Consejo de Ministros extraordinario

Conferencia de prensa del Presidente del Gobierno para anunciar la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales

14.1.2008

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Madrid

Presidente.- Buenas tardes. Comparezco ante ustedes para informarles de que, tras el correspondiente despacho con S.M. el Rey, el Consejo de Ministros ha deliberado sobre la propuesta de disolución de las Cortes Generales en los términos previstos en el artículo 115 de la Constitución, para establecer la convocatoria la convocatoria de elecciones generales para el próximo 9 de marzo, convocatoria que, a través del correspondiente Real Decreto, se publicará mañana en el Boletín Oficial del Estado.

Concluye así la VIII Legislatura de nuestra democracia. Ha sido una legislatura de reformas, de cambios y de progreso general para el país.

El Gobierno ha gozado de una fuerte estabilidad, que le ha permitido llevar a la práctica sus compromisos políticos y electorales. Es una estabilidad que la acreditan las más de 170 leyes aprobadas a lo largo de estos cuatro años; es una estabilidad que también la acreditan los cuatro Presupuestos Generales del Estado aprobados, todos ellos ejecutados con importante superávit, y es una estabilidad que la acredita igualmente el hecho mismo de agotar al completo el período de la Legislatura.

Es, éste, un signo de normalidad democrática y ha sido, también y voluntariamente, un gesto de responsabilidad democrática.

La acción del Gobierno ha ido dirigida, toda ella, a asegurar que en cualquier circunstancia contaríamos con recursos suficientes para mantener el gasto social que hemos iniciado y para invertir recursos públicos en los sectores que España más necesita para convertirse, como ya lo ha hecho, en uno de los primeros países del mundo por su riqueza global, por su bienestar y por el reparto equilibrado de esos beneficios entre toda la sociedad.

Hace cuatro años, cuando se convocaron las elecciones de 2004 en un día como hoy, anunciaba ese objetivo. Aseguré entonces que, si obtenía la confianza mayoritaria de los ciudadanos, mi Gobierno tendría sensibilidad social y talante dialogante, promovería una España cohesionada a partir de su diversidad y trabajaría por una España social y solidaria, en la que la economía se pusiera al servicio de la sociedad; en la que el desarrollo económico y la justicia social se reforzasen mutuamente, y en la que el crecimiento económico sirviese para garantizar los derechos de todos y la distribución equitativa de las oportunidades y de la riqueza.

La Legislatura que hoy concluye creo que ha puesto de manifiesto que aquellos propósitos se han hecho realidad.

He sido fiel a mi palabra, a la palabra que comprometí con los ciudadanos a lo largo del proceso electoral de hace cuatro años.

Prometí más bienestar y hoy hay tres millones de empleo más, y tenemos la tasa de paro más baja de la democracia. Hemos superado en renta per capita la media europea y a un país como Italia.

Prometí la gestión rigurosa de los recursos públicos y hoy tenemos un superávit del 2 por 100 del Producto Interior Bruto, que nos sitúa en una posición muy favorable para abordar las necesidades de nuestro país y, sobre todo, de los ciudadanos. Además, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social va a contar en este 2008 con 52.000 millones de euros de Fondo, lo que representa haber multiplicado por tres la hucha de las pensiones y, por tanto, tener una gran confianza y estabilidad en nuestro sistema de Seguridad Social.

Prometí nuevas políticas sociales y se han hecho realidad el sistema de atención a la dependencia, la prestación por nacimiento de hijos, la extensión de la educación de cero a tres años, la mejora de las pensiones mínimas y del Salario Mínimo, y una política de más ayudas para el acceso a la vivienda, que es una de las demandas esenciales de los ciudadanos.

Prometí priorizar las inversiones del Estado para dedicarlas a proyectos que nos preparasen para ofrecerles una sociedad más innovadora a nuestros hijos, y lo hemos hecho en educación; de manera muy sobresaliente en ciencia e investigación, multiplicando por tres las inversiones del Estado; en infraestructuras, lo que nos va a permitir situarnos en 2010 en el país con más kilómetros de Alta Velocidad del mundo y en el país con más kilómetros de autovías de Europa; y también en preservar el medio ambiente y en afrontar el cambio climático.

Prometí una política exterior autónoma, fiel a nuestra vocación europea y comprometida con los pueblos más abandonados. La retirada de Iraq al día siguiente de la constitución del Gobierno, la mejora de nuestra situación en Europa y la dedicación a la cooperación y al desarrollo del 0,5 por 100 de nuestro Producto Interior Bruto acreditan que hemos cumplido nuestros objetivos.

Prometí reconocer y ampliar nuevos derechos para suprimir discriminaciones odiosas, para evitar situaciones penosas, para mejorar las condiciones de la gente y para hacer efectivo que los derechos en democracia son iguales para todos los ciudadanos. Hemos reconocido el derecho al matrimonio a todas las personas, con independencia de su orientación sexual; hemos garantizado más igualdad efectiva entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida, mejorando las condiciones para la conciliación de la vida familiar y laboral y haciendo más esfuerzo para proteger a las mujeres víctimas de la violencia de género; hemos agilizado la separación y el divorcio; hemos abierto la investigación a nuevas fronteras para dar más esperanza a ciudadanos que padecen enfermedades que hasta ahora no tenían ninguna oportunidad de futuro, y nos hemos volcado también en intentar equilibrar el desarrollo del país entre el ámbito urbano y el ámbito rural.

Prometí buscar el fin de la violencia terrorista o reducirla al máximo. Lo he hecho en toda la Legislatura mediante la aplicación de todos los instrumentos del Estado de Derecho; siempre para proteger vidas y evitar muertes; siempre salvaguardando las libertades y, por supuesto, los principios esenciales de nuestro sistema democrático, y siempre dentro del marco de la Constitución, con la Ley en la mano y con el respaldo mayoritario del Parlamento.

Prometí fortalecer los medios del Estado para garantizar la seguridad de los ciudadanos y hoy disponemos de catorce mil policías y guardias civiles más que hace cuatro años de una poderosa Unidad Militar de Emergencias ante situaciones catastróficas, y una ampliación de medios ante los riesgos de la contaminación marítima, y de manera muy singular una política comprometida en contra de la lacra de la inseguridad vial, primera causa a gran distancia de las muertes violentas en este país, y que ha dado unos frutos muy positivos con mil víctimas anuales menos al final de esta Legislatura. Cuando llegamos al Gobierno, la cifra se situaba en cuatro mil muertos en carreteras al año y, como consecuencia de nuestra acción política y, ante todo, de la responsabilidad de los conductores, hemos logrado situarla en tres mil, es decir, en mil menos en el último año.

Prometí trabajar para mejorar la articulación territorial de España. Lo he hecho siempre de acuerdo con la Constitución y la Ley. Con esas guías se han podido rechazar con normalidad democrática los proyectos que persiguen fórmulas inconstitucionales. Con esas mismas guías se han podido aprobar y poner en marcha seis nuevos Estatutos de Autonomía que son conformes a la Constitución y que responden al deseo de autogobierno de los ciudadanos de seis Comunidades Autónomas muy distintas entre sí.

Prometí una forma de Gobierno abierta y dialogante. Ha sido ésta la Legislatura en que más acuerdos se han suscrito con las organizaciones sindicales y empresariales, la que ha disfrutado de una mayor paz social. Ha sido también una legislatura en la que los pactos y acuerdos parlamentarios han sido la norma habitual de comportamiento, de la que sólo ha quedado excluido de manera bastante frecuente el principal partido de la oposición. Quiero agradecer a todos ellos, a todos los partidos políticos, sindicatos, representantes de los empresarios y organizaciones sociales de todo tipo, su disposición al diálogo y al acuerdo como muestra de su interés real por la defensa de los intereses generales.

Los próximos cuatro años serán años decisivos si queremos progresar ampliando la libertad, las políticas sociales y la convivencia. Serán años para construir el futuro y no para debatir temas ya pasados. Serán años para consolidar nuestros más recientes avances, para extender el bienestar, para crear aún más empleo y para ampliar nuestros derechos.

Tenemos un gran país, somos un gran país, nos merecemos el mejor de los futuros y estamos preparados para ello.

Quiero, en este momento particularmente solemne en democracia, dirigirme a todos los españoles para animarles a que participen activamente en el proceso electoral que ahora se inicia y pedirles a todos ellos que el próximo 9 de marzo depositen su voto en las urnas, que ejerzan su derecho a elegir a su Gobierno para los próximos cuatro años.

Estos cuatro años he dirigido el Gobierno de España con respeto: con respeto a todos, con respeto a los principios democráticos, con respeto a todas las fuerzas políticas y sociales, y con respeto a las instituciones. He trabajado para que todos los ciudadanos sean respetados, sea cual sea su origen y su condición, su pensamiento y sus creencias. He trabajado para que nuestro país sea respetado y para ello siempre he ofrecido respeto a los demás países, a los poderosos y a los débiles. A todos los he tratado por igual: con respeto.

Algunos consideran que esta ha sido una legislatura dura y difícil. Para mí ha sido un honor. Por ello, mi agradecimiento a los ciudadanos perdurará para siempre.

Pediré su confianza, pediré la confianza a los ciudadanos, para los próximos cuatro años para culminar proyectos que hemos puesto en marcha y desarrollar otros que nos permitan alcanzar el pleno empleo, avanzar en nuestra modernización y fortalecer nuestra convivencia. Para ello me siento fuerte; algo más que fuerte, me siento más motivado que nunca., tan fuerte y motivado como fuerte y motivada está la sociedad española; una sociedad que nunca más va a renunciar al derecho de España a tener éxito.

P.- Como ya se ha dado el pistoletazo de salida para las elecciones del 9 de marzo, me gustaría que hiciera un comentario sobre esos últimos sondeos, incluidos los de esta misma mañana, que, según dicen, el Partido Popular acorta distancias con el Partido Socialista.

Presidente.- Es muy probable que tengamos, de aquí a la fecha límite establecida legalmente, un número muy elevado de sondeos. Por tanto, no voy a hacer ninguna valoración sobre los sondeos. Yo creo que es conocido que habitualmente les tengo respeto, pero que lógicamente la acción política, sobre todo en una precampaña y en una campaña electoral, que para eso está, va a estar destinada por mi parte a explicar qué hemos hecho, pero, ante todo, qué ideas, objetivos y propuestas tengo para la España de los próximos cuatro años.

Son los ciudadanos los que tienen la palabra y en estos momentos tienen, más que nunca, el derecho a escucharnos y a debatir serenamente sobre ideas y sobre propuestas.

Por supuesto, después del día 9 de marzo ya valoraré todas las encuestas.

P.- Usted ha hablado de que se siente satisfecho con la situación territorial y autonómica. Yo querría preguntarle sobre las quejas de desafección que han partido de alguna Comunidad. ¿Qué opina de cómo está realmente la situación? ¿Siente que faltó algo por hacer en este sentido?

Al hilo de esto, un tema más puntual y es que CIU, al que usted le ha tendido la mano como un potencial aliado para la próxima Legislatura, le ha advertido de que no se adjudique el túnel de Sants. Entonces yo querría saber si realmente se va a adjudicar o no.

Presidente.- Estoy satisfecho porque se han reformado seis Estatutos de Autonomía, cinco de ellos con un amplísimo consenso, para mejorar el autogobierno de las Comunidades Autónomas y para actualizar a esos Gobiernos en una serie de competencias que, sin duda alguna, interesan al bienestar de los ciudadanos.

Y hemos reformado también el Estatuto de Cataluña, aprobado en el año 1979, que no había tenido ninguna reforma y que, como todo el mundo sabe, respondía, como Estatuto de primera generación, de aquellos que accedieron a la autonomía con el mayor nivel de autogobierno, respondía, sin duda alguna, a un deseo de años por parte de Cataluña, de las instituciones catalanas. Lo hemos hecho en una legislatura. Se ha reformado el Estatuto. Estoy convencido de que el despliegue del Estatuto, el desarrollo y la aplicación del Estatuto de Cataluña, va a ser satisfactorio para la Generalitat de Cataluña y para las fuerzas políticas.

Lógicamente, ahora tenemos un período electoral y siempre puede haber algún comentario en esa dirección; pero estoy satisfecho de que se haya producido. Simplemente, me hubiera gustado que el Partido Popular hubiera estado en el diálogo, en el debate y en el concurso de reformar un Estatuto de una Comunidad tan importante como Cataluña.

Mi opinión es que va a representar un factor positivo de entendimiento y de cooperación, y, por tanto, favorable para la cohesión y para el funcionamiento del Estado de las Autonomías.

En segundo lugar, he visto en las últimas semanas que, a raíz de unas declaraciones, se produjo cierto debate o cierta polémica. No he hecho antes ni hoy ninguna oferta, ni genérica ni concreta, a ninguna fuerza política para lo que representa la posibilidad de una gobernabilidad. Ello por una razón evidente: porque voy a pedir a los ciudadanos la confianza para una mayoría más amplia y para un Gobierno que lleve adelante el programa y el proyecto político que vamos a presentar a los ciudadanos.

Lo que he manifestado, y hoy reitero, es que para el Partido Socialista, en cualquier circunstancia de colaboración o de no colaboración, una relación de diálogo abierto y, si es posible, constructivo, de buscar terrenos comunes, con fuerzas políticas como Convergencia i Unió y como el Partido Socialista Vasco lo consideramos favorable y lo consideramos positivo y conveniente. Así ha sido durante toda la Legislatura.

He procurado tener esa relación, ha habido acuerdos y ha habido otros temas en los que no hemos estado de acuerdo; pero en mi visión de España, en mi visión de la estabilidad y del buen funcionamiento de esto que llamamos nuestro modelo territorial, creo que un partido responsable de ámbito estatal, que reconoce la diversidad de España, ha de tener como principio de trabajo mantener unas buenas relaciones con Convergencia i Unió y con el Partido Nacionalista Vasco, insisto, más allá de cualquier circunstancia y, desde luego, no tiene nada que ver con las intenciones o con los escenarios que pueda haber después del 9 de marzo.

Por otra parte, la Vicepresidenta ya anunció por cerrar la pregunta que se iba a adjudicar el tramo de la Alta Velocidad que discurre por la ciudad de Barcelona y lo vamos a hacer esta semana.

P.- Quisiera saber por qué ha esperado usted hasta ajusto ahora, antes de las elecciones, para confirmar un asunto que es difícil de asumir por la opinión pública: el hecho de que se autorizaran contactos con la banda terrorista ETA después del atentado de la T-4.

Presidente.- Ni he esperado ni he dejado de esperar. Creo que he dicho lo que ha sucedido que es, sencillamente, que después del atentado de la T-4 hubo instancias internacionales de distinta naturaleza y de diversos países que intentaron que no se produjera lo que se produjo al final, que fue la ruptura del alto el fuego. Por supuesto, conocí esos intentos y los valoro, porque hubo personas que se comprometieron y que lo intentaron, aunque, como he dicho y he explicado, la verdad es que ya las expectativas eran prácticamente nulas, porque desde el Gobierno habíamos dado por cerrado lo que podría ser, razonablemente, un proceso de diálogo que nos llevara al fin de la violencia.

Muchas gracias.