Réplica del Presidente del Gobierno a la moción de censura en el pleno del Congreso

21.10.2020

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El Congreso de los Diputados

Señora presidenta, señorías, señor candidato a la presidencia del Gobierno, señor Abascal.
Una declaración primero de intenciones, por mucho que provoque, y fíjese que durante estas últimas largas horas de moción de censura, usted y su portavoz lo han intentado, no vamos a entrar en ninguna de sus provocaciones a lo largo de la moción de censura. El artículo 113 de nuestra Constitución señorías establece meridianamente clara cuál es el procedimiento de Moción de Censura, por el cual se permite a una mayoría parlamentaria alternativa votar a un Ejecutivo alternativo al anterior o al actual, una vez escuchado y debatido el programa de Gobierno del candidato.
Me gustaría subrayar al principio de este debate este hecho. Nuestra Carta Magna define un instrumento que es el legítimo, aquí se ha puesto en cuestión en algunos otros debates y es un instrumento constitucional haciendo que nuestra moción de censura sea ante todo y sobre todo Constructiva. Donde el candidato lo que tiene que hacer es exponer las líneas de su Gobierno alternativo y solicitar la confianza de la Cámara para poder llevarlo a cabo.
Por tanto, reitero: la moción de censura es un procedimiento constitucional. Un instrumento legítimo. Y por ello, señorías, señor candidato, afrontamos este debate el Gobierno que yo tengo el honor de liderar con el profundo respeto que representa esta cámara y a la democracia española, que todos ustedes representan.
Sin embargo, tengo que decirle señor candidato, que, por lo escuchado hasta ahora, la moción de censura es todo menos constructiva.
Se ve a la legua que el señor Abascal no ha venido aquí pensando en obtener la confianza de la Cámara., la confianza de sus señorías.
Si recuerdan, esta es una moción anunciada en el mes de julio y presentada en el mes de septiembre.
Si recuerdan también esta es una moción donde el propio candidato mostró también no tener intención de defenderla, dijeron que iban a proponer a otros candidatos, iba a ser liderada por alguien ajeno a VOX, un independiente decían. Anduvieron semanas y semanas buscando candidato, sin fortuna visto el resultado, y por ausencia en consecuencia de voluntarios ha tenido que verse obligado a defender la moción su propio anunciante, el señor Abascal.
Pese al tiempo trascurrido desde el inicio de la Moción, y escuchada con atención su intervención, lo que hemos escuchado no va más allá de la descalificación. No ha habido ninguna propuesta en su intervención señor Abascal, bueno ha habido una propuesta y es como tiene que venir sus señorías vestidos a esta cámara, luego usted dirá que VOX no es fascismo, es estilismo, pero es lo único que se le ha escuchado a lo largo de esta mañana.
El señor Abascal siente que esta Cámara, elegida con el voto libre y democrático de los ciudadanos, representa una España que su partido y él mismo aborrecen y niegan y ha quedado bastante claro en su intervención.
Una España diversa, una España de hombres y mujeres iguales y libres… Una España plural y democrática, solidaria y europeísta…
El señor candidato no acude hoy aquí con el propósito de obtener la confianza de esta Cámara. Es más, sabe que no tiene la menor posibilidad de obtener la mayoría de la cámara. Y por el tono bronco utilizado y el inquietante contenido expuesto, tampoco parece que le interese mucho obtener la confianza mayoritaria de la cámara.
Entonces, la pregunta que nos podríamos hacer todos los que hemos estado escuchando durante horas y horas escuchado a los distintos portavoces de la ultra derecha si esta iniciativa parlamentaria no pretende optar a sustituir al actual Gobierno por otro Gobierno liderado por usted Señor Abascal, ¿qué hacemos aquí? ¿Qué significado tiene esta Moción de Censura?
Hay quien dice que se dirige en realidad contra el Partido Popular y el señor Casado. Una suerte de OPA hostil para obtener más votos y ocupar su espacio de la ultra derecha. Tal vez. Lo ignoro.
Otros dicen que la razón de esta Moción es mucho más prosaica. Menos sofisticada. Hay quien piensa que el señor Abascal y puede ser que con razón utiliza este procedimiento constitucional para convertir el Parlamento en un gran plató, con sus señorías de figurantes y usted señor candidato es el protagonista heroico.
En fin, sean cuales sean las razones, lo cierto es que hemos asistido a un claro despliegue de propaganda dirigido a cosas que no benefician a lo que dice usted pretender, a sembrar la discordia y el odio entre españoles. Orientada a la confrontación entre sus representantes públicos. Y también Enfocada a distraer las energías que todos deberíamos estar volcando en combatir unidos los verdaderos problemas y desafíos del país.
Decía el otro Marx, si recuerdan, que «la política es el arte de inventar problemas, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados». Groucho señor candidatos le definió a usted y a su grupo sin conocerles.
Se está convirtiendo usted, por méritos propios, en un virtuoso de ese tipo de entender política.
Señorías, en todo caso yo creo que es muy importante para todos los que estamos aquí, para la mayoría de los representantes públicos, centrar el debate porque pocas veces resultan tan evidentes los problemas que tiene nuestra nación y los desafíos que afronta nuestro país y también Europa.
En primer lugar, se ha dicho aquí, no en este debate, pero si en muchos otros debates, el azote de una pandemia mundial que ha contagiado hasta el momento a 40 millones de personas en el mundo, y que ha segado la vida de más de 1 millón de personas, entre ellos miles y miles de compatriotas. Y no les quepa duda a todos y cada uno de ustedes que el gobierno de España, siempre tendrá en su recuerdo, en su corazón y en su memoria y también guiará la acción de las decisiones que tomemos en el consejo de ministros, lógicamente el recuerdo de la memoria de las victimas del COVID.
Junto con esa pandemia mundial, esa emergencia sanitaria, es evidente que se han evidenciado emergencias de otra índole, que son económicas, que son sociales y que hizo caer abruptamente los niveles de actividad económica en el mundo, Europa y España. Y una vasta reacción frente a ella de los distintos Gobiernos y de la Unión Europea que hemos movilizado miles de millones de euros para proteger empresas y para proteger empleos, para amparar a los más vulnerables y potenciar la asistencia sanitaria.
Las previsiones económicas indican una fuerte recuperación en los próximos años, esperemos ya con el remedio a esta pandemia. No obstante, lo que si es cierto, lo que sí es evidente es que deberemos continuar con la política económica expansiva y solidaria hasta que se afiance la recuperación económica. Tanto a nivel nacional como internacional.
Junto con la emergencia sanitaria, la emergencia económica y la social. En tercer lugar, la aceleración de profundos cambios que ya venían larvándose en nuestras sociedades antes incluso del COVID. El cambio climático, cuya evidencia científica es palmaria, pese al empeño negacionista de la ultraderecha española.
Un cambio climático para el que lo hemos dicho en muchas ocasiones no hay vacuna, pero que puede frenar una actuación temprana que dé lugar además a nuevas fuentes de riqueza, de empleo, de bienestar social y de una necesaria e imprescindible solidaridad intergeneracional para aquellas generaciones aun no nacidas.
Junto a ella, una transición tecnológica, una transición digital que debemos incorporar definitivamente a la educación y la formación de nuestros trabajadores y a estudiantes, a la empresa y a todas las esferas de la actividad social. Una digitalización que debe ser fuente de progreso y para que sea fuente de progreso debe tener una mirada inclusiva, y no excluyente. Ambas transiciones, la digital y la ecológica, a juicio de este gobierno y yo creo que también de la mayoría parlamentaria de esta cámara deben ser vectores de modernización de nuestra economía junto a la Educación y la Ciencia, la innovación la investigación, la igualdad de género y la cohesión social y territorial.
En cuarto lugar, la pandemia ha evidenciado la necesidad de acelerar el paso en el proceso de integración europea. Y yo le tengo que decir señor candidato que la verdad es que no veo que Europa sea semejante a China ni tampoco a Hitler, como usted ha venido a decir en su intervención. Creo que precisamente esa patria común que tenemos como es la unión europea, debemos afianzarla, debemos fortalecerla durante los próximos años y lo tenemos que hacer no solamente en su faceta económica y social, sino también el pilar social y sin duda alguna la Política Exterior y de Seguridad Común.
Porque lo que resulta evidente en este mundo de gigantes con los cuales estamos compitiendo en Asia o también en EEUU, lo que resulta evidente es que solo si estamos unidos tendremos la verdadera dimensión para hacer valer no solo nuestros intereses, sino nuestros principios y nuestros ideales.
Por tanto, señorías, la federalización del proyecto europeo, que es esa palabra tan denostada por la ultraderecha, pero tan aplaudida en Europa al ser sinónimo de unión en la diversidad, ha tenido un hito decisivo con el acuerdo del pasado mes de julio, en el que reconozcámoslo España tuvo un papel relevante.
En quinto lugar, la pandemia nos recuerda cuán importante es que tenemos que contar con un Estado del Bienestar fuerte. Sólido.
Los aplausos a los profesionales sanitarios durante las semanas largas del confinamiento son la viva prueba del valor que la sociedad española otorga a la sanidad pública española, Gratuita y universal. Igual que reclama un sistema público con pensiones dignas y sostenible para nuestros mayores; una sociedad española que también reivindica con pasión una educación pública equitativa y de calidad; o que observa con orgullo el trabajo de los científicos y científicas españoles que se esmeran para encontrar la vacuna y el remedio a ésta y otras enfermedades. Una sociedad en definitiva que se demostró resuelta a resistir para luego avanzar sin dejar a nadie atrás.
En sexto lugar, la pandemia ha puesto a prueba y en esto podemos estar todos de acuerdo nuestra arquitectura institucional. Nuestro Estado Autonómico que efectivamente ha sido denostado por el señor candidato. A juicio del gobierno es una pieza clave de nuestro orden constitucional, yo diría que realmente el corazón del pacto constitucional del 78 es el título VIII de nuestra constitución, el gobierno autonómico. Que el Gobierno ha defendido durante esta pandemia y defenderá siempre es el Estado Autonómico. Y lo ha hecho apostando por la co-gobernanza. Transfiriendo recursos económicos para hacer frente a la pandemia en todos los frentes: el sanitario, social y educativo. Potenciando los mecanismos de cooperación en todos los niveles, ahí están los consejos interterritoriales que todas las semanas celebra el ministro de sanidad, o la ministra de política territorial y función pública, o la conferencia de presidentes y presidentas a la vanguardia que hemos impulsado durante todo este mandato.
Quiero reconocer el esfuerzo de la mayoría de gobiernos autonómicos, con independencia del color político, por defender la salud pública y la vida de la gente.
En séptimo lugar, la pandemia hace si cabe más urgente resolver otras crisis que nos debilitan como país. El Estado autonómico a juicio del gobierno debe perfeccionarse. Mejorarse la diversidad territorial, nuestra rica diversidad territorial en nuestro país. Y ello debe contribuir a superar crisis que han centrado a juicio del gobierno estérilmente el debate político nacional durante años, como la crisis catalana a la cual usted ha hecho referencia señor candidato.
Lo he dicho en muchas ocasiones, debemos volver a reencontrarnos en el punto en el que dejamos de escucharnos. Cerrar heridas y construir un futuro compartido. A mí no me resulta más patriótica esta idea que cualquier otra de las que ustedes han puesto encima de la mesa señor candidato. No se me ocurre tarea más noble ni más patriótica que legar a nuestros hijos un país en concordia. El Gobierno trabajará con determinación en esa tarea durante los próximos años.
Finalmente, nuestro país debe abordar transformaciones pendientes que resuelvan lacras tan persistentes como inaceptables a los cuales usted no ha hecho referencia en su intervención: la pobreza infantil, ha hecho referencia si, al desempleo, en especial al juvenil, no ha hecho referencia al paro de larga duración. Que es una de las principales lacras de este país. La desigualdad de género y su manifestación más repulsiva, la violencia de género a la cual después hare alusión en relación a sus burdas acusaciones.
La lucha incesante contra cualquier forma de discriminación y en especial las más odiosas, en especial las más odiosas como son la xenofobia y la homofobia. El avance en nuevos derechos y libertades que hagan posible para cualquier persona una vida digna y sino también una muerte decorosa.
Señorías,
Las tareas que tenemos por delante son de una enorme envergadura. Estamos a las puertas de una nueva gran modernización del país como he referido en otras intervenciones. Podemos lograrlo. España puede. Contamos con los recursos necesarios. Con un país lleno de talento. Repleto de energía y dinamismo.
Un país que siempre, siempre, siempre que ha tenido que elegir, ha elegido futuro. Nunca pasado que es lo que usted ha representado aquí en esta tribuna.
Para lograr hacer frente a esos retos necesitamos unidad. De los agentes sociales, de los colectivos civiles, también de los partidos políticos que están aquí representados. Y esa unidad es la que necesitamos como país y para hacer frente a los desafíos que tenemos por delante y he hecho referencia es lo que usted ansia torpedear, ansia quebrar con esta moción de censura. Pero no lo va a lograr.
El señor Abascal y los intereses que él y su partido representan, no olvidemos una cosa que pasa por encima del radar de los medios de comunicación, pero el partido de Abascal es el partido con mayor cantidad de donaciones privadas de todo el sistema político, pues bien, el señor candidato y los intereses que están detrás de usted detestan el significado de palabras por los cuales esta democracia ha luchado durante décadas, décadas y décadas, palabras que unen y cargadas de emoción y cargadas también de un sentido común de razón, palabras como democracia, pluralismo, diversidad, igualdad, libertad, solidaridad, paz y tolerancia.
Por eso quieren dividirnos. Provocarnos y enfrentarnos. Esta y no otra, señor candidato, es la verdadera razón de su Moción de censura.
Pero han medido mal sus fuerzas. Han vuelto a subestimar la fuerza de la democracia:
El candidato cree que puede aprovecharse de las reglas de la democracia. Cree que puede utilizar el Parlamento como plató para su lucimiento. Y no ha reparado en que ha medido mal sus fuerzas, no ha tenido en cuenta como he dicho antes la fuerza de la democracia. No ha tenido en cuenta que en esta Cámara, señoría, está representada toda la España real, tal como es y no como él quisiera que fuese. Podemos mostrar con el rechazo a esta Moción de Censura que la mayoría de la sociedad española descarta el camino que usted ha ofrecido a lo largo de su intervención que es el camino del odio y opta por el camino de la unión y del trabajo compartido para responder a los desafíos que nuestra sociedad tiene por delante.
Señorías, de ninguno de los verdaderos problemas usted ha hablado a lo largo de su intervención. Para usted los representantes del pueblo son ocupas, la democracia es tiranía, Europa es china o peor Hitler, es decir, la realidad va por un lado señoría y usted va por el otro. Esta es la síntesis de su intervención.
En síntesis, señor Abascal, en sus palabras, estamos ante la mayor degradación de la vida nacional. Los jueces, la soberanía y el Rey. No es palabrería, advierten. El Gobierno es ilegítimo. El Gobierno es criminal; los hombres ya no son hombres, están sometidos a las mujeres; los bárbaros nos invaden y la nación está a punto de desmembrarse. Y para colmo señorías… un virus chino.
Pero atención, señorías, en su primera frase en la intervención de esta mañana, el peor gobierno de los últimos 80 años. La fecha no está elegida al azar. Eso nos lleva nada menos que al año 1940.
Por tanto creo que tenemos que hacer un poco de contexto y situar el debate también en esas fechas. Para el señor candidato a la presidencia del gobierno, el gobierno actual, es decir del año 2020 (criminal y dictatorial) es mucho peor que todos, absolutamente todos los Gobiernos del dictador Francisco Franco.
Peor que el Gobierno que se inclinó ante Hitler y enroló a miles de jóvenes españoles para combatir bajo la bandera de la cruz gamada. Peor que el gobierno que persiguió, encarceló y ejecutó a miles de españoles una vez concluida la guerra civil. Peor que el dictador que dio un golpe de Estado a un Gobierno legítimo.
Peor que el Gobierno que originó el mayor número de desaparecidos de la Historia, quiero recordarle señor Abascal, que nuestro país, es el segundo país solo por detrás de Camboya, con más desaparecidos en el mundo, pero que ese gobierno y además, que otros gobiernos como puede ser con un número menor de desaparecidos que en España como puede ser la del dictador Videla en Argentina o de Pinochet en Chile.
Peor que el Gobierno que proscribió la libertad de expresión, la libertad de prensa, que persiguió, ejecutó y encarceló a sindicalistas.
Peor que el Gobierno que entregó el suelo español y la soberanía nacional a cambio de un vergonzante reconocimiento internacional del Régimen.
Peor que el Gobierno que adoctrinó en el credo fascista a millones de jóvenes; que encarceló homosexuales por el hecho de serlo, que redujo a las mujeres a la condiciones de menores faltas de juicio y sometidas al criterio de su padre y de sus maridos.
Peor que el Gobierno que desterró a lo mejor de la intelectualidad española e impuso la férrea censura sobre la creación cultural.
Peor que el régimen más corrupto de la historia de España, según coinciden todos los historiadores, no yo, que saqueó el patrimonio nacional y se apropió de bienes públicos que aun el Estado está hoy recuperando…
Estas señorías, que se han escuchado en esta tribuna son expresiones que se escuchan a diario. Y no en pasquines marginales, sino en radios y televisiones de amplio seguimiento social. Y estas son expresiones que son proferidas por la ultraderecha y acogidas con alborozo cuando no jaleadas desde los bancos de la derecha tradicional.
Pues bien, ésa es la nube de palabras (más bien una tormenta de palabras) de la ultraderecha que hoy hemos vuelto a escuchar: Criminales, Golpistas, feminazis, invasión, bárbaros… y también un virus chino.
Y ahora podemos compararla, si les parece, con la nube de palabras con la que los españoles definen sus problemas reales, los de verdad, señor candidato: pandemia, empleo, empresas, tensión territorial, medio ambiente, pobreza, crispación política.
¿Sabe qué sucede, señor candidato? Que para esos problemas, que son reales y que afectan a millones de españoles y españolas, ustedes no tienen ninguna solución. Ni ustedes ni quienes le secundan desde la derecha tradicional.
Para esos problemas todo lo que puede ofrecer a la sociedad española no es más que es un alarido, un par de insultos y nada más, que es lo que hemos escuchado en sus intervenciones. El desarrollo económico y la transición digital, el cambio climático y la cohesión social, el empleo y la salud, esos no están en su agenda de problemas, señor candidato. Tampoco la igualdad de género. Y mucho menos la pandemia.
Sí tiene un programa para poner coto a la opresión feminista que solamente usted advierte. Tiene también un programa para plantar cara a los ecologistas y a su supuesta dictadura. También tiene un programa para defender España que es cerrar los medios de comunicación que le disgustan. Y otro programa para la democracia española que es ilegalizar los partidos que le incomodan.
Y aún otro más para resolver los desajustes autonómicos y es acabar de raíz con las Autonomías y regresar al Estado centralista de la dictadura franquista, ochenta años atrás.
Pero para la combatir la inseguridad laboral, para la creación de empleo de calidad, usted no tiene ninguna solución. Eso sí, para acabar con la inseguridad ciudadana en uno de los países más seguros del mundo, para usted eso sí que es una prioridad esencial.
Señor candidato, usted no tiene buenas soluciones para los verdaderos problemas de los españoles, pero es que además tiene unas soluciones fatales para lo que no son problemas que sufren los españoles.
Fíjese, un problema real es la pandemia y ¿Qué es lo que hemos hecho todos los gobiernos de Europa? Pues hemos movilizado todos nuestros instrumentos constitucionales, todas herramientas políticas y sociales para hacer frente a una pandemia que no vivía la humanidad durante estos últimos 100 años, movilizarnos contra la primera ola con medidas excepcionales, como fue el estado de Alarma, reconocido en nuestra Constitución, que permitió mantener a raya al virus y doblegar la curva; y tratar después de frenar la segunda ola mediante una combinación de medidas higiénicas de prevención, el rastreo y seguimiento de los casos y medidas escalonadas de distanciamiento social y de restricción de la movilidad. La pregunta es ¿Qué hubieran hecho ustedes, señor candidato? O mejor dicho ¿Qué es lo que hicieron? Porque hay que recordar qué es lo que hicieron durante esta estas semanas del Estado de Alarma.
Cuando irrumpió con toda su virulencia la pandemia, el Gobierno declaró el estado de alarma y puso en marcha una batería, como saben ustedes, de medidas urgentes para hacer frente a la pandemia en todos los ámbitos, el sanitario, económico y social.
Ustedes dicen que reclamaron la declaración del estado de alarma, pero hay que recordar que el 9 de abril, cuando aún teníamos en las UCI de los hospitales de nuestro país a más de 4.700 pacientes de COVID ingresados, ocupando más del 50% de las camas disponibles, votaron en contra de la prórroga el estado de alarma. Es más, recurrieron su aplicación al Tribunal Constitucional.
Tardaron asimismo más de 15 días en presentar lo que calificaron entonces, en plena calamidad, sus medidas urgentes para salvaguardar la salud y la economía de los españoles. Para ser urgentes, la verdad es que se tomaron su tiempo. Pero la verdad si uno las analiza, la mayoría son poco originales. No eran más que un corta y pega de lo que ya había puesto en marcha el Gobierno, como la ampliación de los plazos a las empresas para el pago de impuestos, la suspensión de cuotas de la Seguridad Social, la reorientación de la industria para fabricar material sanitario o el despliegue de las Fuerzas Armadas para, por ejemplo, labores de desinfección de residencias, instalaciones sanitarias y servicios públicos esenciales y la instalación también de hospitales de campaña.
Pero ustedes propusieron, señor candidato, haga memoria, proponiendo que el Estado se hiciera cargo de las nóminas de todos los trabajadores de España y de los ingresos de los autónomos durante tres meses. En fin, no voy a entrar en la cuantificación de esa medida porque se descalifica por sí misma.
El Gobierno en cambio sí hizo otras cosas. Puso en marcha los mecanismos, mecanismos, por cierto, más sostenibles, más realistas y lo más importante, mecanismo con una perspectiva temporal mucho mayor de los tres meses a los cuales usted hacía referencia.: los ERTE por fuerza mayor y las prestaciones extraordinarias para los trabadores y trabajadoras autónomos.
Los ERTE permitieron, creo que es importante volver a subrayarlo, sostener casi 3,4 millones de empleos en el peor momento de la pandemia y han aliviado a más de 500.000 empresas, y cerca de 1,5 millones de trabajadores autónomos se han beneficiado de la prestación por cese de actividad. Medidas, por cierto, que ustedes nunca aprobaron en este Parlamento.
Como en tantas otras ocasiones, porque ustedes solamente lo que han hecho ha sido apoyar 2 de los 21 Reales Decretos-Leyes con medidas urgentes para hacer frente a la pandemia que se han votado en esta Cámara desde el inicio del estado de alarma.
Llegaron ustedes a plantear también la destitución de toda autoridad autonómica que atacara el principio de solidaridad nacional dificultando la respuesta a la pandemia y, en general, a toda autoridad que mostrara su negligencia, pasividad o incapacidad en esta crisis. Sin embargo, nunca les vimos exigir tal responsabilidad a los gobiernos a los que ustedes sostienen en las Asambleas regionales, como por ejemplo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid.
La diferencia entre la derecha tradicional y la ultraderecha es que este Gobierno y la mayoría de esta Cámara lo que ha hecho ha sido optar por la cogobernanza, por la colaboración y la cooperación no como ustedes estás haciendo desde el inicio de la pandemia. Lo demuestran así las 16 conferencias de presidentes -17 con la del próximo lunes que vamos a celebrar con la presencia de la presidenta de la Comisión- o los 159 encuentros sectoriales para consensuar y adoptar medidas conjuntamente con las comunidades autónomas, y esta es una cifra récord, 159 de los últimos diez años. En definitiva, esta es una forma bien distinta de hacer política y entender el espíritu de concordia que emana de nuestra Constitución.
Me parece importante volver a subrayarlo pero incrementamos asimismo los recursos de las CC.AA para hacer frente a la pandemia, pudimos en marcha un fondo COVID, un fondo no reembolsable de 16.000 millones de que ha permitido, por ejemplo, mejorar la financiación pública de sanidad pública y educación pública de todas las Comunidades Autónomas; también 8.000 millones por la actualización de las entregas a cuenta del sistema de financiación; los 3.200 millones del fondo FEDER 2014-2020 vinculados al gasto sanitario, o los 14.000 millones más de liquidez para las comunidades autónomas.
Y además ayer, esta Cámara permitió la suspensión de las reglas fiscales precisamente para que los Ayuntamientos y las CC.AA. vuelquen recursos en la medida de sus competencias para combatir tanto los efectos de la crisis económica como social. Ustedes no votaron a favor, el Partido Popular tampoco votó a favor de una medida fundamental para hacer frente a esta pandemia.
Se pueden discutir muchas cosas pero las cifras están ahí. Usted hace referencia al nivel de endeudamiento, en el déficit público en el que vamos a incurrir, lógicamente, señoría, como van a incurrir todas las economías occidentales. O es que ¿Cuál sería su alternativa? ¿No haber hecho absolutamente nada? ¿No haber endeudado a nuestro o no incurrir en déficit público precisamente para proteger a trabajadores, empresas, trabajadores autónomos y aquellos a los que usted está diciendo que este Gobierno le está abandonando?
Fíjese, nosotros hemos protegido al sector agroalimentario al que usted , con subvenciones para las explotaciones agrarias y ganaderas en dificultades o las modificaciones en las ayudas a los sectores de frutas y hortalizas; la agilización de créditos industriales; los planes sectoriales de turismo, automoción y transporte, por importe nada desdeñable de 11.500 millones de euros; el paquete de ayudas al sector cultural, uno de los sectores más dañados como consecuencia de la pandemia; o las líneas de avales ICO, que han movilizado ya una financiación, fíjese señoría, 103.000 millones de euros en créditos a través de más de 830.000 operaciones, de las cuales un 98% benefician a pymes y autónomos.
Y en todo este proceso de impulso y de escudo social frente al virus no sólo promovimos a través de la cogobernanza, sino que además se realizó con diálogo social. Usted señoría ha hecho referencia a los sindicatos a los que no iban a ser objeto de crítica y desprecio por su parte, pero yo quiero rendir un tributo a los sindicatos de este país por la defensa de los trabajadores, de la democracia y la libertad en nuestro país. Gracias al diálogo social hemos logrado los cinco acuerdos alcanzados: los tres pactos sobre los ERTE para que se vayan postergando hasta el 31 de enero, esta es la última de los acuerdos, el Pacto por la Reactivación Económica y el acuerdo sobre la Ley de Trabajo a Distancia, que me parece que no solo es pionera sino que es urgente y necesaria en un momento en el cual que como consecuencia de la pandemia hay muchos trabajadores y trabajadoras en el sector privado y también público que tienen que verse forzados al trabajado a distancia.
Por tanto, cogobernanza, diálogo social y acuerdo europeo.
Señor candidato, entiendo que no lo recuerde porque usted va muy rápido y puede a lo mejor perderse. Pero plantearon en plena pandemia propuestas como, por ejemplo, cosas tan marcianas como la de reprobar al director general de la Organización Mundial de la Salud, por haber convertido a este organismo, cito textualmente, en un "canal de propaganda chino", y llegaron a plantear la salida de España de la OMS en plena pandemia.
Ustedes se olvidan en todas y cada una de sus iniciativas parlamentarias, además de manera obstinada yo diría, de todas las recomendaciones de la comunidad científica y los organismos sanitarios internacionales.
En síntesis, en un momento en el que muchos sectores y también ciudadanos y ciudadanas lo estaban pasando muy mal, ustedes se olvidaron, señor candidato, de España. Ustedes no quisieron arrimar el hombro en ningún momento por su país. Es verdad que lo hicieron con la complicidad de la derecha tradicional. Y el mejor reflejo de su actitud fue que además abandonaron la Comisión para la Reconstrucción, ustedes no fueron capaces ni de plantear sus conclusiones en la Comisión parlamentaria. Es decir ustedes lo que han hecho es desentenderse de los problemas reales de los ciudadanos españoles.
Lo expresaron en esta misma Cámara en los debates del Estado de Alarma con una idea muy sencilla que hemos vuelto a escuchar hoy y es que tenemos que "combatir el virus comunista chino y lo tenemos que hacer con Libertad". Más o menos nos ha venido usted a decir eso. Es decir, suprimiendo cualquier restricción, esto es, facilitando la expansión de los contagios. Y ahí siguen ustedes, señor candidato. En nuestro caso, nuestra actitud ha sido bien distinta.
En el frente económico y social lo que hemos hecho ha sido volcar en apoyo de las empresas créditos y ayudas, en apoyo de los trabajadores con ERTES, en amparo de los más desasistidos con el Ingreso Mínimo Vital que hemos puesto en marcha en un tiempo récord y además gestionando una calamidad tan inédita como esta pandemia y además con medidas de garantía de los suministros básicos y de la vivienda.
¿Qué hubieran hecho ustedes? Pues poco o nada sabemos realmente si nos tomamos en serio su contribución a esta emergencia o si escuchamos su intervención cuáles han sido sus diatribas para explicar esta iniciativa, pero una cosa es cierta: el mejor ejemplo lo vimos con el Ingreso Mínimo Vital.
Ustedes lo desacreditaron, como en la mañana de hoy, y lo menospreciaron llamándolo "la paguita". Dijeron que el Ingreso Mínimo Vital era la "paguita". Comprendo que para usted doscientos euros al mes para una familia necesitada le pareciera a usted son poco al lado del generoso estipendio cuando vivía de los chiringuitos que le creaba precisamente Gobiernos del Partido Popular.
Sigamos con los problemas reales, señor Abascal, como lo es también la violencia de género. Ya veo que usted no está preocupado por la violencia contra las mujeres, a usted lo que le preocupa son los casos lamentables pero muy puntuales, estadísticamente irrelevantes, de denuncias falsas de violencia de género.
¿Y cuál es la solución que usted da para acabar con esas denuncias? Pues ni más ni menos que acabar con la ley de lucha contra violencia de género. Desde luego, así usted acabará con las escasísimas denuncias falsas, y también va a acabar con la abrumadora mayoría de denuncias verdaderas sobre violencia de género.
Usted no tiene soluciones efectivas para los problemas reales. Por ese lado vemos que sus méritos son escasos ¿Tiene al menos algún bagaje que le acredite como un buen gestor de los recursos públicos? Vamos a repasarlo.
Usted ha desempeñado en su dilatada carrera política varios cargos públicos. Siempre vinculados al Partido Popular. Por ejemplo, en el año 2013, la entonces presidente de la Comunidad de Madrid, la señora Aguirre le puso al frente de una fundación, probablemente muy importante en el organigrama de la Comunidad de Madrid, que era la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social de la Región de Madrid. Un organismo perfectamente prescindible, creo yo. Lo que hoy llamaría usted "un chiringuito"...
Era un chiringuito innecesario, usted mismo lo dijo y no se lo voy a discutir. Usted lo sabrá mejor que yo. Pero al menos podía haber intentado hacer algo. Conseguir algún patrocinio o algún mecenazgo. Por mínimo que fuese.
Pero ¿Qué consiguió durante su mandato? Nada. Cero. No poco. Nada.
Tenía un presupuesto de 183.600 euros para lograrlo. Y contaba con un sueldo anual de 82.000 euros, la mitad. Quiero recordar que su sueldo en el chiringuito era un 10% superior al sueldo del presidente del Gobierno en aquel entonces, el señor Rajoy. ¿Y qué consiguió usted? Vuelvo a repetirlo: nada.
En fin ¿Se cree capaz de gestionar los ingresos del Estado cuando no fue capaz de ingresar ni un euro en esa Fundación? ¿Se ve capaz de gestionar los gastos del estado cuando usted consumió la mitad del presupuesto de su chiringuito en su propio sueldo? ¿Esa es la regeneración que usted promete?
Ya vemos que no tiene soluciones. Tampoco tiene capacidad de gestión. Usted me dirá que tiene ideales, que tiene grandes valores. Vamos a comprobarlo si tiene usted señor Abascal ideales y valores.
En primer lugar, es bastante claro, bastante evidente, que usted el valor de la gratitud no lo tiene, el valor de la gratitud con quienes le dieron cobijo y trabajo usted no lo tiene. Si no tiene gratitud hacia sus excompañeros del PP, ¿profesará acaso afecto patriótico hacia los españoles? En mi humilde opinión, señor Abascal, después de haberle escuchado durante horas, yo creo que tampoco. Tampoco.
Usted odia España tal como es. Se lo repito "Usted odia España tal como es". Lo que usted llama patriotismo es nacionalismo exasperado. No le interesa la libertad de los ciudadanos, lo que le interesa es la homogeneidad cultural de la sociedad y la supresión de cualquier diferencia. Un patriota, escúcheme bien señor Abascal. A un patriota no le sobra la mitad de sus compatriotas como a usted le sobran. Un verdadero patriota no puede odiar a sus compatriotas.
Usted no entiende España como la unión de millones de personas con una diversidad cultural y una pluralidad política que, a juicio mío y de la mayoría de españoles, son la riqueza, la fortaleza que tiene la sociedad. Para usted España es el limitado número de españoles que se acomodan a sus prejuicios. A los suyos, señor Abascal. A los suyos, señor candidato.
De las cuatro lenguas de España que hablara Gabriel Aresti, a usted le sobran, por lo menos, tres. Mejor dicho, tres y media. Porque hasta le sobra todo el castellano que habla de libertad y justicia, de democracia y que engrandecieron García Lorca, Miguel Hernández o Machado.
Usted ama España; dice. No lo discuto. Pero no profesa amor a nada de lo que nos ha hecho grandes como pueblo. Ama una cierta España. No ama la España de la piedad y la compasión a los indios de fray Bartolomé de las Casas, sino la España tenebrosa de Torquemada; usted no ve en los inmigrantes, en los otros, a una humanidad sufriente, sino, como bien ha dicho desde esta tribuna esta mañana, a invasores que ha de devolver al mar.
No le adorna la gratitud, ni tampoco afecto a los españoles que no piensan como usted.
Por tanto ¿Cuál es el siguiente valor que invoca? El constitucionalismo. Ustedes son un partido constitucionalista. Mi partido humildemente señoría estuvo en el nacimiento de la Constitución.
Quienes entonces pensaban como usted, los Blas Piñar de la época, estaban en la tarea opuesta. Es, de hecho, el PSOE el único partido de los que la alumbraron la Constitución que sigue en pie y con su mismo nombre, señor candidato. La Constitución nació del entendimiento entre derecha moderada y socialistas, comunistas y el nacionalismo para dejar atrás la ignominia del franquismo. Usted es heredero de la ultraderecha de entonces. De la que lanzaba invectivas contra Suárez, de la que jaleaba a los Tejeros con palabras muy parecidas si no idénticas a las cuales usted ha hecho referencia y ha utilizado desde la tribuna esta mañana.
No son constitucionalistas, señor candidato.
Ustedes aprovechan la Constitución, tratan de reapropiarse de la Constitución a su conveniencia, que es una cosa bien distinta.
Así, sí lo estamos viendo con esta ceremonia estéril de hoy, en la que ustedes aprovechan un artículo de la Constitución para montar una maniobra política completamente estéril contra la Constitución.
Esto es lo que están haciendo hoy aquí, señor Abascal.
Lo hacen desde argumentos políticos que significan todo lo contrario al espíritu constitucional.
Lo hacen desde el grito, desde el insulto, desde la difamación, desde la mentira… Es decir, todo lo contrario a lo que representa el espíritu constitucional. Lo hacen buscando el enfrentamiento, la división, en un momento en el que precisamente deberíamos estar todos construyendo lo contrario, que es la unidad.
En fin, ustedes representan todo lo contrario al espíritu constitucional.
Fíjese, es tal el empeño en retroceder en la historia que hasta le molestan los avances que a los demás nos alegran.
A usted le molestan los avances y las conquistas que hemos logrado durante estos más de cuarenta años de democracia. Si hoy reina en el País Vasco la paz, si los vascos y el conjunto de compatriotas nos hemos liberado de la violencia terrorista, usted se muestra contrariado donde la mayoría, dentro y fuera de España, vemos y vieron la derrota policial, la derrota social, la derrota política, la derrota democrática del terrorismo, ustedes ven la victoria del terrorismo.
El Partido Socialista, señora Abascal, sufrió en carne propia el flagelo del terror, como lo sufrió también la sociedad española y la sociedad vasca. Perdimos dirigentes destacados, militantes también casi anónimos, igual que perdieron la vida muchos militantes y dirigentes del Partido Popular. Igual que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, las Fuerzas Armadas, la sociedad civil… Pero además de padecer, sufrir y soportar el terrorismo, señor candidato, el Partido Socialista hizo algo más. Fue un gobierno socialista quien derrotó definitivamente a ETA.
Y a estas alturas, señor Abascal, y a estas alturas, señora Abascal, no va usted a reescribir la Historia
Está en su derecho, señor candidato…
Apláudanse, porque la verdad es que ya cada vez es menos diferente el verles a ustedes o escuchar a la gente del Partido Popular, está en su derecho, señor candidato, de exigir, de exhibir sus sufrimientos pasados. Pero los sufrimientos de la mayoría de la sociedad española no son monopolio de usted, señor candidato.
Y menos aún le dan el derecho a poner en duda el compromiso constitucional del Partido Socialista Obrero Español y de todas las personas que no pensamos como usted.
En fin, su discurso, señor candidato, está plagado de ciertas expresiones: expulsar, echarlos, acabar con ellos… En fin, no puedo pensar en un sentimiento más anticonstitucional que el que usted ha exhibido desde esta tribuna en el día de hoy. Y menos aún la España que admiramos. Con ese pensamiento, señor Abascal, le puedo garantizar que la Constitución de 1978 no hubiera sido posible.
Pero terminemos con sus valores. Usted ha hecho referencia también aquí a sus valores cristianos. Ustedes invocan a la Iglesia Católica y también a sus valores cristianos.
Y lo hacen. Usted lo ha hecho, señoría. Sí lo ha hecho. Si es que yo le escucho con atención.
Créame, créame. Consta en acta que usted ha hecho referencia a los valores cristianos de su partido.
Ustedes invocan a la Iglesia Católica y eso les honra. La fe es imprescindible y como presidente del Gobierno, quiero que sepa que vamos a proteger siempre a todas las religiones.
Bueno, fíjese usted si tanto es así, que el señor Garriga ha venido a decir que la ley islámica prevalece en algunos barrios de nuestro país. Pero en fin, ustedes reivindican la Iglesia Católica. Eso les honra. La fe es imprescindible. Vamos a proteger desde el Gobierno a todas las religiones.
Pero, señora Abascal, señor candidato, ustedes desprecian la figura y el mandato de su máximo representante, que es el Papa Francisco.
¿Se ha dado cuenta usted de eso? ¿Ha leído, por ejemplo, usted la última encíclica "Fratelli Tutti" del Papa Francisco? Yo le recomiendo que la lea o que le hagan un resumen, señor Abascal. ¿Qué opinión le merece las críticas que hace el Papa Francisco, y cito textualmente a los nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos?
¿Qué opinión le merece a los que utilizan, y vuelvo a citar textualmente al Papa Francisco, el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar para y continúa el Papa, suscitar la desconfianza constante, aún disfrazada detrás de la defensa de algunos valores?
¿Qué opinión le merece, señor Abascal? ¿Cómo casa su propuesta fiscal de suprimir todos los impuestos, todos los impuestos que usted ha venido a decir en su intervención, sobre todo y especialmente las rentas altas, con el pensamiento del Papa que dice lo siguiente: El Papa ama a todos ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos y promocionarnos?
Señor candidato, ni agradecido, ni patriota, ni constitucionalista. En fin, cristiano… habría que verlo.
¿En qué creen ustedes? Usted dirá que la libertad a la cual ha hecho referencia su intervención. U fíjese, se lo voy a conceder. Ustedes creen en la libertad. Lo que pasa es que hay que ver en qué libertad creen ustedes. Y para ello voy a recordar un curioso pasaje de Marx, no de Groucho, en el que se relata la reacción de un terrateniente que la emprende con su esclavo negro en pleno centro de Londres a bastonazos. Es reprendido por un policía, por un Bobby y el terrateniente estadounidense dice lo siguiente "¿Qué tipo de país es éste, se indigna el terrateniente, en el que un caballero no puede azotar libremente a su esclavo?
¡Esto es una dictadura!"
Ustedes hablan en serio cuando dicen que quieren recuperar ciertas libertades que han sido sustraídas en nuestro país. Porque efectivamente, hubo un tiempo no tan lejano, nuestros padres, nuestros abuelos, lo saben muy bien porque lo vivieron, lo sufrieron, en el que algunos tenían la libertad de despedir libremente a los trabajadores, de encarcelar libremente a los sindicalistas. Hubo un tiempo en el que en nuestro país la gente que mandaba tenía la libertad de cerrar libremente los medios de comunicación críticos, de adoctrinar libremente en el fascismo a los niños. Todavía están vivos muchos homosexuales, señor candidato, que en algún momento de sus vidas fueron insultados, golpeados y encarcelados. Porque en este país hubo un tiempo en el que existía la libertad para los mandatarios de insultar, golpear e incluso encarcelar libremente a los homosexuales.
Hoy, señor candidato, nuestras leyes no permiten discriminar, ni vejar, ni golpear a las mujeres, pero hay hombres, afortunadamente cada vez menos, que echan de menos la libertad de discriminar, de vejar y de golpear a las mujeres. Quienes añoran aquellas libertades perdidas, señor candidato, esas personas se sienten extranjeras en su propio país porque ahora viven en un país, en una España en la que se ha perdido la libertad de encarcelar a los sindicalistas, de cerrar los medios de comunicación molestos, de humillar a los homosexuales o de pegar a las mujeres.
A esas personas usted les ha prometido reconquistar su libertad. Pero señoría, señor candidato, no lo va a lograr porque su libertad es la opresión de la mayoría de ciudadanos y ciudadanas de nuestro país y porque la mayoría de España se lo va a impedir con su voto democráticamente cada vez que sea llamada a las urnas.
Yo, siento decirle señor Abascal, señor candidato, que tengo una muy mala noticia que darle a usted y a todos los que han puesto sus complacencias y sus esperanzas en usted: el camino que ha emprendido España hace más de cuarenta años no tiene vuelta atrás.
Hay una gran mayoría de españoles españolas que está resuelta a marchar siempre hacia adelante, a conquistar más libertades, más justicia social, a vivir en concordia y esa España que es un país admirable, la España que nos merecemos, ustedes no la pueden parar.
Señor Abascal, la mala noticia es que ustedes llegan tarde. Como va a comprobar estos días en el día de hoy y en el día de mañana, quienes le apoyan a usted y a su proyecto son muy pocos y lo seguirán siendo a condición de que los demás nos tomemos en serio a usted, a su proyecto y todo lo que ha dicho y defendido tanto usted como su portavoz en la mañana de hoy
Señor candidato del artículo 113 de la Constitución, que es el que regula el procedimiento de la moción de censura, no nació ni para canalizar su ira, ni para esparcir su odio, ni tampoco para malgastar los recursos públicos de este país que usted dice querer tanto defender. No nació para amenazar la convivencia de España y mucho menos la democracia de nuestro país. Nuestro país, afortunadamente, y después de muchos años de dictadura, hoy es una de las principales democracias de nuestro planeta, es de las 20 mejores y más influyentes democracias del mundo, sin duda alguna con defectos, con mejoras, pero están ahí, entre las 20 mejores y más influyentes democracias del mundo. Con una economía que, reconozcámoslo, avanzaba y crecía por encima de la media de la eurozona antes de la pandemia que de repente nos hemos topado con una conmoción que es esta pandemia global que está afectando a todos los países.
Insisto, 40 millones de seres humanos han sido contagiados por el virus y un millón de seres humanos han muerto como consecuencia del virus en todo el planeta, miles y miles de ellos compatriotas españoles. En definitiva, una pandemia que no entiende ni de fronteras ni de ideología, incluida la suya, señora Abascal, o de género, pero cuyas consecuencias ampliarán la brecha de desigualdad social si no actuamos antes.
Nuestra economía, lo hemos dicho en muchas ocasiones, está sufriendo esta sacudida sin precedentes. Está afectando a nuestra estructura productiva. Y precisamente por eso necesitamos concentrar todos los esfuerzos, todo el talento del país en esa tarea común.
Necesitamos unidad, que es precisamente lo que usted quiere poner en cuestión con esta moción, señor candidato.
El pasado 4 de enero, en el discurso de investidura que la Cámara votó favorablemente y que me dio el honor de convertirme en presidente del Gobierno por mandato constitucional, presenté un proyecto detallado para el país, un proyecto que representaba dos fuerzas políticas en el primer gobierno de coalición de la historia de nuestra democracia.
Un proyecto de país que yo entiendo y que entendemos todos los miembros del Gobierno y la mayoría parlamentaria que los sustenta, que es un proyecto para las próximas generaciones. Una España que quiere avanzar, que quiere superar viejos conflictos, resolver problemas que han durado muchísimo tiempo y que han centrado y canalizado muchas energías en nuestro país durante estos últimos años.
Un proyecto que, a nuestro juicio y humildemente, pues es un proyecto transformador que debe dar respuesta a los grandes desafíos que tenemos por delante. Muchos de ellos semejantes, por cierto, a los que encaran otros países del mundo.
Por supuesto, nunca esperé que usted y su grupo, pues, compartieran ese proyecto de España. Aunque tengo que decirle una cosa, señor Abascal, y lo he dicho en alguna otra ocasión, cuando usted me ha preguntado en las sesiones de control: nosotros defendemos un país en el cual ustedes tienen cabida. Esa es la gran diferencia: que en el modelo de país que ustedes defienden no cabe el 50 por ciento de los españoles.
Al menos, si cabía esperar, señora Abascal, que trajera un proyecto de país alternativo, ¿no?
Planes, propuestas, capacidad de gestión, pero nada de ello, señor Abascal, lo que hay es odio, cólera y nada más. Nada más.
Sobre los problemas reales de la ciudadanía, señor Abascal, no hay ninguna solución por parte de su partido, ni tampoco de usted. Sabemos que no es partidario de ninguna de las propuestas para que España avance que estamos liderando desde el Gobierno de España.
Sabemos que no es partidario de la memoria democrática, primer aviso dicen ustedes en Twitter, ni de la lucha contra la violencia de género, segundo aviso, señora Abascal, ni del Estado de las Autonomías, tercer aviso, señor Abascal, ni de la inmigración, cuarto aviso, señora Abascal…
Pero permítame que le pregunte ¿qué piensa usted, por ejemplo, de la Formación Profesional? ¿Qué piensa usted de la economía circular? ¿Qué piensa usted de la regulación de los falsos autónomos? ¿Qué piensa usted de la igualdad salarial entre hombres y mujeres? ¿Qué piensa usted de la cuarta revolución industrial o de la inteligencia artificial? ¿Tiene usted algún plan para España, más allá de demoler las conquistas en derechos y libertades que hemos logrado conjuntamente durante estos últimos cuarenta años?
De todo esto, el señor candidato, hablé en nombre del gobierno de coalición en mi discurso de investidura el pasado 4 de enero.
De nada de ello, hemos oído hablar hoy aquí por parte de usted.
Permítanme que repase algunas de las cuestiones que mencioné entonces
Hablé en primer lugar de la justicia social, de reducción de las desigualdades. ¿Y qué es lo que hemos oído hoy aquí acerca de estas cuestiones por su parte, señor candidato? Fíjese, nada. Lo que yo sí que le he escuchado, y se me grabo además a fuego en la memoria, fue llamar chiringuitos a la Cruz Roja y a Cáritas, eso es lo que usted ha dicho.
Hablé de la defensa de lo público, hable del Estado del Bienestar. Con los planes que usted ha manifestado hoy aquí, y que vienen defendiendo sistemáticamente en esta cámara, señor Abascal, el
Estado dejaría de ingresar unos 17.000 millones de euros: esto es, la ultraderecha lo que quiere es renunciar al 20% los ingresos públicos del Estado. Y con eso, ¿realmente creen, señor Abascal, que se pueden mejorar la sanidad pública, la educación pública o la atención a nuestros mayores dependientes?
Hablé también de libertad, de los derechos individuales, de los Derechos Humanos.
¿Qué hemos oído hoy aquí, por su parte, sobre estas cuestiones? Lo que hemos escuchado es menos que nada, es muy preocupante, señor candidato. Usted ha amenazado con prohibir partidos políticos que no piensen como usted, ha amenazado con expulsar a los inmigrantes, ha amenazado con no tener en cuenta a los parientes, o a las personas que tienen parientes enterrados en cunetas, que lo que tienen que hacer es olvidarse de ellos porque a usted, a quienes usted representa les molesta.
Hablé también de la cohesión territorial, de la diversidad de España y del diálogo entre comunidades, señor Abascal. ¿Qué hemos oído hoy aquí acerca de esto a usted? Pues lo que venimos escuchando durante estos últimos meses. Encarcelar a cientos de miles de catalanes, asediar las lenguas cooficiales, y acabar con el Estado Autonómico, es decir, con el corazón del Pacto Constitucional, que es el Título VIII.
En la sesión de investidura del 4 de enero, señor candidato, hablé de la emergencia climática. De ciencia y de cultura. De educación. De pensiones. De empleo y un nuevo Estatuto de los Trabajadores. De Salario Mínimo Interprofesional. De digitalización. De justicia social. De Investigación. De reto demográfico. De desarrollo rural. De apoyo a las familias vulnerables. Del derecho a la eutanasia. Del aumento de la cartera de prestaciones de la sanidad pública. De regeneración institucional. De feminismo. De turismo sostenible. De financiación autonómica. De la Ley de Dependencia. De protección de los niños a la violencia. ¿Qué hemos oído hoy hablar sobre estas cuestiones a su señoría? Nada. O en ocasiones menos que nada: que es el retroceso, la confrontación, y en definitiva, el odio.
Señor candidato, le voy a hacer una reflexión más política que espero que usted aunque no comparta, por lo menos le haga reflexionar. En un momento histórico determinado, alguien tuvo la brillante idea de utilizarles para cambiar el rumbo y el liderazgo de la derecha española. Y lo consiguieron. Yo tengo que reconocerle que la foto de Colón es sin duda su gran triunfo político. Algunos de los allí retratados ya no están entre nosotros, y es seguro que la cuenta aún no ha terminado.
Otros siguen creyendo que la ultraderecha tiene cierta utilidad. Que puede servir de ariete a las fuerzas conservadoras para derribar al Gobierno de coalición.
Entiéndame: señor Abascal, no piensan en construir una alternativa con usted. Siento revelárselo. Utilizan su vehemencia. La fe en sus capacidades como gestor son también escasas entre la propia derecha, porque muy probablemente le conozcan a usted mucho mejor que nosotros.
Digamos que simplemente lo que quieren, como instrumento de ataque, es a la ultraderecha, pensando que después, y este es el error de la derecha tradicional, usted será fácilmente domesticado. Aquí pienso, señor candidato, que se equivocan con usted.
Sorprende que alguien en la derecha tradicional pueda seguir apostando por una estrategia tantas veces fallida. A estas alturas, hay que ser una rana muy tonta para pensar que esta vez el escorpión no picará.
Ustedes no constituyen un peligro por la fuerza de sus votos. Yo estoy convencido, de que la mayoría, la amplia mayoría de españoles y españolas, nunca desfilara tras sus banderas desquiciadas. Ustedes son un peligro porque contagian, como estamos viendo tantas veces esta Legislatura, sus ideas a la derecha. Ése es el corredor que ustedes han abierto imponiendo una estrategia de oposición de insultos, de odio y de provocaciones; arrastrando a la derecha tradicional.
En otro tiempo la derecha, incluso más dura, por ejemplo la de Aznar, recordemos hace cuanto, invocaba a Azaña, homenajeaba a Miguel Hernández. Hoy aquella derecha les obedece acobardada, acomplejada y arranca de las calles de Madrid la memoria de demócratas como Indalecio Prieto o como Largo Caballero que promovió la reforma legal de la jornada laboral de 40 horas.
El peligro con su ideología, señor candidato, es no tomarse en serio lo que dicen, pensar que no van en serio, porque finalmente, si ustedes tienen una mínima capacidad de poder, ustedes llevan a cabo sus amenazas.
Con todo el respeto, señor candidato, lo preocupante para España es eso, no es usted, es lo que usted representa. Lo preocupante es la llamada del abismo que usted representa para ciertas figuras de la derecha española. La tentación de haber interiorizado, esa derecha tradicional, que usted es imprescindible para regresar en algún momento al poder.
Por ello quiero aprovechar por ello esta tribuna para dirigirme a todos los ciudadanos que, legítimamente, desde posiciones conservadoras y liberales, desean en este momento otro Gobierno para nuestro país, porque esa es la esencia de la democracia. Y lo desean desde la convicción de sus ideas y desde el peso de los argumentos derivados de esas convicciones.
Ser el presidente del Gobierno de España es también ser el suyo. Y les pido, precisamente, que no abandonen las ideas, ni renuncien a los argumentos. Que se mantengan en el debate constructivo, por apasionado que sea, siempre sobre la base de los hechos ciertos.
Que no crucen la línea. Que no jueguen con fuego. Que construyan su alternativa desde el respeto y la racionalidad. Porque, como dijo un filósofo inglés Thomas Paine, "discutir con una persona que ha renunciado al uso de la razón es como darle medicina a un hombre muerto".
Señor Casado, de usted depende que el autoritarismo, la furia y la intolerancia prevalezcan o no en la derecha española. Le pido que no se deje arrastrar por la tentación totalitaria. Le pido que no regale un éxito a la ultraderecha que se volverá contra todos y antes y antes y con más fuerza contra usted y contra el partido que lidera.
Le pido que interrumpa esta deriva, que se inició en el momento en que la ultraderecha infiltró sus ideas en el cerebro del Partido Popular y marcó la ruta a los nuevos dirigentes del PP.
Quizás nadie se lo ha dicho, señor Casado, pero yo creo que llegó la hora de que usted lo escuche: el señor candidato a la presidencia del Gobierno hoy, el señor Abascal y los suyos nunca van a tener suficiente. Siempre le fijarán una prueba más alta. Creerán apaciguarlos cada vez que los contentan, como han hecho, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Madrid. Pero siempre les van a pedir más. Y cada vez que les pidan más y ustedes cedan más, más les van a despreciar y más les van a llamar derechita cobarde. Porque donde usted cree exhibir fortaleza lo que manifiesta a sus ojos y a ojos de todos los españoles, señor Casado, es una extrema debilidad.
Le invito, en consecuencia, a interrumpir la deriva, a cortar con la ultraderecha, como hacen dirigentes europeos. Que usted no es el beneficiario sino el blanco de este ataque y que proclame que la derecha española nada tiene que ver con la ultraderecha española. Señor Casado, señorías del Partido Popular, no basta con abstenerse, con ponerse de perfil. Le pido que regrese al comportamiento y al sentido de Estado que se exige al Partido Popular.
Usted tiene bloqueada la renovación de las principales instituciones del Estado, saltándose el mandato constitucional, porque cree que están los suyos, y está dispuesto a no renovarlas hasta que no vuelvan los suyos. Eso es un absoluto desprecio al espíritu constitucional.
Usted va extendiendo, junto con el señor candidato a la Presidencia del Gobierno, el señor Abascal, una leyenda negra sobre España en Europa, diciendo, poco menos, que acecha una dictadura. Lo han dicho ustedes a lo largo del Estado de Alarma. Ustedes han difamado, perjudican al país, y eso nunca es el camino, señor Casado. Pero no ya para ser presidente del Gobierno, ni siquiera es el camino para ser líder de la oposición, señor Casado.
A los demás grupos, señores y señoras diputados, les invito a mostrar al señor candidato y a la ultraderecha cuál es la respuesta de la mayoría de españoles y españolas frente a su proyecto de odio, de furia y de enfrentamiento.
Esta será la moción de censura con menos apoyos de la historia. Incluso aunque consigan que el Partido Popular se abstenga o vote a favor, va a ser un fracaso.
Porque a pesar de las dificultades, señoras y señores diputados, la gran mayoría de parlamentarios y parlamentarias aquí reunidos tenemos la mirada puesta en avanzar, en superar la emergencia sanitaria, en amparar a los más golpeados por esta emergencia sanitaria, en iniciar cuanto antes la recuperación económica de nuestro país.
Si algo une a nuestro país es su deseo unánime de salir de esta emergencia sanitaria, económica y social juntos, y sin dejar a nadie atrás. Si algo quiere España es reactivarse, recuperarse, es crecer. Si algo quieren la mayoría de españoles y las españolas de todas las generaciones yo diría es un futuro próspero, seguro, certero, estable.
Si algo quieren los ciudadanos de nuestro país es recuperar, proteger sus empleos, la estabilidad de las empresas, reponer el ánimo. Si algo quieren los españoles es una política que resuelva y no agrave sus dificultades, como ustedes están haciendo sistemáticamente cada vez que hacen oposición, la ultraderecha y la derecha tradicional. Si algo quieren los españoles es que desaparezca el freno de la división y el odio.
Si algo quiere nuestro país es superar el desencuentro dentro de Cataluña y entre Cataluña y el resto de España y conseguir la superación de ese conflicto a través del diálogo dentro de la Constitución.
Si algo quiere la mayor parte de los ciudadanos en nuestro país es vernos a unidos en una legislatura que tiene que ser excepcional, porque los desafíos son excepcionales, pero que podemos hacer, pese a esa complejidad una legislatura no solo larga, sino también fructífera, como he dicho en muchas ocasiones.
Usted señor candidato ha querido utilizar la Constitución democrática para promover un acto de propaganda de un mensaje de odio, furia y choque, esa es la síntesis de su intervención y del debate que vamos a tener hoy y mañana.
Pero ha cometido un grave error y es que no ha calculado la fuerza de la Constitución, la fuerza de la democracia.
Mañana vamos a votar todos los representantes legítimos de los ciudadanos españoles que reflejaron con su voto, precisamente, la composición de esta cámara y en ese panel, señor Abascal, señor candidato, usted va a comprobar que los españoles, afortunadamente, rechazan su propuesta de odio, furia y choque. La ultraderecha será derrotada por España en toda su grandeza y en toda su diversidad.
Invito a los portavoces de todos los grupos, estoy convencido de que lo van a hacer, es simplemente una reclamación retórica, a que no nos dejemos arrastrar por la provocación del candidato de la ultraderecha. A que no secundemos su lenguaje de insultos y odio, porque en definitiva es lo que quiere.
Esta, si me lo permiten, voy a hacer un juego de palabras, puede ser una moción de censura sumamente constructiva, sumamente constructiva. Porque será constructivo y edificante ver cómo la gran mayoría de los representantes de los españoles cierra el paso a su proyecto de odio, furia y choque. Usted, señor candidato, hoy no convencerá pero tampoco vencerá.
Y la democracia española expresará con su voto el mismo deseo que han manifestado los españoles en cada encrucijada histórica a la cual se han visto abocados: avanzar y no retroceder, ese, señorías, señor candidato será el resultado constructivo de esta moción de censura. El de una gran democracia como es España.
Muchas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaria de Estado de Comunicación)