Pedro Sánchez comparece en rueda de prensa para informar de su reunión con el Rey

18.9.2019

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Buenas noches.

En primer lugar quiero dar las gracias a los medios de comunicación por acudir y cubrir esta comparecencia de prensa.

Como saben, acaba de finalizar la rueda de consultas del Jefe del Estado, del Rey, con los distintos Grupos Parlamentarios, cuyo resultado acaba de hacer público tanto la Casa Real como también la presidenta del Congreso de los Diputados. Y el resultado es claro: no hay una mayoría en el Congreso de los Diputados que garantice la formación de un gobierno, por lo que el país se ve abocado a una repetición electoral el próximo día 10 de noviembre.

En este sentido, quisiera compartir con el país, como presidente del Gobierno en funciones y también como líder del partido más votado el pasado 28 de abril, mi visión de lo acontecido y las lecciones a extraer del bloqueo institucional que ha sufrido el país durante estos últimos meses.

En primer lugar, hay que recordar algo evidente, y es que los españoles ya hablaron. Y hablaron claro. Hablaron claro el pasado mes de abril y hablaron aún más claro el pasado mes de mayo.
Frente a la disyuntiva que se planteó en esas elecciones del mes de abril, entre el Partido Socialista y el bloque conservador, formado por las tres fuerzas políticas, y que consistió en elegir entre avanzar o retroceder a tiempos de injusticia social, de corrupción y de crispación, los españoles eligieron avanzar. Eligieron avanzar sin aventuras. Eligieron avanzar con seguridad, con moderación. Votaron un gobierno progresista, cuya estabilidad dependiera de fuerzas no independentistas. Y, como he reiterado desde el pasado mes de abril, para que la gobernabilidad de nuestro país no estuviera condicionada por los votos de fuerzas independentistas necesitábamos no del apoyo, pero sí de la abstención técnica de las fuerzas conservadoras; en particular, del Partido Popular y de Ciudadanos.

Insisto, no un apoyo, tan sólo una abstención que permitiera facilitar el único gobierno posible desde la aritmética parlamentaria que arrojaron las urnas el pasado 28 de abril. Un gobierno progresista liderado por el Partido Socialista, que fue quien ganó las elecciones.

Lamentablemente, los conservadores españoles poco tienen que ver con los conservadores europeos, y han optado por desentenderse de la estabilidad de nuestro país.
Desgraciadamente, el partido que se dice centro liberal nada tiene que ver con el centro ni con los liberales de Europa, y prefiere poner un cordón sanitario a la socialdemocracia y abrazar, como hemos visto, en distintos gobiernos autonómicos a la ultraderecha española.

Por otra parte, como saben ustedes, para conformar el apoyo a un gobierno progresista necesitábamos también del acuerdo de Unidas Podemos. Y esto tampoco ha sido posible. Y en esto también es singular España, porque Unidas Podemos es el único partido a la izquierda de la socialdemocracia que ha impedido cuatro veces; insisto, cuatro veces: dos en 2016 y dos en 2019, un Gobierno progresista bloqueando, junto a la mayoría conservadora de la Cámara, la formación de un gobierno liderado por el Partido Socialista.

Por lo tanto, en esta ocasión ha sido imposible cumplir con el mandato electoral de los españoles el pasado 28 de abril. Lo he intentado por todos los medios, pero nos lo han hecho imposible.
He procurado conformar un Gobierno para España, y digo un Gobierno, un Gobierno, no cualquier gobierno, sino el que, a mi juicio, necesita España ante los desafíos que tenemos por delante.
Un Gobierno moderado, sin frentismos, desde el acuerdo, que gobierne desde valores progresistas pero que lo haga para la mayoría social de nuestro país. Con vocación de transformación y también de acuerdo en las grandes reformas que necesita España.

El único límite ha sido no aceptar un Gobierno minado, de entrada, por la división y por la desconfianza, y un gobierno cuya estabilidad no descansara exclusivamente en las fuerzas independentistas.

Y lo dije en la sesión de investidura fallada el pasado mes de junio: si me viera obligado a elegir entre la presidencia de un gobierno dividido en dos y condenado, en consecuencia, al fracaso, y mi deber de defender el interés general de mi país, elegiría siempre el interés general de mi país, elegiría siempre proteger a España. Y es lo que he tenido que hacer, finalmente.
España no necesita un gobierno para una investidura, necesita un gobierno para una legislatura. Los españoles necesitan un gobierno estable, coherente, no un gobierno compartimentado, paralizado por sus propias contradicciones y con fecha de caducidad. Ni mucho menos un gobierno a prueba o sometido a hipotecas. Los españoles lo que necesitan es un gobierno capaz. Capaz de encarar los retos importantes, transcendentales, que tenemos como país.

En primer lugar, los retos que corresponden a nuestra época: la corrección de las injusticias sociales, la creación de empleo, el sostenimiento de nuestro sistema público de pensiones, la plena igualdad de la mujer, la conquista en el liderazgo de la revolución digital, la respuesta a la emergencia climática, y el fortalecimiento de nuestro proyecto común como país y también de Europa.
Y, en segundo lugar, junto a esos desafíos que corresponden a nuestra época, otras amenazas coyunturales mucho más inmediatas: el enfriamiento económico internacional, el peligro de las sacudidas de un Brexit duro y aquí, en casa, las consecuencias políticas de la sentencia del 'procés' sobre la crisis catalana. Después de un año, creo que este Gobierno ha demostrado que los problemas de España se pueden atajar y se pueden superar desde una óptica progresista. Aún continúan existiendo, pero hemos comenzado a reducir las tensiones territoriales. Aún queda mucho por hacer, y ya dije que sería una tarea que exigiría tiempo y dedicación, serenidad y mesura, diálogo y también firmeza. Pero sobre todo y ante todo, tener las ideas claras de hacia dónde ir.
Y el Gobierno en funciones ha tenido siempre claro que nuestro horizonte debía ser la reconstrucción de la convivencia y salvaguardar la integridad territorial, la soberanía nacional, el ordenamiento constitucional, y nuestro Estado autonómico.

Hemos reconducido también la inmigración ilegal. Hemos demostrado que se puede combatir con eficacia a las mafias migratorias y hacerlo, además, desde el respeto a los derechos humanos y a la legalidad internacional. Hemos recuperado el protagonismo internacional. Hemos constatado que se pueden defender los intereses de España sin aislarse. Es más, que los intereses de España se defienden mejor con la máxima presencia en espacios de poder e instituciones internacionales y europeas.

Hemos demostrado, también, que se puede crecer y repartir. Que se puede crecer con justicia social, que es posible crear empleo, hacer crecer la economía y, al mismo tiempo, ocuparse de los trabajadores con condiciones salariales más precarias y de las familias más desfavorecidas.

Y, si la economía se enfría, demostraremos que los tiempos duros se pueden encarar sin dejar a nadie atrás, ocupándonos antes de los más débiles y distribuyendo las cargas con justicia.
Hemos demostrado, en fin, que se puede gobernar con limpieza, con ejemplaridad, que se pueden evitar los comportamientos intolerables y sancionar toda aquella conducta reprochable.
En fin, como he dicho al principio, los españoles dejaron muy claro, hablaron muy claro el pasado mes de abril y el pasado mes de mayo. Lo hicieron en cuatro ocasiones. Pero, desgraciadamente, dos fuerzas políticas conservadoras y una fuerza política de izquierdas han preferido bloquear la formación de gobierno que las urnas reclamaron.

Les pediremos a los españoles que lo digan aún más claro el próximo 10 de noviembre para que se respete el resultado electoral y todos los demás partidos lo atiendan.

Los españoles han dicho claro en cuatro ocasiones, el pasado mes de abril y el pasado mes de mayo, que España quiere caminar por la senda progresista y que quiere avanzar con justicia social. Les pediremos el próximo 10 de noviembre que lo digan aún más claro.

Lo dijeron el pasado mes de abril y el pasado mes de mayo: que quieren un gobierno coherente, sólido. Les pediremos que lo digan aún más claro para ser escuchado y que no haya más bloqueos, para que España, en definitiva, entre de una vez por todas en una senda de estabilidad, de serenidad, que son imprescindibles para avanzar y abordar los grandes retos y transformaciones que tiene por delante nuestro país.

Y, sin más, quedo a disposición de los medios de comunicación para responder a sus preguntas.