Conferencia de prensa del presidente del Gobierno

28.12.2012

  • x: abre ventana nueva
  • Whatsapp: abre ventana nueva
  • Linkedin: abre ventana nueva
  • Enviar por correo: abre ventana nueva

Madrid

Presidente.- Señoras y señores, muy buenos días a todos.

Pocos días atrás se cumplía un año desde que el Gobierno que presido echó a andar. Es momento de hacer balance de lo que hemos hecho en este período, de por qué lo hemos hecho, de qué resultados se han producido y de qué nos aguarda en el futuro próximo.

Empezaré por reconocer que las cosas han sido más difíciles de lo que esperábamos. Nunca imaginamos que encontraríamos semejante deterioro en las cuentas públicas, con una desviación en el cumplimiento del objetivo de déficit del 50 por 100. La necesidad de corregir esa desviación extra, unida a la recesión en que había entrado la economía a partir de la segunda mitad del año 2011, nos obligaron a realizar inmediatamente ajustes en los ingresos y también en los gastos para compensar ese desequilibrio adicional de treinta mil millones de euros.

Estos ajustes comenzaron el propio 30 de diciembre, en el segundo Consejo de Ministros, que, como ustedes recordarán, acordó medidas extraordinarias para la reducción del déficit público en quince mil millones de euros, y han continuado a lo largo de este año. Lo hemos hecho con medidas, en ocasiones, dolorosas, pero hemos intentado ser equitativos: se ha incrementado el Impuesto de la Renta a quienes más ganan, se han eliminado deducciones en el Impuesto de Sociedades y han aumentado determinados Impuestos Especiales. Además, se ha reducido el gasto de los Ministerios en más de un 25 por 100. Pero también, y esto es lo más importante, hemos sentado las bases para que no se vuelva a repetir nunca más lo ocurrido, con la aprobación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, que es una de las medidas más importantes de la presente Legislatura.

Junto a esas medidas de emergencia, y con el objeto de resolver los problemas de competitividad de la economía española y las graves dificultades por las que atravesaba nuestro sistema financiero, iniciamos, con idéntica urgencia, la más ambiciosa e intensa agenda de reformas que se haya emprendido en España en los últimos años. No me detendré en el detalle, que todos ustedes han podido seguir a lo largo de estos meses; pero sí quiero llamar su atención sobre dos reformas estructurales que, junto con la anteriormente citada, constituyen los pilares fundamentales para la recuperación de la economía española: me refiero a la reestructuración del sector financiero y a la reforma laboral. Estas reformas, junto con otras muchas que hemos llevado a cabo a lo largo de estos meses, sientan las bases para un crecimiento estable y sostenible de nuestra economía en el futuro.

También hemos acometido reformas para mantener pilares fundamentales del Estado del Bienestar, como son la Sanidad y la Educación, porque en las circunstancias en las que se encontraban difícilmente podrían mantenerse en el futuro. Somos conscientes de que les hemos pedido un esfuerzo muy grande a los españoles; pero era absolutamente imprescindible si queríamos continuar con un sistema público, universal y de calidad, tanto en el ámbito sanitario, como en el educativo. El estado de las cuentas públicas de las Comunidades Autónomas no permitía mantener el sistema sin hacer reformas. Al mismo tiempo, estas Administraciones están adoptando medidas para asegurar un mayor grado de eficiencia y eficacia en la prestación de estos servicios.

Austeridad y reformas son, pues, los dos ingredientes de una política cuyo único objetivo es que se pueda crecer para crear empleo cuanto antes. Sabemos que esas políticas no producen efectos instantáneos; sabemos que mucha gente está impaciente: son ya cinco años de la más larga e intensa crisis económica que haya padecido nuestro país en las últimas décadas; sabemos que mucha gente se está dejando llevar por el escepticismo, cuando no por la desesperanza; sabemos que mucha gente se siente decepcionada por la falta de resultados, y comprendemos la impaciencia, el escepticismo y hasta la decepción; pero estamos haciendo lo que es necesario e inevitable hacer. Si no lo hubiéramos hecho, tengan la seguridad de que España y los españoles estaríamos hoy en una situación muchísimo peor.

En esta perspectiva tengo que hacer un elogio de la sociedad española, de la forma en que mayoritariamente se enfrenta y acepta los sacrificios, de la moderación que muestra la inmensa mayoría y de su voluntad por mantener el espíritu de cohesión y solidaridad en las dificultades. Y dentro de ese reconocimiento debo hacer una mención, ésta especial, a los funcionarios públicos, porque les hemos pedido grandes sacrificios, y a los pensionistas, a los que no hemos podido actualizar la cuantía de sus pensiones en la medida en que hubiésemos deseado.

Pero tengo también que decir que, aunque no todos puedan notarlo, esta política ya está dando algunos frutos, tanto en términos puramente económicos --reducción de déficit, mejora de la balanza por cuenta corriente y menor destrucción de empleo privado--, como, sobre todo, en la recuperación de la confianza y el reconocimiento de nuestros socios europeos y de los mercados financieros internacionales. Se trata de un paso previo muy importante.

Señoras y señores,

Es preciso integrar también en este balance la realidad convulsa que nos ha venido de fuera, especialmente las consecuencias de la crisis financiera y monetaria en el área euro. Ustedes saben lo que ha representado en volatilidad de los mercados, escasez de la financiación y las tormentosas evoluciones de la prima de riesgo.

Debemos reconocer, por fortuna, que, aunque el ritmo de evolución no sea particularmente ágil, ni los resultados se aprecien todavía, lo cierto es que nuestras posiciones --me refiero a las españolas-- en cuanto a gobernanza, unión bancaria y convergencia fiscal se están imponiendo en la Unión y que, después de un año muy turbulento, se ha conseguido algo más de calma en los mercados.

El Gobierno ha sido especialmente activo en su apuesta por una mayor integración europea y para mitigar los problemas de la falta de liquidez en algunos países de la zona euro. Hoy podemos decir que también Europa ha avanzado desde un discurso en el que sólo se hablaba de medidas de recortes a otro en el que se habla de una mayor integración y España puede sentirse orgullosa de haber contribuido activamente a ello.

Dicho esto, no hay que engañarse, ni mucho menos intentar engañar a los españoles: tenemos todavía por delante un año muy duro, especialmente en su primera mitad, y tenemos que perseverar en las reformas que hemos emprendido. La economía española seguirá en recesión algún tiempo, aunque esperamos que empiece a mejorar en la segunda mitad del año que viene, 2013.

En suma, no estamos donde quisiéramos estar, pero gracias a la corrección de rumbo y gracias a los sacrificios realizados no nos vemos ahora obligados a enfrentarnos a otros mayores.

Por eso, tenemos que evitar todo lo que nos distrae de los grandes objetivos de la salida de la crisis y la creación de empleo. Toda nuestra energía debería centrarse en cómo eliminar ineficiencias, cómo mejorar nuestra competitividad, cómo hacer más con menos y cómo volver a ofrecer perspectivas a nuestros jóvenes. Toda nuestra energía debería centrarse en aquello que nos une, que nos hace más fuertes y que nos permite sortear juntos las dificultades.

No seré yo quien alimente ninguna tensión centrífuga. Siempre he manifestado una voluntad de integrar y de dialogar todo lo que sea dialogable; pero, como presidente constitucional de este gran país que es el nuestro, debo dejar claro que conozco cuáles son las responsabilidades que he asumido, las lealtades a las que me debo y el papel que me incumbe en la defensa de nuestra Constitución. Y no me desviaré de ninguna de ellas. Mantengo tendida la mano al consenso y a las reformas acordadas, pero siempre en el marco que delimita la Constitución.

Sin duda, podemos mejorar muchas cosas, recomponer consensos debilitados y acomodar mejor las demandas de diversidad; pero debemos hacerlo respetando las reglas y los procedimientos, y con lealtad recíproca, primando lo que nos une sobre lo que nos separa.

Por último, no quisiera que el largo período de dificultades que estamos atravesando nos nuble la visión de nuestras fortalezas.

Disponemos de empresas punteras en sectores de futuro y en sectores con futuro; empresas saneadas, fuertemente internacionalizadas e innovadoras. Estamos empezando a ver los frutos del progresivo desendeudamiento financiero de empresas y familias. Hemos ganado competitividad y estamos exportando más y diversificando nuestras fortalezas exportadoras.

Ahora necesitamos, más que nunca, creer en nosotros mismos y transmitir esa confianza a los demás. Se empiezan a reconocer nuestros esfuerzos y a valorarnos mejor. Debemos seguir por este camino y no distraernos de él.

Yo quiero decir, una vez más, que creo en España y en su futuro, y que mi conducta se va a acomodar a lo que en cada situación sirva mejor al interés general. Asumo que a los españoles lo que les importa son los resultados, el bienestar y las señales de que vamos por el buen camino. Por eso no voy a pedir paciencia, porque ya los españoles han tenido mucha; tampoco confianza ciega, porque creo que los políticos nos debemos al escrutinio diario de lo que hacemos. Pido, eso sí, comprensión y solidaridad: comprensión con la necesidad de aplicar unas medidas que a nadie gustan, pero que son imprescindibles si queremos superar esta situación; solidaridad para entender que todos tenemos que aportar algo del sacrificio común para remontar nuestros problemas.

Si perseveramos en la dirección tomada, si estamos unidos y si hacemos valer nuestra unidad como una fortaleza, se nos escuchará mejor y tendremos mayores posibilidades de ser respetados y de pesar más en Europa y en el mundo. Ése es nuestro camino, en la seguridad de que más pronto que tarde saldremos de esta crisis. Si todos sabemos responder a las exigencias de nuestra responsabilidad, incluso habremos aprovechado la ocasión para salir reforzados de ella.

Nada más y muchas gracias. Estoy a su disposición para lo que tengan a bien preguntar.

P.- Presidente, ha hablado usted, sin hacer una alusión explícita a Cataluña, de que sí tiene voluntad de dialogar lo que sea dialogable. ¿Tiene prevista en su agenda una entrevista con el reelegido presidente de la Generalitat, con Artur Mas?

También sobre éste capítulo, ¿lo ha tratado con el líder de la oposición? ¿Hay unidad de acción entre el Gobierno y el primer partido de la oposición en su visión de lo que está aconteciendo en Cataluña?

Presidente.- Efectivamente, he hablado de Cataluña y, efectivamente, he manifestado, como siempre, mi disposición al diálogo. Me entrevistaré con el señor Mas cuando él quiera, como he hecho siempre.

Yo creo que con el señor Pérez Rubalcaba en estos temas coincidimos, al menos, en lo básico. No podía ser de otra forma y, desde luego, no sería bueno que no fuera así. Por tanto, creo que coincidimos en lo básico.

P.- Presidente, quisiera un par de cuestiones. Primera, cuando ha hecho el balance económico del año, de alguna manera ha hecho una elipsis respecto a las posibilidades o no de que España en los próximos meses del año 2013 tuviese que recurrir o quisiese recurrir a los mecanismos de ayuda europeos. Quisiera saber si estas perspectivas se mantienen y en qué grado se mantienen en estos momentos a finales de año.

En relación con la cuestión de Cataluña, habida cuenta que en estos momentos lo único que existe en Cataluña es una mayoría parlamentaria y unos acuerdos parlamentarios, quisiera preguntarle en qué grado y en qué intensidad el Gobierno considera que Cataluña hoy es el problema de España.

Presidente.- En relación con la primera pregunta, como usted muy bien sabe, el Banco Central Europeo anunció ya hace algunos meses que estaba dispuesto a intervenir en el mercado secundario, siempre y cuando algún país que tuviera interés en que así lo hiciera lo demandara, y siempre y cuando esa petición recibiera el apoyo del resto de los socios de la Unión Europea. Por tanto, es un mecanismo que está ahí a disposición de cualquier país que lo solicite, porque piense que lo necesite. Yo creo que ha sido ésta una decisión muy importante y que revela una voluntad del Banco Central Europeo de apoyar al euro, y la irreversibilidad del mismo ha tenido un efecto tranquilizador en los mercados.

El Gobierno español, al igual que el resto de Gobiernos de la Unión Europea, hasta el presente momento no han creído conveniente hacer esa petición al Banco Central Europeo y por eso no lo hemos hecho. Tenga usted la total y absoluta certeza de que, si hubiéramos pensado de otra manera, nos hubiéramos dirigido al Banco Central Europeo. Por tanto, hoy, nuestra posición es la misma que hasta ahora: es decir, hoy no tenemos pensado pedir al Banco Central Europeo que intervenga comprando bonos en el mercado secundario; pero éste es un instrumento muy útil que está ahí a disposición de todos los países de la Unión y, si España, y su Gobierno, cree que es necesario utilizarlo, no le quepa la más mínima duda de que lo haremos. Pero, en principio, a día de hoy no tenemos pensado hacerlo, pero no descartamos hacerlo en el futuro.

En relación con la segunda pregunta, si Cataluña es el problema de España, yo creo que España tiene muchos problemas en este momento. Probablemente, el problema que afecte a más españoles hoy en día es la situación de la economía, es el paro, muchas personas que quieren trabajar y no pueden, muchos jóvenes que no ven los horizontes, muchas familias que están en dificultades… Eso pasa en el conjunto de España y también sucede en Cataluña, donde hay 750.000 personas que quieren trabajar y no pueden, y donde hay personas que se han visto afectadas por las decisiones de los Gobiernos en su nivel de vida y, también, en su calidad de vida.

Además, hay un problema político derivado de los últimos acontecimientos, que usted conoce muy bien y que yo, por tanto, no voy a repetir aquí. Lo que yo sí quiero decirle es que yo haré todo cuanto esté en mis manos para reconducir las cosas. Yo siempre he estado dispuesto a hablar y al diálogo. El presidente de la Generalitat ha tomado las decisiones que le han parecido más oportunas y podía hacerlo, porque es el presidente de la Generalitat y estaba dentro de sus competencias. A partir de ahí, he escuchado esta mañana a uno de sus colaboradores que consideraría bueno y positivo tener una conversación conmigo, y a mí hablar me parece muy bien. Por tanto, yo estoy dispuesto al diálogo y, como he dicho en la respuesta anterior, cuando el señor Mas quiera verme, yo lo recibiré con mucho gusto.

P.- Presidente, ¿cree usted que llegaremos a los seis millones de parados? Si es así, ¿tal vez se arrepiente usted de haber generado una cierta o demasiadas expectativas en la oposición? En concreto, hay una fotografía que todo el mundo le recuerda, muy polémica, en cola del paro. ¿Cree que generó demasiadas expectativas en la oposición?

Como segunda pregunta, todo este año hemos vivido constantemente en que usted decía una cosa y sucedía la contraria. Sabe que esto ha sido muy comentado en la política española. Quería preguntarle qué valor le da a su palabra, al hecho de que usted diga una cosa y luego suceda la contraria. ¿Eso es un problema de credibilidad?

Presidente.- Como usted sabe, nosotros hemos tenido que tomar decisiones, y yo lo he recordado ahora, muy duras y muy difíciles a lo largo del presente año. Ahora bien, yo le haría una pregunta: ¿qué hubiera ocurrido si el Gobierno no hubiera tomado las decisiones que ha tomado a lo largo de este año; si no hubiéramos decisiones como subir impuestos, que es verdad que no iba en nuestro programa electoral, o reducir gasto público? Si eso no se hubiera producido, España tendría ahora un déficit público de entre el 11 y el 11,5 por 100; y, si España tuviera un déficit público de entre el 11 y el 11,5 por 100, la situación sería inmensamente peor de la que es ahora, hasta el punto de ser una situación absolutamente insostenible.

Estamos haciendo un enorme esfuerzo para reducir el déficit público, como todo el mundo nos está reconociendo, y, además, lo estamos haciendo en una situación de recesión, lo cual es todavía más difícil. Y, además, por si no fuera suficiente, los estamos haciendo en una situación donde la financiación es difícil y, además, es muy cara.

Yo puedo decir una cosa: yo entiendo que haya mucha gente que esté disconforme, y ya lo he dicho, con las políticas del Gobierno. Lo que nadie puede decir es que el Gobierno se ha quedado con los brazos cruzados. Nosotros no nos hemos quedado con los brazos cruzados y hemos tomado muchas decisiones. Las más importantes eran las que figuraban en nuestro programa electoral, que eran: primero, corregir el déficit público y hacer una Ley de Estabilidad Presupuestaria; segundo, hacer reformas y, particularmente, la reforma laboral, y, tercero, iniciar el proceso de reestructuración del sector bancario.

Además de esas decisiones, hemos tenido que tomar otras que no estaban previstas en nuestro programa electoral y haremos un esfuerzo, si es posible, para reconducirlas en el futuro; pero, como yo recordaba al principio de mi intervención, cuando vimos que el déficit público no era el 6 por 100, sino que era el 9 por 100, era evidente que teníamos ahí un agujero a mayores de treinta mil millones de euros.

Por tanto, hemos tenido que tomar esas decisiones que ya sé, soy plenamente consciente, y por eso me ha costado mucho tomarlas, que no figuraban en nuestro programa electoral. Pero, insisto, si no hubiéramos tomado esas medidas, España estaría ahora infinitamente peor, tendríamos un déficit público por encima del 11 por 100 y quién nos iba a prestar con un déficit público anual por encima del 11 por 100 en la situación actual de los mercados.

P.- Usted ha hablado de diálogo y quizás un sector estratégico en muchas Comunidades Autónomas con las que se ha perdido aparentemente ese diálogo es el del carbón. Su Gobierno va a remitir a Bruselas un Plan 2013-2019 sin consensuarlo, ni con sindicatos, ni con la patronal del sector. ¿Por qué hacerlo de esta forma? ¿No cree que es una forma de atacar a un sector que realmente ha vivido un año 2012, del que estamos haciendo balance, muy convulso?

Por otra parte, algunas Comunidades, por ejemplo Asturias, van a instaurar de forma inmediata el impuesto a la banca. ¿Qué ocurre con esas Comunidades? No sé si van a ser declarados inconstitucionales esos impuestos regionales. ¿Se va a indemnizar, a compensar, de alguna forma?

Presidente.- Este año no ha sido muy convulso sólo para el sector de la minería. Desgraciadamente, ha sido un año muy difícil para la inmensa mayoría de los españoles, para todos. Piense en los funcionarios públicos y en los pensionistas, y piense en las medidas en Sanidad y en Educación. Hasta a las grandes compañías les hemos hecho unas subidas de impuestos, en el sector eléctrico en concreto, muy importantes y muy graves. En todos los sectores y todos han protestado. Ha sido un año muy convulso para todos.

Si no hemos conseguido un acuerdo con el sector, es porque no hemos podido llegar a él; no porque no lo hayamos intentado. Al final, eso no significa que nosotros no tengamos que cumplir con nuestra obligación, que es mandar nuestros proyectos a la Unión Europea.

En cuanto al impuesto a la banca, el Gobierno ha aprobado una norma por virtud de la cual el Gobierno establece su propia capacidad, que la tiene, para fijar un impuesto a los depósitos bancarios. Lo que no tiene sentido es que en cada Autonomía se establezca, además de ser muy peligroso porque podía dar lugar a que la gente trasladara sus depósitos de una a otra Autonomía, un impuesto distinto. Por tanto, creemos que ésa es una competencia que corresponde al Gobierno de la nación; en consecuencia, la hemos ejercido y, en consecuencia, las Comunidades Autónomas no tienen capacidad para legislar sobre ello, igual que el Gobierno no tiene capacidad para legislar sobre temas que son de competencia de las Comunidades Autónomas.

P.- Yo tenía un par de preguntas. En primer lugar, quería plantearle si el Gobierno va a adoptar dos medidas concretas: si ya en este Consejo de Ministros o en el próximo se va a recurrir el "euro por receta" que va a instaurar la Comunidad de Madrid y que aprobó ayer la Asamblea; y, si como le ha pedido el presidente de la Comunidad de Madrid, van a poner en marcha una elaboración de Ley de Huelga para evitar casos como los que están ocurriendo en la Comunidad de Madrid y que tanto preocupan al Gobierno de su propio partido político.

Luego, si me permite una curiosidad, me gustaría que nos dijera cual ha sido la decisión más difícil que ha tenido que tomar en este año. De todas las que ha tenido que tomar, y muchas han sido complicadas por los recortes especialmente, ¿cual ha sido la que más le ha costado, más ha tenido que pensar?

Presidente.- En relación con el "euro por receta", el Gobierno ya lo ha recurrido en el caso de Cataluña al Tribunal Constitucional y comprenderá que sería impensable que el Gobierno tomara una decisión diferente en el caso de la Comunidad de Madrid.

En principio, no tenemos pensado aprobar una Ley de Huelga, entre otras razones, porque ya hay una sentencia del Tribunal Constitucional, del año 1981, que ya especifica muy bien todo lo referido al ejercicio del derecho de huelga. Por tanto, al igual que todos los Gobiernos desde 1981, no está en nuestras previsiones proceder a la aplicación de la misma.

En cuanto a la decisión más difícil que he adoptado, con absoluta franqueza casi era más fácil responder cuál es la decisión más fácil que he tenido que adoptar, porque muchas de las decisiones que he tomado no eran ciertamente fáciles. Pero no me ha gustado tomar algunas decisiones que contravenían lo que yo había dicho en nuestro programa electoral y no me ha gustado tomar algunas decisiones que sé que influyen en la vida de la gente. Por tanto, son muchas y sería prácticamente imposible el establecer una prioridad.

P.- Usted ha dicho o nos ha preguntado qué hubiera ocurrido si el Gobierno no toma las decisiones dura que ha tenido que tomar, y se ha respondido que la situación hubiera sido insostenible con un déficit público del 11 o el 11,5 por 100. ¿Esto hubiera supuesto que España hubiera corrido el mismo devenir que Portugal, Grecia e Irlanda, con un rescate de la Unión Europea? ¿Considera entonces que en este primer año de Gobierno sólo evitar ese rescate ya puede ser una lectura suficiente? ¿Se siente satisfecho por ello?

Y una cosa más concreta: ¿cree que con la reforma del Poder Judicial, impulsada por el ministro Ruiz-Gallardón se pone fin a la politización de la Justicia?

Presidente.- Lo que sí creo, tenga usted la total y absoluta certeza, es que, si no hubiéramos tomado estas medidas, España estaría en situación absolutamente insostenible. Es decir, nosotros teníamos un compromiso de bajar el déficit público el año pasado hasta el 6 por 100 y nos quedamos en el 9 por 100. Figúrese usted que no hubiéramos tomado ninguna decisión sobre estos temas y apareciésemos en el 11 por 100. No sé lo que hubiera podido producirse, pero lo mejor es ya no pensarlo, entre otras cosas, porque no se ha producido.

Ahora bien, dice usted, ¿es el éxito más importante de este año haber evitado el rescate? No, yo creo que lo más importante en este año ha sido cambiar el rumbo, corregir el rumbo, de la política económica --eso es lo más importante que hemos hecho este año-- y sentar las bases para un crecimiento sostenido y estable de nuestra economía. Eso, en mi opinión, es lo más importante. Se han hecho reformas que, como he dicho antes, tardan un tiempo en producir sus efectos. Las cosas no se resuelven de un día para otro, pero todo lo que sea dar pasos en la buena dirección creo que es enormemente positivo.

Además de eso, ya hay algunos datos que son esperanzadores. Citaré uno que es muy relevante, que es nuestro sector exterior. España es un país que no hace mucho tiempo tenía un déficit del sector exterior por encima del 11 por 100 en negativo; pues el año que viene yo creo que ya va a estar en positivo. Es decir, el aumento de nuestras exportaciones, la adaptación de nuestras empresas a la situación en que vivimos y la buena evolución del turismo, lógicamente, eso es muy importante en la economía española y significa que ya no vamos a tener necesidad de financiarnos fuera. Creo que, además, las empresas están haciendo un gran esfuerzo y el Gobierno ha hecho especial hincapié en esa materia.

Hemos trabajado mucho en la política exterior y yo he hecho veintinueve viajes al extranjero a lo largo de este año 2012. Por ejemplo, sólo en el área de servicios, carreteras, ferrocarriles, etcétera, las empresas españolas han ganado contratos por importe de veintitrés mil millones de euros. Eso es muy importante, porque son más de cuatro billones de las antiguas pesetas, y eso permite mantenerse a las empresas, permite mantener puestos de trabajo aquí y por tanto, permite crecer.

Por tanto, lo más importante de lo hecho este año, donde no hay resultados tangibles, es decir, donde no aumenta el empleo, ni se pueden mejorar prestaciones; lo más importante es la corrección del rumbo anterior y el comenzar a sentar las bases para una política económica que genere crecimiento sostenido y estable.

En relación con la segunda pregunta, yo estoy muy conforme, como es natural, con la Ley que ha presentado el ministro de Justicia, que creo recordar que ahora tiene que ser informada por los distintos organismos y luego se mandará a las Cortes Generales. Pero esa Ley ya, entre otras cosas, impide que haya prórrogas indefinidas del mandato de los actuales consejeros cuando terminen su mandato. Creo que esa Ley hace mucha más operativo el Consejo, porque muchos de los consejeros, que son veintidós en este momento, ya no estarán a dedicación exclusiva, sino que se dedicarán fundamentalmente a su trabajo, y estarán mucho más en contacto con las necesidades y con los problemas que puede tener el Poder Judicial; y habrá seis personas en la Comisión Permanente.

Por tanto, yo creo que es una ley positiva, es un cambio sustancial y yo espero ahora que, cuando se proceda al nombramiento de las personas que tienen que conformar ese órgano, las cosas vayan mejorando y funcionen cada vez de una manera más satisfactoria para el conjunto de los ciudadanos.

P.- Dice usted que está dispuesto al diálogo con Cataluña. Me gustaría saber si cree que hay puntos de encuentro todavía entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña, dadas las posiciones que se mantienen.

Y otra cuestión muy concreta: ¿va a cumplir España este año 2012 el déficit?

Presidente.- En relación con la primera pregunta, yo nunca he roto los puntos de encuentro y, si en este momento hay problemas con los puntos de encuentro, tenga usted la total y absoluta seguridad de que haré cuanto esté en mis manos para que podamos encontrarnos en beneficio de todos los ciudadanos. No le quepa a usted la más mínima duda.

En relación con la segunda pregunta, eso lo sabremos en cuanto tengamos los datos definitivos de la liquidación presupuestaria, tanto de la Administración central del Estado, como de la Seguridad Social, Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales. Lo que sí le digo, recordando lo que señalaba antes, es que se ha hecho un esfuerzo descomunal, si me permite la expresión aunque pueda parecer exagerada, para reducir el déficit. Es decir, nunca se le ha pedido tanto a un país en una situación de recesión y con los problemas de financiación que hay.

Hemos hecho un esfuerzo muy importante y lo único que puedo decirle es que la Comisión Europea, y créame que eso ha animado mucho al Gobierno español, ha dicho que no se necesitan medidas adicionales para el año 2012 y para el año 2013. Eso es importante. Sí las pide para 2014, pero para 2014 todavía queda algún tiempo y espero que el crecimiento económico nos ayude también, que es muy importante, a la hora de fijar el déficit público y aumentar los ingresos de las Administraciones.

P.- Entrando también en el tema de la reducción del déficit, me gustaría saber si cabe la posibilidad de flexibilizar los objetivos de déficit en Comunidades Autónomas como, por ejemplo, está pidiendo ahora Cataluña.

Presidente.- A fecha de hoy, tengo que decirle que no tenemos ninguna intención de flexibilizar los objetivos de déficit. No la tenemos, porque tenemos que darnos cuenta de una cosa: buena parte, no toda, pero buena parte de los problemas que tiene la economía española y que nos han traído hoy hasta aquí derivan de gastar las Administraciones públicas muchísimo más de lo que ingresan. Yo siempre manejo una cifra, que ustedes ya me habrán oído, estoy absolutamente convencido, en numerosas ocasiones, que es que en el año 2011 gastamos noventa mil millones de euros más de lo que ingresamos las Administraciones, o sea, quince billones de las antiguas pesetas. Figúrese usted que eso lo hiciera una familia simplemente con mil euros cada mes. Eso lleva inevitablemente a quebrar, porque no puede llevar a otro sitio.

Gastar por encima de lo que se ingresa no se puede mantener durante mucho tiempo; pero es que, además, ese dinero que se gasta por encima de lo que ingresa uno hay que pedirlo y en este momento la situación en la que están los mercados aconseja ser prudente y no pedir demasiado. Por tanto, ésa es una prioridad básica, lo decía antes contestando a una pregunta anterior.

Los tres grandes instrumentos de la política económica del Gobierno, los tres grandes instrumentos a los que llevo refiriéndome años, no sólo desde que estoy en el Gobierno, eran la reducción del déficit público, las reformas estructurales, especialmente la laboral, y la reestructuración del sector bancario. Por lo tanto, ese asunto tenemos que tomárnoslo muy en serio, porque en ese asunto nos jugamos buena parte de la salud de la economía española en los próximos años.

P.- Yo querría pedirle que mirara usted un poco hacia el futuro y me gustaría saber si, con los datos que maneja usted ahora mismo, cree que será posible bajar el IRPF en 2014, no volver a subir el IVA este año y revalorizar el que viene las pensiones.

¿Y cree usted, como antes no lo ha respondido, que vamos a tener que llegar a los seis millones de parados?

Presidente.- Todo eso me gustaría hacerlo. Ahora bien, como usted lo sabe, porque se ha estudiado a fondo el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año 2013, se dice que no se sube el IVA en el Proyecto de Presupuestos Generales para el año 2013, y ahí no se habla del IRPF, porque efectivamente es para el año 2014; a mí me gustaría.

¿Llegaremos o no a esa cifra? Intentaremos que eso no sea así. Como he dicho en mi intervención inicial, aún quedan momentos duros y confiamos en que en la última parte del año 2013 ya podamos dar noticias positivas, que serán más positivas, sin duda, todavía en el año 2014.

Por tanto, hacer pronósticos o intentar adivinar el futuro creo que tiene poco sentido. Ahora bien, mi intención hoy es no subir el IVA; mi intención es en el año 2014 --pero, ya le digo, eso depende de cómo se vayan produciendo los acontecimientos-- volver el IRPF a la situación anterior y mi intención es llevar al Pacto de Toledo, a principios de año, un debate sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones.

Saben ustedes que en este momento éste es otro tema capital, porque las pensiones en España suponen más de la cuarta parte del gasto público total. Usted coge gastos de Administraciones Locales, Administraciones Autonómicas y Administración Central, y del conjunto del gasto más de la cuarta parte son pensiones. Entonces necesitamos, evidentemente, que haya cotizantes y necesitamos que la gente se jubile a la edad que tiene que jubilarse con arreglo a la Ley. Si usted ve los datos de los años 2010 y 2009, verá que sólo el 50 por 100 de las personas que se jubilaron durante esos dos años tenían 65 años. Hemos hecho una propuesta que está debatiéndose en este momento en la Comisión del Pacto de Toledo en el Congreso de los Diputados, creo que es importante y, a partir de ahí, llevaremos el debate sobre la sostenibilidad de las pensiones.

Pero, en cualquier caso, para mí, como ya he dicho en numerosísimas ocasiones, si hay una prioridad básica en el gasto público español son las pensiones, porque se trata de las personas que tienen menos posibilidades de defenderse y, precisamente porque eso es así, es la única partida que ha subido en el Presupuesto del año 2012 y la única partida que sube en el Presupuesto del año 2103. No las hemos revalorizado, pero hemos subido las pensiones un 2 por 100 a todos aquellos que tengan una pensión por debajo de mil euros, aproximadamente el 67 por 100, y 1 por 100 al resto. Eso no se ha hecho con ninguna otra partida de los Presupuestos y, por tanto, para mí y para mi Gobierno eso es una prioridad.

Además, hay algo que es muy importante, una decisión que hemos tomado hace escasas fechas, a la cual no se le da mucha trascendencia pero la tiene, que es que, a partir de ahora, la Seguridad Social sólo pagará las pensiones de aquellos que han contribuido al Sistema y las pensiones no contributivas, de las personas que no han contribuido al Sistema, se pagarán con cargo a impuestos.

Por tanto, insisto, ésa es la prioridad que tiene el Gobierno en estos momentos.

P.- Hace unos días, en la cena del PP de Madrid, usted alabó "las medidas valientes y necesarias" de Ignacio González y me gustaría saber si usted aboga porque su modelo sanitario se extienda por toda España. También me gustaría saber si el Gobierno maneja algún informe para defender que la gestión de la sanidad privada es mucho mejor que la pública y que garantiza la calidad de la atención a los ciudadanos.

Y también me gustaría, al hilo de esta cuestión, preguntarle por los diputados que ayer en la Asamblea de Madrid jugaban a "Apalabrados". ¿No considera usted que da una muy mala imagen de la política? ¿Considera usted que deberían tomarse medidas?

Presidente.- Las decisiones que ha tomado la Comunidad de Madrid las ha tomado en el ejercicio de las competencias que le corresponden como Administración Autonómica. Yo en este momento puedo decirle que yo estoy preocupado por los derechos de los ciudadanos; es decir, no creo que sea bueno que, como consecuencia de los últimos acontecimientos que se han producido, haya personas que no sean atendidas como eran atendidas en circunstancias normales.

Yo quiero que la Sanidad siga siendo universal, gratuita y de calidad, y modelos de gestión hay muchos. Si usted repasa los modelos de gestión de la Sanidad que hay en toda España, verá que los hay de todo tipo y en Comunidades Autónomas gobernadas por todos los partidos. Hay muchas Comunidades Autónomas donde hay conciertos con hospitales privados, de suerte que, si usted es un afiliado a la Seguridad Social, es atendido en un hospital privado. Eso sucede en Andalucía, eso sucede en Cataluña, eso sucede en Madrid y sucede en muchísimas Comunidades Autónomas.

Lo importante es que la Sanidad para la gente --eso es lo verdaderamente trascendente-- sea universal, sea gratuita y sea de calidad. A partir de ahí, si hay algún problema, corresponderá al Gobierno o a las personas que no estén de acuerdo con las decisiones del Gobierno resolverlo; pero los principios fundamentales hay que mantenerlos y yo creo que, efectivamente, se están manteniendo.

P.- A su entender, ¿qué quiso decir el Rey cuando habló de la necesidad de una política con mayúsculas?

Y si me permite, una curiosidad: ¿pudo usted conocer previamente y/o intervenir en el mensaje navideño del Rey?

Presidente.- Con absoluta franqueza, el discurso que ha hecho el Rey es el discurso del Rey y yo lo único que puedo decir del discurso del Rey es que lo he escuchado con muchísima atención en mi casa, en Pontevedra, con mi familia y que me ha parecido muy bien.

P.- Le hemos escuchado en alguna ocasión o en más de una rechazar la consulta que los dos partidos que apoyan al Ejecutivo catalán tienen previsto celebrar. También le hemos oído pedir al PSOE que explicite que entiende por modelo federal. Usted, como presidente del Gobierno, apoyado por una mayoría absoluta, ¿cree que la Constitución, en su diseño actual, está preparada para afrontar los retos de la próxima década?

Y una segunda pregunta. ¿Ha cometido usted en este año algún error político de entidad? Si es así, ¿cuál?

Presidente.- Si les pregunta a mis adversarios políticos, puedo asegurarle a usted que estarían hablando durante horas y horas de manera continuada.

Yo tampoco me he dedicado a generar tensión ni a echarle leña al fuego. Es probable que en alguna ocasión haya hecho algo; pero no recuerdo haber hablado de ese asunto, fíjese. En cualquier caso, usted me pregunta por la Constitución. Yo soy un incondicional de la Constitución y, a veces, tengo la sensación de que los españoles no nos hemos dado cuenta de lo que significa la Constitución en nuestra historia reciente, y, sobre todo, parece que, a veces, olvidamos qué es lo que ha ocurrido en España en el pasado.

Esta Constitución ha tenido una virtud, que es que ha puesto de acuerdo a la inmensa mayoría: a personas que venían del régimen anterior, incluso a personas que venían del exilio y a personas que no venían de ninguna parte, pero con planteamientos diferentes sobre muchas cuestiones. Al amparo de esa Constitución, se reconocen, entre otras cosas, los derechos y libertades de los ciudadanos; al amparo de esa Constitución, España tiene el mayor nivel de autogobierno de su historia y estamos en la etapa más descentralizada de la historia de España; al amparo de esa Constitución, nos hemos integrado en la Unión Europea, que es un espacio de libertad, de democracia, de convivencia y de civilización, y al amparo de esa Constitución, a pesar de la crisis económica que estamos viviendo, España ha progresado muchísimo, porque el progreso que ha experimentado España en estos treinta años… Claro, la gente que es muy joven a lo mejor no está en condiciones de percibirlo, pero España ha progresado muchísimo en estos años.

Entonces, la Constitución no es algo que no se pueda tocar de ninguna de las maneras. Es más, la Constitución se ha modificado ya dos veces para dos asuntos importantes, después de Maastricht y para el Pacto Fiscal; además, no hace muchos meses o hace un año largo, como usted recuerda perfectamente.

Ahora bien, para que la Constitución se pueda modificar se necesitan algunas cosas, y creo que lo que digo es de sentido común: en primer lugar, saber muy bien cuál es el objetivo, lo que es muy importante, porque se puede decir "vamos a modificar la Constitución", sí, pero cuál es el objetivo; en segundo lugar, que haya consenso, es decir, acuerdo, un acuerdo que, cuanto más mayoritario sea, mejor, y, desde luego, sería muy deseable que tuviera el mismo nivel de acuerdo que cuando se aprobó en el año 1978; y, luego, la oportunidad. Por tanto, se necesitan esas tres cosas.

Yo creo que en estos momentos lo prioritario en España no es reformar la Constitución; se lo digo tal y como lo siento. Creo que la Constitución está perfectamente preparada para abordar lo que pueda ocurrir en España en los próximos diez años, que es la fecha que usted ha dado. Hasta tal punto lo creo que, con esta Constitución, entre otras cosas, hemos cambiado de moneda --con esta Constitución-- y fíjese la flexibilidad que tiene la Constitución; hemos entrado en la Unión Europea y hemos cedido mucha soberanía: no tenemos ni política monetaria, ni política cambiaria, y tenemos unas normas, que asumimos voluntariamente mediante tratados, en materia de política presupuestaria y fiscal. Por tanto, esta Constitución está perfectamente preparada y creo que hoy la prioridad es la estabilidad política.

La estabilidad política es capital y es un factor muy determinante y muy importante desde el punto de vista de cómo se afronta una crisis económica. Un país tiene que dar la sensación de que tiene objetivos claros, de que la gente está detrás de esos objetivos y de que hay unos instrumentos para conseguir esos objetivos, unas medidas. Y, desde luego, que haya estabilidad. La estabilidad, en términos económicos, es un valor de una enorme importancia.

Por tanto, mi opinión en ese asunto es que no es necesario en este momento; pero yo no tengo ningún inconveniente y, de hecho, he votado dos reformas de la Constitución. Pero, insisto, objetivos muy claros, consensos y pocos brindis al sol con este tema, que son las reglas de juego de nuestra convivencia y es lo que nos une a los españoles.

P.- Yo quería hacerle tres preguntas. Primera, usted ha hablado de que la primera mitad del año que viene va a ser dura y que será necesario seguir profundizando en medidas y en reformas. ¿Podría avanzarnos en qué tipo de medidas? Se está hablando de más presión fiscal, por ejemplo.

En segundo lugar, ha sido muy claro al decir que no va a flexibilizar los objetivos de déficit y, entonces, me gustaría saber si su Gobierno va a intervenir a las Comunidades Autónomas que incumplan ese objetivo.

Y, en tercer lugar, ¿podría avanzarnos un poco cuál es esa reforma para garantizar la estabilidad de las pensiones que usted propone? ¿Va a desligar la subida o la revalorización de las pensiones del IPC, o se van a alargar los períodos de cómputo para tener la pensión, o se va a acelerar la jubilación a los 67 años?

Presidente.- Qué haremos el año que viene es la primera pregunta. La política económica va a ser la política económica que hemos hecho a lo largo de este año. Es decir, los grandes objetivos siguen siendo, y no podían ser otros, el crecimiento económico y el empleo, y los grandes instrumentos van a seguir siendo los mismos: primero, la reducción del déficit público; la aplicación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria al Gobierno central y también al conjunto de Gobiernos de las distintas Comunidades Autónomas; en tercer lugar, continuará el proceso de reestructuración del sector bancario, que sabe usted que no es una operación menor ni fácil, es decir, es una operación muy compleja, muy complicada, pero que era absolutamente imprescindible para tener un sector financiero que no genere dudas, que pueda financiarse y, sobre todo, que dé crédito a las pequeñas y medianas empresas y a las familias para reactivar la economía; y vamos a seguir con las reformas estructurales.

Algunas de las leyes que presentaremos son: el Anteproyecto de Ley para la Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local; la Ley del Estatuto de la Víctima de Delito; la Ley de Unidad de Mercado, muy importante; la Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbana; la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita; la Ley Reguladora de Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades, y, muy importante, la reforma de la Administración. Hay un grupo de trabajo, como usted sabe, que ya ha comenzado y creemos que esto es uno de los grandes retos de esta Legislatura. En realidad, es uno de los grandes retos desde 1978. No se ha abordado una reforma de la Administración en España y creemos que es necesario.

Y hay un tema que me preocupa de manera especial, y le preocupa a cualquiera que quiera ver a su país mejorar y crecer, que es el crédito, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas, que son quienes van a conseguir que acabemos saliendo de la crisis. Por tanto, habrá algunas medidas para estimular el crecimiento económico y habrá también medidas para que estas pequeñas y medianas empresas puedan financiarse, y para que puedan seguir exportando, porque, insisto --digo "insisto" porque lo he señalado antes--, el sector exterior es un sector que hoy está funcionando muy bien y es el que en este momento está haciendo que se mantengan muchos puestos de trabajo, y que el crecimiento económico en España no baje más de lo que está en estos momentos.

Sobre si vamos o no vamos a intervenir, el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo en relación con las Comunidades Autónomas y, sinceramente, creo que lo que se está haciendo es muy bueno para España, porque, primero, evita que muchas Comunidades Autónomas se queden en una situación imposible porque no puedan pagar sus deudas, ni puedan pagar a nadie; por tanto, es muy bueno. Segundo, porque, en el fondo, supone que todos asumimos un objetivo, que es tener unas cuentas públicas sostenidas, y vuelvo a insistir en lo que dije antes: es fundamental unas cuentas públicas sostenibles y no tener un déficit mayúsculo, ni una deuda que nos genere problemas imposibles.

El año que viene, con el Fondo de Liquidez Autonómico, el conocido como FLA, nosotros vamos a ir a los mercados para que las Comunidades Autónomas que así lo han pedido, que son la mayoría, puedan atender sus vencimientos de deuda porque, si no atienden sus vencimientos de deuda, ya saben ustedes qué es lo que pasa y qué es lo que se produce; y, al mismo tiempo, para cubrir su déficit público.

Claro, si se dice "cómo van a rebajar los objetivos de déficit", es que no hay dinero ni para cubrir ese déficit, ni se puede pedir. Lo tiene que pedir la propia Administración central del Estado y ahí el objetivo capital es que se pague a los proveedores; eso es capital. Sabe usted que hicimos este año un Plan de Proveedores, por importe de veintisiete mil millones de euros de impagados, es decir, de facturas que no estaban en ningún sitio. Por tanto, ése es un objetivo capital de futuro.

En cuanto a intervención o no intervención, espero no tener que llegar a una situación como ésa y, si alguna vez tuviéramos que hacerlo, lo pondríamos en su conocimiento y en el de todos sus colegas.

En el tema de las pensiones vamos a hacer un debate abierto sobre el sistema de pensiones, en el bien entendido de que lo que es importantísimo es que haya cotizantes a la Seguridad Social. Eso es capital. Al final, el empleo es la riqueza para España; es decir, el empleo es riqueza para el que tiene un puesto de trabajo, pero es riqueza para todos los servicios públicos, porque los servicios públicos los paga el que tiene un puesto de trabajo y cotiza a la Seguridad Social, y, al mismo tiempo, paga Impuesto de la Renta y consume, paga el IVA, etc., etc. Por tanto, haremos un debate abierto sobre nuestro sistema de pensiones.

No pensamos aumentar más la edad de jubilación, creí entender que usted hacía esa pregunta. En este momento lo que más nos importa y lo que consideramos más urgente es que haya una edad de jubilación que se cumpla. En este momento en España hay casi nueve millones de personas que perciben una pensión y debe haber --no me hagan caso, pero puede haberlas-- alrededor de diecisiete millones de personas en la Seguridad Social y esos diecisiete millones de personas están pagando las pensiones de nueve millones. Necesitamos que haya más de diecisiete millones de personas y necesitamos que esas personas no se jubilen a los 54 años, a los 58, a los 60 o a los 62 años. Lo necesitamos. Es lo justo y es lo solidario.

P.- Se refería antes a que espera conseguir puntos de encuentro con el Gobierno autonómico de Artur Más. Me gustaría saber a qué puntos de encuentro se está refiriendo y si se refiere, por ejemplo a la financiación autonómica o a algo más. Está pendiente la reforma de la Educación. ¿Puede ser una oportunidad para conseguir un punto de encuentro en ese ámbito?

Presidente.- ¿Puntos de encuentro? Es evidente que hay cosas en las que se puede coincidir y hay otras en las que es más difícil coincidir. En el tema de la financiación autonómica estoy dispuesto a hablar, pero es que eso ya lo dije en su momento. Pero una cosa es hablar, negociar, y otra cosa es tener que decir sí o no a una propuesta, porque uno, entonces, es que no tiene opción. Lo que yo hice en su día lo haría cualquier ser humano, incluso aunque no fuera presidente del Gobierno. Una negociación no es "se hace esto y, si no, yo hago lo que quiero". Así no se puede hacer las cosas. Se puede hablar, se puede discutir y vamos a ver lo que se plantea.

A mí, en este momento, de lo que más me importa hablar es de resolver la crisis económica que tiene Cataluña y el conjunto de España. De eso es de lo que más me importa hablar y otras personas podrán querer hablar de otras cosas, porque las consideran más importantes y las consideran prioritarias. Yo estoy dispuesto a escucharlos. Ahora bien, una cosa es dialogar, otra es hablar y otra es ver a qué acuerdos se llega, que son cosas diferentes; pero, desde luego, mi disposición está ahí y ha estado siempre.

P.- Yo quería preguntarle sobre el mundo de la Justicia, que sabe usted que lo sigo especialmente. Ha dicho usted que con la reforma del Consejo no peligra --era su juicio--, al contrario, la independencia judicial; pero hay un período de agitación elevado en ese mundo. Quería saber si todas las reformas las comparte en el mismo grado, por ejemplo las tasas, y, en definitiva, si cree usted que estamos abocados a una nueva huelga en el Poder Judicial, que se ha anunciado como probable, y si eso le preocupa especialmente a usted. No ignoro que proviene de una familia de jueces.

En segundo término, en este ámbito mismo me gustaría preguntarle también sobre si cree que hay un adecuado equilibrio entre los Poderes del Estado. Lo digo porque hemos asistido a algunos episodios que han llamado la atención, como funcionarios que investigan por su cuenta, sin control aparente de autoridades administrativas ni judiciales. Y también por el Tribunal Constitucional, pues se recurre muchísimo al Tribunal Constitucional; lo hace la oposición y también el Gobierno. ¿No tiene la impresión de que sí se ha hecho verdad aquello de que el Tribunal Constitucional es una auténtica tercera Cámara?

Presidente.- ¿Si me preocupan las huelgas? Sí; francamente, sí. No soy un irresponsable. Todo lo que sean situaciones que salgan fuera de la situación de normalidad me preocupa, porque, además, detrás de ellas siempre suele haber un problema, en el que puede uno tener razón o no. Pero, desde ese punto de vista, siempre me preocuparán las huelgas.

Yo le voy a decir una cosa sobre las tasas, con absoluta franqueza. Cuando se habla de si la Justicia es gratis o no es gratis, la Justicia la están pagando ustedes y la pagamos todos los contribuyentes. No es gratis, la pagamos todos los contribuyentes y ahora lo que se ha pretendido es que el 10 por 100 de lo que cuesta la Justicia, sólo el 10 por 100, la paguen aquellas personas que litiguen y no las personas que no litiguen. Además, ese 10 por 100 se dedicará a la asistencia jurídica gratuita para aquellas personas que carezcan de medios.

Ese 10 por 100 que van a pagar en España las personas que litigan, en otros países de la Unión Europea es una cifra inmensamente mayor. Si coge usted los datos del Consejo de Europa, la media es del 29 por 100; en Alemania, con las tasas se cubre el 43 por 100 y hay, incluso, algunos países, lo que es sorprendente, donde cubren más del 100 por 100 del gasto, como es el caso de Austria. Por tanto, creo que es algo equilibrado y creo que es algo razonable que un 10 por 100 lo paguen los que litiguen y el otro 90 por 100 lo pague el contribuyente, porque hasta ahora el contribuyente pagaba el 100 por 100.

En relación con el equilibrio, eso nos llevaría a dar una conferencia a cada uno; una a usted y otra a mí. Probablemente, al final no llegáramos a ninguna parte; pero yo creo que España es una democracia que funciona muy razonablemente. Sin duda alguna, puestos a buscar pegas, todos las encontraríamos; pero España está en la Unión Europea y la Unión Europea es el mayor espacio de convivencia, de libertad, de respeto a los derechos de los ciudadanos, de respeto a las personas y de respeto a las sentencias de los Tribunales. Eso es muy importante también, respetar las sentencias de los Tribunales, y cumplirlas, como es natural.

Todo es perfeccionable en esta vida pero, ¡hombre!, hablar aquí de un desequilibrio de poderes o preguntar, yo lo creo francamente exagerado. Yo creo que en España hay un sistema democrático y no creo que haya muchos en el mundo que funcionen mejor. Ya sé que sobre esto se pueden decir muchas cosas pero, a veces, tenemos también que presumir de lo que es nuestro y de lo que, como he dicho antes, ha funcionado bien durante treinta años. Con problemas, con dificultades, a lo mejor con cosas que no son muy justas o con cosas que son injustas; pero creo que tenemos un sistema democrático importante y no veo yo que haya otros muchos lugares que puedan presumir de hacer las cosas mejor que nosotros en esa materia.

Señoras y señores, muchas gracias por sus preguntas y por su atención, que tengan todos ustedes un feliz año y que sea mejor que este año 2012.

Gracias.