Discurso del presidente del Gobierno en un acto sobre las Tecnologías de la Información en la Administración

19.2.2015

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Madrid

Buenos días a todos.

Señora vicepresidenta, señores ministros, secretarios de Estado, señor subsecretario de la Presidencia, queridas amigas y amigos,

De manera muy especial, muchas gracias a los responsables de las empresas que nos han acompañado aquí esta mañana, Todo esto para mí ha sido muy útil y muy instructivo. Una de las cosas que se han dicho --me ha llamado la atención, porque es absolutamente cierto-- es que esto de reformar la Administración es algo de lo que se lleva hablando desde hace muchos años en España.

Yo fui ministro de Administraciones Públicas hace diecinueve años. Tengo que decir que no pude reformar la Administración. Luego, en la Administración poco a poco se fueron tomando decisiones que, sin duda, la hicieron cada vez más eficaz. Pero creo que en esta Legislatura es cuando hemos tomado una decisión de reforma de la Administración de verdad. Se ha creado una Comisión, que ha trabajado mucho; hay personas que están a dedicación exclusiva y creo que es una de las reformas más importantes que se han planteado en nuestro país a lo largo de muchos años.

Todo el mundo dice, sobre todo los que estamos en el Gobierno, que este Gobierno ha hecho muchas reformas económicas, y es verdad, porque la reforma laboral es una reforma importante; la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera también lo es; la reforma energética ha sido también importante; también, la reforma de la Ley de Educación o la reforma de nuestro sistema financiero. Se han puesto sobre la mesa y se han aprobado muchas reformas. Y luego hay otras, que también son muy importantes, pero de ellas se habla menos; por ejemplo, la reforma de la Ley de Unidad de Mercado o, por ejemplo, la reforma de la Administración Pública.

Yo les invito a ustedes a que me digan si han visto alguna vez en la portada de algún medio de comunicación nacional o internacional la reforma de la Administración y, sin embargo, la reforma de la Administración es una de las cosas más importantes que se están haciendo en nuestro país a lo largo de estos años. Y esta reunión también lo es. Por eso yo les agradezco su presencia. Sé que a ustedes no les viene mal y a mí me viene muy bien, con lo cual podemos caminar todos en la misma dirección.

Dicho esto, señoras y señores, al observar el conjunto de reformas, a algunas de las cuales me he referido en esta primera parte de mi intervención, que ha impulsado este Gobierno, es fácil detectar en todas ellas una motivación común y una meta compartida, que es modernizar España y situar a nuestro país a la altura de los tiempos.

Cuando se piensa, por ejemplo, en medidas como la Ley de Emprendedores --que aquí se ha citado--, la Ley de Transparencia o la Ley de Unidad de Mercado, a la que me acabo de referir ahora mismo, esa voluntad de actualización o de dotarnos de políticas de vanguardia se hace particularmente evidente.

Como todos ustedes saben, todo proyecto de reformas, todo, busca incidir sobre la realidad para transformarla en positivo. En este sentido, cabe decir que las reformas del Gobierno parten de una máxima, que estoy seguro que todos ustedes comparten: para ser un país de éxito y para ser competitivos en el mundo de hoy no podemos quedarnos atrás. Y, si queremos instaurar con bases sólidas un nuevo ciclo de prosperidad económica y de creación de empleo, no podemos utilizar las recetas del pasado, sino que hemos de emplear, con ambición de futuro, las mejores herramientas del presente.

Permítanme darles un dato revelador, al que se ha referido en su intervención, aunque fuera de pasada, el subsecretario del Ministerio de la Presidencia: según la última Encuesta de Población Activa, en el último año --éste es un dato muy positivo-- se crearon en España 415.000 empleos en el sector privado y 18.000 en el sector público. Estas cifras son el claro testimonio del modelo de crecimiento en el que ya está instalada la economía española: creación intensa de puestos de trabajo en el sector privado y sólo los necesarios en el sector público para garantizar la prestación de servicios públicos de calidad, pero sin aumentar el aparato administrativo. Un modelo, por cierto, antagónico al que vivimos en los últimos cuatro años en nuestro país, entre 2008 y 2011; período en el que se crearon 386.000 puestos de trabajo en el sector público y se destruyeron más de dos millones y medio de empleos en el sector privado.

Pues bien, este cambio incuestionable es el fruto de muchas cosas; pero, entre otras, de la puesta en marcha de muchas reformas estructurales, entre las que figura, como decía al principio y reitero ahora, la reforma de las Administraciones Públicas.

Señoras y señores,

A nadie se le oculta que modernización y digitalización son en nuestros días palabras sinónimas y, en una reforma de tanta ambición y de tanto calado como es la reforma de las Administraciones, la puesta a punto de nuestro sector público pasa, de modo irrenunciable, por impulsar la Administración Digital.

Sé que hablar de nuevas tecnologías, después de lo que acabamos de escuchar ahora, es imposible, y puede parecer una osadía por mi parte, y estoy seguro de que lo es; pero, como soy el presidente del Gobierno, algo tengo que decir sobre este asunto: cómo afronta el Gobierno este reto.

Ésta es una apuesta que, conforme al signo de los tiempos, no tiene vuelta atrás y esto es una ventaja. Eso es así por dos motivos: en primer lugar, para afianzar la excelencia en la prestación de servicios al ciudadano, que no es otra que la razón de ser de las Administraciones Públicas; y, en segundo lugar, porque la plena digitalización de nuestras Administraciones es un activo de primera magnitud para ganar enteros en la competitividad económica y, por tanto, en el crecimiento económico y en la creación de empleo, como aquí se ha reiterado hasta la saciedad.

En España se ha hecho un gran esfuerzo para proveer a los ciudadanos con una amplia oferta de servicios públicos a través de Internet y se ha gastado muchísimo dinero en aplicaciones, desarrollos y recursos. Sin embargo, la tramitación interna por parte de la Administración no ha evolucionado de la misma manera; sigue siendo, muchas veces, en papel. Y en otras ocasiones se han puesto muchas trabas al ciudadano que han dificultado la rápida expansión de la Administración Electrónica.

De estas prácticas del pasado hemos aprendido lecciones y hoy sabemos que de lo que se trata es de usar la Administración Electrónica para ofrecer a los ciudadanos un servicio rápido, seguro e integral, que permita a éstos llevar a cabo sus trámites en un solo procedimiento con las distintas Administraciones. Se trata de explicar con un lenguaje sencillo y claro todos los pasos necesarios para realizar sus trámites y, en definitiva, se trata de crear una Administración verdaderamente electrónica, cercana y al servicio de los españoles.

En este sentido, la CORA persigue, de modo decidido, la aceleración del proceso de digitalización de la sociedad española en su conjunto y puedo decir que pocos países han puesto sobre la mesa planes tan ambiciosos --como señalaba al principio y ahora reitero-- para reformar la Administración Pública.

Señoras y señores,

Nuestros objetivos buscan responder a una realidad: la sociedad española ha cambiado y hablamos, por fin, de una sociedad digital. El 95'7 por 100 de los trámites que realizaron en 2014 las empresas y el 65 por 100 de los que efectuaron los ciudadanos se hicieron a través de Internet.

Las ventajas que nos aporta la Administración Electrónica son muchas, como ustedes saben: una Administración abierta y disponible las veinticuatro horas del día, los 365 días del año; una Administración plenamente accesible desde cualquier lugar que disponga de acceso a Internet; una Administración eficaz que llega a los 8.117 municipios españoles, rompiendo toda brecha digital, y una Administración ágil, de forma que las tramitaciones se hacen en poco tiempo: un expediente, que antes tardaba una media de quince días en llegar a su destino, ahora lo hace en apenas unos segundos. Hablamos también de una Administración ecológica, al no utilizar papeles ni tener que almacenarlos, y de una Administración segura, gracias a la aplicación del Esquema Nacional de Seguridad y a los servicios que proporciona el Centro Criptológico Nacional.

Nuestras medidas ya están teniendo resultados positivos: la factura electrónica ya es una realidad, como lo son los certificados y las notificaciones por vía cibernética, o el sistema Cl@ve, como único sistema de identificación para acceder a los servicios públicos a través de la red. Hoy, el 99 por 100 de la tramitación de la Administración General del Estado puede realizarse ya electrónicamente y a esta estrategia global se están uniendo, como se recordaba aquí, las Comunidades Autónomas y muchos Ayuntamientos.

Estos y otros muchos resultados positivos pueden resumirse en uno, simplemente en uno: en el año 2014 los ahorros generados a la sociedad por el uso generalizado de la Administración Electrónica ascienden a veinte mil millones de euros. Es decir, si los trámites que hoy se realizan electrónicamente tuvieran que hacerse acudiendo a la ventanilla, el coste para los ciudadanos sería de veinte mil millones de euros más.

Con estos resultados no es extraño que el avance de nuestro país no pase desapercibido en el exterior. Diversos estudios y reconocimientos reflejan una valoración positiva de la Administración Electrónica española en el ámbito internacional. España ha pasado, en 2014, desde el puesto 15º al puesto 5º del ranking europeo, según la encuesta realizada por las Naciones Unidas sobre Administración Electrónica.

Esto es importante y es bueno recordarlo; pero, dicho esto, es necesario seguir avanzando en batir nuestras propias marcas, en mejorar estos indicadores y, sobre todo, en el objetivo de transformar digitalmente las Administraciones. Para ello pondremos nuestro esfuerzo en la aprobación del Plan Estratégico para la transformación digital de la Administración estatal y aprobaremos, con la máxima prioridad, como aquí se ha recordado ya, el Anteproyecto de Ley de Procedimiento Administrativo. El objetivo es claro: que por primera vez en España exista una ley única y sistemática que regule las relaciones de la Administración con los ciudadanos y empresas, y que apueste de forma decidida por la Administración Electrónica, interconectada y con cero papel.

Señoras y señores,

Queda claro, pues, que la penetración de las nuevas tecnologías en la Administración española se está haciendo con éxito, acompañándolo de las medidas necesarias para rentabilizar al máximo las inversiones y proporcionando a los ciudadanos servicios de mayor calidad.

Las TIC han constituido uno de los pilares de la mayoría de las medidas propuestas por la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas. En 2014 han conseguido grandes logros para transformar digitalmente la Administración, aunque hay todavía mucho camino por recorrer en los próximos años.

Contamos, como creo que saben y valoran los ciudadanos españoles, con una Administración tan excelente como nuestros servidores públicos. Eso es un orgullo para todos. Pero si nuestra Administración ha logrado dotarse de esta fama de excelencia es, precisamente, porque ha sabido apostar por su renovación y su actualización constantes.

Nuestra apuesta por la Administración digital es un nuevo paso en esta modernización, a sabiendas de que la Administración del futuro será digital o, simplemente, no será. Ésa es hoy la única manera de que nuestra Administración sea el mejor apoyo para nuestra competitividad y el impulso del crecimiento y del empleo, y es también el mejor servicio que podemos ofrecer para cumplir con nuestro fin último: dar cada día un mayor bienestar a los españoles.

Señoras y señores,

Quiero, como hice al principio, reiterar una vez más mi agradecimiento a todos por su presencia, particularmente a los representantes de las empresas. Creo que estamos, como también señalé antes, ante un reto de los verdaderamente importantes. También sé que los efectos de las decisiones que se toman hoy, en esta materia y en otras, no se ven o no producen efectos inmediatos, y que hay que esperar al medio y al largo plazo; pero, cuando se asumen responsabilidades de Gobierno, y sobre todo cuando se está en el Gobierno, hay que atender al día a día; en ocasiones, al minuto a minuto o al segundo a segundo, pero también hay que intentar tener una visión pensando en quienes van a venir aquí en el futuro: muchísimos millones de españoles.

Ésta es una operación de corto, de medio y de largo plazo, en la cual la clave es no desistir nunca y no rendirse jamás, como en tantas y tantas facetas de la vida.

Muchísimas gracias.

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