Intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la inauguración del acto conmemorativoa del XXX Aniversario de las Cumbres Iberoamericanas organizado por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y el Gobierno de España, en la Casa de América

15.11.2021

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Madrid

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Majestad, presidente Rebelo

Muchísimas gracias por hacer el esfuerzo y acercarse aquí a Madrid para esta fecha tan importante.

Autoridades, queridas amigas y queridos amigos, las cumbres iberoamericanas, cuyo trigésimo aniversario conmemoramos hoy, son la mejor expresión del profundo vínculo de hermandad que nos une.

Me gustaría recordar, a propósito de los puentes que nos mantienen unidos, que justo ahora -lo decía precisamente el rey antes de entrar en esta sala- se cumplen 75 años del primer vuelo comercial de Iberia Madrid-Buenos Aires. Aquel primer viaje fue un hito para esta historia de acercamiento cada vez más intensa y cada vez más verdadera.

Somos una comunidad unida que va más allá de lo estratégico, esto me gustaría recalcarlo. Compartimos unos lazos de los que nos sentimos muy orgullosos y que constituyen una de nuestras mejores y valiosas señas de identidad.

Desde aquella primera cumbre de 1991 en Guadalajara, México, hemos recorrido tres décadas de andadura que suponen una historia de éxito. En primer lugar, lo son por su continuidad y también por su regularidad, pues las cumbres se han venido sucediendo con regularidad, a pesar de los profundos e importantes cambios en la región e incluso de las graves convulsiones mundiales, como la doble crisis sanitaria del COVID-19

Y junto a ello, en segundo lugar, me gustaría también subrayar algo que me ha comentado Enrique, Enrique Iglesias, antes de entrar en esta sala y es por ser un foro único en su género. Y creo que esto es muy importante también subrayarlo, porque hemos logrado crear un espacio de concertación, de diálogo, de conversación, en el que participamos todos y todas los líderes iberoamericanos, con independencia de la situación en cada país y también desde el punto de vista político.

Un foro en el que abordamos, sobre todo, aquellas cuestiones que tienen que ver con el impacto directo en la vida cotidiana de los ciudadanos a los que representamos.

Y, en tercer lugar, me gustaría también subrayar que las cumbres están orientadas a obtener resultados, no solamente conversar, sino también obtener resultados que deben ser concretos, prácticos, que beneficien al conjunto de la región.

El fondo, por ejemplo, de cooperación para agua y saneamiento, lanzado en la cumbre del año 2007, ha beneficiado ya a más de 3,3 millones de personas.

Por tanto, todos estos elementos convierten a las cumbres iberoamericanas en un foro especialmente valioso que debemos conservar, que debemos proteger, que debemos cuidarlo y enriquecerlo en favor de las generaciones venideras.

Esta voluntad, compartida de nuestros 22 países de trabajar juntos desde hace 30 años, no solo ha reforzado nuestra unión, sino que nos ha permitido actuar con mayor eficacia en nuestros respectivos países.

Y en este camino nos ha acompañado una institución bien importante que es la Secretaría General Iberoamericana.

Quiero en este caso agradecer, tanto a Enrique Iglesias como a Rebeca Greenspan, su dedicación, su trabajo y su buen hacer por el apoyo, el impulso y el liderazgo en tantas iniciativas y en tantos proyectos. Es imposible desgranarlos todos, pero me gustaría detenerme en algunos de los que considero más relevantes a lo largo de estos años de historia.

Para empezar, la articulación de una cooperación iberoamericana como el evento yo diría que vertebrador de toda nuestra comunidad. Hemos desarrollado acciones, proyectos decisivos para mejorar la vida de los más desfavorecidos en nuestros países.

Fíjense con sus más de 9000 iniciativas de cooperación Sur-Sur y triangular, desde el año 2006 y sus 30 proyectos e iniciativas vigentes, conocidos coloquialmente como pipas, la cooperación iberoamericana se ha convertido en todo un referente en la región y en ese sentido me satisface decir que España participa en 22 de estos proyectos e iniciativas tan importantes.

También podemos estar muy orgullosos de las normas comunes, que nos hemos dado y cuyos resultados, como por ejemplo el Convenio Iberoamericano de Seguridad Social tan importante, ha supuesto el poder beneficiar a más de 400 millones de trabajadores y trabajadoras y que cumplió, en mayo diez años de vigencia, o el convenio marco de circulación del talento que precisamente ha defendido y mucho Rebeca, que firmamos el pasado mes de abril en Andorra, en una cumbre, Majestad, Presidente, que todos recordamos para impulsar la transferencia de conocimiento y la innovación mediante la movilidad de las personas, directivas de empresas, técnicos, estudiantes universitarios, personas investigadoras y también inversores; o finalmente el Tratado de Medellín en vigor desde agosto, que permite la transmisión electrónica de solicitudes de cooperación jurídica internacional, o incluso de la adhesión de terceros países.

Creo que la creciente coordinación entre nuestras Administraciones, la constitución de redes iberoamericanas especializadas en los más diversos sectores, por ejemplo, el sanitario, tan importante con esta emergencia frente al COVID, o también el educativo, el medioambiental, porque, a fin de cuentas, la Península Ibérica y también la región iberoamericana están particularmente afectadas como consecuencia de los gases de efecto invernadero y el cambio climático, o, sin duda alguna, la cooperación jurídica y técnica, que enlazan de forma cotidiana a todos nuestros expertos y expertas, son también resultados tangibles, concretos, de las cumbres, que benefician a los ciudadanos de a pie de la de la comunidad iberoamericana.

Y, en definitiva, todos estos espacios de colaboración son la mejor expresión de una comunidad iberoamericana fuerte, estructurada, que debe continuar consolidándose. Sobre todos estos logros tendremos ocasión de profundizar en el primer panel de esta tarde. Pero no debemos caer en la complacencia. Esta celebración necesaria, del diálogo, de la concertación común, de un espacio multilateral que hemos ido consolidando a lo largo de tres décadas, también debe servirnos para reflexionar acerca de cómo lograr que nuestra región desempeñe un papel mucho más estratégico, más destacado, en el concierto geopolítico mundial.

Y a esta importante reflexión debemos dedicar también una parte importante de nuestro trabajo, de nuestra reflexión y de nuestra acción política, y me parece importante que tengamos en la segunda parte de nuestro conversatorio precisamente un apartado sobre el mismo.

Creo, señoras y señores, Majestad, Presidente Rebelo, que coincidimos todos en que durante los próximos años vamos a tener que dedicarnos al refuerzo de todos nuestros sistemas sanitarios, también a una recuperación económica que debe ser justa, sobre los principios de eso: de la justicia social, de la sostenibilidad y de la inclusión.

Debemos también mejorar nuestra productividad, la innovación, la digitalización, con una atención puesta en nuestra juventud, en nuestras empresas y en nuestra arquitectura institucional.

El objetivo común, creo que podemos compartirlo todos, es convertirnos dentro del nuevo escenario global, en una región altamente competitiva, en el ámbito político, en el ámbito social, pero también en el económico y en el de la sostenibilidad vinculado con el medio ambiente.

Tendremos también que trabajar con el máximo empeño en la mitigación y adaptación al cambio climático, tal y como proclama el lema de la actual presidencia pro tempore de la República Dominicana, debemos trabajar juntos por una Iberoamérica justa y sostenible, vicepresidenta. Vivimos un tiempo que nos lo exige y que no podemos perder esta oportunidad.

Es esencial avanzar en la eliminación de la pobreza, en el combate contra la desigualdad que impregna todas las sociedades y sin duda alguna, también a nuestras sociedades.

La mejora de los derechos de las personas con discapacidad, que siempre es un apartado importante en las cumbres que celebramos, y de los colectivos más vulnerables, cuya situación, desgraciadamente, se ha agravado como consecuencia de la pandemia, como pueda ser en los pueblos indígenas y también en los afrodescendientes.

Y para que nuestra comunidad tenga sentido como tal, como comunidad, debemos incorporar a todas y a todos, a los hombres y a las mujeres. Y el respeto a los derechos de las mujeres está aún lejos de ser una realidad sólida en la que la comunidad iberoamericana. Y por eso tenemos que trabajar para que en el pleno siglo XXI, aunque sigue siendo uno de nuestros grandes desafíos, sea una tarea a la que todos nos encomendamos y podamos poner, digamos, cumplimiento.

Pero tenemos otros muchos desafíos cruciales, señoras y señores, de cara al futuro que me gustaría también subrayar. Me gustaría hacer hincapié en la importancia de promover principios y valores comunes, principios y valores comunes fundamentales, porque uno de los principales desafíos que tienen nuestras sociedades es el asentamiento, la consolidación y el avance de las democracias. La democracia, el respeto al estado social y democrático de derecho, los derechos humanos, la seguridad jurídica, la institucionalidad, las libertades son tareas que nos convocan a todos y a todas. La defensa de estos valores que a veces damos por conquistados, exige una dedicación constante, absoluta. Y hemos de reconocerlo, queda mucho por hacer a este respecto en nuestra región.

Creo que estas cumbres, señoras y señores, y esta interlocución directa iberoamericana es de una gran utilidad para avanzar en estos principios de convivencia, de convivencia, que son tan esenciales. Se ha consolidado por encima de ideologías, del color político de los gobiernos de turno y creo que debemos conservarlo así.

Y para avanzar en todos estos retos debemos seguir impulsando además la relación de la comunidad iberoamericana con otros actores internacionales a los cuales también pertenecemos España y Portugal. Continuar creando sinergias, sinergias con foros de integración regional de América Latina, que va a ser esencial y también lo será construir una relación mucho más estrecha con otras regiones como la Unión Europea.

Y en ese sentido quiero también reconocer la presidencia pro tempore de la Unión Europea de Portugal en el primer semestre del año, que sin duda alguna supuso ministro un aldabonazo a esta relación estratégica que tanto España como Portugal tratamos de construir en el seno de la Unión Europea.

Concluyo, señoras y señores, majestad, presidente.

Como decía al principio, las cumbres iberoamericanas han tenido un notable éxito en la conformación de un espacio de diálogo político, de concertación, de cooperación regional, y nos brindan una extraordinaria plataforma para una acción conjunta en el presente y en el futuro.

Nuestros logros pasados, si deben anticipar algo, son los logros futuros. Hemos apostado firmemente todos los aquí presentes por el fortalecimiento del multilateralismo como un método para acordar medidas comunes ante retos, reconozcámoslo, colosales, como es el de la propia pandemia o el cambio climático, la desigualdad.

Debemos proseguir en esa dirección para poder afrontar con garantías de éxito otras crisis de todo género en el futuro. Y en ese sentido, como presidente del Gobierno de España, quiero transmitir a toda la comunidad iberoamericana, singularmente a sus ciudadanos, a los que ustedes también representan, que pueden contar con el compromiso, con el esfuerzo y también, por qué no decirlo, con la ilusión de España en esta tarea.

Muchísimas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)