Plenario de la reunión anual del Foro Económico Mundial

Intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

22.1.2020

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PEDRO SÁNCHEZ_ presidente del Gobierno

Buenos días, muchísimas gracias, Ángel, por sus amables palabras.

España es vista en la actualidad por el mundo como una democracia estable que busca que quiere afianzar sus valores desarrollando os derechos de los ciudadanos, luchando contra las desigualdades y comprometiéndose para la con la justicia social e igualdad entre hombres y mujeres.

Ante la regresión nacionalista en todos los ámbitos, mi Gobierno está firmemente comprometido a un multilateralismo eficaz e inclusivo, como única solución para hacer frente a los retos laborales de nuestros tiempos.

España es un país de Europa meridional, a la que unen nexos fraternales con los países de América Latina debido a su historia e idioma. Es un vecino de África; comparte una antiquísima amistad con los pueblos de Oriente Medio; y tiene una mayor aspiración, si cabe, para afianzar sus nexos con Asia, que se han vertido en el hito mundial en los últimos diez años.

España, país abierto, que seguirá luchando por un mundo más abierto y cohesionado, inspirándose en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

Y, precisamente, porque España es un país abierto al mundo, es plenamente consciente de que los retos de los se hallan todos los continentes en la segunda década del siglo XXI son los mismos para todos, con diferentes grados, intensidad y urgencia, pero los mismos.

Hace unos días presenté en el Programa del Gobierno ante el Parlamento español para recabar su confianza de confianza. Nuestro programa describe los cinco retos a los que se enfrenta la sociedad española y cinco transformaciones necesarias para superarlos.

Y permítanme que los exponga aquí ante ustedes para que vean ustedes que esta descripción de España es también una descripción del mundo en su conjunto.

En primer lugar, la consolidación del crecimiento económico que supone la creación de empleos dignos. El crecimiento económico a cualquier coste es inaceptable. El crecimiento que amplía la brecha social no es aceptable. Un crecimiento que crea más bolsas de pobreza, no es aceptable. Hemos de crecer y distribuir a la vez, y al fin debemos preguntarnos ¿qué hacemos concretamente para prepararnos ante los grandes cambios que afectan a nuestro mercado laboral? España, la economía española sigue creciendo a mayor ritmo que la Eurozona -ya lo mencionaba antes Ángel Gurría-, pero hemos de mejorar nuestra competitividad, productividad, cohesión, para que este crecimiento se sostenga a largo plazo. Y a tal fin, pues no hemos querido perder de vista el empleo. No queremos un futuro de precariedad ni de pobreza laboral.

En su lugar, quiero hablarles del segundo reto, que es la transformación digital de nuestras economías: La Inteligencia Artificial, la biotecnología y la robótica no son meros eslabones en una cadena de cambio económico, sino que son auténticas palancas para la transformación.

En nuestra década, nuestro sistema de producción, la movilidad, nuestras ciudades, la salud, nuestras vidas cotidianas serán totalmente distintas a lo que son ahora: habrá nuevos productos, nuevos mercados, nuevas formas de realizar nuestra actividad. Nuestro objetivo, por tanto, es, a partir de aquí, contribuir a la mayor economía y bienestar social para la mayoría de nuestros ciudadanos y no apostar por la descomposición gradual del Estado de Bienestar nuestro.

El capital humano será clave para propiciar el cambio tecnológico. El nuevo Gobierno de España desea convertir la Educación y la investigación en su centro de gravedad, porque son garantías de un buen futuro. Vamos a comprometernos por la formación en todos los niveles, pero sobre todo, la FP, Formación Profesional, que necesita un impulso importante en nuestro país. Hasta el 2025, España necesitará haber creado 200.000 nuevas puestos de Formación Profesional, y también formar a los formadores en los principales sectores productivos.

El tercer reto, señores y señoras, es el de la transición ecológica. No hay otro reto que haya documentado mejor que este, que los retos a los que nos enfrentamos en España. De hecho, son retos a los que nos enfrentamos todos nosotros en un área en Australia mayor que la de los Países Bajos y Bélgica juntos, está en llamas. Puerto Rico está siendo inundado por las lluvias torrenciales. Y también aquí, muy cerca de donde nos hallamos, los glaciares se están derritiendo: los glaciares suizos se han contraído en un 10% en los últimos cinco años. De forma que, la emergencia climática es un desastre, que no conoce fronteras y seremos a última generación capaz de poder abordarlo eficazmente.

De acuerdo con la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA), cuya asamblea general presidida por España en 2021, los daños causados en 2018 por los desastres naturales, están cada vez más relacionados con el cambio climático, y crecientemente ligados al cambio climático, y ascendieron estos años más de 165.000 millones de dólares.

En España, por primera vez, el Gobierno tiene una Vicepresidenta de Digitalización, pero también para la Transición Ecológica, y esto coloca la acción climática en el corazón de la política del Gobierno. Precisamente, ayer el Gobierno aprobó la Declaración de Emergencia Climática; estamos firmemente comprometidos con avanzar en un modelo energético descarbonizado, apoyado por fuentes renovables de energía.

Y para alcanzar estos objetivos, España ha presentado su Marco Estratégico para Energía y Clima como hoja de ruta para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos diez años.

Nuestro objetivo para 2030 es reducir nuestras emisiones en un 20% respecto a 1990. Y nuestro objetivo final es lograr la neutralidad climática en 2050, con un sistema eléctrico 100% renovable.

Pero ningún crecimiento económico podrá ser bueno si no reduce desigualdades. Ninguna transición ecológica será positiva si no es justa, y si deja a las personas atrás.

El Gobierno de España ha elaborado una Estrategia de Transición Justa -la primera de su índole en el mundo- y, esto, de conformidad con el Pacto Verde Europeo, que quiere proteger a los más vulnerables ante las transformaciones necesarias.

Una estrategia que permite que todos los ciudadanos aprovechen al máximo sus oportunidades laborales, mejorar competitividad y la cohesión social, y que nadie quede relegado.

Con respecto a la transición ecológica y con los cambios que consiguientes a la economía quiero destacar algo importante: está en nuestras manos asegurar que los impactos constituyan un gran paso hacia adelante, para convertir esos cambios en oportunidades para la modernización, para inversiones útiles, la creación de empleo, para que potencie la economía mundial.

El Gobierno de España trabaja hacia este horizonte. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, de España, que presentó por el Gobierno ante la Unión Europea, recibió la valoración por parte de todos los Estados miembros. Vamos a movilizar 236.000 millones de euros en financiación pública y privada entre 2021 y 2030, y vamos a crear entre 250.000 y 364.000 nuevos empleos en un decenio.

El cuarto reto ante el que nos hallamos es la auténtica igualdad entre mujeres y hombres. Y como decía Ángel Gurría, España está firmemente comprometida con esta Agenda. La mitad de la población del mundo no puede seguir sufriendo agresiones sexuales, discriminación en el empleo o rentas bajas. Pero tampoco la otra mitad de la humanidad puede seguir permitiendo esta pérdida del talento femenino, y una violación flagrante de los derechos humanos más básicos. No es justo, tampoco es eficaz, porque una mayor participación de las mujeres en la economía tendrá efectos positivos sobre el crecimiento, así lo documentan muchos estudios.

El feminismo sigue siendo una de las características principales de mi Gobierno. Esto se refleja en la composición de nuestro Consejo de Ministros equilibrado y tres de cuatro vicepresidencias, que son mujeres. Este es el sello de nuestra identidad. Favorecemos la igualdad, también una ley que consagre la igualdad salarial, la igualdad en paternidad o maternidad. La organización del horario laboral. He aquí, un gran reto, en España para permitir compartir responsabilidades familiares, y una implacable lucha contra la violencia de género.

El quinto reto ante el que nos hallamos es del de la justicia social. Vivimos en sociedades prósperas, pero que, sin embargo, tienen niveles alarmantes de pobreza y vulnerabilidad social. La desigualdad en lugar de reducirse, se va agudizando.

Y recuerdo el año pasado, aquí, en Davos, el escritor holandés Rutger Bregman dijo algo muy interesante: "Escucho a la gente hablar de participación y justicia, igualdad y transparencia, pero casi nadie menciona un auténtico problema: la evasión de impuestos.", por ejemplo. Y esto es un problema, la justicia fiscal. No nos llamemos a engaño. También, es decir, no puede haber justicia social sin justicia tributaria fiscal.

Pero hay que ir un paso más allá: no basta con redistribuir la renta, mediante los impuestos; hay que avanzar en la predistribución: asegurar que los mercados funcionan de manera más justa y más democrática.

La evidencia empírica existe, es aplastante, demuestra que la eficiencia y la equidad están directamente relacionadas entre sí, que el crecimiento y la distribución razonable son mutuamente compatibles. Solo el crecimiento inclusivo y respetuoso podrá ser sostenible en el planeta.

Todos conocemos nuestra historia. Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa suscribió un pacto que reconoce que es imposible alcanzar sociedades en paz con grandes bolsas de miserias y que persistan en ellos. También me refiero al famoso pacto democrático que sentó las bases para la principal característica de la Unión Europea, que es el Estado de Bienestar y cohesión social.

Y una segunda etapa dio comienzo a principios de los años 80, que condujo la liberalización, excesiva desreglamentación de la economía, que culminó en 2008 en la mayor crisis económica, cuyas repercusiones seguimos notando, percibiendo las sociedades.

Ha llegado el momento, por tanto, para entrar en una nueva era que restaure el progreso colectivo, la inclusión social, la protección de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad, tal y como sello de identidad. Una nueva era que resuelva los fracasos del neoliberalismo a través la solvencia de la democracia social. Una era que nunca más permita que el progreso económico se haga a expensa de los seres humanos.

Tenemos un largo camino que recorrer, pero ya existe un plan claro de lo que debemos empezar a hacer:

• Hablar de impuestos, de tributos, de paraísos fiscales, y abrir las puertas hacia la justicia fiscal.

• Establecer un salario mínimo vital, que asegure que todos los ciudadanos pueden vivir libre de pobreza, centrándose especialmente en los hijos.

• Establecer un nuevo pacto social que equilibre la generación de rentas, de ingresos, a través de la predistribución, reduciendo la presión sobre el Estado de Bienestar y fortaleciéndolo.

• Abordar el envejecimiento de la sociedad, reformar el sistema público de pensiones, para asegurar unas pensiones dignas, sostenibles económicamente.

El nuevo Gobierno de España -y Ángel lo mencionaba antes- se compone de una coalición entre el Partido Socialista español, y Unidas Podemos, a la izquierda del Partido Socialista.

No será un Gobierno que quede de brazos cruzados y mero observador, no. Estará realmente dispuesto a actuar, no un Gobierno instrumentalizado, pero sí comprometido con la sociedad y un futuro, un Gobierno, en suma, defensor de la rendición de cuentas.

También nos disponemos a demostrar que la extrema derecha, y el nacionalismo y populismos de cerrazón, sólo pueden ser combatidos de una forma: mediante la política del bien común; proporcionando respuestas a los problemas de las personas.

Los ciudadanos creerán en la democracia, si la democracia cree en ellos, y en todos y cada uno de ellos. Si aspira a proporcionarles oportunidades, porque si no, nuestra economía social de mercado no va a sobrevivir. Nuestro modelo de libertades no va a sobrevivir.

Estos cinco grandes desafíos, que son de España, pero que compartimos todos nosotros, los abordaremos en un contexto positivo de crecimiento, de creación de empleo, si bien a tasas inferiores que en las dos recientes. La economía española, claramente más robusta, más equilibrada que en el pasado, una economía que sigue corrigiendo burbujas y excesos del pasado, haciéndose más resistente a los choques internos y externos.

Y en este compromiso, siempre ejerceremos rigor fiscal, una sólida gestión de nuestras Cuentas Públicas. Y estas es la razón por la que mantenemos nuestro compromiso de reducción de endeudamiento público, de déficit público, lo que generará sin duda alguna mayor confianza entre los agentes económicos y nos permitirá tener al Gobierno más posibilidades de actuación y e inversiones futuras.

El sólido desempeño de la economía española genera confianza, así lo refleja los principales indicadores: la prima de riesgo, nuestros bajos tipos de interés de deuda pública, el repunte significativo en las inversiones, la inversión positiva, la inversión extranjera, todo esto nos hace ser optimistas en cuanto al futuro.

Señoras y señores, el Gobierno español tiene mandato para 1.400 días, pero realizaremos nuestro trabajo pensando en los próximos 3.000 días, en los próximos 5.000 días. Hay que pensar en el mundo que deseamos para nosotros en 2030, en 2050, y debemos trabajar ya para el futuro.

Un mundo con un crecimiento económico sostenible en el que nadie con un empleo sea pobre.

Un mundo en el que la inteligencia artificial y la tecnología nos hayan liberado de muchas tareas onerosas y hayan contribuido al bienestar de todos los ciudadanos.

Un mundo limpio, ecológicamente sostenible, un planeta sin fecha de caducidad.

Un mundo en el que los hombres y las mujeres ganen los mismos salarios, y disfruten de mismos derechos, la misma seguridad.

Un mundo en el que la riqueza esté adecuadamente distribuida y a nadie se le arrebate la oportunidad de un nivel de vida digno.

En la sesión inaugural del año pasado, el fundador de Davos, el economista Klaus Schwab nos advirtió de que nos hallábamos en un momento crítico de la historia de la humanidad. Hizo un llamamiento a que aseguráramos todos que la globalización 4.0 fuera más humana, más inclusiva y más sostenible.

Bien, pues éste precisamente es el objetivo del Gobierno español. Abrazar todas las oportunidades que nos abre la 4ª Revolución Industrial para construir una sociedad más justa en un mundo más sostenible con gobernanza multilateral.

Muchísimas gracias por su atención.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)