Intervención del presidente del Gobierno en el acto conmemorativo del LXXII Aniversario de la Declaración de Schuman con motivo del Día de Europa celebrado en el Senado

9.5.2022

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Madrid

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Buenas tardes.

En primer lugar, me van a permitir que reconozca el arte y la música de esta Banda Sinfónica Municipal de la ciudad de Madrid. También al maestro.

Creo que en estos tiempos de oscuridad es importante reivindicar la cultura y reivindicar especialmente la música, la música clásica, porque gracias a ella nos sirve de inspiración en estos momentos de tanta dificultad y nos sirve de lección para saber que de toda situación se puede salir gracias a la cultura, a la música y al arte. Y eso decirlo hoy en el día de Europa es algo muy especial.

Por eso quiero reconocer su trabajo y quiero también reconocer el acierto, tanto del presidente del Senado como de la Mesa del Senado, los senadores y senadoras que nos acompañan, también los trabajadores y trabajadores de la casa por celebrar este acto tan importante, tan importante, sobre todo en este año, en el año 2022, en esta Plaza de la Marina, aquí en Madrid.

Bueno, creo que se ha dicho por parte tanto de la presidenta de la Comisión Mixta como también del Presidente del Senado, que las imágenes de Bucha, las imágenes de Kramatorsk, de Borodyanka, donde tuve también el honor de poder estar hace escasas semanas, y de Mariúpol, nos traen a la memoria los episodios más oscuros de la Historia de Europa. Tragedias que sin duda alguna, como bien ha dicho antes el Alto Representante, pensábamos que se situaban en el pasado, gracias sobre todo al éxito común que representa esa construcción de nuestra nueva patria, como bien decía antes el Alto Representante, que no es antagónica a otras muchas identidades que podamos tener a nivel nacional o incluso también a nivel territorial, particularmente en nuestro país.

Esa nueva patria es la patria europea, y hoy, 9 de mayo, conviene reivindicar el patriotismo europeo. Conviene reivindicarlo porque es a lo que aspira brutalmente a debilitar el presidente de Rusia, el presidente Putin. Porque su autocracia es todo lo contrario a lo que representa Europa, a la Europa que hemos construido desde hace ya muchas décadas, fundamentada en la democracia, en el respeto a los derechos humanos, en las libertades individuales y también el progreso, sustentado en la justicia social y en la igualdad.

En pocos años, si echamos la vista atrás, sobre todo, antes lo decía el presidente del Senado, desde el año 2007, 2008, que sufrimos la crisis financiera, en pocos años Europa se ha tenido que enfrentar a graves crisis, como por ejemplo la salida de una potencia nuclear de la Unión Europea como es el Reino Unido, y hacerlo además con acuerdo entre los 27 Estados miembros, más el Estado que estaba saliendo de la Unión Europea, la pandemia y ahora una guerra a las puertas de Europa, porque como bien decía antes Pepe Borrell, Ucrania también es Europa.

Y ante todos esos desafíos, Europa ha respondido siempre de la misma manera en estos últimos tres años, de una manera sólida, fundamentada en la unidad y también en la solidaridad, a la cual antes reivindicaba el presidente del Senado. Salvando vidas, gracias por ejemplo a las vacunas; protegiendo empresas y empleos, gracias a los ERTE, muchos de ellos financiados no solamente con el esfuerzo de los españoles a través de la deuda pública, sino también del fondo de reaseguro del desempleo; transformando nuestras economías para modernizarla; y ser conscientes de que la sostenibilidad de nuestra sociedad, desde todo punto de vista, no solamente la económica, sino también la social tiene mucho que ver con dos transformaciones tan disruptivas como es la transición energética y también la transformación digital.

Gracias a los fondos europeos que hemos aprobado hace escaso año, Europa ha estado a la altura en estos últimos meses, en estos últimos tiempos. Y eso es porque supimos aprender de los errores pasados, de los errores que cometimos en el año 2008, o de la crisis de refugiados que vivió Europa en el año 2015, donde hubo un ejemplo de insolidaridad ante, por ejemplo, el ejercicio de solidaridad que hizo la canciller Merkel y Alemania entonces. Errores cometidos, sobre todo por una falta de solidaridad y de unidad en la respuesta.

Hoy Europa, la Europa que fue, entonces llena de estereotipos, recordemos qué se decía del sur de Europa entonces, o incluso de egoísmo, ha dado paso a una Europa completamente diferente. Una Europa unida y una Europa solidaria, con todos los errores que se hayan podido cometer y los defectos que tengamos que subsanar. Pero estamos dando paso a esa Europa unida y esa Europa solidaria.

Pensemos, por ejemplo en la exitosa estrategia de vacunación, gracias a la inversión anticipada en ciencia, que planteamos todos los Estados a las compañías farmacéuticas para que pudieran acelerar la inversión en innovación. Hay que recordar que el sistema, la plataforma mRNA, que es ahora mismo la que está fundamentando muchas de las vacunas, salió de Europa. Salió precisamente de unos inmigrantes turcos que fueron acogidos en Alemania y que gracias a una start-up puso en pie esa plataforma que está salvando vidas. Gracias también a la compra centralizada de vacunas a escala europea y gracias también a tener un sistema sanitario de acceso universal hoy los europeos estamos protegidos frente al covid. El 92% de los españoles está protegido frente al covid. Todo un éxito de país. Y no solo lo somos como continente con el mayor porcentaje de personas vacunadas, sino como bien antes recordaba el presidente del Senado somos el continente, el proyecto político que más vacunas está donando en el mundo.

Acordémonos al principio de la tragedia de la pandemia cómo había otros países, como Rusia o como China, que decían que donaban vacunas. Hoy Europa dona más vacunas que administra a su propia población. Y eso es un ejemplo de solidaridad y de unidad. Y sobre todo dice mucho de los ciudadanos europeos, porque al contrario, no lo reprochan, no se manifiestan en contra de esta decisión política, sino que la aplauden.

En el frente económico también supimos ver que Europa debía dar una respuesta a los efectos del cambio climático, para lo cual no hay vacuna, sino una determinación inquebrantable por parte del conjunto de la sociedad y de sus instituciones y empresas para adaptarnos y mitigarnos ante los efectos del cambio climático. Es el verdadero desafío global que tiene la humanidad y también el enorme potencial de disrupción que tiene la digitalización para nuestra economía y para nuestra sociedad. Fijaros, Europa aprobó algo inédito hasta hace muy pocos meses, la mutualización de la deuda y creó los fondos europeos Next Generation European Union, tal y como, por ejemplo, pidieron países como el nuestro, como Italia, como Portugal desde el inicio de esta emergencia sanitaria.

Y por tanto, frente a la guerra de Putin, lo que tenemos que hacer es lo mismo, unirnos en la solidaridad con el pueblo ucraniano, como aquí se ha dicho, acogiendo refugiados, sancionando duramente a la oligarquía rusa, el primero de ellos al presidente Putin, donando material bélico, donando material humanitario a Ucrania. Y también, no nos olvidemos, a los países receptores de este drama. Los principales receptores, que son los países del Este, algunos de ellos con instituciones muy débiles, como por ejemplo Moldavia.

Hay, como todos sabemos, porque vemos los medios de comunicación, hay millones de desplazados. Es la mayor tragedia humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. Nosotros, a miles de kilómetros de Ucrania, estamos recibiendo ya 130.000 ucranianos, acogidos gracias a las instituciones públicas y a la solidaridad del pueblo español. Y por tanto, si Putin, con su guerra, lo que quería era precisamente dividirnos, debilitar Europa, lo que ha logrado es justo lo contrario.

Pero con todo, tenemos que no caer en la autocomplacencia, porque queda muchísimo por hacer. No hay tiempo que perder y nuestros ciudadanos no entenderían que cayéramos en esa autocomplacencia en estos tiempos tan difíciles. Pero la línea es clara. El campo está trazado. Es la unidad, es la solidaridad y es la ambición en las transformaciones que Europa necesita si quiere, si aspira a ganar su futuro.

Y hago esta reflexión porque los enemigos de Europa no están solamente fuera de nuestras fronteras, también están dentro de nuestras fronteras.

El ultra nacionalismo que, que busca debilitar Europa, es una amenaza real y grave a la que debemos hacer frente. Y, por tanto, no tenemos que ser ingenuos.

El resultado de las elecciones en un país tan importante para la construcción europea y tan cercano también para España como es Francia, debe alertarnos sobre el crecimiento de los ultra nacionalismos y la retórica divisiva y la posibilidad real y efectiva de que llegue a su poder, al poder de distintos Estados miembros, desde donde tratan de imponer agendas que están, digámoslo alto y claro, en las antípodas de los ideales y del espíritu de la Unión Europea.

Porque su único objetivo es romper los consensos que durante todas estas décadas hemos ido fraguando en la construcción europea.

Por eso, amigos y amigas, es fundamental que sepamos reflexionar y dar un nuevo impulso a esa patria común europea a la cual antes hacía referencia.

Porque esta encrucijada, que es difícil, que es compleja, que no tiene una respuesta fácil, puede volverse también en un gran momento para que la Unión Europea se reencuentre consigo misma y con sus valores, como hemos hecho con la pandemia y también con la guerra. Y se reafirme. Y por qué no decirlo, también se renueve en aquellos aspectos que no están funcionando de la manera más óptima. frente a los nacionalismos,

Frente a esa retórica divisiva hay que acercar Europa más a las personas. Tenemos que empatizar lógicamente con las demandas, con las incertidumbres, con la zozobra que viven muchos de nuestros conciudadanos. Darles una respuesta eficaz, pero también equitativa. Las dos cosas.

Porque no habrá desarrollo económico si no hay inclusión social, como antes hacía referencia el Alto Representante, cerrando brechas sociales que aún sufren nuestras sociedades fruto de la crisis financiera. Fruto también de la respuesta equivocada que se dio a esa crisis financiera.

Y también de la crisis del covid que, lo que ha hecho, ha sido agrandar esas brechas de desigualdad en nuestro país y en Europa.

Hay que poner a los ciudadanos y las ciudadanas en el centro de la política europea.

Y esto ¿en qué se puede traducir en términos políticos de debate?

Pensemos en ese concepto abstracto que cada vez está más presente en la conversación pública, al menos de los políticos en Europa, que es la llamada autonomía estratégica.

¿Qué significa la autonomía estratégica? Y, sobre todo, ¿qué implica para los ciudadanos y las ciudadanas? Significa que, por ejemplo, ante potenciales pandemias, Europa no vuelva a sufrir lo que sufrió en marzo y en abril del año 2020, cuando estaba absolutamente desasistida de mascarillas, de respiradores para poder atender a los enfermos del covid. Que nuestra industria de la defensa escale y deje de estar fragmentada.

Que nuestra industria del automóvil necesita la garantía de la provisión de chips y de microprocesadores, precisamente para poder producir esos vehículos que quieren comprar nuestros conciudadanos y que, precisamente, no pueden comprarlos como consecuencia de esa carestía.

La autonomía estratégica en Europa significa, en consecuencia, industria o reindustrializar nuestro continente; significa empresa.

Significa empleo, formación de capital humano para atender precisamente la oferta en esos nuevos y tradicionales sectores que se están modernizando de nuestra economía.

Y Europa puede lograrlo. Lo hemos hecho con la pandemia. Lo decía antes. Éramos un continente que no era capaz de fabricar las vacunas del covid, Y ahora, en cambio, somos un continente que dona más vacunas que las que administra a su propio, a sus propios conciudadanos, como consecuencia del éxito en su estrategia de la vacunación.

En la respuesta que hemos dado todos juntos, unidos a la crisis del covid. Si lo logramos, yo estoy convencido de que Europa será una referencia global muy relevante y muy necesaria para muchos ciudadanos, no solamente en Europa, sino en otras partes del mundo. En este orden global lleno de gigantes, como bien antes ha relatado el Alto Representante, China, Estados Unidos, India y otros tantos.

Hoy, señoras y señores, celebramos el punto y final a una conferencia sobre el futuro de Europa a lo largo de este último año.

Como bien sabemos, en estrecha colaboración con los ciudadanos y ciudadanas europeos, la sociedad civil articulada, las distintas instituciones públicas, muchas de ellas aquí presentes, hemos reflexionado conjuntamente sobre cómo reforzar y renovar nuestra nueva patria, que es Europa.

Todos han hablado y lo han hecho con contundencia. Quieren más Europa. Eso sí, lo que quieren es una mejor Europa.

Y en eso el Gobierno de España, que es profundamente europeísta, porque lo es el conjunto de la sociedad europea, quiere contribuir a forjar esa nueva Unión Europea.

Y por ello, partiendo de lo que han dicho nuestros ciudadanos, permítanme que les proponga este decálogo, como relator de alguna manera, que soy de todos estos trabajos que se han ido desempeñando a lo largo de este último año.

En primer lugar, es evidente que tenemos que reformar nuestro mercado energético. España lleva pidiendo esto en Europa desde hace muchos meses.

Cada 9 de mayo, como hoy y antes relataba Susana, la presidenta de la Comisión Mixta. Europa conmemora la declaración de Schuman, un discurso pronunciado en el año 1950 por este gran político francés al que hoy rendimos tributo.

En aquel discurso se abogaba por la creación de una institución europea que gestionara conjuntamente la producción del carbón y del acero, que precisamente se había convertido en elemento de conflicto bélico entre Alemania y Francia.

Esa institución se convirtió en una administración conjunta que beneficiaría a todos los países del continente y, como bien decía antes la presidenta del Parlamento Europeo, dificultara o imposibilitara la nueva guerra entre europeos, como la que habíamos sufrido durante siglos hasta entonces.

Hoy, 72 años después, la guerra y la energía vuelvan a cruzarse en la historia y en la construcción europea.

Hay una nueva y brutal guerra en Europa a la cual hemos hecho referencia. Hay una gran dependencia energética de nuestro continente, del país que está provocando esta guerra y que, lo que busca es, precisamente, debilitar nuestro proyecto.

Por eso es importante que pongamos la mirada larga, que respondamos en el corto plazo, pero que también respondamos en el medio plazo, reformando un mercado energético que claramente no funciona.

España está empeñada en esta tarea, como he dicho antes, desde septiembre del año pasado y en estos momentos de incertidumbre, el suministro energético es clave, es decisivo, y el recibo de la luz es un símbolo del poder adquisitivo de muchísimas familias.

En segundo lugar, la guerra no debe hacernos olvidar nuestro mayor reto y es la adaptación y la mitigación al cambio climático. Un desafío global en el que la Unión Europea puede enarbolar y reivindicar su liderazgo mundial. Pero no podemos retroceder.

Un desafío, además, que a mí me gusta siempre plantear como una enorme oportunidad de sustentar nuestro modelo de crecimiento económico sobre bases mucho más sostenibles, de hacer mejor las cosas, de hacer mejor lo que hacíamos ya bien y de abrirnos a nuevos sectores de la nueva economía verde, creando en consecuencia más empresas, más empleo y sobre todo, y hay que reivindicarlo aquí, a las puertas de esta Cámara Territorial, creando economía no solamente en las grandes urbes, sino en territorios hasta hoy excluidos precisamente de la reindustrialización y del progreso económico.

España, sin duda alguna, lo saben ustedes, apuesta inequívocamente por ser un referente verde europeo y mundial.

En tercer lugar, una de las ideas más destacadas de las conclusiones de la Conferencia sobre el Futuro de Europa ha sido la de trabajar por la juventud, profundizando la Garantía Juvenil reforzada, el programa Erasmus que todos conocemos, todos tenemos hijos, hijas y sabemos perfectamente lo que representa. Avanzar en otros programas similares, como es, por ejemplo, el ALMA, para permitir experiencias en otros Estados miembros, también a nivel laboral de nuestros jóvenes.

En definitiva, tenemos que dar importancia a la educación en Europa, tenemos que introducir - y esta es una de las conclusiones también que a mí al menos me ha llamado más la atención -tenemos que introducir en los currículos escolares más contenidos comunes sobre la historia de Europa y sobre lo que significa la Unión Europea.

En cuarto lugar, es necesario trabajar por una Unión Europea emprendedora y ahí quiero poner en valor la innovación y, sin duda alguna, también la creación de start-ups.

En quinto lugar, el Gobierno de España presentó una contribución a la Cumbre Social de Oporto para seguir profundizando en el pilar europeo de Derechos Sociales y en un desarrollo de su plan de acción. Si antes, como he hecho referencia, reivindicamos un progreso sostenible, ese progreso sostenible no podrá ser realidad o hacerse realidad sin la cohesión social y territorial a la cual antes hacía referencia precisamente el Alto Representante.

La pandemia nos ha hecho ver muchas cosas, muchas cosas. Yo recuerdo que al principio de todo, la primera reacción que tuvimos los Estados miembros, en particular los más azotados, fue cerrar de manera unilateral nuestras fronteras. Pero hemos aprendido de esas decisiones y somos muy conscientes de la importancia de construir una unión de la salud.

Sabemos que las competencias sanitarias son de los Estados miembros en su mayor parte, o incluso también en nuestro país. Aquí, en el Senado, están en manos de las comunidades autónomas en buena medida. Pero hemos comprobado que hay muchísimas cosas que se pueden hacer sin necesidad de reformar los tratados de la Unión Europea, como por ejemplo, lo que he dicho antes, la compra centralizada de vacunas. Y podemos seguir además avanzando, por ejemplo, hacia un tratado internacional de pandemias o seguir promoviendo la producción de vacunas en otros continentes, como se está haciendo ya por iniciativa de Europa en África, o como también estamos luchando desde el Gobierno de España para que se haga realidad en un continente muy hermano nuestro como es el continente latinoamericano y que más muertes ha sufrido como consecuencia del covid en todo el planeta.

Todo ello, además, nos va a permitir mejorar el marco para la inversión en investigación científica, que esta es otra de las grandes lecciones que tenemos que extraer de esta pandemia. Y es que, antes al contrario, no tenemos que recortar en política científica, lo que tenemos que hacer es apostar, aún más si cabe, por la ciencia en nuestro país y en nuestro continente.

En séptimo lugar, en las conclusiones de esta conferencia se ha hecho especial hincapié en la igualdad de género. Avanzando en cuestiones como la igualdad salarial o la presencia de las mujeres, no solamente en los ámbitos de representación política, sino también en los consejos de administración de las empresas. Y sin duda alguna, luchando todos unidos frente a esta lacra que es la violencia de género, adhiriéndonos al Convenio de Estambul.

Y también quiero hacer una mención especial, porque aquí se ha hecho también por parte de todos los integrantes y es hacer una referencia a las personas con discapacidad, pudiendo desarrollar su vida, en fin, con normalidad en todos los ámbitos, incluido el laboral o algo tan básico como es el derecho a votar.

Hay un elemento importante que, desde el punto de vista, digamos, de la actualidad, ha recobrado muchísima relevancia y es precisamente la política de ampliación de la Unión Europea.

España siempre ha sido un país amigo y abierto a la ampliación de la Unión Europea. Nosotros no fuimos un país fundador de la Unión Europea. Entramos en la década de los 80 del siglo pasado y, por tanto, cada vez que se plantea el debate sobre la adhesión, sobre la ampliación a otros Estados miembros, es evidente que España siempre va a estar a favor de ello.

Todos los estados del continente europeo tienen derecho a pedir la adhesión, pero, al mismo tiempo, lo que es evidente es que no podemos jugar con la eficacia en la toma de decisiones que pueda tener el Consejo Europeo y el resto de arquitectura institucional comunitaria.

Por eso, al mismo tiempo que hablamos de la adhesión y de la ampliación a terceros países, lo que tenemos que hacer es profundizar en nuestra integración. Modificar, por ejemplo, el proceso de toma de decisiones para que nos permita seguir avanzando en una unión con más de 30 Estados miembros, sin que la necesidad de la unanimidad, que es imposible porque hay múltiples realidades en nuestra unión, suponga un bloqueo, como por desgracia estamos viendo precisamente durante estos últimos días a la hora de aprobar un nuevo paquete de sanciones a Rusia.

Hay que optar, hay que optar decididamente por la mayoría cualificada y, por tanto, tenemos que ser coherentes. Si vamos a una unión de más de 30 países, tendremos que modificar nuestra forma de decidir las políticas que ponemos en marcha.

En noveno lugar, lo que el Gobierno de España quiere para el futuro y lo que yo creo que nuestros ciudadanos nos están pidiendo es una Unión Europea con una identidad reforzada. Hay que reforzar el concepto de ciudadanía europea, una ciudadanía que ya confiere numerosos derechos. Si uno va fuera de Europa es consciente de que han tenido acceso a la vacuna del covid personas por su tamaño del bolsillo y no precisamente por ser ciudadanos de esos Estados. Eso no ha ocurrido en Europa. Pero resulta aún poco conocido ese concepto de ciudadanía europea. Y hay que avanzar en consecuencia en el Plan de Acción Europeo para la Democracia.

Y además, la Unión Europea debe reforzar su identidad frente al exterior, logrando, como he dicho antes, una verdadera autonomía estratégica que empiece por la profundización de su política común de seguridad y de defensa. Desarrollemos al máximo para ello los instrumentos a los cuales antes hacía referencia precisamente el Alto Representante, que es la Brújula Estratégica. Si hemos sido capaces, por ejemplo, de utilizar el Mecanismo Europeo para la Paz, aprobado en el año 2021, para poder enviar material ofensivo y defensivo a Ucrania, más de 500 millones de euros, y esto lo hemos hecho por primera vez en nuestra historia, como bien decía antes el Alto Representante, debemos también ser capaces de poner en marcha una fuerza de 5.000 efectivos y desarrollar una base industrial y tecnológica de la defensa europea para mejorar nuestra integración también en este ámbito.

Quisiera también hacer referencia a algo que ha sido objeto de mucho debate por parte de todos los intervinientes y es la política de migración.

En el grupo de Trabajo sobre Migración de la Conferencia sobre el Futuro de Europa hemos podido comprobar que lo que preocupaba realmente a los ciudadanos y esto es algo que a mí al menos me ha gustado y mucho, no es tanto la migración como seguridad, sino la migración y cómo integrar mejor a los migrantes en las sociedades europeas que los acogen.

Por eso creo que es importante algo que se ha dicho y es que tenemos que acordar un pacto sobre el asilo y la migración a nivel europeo, basado en los principios de solidaridad, de responsabilidad, de humanidad, siguiendo el gran ejemplo que hemos dado todos los países en la acogida de millones de ciudadanos ucranianos que han huido o están huyendo de la guerra.

Y en décimo lugar, y como colofón de los nueve puntos anteriores, tenemos - y este es, en fin, el término que se ha utilizado también por parte de los intervinientes - tenemos que humanizar Europa.

Queremos, lo hemos dicho antes, una Unión Europea soberana, pero no una soberanía impuesta, sino una soberanía cuyas reglas sean aceptadas a nivel internacional, porque tiene auctoritas para explotarlas y porque colabora con sus socios en todo el mundo para encontrar soluciones globales a los retos mundiales. Pensemos, por ejemplo, en la desigualdad, en la migración o en el cambio climático, como bien antes nos recordaba el Alto Representante.

Creo, señoras y señores, amigos y amigas, creo que estas son las líneas en las que nuestros ciudadanos y ciudadanas nos han pedido trabajar en los próximos dos años hasta el final de la legislatura europea, que es en mayo de 2024.

Como saben, España va a ostentar la presidencia del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre del año 2023, y lo que sí que quiero trasladarles es que van a contar con nuestro empuje, con nuestro tesón, para que estos principios se consoliden y avancen a lo largo de los próximos años.

Estamos - y no me quiero tampoco poner más trascendente de lo que han hecho, a lo mejor, el resto de intervinientes - estamos en un momento que va a definir el futuro de Europa y de nuestros conciudadanos durante las próximas décadas.

Y estoy convencido de que los valores que compartimos, nuestras diferencias ideológicas, como es la defensa de la dignidad humana, como es la defensa de la libertad, de la democracia, de la igualdad, del Estado de Derecho y del respeto a los derechos fundamentales, deberán ser la guía que nos conducirá hacia un futuro de éxito, de renovación y de seguridad europeos.

Muchas gracias por este acto, querido presidente, queridos senadores y senadoras, y feliz día de Europa.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)