Intervención del presidente en la London School of Economics: "Europa, Reino Unido y España: un desafiante camino por recorrer"

3.3.2021

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Madrid

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
En primer lugar, permítanme agradecer a la London School of Economics y a la German Society que me hayan invitado a participar en su simposio anual. Agradezco enormemente poder compartir con ustedes este debate. Quiero dar también las gracias a la Spanish Society, co-anfitriona del evento de esta tarde. Me siento especialmente afortunado de volver, aunque sea de manera virtual, a esta escuela, que tanto contribuye al pensamiento crítico. Estoy convencido de que ahora, más que nunca, necesitamos preservar los puentes existentes, y construir nuevos, entre las instituciones públicas y el mundo académico.

A nadie le sorprenderá escuchar que Europa y la comunidad internacional se enfrentan a un desafío sin precedentes. Hace tan solo un año, nos vimos golpeados por un virus del que no sabíamos nada, salvo tres cosas: 1) era potencialmente letal y enormemente contagioso; 2) suponía un gran desafío para la sociedad y 3) podía desbordar los recursos públicos y privados de que disponíamos para combatirlo. Tuvimos que enfrentarnos a una amenaza sin precedentes sin las herramientas oportunas.

Decir que recordamos en qué momento nos encontrábamos el año pasado parece una obviedad. Sin embargo, es necesario recordar el punto en el que estábamos para comprender plenamente cuánto hemos avanzado y para visualizar lo que tenemos por delante.

Este virus se ha cobrado millones de vidas en todo el mundo, y otras muchas sufren las consecuencias económicas que la pandemia ha generado. Frente a este desafío, mi país, Europa y la Unión Europa no se han quedado de brazos cruzados.

En la UE hemos intentado combatir la crisis sanitaria al tiempo que protegíamos las libertades en el seno de la UE. No ha sido un camino fácil. Hemos tenido que alcanzar complicados equilibrios, siempre teniendo en cuenta que la salud es lo primero. Decidimos aunar nuestros esfuerzos, a través de la Comisión, para comprar las vacunas, y hemos de reconocer que la UE desempeñó un papel decisivo al apoyar al sector privado, y colaborar con él, para que se pudieran desarrollar las vacunas de manera segura y eficaz en un tiempo record. Esta respuesta coordinada nos permite ahora llevar a cabo la campaña de vacunación, protegiendo a todos los ciudadanos europeos independientemente de su lugar de residencia, y evitando una carrera entre Estados miembros para obtener la vacuna por su cuenta y riesgo.

Al tiempo que luchábamos contra el virus, también teníamos que mitigar el impacto socioeconómico de este gran desafío que es la pandemia. En primer lugar, dejamos aparcadas algunas de nuestras normas fiscales comunes para poder poner todos los recursos nacionales a nuestra disposición. Después introdujimos instrumentos europeos para ayudar a trabajadores, empresas y Estados miembros, como el programa SURE, que ha sido clave para aliviar el aumento del desempleo. Pero, lo que es más importante, conseguimos alcanzar un acuerdo sobre el fondo de recuperación "Next Generation EU", que impulsará nuestra recuperación y sentará las bases de una Europa moderna y sostenible. "Next Generation UE" es inédito por su tamaño y por su financiación: allana el camino para una mayor integración. Sumado al Marco Financiero Plurianual, es el mayor paquete de estímulo financiado con los presupuestos de la UE, y nos permitirá perseguir nuestras prioridades tanto en el marco de la UE como en nuestra agenda global.

Ha habido margen de mejora en la gestión de la pandemia, y aún lo hay, pero no olvidemos que en este proceso hemos aprendido haciendo. Esto no significa, sin embargo, que esté adoptando una actitud complaciente, ni que reste importancia a la gravedad de la situación actual ni a las vidas perdidas. Aún queda mucho por hacer por nuestros ciudadanos y por la comunidad internacional.

La Covid-19 nos ha afectado enormemente, pero está teniendo unos efectos socioeconómicos aún más devastadores en otras zonas del mundo, como Iberoamérica y África. Todos tenemos que trabajar codo con codo. España y el Reino Unido participan juntos en iniciativas como el ACT-Accelerator, que lideramos conjuntamente desde el principio, y hemos puesto todo de nuestra parte para garantizar un acceso asequible y equitativo a las vacunas para todos. Para ello, el Gobierno español aprobó el mes pasado un Plan de Solidaridad para el Acceso Universal a las Vacunas que se canalizará a través del Team Europe y de nuestra participación en el dispositivo COVAX, entre otros. También hemos apoyado, junto con el Reino Unido y nuestros socios europeos, las iniciativas del G20 para aliviar la pesada carga de la deuda de los países de renta baja, y debemos seguir garantizando que la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo, ahora más necesarias que nunca, sigan llegando a sus destinatarios.

No estamos ante una crisis aislada ni cíclica. Además de la propia pandemia, lo que estamos presenciando después de un año con Covid-19 es la remodelación del mundo tal y como lo conocíamos. De nosotros depende que salga fortalecido y que, en conjunto, hagamos la transición hacia modelos más sostenibles y resistentes sin dejar a nadie atrás.

Está claro que los mayores pasos en la cooperación internacional han surgido normalmente de crisis comunes, y ésta no es una excepción. Sin embargo, sigo confiando en que esta pandemia en particular pueda convertirse en un punto de inflexión, que traiga consigo un salto fundamental hacia la cooperación internacional que perdure durante generaciones. Para ello, debemos apuntalar el multilateralismo y la solidaridad internacional. Sólo un esfuerzo conjunto nos llevará hacia sociedades más cohesionadas e inclusivas.

En España estamos convencidos de que necesitamos más movimientos centrípetos que centrífugos para asegurar una transición suave hacia modelos más verdes, digitales y sostenibles. Es urgente asegurar el máximo nivel de bienestar para los trabajadores y los ciudadanos en su conjunto, y eso se traduce en una Europa más social. También tenemos que ampliar esa visión a nuestras relaciones con nuestros vecinos y socios. Europa tiene que seguir liderando la respuesta a los grandes retos de nuestro tiempo: la defensa de la paz y la democracia, la gestión de la migración y la protección de los solicitantes de asilo, así como la lucha contra el cambio climático, por citar algunos.

En este sentido, la Europa post-Covid que imagino es una que utilice su legitimidad democrática para defender las expectativas de sus ciudadanos. Una Unión Europea que encuentre la unidad en su diversidad; que proteja los derechos humanos y sociales, el planeta y su biodiversidad. Una UE que desempeñe un papel relevante en la agenda global.

En este sentido, permítanme decir unas palabras sobre un concepto importante del que todo el mundo habla hoy en día: la autonomía estratégica de la UE. Nosotros la vemos precisamente en este contexto: no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta para que la UE sea un socio fiable, para garantizar que tiene los instrumentos y capacidades necesarios para defender nuestros valores y una visión clara de cómo puede contribuir a la agenda multilateral. Esto nos permitirá enviar a nuestros socios el mensaje genuino de que creemos en la cooperación, no sólo en nuestro propio interés, sino como una forma de abordar los principales retos a los que se enfrenta la comunidad internacional.

En este gran escenario, contamos con el Reino Unido.

Tanto el Reino Unido como la UE tienen la responsabilidad de trabajar por un objetivo común, que es salir de esta crisis fortalecidos globalmente. No simpatizo con quienes diseñan el futuro de las relaciones UE-Reino Unido en términos de rivalidad.

Hemos recorrido un largo camino en los últimos años, con el acuerdo, primero, de los términos de la salida de Reino Unido de la UE y con la definición, después, de la infraestructura legal para gestionar nuestra interdependencia. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que nuestras realidades están tan interconectadas que nuestro futuro irá mucho más allá de cualquier acuerdo específico.

Hemos recorrido un largo camino en los últimos años, con el acuerdo, primero, de los términos de la salida de Reino Unido de la UE y con la definición, después, de la infraestructura legal para gestionar nuestra interdependencia. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que nuestras realidades están tan interconectadas que nuestro futuro irá mucho más allá de cualquier acuerdo específico.

Es mucho lo que ya se ha conseguido. Hemos cerrado un Acuerdo de Comercio y Cooperación que sienta las bases para el intercambio de bienes y servicios así como para la cooperación bilateral en áreas clave como la salud y la ciberseguridad. También garantiza unas condiciones razonablemente equitativas y soluciones adecuadas para la gobernanza. Como saben, la UE y el Reino Unido han negociado, asimismo, un acuerdo sobre seguridad de la información y otro sobre energía nuclear. Creo que son muy, muy importantes estos dos acuerdos.

Pero no podemos ver nuestra relación solamente en términos de interdependencia económica, ni mucho menos basarla exclusivamente en la competencia ni, desde luego, en la confrontación. Tenemos que ser capaces de reflexionar juntos sobre la Europa y el mundo a los que queremos contribuir a dar forma. Hay una identidad europea común subyacente que ojalá trascienda el debate de la soberanía. Me refiero a una forma similar de entender el mundo en el que vivimos. Ese debería ser nuestro terreno común y el marco más amplio de nuestras relaciones bilaterales.

Ambos necesitamos tiempo para adaptarnos a una nueva manera de interactuar. Probablemente, el Reino Unido necesite también espacio para su autodescubrimiento en un escenario post-UE. Ya hemos empezado a distinguir lo que está y no está funcionando correctamente. Tendremos que encontrar formas de superar estas dificultades. También debemos aceptar que habrá baches y fricciones en el camino y que son naturales y pueden superarse si se abordan adecuadamente. La Unión Europea seguirá siendo un socio sólido para el Reino Unido y ambos, en igualdad de condiciones, deben construir una relación basada en la confianza, la buena voluntad y el diálogo franco.

Después de todo, el Reino Unido es un vecino clave para nosotros. Comparte con nosotros intereses geográficos y es un actor relevante en la agenda global. Cooperar redunda en nuestro mutuo beneficio. La UE necesita un Reino Unido fuerte y estable porque su éxito, vuestro éxito, será también nuestro éxito.

Si la UE sigue siendo un socio sólido para Reino Unido, España también.

Reino Unido y España han tenido siempre intensas y privilegiadas relaciones, debido a sus lazos históricos, económicos y sociales.

Hasta el día de hoy, el Brexit ha ocupado gran parte de nuestros esfuerzos bilaterales. Estamos trabajando incansablemente para mitigar el impacto que está teniendo sobre nuestros dos países.

Puedo decir que la tarea no es sencilla, pero estamos ante un escenario muy alentador.

España es uno de los primeros destinos para los residentes británicos y, de igual manera, Reino Unido lo es para los españoles: más de 260.000 ciudadanos británicos viven en España y alrededor de 240.000 españoles viven en Reino Unido. Cerca de un millón de ciudadanos británicos tienen una propiedad en nuestro país. Muchas empresas británicas son muy activas, muy activas, en España y empresas españolas tienen un papel importante en el mercado de Reino Unido, en sectores clave como el de las telecomunicaciones, la aviación y los servicios financieros. España ocupa los primeros puestos de la lista de socios comerciales de Reino Unido: en comercio de servicios, España es el segundo socio de Reino Unido, y Reino Unido es el primer cliente de las exportaciones de España. Nuestro nivel de inversiones directas bilaterales es también destacable: Reino Unido es nuestro segundo mayor inversor extranjero y nosotros somos también el segundo mayor inversor extranjero de Reino Unido.

Esto significa muchas cosas, significa que tenemos que buscar soluciones en muchos frentes, desde el transporte a la asistencia sanitaria, la ayuda al desempleo, la seguridad social o el acceso a la educación. Esto es todavía un trabajo en curso. Pero también es una oportunidad. Aun cuando lamentamos que Reino Unido haya salido de la Unión Europea, respetamos esta decisión y queremos tratar de aprovecharla al máximo. Lo vemos como una oportunidad para impulsar nuestra relación bilateral y configurar una nueva asociación basada en tres pilares: en primer lugar, el económico; el social; y, finalmente, el académico. El potencial de nuestra relación es evidente.

Con respecto a Gibraltar, las negociaciones han dado ya notables frutos en términos de cooperación y gestión de nuestra interdependencia. Hasta el momento, hemos firmado un acuerdo fiscal y cuatro Memorandos de Entendimiento, y hemos acordado los fundamentos para el futuro post-Brexit de Gibraltar, algo que ahora allanará el camino para un acuerdo con la UE. Estos son logros históricos y constituyen un buen ejemplo de cómo, sin desistir de nuestros intereses y peticiones, hemos optado por la cooperación antes que por la confrontación. El futuro de Gibraltar no tiene por qué ser un motivo de fricción en nuestras relaciones bilaterales con Reino Unido, sino un escaparate de cómo vislumbramos la relación de Reino Unido con la UE y con mi país, con España.

Por eso creemos en un enfoque de abajo arriba y pragmático para nuestras relaciones bilaterales. Hay muchas áreas de interés mutuo sobre las que construir. A partir de ellas, podríamos empezar a remodelar nuestras relaciones, estableciendo:

1.- Una nueva asociación política, a través de un diálogo estructurado y sólido, que dé una mayor profundidad a nuestra comunicación regular a todos los niveles.

2.-Una nueva asociación económica: impulsar nuestra economía y relación comercial, de manera que liberemos todo su potencial. Hay áreas clave en las que los intercambios podrían aumentar: los servicios financieros, las infraestructuras, la energía limpia, la biotecnología, la energía renovable o el transporte, por citar algunas. La movilidad, la política industrial y las políticas climáticas son áreas en las que podríamos abordar un enfoque conjunto. También podrían beneficiarse de la fuerza de los conocimientos técnicos de nuestras empresas.

3.-Una nueva asociación en materia de seguridad: nuestra cooperación policial y judicial es ya muy intensa, muy muy intensa, pero la lucha contra el terrorismo, la ciberseguridad y la justicia electrónica son áreas relevantes que podrían beneficiarse de nuevas formas de colaboración.
-Y déjeme también mencionar la nueva asociación en materia de defensa: mi país España y Reino Unido son aliados en diferentes ámbitos, somos aliados en la OTAN y hemos colaborado en múltiples proyectos. Quizás no sepan que España exporta más componentes de defensa a Reino Unido que a Francia, por ejemplo. De ahí que nuestra cooperación en materia de seguridad y defensa deba continuar.

Y finalmente (inaudible) esta nueva asociación en materia de cultura y educación: la participación en Erasmus+ es una brecha que necesitamos salvar en beneficio de nuestros estudiantes. Más de 4.000 estudiantes británicos eligieron España para su Erasmus+ y cerca de 4.300 españoles escogieron Reino Unido en las últimas convocatorias de Erasmus+.

Una nueva asociación en material social: promover la cooperación entre nuestras ciudades y regiones. Muchas de nuestras Comunidades Autónomas ya han manifestado su interés en intensificar las relaciones bilaterales. Y no podemos dejar de mencionar la relevancia de nuestros intercambios sociales ya existentes. Tenemos una sociedad civil vibrante y poderosos contactos entre personas que debemos preservar. Las tertulias británico-españolas o la Spanish Society de la LSE es ejemplo de ello. Ellas, ustedes, contribuyen a un mejor entendimiento entre nuestros gobiernos y nuestros países.

Y, por último, en la agenda global, debemos recordar, debemos recordar que el Reino Unido abandonó la UE, pero no Europa. Además de una historia en común, España y el Reino Unido comparten su pertenencia a organizaciones internacionales relevantes y foros, donde podemos desarrollar estrategias comunes. España y el Reino Unido ya trabajaron juntos en Naciones Unidas en la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, por dar solo un ejemplo de esta colaboración. También podemos explorar iniciativas conjuntas en regiones determinadas: compartimos una historia y una perspectiva atlántica que debería permitirnos colaborar en áreas geográficas que, hasta ahora, han estado cerca de nuestra historia y nuestro futuro.

Nosotros, desde el Gobierno español, estamos dispuestos a trabajar para fortalecer nuestra relación bilateral con Reino Unido tanto como sea posible y he mencionado antes. Y permítanme terminar diciendo que nosotros, el Gobierno español, estamos dispuestos a trabajar para fortalecer nuestras relaciones bilaterales con Reino Unido, en la medida de lo posible, ya que queremos ser (inaudible) para nuestros ciudadanos. Les puedo decir que las expectativas son altas y debemos hacer todo lo posible para cumplirlas. (LSE) también participa en este esfuerzo.

Muchas gracias por su tiempo y muchas gracias por su invitación.


P.- La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto las desigualdades a nivel mundial. España, junto con el Reino Unido, sigue siendo uno de los países europeos más afectados. Como Presidente del Gobierno, ¿cuáles considera que son los mayores retos en la gestión de la pandemia en el contexto nacional de España? ¿Y qué le parece la cooperación internacional ante la crisis?
Presidente.- Gracias por tu pregunta. Yo diría que las lecciones más importantes que podemos aprender de esta crisis, de esta crisis global es que necesitamos fortalecer nuestra cooperación multilateral. Por ejemplo, hemos visto durante este último año a países realmente importantes poner en cuestión la labor de las organizaciones multilaterales en relación con la pandemia, tales como la OMC. Por eso necesitamos realmente fortalecer la cooperación multilateral y las organizaciones multilaterales. Por tanto, en mi opinión, todo el sistema de Naciones Unidas debe ser fortalecido por todos los países, especialmente lo más fuertes.
Y después, por supuesto, el Reino Unido y España o la ciudad de Nueva York, al principio de la pandemia o Italia, al principio en Europa… Nosotros fuimos los que más sufrimos esta pandemia porque somos centros de conexión internacionales. Entonces comprendimos que nuestras fortalezas eran también nuestras grandes debilidades.
Por tanto, diría que las lecciones que tenemos que aprender de todo esto son las siguientes:
En primer lugar, tenemos que fortalecer nuestras capacidades y nuestra autonomía estratégica tal y como expuse en mi discurso inicial. Esto es crítico. Sufrimos la ausencia de autonomía estratégica durante la primera ola no solo en Europa sino también en China y otros países asiáticos.
La segunda lección que debemos extraer es que necesitamos invertir en ciencia, investigación e innovación, especialmente en áreas que se están demostrando cruciales para nuestro futuro más cercano, como por ejemplo la salud.
Y finalmente, me referiré a algo que también pude observar en mi país pero que ceo que afecta al resto de países en Europa y no es otra cosa que a necesidad de fortalecer el sistema público de cuidados para personas mayores.
Estas son por tanto, en mi opinión, las lecciones que necesitamos aprender de la crisis y que debemos modernizar en el futuro cercano.
P.- En su discurso también habló de que tenemos una oportunidad para la renovación después de esta crisis y recientemente ha desvelado un ambicioso plan de recuperación económica para España. La UE, por primera vez, ha puesto en común su capacidad fiscal para financiar la recuperación tras la Covid. Hemos tenido en la London School of Economics a [inaudible] la semana pasada, y señaló que este es un "momento hamiltoniano" para Europa en lo que a poner en común su capacidad fiscal se refiere. ¿Qué cambios cree que se producirán en España y la UE tras la pandemia? ¿Y cómo de fundamental será este cambio?
Presidente.- Bueno, en mi opinión el acuerdo al que llegó la UE en julio del año pasado, es… quizás no lo vemos ahora, pero lo veremos a medio plazo, en algunos años, es un paso histórico, más o menos de la misma importancia que la creación del mercado único o la creación del euro como moneda única, porque al final lo que se ha alcanzado es un acuerdo por el que todos vamos al mercado financiero para obtener deuda pública y financiar programas específicos ligados a transiciones, la transición digital y la transición ecológica.
Así que el mensaje político de este acuerdo, en mi opinión, es que la UE ha comprendido que, en primer lugar, necesitamos dar una respuesta positiva e integradora a la crisis. Y, en segundo lugar, que entendemos que, como un proyecto político común, la base de la competitividad de nuestras economías y nuestro proyecto político se fundamentan en estos dos pilares principales: la transición ecológica y la transición digital. Y para conseguirlo, necesitamos incorporar tres perspectivas integradoras. La primera es la integración social, especialmente para los jóvenes. La segunda es la integración de género, porque desgraciadamente las mujeres, el 51% de nuestras sociedades, son las principales afectadas por esta situación debido a las consecuencias económicas y sociales de esta pandemia. Y, por último, la integración territorial, la cohesión territorial, porque también es cierto que vamos a ver territorios especialmente perjudicados por esta pandemia. Y quizás estoy pensando en territorios cuyas economías se fundamentan principalmente sobre el sector turístico.
Esta es la razón por la que no solo es importante entender que necesitamos dedicar recursos y modernizar nuestra economía sobre estos dos pilares, la transición hacia una economía más digital y la transición ecológica, sino también dar una respuesta integradora a estas transiciones.
P.- Muchas gracias PM, dio una descripción maravillosa de todas las interconexiones complicadas entre el Reino Unido y España, entre las personas, entre las empresas, la sociedad civil y las universidades. Y ahora, con el Reino Unido fuera de la UE, y con España y el Reino Unido obviamente tan estrechamente vinculados, ¿cómo cree que evolucionará la relación entre los dos países a medio plazo? ¿Cuáles son los problemas que nos dividirán, los problemas que podrían unirnos, y si tiene que predecir cómo será la relación en una década, qué predeciría?

Presidente.- Como dije en mi primer discurso, es una lástima que el Reino Unido abandone la UE, pero es algo que respetamos, y esta es la decisión que ha tomado el Parlamento, el Parlamento británico, por lo que necesitamos redefinir nuestras relaciones bilaterales. Y en mi opinión, es cierto que no va a ser lo mismo, ahora somos, digamos, partes diferentes, pero compartimos el mismo continente, Europa y compartimos valores comunes, vemos el mundo, en muchos campos, con la misma mirada y los mismos valores, y por eso sí creo que necesitamos fortalecer nuestra colaboración en seguridad, también en defensa, también en educación, cultura, y por supuesto, la academia, y en muchos temas, en el aspecto económico, como por ejemplo, los servicios financieros, etc. Entonces, sí creo que lo realmente importante es la actitud, y hasta ahora la actitud de las instituciones españolas, del Gobierno español y también del Gobierno británico ha sido muy positiva y muy constructiva y con esta actitud creo que podemos redefinir estas relaciones a muy buen ritmo

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en inglés)