Comparecencia del presidente del Gobierno sobre la crisis del coronavirus

Intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

21.3.2020

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PEDRO SÁNCHEZ, presidente del Gobierno.

Comparezco de nuevo para cumplir con mi deber de informar sobre la marcha del combate contra la pandemia del coronavirus, cuando se cumple una semana desde el anuncio de la declaración del estado de alarma. En estos siete días hemos visto cómo todos los países del mundo, uno tras otro, sufrían el embate de la pandemia. Hemos visto como se cumplían los peores pronósticos y todos se aproximaban a escenarios de auténtica calamidad. Hemos visto como todos los gobiernos, sin excepción alguna, han ido adoptando medidas extremas para proteger la salud de las personas y salvaguardar también sus economías.

Nuestro país también está soportando la emergencia sanitaria más grave del último siglo. Una catástrofe para la que la humanidad no estaba preparada, pese a los avisos de las epidemias sufridas en las últimas décadas como el ébola y el SARS.

Han transcurrido solo siete días, pero estos siete días nos han cambiado.

Han cambiado nuestra forma de valorar lo importante: la vida, la salud, los afectos, desdeñar lo accesorio. Observamos cada vida cercana como una vida amenazada y eso nos recuerda toda la dimensión de su importancia.

Por eso quiero trasladar mi profundo pesar a las familias que han perdido a sus seres queridos en estos días, y que han sufrido además esta amputación sin el consuelo del último contacto y de la última despedida. También, quiero trasladar a quienes padecen el contagio y a sus familias el ánimo del conjunto de la ciudadanía española.

Estos siete días han cambiado también nuestra forma de considerar los bienes públicos, a los profesionales de la salud, desde luego, a quien manifiesto nuestra profunda gratitud; pero también las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad del Estado, que ahora percibimos como un escudo insustituible y no como un gasto superfluo.

Estos siete días han cambiado nuestra forma de ver a los vecinos a quienes descubrimos como seres próximos que comparten temores, anhelos desde sus balcones a las 8 de la tarde y no como desconocidos a quienes apenas saludamos.

Estos siete días han cambiado nuestra mirada a quien nos atiende en la tienda, a quienes desde lugares remotos producen los bienes que consumimos, a quienes sostienen las comunicaciones que nos mantienen conectados, a quienes trasladan la energía que alumbra nuestros hogares.

Y estos siete días han cambiado también nuestra forma de contemplar al enemigo, al que ahora sabemos mucho más dañino. Estamos luchando contra un enemigo al que vamos a vencer y al que estamos conociendo progresivamente. Y en la medida en que lo conocemos mejor al virus, cambiamos nuestra forma de combatirlo para ser más eficaces.

Como es sabido el COVID-19 es una infección que se propaga con una facilidad y a una velocidad sin precedentes, según reconoce la Organización Mundial de la Salud.

España ha venido siguiendo las recomendaciones de los expertos sanitarios internacionales. De la propia Organización Mundial de la Salud y también del extraordinario cuerpo del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias a quienes siempre agradeceremos su profesionalidad, su dedicación y su compromiso y, por supuesto, también a quienes nos localizamos y nos referimos que son los organismos europeos. Hemos venido aplicando la estrategia definida por la Organización Mundial de la Salud para combatir el virus, y que consiste en tratar de contenerlo y frenar su propagación para un objetivo muy simple, pero complicado, que tenemos que lograr que es conseguir tiempo. El tiempo necesario para mejorar la preparación y resistencia de nuestros sistemas de salud, y el tiempo necesario para que la ciencia encuentre tratamientos eficaces y desarrolle vacunas que eliminen el virus.

Esta estrategia marcada por la Organización Mundial de la Salud ha sido desplegada en España de acuerdo con el dictado de los expertos y se ha plasmado en varias etapas. En todo momento se ha procurado aplicar medidas que resultaran efectivas desde el punto de vista sanitario y que tuvieran las menores consecuencias posibles sobre nuestra vida social y actividad económica y empresarial. Ese equilibrio, entre eficacia sanitaria de las medidas de distanciamiento social, de un lado, y de otro, preservación de la actividad económica y protección de los derechos individuales, por las que tanto ha luchado nuestro país, ha marcado, créanme, la adopción de las medidas que se han tomado escalonadamente por parte del Gobierno de España.

La primera etapa de contención incluyó medidas esencialmente preventivas de seguimiento de los contagios y de recomendaciones de higiene.

Vino seguida de una etapa de contención reforzada que comportó la interrupción de ciertas actividades sociales como la enseñanza de nuestros hijos e hijas y la limitación de concentraciones humanas.

Como saben, hace 7 días el ritmo de expansión de la infección hizo necesario pasar a la nueva fase de mitigación, en concordancia con lo que nos decían las principales instituciones europeas en el conjunto del continente, para lo que fue imprescindible decretar el por primera vez el estado alarma con esta envergadura en la historia de nuestra democracia y que entró en vigor, como saben, hace una semana.

Recalco que esta estrategia tiene una finalidad central que es frenar una propagación tan rápida del virus que comprometa la asistencia sanitaria y hospitalaria de los enfermos que requieran internamiento o cuidados intensivos. Necesitamos ganar tiempo para preparar nuestro sistema sanitario mejor y para lograr resultados científicos.

El virus COVID 19 tiene varias particularidades. La primera es que su propagación es más alta que una gripe normal, la segunda es que su letalidad es también mayor que una gripe común.

En lo que sí coincide el COVID 19 con la gripe es en afectar de forma muy grave a las personas más mayores y a los enfermos que tienen patologías crónicas previas. Por eso, nunca me cansaré de decir que son estos colectivos los que tienen que cuidarse más, los que tienen que protegerse más y los familiares lo que tenemos que hacer es protegerlos aún más si cabe.

Por supuesto la estrategia que está siguiendo España y la mayoría de los países europeos no es la única posible. Ha habido otras naciones importantes que anunciaron en un primer momento que no frenarían la expansión del virus para así inmunizar a la integridad de la población, aunque ello tuviese un altísimo coste en vidas humanas pero como saben, la mayoría de los países que iniciaron ese camino se han visto obligados a abandonarlo tras reconocer que resultaba insostenible por el elevado coste en vidas que comportaba esta estrategia.

El cambio en el comportamiento de esos países simplemente es la expresión de la misma regla general, que me gustaría subrayar y recordaros que es que las líneas de actuación deben cambiarse cuando no son eficaces.

Nuestro país, España, viene, como he dicho antes, siguiendo la estrategia que avala la Organización Mundial de la Salud y sobre la que existe un consenso general por parte de la comunidad científica. Y dentro de esa estrategia hemos adoptado las medidas, créanme, más drásticas y estrictas en Europa y en el mundo tras la declaración del estado de alarma y también algunas medidas adicionales que hemos anunciado en los últimos siete días y que somos muy consciente del impacto social que tienen sobre los derechos y libertades del conjunto de ciudadanos en nuestro país.

¿Cuál es la situación actual? Conocen los datos, regularmente se los están trasladando el Comité Científico, el comité técnico, a los cuales quiero agradecer, sin duda alguna, su ejemplar comportamiento y dedicación. La situación actual es que España, desgraciadamente, se encuentra entre los países más afectados de Europa y también del mundo. En estos momentos están registrados cerca de 25.000 casos y han fallecido, desgraciadamente, 1.326 compatriotas como consecuencia de la pandemia del COVID-19. Tenemos además 1.612 compatriotas en UCI y hemos alcanzado, ésta es la gran esperanza, los 2.640 recuperados. Lamentablemente, los casos diagnosticados y fallecidos van a aumentar en los próximos días. Lo he dicho en otras comparecencias, estamos en un momento muy crítico y van a llegar días muy duros, para los cuales nos tenemos que preparar desde el punto de vista psicológico-emocional.

Tenemos que llegar al final de la próxima semana muy fuertes. Muy fuertes. El riesgo está en todas partes, de ahí el confinamiento general, que ha dictado y decretado el Gobierno de España, pero el daño se concentra de modo especial en determinados lugares. Es en esos lugares en los que debemos hacer un mayor esfuerzo.

En estos momentos hemos logrado que el impacto de la infección no sea uniforme en todo el territorio español. Tanto en lo que se refiere al número de personas infectadas como al de enfermos ingresados en las UCI y también al de fallecidos, los territorios que acusan más gravemente los efectos de la pandemia son, desgraciadamente, sobre todo, la Comunidad Madrid y en menor grado Cataluña y el País Vasco.

En cuanto a la evolución de la pandemia también se percibe que es en la Comunidad de Madrid donde la enfermedad se ha propagado a mayor velocidad y es ahí también donde mayores tensiones existen para atender la avalancha que están soportando los profesionales sanitarios, hospitales y en general el sistema sanitario.

Además del impacto que ha tenido la pandemia sobre la salud y la vida de las personas también ha trastocado toda la vida social y económica de nuestro país.

Pero el impacto de la pandemia no se limita al ámbito sanitario. La reacción social ante la emergencia sanitaria y las medidas para prevenir el contagio han provocado, lo estáis sufriendo en vuestras casas, un golpe económico, laboral y financiero sin precedentes. Por esa razón se adoptaron distintas medidas económicas escalonadas que son conocidas.

Esas medidas se dirigen a dotar de recursos a las administraciones sanitarias, esta es la primera línea en la que tenemos que dotar de recursos a quienes están combatiendo el virus en primera línea, a proporcionar una red social y económica que proteja de modo especial a los colectivos que son más vulnerables socialmente para garantizar suministros tan esenciales como son la luz, agua agua, comunicaciones; para garantizar la vivienda, para garantizar un mínimo de ingresos que insisto en esta crisis temporal que como consecuencia del COVID-19 tienen las medidas que estamos tomando como consecuencia del decreto de alarma se están sufriendo en muchos hogares .

También medidas, como he recordado en alguna otra comparecencia, para proteger a los empleos de los trabajadores y trabajadoras, autónomos, economía social y salvaguardar, en la medida de nuestras posibilidades, la continuidad de las empresas con una movilización de recursos que no tiene precedentes en nuestra historia democrática.

En definitiva, estamos tratando de anticiparnos a los nuevos problemas, y en todo caso, estamos atentos a los nuevos problemas que van apareciendo cada día y respondemos a esos problemas con contundencia y con la mayor celeridad posible. Vuelvo a decir que haremos todo lo que haga falta, cuando haga falta y donde haga falta.

Cada día, a lo largo de todas las horas del día y de la noche, quiero garantizarle que estamos en contacto con los autoridades delegadas; que seguimos muy de cerca todas y cada una de las decisiones y trabajos; y evaluamos cada instrucción y casa operación que se implementa, y recibimos información de todas las administraciones e instituciones del Estado.

De igual modo nos aseguramos de que todos los españoles tengan acceso a toda la información y comprobamos que también, de forma transparente y ordenada se ofrece a todas horas información oficial y veraz al conjunto de la ciudadanía. Todo esto me permite asegurarles, con orgullo, que debemos sentirnos muy orgullosos de los servicios públicos, de los servidores públicos, de todos y cada uno de ellos. Orgullosos de todos y cada uno de los que desempeñan su trabajo en de las administraciones y en las instituciones públicas. Orgullosos de todos y cada uno de los funcionarios, funcionarias, del personal público de cada uno de los departamentos y unidades que como incansables y comprometidos profesionales sirven al Estado, y en consecuencia al conjunto de la ciudadanía española.

Nuestra sociedad española, en su inmensa mayoría, y esto me gustaría subrayarlo, porque se ha dicho, también por parte de las 4 autoridades, el ministro de Sanidad, el ministro del Interior, el ministro de Transportes y Movilidad y la ministra de Defensa, está reaccionando con una impresionante responsabilidad, disciplina y moral de victoria.

En la semana transcurrida desde la declaración del Estado de Alarma son perceptibles los efectos sobre los hábitos sociales y en particular se han traducido en unos cambios extraordinarios por parte de la población que ha seguido, y quiero subrayarlo de nuevo, ejemplarmente las normas de confinamiento que se dictaron. Para expresarlo en cifras:

Por ejemplo en reducción de desplazamientos. Ha descendido de forma significativa el consumo de hidrocarburos como consecuencia de la reducción drástica de desplazamientos. El combustible con mayor caída ha sido el queroseno, para que ustedes lo conozcan bien es utilizado por aviones, y ha bajado alrededor de un 80%.

Los desplazamientos han descendido en consonancia con lo solicitado a la población. En cercanías urbanas, el tráfico equivale a una séptima parte de los días ordinarios. En el transporte de viajeros por carreteras la ocupación es 11 veces menor que en periodos ordinarios. Y en transporte ferroviario de larga y media distancia la ocupación es 50 veces menos que en periodos ordinarios.

Por tanto, que es lo que quiero decir con esto, que tenemos constancia de cómo la respuesta de la ciudadanía está siendo modélica para evitar desplazamientos no necesarios, en línea con lo recogido en el Real Decreto de Estado de Alarma.

La instrucción dictada con carácter general de permanecer en casa ha sido seguida en la abrumadora mayoría de los españoles y españolas. Ello se ha traducido en una caída acusada del consumo energético, muy pronunciada, por ejemplo, en Madrid y Barcelona, en grandes urbes. Esa caída refleja sobre todo la gran caída en el consumo de los servicios, como consecuencia del frenazo de la actividad económica, puesto que, por ejemplo, si ha crecido, y mucho, lógicamente, el consumo en los hogares.

Para que se hagan una idea, el uso de internet ha tenido un aumento exponencial lo que refleja tanto la expansión de todas las formas de teletrabajo como el recurso a todas las ofertas de entretenimiento a distancia que están siendo utilizadas por los españoles en los hogares. Incrementos que han llegado al 80% del tráfico. España fue, el pasado lunes, el segundo país de la Unión Europea, solo por detrás de Alemania, con más tráfico de datos en Internet en cifras absolutas. Y el quinto a nivel mundial, solo por detrás de Estados Unidos (17% del tráfico mundial), India (14%), Reino Unido (8%) o Alemania (6%).

Así que permítanme que en este punto exprese, en medio de los momentos de incertidumbre que vivimos, la satisfacción por el más que correcto funcionamiento de nuestros servicios esenciales. Pese a que España ha sido en estos días el quinto país del mundo en tráfico de datos por internet, con un 4% del total mundial, nuestras redes han dado una respuesta más que satisfactoria. Tengan en cuenta que España dispone de más kilómetros de fibra óptica que la suma del Reino Unido, Francia, Alemania e Italia juntos. Y otro tanto puede decirse sobre nuestros suministros energéticos que se han mantenido con un nivel de eficiencia, yo diría, sobresaliente.

Se ha seguido la instrucción de mantener abiertas al público únicamente los establecimientos autorizados; y éstos han prestado su servicio con eficiencia y con todas las precauciones de sanidad e higiene. Y en algunos días el aumento de consumo de productos, para que se hagan una idea, de alimentación alcanzó picos del 180% respecto a otros días comparables. Y, pese a ello, el suministro se ha mantenido, en líneas generales, sin roturas de stock. El canal online ha crecido más de un 11% en este periodo y la compra media por esta vía ha aumentado también un 17% lo que expresa la retención de desplazamientos y evita la afluencia de público a los establecimientos, tal y como hemos pedido desde las autoridades al conjunto de la ciudadanía española.

Las tiendas de alimentación han adoptado medidas radicales para evitar infecciones: como, por ejemplo, la limitación de afluencia, distancia entre personas, reordenación de horarios, la limitación de aforos, la limitación de una persona por unidad familiar y distancia de un metro entre personas así como intensificación de la protección sanitaria de los trabajadores.

Cada nivel de la sociedad, desde las administraciones públicas, hasta los empresarios, los trabajadores, y la ciudadanía en general, está demostrando capacidad de iniciativa para avanzar en la dirección que nos marcan las autoridades sanitarias. Estamos asistiendo a una respuesta social muy positiva, muy esperanzadora, a mí me parece que si algo positivo podemos extraer de esta crisis que es el COVID 19 es que esta desgracia está sacando lo mejor de nosotros mismos.

Sobre las actuaciones de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y las FFAA, a las cuales quiero rendir, de nuevo, el merecido tributo que tienen.

Para empezar, hay que hacer notar que la reducción de la vida social ha acarreado un descenso del número de delitos de más del 50%. Y esto me parece significativo este dato porque refleja el alto grado de disciplina social alcanzado. La Policía Nacional y Guardia Civil reportan miles de patrullas, como habrán visto ustedes en sus calles y en las carreteras, decenas de miles de controles en vías de comunicación, miles de registros de vehículos, como han visto ustedes en los Telediarios y a través de los medios de comunicación a los cuales quiero agradecer, de nuevo, la ingente labor que están haciendo, y me consta también que con recursos humanos menguados, como consecuencia, también, de la infección del coronavirus a muchos profesionales de los medios de comunicación.

Y junto a ellos, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y también las Fuerzas Armadas yo quiero, también, rendir un tributo a las policías autonómicas, a las policías locales, que muchas veces nos olvidamos de ellos, pero que son fundamentales también para garantizar la convivencia y el orden público en estos momentos tan críticos.

Y todos ellos están realizando una labor informativa y de control encomiable. En concreto hasta ayer se habían practicado algo más de 31.000 denuncias y se habían impuesto algo más de 334 sanciones por infracciones relacionadas con el Estado de Alarma.

La coordinación en los niveles operativos es absoluta y diría que esa compenetración se plasma en el campo emocional, como hemos visto estas últimas horas. Lo hemos visto en el homenaje rendido en el cuartel de Sansomendi por patrullas de la Ertzaintza al guardia civil de 38 años, Francisco Javier, segundo fallecido del cuerpo a consecuencia de una infección por coronavirus. Estas imágenes si nos trasladan algo es la emoción y unidad que también nos han dejado estos siete días en todos y cada uno de los frentes.

Por su parte, las Fuerzas Armadas están teniendo un papel relevante en 55 ciudades con un total de 2.640 efectivos apoyando diferentes servicios sociales, la instalación de infraestructuras temporales, como estamos viendo a través de los medios de comunicación, y realizando tareas de reconocimiento de necesidades, distribución de alimentos y de desinfección de estaciones, aeropuertos, de juzgados, de hospitales y de residencias de mayores.

Y a estas funciones se añaden los cometidos de apoyo sanitario asumidos y, en particular, la instalación, como se ha dado a conocer ante los medios de comunicación, de un Hospital de emergencia en IFEMA, en Madrid con 5.500 camas.

Y también les anuncio también que las Fuerzas Armadas realizarán a partir de mañana tareas de desinfección en varias residencias de mayores en la Comunidad de Madrid.

En varias comparecencias anteriores he insistido en que el Gobierno de España movilizaría todos los recursos del Estado en esta emergencia, lo estamos haciendo. Pero, también, que ésta era una batalla que solo podría vencerse con el concurso de toda la comunidad, de todo el país, de todos y cada uno de nosotros y de nosotras.

La respuesta ciudadana ha sido conmovedora. Desde las ofertas de apoyo a los mayores, desde las iniciativas de enseñanza a distancia, desde la sugerencias de actividades para niños, para niñas, el apoyo psicológico, todo ello absolutamente desinteresado.

La oferta cultural puesta a disposición por nuestras industrias y profesionales incluye tanto a medios de comunicación, que abren sus contenidos, como también a editoriales y plataformas audiovisuales, a los cuales quiero reconocer su generosidad. Y nuestros creadores de cine se han movilizado para proporcionar compañía y entretenimiento;

También la respuesta empresarial ha sido también tan generosa como amplia. Alimentación, telecomunicaciones, textil, bebidas, energía… todos los sectores se han volcado en apoyos para ayudar a sobrellevar la situación a los más pequeños y a los mayores, para reorientar su producción hacia los equipos de protección sanitaria o de respaldo a los profesionales de la salud.

Si me gustaría hablar de la indisciplina y también de la confusión social.

Fíjense, el número de infracciones detectadas, que ya he mencionado, es muy bajo en relación a la población general. En términos generales creemos que refleja en líneas generales la respuesta de una sociedad solidaria y responsable.

Pero hay otro tipo de indisciplina a la que quisiera referirme. En medio de la incertidumbre que viven los ciudadanos es comprensible que cualquier persona sienta incertidumbre y temor. Pero existen dos formas de canalizar esa emoción, no tenemos que sentirnos culpables, ni tampoco inseguros, por tener ese sentimiento de temor y de incertidumbre, es normal. Pero existen dos formas de canalizar esa emoción.

Una es el temor de quien se comporta con prudencia; que satisface la necesidad de información y acalla la incertidumbre recurriendo a medios fiables y contrastados y que guarda todas las precauciones que se recomienda para evitar el contagio y para tratarlo según las normas establecidas, es decir, los canales de comunicación fiables para poder vencer entre todos e individualmente al virus.

Pero hay otro tipo de temor patológico que busca soluciones individuales imposibles, que rompe las normas de confinamiento, que consume bulos y noticias engañosas que genera alarma y pánico, que acapara bienes o productos frenéticamente. Ese tipo de conducta es la que todos debemos combatir y la que todos debemos aislar, la que todos debemos evitar, porque se propaga a la misma velocidad que el virus y es también dañino en nuestra batalla colectiva contra la pandemia.

Hay quienes extienden bulos y falsedades, es verdad, pero hay muchas más personas que están haciendo con las mentiras lo mismo que con el virus: están rompiendo la cadena de transmisión. Así que me gustaría agradecerles este civismo. No difundir noticias no contrastadas es una manera de combatir el virus. Y Me gustaría que los más jóvenes, los más duchos en wasap y las redes contrastaran la información que luego trasladan al conjunto de sus amigos. Porque si no cerramos esta cadena estaremos generando una alarma y una desinformación que nos hace más débiles para luchar contra el coronavirus

Sobre las medidas sanitarias excepcionales y apoyo al personal sanitario que es ago fundamental que está en todos los medios de comunicación y que así lo sentimos en el gobierno de España, en contratación de personal suplementario, además de los más de 350.000 profesionales sanitarios, el Gobierno ha puesto a disposición de las CCAA a 52.393 profesionales sanitarios, entre ellos, 7.633 médicos residentes, 11.000 profesionales médicos y de enfermería, 14.000 médicos y enfermeros jubilados, así como estudiantes de último curso de medicina y enfermería.

En adquisición de equipos que sé que es uno de las urgencias que tenemos como el resto del planeta, tenemos que tener en cuenta que estamos ante la mayor movilización de recursos sanitarios de nuestra historia. Y vamos a seguir ampliándolos. Los ciudadanos de todas las Comunidades Autónomas pueden sentirse protegidos.

A través de la unidad de acción de todos le ganaremos unidos ganarle al virus.

En este sentido El Gobierno de España junto a las Autonomías han estado adquiriendo en el mercado estos materiales en los dos últimos meses, y la mayoría sigue haciéndolo, todas las CCAA pueden hacerlo puesto que no hay ningún obstáculo que se lo impida desde el inicio de la pandemia, desde el decreto del estado de alarma

Ya se ha materializado la compra y la puesta en marcha de los test rápidos, algo muy importante. Se tratan de test fiables y homologados. Este último punto es muy importante, la homologación, es muy importante porque deben contar con todas las garantías sanitarias. Tenemos ya comprometidas 640.000 unidades y llegaremos muy pronto a un millón.

En las próximas horas vamos a empezar a distribuir también la entrega de 500.000 mascarillas de protección quirúrgicas para profesionales y 800.000 para pacientes al conjunto de las Comunidades Autónomas. En total, 1.300.000 mascarillas. Durante el fin de semana, seguiremos incrementando de manera permanente el volumen de entregas.

A este material se suma el que el Ministerio de Sanidad ya ha puesto a disposición de las CCAA, de más de un millón y medio de este producto sanitario procedente de compras y de distintas donaciones, que se ha distribuido garantizando en base a los principios de equidad e igualdad efectiva del Sistema Nacional de Salud.

Los procedimientos logísticos se han agilizado al máximo. Hemos ordenado que semanalmente y de manera estable dispongamos de todo el material necesario.

Por otra parte, el Ministerio de Sanidad junto al Ministerio de Industria y este es otro anuncio que me gustaría hacerles están organizando la producción nacional para garantizar el suministro de todos los materiales necesarios de fabricación española. Estamos trabajando contra reloj para poder garantizar el suministro de materiales tanto a los pacientes como a los que están en primera línea de nuestro sistema nacional de salud.

Estos días, líderes de países de nuestro entorno han dicho y los hemos escuchado que esta situación es la más grave que han vivido nuestras sociedades desde la II Guerra Mundial y probablemente no les falta razón no les falta razón. En nuestro país, ciertamente, solo los muy mayores, que conocieron las penalidades de la guerra civil y de la postguerra, guardan en su memoria situaciones colectivas más duras que las presentes. Salvo ellos, el resto de las generaciones que hoy vivimos en España nunca, jamás a lo largo de nuestras vidas, habíamos tenido que afrontar colectivamente algo tan duro, tan difícil.

Estas circunstancias nos van a poner nos están poniendo a prueba a todos, como sociedad, pero también a cada uno personalmente. Es en la adversidad cuando mostramos, de verdad, de qué materia estamos hechos. Cuando todo esto pase, que pasará y va a pasar pronto, y volvamos la vista atrás, sabremos si fuimos generosos y valientes, o si nos dejamos abatir por las dificultades. Si nos limitamos a quejarnos de nuestra mala suerte, o si fuimos de los que ayudaron a ganar la contienda contra el virus. Y hay muchos frentes en esa batalla.

Por supuesto, está el frente de las administraciones públicas. Son, somos, sin duda, alguna los que tenemos más medios y más responsabilidad, y ahora deben centrarse en las soluciones. Es verdad, que, como a veces ocurre en la vida de cada uno de nosotros, cuando llegan las dificultades solemos ver de repente y con gran claridad carencias que antes no habíamos visto.

Está muy bien esa lucidez, pero esa lucidez no deber servir para paralizarnos ni tampoco para flagelarnos; menos aún para dividirnos y enfrentarnos con reproches ahora cuando tenemos que vencer al virus, que es nuestro enemigo común, cuando tenemos la urgencia de poner a salvo vidas, empleos y empresas.

Ya haremos tras la victoria al virus que insisto llegará pronto esa imprescindible reflexión y los cambios que sean necesarios para proteger al conjunto de la ciudadanía. Pero ahora el deber es mantener la unidad, comenzando por los representantes y responsables públicos. Nadie de mi gobierno va a polemizar con ninguna administración, ni con ningún partido o adversario político, porque nuestro único enemigo, el enemigo de verdad, el enemigo de todos, el virus. No nos dejamos vencer por el miedo. 47 millones de españoles confían en nosotros para vencerlo.

Si alguien marca distancias respecto del Gobierno de España, nosotros nos acercaremos con la mayor disposición; si alguien elude sus responsabilidades, nosotros nos esforzaremos por asumirlas, aunque no nos correspondieran; si alguien polemiza, no les quepa duda a los españoles nosotros conciliaremos.

Ligado al frente de las administraciones, está el más duro, en estos momentos, que es el frente sanitario. El problema, como ya sabemos, y como vemos en los medios de comunicación y nos lo narran los profesionales, no es tanto la gravedad de la enfermedad, como el volumen de personas que debemos auxiliar. Podemos salvar a muchas personas con los medios adecuados, y lo tenemos más difícil si la avalancha colapsa el sistema.

Lo sabemos por los informes, pero también por los testimonios de los sanitarios que vemos en los medios de comunicación: la situación que afrontan cada día, cada hora, cada minuto, es absolutamente angustiosa sobre todo en ciertos lugares. No teníamos ninguna duda, todos los españoles conocemos bien la calidad de nuestros sanitarios, pero ahora tenemos la certeza del material del que están hechos. Están demostrando inteligencia, valentía, fortaleza, solidaridad, compromiso. Siempre dan la talla, y ahora esa talla es gigantesca; todos les estamos agradecidos.

Hay otro frente esencial, porque de la victoria en ese frente depende en buena medida todo lo demás, que es el confinamiento en las casas. Si reducimos los contagios los hospitales podrán evitar el colapso y curar a una gran cantidad de personas. Y el frente del confinamiento en casa es también muy duro, soy consciente de que todo lo que pedimos a la sociedad española es muy duro. Ahora llevamos una semana, vamos a por la segunda semana, ahí también ahí se ve de qué materia estamos hechos. Y ahí hay muchas cosas que podemos hacer individualmente, y a las que el Estado ni ninguna administración del Estado puede llegar. Porque nadie puede sustituir la llamada del amigo o de la amiga para aliviar la situación de una persona que vive sola, o está enferma o para auxiliar a quien precisa consejo o ayuda. Hay muchas formas de cuidarse a uno mismo y de cuidar a los demás, para resistir.

Cada contagio que no se produce, rompe la cadena de reproducción del virus, una cadena que generalmente acaba en una persona de edad en un hospital. Si evitamos ese contagio, además de proteger la salud de esa persona, liberamos camas de hospital para otra persona que lo precise. Si evitamos contagios, ganamos tiempo para reactivar cuanto antes nuestra economía, si evitamos contagio ganamos tiempo para revitalizar nuestra economía y para normalizar la vida.

Se dice que los seres humanos somos el tiempo que respiramos. Si nos quedamos en casa conseguiremos que muchas personas a las que queremos sigan respirando. Ese es el sentido del confinamiento, y todos tenemos algo que hacer para ayudar a mantenerlo.

Estos últimos siete días nos han cambiado. Y las semanas próximas con su dureza nos cambiarán todavía más. Eso es inexorable. De nosotros depende que nos cambien para bien. Que salgamos más fuertes, más sabios, más unidos de esta prueba. Yo estoy seguro de que cuando esto pase, que pasará muy pronto, muchas personas se asombrarán al descubrir de qué materia estaban hechos. Comprobarán hasta qué punto fueron generosas y sacaron fuerzas y coraje en un grado que nunca imaginaron que tenían. Pero lo cierto es que las tenemos, que la sociedad española tiene generosidad y valentía, esa energía de sobra para afrontar y ganar la guerra al virus y a las consecuencias sanitarias, sociales y económicas que conlleva la guerra contra el virus.

Lo dije el otro día ante la sede de la soberanía nacional, el Congreso de los diputados, y lo vuelvo a repetir, desgraciadamente lo peor está por llegar quedan días muy duros. Todavía deberemos recibir el impacto de la ola más dura más dañina, que pondrá al límite todas nuestras capacidades materiales y morales. También nuestro temple como sociedad.

Tengo la seguridad de que cada uno de nosotros vamos a hacer todo lo que sepamos y podamos para salvar todas las vidas posibles, y para acortar el tiempo que dure esta situación de excepcionalidad.

Y eso, para muchas personas, para la mayoría, se consigue permaneciendo en sus casas, para no contagiarse y para no transmitir la enfermedad a personas con menos capacidad de defenderse de ella.

No es el miedo el que nos mantiene encerrados en nuestras casas, es el coraje.

Ahora va a llegar la ola. Los españoles tienen que estar unidos en sus casas mientras su país les protege, les cuida y combate esa ola con tesón por todos ellos . Por todas ellas. Para vencerla. Para doblegarla. Para aplanar la curva. Con moral de victoria.

Nos ha tocado vivir algo que ya nadie prácticamente recordaba en nuestra sociedad, situaciones que creíamos que formaban parte del pasado. Muchos compatriotas ni tan siquiera han podido despedirse de los suyos. Ese sentimiento de dolor lo sentimos como propio.

Les vamos a recordar siempre. A todos y cada uno de ellos. Son parte de nuestra Comunidad y todos los españoles estamos con ellos y con sus familias.

Pero a pesar de la dureza de la situación que vivimos, somos una sociedad más fuerte que nunca en nuestra historia, pensémoslo bien, mejor organizada, con más recursos, con más capacidad material y científica para poder sobrellevar esta situación. También somos una sociedad más unida, somos una comunidad. Y la unión es ahora nuestra mejor arma contra el virus y sus consecuencias.

En las próximas semanas mantengamos y reforcemos, eso les pido, la unión; ayudémonos todos, que cada cual contribuya en la medida de sus fuerzas, porque todas las fuerzas son necesarias para conseguir, cuanto antes, vencer al virus. Y porque unidos y solo unidos lo venceremos.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)