Intervención del presidente del Gobierno en la entrega temporal de la Silla del general Antonio Maceo

22.11.2018

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La Habana, Cuba

Buenas tardes, señoras y señores, presidente Díaz-Canel.

Es para mí un honor participar como presidente del Gobierno en este acto de entrega de la Silla de Maceo a la ciudad de La Habana. Quiero significar la relevancia de este acto a partir dos ideas: la historia y el reencuentro.

La historia nos devuelve, a menudo, el eco de batallas lejanas, como bien ha dicho la directora, pérdidas en un pasado que se aleja y nos enfrenta a menudo a los horrores de las guerras y las penurias de otro tiempo, que hoy, afortunadamente, a la luz de nuestros valores nos parecen impensables.

Y, el reencuentro. El reencuentro, querido presidente, supone la voluntad de aprender del pasado para construir un mundo, en el que la guerra sea exactamente un vestigio de tiempos cada vez más lejanos.

Hoy, culmina un largo proceso jurídico y administrativo, lo sé bien, de casi 20 años, que tiene como resultado la cesión temporal de la Silla de Maceo a la ciudad de La Habana para su exposición en el Museo de la Ciudad, en préstamo temporal renovable.

Quiero agradecer la labor de quienes más han hecho para que este acto tenga lugar, para que de la historia surgiera el reencuentro en el día de hoy, en la ciudad de La Habana.

En particular, del historiador de la ciudad, Eusebio Leal, persistente en un anhelo, que hoy, finalmente, cristaliza en este acto visible.

Y, también, creo que es de justicia recordar la decisión del Ayuntamiento de Palma que dio el impulso definitivo para que la Silla de Maceo pudiera abandonar temporalmente el territorio español.

Soy consciente del valor simbólico que representa esta Silla hecha, como bien ha dicho la introductora, de palmera, de tronco de palmera para el pueblo de Cuba.

Hoy quiero que sea símbolo de homenaje compartido de dos pueblos, el español y el cubano unidos en la memoria común, de episodios transcendentales para el devenir de nuestra historia compartida. Episodios que definen, en buena medida, lo que somos hoy en día. Debemos conocer nuestra historia y ser capaces de analizarla, desde el rigor, y desde el respeto.

Los investigadores cubanos, con la colaboración de investigadores españoles, son un ejemplo del buen hacer, en la reflexión rigurosa de las Guerras de Independencia cubanas.

Por ello, quiero que vean en este evento un acto de amistad, de hermandad del pueblo español con Cuba, querido presidente.

Esta Silla fue símbolo de la Guerra de la Independencia de Cuba, pero hoy, gracias a este acto la Silla de Maceo simboliza, también el encuentro y el vínculo renovado entre países hermanados por una historia común y lazos tan profundos como los que nos unen.

Que este acto sirva para mirar al pasado con vocación, para aprender de la historia, pero que sirva, igualmente, y, sobre todo, para poner el acento en el reencuentro entre dos pueblos que miran al futuro conscientes de lo que fuimos, pero más aún de lo que somos y podemos llegar a ser juntos.

Muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)

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