunidades para ambos países.

Por eso, desde España creemos que es fundamental seguir desarrollando nuestros vínculos comerciales y de inversión. Y a esa convicción responde mi presencia aquí, junto con la ministra de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de España. Unos vínculos económicos y comerciales que se enmarcan en una relación mucho más amplia entre Europa y el continente africano.

Justamente este año, en el pasado mes de febrero, se celebró una importante cumbre en Bruselas entre la Unión Europea y la Unión Africana, en la que se aprobó el Global Gateway Investment Package, un importante paquete de inversiones europeas para África, dotado con más de 150.000 millones de euros para los próximos cinco años y que está enfocado en los sectores yo creo que críticos para cualquier sociedad: la salud, la educación de nuestros jóvenes, también su formación, la transición verde, la transformación digital, la creación de empleo y el transporte. Y para materializar este importante paquete de inversiones, la Unión Europea va a movilizar al sector privado a través de instrumentos de financiación blanda, de garantías europeas y también de asistencia técnica. Y este contexto, tras la cumbre de la Unión Europea con la Unión Africana y el Global Gateway de Inversiones allí aprobado presenta sin duda una ventana de oportunidad para relanzar nuestras relaciones bilaterales entre España y Sudáfrica.

Actualmente, Sudáfrica es, se ha dicho antes por parte de la ministra, es el primer destino de las exportaciones españolas en el África subsahariana y es el tercero en todo el continente africano, ocupando también un lugar muy destacado en nuestras importaciones. Tenemos un comercio bilateral, robusto, diversificado, equilibrado, cercano, como ha dicho antes el ministro sudafricano, a 2.500 millones de euros en el año 2021. Es una cifra importante.

Las inversiones españolas han generado más de 45.000 empleos directos e indirectos en el país, como hemos visto en el vídeo. Nuestras empresas, algunas de las cuales agradezco que me acompañen en este viaje, además de la CEOE, lógicamente, y de la Cámara de Comercio de España; nuestras empresas, como decía, están comprometidas con Sudáfrica en múltiples campos, desde el acero, la pesca, la agricultura, la automoción, los materiales de construcción, la alimentación, los bienes de consumo. Pero si hay un sector que por el que se conoce a nuestras empresas en Sudáfrica, lo he dicho además el presidente Ramaphosa, es lógicamente el de las energías renovables.

Casi 2.000 megavatios producidos actualmente en Sudáfrica llevan el sello español. Y, además, el pasado 3 de octubre se cerró el plazo de la sexta subasta de generación de energía renovable, con la participación de empresas españolas que confían ser de nuevo adjudicatarias de estos importantes proyectos.

En fin, esta experiencia, netamente positiva para todos, también ha implicado desafíos que hemos tenido que responder conjuntamente.

Con todo, quiero trasladarles mi confianza reforzada tras las conversaciones mantenidas con el presidente y los miembros de su gabinete, de que estamos, creo, que en el umbral de un nuevo tiempo de oportunidad propiciado por la voluntad compartida de progreso.

España -créanme si les digo, querido presidente- tiene el máximo interés en seguir siendo un socio de referencia de Sudáfrica. Queremos aumentar la capacidad de generación de electricidad, avanzar en la descarbonización de la economía, desarrollar en consecuencia las energías renovables, mejorar la gestión del agua -que es un desafío compartido también para España, junto con Sudáfrica-, construir las infraestructuras del transporte de las telecomunicaciones; desarrollar, en definitiva, el tejido productivo y la industria sudafricana. Y, todos ellos, sectores en los que mi país cuenta humildemente con un importante know-how, con empresas líderes a nivel mundial.

Por tanto, me gustaría animar a las empresas españolas aquí presentes a que sigan apostando por Sudáfrica, para que vengan, para que inviertan en este país y para que participen en los grandes proyectos que están en marcha.

Los gobiernos -antes lo ha dicho el presidente Ramaphosa- vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para facilitar y ayudar a las empresas en esta aventura. Y desde esa convicción, no solamente de palabras, sino también con cifras, queremos ayudar a las capacidades de nuestras empresas. Y por eso quiero hacerles un anuncio que he compartido con el presidente en la comida. Y es que España va a poner a disposición de Sudáfrica hasta 2.115 millones de euros en los próximos cinco años, a través de diversos instrumentos financieros públicos para respaldar proyectos industriales de inversión que contribuyan a ese desafío común que tenemos ambos países, como es el de mitigar y adaptarnos al cambio climático. Instrumentos como el Fondo para la Internacionalización de las Empresas, el CESCE -el seguro de crédito a la exportación-, los fondos COFIDES -aquí ha estado su presidente para apoyar la implantación en Sudáfrica de nuestras empresas.

En fin, deseo resaltar también la firma de dos memorandos de entendimiento en materia económica.

El primero al que le otorgo un importante valor, y es el de la colaboración industrial 4.0 entre el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el Ministerio de Comercio, Industria y Competitividad de Sudáfrica, que nos va a permitir a las empresas españolas jugar un papel en la diversificación industrial y de suministros de las empresas sudafricanas en un contexto de industria conectada.

Y el segundo entre COFIDES y la Industrial Development Corporation para reforzar su cooperación e invertir en proyectos promovidos por el sector privado en el espectro amplio de industrias, particularmente aquellos que contribuyan a una transición energética justa, la automoción y la agroindustria.

En fin, ambos documentos creo que son buenos ejemplos de lo que nuestros países pueden hacer juntos, que son cosas muy buenas en beneficio de nuestra sociedad.

Hace 28 años, Sudáfrica inspiró al mundo, querido presidente, dejando atrás décadas de injusticia, de exclusión, de enfrentamiento, para construir una sociedad orgullosa de su país, de su diversidad, inclusiva y con oportunidades para todos.

Un proceso en el que el presidente Ramaphosa tuvo un papel clave como negociador de una Constitución que garantizaba la transición pacífica hacia la libertad desde el apartheid.

Nuestros dos países, querido presidente, han transitado hacia la democracia plena en tiempo relativamente recientes. Le comentaba al presidente Ramaphosa que España sufrió durante 40 años, durante el siglo XX, una dictadura y, por tanto, el aislamiento de la comunidad internacional y la represión.

Por tanto, hemos transitado hacia la democracia, como decía antes, en tiempos relativamente recientes, y esa experiencia común nos une en la defensa de valores universales como son la defensa de la libertad, de la dignidad humana, no solo en nuestras sociedades, sino en un mundo asolado por la injusticia y por la desigualdad.

Hoy, en nombre de España, quiero rendir homenaje a quienes siguen trabajando aquí, por renovar aquel espíritu, por impulsar un futuro mejor, más justo y más respetuoso para nuestro planeta. Tenemos plena confianza en Sudáfrica, tanta como la que día a día muestran las empresas españolas que contribuyen a la prosperidad de esta tierra.

Hoy, con este acto ratificamos, entre otras cuestiones, esa confianza con hechos, con este paquete financiero que acabo de anunciar, pero también con un deseo compartido con el presidente Ramaphosa, y es nuestra absoluta disposición para seguir avanzando hacia una colaboración económica y empresarial cada vez más estrecha entre nuestros dos países. Separados, sí, por kilómetros de distancia, pero muy unidos en la defensa de tantos valores compartidos.

Decía antes el presidente Ramaphosa que está deseando venir a visitar España como presidente de la República de Sudáfrica. Quiero decirle que España le va a recibir, querido presidente, con los brazos abiertos. Trataremos de hacerlo coincidir con un partido entre el Real Madrid y el Barcelona. No olvide nunca al Atlético de Madrid, ya que nos ponemos todos los colores.

Pero, en todo caso, recogiendo el guante, recogiendo el guante del ministro, haremos una cosa: un intercambio temporal de jugadores de fútbol españoles hacia Sudáfrica y jugadores de rugby sudafricanos hacia España.

Muchísimas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español))