Discurso del presidente del Gobierno en el acto conmemorativo del XXIX aniversario del diario "Expansión"

2.7.2015

  • x: abre ventana nueva
  • Whatsapp: abre ventana nueva
  • Linkedin: abre ventana nueva
  • Enviar por correo: abre ventana nueva

Madrid

Excelentísima señora presidenta de la Comunidad de Madrid, autoridades, señor consejero delegado de Unidad Editorial, señora directora de "Expansión", señoras y señores,

Muy buenos días a todos.

Es para mí un honor dirigirme a ustedes en este nuevo aniversario del periódico "Expansión". Les agradezco su presencia en este encuentro y su participación, cada uno desde sus diferentes responsabilidades, en la tarea colectiva de la recuperación de España.

Como se ha recordado hoy aquí, "Expansión" nació poco después de la llegada de la democracia. Era un proyecto más que echaba a andar en aquella España que, en buena medida, quería parecerse a la España que somos hoy: un país moderno, abierto y plenamente europeo --les recuerdo que la semana pasada conmemoramos el trigésimo aniversario de nuestra adhesión a la Unión Europea--; un país integrado en todos los foros internacionales y con empresas pujantes que compiten con éxito en los mercados del mundo entero.

Hoy celebramos los veintinueve años de historia de "Expansión" y, con ello, celebramos también, en cierta manera, un período que, aún a pesar de la crisis que hemos vivido, coincide con los mejores años de nuestra historia reciente.

Quiero aprovechar la circunstancia para felicitar a Unidad Editorial y a la dirección de "Expansión", porque desde estas páginas siempre se apostó por la modernidad del país, por la libertad de empresa, por la seguridad jurídica, por la innovación, por el impulso a las reformas y por la defensa de una gestión eficaz y rigurosa de los asuntos públicos.

Por todo ello, "Expansión" se nos presenta como un medio a la altura del desarrollo que han conseguido la economía y las empresas españolas durante estos años. Hoy, además, es un heraldo de la recuperación de nuestro país, del mismo modo que antes fue el notario de la crisis más profunda que ha vivido España en generaciones.

Precisamente por eso, después de lo que hemos vivido durante los últimos años es difícil no celebrar cada cifra positiva que arroja la economía española. Hoy, por ejemplo, han sido los datos del paro y afiliación a la Seguridad Social correspondientes al mes de junio: 94.727 personas en paro menos y más de 35.000 personas más afiliadas a la Seguridad Social. En ambos casos son los segundos mejores registros históricos desde la crisis y confirman la recuperación del mercado de trabajo: el desempleo cae a un ritmo de algo más del 7 por 100 anual, especialmente en el sector privado, mientras que la afiliación crece a una tasa del 3'5 por 100. Desde comienzo del año 2014 ya se afiliaron a la Seguridad Social 898.000 personas más. De hecho, ya hay más afiliados que al principio de la legislatura.

Señoras y señores,

La creación de empleo es el mejor indicador del cambio que ha experimentado España en estos años. Ahora, cuando se acercan las elecciones, todo el mundo habla de cambiar. Cambiar es la palabra mágica: nos hablan del cambio tranquilo, del cambio sereno, del cambio sensato, del cambio del modelo… Pues bien, yo he de decirles que, desde mi humilde y modesto punto de vista, el cambio de verdad, el que resultaba urgente e imperioso, es el que se produjo con la victoria del Partido Popular a finales del año 2011. Ese día empezaron a cambiar las cosas en España. El cambio comenzó entonces, con nuevos equipos, nuevas prioridades y nuevas políticas; y es ahora cuando tenemos cierta perspectiva y datos objetivos para valorar la tarea realizada.

Yo no voy a aburrirles con cifras que ustedes conocen mejor que yo. Tan sólo quiero describir con algunas pinceladas lo que ocurría en España cuando llegamos al Gobierno:

  • La actividad estaba cayendo en picado y las empresas cerraban por millares. En consecuencia, el desempleo se disparó: sólo en el último año de legislatura socialista aumentó en 585.000 personas. La tasa de paro en España pasó del 9'6 por 100 en marzo de 2008 al 22'6 por 100 en diciembre de 2011.
  • La pérdida de competitividad de la economía española nos llevó a ser en 2007 el segundo país del mundo con mayor déficit exterior. Esa pérdida de competitividad procedía de que nuestros precios crecían por encima de los de nuestros socios del euro, situación que, a pesar de la crisis, se mantenía a finales de 2011.
  • El déficit público del año 2011 fue de casi el 9 por 100; es decir, tres puntos más del objetivo de estabilidad presupuestaria fijado para aquel año.
  • Además de todo esto, el sector financiero no cumplía adecuadamente su función y era una fuente de inestabilidad y pérdida de confianza para el conjunto del país.

Éste era el panorama que teníamos ante nosotros hace apenas tres años y medio. Ustedes saben que no exagero. Eso es a lo que nos tuvimos que enfrentar entonces.

Pues bien, cabe ahora preguntarse cuál es la situación hoy.

  • La economía española ha crecido un 0'9 por 100 en el primer trimestre y, en el segundo trimestre que acabamos de concluir, el Banco de España ya ha adelantado que el dato sería todavía mayor. Según la Comisión Europea, España es el país que más va a crecer de las grandes economías europeas. Por todo ello, en las próximas fechas --este mes de julio-- el Gobierno procederá a una revisión al alza de las previsiones de crecimiento para este año 2015 y el próximo 2016. La nueva previsión de crecimiento del PIB será del 3'3 por 100 para este año, frente al 2'9 por 100 de la anterior previsión, y del 3 por 100 para el año que viene frente al 2'9 por 100 inicial.
  • Se está creando empleo de manera sólida y creciente, como acreditan las cifras que hemos conocido hoy. Si en 2014 se crearon más de 400.000 nuevos puestos de trabajo, sólo en la primera mitad de este año la afiliación a la Seguridad Social ha aumentado en 480.000 personas. Eso es lo que dicen los datos de hoy. Es decir, nuestro objetivo de crear un millón de empleos entre 2014 y 2015 está claramente al alcance de la mano.
  • Llevamos veintiún meses recuperando competitividad respecto a la principal economía del euro, que, como saben, es la alemana. Es decir, nuestra inflación lleva ese tiempo por debajo de la principal economía del área.
  • Las exportaciones suponen hoy el 32'4 por 100 de nuestro PIB; un porcentaje superior al que presentan Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Francia o Italia. Llevamos, además, dos años consecutivos con superávit exterior y con previsión de mantenerlo este año y los tres próximos. ¡Esto sí que es un cambio en la economía española!
  • Este año se cumplirá con el objetivo de estabilidad presupuestaria establecido con las autoridades europeas, al igual que ha sucedido en los años anteriores.

Podría hablarles de otras magnitudes, como la afluencia de inversores internacionales, la creación de empresas, las matriculaciones de coches, las ventas minoristas o, incluso, la recuperación del mercado de la vivienda; pero solo vendrían a reiterar lo que pretendo dejar claro en esta parte de mi intervención.

Y esa idea es que la España de hoy y la España de finales de 2011, afortunadamente, no tienen nada que ver. Ése es el cambio fundamental que se ha operado en estos tres años. Ése es el cambio que querían los españoles, el que han protagonizado los españoles y el que ahora hay que consolidar. Es el cambio que reconocen nuestros vecinos europeos y todos los observadores e inversores internacionales. Ése es el cambio que ha venido contando, día a día, el diario "Expansión". Es, en definitiva, el cambio en que debemos perseverar para que la recuperación de todo el empleo, todo, destruido durante la crisis sea un hecho cuanto antes, mejor.

Señoras y señores,

¿Decir esto que acabo de decir es triunfalista? Yo creo que no. ¿Significa esto que hemos solucionado todos nuestros problemas? En absoluto. ¿Estamos en el mejor de los mundos posibles? Por supuesto que no. Sin duda, estamos en un mundo mucho mejor que aquel en que habitábamos hace cuatro años, pero aún muy lejos --repito, muy lejos-- de donde queremos situar a nuestro país.

Darse por satisfecho con lo logrado o dar por concluida nuestra tarea reformista sería algo más que una irresponsabilidad; sería tanto como poner en riesgo todo lo que hemos hecho a lo largo de esta Legislatura y, por eso, yo no lo voy a hacer en ningún caso.

En materia de reformas pararse es tanto como retroceder y perder el terreno conquistado. También algo de eso nos enseña la historia reciente de España.

Señoras y señores,

Quiero decirles algo más, mi opinión: ese cambio de situación no ha caído del cielo, no es producto de una conjunción astral, ni de unas palabras mágicas. El factor exterior, básicamente el precio del petróleo y el tipo de cambio, sin duda nos ayuda; pero sólo desde el otoño pasado, del mismo modo que a principio de la Legislatura nos perjudicaba.

El cambio, pues, no ha venido de fuera; lo han traído, a base de esfuerzo, de responsabilidad e iniciativa, nuestros compatriotas. El mérito es todo de ellos y nadie quedó al margen de ese esfuerzo colectivo, cuyos frutos sólo empezamos a recoger ahora.

Al Gobierno únicamente le corresponde el acierto de fijar las prioridades y las políticas que era urgente poner en marcha para revertir la situación. Lo hicimos con determinación, pero les voy a decir una cosa: también lo hicimos teniendo presente la sabia sentencia que se atribuye a don Antonio Cánovas del Castillo: "la política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible". Porque, señoras y señores, de maximalismos algo estamos aprendiendo estos días.

Básicamente, nuestra labor se centró en cuatro líneas de actuación: garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas, sanear nuestro sistema financiero, acometer las reformas urgentes que precisaba nuestro sistema productivo --entre otras muchas, la reforma laboral, la energética, la reforma para la unidad de mercado y ahora, la reforma fiscal; no voy a aburrirles--; y también, en cuarto lugar, dar la batalla en Europa para lograr también a nivel europeo una mayor integración económica que favorezca el crecimiento en todos los Estados miembros.

Digo esto porque también en Europa hemos trabajado con intensidad para que cambiaran las cosas y hoy, a pesar de los momentos de zozobra que vivimos, podemos comprobar lo mucho que hemos avanzado en estos tres años. Hoy tenemos una Unión Bancaria, tenemos el Pacto Fiscal y tenemos una política activa del Banco Central Europeo. Estos avances nos están ayudando a superar las tensiones de estos días. Además, como se ha visto en el último Consejo Europeo, seguimos trabajando en nuevos y mejores mecanismos de integración hacia más Unión Económica, hacia la Unión Fiscal y hacia la Unión Política.

Señoras y señores,

Llegados a este punto, creo que es importante hacerse y responder a una pregunta: ¿Estará Grecia en esa Unión? Yo espero que sí y deseo que sea así. Pero, del mismo modo que les digo eso, les digo también que esa decisión ahora mismo está en manos de los ciudadanos griegos.

Ser miembro del euro ha garantizado a Grecia ayudas financieras de los países de la Unión Europea por importe de más de 200.000 millones de euros, el 90 por 100 de su PIB. De esa cantidad, más de 26.000 millones han sido comprometidos por España; o sea, por ustedes. No se puede decir, con un mínimo respecto a la verdad, que Europa no haya sido solidaria con Grecia. A todos nos gustaría que se nos diera un crédito para empezar a pagar el capital dentro de treinta años y los intereses dentro de diez, porque ésas son las condiciones.

Ahora bien, el euro no es un club a la carta. Tiene normas y reglas que velan por la propia supervivencia del euro; normas que también se saben aplicar con flexibilidad, pero que nos obligan a todos. En otras palabras, la solidaridad europea se fundamenta, como no podía ser de otra manera, en la responsabilidad de todos. Si falla la segunda, no puede existir la primera.

Europa ha conseguido poner en marcha en estos años una arquitectura política e institucional que era sencillamente inimaginable cuando se empezaron a sentar sus cimientos. Eso sólo se consigue con responsabilidad, con voluntad de llegar a acuerdos y con afán de entendimiento. En ese espíritu europeo caben las discusiones, incluso las discusiones internas y acaloradas; lo que no caben son las decisiones unilaterales, ni las políticas de hechos consumados.

Sin duda, el domingo va a ser una fecha clave en la historia del euro. Todos queremos y esperamos que Grecia siga a bordo de este gran proyecto político, pero lo que en ningún caso podemos considerar como una opción es la ruptura unilateral de las reglas de la moneda única, que sería tanto como acabar con la misma.

Quisiera, por último, en relación con este asunto, decirles algo más. La incertidumbre de estos días se está notando algo en los mercados, aunque hoy España ha colocado bonos a diez años a precios inferiores a los de la última emisión; pero algo se está notando. Pero imaginen cuál sería la situación si no hubiéramos corregido los desequilibrios de hace cuatro años. Por eso, hoy podemos decir lo siguiente: pase lo que pase en Grecia, el euro seguirá adelante y España, como parte importante del mismo.

Señoras y señores,

Hablemos ahora del futuro. Con toda la prudencia y con todo el realismo del mundo, estoy en condiciones de asegurarles que, si nadie frena el cambio iniciado en el año 2011, podríamos estar ante el ciclo expansivo más largo de nuestra historia, porque ya se han sentado las bases de un nuevo modelo más sano, más equilibrado y, por tanto, más sólido.

La economía española podrá crecer al tiempo que se reduce el endeudamiento público. A partir del año que viene, el déficit público estará por debajo del 3 por 100 y comenzaremos a reducir nuestro muy elevado nivel de deuda.

La economía española podrá crecer con inflación moderada, a diferencia de lo que tradicionalmente ocurría en nuestro país, en el que los períodos de crecimiento han sido acompañados siempre de subidas de precios superiores a las de nuestros socios. Ahora está ocurriendo justo lo contrario: crecemos más, pero nuestros precios se están moderando. El objetivo es mantener esta situación y todos debemos comprometernos en ello

La economía española crece sin endeudarse con el exterior. España podrá mantener una posición de superávit exterior hasta 2018.

Ése es el nuevo modelo económico español: crecemos porque producimos y exportamos, a diferencia de lo que ocurrió hasta ahora, cuando crecíamos a base de endeudarnos para comprar lo que producían otros.

El desafío que ahora tenemos por delante es muy claro: consolidar ese modelo, evitar retrocesos y extender sus beneficios al mayor número posible de españoles.

Señoras y señores,

Ése es el reto que todos tenemos planeado en este año electoral: avanzar en el cambio o retroceder. En lo que a mí respecta, como presidente del Gobierno y como presidente del Partido Popular, voy a hacer todo lo que esté en mi mano para seguir consolidando la recuperación que se ha iniciado.

Ése es ahora mi principal objetivo, del mismo modo que en otros momentos mi prioridad fue sortear el riesgo de rescate de la economía española y hacer las reformas que eran imperiosas. Hoy mi prioridad y responsabilidad es hacer lo preciso para que en España se sigan haciendo políticas que favorezcan el crecimiento y la creación de empleo.

Como saben, los españoles han acudido a las urnas en dos convocatorias de carácter general: las elecciones europeas del año pasado y las municipales de mayo pasado. En ambas ocasiones, aunque algunos todavía no se hayan enterado, mi formación política, el Partido Popular, fue la más votada por los españoles. En las dos ocasiones ganamos, y lo hicimos a pesar de la crisis; a pesar de muchas medidas impopulares que nos vimos obligados a adoptar; a pesar de nuestros errores, que sin duda muchos hemos cometido, y a pesar del daño que han ocasionado a la imagen y al crédito de nuestro partido los comportamientos intolerables de algunos que decían ser nuestros compañeros.

Ganamos, pero perdiendo muchísimos apoyos. Los españoles nos han enviado un mensaje y es nuestra obligación interpretarlo correctamente y actuar en consecuencia.

Los españoles mantienen su confianza, muchos, en nosotros; pero quieren que hagamos las cosas mejor, y tienen razón. Quieren que seamos más contundentes en la lucha contra la corrupción, más sensibles ante problemas como la exclusión y la desigualdad, más humildes ante las quejas y, probablemente, más convincentes a la hora de plantear nuestro proyecto de país.

Tienen razón. No se trata de cambiar de políticas, porque los españoles siguen demandando políticas que permitan el crecimiento y la creación de empleo. Por lo tanto, en lo sustancial vamos a mantener los principios que nos han guiado durante estos años: seriedad en las cuentas --esto es capital--, reformas y apoyo a los emprendedores.

Y como somos un Gobierno serio, presentaremos y tramitaremos los Presupuestos Generales del Estado del año que viene. Es lo que conviene y lo que necesita España. Esos Presupuestos serán el instrumento para dar seguridad a los españoles, a los distintos agentes económicos y a los mercados.

Seguiremos gobernando hasta el último día de la Legislatura y hoy estoy en condición de adelantarles algunas de las medidas que aprobaremos este mismo mes, al tiempo que se terminan de elaborar los Presupuestos Generales del Estado.

Como ya dije en su día, en la medida en que se aceleren la actividad económica y el empleo, y vayamos obteniendo margen en la recaudación tributaria, se utilizaría este margen para profundizar la rebaja fiscal que se inició a comienzos de este año.

Pues bien, dado el actual estado de ejecución de los Presupuestos de este año, el Gobierno procederá a adelantar al 1 de julio de este año --al día de ayer-- la rebaja del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, que estaba prevista para el próximo 1 de enero de 2016. Se adelanta, así, seis meses la segunda parte de la rebaja de este Impuesto. Ello supondrá un ingreso adicional para los contribuyentes de unos 1.500 millones de euros este año y se verá aplicado sobre las nóminas con efecto del 1 de julio. Es decir, todos los trabajadores notarán en su nómina una rebaja de retenciones, igual que la que experimentaron en enero de este año.

Además, se extenderá a todos los profesionales el tipo de retención del 15 por 100 en el IRPF, que hasta ahora sólo se aplicaba a aquellos con rendimientos inferiores a 15.000 euros. Con ello se mejorará la liquidez y la capacidad de inversión de los contribuyentes por actividades profesionales.

Por otra parte, el Partido Popular ha iniciado los trabajos de la Convención en la que debatiremos en profundidad y con ambición los asuntos que constituirán el eje de nuestra propuesta a los españoles.

El primero será, sin duda, el empleo. Nuestro objetivo y nuestra meta será llegar a los veinte millones de españoles trabajando y cotizando a la Seguridad Social a final de la próxima Legislatura, y los datos que hemos conocido estos últimos meses nos avalan en ese empeño. Si en la segunda mitad de esta Legislatura creamos un millón de empleos, nuestra ambición debe ser crear otros dos millones durante la próxima.

Ése debe ser el gran objetivo nacional. Es lo que necesitan todos esos españoles, que son demasiados, que todavía no tienen un puesto de trabajo y es lo que necesita el conjunto del país para garantizar sus pensiones y sus servicios públicos. Yo voy a emplearme a fondo en ello, porque no hay mejor ni más noble empeño político que conseguir que España vuelva a ser un país con empleo y con oportunidades para todos.

Señoras y señores,

Aunque, sin duda, el empleo es el mayor factor de integración social --el mayor-- y de lucha contra la exclusión, y su ausencia, la ausencia de empleo, la principal causa de desigualdad, también vamos a trabajar para reducir otras brechas de desigualdad que hoy existen en España. No sólo se trata de atacar los nichos de pobreza o exclusión social, o de mejorar la gestión de las ayudas públicas a los más vulnerables; se trata también de cerrar la brecha injustificable que hoy separa a unos asalariados de otros. Y en eso la educación, como aquí se ha recordado, juega un papel fundamental.

Estudiaremos nuevas propuestas que nos permitan optimizar los resultados que ya empieza a ofrecer la Ley de Calidad de la Educación, como, por ejemplo, una reducción en cinco puntos de la tasa de abandono escolar o como, por ejemplo, el aumento, muy claro, notorio y palpable, del número de estudiantes de Formación Profesional.

La Ley de Calidad de la Educación era y es una reforma importante, y yo espero que los responsables de gobierno de las distintas Comunidades Autónomas actúen con el patriotismo que ello requiera y, desde luego, cumplan la Ley, porque cumplir la Ley es la obligación de todos y, desde luego, de aquellos que tienen responsabilidades institucionales, con más razón.

También queremos seguir avanzando más en la reforma de la Administración, aunque lo que hemos hecho hasta hoy ha permitido reducir más de dos mil organismos y empresas públicas --señoras y señores, más de dos mil organismos y empresas públicas--, y generar ahorros por un valor superior a veinte mil millones de euros.

Lo mismo podría decir que todo lo relacionado con los asuntos que tienen que ver con la transparencia, la limpieza en la vida pública y la arquitectura institucional será una prioridad para los próximos meses y años.

Quienes presumen de traer la nueva política a España han empezado a mostrar su auténtica cara, que es la del sectarismo, la ineficacia y los abusos de siempre. Por eso, éste es el momento para que nosotros planteemos más propuestas para renovar el vínculo de confianza entre los ciudadanos y quienes les representemos.

Señoras y señores,

Vamos a hablar de todo, con todos y sin límites. Somos nosotros los más interesados en despejar definitivamente el desánimo y el desencanto de la vida pública española, y no vamos a escatimar esfuerzos para ello.

Tenemos retos importantes por delante, pero partimos de la base de que tenemos y vivimos en una gran nación. A veces somos inmisericordes con nosotros mismos; pero éste es un gran país, de las primeras economías del mundo, con un sistema de bienestar, pensiones públicas, sanidad, educación y servicios sociales como muy pocos en el mundo; con unas infraestructuras de autovías, autopistas y ferrocarriles como muy pocos en el mundo. El segundo país del mundo que más turistas recibe. ¡Por algo será!, señoras y señores. El primer país de Europa que más estudiantes de Erasmus recibe; no creo que vengan aquí obligados por nadie.

Es un país que tiene empresas que invierten en todo el mundo, que son punteras, que hacen obras tan importantes como el Tren de Alta Velocidad La Meca-Medina, o como el Canal de Panamá.

Somos un gran país y, a veces, tenemos una cierta tendencia, insisto, a castigarnos y a resaltar sólo lo malo.

Por tanto, partimos de una excelente base, que es España y los españoles, que es lo que hay dentro de España. Y el reto ahora es lograr una economía más competitiva y, a la vez, una sociedad más justa, más equitativa y más inclusiva. Vamos a abordar estos asuntos con seriedad y sin demagogia, que es difícil hoy en España; pero ése es el requisito previo para encontrar verdaderas soluciones.

Señoras y señores,

Termino ya, y pido disculpas por haberme extendido en exceso en mi intervención.

Agradezco de nuevo a "Expansión" su invitación para participar en esta cita, que ya es un clásico, por suerte, en la vida económica española.

Espero que el próximo año, con ocasión de su trigésimo aniversario --que es una fecha muy redonda-- tengan de nuevo la gentileza de invitarme. Y créanme que espero volver, en la misma condición que tengo hoy, y hablarles de un país con mejores indicadores económicos que los que tenemos hoy y, sobre todo, con la esperanza, más cierta, más fundada y más sólida, de que nos encaminamos a un largo ciclo de prosperidad y desarrollo para todos los españoles.

Muchas gracias por su atención. Gracias.

Más información