Palabras del presidente del Gobierno en el acto de entrega, a título póstumo, de la Medalla de la Orden del Mérito Constitucional a Ana María Vidal-Abarca

7.7.2015

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Madrid

Señora vicepresidenta del Gobierno, señores ministros, autoridades, señora presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, señoras y señores, queridas hijas de Ana María Vidal-Abarca, queridos amigos,

La libertad y la democracia en España nunca se han defendido solas. Ha sido necesario el testimonio vital de algunos de nuestros mejores hombres y mujeres para hacer realidad el sueño de una nación en concordia y en libertad.

Hoy rendimos nuestro homenaje más sentido y solemne a una de estas personalidades ejemplares, Ana María Vidal-Abarca; una mujer que durante décadas ha sido un referente de libertad y un testigo de esperanza para millones de españoles; una mujer que, sin más armas que su convicción, su coraje y su amor a España y a su tierra vasca, hizo visible la grandeza de nuestros valores y nuestra convivencia frente al acoso intolerable del terror.

La labor pionera desarrollada durante décadas por Ana María Vidal-Abarca es un ejemplo de civismo y de patriotismo excepcionales en la España contemporánea. Su trabajo al frente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y de la Fundación Víctimas del Terrorismo fue imprescindible para dar visibilidad a las víctimas del terror, así como para estimular la asistencia por parte de los poderes públicos y, también, de la sociedad civil.

Como fruto de ese esfuerzo, muchas veces en circunstancias humanamente muy difíciles, Ana María Vidal-Abarca contribuyó decisivamente a mostrar al mundo en toda su crudeza el terror y la injusticia radical de ETA, así como la razón y la bondad de todos aquellos que con la Constitución en la mano han luchado contra ella.

Gracias a su labor, hoy las víctimas del terrorismo son lo que son a los ojos de todos: la memoria viva y el mejor patrimonio de nuestra democracia, el recordatorio permanente y la legitimación más valiosa de los ideales más nobles de la España constitucional, y la clave para desarticular moralmente el relato de los terroristas y afirmar la victoria de los valores de la España democrática.

Los méritos extraordinarios de Ana María Vidal-Abarca hacen de ésta una Medalla ganada a pulso, y con plena justicia. Con ella, estamos reconociendo el papel inspirador que para tantos millones de españoles tuvo su claridad moral frente al chantaje y al terror etarras. Con esta Medalla honramos su memoria y, también, perpetuamos la huella de quien ha sido una mujer tan valiosa como las causas que defendió.

Me gustaría decir que con esta condecoración Ana María Vidal-Abarca se sitúa en la posición que le corresponde por pleno derecho porque, Gobierno tras Gobierno, desde 1988 la Medalla al Mérito Constitucional es el símbolo con el que el Estado reconoce a quienes más y mejor han luchado por los ideales cifrados en la España de hoy. Por eso, esta mañana, al rendir homenaje a una luchadora por la libertad, somos todos los españoles y, también el Gobierno, los que nos vemos reconfortados en nuestras convicciones más profundas y sentimos el orgullo y la satisfacción de ver premiado el camino de una de las grandes españolas de nuestro tiempo.

No lo olvidemos, es el coraje cívico de Ana María Vidal-Abarca al que rendimos homenaje en primerísimo lugar y, por ende, al régimen de libertades y de democracia de la España constitucional.

Amigas y amigos,

Ana María Vidal-Abarca sufrió, como sabéis, en sus propias carnes el terror de ETA tras el atentado contra vuestro padre en 1980 cuando era, como aquí se ha recordado, el jefe del Cuerpo de Miñones de Álava. Hoy contamos aquí con la presencia de mucha gente y agradezco especialmente a Marimar Blanco que esté aquí también, a la presidenta de la Asociación de Víctimas, y, por supuesto, a todos los familiares.

Yo lo que quiero deciros, en nombre de todo el Gobierno y en el mío propio, y estoy convencido de que también en el de millones de españoles, es que seguimos necesitando vuestro compromiso, vuestra inspiración y vuestro ejemplo cívico.

Os queremos presentes en nuestra vida pública. Nos es imprescindible vuestro testimonio para fijar el relato de una España constitucional capaz de derrotar, con la única fuerza que tienen las democracias, que es la Ley, y con la convicción de la razón, al terrorismo y, también, a sus cómplices y a sus coartadas. Por eso mismo, espero que entendáis este homenaje como lo que también es, un reconocimiento a Ana María y a lo mucho que debemos a todas las víctimas del terrorismo, y una prueba visible del afecto que todos los españoles os tenemos y del lugar insustituible que ocupáis en nuestros pensamientos, en nuestro corazón y en nuestra acción política.

Muchísimas gracias.

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