Declaraciones del presidente del Gobierno, después de la reunión con el president de la Generalitat de Cataluña

Intervención del presidente del Gobierno, Pedro sánchez

6.2.2020

  • x: abre ventana nueva
  • Whatsapp: abre ventana nueva
  • Linkedin: abre ventana nueva
  • Enviar por correo: abre ventana nueva

PEDRO SÁNCHEZ, presidente del Gobierno

Buenos días, bon día,

Quiero comenzar primero haciendo una declaración y, posteriormente, me someteré a las preguntas y a las consideraciones de los medios de comunicación.

Quiero comenzar diciendo que, siento que hoy es un día importante para Cataluña y para el conjunto de España. Y lo es porque comienza un proceso que supera en relevancia a quienes lo hemos iniciado: Hoy es el día en el que, a juicio del Gobierno de España, tiene que comenzar el Diálogo para el Reencuentro.

Y, en este contexto, me disculparán si empiezo repitiendo unas palabras que pronuncié en el debate de investidura, hace unas pocas semanas, y que cobran especial actualidad el día de hoy.

Dije entonces, que lo que propongo, lo que propone el Gobierno de España es recomenzar, que necesitamos recomenzar. Retomar nuestro diálogo en el momento en que los caminos se separaron y las razones y los argumentos dejaron de escucharse. Retomar el diálogo en el punto en que los agravios comenzaron a acumularse. Retomar, continué diciendo, la senda de la política, dejando atrás la judicialización del conflicto. Retomar -continuo diciendo- la senda del diálogo, la negociación y el pacto.

Todos sabemos que es necesario el diálogo. Que el diálogo debe partir del reconocimiento del otro. De la atención también a sus razones. Que no hay otra forma de resolver este contencioso. Que no hay otra vía que a través de un diálogo que se desarrolle dentro de la Ley. La Ley por sí sola tampoco -lo hemos visto durante estos últimos años- tampoco basta. La Ley es la condición, pero el diálogo, dije entonces, es el camino.

He venido hoy con un profundo sentimiento de honor, aquí, al Palau de la Generalitat de Catalunya para reunirme con el actual president -el señor Quim Torra- y dialogar. Y tengo que decirles que agradezco el tono y, sin duda alguna, también, la predisposición del president Torra a dialogar. Ha tenido un diálogo honesto. Un diálogo abierto. Pero también un diálogo respetuoso entre dos presidentes, como el president de la Generalitat y el presidente del Gobierno de España. Porque el significado de este encuentro es precisamente mostrar nuestra voluntad sincera, y esto es lo que le quiero trasladar al conjunto de la opinión española, y al conjunto de la opinión catalana, nuestra voluntad sincera de dialogar y de acordar.

He venido hoy, con profundo respeto y emoción al Palau de la Generalitat a expresar el deseo de una gran mayoría de ciudadanos en Cataluña y en el conjunto de España que ansía el diálogo para dar una oportunidad al reencuentro.

Resulta difícil ponerse de acuerdo sobre el momento en que se torcieron las cosas.

Habrá quien busque ese instante mucho tiempo atrás, y habrá quien busque ese punto en una fecha mucho más cercana. Pero, en todo caso, hay algo seguro.

La última década ha estado presidida por el desencuentro, por el conflicto institucional, por el contencioso político y también por la tensión social. En definitiva, el balance de esta última década es lamentable. Nadie ha ganado. Todos hemos perdido. Nadie puede sentirse orgulloso ni satisfecho de este balance. El balance es sombrío. Y solo ha dejado una estela de desánimo y también de hastío, en el conjunto de la ciudadanía.

Yo no he venido a hablar solo de instituciones. He venido a hablar en nombre de millones de personas. Ciudadanos de Cataluña y también del conjunto de España que no soportan prolongar por más tiempo el recelo, la enemistad y la desconfianza. He venido a hablar, en consecuencia, de esperanza, de reencuentro.

Es el momento de que eso cambie. Es el momento de avanzar. Y es verdad que no va a cambiar de golpe, somos muy conscientes de ello, estamos hablando de una crisis larvada durante muchos años y, en consecuencia, vamos a necesitar de mucha paciencia, determinación y generosidad. Pero lo que sí que es evidente es que tenemos que cambiar el rumbo de inmediato.

Y en esta legislatura, que hemos empezado en la política nacional, en España, debemos iniciar un nuevo camino de diálogo para ese reencuentro, al que antes apelaba.

La forma de hacer política debe cambiar radicalmente. Debe buscar el acuerdo y no la división. Ese es el ánimo con el que el Gobierno de España afronta este conflicto. Y ese es el propósito de mi mandato como presidente del Gobierno, y es lo que le quiero trasladar al conjunto de la opinión catalana, y es desplegar una acción política dirigida al entendimiento, y, en consecuencia, al reencuentro.

Estoy convencido de que esa es la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. Pero sobre todo es el sentido más noble, y eso es lo que también me gustaría reivindicar hoy de la política: la resolución de los conflictos a través del diálogo y del acuerdo.

Estamos tan confundidos por el ruido y también por el griterío que a menudo se nos olvida que la finalidad de la política es resolver los conflictos; no acentuarlos y menos aún inventarlos tratando de sacar partido de ellos.

Por eso, yo no he venido a hablar sólo de instituciones; más bien he venido a hablar de personas, de ciudadanos que tienen la esperanza de convivir en el respeto. Porque esta es una historia que trata sobre todo y ante todo de personas. Si miramos hacia atrás aparecen ciertamente algunos motivos de discordia y también de razones para el agravio; pero encontramos sobre todo lazos para el afecto, motivos para la amistad.

Y si tenemos una deuda con el pasado, mayor aún es la deuda que tenemos con el presente y con el futuro.

Tenemos una deuda con el presente, eso es evidente. Con el presente de millones de catalanes, también de españoles que no tienen ningún motivo ni para el rencor y que no se desean nada malo entre ellos; que quieren volver a mirarse unos a otros sin reservas y tampoco con recelos. Familiares, amigos, vecinos, compañeros, hartos de preguntarse por las ideas del otro al iniciar una conversación. Gentes cansadas de leer titulares sobre los choques entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña, mientras se escapan oportunidades de progreso para todos, como sucedió, por ejemplo, con la Agencia Europea del Medicamento. Gentes que no quieren ofender a nadie. Mujeres y hombres que solo esperan el reconocimiento y el respeto.

Gentes hartas, en definitiva, del intercambio de reproches, del reparto de culpas. En definitiva, de este empate perpetuo. Y, tenemos, por encima de todo, una deuda con el futuro, con el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos, que merecen vivir en concordia, y también prosperar en el respeto. El mundo que vamos a dejarles se enfrenta a desafíos que sobrepasan en su dimensión las fronteras de Cataluña o del conjunto de nuestro país. Ahí está el cambio climático que nos golpea a unos y otros, sin obedecer a fronteras, como hemos visto, por ejemplo, en las costas catalanas, en todo el litoral valenciano y balear. Y que nos necesitan a todos respondiendo codo con codo, ya sean los Mossos d'Esquadra, ya sean las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, bomberos, Guardia Civil, Protección Civil, en definitiva para responder ante este desafío.

La revolución digital, y ahí, el Gobierno de España, sin duda alguna, apoya espacios de futuro como es el Mobile World Congress, que acoge y debe seguir acogiendo -este es el compromiso del Gobierno de España- Barcelona, para encontrar muchas respuestas a ese desafío de la revolución digital.

O la conquista de una sociedad decente con hombres y mujeres libres en derechos, también iguales, y con el reto que tenemos, nuestra generación, de luchar y combatir el machismo criminal. Y, también, sin duda alguna, la desigualdad y la injusticia social, que debilita a nuestras sociedades y despoja a muchas personas de las condiciones indispensables para llevar una vida plena. Esa injusticia solo podremos combatirla juntos. Hombro con hombro. Y lo comprobamos cuando la sensibilidad que brotó en Barcelona en torno al derecho a la vivienda se extendió como un reguero hasta el último rincón de España.

Por tanto, la pregunta que tenemos que hacernos es si afrontamos juntos el cambio climático, si encaramos unidos la revolución digital, si plantamos cara juntos al machismo, si avanzamos unidos en la justicia social o si perdemos más y más tiempo en querellas que podemos resolver desde la política.

No hay ningún enemigo tenebroso y oscuro tan fuerte que sea capaz de frenar el reencuentro. Hay, es cierto, resistencias. De eso somos conscientes de ello. El conjunto de la ciudadanía catalana y el conjunto de la ciudadanía española es consciente de ello. Habrá sectores tanto en Cataluña como en el conjunto del país, de España, que se van a resistir al diálogo. Hay quienes piensan que la imposición es el único desenlace admisible ante este contencioso político.

Pero esas resistencias existen y estamos convencidos de que vamos a tropezar con ellas. Pero también estamos convencidos de que podremos superarlas porque somos muchos más quienes deseamos dialogar y reencontrarnos y además representamos el principio de esperanza. Y hasta creo que los opuestos al diálogo, viendo que nada positivo pueden ofrecer, acabarán sumándose a la vía del acuerdo para no quedarse solos.

Para terminar, quiero trasladarles tres observaciones sobre el espíritu y el método con los que vamos a afrontar desde el Gobierno de España esta nueva etapa de diálogo.

Primeramente, he acudido a esta cita como presidente del Gobierno de España. Y en el curso de todo el diálogo que iniciamos nos vamos a esforzar por actuar en nombre de todos los españoles, de cualquier latitud e ideología, porque España, como Cataluña, es una sociedad plural, profundamente plural. Procuraremos, en consecuencia, tener el bien común y el interés general como guía. Todos debemos resultar beneficiados por el diálogo y el acuerdo.

Pero he acudido también - y esta es la segunda observación que me gustaría también trasladarles, en esta introducción a la rueda de prensa-, he acudido también como presidente de un Gobierno de Coalición Progresista. Insisto, un Gobierno de Coalición Progresista. Una Coalición que obtuvo en Cataluña en las últimas elecciones generales un respaldo muy amplio. Un respaldo electoral comparable al que obtuvieron las fuerzas que integran al actual Govern de la Generalitat de Cataluña.

Hablaremos en nombre, en consecuencia, de millones de ciudadanos españoles y entre ellos también se incluyen millones de catalanes que reclaman reconocimiento y respeto.

Tendremos presente en nuestro ánimo, y esto es lo que me gustaría subrayar al respecto, la realidad plural de Cataluña. Una pluralidad que es social, cultural, política y que debe plasmarse a lo largo del diálogo que se inicia, porque solo cabe el reencuentro si se acoge a la totalidad de la sociedad catalana.

En tercer lugar, quiero expresar -como le he trasladado al president Torra hace muy pocos minutos- que actuaremos con constancia, con honestidad, con claridad y tendremos siempre como meta el reencuentro, el acuerdo.

Y, en este sentido, hemos acordado, hemos compartido, el president de la Generalitat y yo mismo algunas consideraciones que les paso a anunciar, no sin antes trasladarles que, lógicamente el Gobierno de España le ha traslado al presidente Torra las Bases de un Diálogo para el Reencuentro. Un documento que trata distintas cuestiones:

La primera de ellas, trata las vías de superación del contencioso político. Esa parte será precisamente la sustancia sobre la que va a trabajar la Mesa de Gobiernos que acordamos en el discurso y en el proceso de investidura en España, junto a Esquerra Republicana que forma parte también del Govern de Cataluña.

Puedo anunciarles que lo que hemos acordado el president Torra y yo mismo es celebrar la primera reunión de esta comisión bilateral entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Cataluña, dentro del presente mes; es decir, en febrero.

También figuran en este diálogo para el reencuentro, el documento que le he traslado al president Torra, todos aquellos asuntos que han sido trasladados sucesivamente a lo largo de estos últimos diez años, por parte de presidentes de la Generalitat, previos al señor Torra, y que han sido demandas que han planeado al Gobierno central de Madrid. Hasta un total de 44 puntos transmitidos por los tres presidentes de la Generalitat, y que hemos hecho el ejercicio de responder y también articular propuestas para resolver cuanto antes. Lo digo, porque también queremos que la comisión bilateral que se enmarca dentro del Estatuto de Autonomía de Cataluña pueda reunirse en el mes de febrero, liderado bajo la ministra de Política Territorial que nos acompaña en esta visita oficial que hemos hecho a la Generalitat de Cataluña, a lo largo, como he dicho antes, de este mes de febrero.

Precisamente, todos los temas pendientes desde el momento en el que -como he dicho al principio de mi intervención, y ya con esto termino- los caminos se separaron y las razones y los argumentos dejaron de escucharse, precisamente por eso, junto a cada asunto figura una respuesta. Y, en ciertos casos la respuesta es afirmativa; en otros, se sugiere una alternativa. Pero en todos los casos la respuesta es constructiva.

Todos estos puntos -como he dicho antes- serán tratados en la Comisión Bilateral Gobierno-Generalitat que esperemos también se pueda reunir a lo largo del mes de febrero.

En suma, estamos diseñando un calendario seguro y una agenda que nos acerque, a lo que he dicho antes, al reencuentro. Y soy consciente de que el camino, pues no va a ser fácil, no va a ser rápido. Hay heridas muy profundas como las que se han abierto, y que no se cierran así como así. Llevará tiempo, llevará esfuerzo, pero esas solo son más razones para empezar cuanto antes ese diálogo entre instituciones.

Y quizá nos sorprendamos gratamente al comprobar, en un mundo tan acelerado como el que vivimos, que el reencuentro es más rápido de lo que inicialmente podemos prever.

El párrafo que antes he citado continuaba así -y con esto finalmente ya termino- dije entonces, ante el Congreso de los Diputados que "Llevamos demasiados años consumiendo las energías colectivas en tensiones políticas. Que llevamos demasiado tiempo acumulando agravios. Demasiado tiempo en querellas, muchas de ellas estériles, que restan tiempo a los asuntos que podrían proporcionarnos a todos mayor prosperidad y progreso."

Por tanto, inauguremos la legislatura del diálogo territorial ya. Ahora. Hagámoslo con la puesta en marcha de la Mesa por el diálogo, por supuesto, pero también con el día a día del trabajo parlamentario en el Congreso de los Diputados, en la Conferencia de Presidentes Autonómicos, que convocaremos anualmente, a lo largo de esta legislatura, porque creo que el resto es grande, pero el reto merece la pena. Así que, pongámonos a trabajar ya, avancemos, y con esto pues les doy las gracias, moltes gràcies, y quedo a disposición de responder a sus preguntas.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)