Comparecencia en el Senado

8.9.2020

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Senado

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Buenas tardes, Señorías.
Señora presidenta.
Quisiera iniciar mi intervención apelando a una convicción profunda.
Si algo dignifica la política, señorías, es la forma, el modo en que se ejerce la política. Las formas, y más en democracia y en política, lo son todo. Son también el fondo: cómo se actúa, cuándo se actúa y, sobre todo, en qué términos se actúa. Y yo sólo lo veo desde una perspectiva esta máxima que antes he referido, y es que se haga desde el compromiso con la democracia, con el parlamentarismo y en consecuencia con la rendición de cuentas.
Hace menos de 2 años, el 12 de diciembre de 2018, comparecí por primera vez como presidente del Gobierno tras una moción de censura -por primera vez fructificada en la historia de nuestra democracia-, ante el pleno de sus señorías, en el Senado, para dar cuenta de las líneas generales de la acción del Gobierno
Hoy como entonces quiero expresar el profundo honor que para mí, y también para el Gobierno de coalición que presido supone poder hacerlo nuevamente con esta comparecencia a petición propia.
Un honor que también asumo como un auténtico deber, que es lo que es, un auténtico deber, teniendo en cuenta la principal función constitucional que ustedes representan: ser la cámara de representación territorial del Estado.
Aquella vez, es verdad que lo hice ante una mayoría absoluta muy distinta de la que se ve hoy en esta Cámara, la hice con una mayoría absoluta del Partido Popular que habían elegido legítimamente los españoles. Un partido, como saben ustedes, cuyos presidentes del Gobierno nunca pidieron comparecer para compartir a la Cámara Alta las líneas generales de la acción de su Gobierno.
El objeto de esta comparecencia es exponerles, como saben ustedes, las líneas generales de actuación del Gobierno que presido. Me hubiese lógicamente gustado hacerlo, esta comparecencia, mucho antes, inmediatamente después de fructificar el debate de investidura, como fue siempre mi propósito del Gobierno de coalición. Sin embargo, como saben, las circunstancias nos obligaron a todos y a todas a atender la urgencia inmediata de nuestro país.
Comparezco en consecuencia señorías ante ustedes en un momento inédito, se ha dicho en muchas ocasiones, crucial también para la sociedad española, para nuestro país.
Nuestro país, como el resto del mundo, saben, afronta las consecuencias de una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, que es sobrevenida, que es incierta, que es global, y no es, como ocasiones anteriores, en consecuencia, un mero resultado del ciclo económico o el fruto de los excesos, o el resultado de tal o cual política económica. Abordamos una emergencia sanitaria. Una emergencia que, lógicamente, para poder responder desde el punto de vista sanitario, tiene un impacto muy muy determinante, en la evolución de la economía y también de nuestra sociedad. Una emergencia, en consecuencia, con triple perspectiva: sanitaria, económica y social, sin precedentes. Y que exige actuar con urgencia y de una sola forma, y me esta es la idea que me gustaría trasladar a lo largo de mi intervención. Y me gustaría también, señorías, que a lo largo de este debate, fuera la tónica general del debate, pues que se hiciera con un único mandato, que es el que creo que comparte el conjunto de la ciudadanía en nuestro país. Y es el de la unidad. La unidad de todos: de las fuerzas políticas, de las instituciones, del conjunto de la sociedad.
Hace tan sólo unos meses, como saben, una pandemia transformó nuestras vidas en todos los sentidos. Ha transformado nuestras vidas porque son muchas, desgraciadamente, -y aquí hemos hecho referencia a ello y un recuerdo y una memoria de ello- son muchas las vidas que hemos perdido como consecuencia de la pandemia, son muchas las personas, las familias que han perdido a sus seres queridos siendo conscientes de que se iban bajo la cruel sombra de la soledad. Una vez más, traslado mi profundo pesar y el de todo el Gobierno a los familiares de todos y todas los fallecidos y a aquellas personas que como resultado de la enfermedad tienen secuelas.
Este virus, como decía antes, ha transformado nuestra cotidianeidad, nuestra forma de convivir, empujándonos a cambiar nuestros planes y también a aplazar proyectos. Ha transformado nuestras empresas, ha transformado también nuestra forma de trabajar. Ha puesto en jaque la estabilidad y también la certidumbre muchísimos negocios, de miles de familias. Y ha afectado con más virulencia a los espacios más vulnerables de nuestra sociedad
Las consecuencias del virus ponen de manifiesto, una vez más, que somos una única humanidad, que nuestras fronteras son permeables. Y que si el virus no hace distinciones, tampoco nosotros tenemos que hacer distinciones en cuento a quién es nuestro enemigo común, que es el virus.
El virus afecta a todas las ideologías, afecta a todos los gobiernos, afecta a todos los países, es verdad. Pero esas consecuencias, lo hemos visto además a lo largo de estos últimos meses, estas últimas semanas, no nos afectan a todos por igual, es cierto que entró por las capas más pudientes de la sociedad, pero ahora mismo está afectando a las capas más vulnerables, más débiles de nuestra sociedad y en consecuencia esto debemos tenerlo también presente a la hora de gobernar y gestionar esta pandemia.
Repito: si el virus no hace distinciones entre los seres humanos, tampoco los seres humanos debemos dividirnos en el combate contra este enemigo común. Y si las consecuencias del virus profundizan las brechas sociales, como está haciendo por ejemplo, aumentando la desigualdad, entonces todos tenemos una causa común que atajar. Por tanto, esta es la idea central que me gustaría trasladar a sus señorías, que es en definitiva lo que subyace en todas las acciones que ponemos en marcha en el gobierno de coalición. Solo la unidad nos aportará la altura necesaria a la escala del problema que tenemos que gestionar.
Quiero empezar haciendo, si me lo permiten señorías, un balance del estado de situación de la pandemia del COVID. Han pasado casi seis meses, como saben, desde que el 14 de marzo decretáramos el Estado de Alarma en nuestro país. En ese momento, tomamos medidas muy estrictas, muy estrictas, muy severas, para detener el virus, para salvar vidas y para evitar el colapso de nuestros hospitales. También desde el punto de vista económico movilizamos una cantidad sin precedentes en la historia de nuestra democracia: 200.000 millones de euros, el equivalente al 20% del PIB anual en nuestro país. La mayor cantidad de recursos en la historia, repito, de nuestro país para atender esa triple vertiente de la emergencia que estamos gestionando, la sanitaria, la económica y la social.
Dije señorías, entonces, que el primer logro en la batalla contra el virus llegaría cuando alcanzáramos el pico de propagación de la enfermedad y doblegáramos la curva. Y el resultado fue, con mucho esfuerzo del conjunto de la sociedad, y también de las instituciones, que conseguimos doblegar la curva y mantener a raya al virus.
Sin embargo, la situación de la pandemia evoluciona muy rápidamente. A fecha 4 de septiembre, el total de contagios asciende a casi medio millón de compatriotas; los casos diagnosticados en la última semana ascienden a casi 47.000 personas; y los ingresos en UCI son de 151 personas y desgraciadamente en los últimos 7 días, en torno a 230 compatriotas han perdido la vida como consecuencia del COVID.
Ante estos datos, que nosotros desde el Gobierno calificamos como preocupantes, porque son preocupantes, mantenemos una actitud que desde el punto de vista de la autoridad sanitaria y del ministerio de Sanidad es de vigilancia absoluta. Vigilancia porque no podemos malgastar ni un solo esfuerzo, no podemos distraernos un solo instante. Y con el esfuerzo de todos yo estoy convencido de que volveremos a doblegar al virus primero, y a mitigar los daños provocados por la pandemia, también desde el punto de vista sanitario, económico y social.
La velocidad de su evolución del virus nos ha exigido a todas las instituciones trabajar con la máxima coordinación y con la más exigente cooperación, si me lo permiten. De esa exigencia ha surgido un impulso real a un método, el de la cogobernanza, que es propio de un Estado compuesto, como es el nuestro, y que lógicamente ustedes, señorías, y esta cámara, representan como cámara territorial.
Una cogobernanza a mi juicio efectiva y también eficaz pese a todas las dificultades, y luego me referiré a ello.
La cogobernanza está presente, como saben ustedes, en el espíritu de nuestro marco, de nuestro texto constitucional, y hemos tenido ocasión de ponerla en práctica, tensionando y mucho, además, en una situación de estrés institucional, todo nuestro Estado descentralizado. Saben ustedes que las Comunidades Autónomas tienen la competencia en la política sanitaria y creo sinceramente, y pese a que efectivamente tenemos una evolución preocupante de la pandemia, quiero reivindicar esa cogobernanza y decir también que en líneas generales, puedo afirmar que el resultado ha sido positivo.
Esto es, señorías, el Estado Autonómico que nos hemos dado. El título octavo de la Constitución del 78. Compartir, coordinar, cooperar, cogobernar. Un Estado en el que el Gobierno central tiene su función, tiene sus competencias, y también las Comunidades Autónomas tienen la suya. No compiten, colaboran. No tengan miedo por tanto a que España funcione. El político que tenga miedo al futuro de España lo que realmente está diciendo es que tiene miedo a su propio futuro. A no tenerlo. El político que tenga miedo a que las cosas vayan bien, es solo aquel a que las cosas le van mal. Unos y otros representamos a los ciudadanos y las ciudadanas y nos ocupamos de las responsabilidades que los ciudadanos nos han asignado.
Este, insisto, el Estado Autonómico que nos hemos dado y es también, y esto quiero decirlo, al España en la que cree el gobierno de coalición.
El Gobierno de Murcia, el Gobierno de Extremadura, el Gobierno de Cataluña, el Gobierno de Galicia, el Gobierno de Euskadi, el Gobierno de Valencia, de en fin, de Canarias, de Baleares, cualquiera de ellos. También de las ciudades autónomas representadas en las Conferencias de Presidentes… todos esos Gobiernos son Estado. Ellos son el Estado en sus territorios. Y todos debemos defender a quienes representamos, desde una administración u otra. Y este es el espíritu con el cual hemos cooperado, hemos coordinado y hemos colaborado con las Comunidades Autónomas. La pandemia ha evidenciado esto. Lo ha hecho visible a ojos de millones y millones de españoles y españolas.
Y es que las Comunidades Autónomas tienen el pleno uso de sus competencias y la responsabilidad de cumplirlas. Y el Gobierno Central tiene la obligación de defenderlas, de apoyarlas, de coordinarlas y de actuar en aquellas situaciones en las que la necesidad se lo exija, como fue precisamente el pasado 14 de marzo aprobando por primera vez en la Historia un Estado de Alarma que confinó a millones y millones de españoles y españolas en sus hogares. Eso es, señorías, cogobernar.
Por eso decretamos, como he dicho antes, el Estado de Alarma. Por eso creamos el escudo social sin precedentes en nuestro país. Por eso hemos desarrollado planes industriales de apoyo a aquellas empresas que se han visto afectadas como consecuencia del confinamiento. Y por eso hemos puesto en marcha partidas, transferencias, a las Comunidades Autónomas. Por eso hemos avalado miles de millones de euros a las empresas de nuestro país. Por eso hemos aprobado ERTEs que en los momentos más duros del confinamiento llegaron a proteger a más de 3.400.000 trabajadores y trabajadoras en nuestro país.
Por eso, señorías, estamos dando ahora apoyo financiero, logístico y tecnológico, también instrumentos legales a las Comunidades Autónomas, para que puedan actuar con más eficacia en las materias que ejercen competencias en los términos marcados por la constitución y en consecuencia esa es una tarea que tenemos por delante desde el Gobierno de España.
Por ejemplo, ¿hemos dado apoyo material y financiero a las Comunidades Autónomas? Rotundamente sí. De los 16.000 millones del Fondo COVID-19, el 30 de julio se distribuyeron los primeros 6.000 millones de euros para la sanidad pública. Ayer mismo se liberó el segundo tramo, de 2.000 millones de euros para hacer frente a la vuelta al cole de millones y millones de niños y niñas en nuestro país.
En total, señorías, un incremento de un 28% de recursos respecto al año anterior se han puesto en manos de las Comunidades Autónomas como consecuencia del compromiso del Gobierno de España con las autonomías.
Se han repartido, ya casi no nos acordamos porque los primeros días del confinamiento y de esta emergencia sanitaria pues teníamos una situación radicalmente distinta a la actual, pero se han repartido ya casi 271 millones de unidades de material sanitario, de las cuales más de 213 millones de unidades han ido destinadas a las Comunidades Autónomas.
El Ministerio de Sanidad, señorías, ha licitado un acuerdo marco para adquirir material sanitario y EPIs por más de 2.500 millones de euros. El objetivo de este contrato es dotarse de una reserva estratégica, que es uno de los elementos en los que encontramos muchísimo consenso en la Comisión de Reconstrucción planteada en la Cámara Baja, en el Congreso de los Diputados, esa reserva estratégica, para hacer frente a cualquier eventualidad que pudiera producirse durante las próximas semanas, durante los próximos meses, por la COVID-19. Se han adherido a esta reserva estratégica, a este acuerdo marco que ha planteado el Ministerio de Sanidad 16 Comunidades Autónomas. Por concretar, se van a adquirir, y esto me parece muy importante decirlo, en un plazo de 2 años, tan solo en el plazo de 2 años, casi 3.700 millones de unidades de material sanitario, 3.700 millones de unidades de material sanitario. Creo que es elocuente, tanto la cifra económica como también el número de unidades de material sanitario, del esfuerzo que estamos haciendo entre todos, también el Gobierno de España, en relación con preservar la salud pública y defender la vida de nuestros compatriotas.
Junto a ello, estamos dando respuesta a una cuestión importante después de levantar el Estado de Alarma que es la red de rastreadores de las Comunidades Autónomas.
Saben ustedes que las Comunidades Autónomas estaban obligadas, tenían esa competencia, de poder aumentar el número de rastreadores en cada uno de los territorios. Evidentemente ha habido Comunidades Autónomas que han cumplido. Otras, desgraciadamente, que no han cumplido. Y por tanto, lo que ha hecho el Gobierno de España ha sido poner a disposición de esas Comunidades Autónomas 2.000 efectivos de las Fuerzas Armadas para las labores de rastreo en aquellos lugares donde hay, vamos a decirlo así si me permiten, señorías, más dificultades para hacer frente a esa ratio.
A 4 de septiembre, a 4 de septiembre, señorías, ya hay 2.795 disponibles. Personal del ejército para rastrear. En todas y cada una de las Comunidades Autónomas. A 4 de septiembre, son 12 territorios, incluidas las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, las que han solicitado este recurso y está previsto que Melilla y Canarias sean las primeras zonas en las que se desplieguen estos rastreadores del Ejército de España. Además, el Ministerio de Defensa continúa la formación de rastreadores tomando como referencia el método del Centro Internacional Johns Hopkins.
¿Hemos también gestionado la respuesta tecnológica de RadarCovid? Sí.
Hasta la fecha, casi 3.500.000 de personas se han descargado la aplicación RadarCovid, liderada por la vicepresidencia tercera de Economía y Transición Digital. La aplicación está ya operativa en 12 Comunidades Autónomas: Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Canarias, Castilla y León, Extremadura, La Rioja, Murcia y Navarra. Todavía quedan algunas Comunidades Autónomas importantes, e invito a todas ellas a que firmen antes del 15 de noviembre los convenios para poner en marcha cuanto antes el RadarCovid en todos y cada uno de los territorios porque, me gustaría decir que éste es una herramienta muy importante para rastrear y también para evaluar el nivel de circulación del virus en nuestro territorio.
En cuarto lugar, hemos reforzado la capacidad diagnóstica de las Comunidades Autónomas, y me parece que esto muy importante también ponerlo en valor, explicarlo a la ciudadanía porque de alguna manera justifica la evolución de la pandemia que estamos viviendo estas últimas semanas, después del levantamiento del Estado de Alarma.
Fíjense, hasta el 27 de agosto, las Comunidades Autónomas han realizado cerca de 9,2 millones de pruebas, casi un 70% de ellas, de esos 9,2 millones de pruebas, son pruebas PCR, que son las pruebas más verosímiles, más efectivas, para saber exactamente el grado de contagio en la población, y más del 24% son test rápidos.
Desde el final del Estado de Alarma, y esto me gustaría señorías que lo tuvieran en cuenta, desde el final del Estado de Alarma, se ha triplicado, ¡se ha triplicado!, la cifra de pruebas PCR realizadas semanalmente, y se ha alcanzado un récord de PCR semanales: se efectuaron 566.594 PCR desde 21 al 27 de agosto, una media de 81.000 PCR diarias en nuestro país. Actualmente, la tasa de PCR realizadas ha crecido hasta situarse en 136,23 pruebas por cada 1.000 habitantes.
Además de las pruebas diagnósticas vía PCR, las Comunidades Autónomas han practicado más de 2,2 millones de test rápidos de anticuerpos, lo que supone una tasa de casi 48 tests por cada 1.000 habitantes, y 554.364 pruebas de test serológicos de anticuerpos, lo que supone una tasa de 11,77 por cada 1.000 habitantes.
En definitiva. Me parece que el dato es elocuente. Demuestra el esfuerzo que están haciendo las Comunidades Autónomas por detectar anticipadamente cual es la evolución de la pandemia en cada uno de los territorios, con independencia del oclor político que tengan y quiero volver a subrayar esta cifra porque me parece muy importante: se ha triplicado la cifra de pruebas PCR en todos los territorios del país desde que se levantó el Estado de Alarma.
Y estamos gestionando, señorías, como Gobierno, la investigación, la fabricación y la compra de vacunas cuando estén disponibles.
Saben ustedes que la Comisión Europea ha negociado la compra centralizada de la vacuna de AstraZeneca, desarrollada por investigadores e investigadoras de la Universidad británica de Oxford. Esta vacuna es una de las alternativas ahora mismo más avanzadas, que está llevando a cabo ensayos clínicos para garantizar su seguridad y eficacia. Y España, junto con otros Estados miembros de la UE, se ha sumado a la compra de esta vacuna. El reparto se hará de manera equitativa entre los países, y en consecuencia, en proporción a la población que representamos dentro del continente europeo.
Por otro lado, nuestro país participa, como saben ustedes porque se han hecho eco los medios de comunicación, se han hecho eco los medios de comunicación, nuestro país participa en un ensayo clínico de la vacuna contra la COVID-19 de una compañía farmacéutica importante, Janssen. Se trata del primer ensayo autorizado de este tipo en nuestro país. Es un ensayo en fase 2 -saben ustedes que hay 3 fases en relación con las vacunas- que va a incluir un total de 550 voluntarios sanos, de los cuales 190 serán reclutados en España en tres centros hospitalarios (dos en la Comunidad Madrid y uno en Cantabria).
Todo lo que acabo de decir señorías demuestra que trabajamos por vencer al virus, pero no está resultando, y esto creo que podemos todos compartirlo, una tarea fácil para nadie. Con todo, por difícil que resulte, por los errores que se puedan cometer desde distintos ámbitos de las administraciones, nuestra única posibilidad es no rendirse. Es intentarlo una y otra vez hasta que el avance científico ahuyente por completo el virus y recobremos plenamente la actividad económica y social con el impulso de las medidas que ya hemos aplicado y las que deberemos aplicar. Mientras ese momento llega, estamos obligados a convivir con el virus y a hacer todo lo posible por convertirnos en muro y no en vector de transmisión individual.
La pandemia, como todos ustedes saben, ha traído también asociada una crisis económica y social severa. El confinamiento nos obligó a cerrar las actividades no esenciales. Y la consecuencia ha sido una sacudida de toda nuestra estructura económica, con una peculiaridad además grave en nuestro país. Y es, además, miro a los senadores y senadoras de las comunidades más afectadas, lógicamente, por el frenazo, por el parón sin precedentes del turismo. Evidentemente, nosotros tenemos un sector competitivo, muy competitivo, que genera muchísimo empleo, mucha riqueza y prosperidad en muchísimos territorios de nuestro país. Y por tanto, esa sacudida ha sido mayor también, incluso en esos territorios principalmente afectados.
Para combatir con eficacia esta situación, Señorías, desplegamos un gran escudo social sin precedentes en nuestro país. La prestación por cese de actividad para los trabajadores autónomos llegó a proteger a la mitad de los 3.000.000 de trabajadores y trabajadoras autónomos que tenemos registrados en el RETA.
Aprobamos los ERTES, ERTEs que hoy están cubriendo a menos de 1.000.000 de trabajadores y trabajadoras como consecuencia de la reactivación económica que se está produciendo en nuestro país. Pero los momentos más difíciles, los momentos más difíciles, llegamos a proteger como he dicho antes, a 3.400.000 trabajadores en nuestro país.
O el establecimiento en un momento, digamos, muy difícil, muy intenso en cuanto al trabajo que teníamos que desplegar desde el Gobierno de España, en un tiempo récord de un ingreso mínimo vital, que ha sido una de las principales reformas estructurales y que será, lógicamente, uno de los principales pilares de cobertura social en nuestro país.
Señorías, soy muy consciente, el gobierno de coalición es muy consciente y quiero que lo sepan, del sentimiento de incertidumbre en las familias, en las empresas, en los trabajadores autónomos, los trabajadores asalariados, en los pequeños comerciantes, en quien ha perdido su empleo como consecuencia de esta emergencia económica derivada de la pandemia, en los jóvenes que se están haciendo adultos, sintiéndose en la obligación de tener que atravesar con escasos recursos una crisis tras otra, por ejemplo, hace 10 años la crisis económica y financiera y ahora mismo, pues una pandemia inédita en la historia de la humanidad durante estos últimos 100 años. En definitiva, somos muy conscientes de la incertidumbre que ahora mismo existe en nuestro país, en todo el planeta, producto de la pandemia.
Somos conscientes también de las brechas sociales, de las brechas territoriales, de las brechas de género que se amplían como consecuencia del Covid 19 y en consecuencia, lo que hacemos es tomar medidas.
¿Cuál es, en definitiva, el principal anhelo que tienen nuestros compatriotas? Pues el de la tranquilidad, señorías, el de la tranquilidad, tranquilidad para poder desarrollar su proyecto de vida. Tranquilidad, por ejemplo, para sentir que su salud, sus trabajos, su futuro, que el futuro de sus seres queridos, sobre todo y ante todo, de los niños, de las niñas, no está amenazado. Necesitan, en definitiva, sentirse que pueden levantarse. Que podemos levantarnos todos juntos. Y en consecuencia, me hago, nos hacemos cargo de la incertidumbre, de la necesidad de seguridad.
Y si la política, señorías, es el arte de la elección, solo tenemos una opción a elegir. Y es que en nuestro país se vuelva a levantar y avance.
No habrá, señorías, en todo caso, medicina amarga para sacar adelante a España si todos reconocemos cuál es nuestra labor. Afortunadamente, en esta ocasión, a diferencia de otros momentos históricos de nuestro país, pues España no va a estar sola para erguirse de nuevo. Sí lo estuvo por ejemplo, tras la Guerra Civil, sí lo estuvo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando vimos pasar de largo la comitiva del Plan Marshall, que si socorrió al resto de la Europa occidental pero no a nuestro país. De nuevo volvió a estar sola hace 10 años, cuando la fiebre de la austeridad hizo recorrer, pues recortes en muchísimos aspectos de nuestro Estado del bienestar. Debilitó en consecuencia a nuestros sistemas de protección social y el esfuerzo de resistencia corrió a cargo de nuevo de las familias.
Señorías, el 16 de enero de 2019 tuve la ocasión de comparecer ante el Parlamento Europeo y en esa fecha, pues lógicamente nadie tenía imagen o la imaginación para poder pensar que un año después el mundo debería afrontar una pandemia.
Y aquel día, ante el Parlamento Europeo, hice un firme llamamiento a la necesidad y cito textualmente, de proteger a Europa para que Europa protegiera a sus ciudadanos. Evidentemente no lo hice pensando en la situación actual. No lo hice, desde luego, por ventajismo. Es una idea que he defendido recurrentemente y es que debemos proteger a Europa para que Europa proteja a sus ciudadanos. Hoy, Europa, a la que este gobierno siempre ha protegido, protege a sus ciudadanos y nos pide además que todos los europeos estemos a la altura.
El acuerdo del Consejo Europeo del pasado mes de julio moviliza a escala continental unos recursos inéditos, sin precedentes, porque evidentemente es inédita y sin precedentes la crisis que estamos atravesando y prevé una financiación para nuestro país, durante los próximos 6 años de 140 mil millones de euros, 140 mil millones de euros, de los cuales más de 70 mil millones de euros van a ser transferencias. Y el resto, préstamos. Son 140 mil millones de euros que para que nos hagamos una idea de la trascendencia histórica que esto representa para nuestro país y para el continente europeo, recordemos que los fondos estructurales que implicaron un salto de competitividad en nuestro país no representaron más de 8.000 millones de euros en 6 años, 140 mil millones de euros en 6 años, 8.000 millones de euros en 6 años. Los fondos estructurales.
En cuanto al calendario previsto estamos ya manteniendo reuniones de trabajo con la Comisión Europea para poder presentar los borradores de los planes a partir del próximo 15 de octubre. Entre el entre el 1 de enero y el 30 de abril se deben remitir los documentos oficiales. A partir de ahí la Comisión Europea va a tener en principio dos meses para evaluar estos proyectos y el Consejo deberá acometer un acto de ejecución para confirmar la evaluación de la Comisión Europea en cuatro meses.
Una parte de la financiación, como saben ustedes de los proyectos, va a llegar en 2021. Su cantidad va a depender de varios factores. El primero es que el proceso descrito anteriormente sea ágil. No es fácil porque evidentemente estamos hablando de un instrumento nuevo a nivel europeo. En segundo lugar, la rapidez de la respuesta en marcha de nuestros proyectos. De ahí la importancia, no solamente del gobierno, sino también de las Comunidades Autónomas, de las Diputaciones, de los Cabildos, de las Diputaciones Forales, de los Ayuntamientos, sobre todo de los ayuntamientos de las grandes ciudades, presenten esos proyectos con la calidad que exija la Comisión. Y en tercer lugar, la cantidad que la Comisión limita en mercados y que, por tanto, pueda ir transfiriendo.
Y ahí, señorías, reside una gran oportunidad. Una gran oportunidad, porque este fondo no se puede abordar sin unos presupuestos en España con carácter inmediato. Esto es lo que me gustaría también trasladar a esta Cámara, que tiene mucho que decir también, no solamente porque representa territorio, sino porque también representa partidos en las próximas semanas.
Los Presupuestos Generales del Estado son el tronco que permite canalizar los recursos procedentes de la Unión Europea. Desvincularnos sería una grave irresponsabilidad y comprometería también la absorción y la ejecución de esos 140 mil millones de euros durante los próximos 6 años. Es el método natural, eficiente, eficaz para encauzar y absorber los 140 mil millones de euros que el Gobierno de España ha conseguido en un acuerdo histórico de todos los Estados miembros.
Todos tenemos que hacer nuestro papel. Europa está haciendo su papel. El Banco Central Europeo, por ejemplo, está asistiendo a los Estados miembros con la financiación de la deuda pública y por lo tanto tenemos ese escudo financiero que nos permite evitar tensiones en nuestra deuda pública. La Comisión Europea, el Consejo Europeo, movilizando recursos sin precedentes con este fondo de recuperación. Cada uno de los Estados miembros avanzando en una mutualización de riesgos que en definitiva es lo que estamos haciendo, que hace tan solo unos meses era impensable, era inimaginable en el diálogo público en la Unión Europea.
Y ahora, pues es turno de cada uno de los países, es el turno también de nosotros como país, concretando estas iniciativas a través de los Presupuestos Generales del Estado, que deben ser unos presupuestos progresistas, porque esa es la coalición progresista, que va a defender una mirada progresista a muchas de las transformaciones y problemas que tenemos por delante como sociedad, pero también unos presupuestos de país para los españoles y por los españoles, para las comunidades autónomas y por las comunidades autónomas, para los ayuntamientos y por los ayuntamientos. Unos presupuestos progresistas, sí señorías y unos presupuestos de país para todo el país.
Señorías, todos los esfuerzos que va a hacer el Gobierno de coalición, y sin duda alguna también la ministra de Hacienda, que es quien tiene que componer ese esqueleto de presupuestos, van a estar encaminados a eso, a lograr un acuerdo parlamentario lo más amplio posible para la aprobación de unos presupuestos progresistas del país. Unos presupuestos que, en definitiva, señorías, todos tenemos alguna experiencia política, no solamente desde el punto de vista parlamentario, sino también institucional del Gobierno. Los presupuestos son el principal instrumento que tenemos todas las administraciones para concentrar los recursos de todos donde más falta hace. En apoyo social a los más golpeados por la pandemia y está el ingreso mínimo, vital, pero también, sin duda alguna, están los expedientes de regulación temporal de empleo. Se pide recurrentemente y estoy convencido de que además, aquí en el debate se va a pedir a este Gobierno que amplíe la prórroga de los expedientes de regulación temporal de empleo, pues hombre, si se pide que se amplíe la prórroga de los expedientes de regulación de empleo temporal de empleo, lo que pido también a esos grupos que lo pidan desde esta Cámara es que apoyen unos presupuestos que den cabida también a esa cobertura financiera.
Otro tanto se dirá con el turismo, otro tanto se dirá con los autónomos, otro tanto se dirá con la agroindustria, otro tanto se dirá con la hostelería, otro tanto se dirá con un largo etcétera porque efectivamente, estamos ante una crisis sin precedentes económica y social.
Y también se hablará, estoy convencido, por parte de los intervinientes de la transición digital, de la transición ecológica, en definitiva, de todo aquello que necesitará España para recuperar la economía, para crear empresa y crear empleo.
España, desgraciadamente, vive, señorías, con unos presupuestos generales que fueron impulsados por un Gobierno conservador hace 3 años, 3 años, 2017. Esos presupuestos ya eran un problema, al menos a mi juicio, eran un problema antes de la pandemia, porque reflejaban una visión y unas prioridades conservadoras. Pero tras la catástrofe de la pandemia son peor que inservibles. Son dañinos porque están diseñados para otra situación completamente distinta. Y en ese punto, el acuerdo de la sociedad, yo creo que es abrumador, señorías, se hable con quien se hable, con el colectivo, que se hable yo creo que el diagnóstico es abrumadoramente mayoritario en un sentido, sindicatos, empresarios, autónomos, comunidades autónomas, todo el mundo, dentro y fuera del gobierno, coincide en que nuestro país necesita acometer la recuperación y para hacerlo necesita unos nuevos presupuestos, igual que ha hecho, por cierto, Europa.
Y a partir de ahí la pregunta es doble, qué presupuestos y con qué apoyos. Pues yo lo digo claramente. Uno presupuestos progresistas, presupuestos de país y con el mayor apoyo posible, con el mayor apoyo posible. Porque cuanta mayor base parlamentaria y social tengan estos presupuestos, señorías, más rápida y poderosa será la recuperación económica en nuestro país. Cuantos más empujemos, más fuerza desplegaremos y más rápido avanzaremos. Nuestra propuesta es conseguir el máximo apoyo posible, sin exclusiones.
Y en medio de esta situación, la más grave que ha vivido España en casi un siglo, pues necesitamos a todos. No sobra nadie, señorías. No podemos avanzar, por ejemplo, en afrontar esta pandemia con éxito, con eficacia, con la mitad de los sanitarios, con la mitad de los policías, con la mitad de los empresarios y con la mitad de los trabajadores en función de lo que piensen y lo que crea. Debemos avanzar con todas las Comunidades Autónomas y con el mayor número posible de partidos. Si no todos, sino todos, señorías, porque es verdad que algunos se auto excluyen y aquí estoy convencido, lo vamos a ver desde esta tribuna en el debate, por lo menos de una mayoría que sí piensa en el país y que deje a un lado sus intereses de partido.
Hay que romper el bloqueo, señorías. Un bloqueo que aquellos que lo practican y sobre todo estoy refiriéndome a aquellos partidos que se auto califican y autodefinen como constitucionalistas y como partidos de Estado, no es un bloqueo al gobierno, ni en los presupuestos, ni en la renovación de órganos institucionales, es un bloqueo a nuestro país. Y ese bloqueo es inaceptable.
Unos presupuestos, señorías, vinculados al Fondo Europeo, que además sirvan para financiar el plan de inversiones, insisto, de 140 mil millones de euros durante los próximos 6 años en el que estamos trabajando ya desde el Gobierno.
Señorías, el Gobierno está avanzando en los preparativos del Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que va a trazar lógicamente la hoja de ruta de la recuperación y responder a los retos de la próxima década en nuestro país. Lo vemos como una oportunidad. Lo vivimos como una oportunidad. Así, al menos, lo sentimos desde el gobierno de coalición. Será el plan que vamos a llevar a las instituciones europeas para la financiación. Un plan que, según las estimaciones del Departamento de Economía del Gobierno, impulsará el crecimiento potencial en nuestro país en el largo plazo por encima del 2% del Producto Interior Bruto.
Este plan, debo decir, no parte de cero, no parte de cero, porque este es un gobierno que ha reconocido como una de las principales hojas de ruta, y además hay una vicepresidencia encargada de ello, la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se construye sobre trabajo previo, sobre las numerosas medidas normativas, económicas aprobadas en estos meses, con el fin de mitigar el impacto de la emergencia sanitaria y facilitar una recuperación rápida y sostenible. Señorías, representa la continuación natural del plan de choque y el plan de reactivación, ya puestos en marcha por el Gobierno durante estos meses que llevamos de pandemia.
Este plan refleja sin duda un proyecto de país, sí, lo refleja, una visión de la España que queremos para el futuro. Una España que queremos que sea próspera, que sea diversa y que sea solidaria. Este plan es para que España se recupere rápidamente, claro que sí, para que mantenga un crecimiento duradero, inclusivo, sostenible. Una España que crea empleo, sobre todo entre los más jóvenes, entre la población femenina, que es la principal damnificada, otra vez más como consecuencia de, en este caso, una crisis social y económica derivada de una emergencia sanitaria. Una España que acelere su transformación digital, su transición ecológica, que apueste por el talento, por la ciencia. Hoy hemos aprobado una Estrategia Nacional de Ciencia e Innovación, que será el marco en el que desarrollemos y se desenvuelva toda esa política que apuesta, en definitiva, por el talento, por el emprendimiento, por la creación y el crecimiento empresarial. Que ofrezca oportunidades a nuestros jóvenes y atraiga a miles y miles de españoles que se vieron obligados desgraciadamente durante estos últimos años a emigrar a otros países para encontrar un futuro mejor. Un país, en definitiva, que hace todo lo anterior, al tiempo que refuerza la cohesión social y territorial, reduce la desigualdad atendiendo a los más vulnerables, sin dejar a nadie atrás y que aplica una agenda feminista.
Esta es la España del futuro que contempla el Gobierno, que se ve ratificada en nuestro Plan de Recuperación, Trasformación y Resiliencia y en definitiva, que se condensa en una idea sencilla, pero al menos, para este gobierno inspiradora, yes que cuando España quiere, España puede. Nada ni nadie nos va a detener, señorías.
Es por ello que este plan se estructura en torno a las transformaciones que van a vertebrar a nuestra economía y que el Gobierno ha situado desde el principio en el centro de su estrategia en la política económica. Incluso antes de la pandemia, en mi discurso de investidura, señorías, ustedes lo saben bien porque me han escuchado en algunas sesiones de control hablar de ello, ya detectamos cuáles eran las transiciones, las transformaciones que necesitaba nuestro país, la transición ecológica, por cierto, mi solidaridad a todos los territorios que han sufrido durante estas últimas semanas y este verano o incendios o tormentas, en definitiva, situaciones de emergencia climática, en donde evidentemente tanto el despliegue de la UME como también del resto de servicios de protección civil, se ha hecho con la solidaridad, por cierto, también de todas las comunidades autónomas en otros territorios.
Por tanto, la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial, porque es evidente que después de la crisis económica de hace 10 años, ya ha habido territorios que han divergido desde el punto de vista de la convergencia real y nominal y en consecuencia, este es un gobierno que cree en la igualdad de oportunidades de todos los españoles, vivan donde vivan, y por tanto, creemos y queremos esa cohesión social y territorial. Y por último, el feminismo.
Estos ejes son, en definitiva, los que van a guiar el proceso de recuperación, inspirando todas las reformas estructurales y las inversiones que se van a poner en marcha con el objetivo último, como he dicho antes, de recuperar el crecimiento, de fomentar la creación de empresas y acelerar la creación de empleo.
Perseguimos un triple objetivo consolidar un crecimiento sostenible, crear empleo digno, en segundo lugar, una economía mucho más competitiva y en tercer lugar, una estructura productiva que contribuye a esa transición ecológica y digital, asegurando que los costes derivados de este proceso se distribuyan de manera justa y solidaria.
Quiero ser más concreto. El Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia se estructura o se va a estructurar en torno a 10 políticas tractoras que hemos venido desarrollando y trabajando conjuntamente desde el Gobierno.
El primero de ellos, la primera política tractora, va a ser la agenda urbana y rural.
En segundo lugar, las infraestructuras y ecosistemas resilientes.
En tercer lugar, la transformación o transición energética justa e inclusiva.
En cuarto lugar, una administración pública del siglo XXI.
En quinto lugar, modernización y la digitalización del ecosistema, industria, servicios y de las pequeñas y medianas empresas y el impulso al emprendimiento.
En sexto lugar, un gran acuerdo de país por la ciencia y la innovación, así como el refuerzo de nuestro Sistema Nacional de Salud.
En séptimo lugar, la educación, la formación profesional y la formación continua de nuestros compatriotas.
En octavo lugar, el refuerzo del Estado del Bienestar, anticipando algo que va a ser muy importante a lo largo de la legislatura, que es la economía de los cuidados.
En noveno lugar, el desarrollo de la industria de la cultura y también del deporte.
Y en décimo lugar, una fiscalidad que tiene que ser justa para contribuir al cumplimiento de las transformaciones que nuestro país necesita.
Para garantizar la correcta ejecución de los fondos se van a reforzar y se van a crear nuevas estructuras de implementación, seguimiento y coordinación. Algunas de las cuales ya las ensucié en su momento, en la comparecencia en las Cortes Generales, en el Congreso de los Diputados. Se va a constituir una comisión interministerial que va a presidir la Presidencia del Gobierno, se va a crear una unidad de seguimiento del Fondo de Recuperación, que va a estar también en la Presidencia del Gobierno. Se va a organizar una colaboración público privada, porque efectivamente esta inversión pública puede atraer muchísima inversión privada y por tanto, vamos a crear diversos grupos de alto nivel en función de la temática vinculada con estos proyectos tractores, que van a mantener una interlocución continua con los participantes en los proyectos, ya sean empresas, sindicatos, colectivos, sociedad civil en general, y se instrumentará una colaboración multinivel con las Comunidades Autónomas, donde vamos a crear una conferencia sectorial que va a estar liderada por el Ministerio de Hacienda, también con las entidades locales, impulsando el diálogo social con la patronal y con los sindicatos y por supuesto, con todas las fuerzas parlamentarias en el Congreso de los Diputados.
Es decir, nos comprometemos a rendir cuentas tanto en el Congreso como en el Senado y para ello pediremos a la Cámara, en este caso a la Mesa del Congreso, que sea la Comisión Mixta de la Unión Europea el lugar donde el Gobierno rinda cuentas en cuanto a la ejecución y el desarrollo de este fondo de recuperación.
En definitiva, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con los fondos que la Unión Europea pone a disposición de nuestro país, creo y estoy convencido de que todos, con independencia del partido político al que representamos, la opción política que queramos para nuestro país, creo que estamos todos convencidos de que este fondo de recuperación, transformación y resiliencia supone una enorme oportunidad de transformación, de progreso, de prosperidad para el conjunto de nuestro país. Similar, como he dicho antes, a otros procesos históricos, como fue, por ejemplo, el ingreso de España a la Unión Europea, como fue, por ejemplo, la creación del mercado único, o, como he dicho antes, fue la creación de los fondos estructurales.
La pandemia, señorías, ha estado llena de consecuencias indeseables. Nadie lo duda, menos lo hace el Gobierno. Nuestro plan era hacer las transformaciones que España necesitaba sin estar mediatizados por un virus invisible, desconocido. Pero eso, lógicamente, señorías, no lo dijimos nosotros. El virus existe y nuestra obligación, por tanto, es combatirlo en primer lugar con toda nuestra fuerza. Y después, pues lo que estamos proponiendo ante sus Señorías, canalizar esa misma fuerza para hacer de ella un acelerador histórico con el que transformar nuestro país.
Quizá en esta situación de normalidad, o mejor dicho, en una situación de normalidad, habríamos tardado un lustro o incluso una década en impulsar algunas de las transformaciones a las cuales estoy haciendo referencia y que ahora estamos empujados como consecuencia de la aceleración histórica que ha provocado la pandemia en ellas. Quizá en una situación además de normalidad, paradójicamente, habríamos tenido, pues, dificultades financieras para poder acceder a un crédito, a unos préstamos, a unos recursos económicos provenientes de Europa que ahora mismo vamos a tener a disposición precisamente para abordar esa tarea de transformación.
Por eso, señorías, nuestra responsabilidad es ahora mayor. Es ahora mucho mayor. No podemos equivocarnos. No podemos trabajar por separado. Y mucho menos lo que podemos hacer es perder esta enorme oportunidad para nuestro país.
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia pretende acelerar esas transformaciones que exige nuestro país. En primer lugar, la transformación digital. La economía del presente ya ha hecho la revolución digital, lo hemos visto en nuestras casas, en nuestras empresas, en nuestros familiares también. Quedan aún empresas e incluso sectores estratégicos descolgados, que deben incorporarse. En nuestro país, desgraciadamente tienen una atomización empresarial que ha hecho que muchísimas pequeñas y medianas empresas, sobre todo pequeñas empresas, no estén, digamos, con la capacidad suficiente como para poder acceder a esa tecnología. Para una empresa, para un autónomo, es todavía posible sobrevivir con una estrategia analógica, pero sus ventajas competitivas, señorías, se reducen y su capacidad de intervención y de alcance también.
Tenemos que conseguir que todos se incorporen a la economía digital. Y por supuesto, tenemos que lograr reforzar ese sector tecnológico de vanguardia que actúa como punta de lanza. La transformación digital es apremiante, señorías, en las circunstancias críticas de la pandemia, ¿qué es lo que hemos comprobado? Hemos comprobado que el futuro de trabajo pasa por lo digital, que el futuro del estudio pasa por lo digital, que el futuro del ocio pasa por lo digital, que el futuro del comercio, de los contactos interpersonales, hasta incluso de nuestra propia salud, pasa por lo digital. Digital es sinónimo de futuro.
En 2021, el 40% del Producto Interior Bruto Europeo, el 40%, no es una cifra menor, estará digitalizado. En 2021, señorías, si me permiten, la sucesión coloquial es pasado mañana. Es preciso, por tanto, transformar las capacidades de nuestra ciudadanía y el potencial de nuestras empresas.
Y señorías, aun siendo descomunal el desafío que tenemos en el ámbito de la transición digital, España ha avanzado mucho en este terreno durante estos últimos años, particularmente en las infraestructuras digitales, donde aventajamos a los demás países europeos. La semana pasada, por ejemplo, una gran corporación tecnológica en nuestro país de telecomunicaciones anunciaba que su red de 5G va a alcanzar al 75% del territorio español antes de que acabe el año. El 75% del territorio va a estar cubierto por tecnología 5G. Esta representa una enorme oportunidad para las pequeñas empresas en nuestro país. Somos líderes europeos indiscutibles y tenemos las capacidades para disputar el liderazgo mundial. España, en esta ocasión, afortunadamente, señorías, no llega tarde a la cita con la cuarta Revolución Industrial y ahora es el momento de dar un impulso público, imprescindible, necesario.
Transición digital. Transición ecológica. Afortunadamente ya es puesta en duda solo por sectores marginales de la sociedad. Hay pocos partidos, yo diría quizá uno en nuestro sistema político español que pone en duda pues que no existe el cambio climático y que no tenemos que operar para mitigar los efectos del cambio climático y adaptarnos al cambio climático. El mundo entero está concienciado de que la emergencia climática es el principal de nuestros problemas, y que sus efectos pueden ser devastadores si no los atajamos a tiempo. Por eso esa transición ecológica es fundamental pero además ofrece muchísimas fuentes de oportunidades a nuestro país. Podemos crear empleo, podemos crear el empleo de calidad como consecuencia de esa transición ecológica. Podemos abordar un reto pendiente que es el reto demográfico. Y vamos a mejorar también la salud y las condiciones medioambientales en nuestro país. Y sobre todo le vamos a delegar a nuestros hijos y a nuestras hijas un planeta y un país sostenible, respetuoso con el medio ambiente.
Si antes España necesitaba una transición ecológica sin demora, ahora, después de la pandemia, debemos adelantar nuestros planes y poner en marcha también esos planes. Hemos vivido en estos meses lo terrible que puede llegar a ser el impacto de la naturaleza sobre nuestra salud y en nuestra vida cotidiana. Tenemos más claro que nunca lo que significa la palabra emergencia, en este caso la emergencia sanitaria, para la cual afortunadamente antes o después habrá vacuna, para una emergencia climática no hay vacuna, señorías, tenemos que empeñarnos mucho antes para mitigar los efectos de esa emergencia climática.
Y en tercer lugar, si antes España necesitaba mejorar su cohesión social y territorial, esta nueva crisis lo hace inaplazable. No podemos tolerar más más desequilibrios sociales, ni tampoco territoriales. Lo que tenemos que hacer es no ensanchar, al contrario, cerrar brechas, hay que acabar con la pobreza severa, como hemos empezado a hacer con el Ingreso Mínimo Vital. Se criticará, estoy convencido, por parte de algunos intervinientes que el Ingreso Mínimo Vital no está llegando al conjunto de la población después de pocas semanas de haberse aprobado, pero saben qué ocurre, señorías, bendito debate porque hasta que no se aprobó el Ingreso Mínimo Vital no se podía tener ese debate en nuestro país.
Un Ingreso Mínimo Vital, señorías, que va a significar una palanca, una herramienta fundamental para hacer frente a unos de los principales dramas que vive nuestro país, un drama que pasa desapercibido por muchísimos de los debates de la opinión pública. Y es la pobreza infantil que afecta a 2.000.000 de niños y niñas en España. Hay que proteger e impulsar a la próxima generación de nuestro país. Y hay que recordar, Señorías, que la pobreza infantil no se refiere sólo a la carencia de una vida digna, al no poder acceder a las necesidades básicas; también es educativa. Ahora que estamos volviendo al cole después de muchos meses de pandemia y confinamiento, cuando no se permite en igualdad de oportunidades el cumplimiento de un derecho, como es el derecho a la educación, yo quiero en este punto trasladar seguridad, certeza, confianza a los padres y madres, a los profesores, a la comunidad educativa, de la necesidad de volver al colegio, de recuperar la normalidad, porque es verdad que no existe el riesgo cero pero sobre todo lo que tenemos evitar es un riesgo mayor que se llama exclusión social de nuestros niños y nuestras niñas.
Así que no me voy a cansar de repetirlo. La pobreza anula el poder que cualquier ciudadano tiene sobre su propia vida, reduce el sentimiento colectivo. No seamos cómplices, en consecuencia, alimentando las escalas de la desprotección. No existe libertad en la pobreza. Si queremos de verdad un país libre, necesitamos un país con oportunidades reales, sin bolsas de exclusión, como desgraciadamente sufre buena parte de nuestra población. La libertad de empresa, de acceso a la información, de manifestación, de movilidad se quedan en humo, en algo abstracto si no logramos un país de ciudadanos y ciudadanas con capacidades reales de desarrollar su proyecto de vida.
Esta una cuestión elemental, central de toda acción de gobierno como es el de la justicia social. Somos una comunidad, no somos un grupo de personas, somos una comunidad. Dos personas separadas por un abismo, señorías, de desigualdad no se sienten parte de la misma comunidad. Y sin comunidad no hay respuesta eficaz a la crisis. Cuando se impone la consigna del "Sálvese quien pueda" la experiencia lo que nos dice es que nadie se salva.
Por tanto, señorías, necesitamos cohesión social para poner todas las energías en la recuperación. Y necesitamos cohesión territorial. Ahí está el éxodo que ha habido rural en España, ahí está el reto demográfico, ahí está el compromiso del gobierno de España por implementar, por impulsar una agenda de reto demográfico. Debemos devolver al mundo rural e insular su capacidad, en definitiva, de crear oportunidades porque en España no hay territorios de primera o de segunda. Debemos garantizar servicios, derechos que permitan una vida plena o más plena para todos los habitantes de nuestro país y un desarrollo más armónico y sostenible.
Y también en esta Cámara, especialmente quisiera, aunque es verdad que está traído un poco por los pelos, si me permiten la expresión, dos temas importantes para este Gobierno en todo lo que tiene que ver con el diálogo territorial: uno de ellos es la necesidad de impulsar el reencuentro en Cataluña, en una comunidad autónoma que durante estos últimos años ha sufrido un desgarro, un desgarro político y emocional, y que este gobierno, señorías, está comprometido, está comprometido en resolver por cauces políticos.
Ya sé que no será fácil y evidentemente saldrá a colación seguro en el debate con algunos de los intervinientes, seguro que, con todos, algunos en una dirección, otros en otra dirección. Pero quiero que sepan que el compromiso del Gobierno de España permanece indeleble y que lógicamente la pandemia pues ha hecho que antepongamos otro tipo de objetivos, de preocupaciones que están en la mente y el corazón de todos. Y junto con ello, estoy convencido también de que saldrá aquí en el debate, tenemos que renovar los acuerdos de financiación autonómica para adaptarlos a esta década.
En cuarto lugar, señorías, algo que es muy importante para este Gobierno. Necesitamos en esta tarea de recuperación, de reconstrucción a todos y necesitamos también a todas. Si antes España necesitaba reforzar su agenda feminista, ahora es un grito al que no podemos hacer oídos sordos. El feminismo, señorías, es un ejercicio de convivencia, entre otras muchas cuestiones es un ejercicio de convivencia. Las mujeres representan el 70%, por ejemplo, les doy esta cifra, el 70% del personal sanitario en todo el mundo, son mayoría en el comercio, la alimentación, los servicios de limpieza hospitalaria y de residencias, han sido en definitiva, claves en la emergencia sanitaria y en su respuesta. Ellas han sido también las que han estado en primera línea, salvando vidas, atendiendo las necesidades básicas, las más urgentes del país, y la crisis sanitaria ha puesto en evidencia la importancia de los cuidados para la sostenibilidad de la vida, la poca visibilidad que se le da a la economía de los cuidados en nuestro país. En definitiva urge pensar en una respuesta a esas carencias que tenemos y que han cubierto hasta ahora mayoritariamente las mujeres. Los meses del Covid dejan en evidencia que un programa feminista no es solo un programa para mejorar las condiciones de vida de las mujeres, sus oportunidades, claro que sí, sino también para mejorar también la nuestra, la de nuestros hijos e hijas, la de toda la sociedad.
Por tanto, señorías, son cuatro los ejes de transformación que explican y que van a explicar todos esos proyectos tractores de nuestra, de este Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia:
El primero, la transformación digital. El segundo, la transición ecológica. El tercero, una apuesta inquebrantable por la cohesión social y territorial y en cuarto lugar un cambio feminista en las mentalidades y en las reglas sociales, que hagan a nuestra sociedad más digna, más humana a la vez que se beneficia plenamente del talento y energía de más de la mitad de la población en España.
Estas transformaciones -vuelvo a subrayarlo- ya estaban en las previsiones del Gobierno. Ya estaban inscritas en el acuerdo de gobierno que firmamos las dos fuerzas políticas que integramos este gobierno de coalición y ya estaban también en la sesión de Investidura y en los programas electorales de las dos formaciones políticas. Para todos nosotros son símbolos, son símbolos, son símbolos muy importantes a desplegar durante estos próximos 4 años. Porque los símbolos son importantes justamente por aquello que simbolizan. Y España, al menos para este gobierno de coalición, y espero que para la mayoría parlamentaria de este Senado, España es pues la educación pública de nuestros hijos, las pensiones públicas de nuestros mayores, la seguridad pública de nuestra calles, el refuerzo de la sanidad pública, la solidaridad entre toda una comunidad en una situación de emergencia sanitaria como la que hemos y estamos viviendo.
Y estos meses más que nunca, señorías, España si simboliza algo es precisamente, al menos, ese anhelo de unidad. La unidad es la única forma de doblegar y mantener a raya el virus.
Si me permiten anticiparlo, no creo que ningún grupo de esta Cámara -o casi ninguno- tenga reparos a ese programa de transformación que antes he dicho. Es un programa alineado, como he dicho antes, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por lo tanto con la Agenda2030, con las recomendaciones de la Unión Europea. Es un programa de país que debemos compartir, aunque podamos disentir en algunas las formas de implementarlo. Eso también señorías también es patriotismo. Y no les negaré que me gustaría que compartiésemos el programa porque sin duda será más fácil lograr la unidad que demanda, que ahora necesita nuestro país.
Abordaremos estas transformaciones a través de unas medidas que ya estaban en la agenda, algunas de las cuales el Gobierno se dispone a aprobar en esta vuelta del curso político, hoy precisamente en el Consejo de Ministros hemos aprobado la agenda legislativa que vamos a desplegar en los próximos meses en este periodo de sesiones que iniciamos en el mes de septiembre. Algunas de ellas las conocen: la Estrategia Española de Inteligencia Artificial; abordar, pues lógicamente, todas las transformaciones laborales en el marco del diálogo social; el Tercer Plan de acción para la internacionalización de la economía española; la Estrategia del Reto Demográfico, a la cual antes he hecho referencia; aprobar un Plan Nacional para los Cuidados; reorientar el Plan estatal de Vivienda para impulsar el alquiler asequible y rehabilitación; presentar una Ley integral para la Igualdad de Trato y la No Discriminación; Aprobar el Real Decreto de Publicidad del Juego…
Señorías, en definitiva, en todas las circunstancias, más aún en la adversidad, la libertad es esencial para seguir trabajando por una sociedad justa. ¿Qué es lo que vamos a hacer también? Y además, precisamente, esta semana se va a sustanciar en el Congreso de los Diputados, la enmienda a la totalidad presentada por un grupo conservador a una ley que nosotros consideramos necesaria y que consideramos que puede ser un nuevo derecho dentro de nuestro Sistema Nacional de Salud, como es la Ley de Eutanasia; la Ley de Seguridad Ciudadana que derogue la Ley Mordaza; aprobar una Ley, como he dicho antes, Integral para la Igualdad de Trato y no discriminación; aprobar una Ley contra la discriminación de las personas LGTBI, aprobar la primera Ley Trans, fomentando la integración de las personas transexuales; ¿por qué no, señorías, aprobar una Ley que permita la abolición definitiva de la prostitución y la trata de seres humanos en nuestro país? Impulsar políticas públicas, en definitiva, encaminadas a mejorar el acceso a la educación y al empleo de la población, también de la población gitana; una Ley de Memoria Democrática que traeremos pronto a debate en las Cortes Generales. Lo dije en el debate de investidura y lo repito aquí ante sus señorías: para este gobierno patriotismo significa amparar por igual a todos los españoles
Tuve la ocasión, señorías, también de explicarlo la semana pasada ante un nutrido grupo de representantes de la sociedad civil, de la cultura, sindicatos, empresarios o científicos: yo creo que convendrán conmigo, estarán de acuerdo en que tenemos un país extraordinario. Somos un país admirable. Lo somos, por aquellas cosas que siempre hemos reconocido como admirable, como nuestro patrimonio, nuestras lenguas diversas, nuestra filosofía de vida o nuestro carácter abierto. Pero también somos admirables incluso por aquellas cosas en las que hemos creído flaquear, como nuestro potencial industrial, nuestro talento científico, nuestra capacidad de alcanzar acuerdos o nuestra disciplina social en momentos tan difíciles como los que hemos vivido con el confinamiento. Ha habido disciplina social, y gracias a ello frenamos el contagio del virus.
Por tanto, si España quiere, España puede. Pero es imprescindible que queramos todos, o si no todos, señorías, al menos, una mayoría. Y eso es lo que pido en el Senado. Una mayoría que empuje para ese "España puede "que queremos todos. España puede porque ya lo ha hecho antes. Tuvimos dificultades para modernización del país, atravesamos las esperanzas quebradas por el golpe de estado de la República y sufrimos desgraciadamente 4 décadas de dictadura franquista. Y como dije la pasada semana, nuestra transformación como país pues durante estos cuarenta y tantos años de democracia ha sido colosal. Somos el país de la excelencia turística y también somos el país de la fibra óptica. Somos un país de tradición agrícola y también somos el país de la alta velocidad. Somos un país antiguo, sabio, somos un país lleno de historia y de riqueza cultural, de distintas lenguas, todas ellas cooficiales, reconocidas en nuestra constitución que ampara y el gobierno defiende, y somos también un país dinámico, un país a la vanguardia de derechos civiles y también de libertades. Somos un país que reconoce todo lo que ha avanzado, pero que debe comprender todo lo que queda por hacer. Porque esta no es una mirada autocomplaciente de la España que tenemos que mejorar y que tenemos que hacer avanzar. Y por primera vez en mucho tiempo podría decirse que existe unanimidad en el deseo y en todos los rincones de nuestro país: y es que todos queremos lo mismo, todos queremos que nuestro país salga adelante.
Señorías, lo decía al principio de mi intervención, las formas, en democracia, en política, son el fondo. El Gobierno de coalición que presido recibió un mandato electoral, el pasado año, inequívoco. También, si me permiten, desde el punto de vista coloquial, de forma reiterada, porque hemos tenido cinco elecciones el pasado año. Jamás figuró en nuestros planes, créanme, tener que enfrentar el reto colosal de gestionar una pandemia, pero la pandemia existe. Y en estas circunstancias especiales, inéditas, en esta coyuntura histórica que está atravesando la humanidad y también nuestro continente y, específicamente, nuestro país, el Gobierno pide lo que da: UNIDAD. El Gobierno reitera -todas las veces que sea necesario- que solo podremos salir bien parados de este desafío, colosal, inédito, sin precedentes, con UNIDAD. Por tanto, si me permiten que lo repita tres veces, mi mensaje a sus señorías es: UNIDAD, UNIDAD y UNIDAD.
Unidad, señorías, entre administraciones. Esta es la Cámara del Estado compuesto que somos. Esta es la cámara territorial, por tanto, unidad entre todas las administraciones, del Gobierno de España, de las Comunidades Autónomas, de las Diputaciones, de los Cabildos, de los Consells, de las Diputaciones Forales, de los Ayuntamientos, desde el más grande al más pequeño. O trabajamos todos juntos, o no lograremos, con toda nuestra potencialidad, responder al desafío que tenemos por delante.
Esta misma tribuna en la que me encuentro está presidida por un gran escudo del Senado. Un escudo constitucional que pretende representar por igual todas y cada una de las banderas que nos representan desde el punto de vista territorial, como Estado. Por todo ello, quisiera solicitar a esta Cámara que usen ese escudo del Senado a favor de la unidad institucional.
En segundo lugar, una unidad entre las fuerzas políticas con presencia parlamentaria. Les garantizo, Señorías, que no hay soluciones sin diálogo. Que hay diálogo sin entendimiento. Y no hay entendimiento sin política de altura. Necesitamos un acuerdo de país, de todos. Si en enero el tiempo apremiaba, ahora no hay tiempo que perder. Es tiempo de acuerdos, de encuentros, de negociación. Es tiempo también de abordar la tarea con honestidad. Yo entiendo a quienes dicen: "Yo soy de esta ideología y no quiero pactar unos presupuestos que vayan en contra de mis principios más elementales". Lo entiendo porque, evidentemente, nosotros también tenemos nuestras convicciones y nuestras creencias ideológicas. Yo lo entiendo. Pero también creo que tenemos que trascender esa dialéctica clásica, si me lo permiten, en un momento y en un contexto tan inédito, tan histórico, para juntar y arrimar el hombro, y juntar y aunar esfuerzos.
Bajemos todos al terreno de juego y veamos de qué estamos hablando. Examinemos la hoja de cálculo con los números, discutamos los números, no a quienes está a nuestro lado discutiendo. Hagamos unos presupuestos que no vayan en contra de los principios más esenciales de nadie. Quiero recordar que Europa no solo llegó a un Acuerdo de Recuperación, sino también a un pacto del Marco Financiero Plurianual. Es decir, un presupuesto para toda Europa, para toda la UE. Liberales, conservadores, socialdemócratas, verdes, izquierdas diversas, pactaron un presupuesto que era asumible para todos. Nos encerramos durante cuatro días en Bruselas para llegar a ese acuerdo, y lo logramos. ¿Lo que ha sido posible en Europa no puede ser posible en España?
Yo creo, señorías, que eso sería, sin duda, un logro en sí mismo, pero tendría además un impacto incalculable sobre la salud social de nuestro país, en el optimismo de la ciudadanía, en el optimismo que tenemos que tenemos que imprimir, optimismo también en el horizonte, esperanza en la ciudadanía, que se lo merece, que lo necesita, de sus representantes públicos, en la confianza exterior sobre nuestro país, en nuestras capacidades para resolver los desafíos que tenemos pendiente.
En esta primera intervención les pido a todos ustedes que sepan leer el tiempo en que vivimos. Que no cierren puertas. Ninguna. Que hagamos un esfuerzo ímprobo para romper las inercias del enfrentamiento. Y en definitiva, señorías, vivimos en un país extraordinario que ha visto desplomarse su riqueza por razones que nada tienen que ver con la productividad, con el trabajo, con el ahorro, tienen que ver con hacer frente a una emergencia sanitaria, en el encerrarnos en casa para poder doblegar la curva que tanto daño nos hizo. En definitiva, el mayor reto en un siglo no puede enfrentarlo a solas, y menos superarlo a solas una parte de la población, porque vote a los partidos que estamos en el Gobierno, y aquella otra parte que no ha votado a los partidos que estamos en el Gobierno, dar la espalda. No puede superarlo media España dando la espalda a la otra media. Menos todavía media España contra otra media, cuando el deseo unánime, se vote lo que se vote cuando toquen las elecciones es, hoy, señorías, el que trabajemos todos, arrimemos el hombro y saquemos adelante nuestro país.
Y junto con la unidad, necesitamos también instituciones fuertes. Instituciones fuertes. A una emergencia sanitaria, económica y social, como la que estamos viviendo, solamente vamos a poder dar respuesta si nos unimos y, también, si tenemos instituciones fuertes. Instituciones fuertes son instituciones también legitimadas, también legitimadas. Las instituciones son la expresión del pacto de convivencia que una sociedad se otorga. Está recogido en nuestra Constitución. Nosotros contamos con nuestra Constitución y las instituciones que emanan de ella, de nuestra carta magna. Y el bloqueo político que estamos viendo durante estas últimas semanas, durante estos últimos meses, no puede poner en riesgo la estabilidad, ni el correcto funcionamiento de nuestras instituciones, como está haciendo. No podemos permitir que nuestra confianza en ellas se vea mermada con un motivo más de la división política, anteponiendo los intereses partidistas a los intereses generales.
Y esto, señorías, nos interpela a todos, cuando estamos en el Gobierno y cuando estamos en la oposición. Las reglas que nos parecen buenas cuando estamos en el Gobierno -cuando la ciudadanía nos da su confianza con su voto- no pueden parecernos malas cuando estamos en la oposición y otros están en el Gobierno.
Este comportamiento no es que no sea útil para la gobernabilidad, porque no lo es, debilita las instituciones. Es que no es leal. Y diría más, no es democrático, porque no reconoce el resultado electoral del año pasado.
Señorías, el Poder Judicial es un poder esencial del Estado y debemos cumplir con el artículo 122 de la Constitución, que fija su renovación. En el mes de noviembre vamos a tener 2 años, 2 años en funciones al Consejo General del Poder Judicial. Con una representación que emana de una mayoría absoluta del PP hace ya unos cuantos años.
El Tribunal Constitucional es el intérprete máximo de la Constitución. A él se consagra un Título íntegro de la Carta Magna, el 9º, y debemos velar por su renovación. No podemos permitir que a finales de este año, si continúa el bloqueo por parte de algunos partidos políticos, tengamos al Tribunal Constitucional un año en funciones, 2 años en funciones, al Consejo General del Poder Judicial.
Lo mismo figura con el Defensor del Pueblo que contempla el artículo 54 de la Constitución, su renovación. Llevamos desde 2017 con el Defensor del Pueblo en funciones, Señorías
¿Qué tiene que ver la dirección de la Corporación de la RTVE con el bloqueo que están planteando algunos partidos políticos?
Señorías, las reglas de juego no pueden cambiar. Hay mecanismos para hacerlo. O, mejor dicho, las reglas de juego se pueden cambiar. Hay mecanismos para hacerlo. Lo que no se puede hacer es no respetar esas reglas, mientras están vigentes y no cuando no nos favorecen. No se puede ser constitucionalista a tiempo parcial señorías, lo siento, no se puede. No se puede ser constitucionalista de quita y pon, a tiempo parcial, ni a beneficio de inventario, midiendo si algo beneficia o perjudica en función del día y del contexto. La Constitución, señorías, se respeta en su integridad, en su letra, en su espíritu y en todos y cada uno de los artículos.
No se juega, en definitiva, señorías, al regate corto con nuestro marco de convivencia, ni se buscan excusas para acomodarse en la interinidad. La consecuencia de esa interinidad es una: es el deterioro de nuestras instituciones. Y los demócratas debemos robustecerlas. Y si hay un momento para robustecer y fortalecer las instituciones, señorías, podemos pensar en muchos, pero no se me ocurre otro como éste. De dejar que se deterioren por conveniencia partidaria.
Hay que renovar urgentemente los órganos que he mencionado. Y que no hay excusas para no hacerlo. Dilatarlo más sería tanto como aceptar el bloqueo como forma de hacer política, y no creo que ningún partido aspire a eso. Y no creo que los españoles le consientan a ningún partido que haga eso.
Señorías, termino.
Hace casi medio año nuestro país, como el mundo entero, inició una batalla sin cuartel contra un adversario inédito, insólito, en la historia reciente de la humanidad. Si una calamidad como esta no exige de nosotros un auténtico cambio de paradigma, si un hecho imprevisto como este no implica un cambio en la forma de entender la política, o de relacionarnos entre nosotros, en definitiva, de hacer política ¿Qué otra cosa puede hacerlo?
Si todo ha cambiado, o al menos así lo siente la ciudadanía ¿por qué no cambia también la forma de hacer política de aquellos que representamos o aspiramos a representar dignamente a nuestros ciudadanos? Este escenario exige un nuevo clima político. Y ese nuevo clima exige del concurso de todas las fuerzas políticas, no sólo de las que están en el Gobierno.
Estas son las opciones: ofrecer las respuestas habituales, las que se esperan de cada cual, ignorando la emergencia del momento, eso puede ocurrir. O estar a la altura de esta situación y favorecer un nuevo clima político acorde a la entidad del reto que tenemos por delante. Escuchar lo que demanda la ciudadanía de nosotros, un nuevo clima político de entendimiento y de discrepancia serena, o ignorar ese mandato para seguir agazapado en la trinchera.
Señorías, hoy más que nunca, la ciudadanía, y creo que en su fuero interno, ustedes lo saben, lo que exige de todos nosotros es UNIDAD. Exige instituciones sólidas y robustas y exige, por encima de todo, un nuevo clima político para desterrar la confrontación de la lucha contra el virus y sus consecuencias. Unidad, instituciones robustas y un nuevo clima político. Esta es la propuesta que traigo a debate ante sus señorías.
De todas y todos ustedes, De todas y todos nosotros depende cumplir ese mandato que nadie puede seguir ignorando. La primera condición, como he dicho antes, es la Unidad, la segunda son las instituciones sólidas, y para eso necesitamos su renovación, y la tercera es un nuevo clima político.
En mi discurso de investidura dije que esta legislatura debería estar presidida por el diálogo constante, además, e incondicional porque los españoles y las españolas lo habían querido así. También porque nosotros somos un Gobierno que representa 155 escaños. No tenemos mayoría absoluta, tampoco la tenemos aquí, en el Senado. Y en consecuencia nos vemos obligados a tener que dialogar con distintas fuerzas políticas. No dieron mayorías absolutas y ni siquiera dieron mayorías rotundas, de modo que nuestra obligación es entendernos.
Eso, pues se ha acentuado aún más con la pandemia. Porque ahora todo es más imperativo, ahora es mucho más necesario. La salud, la economía, el futuro, dependen de que dialoguemos y también de que nos entendamos. Apelo a ese entendimiento especialmente en esta Cámara, que suma el diálogo político con el diálogo territorial. Necesitamos un clima político marcado por la estabilidad. Lo he dicho en alguna otra ocasión, el Gobierno que encabezo puede garantizar la estabilidad del ejecutivo durante los 40 meses que quedan de legislatura. Y eso está garantizado. Pero reconozcamos que la estabilidad no basta para esta circunstancia y esta coyuntura que vivimos. Nuestro país necesita percibir la mejor actitud, el mejor empeño de todos y todas en el reto inimaginable hace muy pocos meses, hace muy pocas semanas que tenemos por delante.
Todos sabemos que existen fuerzas políticas que se autoexcluyen de cualquier consenso, sectores de la sociedad negacionistas, con los oídos tapados. Lo hemos visto. Esos sectores acaban siendo apartados, reducidos por el voto de los ciudadanos a espacios ruidosos, pero minoritarios. Lo que algunos creen que es un canto de sirenas que promete llegar muy rápido al Gobierno es en realidad un canto desafinado que aleja más de él a quien lo escucha.
España nos necesita, señorías, y nos necesita empeñados en sacar adelante al país, reactivando nuestra economía, escuchando a la sociedad que confía, ahí fuera, en que esta situación dure lo menos posible. Como queremos todos. Y señorías, no quiero tampoco que se me lleve a equívoco lo que quiero decir. La unidad no es uniformidad, a nadie se le exige que renuncie a sus ideas. Lo que se nos pide, lo que exige la ciudadanía es que desterremos la división y el enfrentamiento estéril en un contexto que merece a mejor política, lo mejor de la política. Se nos pide que busquemos el mínimo común denominador que compartimos, porque es lo que tiene efecto multiplicador para nuestra economía de cara a una recuperación transformadora de nuestro modelo productivo.
La ciudadanía, por encima de sus diferencias, señorías, vote lo que vote en cada comicio, comparte un mismo deseo en estas circunstancias tan extraordinarias, y es ver a nuestro país erguido. Estemos a la altura, todos y todas, de ese deseo. Porque, como decía al principio, si algo debe dignificar a la política, eso debe ser la forma con la que se ejerce.
Y si echamos la vista hacia el pasado, reconoceremos a referentes de toda ideología a lo largo y ancho del mundo que se enfrentaron a grandes desafíos. Algunos decidieron enfrentarse solos, pensando que llegarían más rápido. Los hechos, señorías, pueden sobrevenirnos, sorprendernos, pero lo importante, lo importante, lo determinante, es nuestra la capacidad de hacerles frente y doblegarlos. Yo apelo, en consecuencia, a la unidad, a la unidad y a la unidad. La unidad, en definitiva, para llegar lejos, para recuperarnos antes y más fuerte.
España, señorías, puede. Y puede, si queremos la mayoría. A esa mayoría apelo en esta Cámara de representación territorial.
Muchas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)