Discurso del presidente del Gobierno en la inauguración de la Jornada sobre Infraestructuras "Conectados al futuro"

28.3.2017

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Madrid

Señora vicepresidenta del Gobierno; señor ministro de Fomento; señor delegado del Gobierno; autoridades; señoras y señores; queridos amigos,

Antes que nada, muchas gracias a todos ustedes por su asistencia que hace que me sienta enormemente honrado.

Para mí es una satisfacción participar en la inauguración de estas Jornadas que versan sobre las infraestructuras en Cataluña. Estamos hablando de un factor decisivo para mejorar la competitividad de la economía, para generar crecimiento económico y empleo, y también para mejorar la calidad de vida de las personas. En definitiva, las infraestructuras mejoran la economía y la vida de la gente.

Señoras y señores,

Yo no voy a entrar en los detalles de los asuntos que se irán comentando aquí a lo largo de esta mañana; pero sí me gustaría aprovechar este momento para hacer alguna reflexión sobre la situación de la economía española y catalana, y sobre nuestro compromiso en la materia.

Como todos ustedes saben, estamos saliendo ahora de la crisis económica más grave de nuestra historia:

  • España encadenó cinco años consecutivos de recesión, algo que, sencillamente, jamás había ocurrido.
  • Durante ese período se destruyó el 10 por 100 de la riqueza nacional, en términos de PIB.
  • 3.400.000 personas perdieron su puesto de trabajo.
  • Se perdieron --este es un dato muy revelador y significativo de lo que pasó-- setenta mil millones de euros de recaudación que, así dicho, hasta puede parecer una cantidad menor, pero que son ni más ni menos que once billones de las antiguas pesetas.
  • Parte del sistema financiero estaba a punto de quebrar.
  • Sufrimos durante muchos meses la amenaza del rescate.
  • La prima de riesgo estuvo --perdónenme la expresión-- por las nubes.
  • Las Administraciones se encontraban en una situación en las que les resultaba literalmente imposible financiarse en los mercados. A las empresas tampoco les resultaba posible.
  • La economía española había acumulado todo tipo de desequilibrios y adolecía de una gravísima falta de competitividad.

Eso es lo que nos encontramos y lo que muchos de ustedes sufrieron en sus empresas y en sus negocios. Lo que tuvimos que hacer lo conocen ustedes perfectamente:

  • Lo más urgente fue evitar el rescate de España. Esto hubiera sido lo peor para todos. Conseguimos, con mucho esfuerzo, preservar nuestra soberanía económica y eso está en la raíz de la fuerza con la que estamos saliendo de la crisis, cosa que no ocurre en otros países que sí tuvieron que someterse al rescate soberano.
  • La segunda misión era generar confianza para poder financiarnos a unos precios razonables, pero también para atraer inversiones extranjeras, recuperar la imagen de nuestro país y devolver el ánimo a los agentes económicos.
  • Para ello tuvimos que acometer un plan de reducción del déficit público que en el año 2011 se situaba en una cifra del 9,3 por 100. El cierre de 2016, el último año, estará en torno a menos de la mitad, al 4,5 por 100. Cumplir este compromiso con Europa ha sido, como saben, cualquier cosa menos fácil.
  • Además, acometimos un amplísimo paquete de reformas estructurales para devolver la competitividad a nuestra economía. Como las conocen, no voy a repetirlas. Simplemente mencionaré, por su importancia, la reforma laboral, la reestructuración del sistema financiero o la reforma energética.
  • En paralelo a todo esto, tuvimos que evitar la quiebra de algunas Comunidades Autónomas que tenían cerrado el acceso a los mercados. Pusimos en marcha instrumentos de liquidez que les permitieron mantener sus servicios públicos e, incluso, pagar a sus funcionarios. En el caso de Cataluña, estos instrumentos de liquidez ascienden a 63.773 millones de euros, un dinero que fue destinado a financiar los vencimientos de la deuda, pagar el déficit anual y pagar a los proveedores de la Administración. Con esta operación, la Generalitat, que llegó a pagar unos intereses del 7,75 por 100 anual --recuerden los "bonos patrióticos--, ahora paga el 0,8 por 100. El ahorro que esto supuso en intereses fue de varios miles millones de euros.

Pues bien, los resultados de esta gestión están ahí y son conocidos por todos:

  • Tres años seguidos de crecimiento económico: 2014, 2015 y 2016.
  • Somos el país europeo que más crece y más empleo está creando, un millón y medio largo de nuevos empleos en tres años, y la tendencia se mantiene, y hay que mantenerla. Y recuerdo que en febrero de este año había 580.000 más afiliados a la Seguridad Social que en febrero del pasado año 2016.
  • Hoy ya nadie habla de la prima de riesgo ni del rescate de España. Nos financiamos fácilmente en los mercados, en ocasiones a tipos de interés negativo.
  • Hoy el crédito fluye con normalidad, insuflando vida a la economía productiva del país.
  • La ganancia de competitividad se plasma en un hecho insólito en nuestra historia económica como es encadenar un período de cuatro años con superávit exterior. Y esto que digo lo saben especialmente las empresas catalanes que siempre fueron la punta de lanza de nuestra apertura al mundo y que en esta crisis han hecho las cosas muy bien. El sector exterior y las exportaciones han sido decisivos para superar el peor momento de la crisis.

En definitiva, señoras y señores, esto ha cambiado, ha cambiado mucho y ha cambiado para bien. Pero esto ya es historia, lo que importa ahora es qué debemos hacer. En mi opinión, lo siguiente:

  • Continuar con las políticas de consolidación fiscal. No se puede bajar la guardia ni volver a repetir lo que ocurrió entre 2007 y 2009 en España, cuando se pasó, en dos años, de un superávit del 2 por 100 a un déficit del 11 por 100. Esto no se puede repetir nunca. Ahora nos toca cumplir el objetivo del 3,1 por 100 pactado con Europa para este año 2017 y situarnos ya en 2018 por debajo del 3 por 100. Ahí nos jugamos buena parte de la confianza y de la credibilidad de nuestro país.
  • En segundo lugar, no se puede dar marcha atrás en las reformas emprendidas, particularmente en las que han funcionado. Desandar el camino de las reformas sería tanto como desandar el camino de la recuperación.
  • En tercer lugar, no debemos caer en la autocomplacencia. No está todo hecho. Debemos seguir con las políticas reformistas y ganando competitividad en todos los sectores. El mundo cambia día a día y no podemos quedarnos atrás.
  • Por último, en cuarto lugar, no podemos olvidar a quienes peor lo pasaron durante la crisis y a aquellos a los que aún no ha llegado todavía la recuperación.

Insisto, ni marcha atrás, ni freno, ni olvido. No nos podemos permitir ninguno de estos tres errores en este momento decisivo.

Tenemos una gran oportunidad y, si hacemos las cosas bien, si nos ocupamos de lo fundamental y si no equivocamos las prioridades, se abre ante nosotros la posibilidad de vivir una larga etapa de crecimiento económico y prosperidad.

Y esto me lleva al asunto que hoy nos reúne en Barcelona, las infraestructuras, que son, como saben, uno de los instrumentos más potentes para mejorar la economía de un país.

La inversión en infraestructuras se traduce en empleo y oportunidades para todos. Impulsa la competitividad de un país, promueve su vertebración territorial, fomenta la cohesión social, facilita la accesibilidad y conectividad de empresas y consumidores, mejora la calidad de vida de las personas y es un gasto eficiente en su sostenibilidad a medio y largo plazo.

Señoras y señores,

Quiero decir una cosa que a veces no repetimos suficientemente: Nuestras infraestructuras son hoy un motivo de orgullo, porque son de las mejores de Europa. A veces, no somos conscientes de lo que tenemos. Solo prestamos atención a las carencias, y está bien hacerlo, siempre que también tengamos presentes las cosas buenas de que disponemos y nuestras infraestructuras lo son.

Ahora que hemos superado lo peor de la crisis, ahora que hemos recuperado el crédito internacional y ahora que estamos en condiciones de cumplir con la consolidación fiscal que exige nuestra pertenencia a Europa, podemos dar un nuevo impulso a la inversión en las infraestructuras necesarias. Ahora podemos hacer más y podremos seguir haciendo más cosas a medida que la economía consolide su recuperación. Vamos a hacerlo en toda España y, por tanto, también aquí, en Cataluña.

Lo primero que quiero subrayar es que no empezamos de cero, y ustedes acaban de verlo. Se ha hecho mucho en momentos muy difíciles para las cuentas públicas y los resultados están ahí. A modo de ejemplo, les recuerdo --acabamos de verlo en un video y ustedes lo saben muy bien-- que Cataluña es la única Comunidad Autónoma que tiene conectadas por AVE sus cuatro capitales de provincia y que se han invertido más de catorce mil millones de euros para que la Alta Velocidad llegara a la frontera con Francia.

Vamos a seguir invirtiendo en infraestructuras. Intentaré no cansarles con cifras y fijarme solo en lo fundamental. Empezaré por el ferrocarril, porque estas infraestructuras se llevarán la parte más importante de la inversión prevista.

Una de las grandes prioridades serán las Rodalies, que son el servicio de ferrocarril más cercano al ciudadano, ya que cuatrocientas mil personas utilizan cada día estos servicios.

El nuevo Plan contempla una inversión total de casi 4.000 millones de euros hasta 2025. De esa cantidad, 1.882 millones se invertirán desde ahora y hasta el año 2020. En el segundo cuatrienio, el que va de 2021 a 2025, le dedicaremos otros 2.000 millones de euros.

Mi compromiso personal es que este Plan sea realista, viable y verificable en todas sus etapas. Nuestro primer paso será coordinar este Plan con las distintas Administraciones para trabajar juntos y acordar el desarrollo del mismo. Somos conscientes de la necesidad de hacer un esfuerzo especial. Se hará y se cumplirá.

La inversión en el Corredor Mediterráneo será la otra gran prioridad de esta Legislatura. Es una prioridad económica, política y social porque es una obra vertebradora y modernizadora. Incluso en los años de crisis, hemos hecho un esfuerzo inversor en esta infraestructura. Entre 2012 y 2016, en un período extremadamente difícil, los Presupuestos Generales dedicaron importantes cantidades al Corredor Mediterráneo.

Este Corredor es una infraestructura multimodal, viaria y ferroviaria, que conectará los principales nodos logísticos, terminales intermodales y centros de producción del Mediterráneo. Conectará empresas, puertos y aeropuertos. Pondrá en red los nueve puertos y once aeropuertos que tenemos en el Mediterráneo, desde Algeciras hasta la frontera con Francia.

Hace escasas fechas, hemos procedido a designar, tal y como desde Cataluña se nos había solicitado, al Coordinador del Corredor Mediterráneo, una figura que contribuirá decididamente al eficaz desarrollo del mismo.

Ahora estamos trabajando a pleno rendimiento para iniciar, en el primer trimestre de 2018, la circulación en pruebas del tramo Vandellós-Tarragona. La inversión en este tramo asciende a 667 millones de euros y, cuando esté en servicio, reducirá el tiempo de viaje entre Barcelona y Valencia en más de media hora, cumpliendo así con una importante reclamación social.

El pasado domingo finalizamos las obras del tramo que une Valencia y Castellón, y ya se han iniciado las pruebas para su puesta en servicio. Por lo que se refiere a los tramos de Cataluña, quiero destacar que las obras están adjudicadas en casi todos los tramos y que muy pronto adjudicaremos también el de Castellbisbal-Vilaseca. Nuestra previsión es que los tres tramos catalanes del Corredor puedan estar terminados en la primavera de 2020.

También en materia ferroviaria, quiero destacar el Tren Lanzadera desde la Estación de Sants al Aeropuerto de El Prat, cuya primera fase, por importe de 285 millones, ya está en marcha. Con ese Tren Lanzadera, el aeropuerto de El Prat será uno de los mejor comunicados de Europa. Podrá desplazar, en menos de veinte minutos, a entre siete y nueve millones de viajeros cada año entre la T-1 de El Prat y la Estación de Sants.

Señoras y señores,

España es una potencia turística mundial, nos visitan 75 millones de personas cada año y Cataluña --especialmente Barcelona, pero toda Cataluña-- es la Comunidad Autónoma que más turistas internacionales recibe. Esta capacidad receptora no sería posible sin unos aeropuertos de la calidad de los cuatro que tienen aquí, entre los que destaca, como saben, Barcelona-El Prat.

El Prat y el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid-Barajas acaban de ser reconocidos como los mejores aeropuertos del sur de Europa. Este es un dato que es bueno conocer pero, dicho esto, queremos seguir mejorando. Seguiremos invirtiendo en los aeropuertos catalanes. En el período 2017-2020, la inversión prevista es de doscientos millones de euros y a esta partida se unen cuarenta millones de euros que ENAIRE tiene previsto invertir en navegación aérea, porque desde aquí se gestiona el 30 por 100 del tráfico total del espacio aéreo español.

Las carreteras catalanas también recibirán un impulso inversor en esta Legislatura. Vamos a destinar 850 millones de euros a este fin durante la Legislatura. El Ministerio de Fomento dedicará atención preferente a la inversión en la Autovía Orbital, en la B-40, en la Nacional-340, en la N-II y en la Nacional-240 entre Lleida y Les Borges Blanques.

Como les comentaba hace un momento, están ustedes impulsando sus exportaciones a gran ritmo. Esto es capital para el futuro de nuestro país. Pues bien, los puertos del Estado, como saben, desempeñan un papel clave en la cadena logística y de comercio exterior para Cataluña, ya que son la puerta marítima de esas exportaciones. En la presente Legislatura queremos realizar una fuerte inversión en puertos, que ascenderá a 587 millones de euros.

No quiero cansarles. Solo quería destacar las líneas fundamentales de nuestro compromiso con Cataluña, un esfuerzo que ascenderá a 4.200 millones de euros en inversiones en infraestructuras, transporte y vivienda entre este año y 2020. Es decir, más de mil millones de euros al año en infraestructuras en Cataluña.

Lo hacemos ahora porque podemos hacerlo, como también es ahora cuando podemos tomar decisiones clave para mejorar nuestra posición en Europa y en el mundo. Una de las más importantes es dar la batalla para conseguir que Barcelona sea la nueva sede de la Agencia Europea del Medicamento, tras su salida del Reino Unido por el "Brexit".

Queremos que la nueva sede de la Agencia Europea del Medicamento sea Barcelona, porque esta gran ciudad tiene toda la capacidad para acoger eficazmente a los ochocientos profesionales altamente especializados que trabajan en este organismo.

La industria farmacéutica es uno de los principales activos de la economía catalana y de la española. Es una industria que promueve el I+D+i, responsable de más del 20 por 100 de la inversión total en I+D+i, y es un motor de generación de empleo. Y crear empleo es, y lo será durante mucho tiempo, un objetivo capital en nuestro país

Señoras y señores,

España es un gran país y Cataluña ha estado siempre en la proa de nuestros avances. Queremos que siga estándolo y estamos dispuestos a poner lo mejor de nosotros mismos para que así sea.

Y ya voy terminando.

Estas Jornadas responden al muy razonable propósito de estar "Conectados al futuro". No querría acabar esta intervención sin dedicar unos breves minutos al asunto que más nos preocupa a todos. Nos preocupa a todos que algunos pretendan desconectarse no solo del futuro, sino también de la realidad española y europea, de la Ley y del diálogo.

En democracia, el campo de juego del diálogo viene marcado por la Ley y, por eso, nuestra respuesta política no va a soslayar ni la Ley --sería un disparate--, ni el diálogo.

Ofrecemos una respuesta que piensa en todos los catalanes y que tiene como objetivo prioritario que Cataluña no se pare. Hemos conseguido entre todos superar una crisis tremenda y ahora estamos en condiciones de ganar un mejor futuro. No lo malbaratemos con aventuras empobrecedoras. Se trata de fomentar la recuperación en marcha y no de frenarla, porque la principal tarea de un gobernante es solucionar problemas y no crearlos.

Ustedes, como emprendedores, saben muy bien que el mayor riesgo que afrontamos, el factor que podría frenar la recuperación y desbaratar el buen ritmo de creación de empleo, es la inestabilidad política. Ustedes conocen el desgaste que supone para la actividad económica que se dediquen tantos y tan baldíos esfuerzos a la inestabilidad política. Ustedes miden cada día cuan delicado es el material con el que está tejida la confianza y qué costoso es repararlo cuando se rompe. Como lo conocen, pueden valorar en su justa medida la importancia de trabajar para reconstruir puentes, y no me refiero exclusivamente a las infraestructuras.

Porque, en mi opinión, la tarea de un buen gobernante es intentar ser más eficaz en la atención de los problemas reales de la gente y esos problemas reales empiezan por tener un empleo; por cambiarlo por otro mejor cuando el primero no cubre las expectativas; continúan con poder dar una buena educación a los hijos y por tener una buena sanidad cuando se necesita; y, después de una vida de trabajo, pasan por tener garantizada una pensión suficiente en el momento de la jubilación.

Estos y no otros son problemas reales que los ciudadanos esperan que sus dirigentes políticos les ayuden a resolver.

Aprovechemos esta nueva etapa de recuperación en beneficio de todos. Giremos el foco y dediquemos nuestros mejores esfuerzos para trabajar juntos pensando en todos. Busquemos puntos de acuerdo en lo que nos une, que es mucho, y conectémonos a un futuro europeo de prosperidad y de bienestar.

A mí esto me importa. Yo quiero una Cataluña próspera en una España pujante y anclada a una Europa moderna y competitiva.

Este fin de semana acabamos de celebrar el 60º Aniversario del Tratado de Roma. Se cumplieron sesenta años de la fundación europea. Aprobamos una Declaración política en estos momentos en que hay grupos en distintos países de la Unión Europea que ponen en tela de juicio todo lo que se hizo desde ese Tratado de Roma del año 1957. En esa Declaración política, entre otras cosas, algunos pedimos que se pusiera en valor lo que es hoy la Unión Europea.

La Unión Europea es el mayor espacio del mundo en materia de democracia, libertad y derechos humanos. La Unión Europea es hoy casi el 25 por 100 de la economía mundial y el 25 por 100 del comercio mundial. La Unión Europea es la región del mundo donde mejor se atiende a las personas. Nadie tiene sistemas públicos de pensiones, sanidad pública o educación para todos como ocurre en los distintos países de la Unión Europea.

Pongamos en valor lo que es bueno, pongamos en valor lo que es positivo. ¿Por qué viene tanta gente a Europa? ¿Por qué vienen a España 75 millones de personas al año? ¿Por qué todo el mundo quiere venir a Europa, los de todos los continentes que nos rodean? Algo bueno habrá aquí. Está bien, como les dije antes, ser conscientes de las carencias que tenemos porque, si no, no vamos a poder superarlas; pero también es bueno saber las cosas que tenemos.

Por tanto, frente a aquellos que solamente se empeñan en reseñar aquello que va mal, yo les pediría a los que quieran trabajar lealmente en beneficio de su país que reseñaran y dijeran aquellas cosas que también van bien.

Nosotros, sinceramente, los españoles, apreciamos la integración en Europa, a lo mejor porque nos costó alcanzarla. La primera vez que lo pedimos fue en 1962; evidentemente, no era posible con ningún éxito. A veces, se aprecia más lo que cuesta mucho conseguir y, por eso, yo creo que la mayoría queremos seguir aunando la diversidad de los pueblos de España y, unidos, protagonizar ese proyecto de éxito que es la Unión Europea.

Con ese propósito, debemos tener claro que la concordia y el sentido común van a prevalecer, porque es lo que exige nuestra sociedad. Yo quiero pedir su ayuda para ganar, entre todos, la batalla de la moderación, la responsabilidad y la sensatez. Les pido su ayuda y les ofrezco la nuestra, porque recuperar la concordia nos importa, y mucho, a todos.

Les pido y les ofrezco un diálogo sensato sobre los asuntos que les he transmitido en aras del interés general y del bien común de los catalanes. Es tiempo de reconstruir puentes, de sellar grietas y de mirar hacia adelante. Les pido y les ofrezco diálogo y acuerdo para conectarnos juntos a un mejor futuro compartido.

Muchas gracias.

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