Intervención del presidente del Gobierno en la ceremonia de nombramiento como Huésped Distinguido de la Ciudad de México

31.1.2019

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Ciudad de México

Buenos días a todas y a todos: Señora jefa de Gobierno de la Ciudad de México; ministro canciller, Marcelo, gracias por tus palabras, gracias por tu dedicación y por el éxito de esta visita oficial que, sin duda alguna, ha tenido mucho que ver tu buen hacer. Señoras y señores, distinguidas autoridades:

Ciudad de México tiene fama de ser una ciudad inacabable. Cuando se llega a ella en avión, se ve desde el aire esa superficie casi oceánica que no tiene fin. Incluso, es incomprensible para los europeos, que tenemos una medida de las dimensiones completamente distinta y, posiblemente, más reducida. Y es verdad que no tiene fin. Ciudad de México posee una vida y un pulso que son contagiosos; y, por eso, hay tantos españoles -muchos de ellos jóvenes- que se enamoraron y se enamoran de ella cuando la visitan y que vuelven ya siempre que pueden. He de reconocerle que yo como turista y como joven, en un pasado ya muy remoto, fui de esas personas.

Con todos esos españoles, si me lo permiten, quiero compartir hoy esta distinción que tanto me honra y que tanto les agradezco de corazón. Ciudad de México nunca ha sido para mí una ciudad extranjera. Sus vínculos con España son tan grandes y sus gentes son tan hospitalarias, que siempre me he sentido aquí como en casa, donde tengo ocasión de poder compartir con todos ustedes las calles y la visita a esta ciudad.

Es la ciudad de los grandes muralistas. Ayer el presidente López Obrador me enseñó bastantes murales de ilustres mexicanos y, también, como ha dicho antes la jefa de Gobierno, la ciudad del exilio republicano. Es la ciudad de las vanguardias y, también, la ciudad del barroco, pero también la ciudad encrucijada en la que viven personas de decenas de países. Es la ciudad de 'Roma', esa hermosísima película de Alfonso Cuarón que está conquistando a medio mundo. Y es la ciudad del español, el territorio urbano más grande en el que se habla la lengua que compartimos y que nos une.

Una ciudad, también, que ha vivido tragedias de las que ha sabido reponerse con un coraje que admiramos. Una ciudad, en fin, que ha sido pionera en el reconocimiento -como ha dicho antes la jefa de Gobierno-- de derechos civiles y en la creación de políticas sociales. México es, sin duda, una de las capitales del mundo.

Así que, señora jefa de Gobierno, acaba usted de asumir sus funciones hace muy pocas semanas, pero con un extraordinario talante y una extraordinaria energía. Tiene por delante un desafío gigantesco e ilusionante y, estoy seguro de que lo afrontará con éxito. Y quiero pedirle que cuente con nosotros, con España, con el Gobierno de España.

En el Parque de España, dentro del barrio de Condesa, hay un grupo escultórico en homenaje al presidente Lázaro Cárdenas que erigieron los republicanos españoles. Es un grupo escultórico sobrio, que apunta al cielo. Creo que representa muy bien la hermandad de Ciudad de México y España. Esa hermandad que hoy queda, sin duda alguna, enriquecida.

Señora jefa de Gobierno, quiero agradecerle de nuevo esta distinción. Y quiero pedirle permiso para poder ir presumiendo por ahí de que, a partir de ahora, además de madrileño, soy también chilango.

Muchas gracias

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