Intervención de Sánchez en la clausura el 33 encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones

4.9.2019

  • x: abre ventana nueva
  • Whatsapp: abre ventana nueva
  • Linkedin: abre ventana nueva
  • Enviar por correo: abre ventana nueva

Muy buenos días a todos y a todas, Ministra de Industria, Comercio y Turismo; Rectora Magnífica de la UIMP; Presidente de AMETIC; Presidente de Santander España.

Señoras y señores,

A nadie le cabe ya duda de que la digitalización, si hacemos las cosas bien, y sabemos gestionar bien, va a traer una de las mejores épocas de la historia de la humanidad.

Nos va a librar de trabajos mecánicos que no queremos hacer, va a revolucionar, como lo están haciendo ya, la medicina, la movilidad. Va a crear ciudades inteligentes, sostenibles más cercanas a nuestras necesidades y, sin duda alguna, va a transformar también nuestra vida cotidiana para hacerla mucho más cómoda, más segura y más eficiente.

Ejemplos, seguro que se han compartido a lo largo de los tres días del curso, pero ejemplos hay muchos en España, también de grandes españolas o pequeñas empresas españolas. Una empresa vitoriana de impresión en 3D es capaz de fabricar prótesis médicas ultrapersonalizadas que pueden salvar vidas humanas.

Otra empresa española ha creado colchones inteligentes que recogen información sobre el descanso de las personas, la analiza y aconseja sobre cómo mejorar ese descanso.

Y una bodega de la Ribera del Duero utiliza el big data, precisamente, la inteligencia artificial, para mejorar las cosechas con decisiones inteligentes sobre el riego, el abono, la poda o el momento óptimo para poder hacer la recolección.

En definitiva, con eso quiero decir que ninguna actividad humana, ni siquiera las más creativas, las culturales, por poner un ejemplo, la música, quedarán al margen de la digitalización y las enormes potencialidades y oportunidades que puede abrir a todos y cada uno de los sectores.

En definitiva, el futuro es el presente de nuestros días. Pero permítanme que subraye algo que se ha dicho por parte del presiente del Santander, y sin duda alguna, también, por el presidente de AMETIC y es que subraye la importancia que puede tener en la educación, multiplicando exponencialmente nuestras capacidades de conocer el mundo y de crear más progreso y más prosperidad.

Gracias al 5G, que hemos conocido durante estos últimos meses, precisamente, por cuestiones que nada tienen que ver con las potenciales positivas que, sin duda alguna, pueden traer a múltiples y, también, al día de la ciudadanía, el 5G, un alumno va a poder realizar visitas virtuales al cuerpo humano, y con la realidad aumentada tendrá información contextualizada. Y gracias también al 5G vamos a lograr la personalización absoluta de la enseñanza: un aprendizaje para cada alumno, a su ritmo y sus condicionamientos personales. Muchas veces hablamos con la ratio de alumno por profesor, pues, con este tipo de tecnologías y con el 5G, precisamente, vamos a poder trascender este debate, siempre importante para no solamente la política sino los padres y madres ahora que empieza el curso académico.

Esto, evidentemente, tendrá consecuencias inmediatas en el desarrollo humano, que, sin duda alguna, habrán sido tratadas en el curso, y, también, el desarrollo económico y social. La digitalización nos permite avanzar. Y la cuestión, y aquí se ha trasladado también por parte de los dos intervinientes que han precedido en el turno de la palabra, es que si queremos que se avance, sea con justicia social. Si queremos que ese avance sea con integración o a base de exclusión. Porque en algunas ocasiones, en muchas ocasiones, ese es el principal de los desafíos cuando hablamos y abordamos la era digital en la que estamos.

Quizá, por primera vez en la historia, somos conscientes anticipadamente de los cambios que vamos a afrontar. Tenemos más datos, tenemos más información, tenemos más experiencia de revoluciones industriales previas, y, en consecuencia, podemos atisbar, aunque sea de una manera somera, cuáles son los cambios que vamos a afrontar, en los que estamos ya.

Somos conscientes, por ejemplo, que la robotización o la Inteligencia Artificial. A mí me gusta más llamarle inteligencia automatizada, porque por ahora suplantarnos o suplantarlos hay que verlo. Pero en todo caso, van a transformar por completo nuestras sociedades.

Y esa conciencia debe servirnos para prevenir; que importante es poder anticipar, poder planificar en muchos sectores, como ha dicho antes el presidente de Santander, y sin duda también, en la política, el poder planificar, incluso no con cuatro años vista, sino con incluso 12 años vista, ¿no? ¿Por qué no tenemos presupuestos fluidos anuales, por ejemplo, en España, cuando hablamos de la innovación o de la reindustrialización? Bueno, pues es un debate que vamos a abrir cuando tengamos Gobierno. Por tanto, prevenir y canalizar esas transformaciones hacia el bien común.

El empleo, pues, evidentemente, es uno de los asuntos más críticos, ¿no? Sin duda alguna, cuando hablamos de empleo, y del impacto de la digitalización todo levantamos las orejas. No por nuestro propio interés, sino también por el interés de las personas que queremos, ¿no?, y en interés de la sociedad en la que vivimos. Claro, se calcula que, durante la próxima década, las máquinas van a asumir cerca de 20 millones de empleos de fabricación en todo el mundo. Bueno, yo soy economista. En muchas ocasiones cuando escucho y leo algunos informes de la OCDE que dicen que el impacto de la digitalización sobre determinados sectores implican entre la pérdida o la sustitución de un 10 a un 30% de los empleos, pues esto es un poco como las encuestas, de un 10 a un 30%, pues, lógicamente estamos hablando de horquillas muy amplias.

Pero, evidentemente, sí que hay un anticipo y es que va a haber un impacto importante de sustitución de la robótica y de la inteligencia artificial a muchos de los empleos que ahora mismo, pues tienen una cualificación baja o intermedia baja. Empezando por ahí, quiero decir.

En el pasado, los cambios tecnológicos -como he dicho antes- conllevaron siempre un aumento de la producción global y también una consecuente mejora de la calidad de vida de la sociedad, por poner el caso de la automatización de la industria automovilística, pues supuso el abaratamiento de los coches, el acceso de más ciudadanos a ese bien y la creación de nuevas fábricas que mantenían y creaban más empleo.

La mecanización de la agricultura o la informatización de la banca impulsaron la creación de puestos de trabajo en nuevos sectores. Y esta dinámica de la economía está experimentando una variación novedosa, que estamos viviendo prácticamente al minuto.

En las próximas dos generaciones aún existirán sectores en los que el empleo tendrá un gran crecimiento neto que nos va a permitir conservar las estructuras sociales en las que vivimos. Y a mí, eso me parece que es clave.

Un ejemplo claro -y aquí lo ha dicho antes el presidente de Santander- es el que afecta a la transición ecológica, y lo que pueda aportar la digitalización, precisamente a esa transición ecológica, en la que está inmersa España, y en la que, desde luego, el Gobierno de España está muy decidido.

En el Plan Nacional y Clima que aprobamos durante estos dos escasos meses de legislatura antes de las elecciones del 28 de abril, no solamente estamos planteando una movilización sin precedentes en recursos financieros para esa transición ecológica, en la que sin duda alguna va a participar de manera activa, y, además, agradezco, el sector financiero, sino que va a implicar la creación de en torno a 300.000 nuevos empleos entre el año 2020 y el año 2030.

Son empleos de calidad y con porvenir, porque son perdurables, en sectores competitivos, con mucho futuro por delante. Y, cuando hablamos, por ejemplo, de la cohesión territorial o de la despoblación o la repoblación, pues, la digitalización y la transición ecológica van de la mano.

Pero la Inteligencia Artificial y la robotización, de casi todos los sectores laborales, no hacen también imaginar un futuro cercano, en el que la fuerza del trabajo dejará de ser el soporte de la creación de riqueza. Son los datos, y en torno a los datos vamos a tener que conformar todo nuestra acción pública, cuando se habla de fiscalidad, pues evidentemente, tenemos una fiscalidad basada en la nómina, basada en el capital, pero no en los datos. Y este es uno de los principales debates que tenemos que abrir a nivel no solamente de OCDE, sino también de Unión Europea y de España.

En el mundo digital tienen una importancia creciente los activos intangibles y resulta muchísimo más fácil la sustitución del trabajo, lo que va a posibilitar, pues evidentemente el riesgo de brechas generacionales, empresariales, humanas que, a mi juicio, resultan inaceptables, porque el progreso tiene que ser incluyente, no puede ser excluyente.

No estamos hablando ya de transformaciones económicas, estamos hablando de transformaciones sociales profundas, que, evidentemente, lo que van a hacer es tener transformaciones y réplicas en los sistemas políticos. Algunas estamos viendo ya. Si uno analiza, con las encuestas que se están publicando últimamente, de centros de investigaciones sociológicas, pero, también de otras instituciones públicas o públicas y privadas, lo que se está viendo es que hay un alto porcentaje de la población que empieza a tener ya miedo, probablemente, por la falta de información de cuáles son las consecuencias que tiene la digitalización y la robotización sobre sus sectores productivos. Y eso, lógicamente, va a tener una transformación económica, social, y esa réplica política que tenemos también que tener en mente.

¿Por qué digo esto? Porque es ahí donde la política, junto a la sociedad civil, y cuando digo la sociedad civil, me estoy refiriendo no solamente a las grandes empresas, como el Santander, sino importantes Asociaciones como AMTIC, por eso, para mí es un lujo estar aquí, Pedro, y poder compartir con todos ustedes una reflexión sobre este asunto. Y, sobre todo, trasladarles el compromiso del Gobierno de España. Este tema lo tomamos muy en serio.

En fin, la política, junto a la sociedad civil, les quería decir, debe ocupar el espacio que le corresponde. No sólo el de regular, y es evidente que vamos a tener un problema en cuanto a la regulación, por eso, lo que dices, Pedro, es muy sugerente. No digo por legislar, porque, evidentemente, la soberanía nacional, y la representación es parlamentaria. Pero uno de los principales problemas que se encuentra la política, y las Administraciones Públicas, por ejemplo, la formación profesional, vamos a poner ese caso -y antes ha hecho una referencia tú- es cómo actualizamos, en buena medida, la legislación, y cómo prevemos cuáles son las regulaciones que vamos a tener no dentro de cuatro o cinco o 20 años, sino dentro de un año. Por eso, por ejemplo, la Formación Profesional es importante, el paso que se ha dado sobre los cursos de especialización. Porque eso si nos da un margen mayor para poder actualizarnos con forme a lo que demanda el sector privado.

Pero si hablamos del 5G, y si hablamos de cuáles son los impactos potenciales que pueden tener sobre la ciberseguridad, o sobre la seguridad de…, claro, el problema es que no sabemos exactamente cuál es la potencialidad que tiene el 5G hasta que no lo pongamos en marcha. Y, por tanto, el dilema es: ¿Qué hacemos? ¿Nos tiramos a la piscina, o nos quedamos parados?

Bueno, yo creo que nosotros lo que tenemos que hacer, ahí está el Secretario de Estado, y, también el Gobierno de España, bueno, pues hemos empezado a poner esos proyectos pilotos en marcha en grandes ciudades, porque creemos que no podemos perder el tren, precisamente, del 5G en nuestro país, con los … que amos a tener, pero lógicamente, con el aprendizaje, con el aprendizaje de lo que pueda suponer el despliegue de esas importante red tecnológica.

Por tanto, no sólo el de regular, no sólo el de facilitar las oportunidades orientadas al crecimiento, que ya con eso sería bien importante, también, y sobre todo, el de propiciar, el defender, el de renovar algo que yo creo que es muy importante para todos los que estamos aquí presentes, sobre todo para quienes lideramos distintas instituciones, ya sean publica o privadas, y es el contrato social, que es lo que está puesto en cuestión ahora mismo.

Hoy, si uno trabaja, o estudia, mejor dicho, pues tendrá la oportunidad de encontrar un puesto de trabajo o de crear su empresa. Y si trabajas o crear tu empresa, pues cobrar un sueldo digno con el que poder pues no solamente desarrollar tu vida profesional, sino también, lógicamente echar una mano a tus seres queridos, principalmente, a tus hijos o a tus hijas.

Bueno, pues yo creo que ese contrato social es en el que se sustenta un proyecto común, como pueda ser España, como pueda ser Europa o cualquier otra geografía del mundo, creo que es algo que tenemos también en mente a la hora de abordar los restos de la digitalización.

Si cambian las circunstancias tan radicalmente, como estoy convencido, como aquí se habrá visto, pues debemos de reforzar, precisamente, pues ese contrato pacto social. Y para ello es imprescindible, pues algo que he dicho antes, Pedro, y que yo me sumo, y te puedo asegurar que me sumo, incluso, con más intensidad y más ahínco que tú: España necesita un Gobierno cuanto antes. Y necesitamos un Gobierno cuanto antes que garantice estabilidad, porque los desafíos que tenemos por delante, la digitalización, la transición ecológica, la creación de oportunidades, las cohesión social y territorial, que en algunas latitudes de nuestro país se está poniendo en cuestión esa cohesión territorial, pues necesitan de un Gobierno que deje atrás estos cinco años de inestabilidad y que aborde durante los próximos cuatro años con garantías esas transformaciones que necesita nuestro país. Algunas son estructurales, y aquí han sido tratadas. Otras son coyunturales, con amenaza de convertirse en estructurales. Me refiero al enfriamiento económico, pero también, sin duda, a una decisión política de enormes transcendencia, como es nada más y nada menos que el Reino Unido salga de … y, encima, sin acuerdo. Nosotros, sabéis que hemos aprobado durante estos últimos meses un plan de contingencia que hemos hecho, precisamente, con el sector privado, también con la Comisión Europea. Vamos a convocar mañana esa Comisión interministerial para tener todo preparado en caso de que el 31 de octubre, pues, el Reino Unido, con su nuevo primer ministro decida unilateralmente dejar la Unión Europea sin cumplir con los acuerdos que hemos alcanzado, pero que no han sido validados por el Parlamento británico. Y esto no es un tema menor, porque va a tener enormes consecuencias par aun proyecto común, como es el de la Unión Europea, y, también, para la economía europea. El Gobierno de España está preparado, y esto es algo que también aprovecho, si me permites Pedro, para poder trasladar en este acto.

Tenemos que anticiparnos, en consecuencia, a los conflictos antes de que se generen, porque no es admisible, en el siglo XXI, con toda la historia que tenemos a nuestras espaldas, o toda la historia que tenemos a nuestras espaldas, que permitamos que los avances que se hagan a costa de una parte de la sociedad, y, por tanto, que nadie se quede atrás. Que el desarrollo, como he dicho antes, sea inclusivo.

Por eso, a esta reindustrialización digital, y quiero decirte Pedro que voy a tomar en serio esta propuesta que me has hecho de arquitectura de Gobierno, con algún matiz, pero algo parecido habrá, creo que tenemos que ponerle rostro humano.

Ninguna cifra económica será satisfactoria si implica una mayor desigualdad, una mayor exclusión.

Ningún progreso será en realidad progreso si entraña el riesgo de que una parte de la ciudadanía quede descolgada de él. Porque precisamente lo que nos ocurrió en 2008 tiene que ver también con esto, no haber propiciado un modelo económico incluyente, integrador, cohesionado. Es más, ahora tenemos una segunda réplica, porque todo ese modelo económico de desarrollo excluyente lo que ha hecho ha sido trasladar a las principales instituciones y gobiernos del mundo, a personas, instituciones y Gobiernos del mundo, a personas, que precisamente se han encaramado a esas instituciones y a esos Gobiernos por el malestar social y la falta de oportunidades que se ha propiciado como consecuencia de ese modelo económico.

Por eso, yo creo que a diferencia de otras revoluciones industriales, esta necesita ingenieros, pero también filósofos; científicos, tenemos que aportar Ciencia, también a la industria y a la política y también humanistas, y si me permiten, y en esto quiero reivindicar lo que está haciendo el Banco de Santander, necesitamos ingenieras, científicas, filosofas, y el Gobierno está comprometido con impulsar que en esa perspectiva de genero todas las disciplinas estén, y en eso sabemos que contamos con un principal aliado que es el Santander .

Porque lo que está en juego por primera vez desde la Revolución Francesa, si me permiten ser algo hiperbólico, es nuestra definición como sociedad.

Ahora tenemos que decidir si seguimos creyendo en esos principios de la revolución Francesa, en la libertad, en la igualdad y en la fraternidad; o si, por el contrario, aceptamos que la tecnología gobierne sobre nosotros y nosotras, sin ningún tipo de alma, de corazón.

Ahora tenemos que decidir si los principios y los valores que hemos defendido siempre siguen estando vigentes y son dignos de que peleemos por ellos, es decir, que hagamos piña, que hagamos equipo, que seamos conscientes de que el progreso de uno es el progreso de todos.

Este momento histórico, como señalaba al principio y como estoy seguro de que se ha repetido en muchas ocasiones en estas jornadas, es una gran oportunidad de progreso para la humanidad, y en consecuencia para nuestro país, yo no lo vivo como un riesgo, como una amenaza, como un desafío, lo vivo como una enorme oportunidad. Pero sólo si somos capaces de mantener en pie nuestra apuesta de convivencia. De mantenerla en pie y de renovarla de acuerdo con las nuevas circunstancias pues tendremos un horizonte hacia el que caminar.

Por tanto no perdamos nunca de vista que en el centro de todo tiene que estar el bienestar, la prosperidad de los seres humanos, como colectivo y como individuos.

Y quiero, en ese sentido, reivindicar algo, que a lo mejor algunas veces se nos pierde de vista, pero muchos de vosotros, que estáis aquí presentes, si me permitís que os tutee y viajáis fuera de Europa lo veréis con particular crudeza, pero hay que reivindicar el modelo europeo de desarrollo económico y de redistribución de ese desarrollo económico.

En abril, la Comisión Europea, y aquí antes lo ha dicho Pedro, publicó las pautas para el desarrollo de una Inteligencia Artificial que esté al servicio de los seres humanos, que sea segura y transparente, salvaguarde la privacidad y evite la discriminación.

Yo creo que Europa, una vez más, debe marcar el rumbo de los derechos y de los valores, que como bien antes comentaba el presidente del Santander pues lógicamente la Comisión Europea tendrá que abordar durante los próximos 5 años.

Además del desafío del empleo, hay numerosas cuestiones éticas que están sobre la mesa y a las que debemos dar respuesta cuanto antes, porque desde hace tiempo un algoritmo es quien decide muchas de las recomendaciones que encontramos en internet, estas que comentaba antes el presidente del Santander, es un algoritmo que nos dice por donde tenemos que ir, donde está la gasolinera, en fin, estas cuestiones que todos sabemos.

Nuestra ventana digital al mundo está condicionada por nuestros propios datos históricos de búsqueda, lo que, en contra de ensanchar nuestra visión de la realidad, como se creyó en los albores de Internet que ocurriría, lo que puede hacer es convertirla en algo mucho más estrecho.

Con el algoritmo sabemos que música nos gusta, y por tanto que recomendaciones nos puede hacer, los libros, el género, los hoteles

Pero es cierto también que selecciona fríamente, científicamente, las noticias que debemos leer y las webs que debemos consultar si nos interesa un tema, y por tanto corre el riesgo de crear ciertas burbujas que ya estamos viendo también en cuanto a la comunicación y la formación de la opinión.

La Red tiene datos nuestros que nos definen, cada vez con mayor precisión. Y me refiero a datos no privados, a datos extraídos de nuestro historial de búsquedas y de nuestro comportamiento público.

Una recomendación literaria, gastronómica o musical en Facebook puede parecernos inocua. Pero ese algoritmo se está empezando a usar también para decidir si se nos concede un trabajo, si se nos admite como cliente en una aseguradora, si se nos da un crédito o si se nos realiza un determinado tipo de operación médica.

Y ninguno de estos asuntos son ya inocuos, nunca lo han sido, pero especialmente ahora.

Porque todos ellos afectan a nuestra posibilidad como seres humanos para desarrollar un proyecto de vida dentro de la sociedad en la que vivimos.

Porque todos ellos trastocan radicalmente la idea de igualdad de oportunidades, que estaba en la base de nuestro contrato social al que antes hacía referencia.

Aún no sabemos en qué medida y con qué efectos. Aún no sabemos con exactitud cuáles son los beneficios y los daños de esos algoritmos. Pero sabemos que no podemos contemplarlo pasivamente, sin actuar.

Sabemos que las transformaciones que vienen asociadas a él son tan colosales y de tan enorme trascendencia que es preciso modificar las reglas del juego.

Y esas modificaciones -de más está decirlo- no pueden debatirse ni ejecutarse solamente a mivel nacional. Las naciones, en este ámbito, han perdido su exclusividad normativa. La digitalización, a la cual antes hacía referencia el presidente del Santander es una buena prueba de ello en relación con los sistemas fiscales, y hemos visto además cual ha sido el planteamiento que se ha hecho en el G7 por parte de las principales economías. Digitalización y la globalización se retroalimentan, y algunas grandes empresas del sector llegan a tener un poder y unos recursos similares a los de algunos Estados, como antes decía Pedro, lógicamente como no van a invertir más que algunos países con los recursos que tienen, compitiendo como compiten.

Abramos ya sin miedo cuestiones que tienen que ver no solo con la creación de esa riqueza sino también la redistribución de la riqueza y el impacto que puede tener en colectivos damnificados.

Hablemos de un nuevo un nuevo Estatuto de los Trabajadores en el que conceptos quizás clásicos pero que se tienen que reformular como lo qué es la"empresa", "trabajador por cuenta ajena" o "autónomo", pues, tienen que estar recogidos.

La aportación de la ciencia, como he dicho antes, a la política y a la economía y a ese proceso de reindustrialización.

Construyamos un nuevo modelo fiscal en torno a los datos, porque el dato es un nuevo factor productivo en el sistema económico en el que vivismos. Reinventemos y potenciemos nuestro sistema educativo con la Formación Profesional, con una nueva Ley de Universidades que queremos sacar adelante., Hemos hablado con el colectivo de las Universidades y creo que es importante sacarlo adelante y me consta que la Secretaria de Estado está en ello.

En fin, regulemos con determinación muchos de los aspectos que implican todo lo que hemos dicho. Todo esto está en el campo de la política y no podemos desententendernos de ello. Los momentos de grandes transformaciones son los mejores para corregir los desequilibrios endémicos y estructurales, y para tratar de construir la sociedad que queremos entre todos.

La transformación digital de la economía es fuente de progreso, pero también de progreso social, también puede correr el riesgo de aumentar las desigualdades, o reducirlas, va a depender de nosotros.

Y por eso yo creo y con esto termino, que tenemos que hacer una apelación justo a eso; que la digitalización sirva para reducir las desigualdades, para mejorar los servicios públicos, para establecer una fiscalidad más justa, para proteger más que nunca el derecho a la intimidad y al honor. Vamos a utilizar todas las capacidades de la digitalización para afrontar retos pendientes, como es el de la despoblación, dar oportunidades desde el punto de vista territorial también en nuestro país.

La Unión Europea ha aprobado recientemente el programa "Start-Up Village" que tiene como objetivo fomentar precisamente el emprendimiento rural, el cambio en los hábitos de trabajo y la integración de los territorios para que no haya diferencias entre lo rural y lo urbano en lo que se refiere a la digitalización.

Es evidente que el reto es enorme porque tenemos economías de aglomeración y eso va a implicar muchísimo compromiso política pero tenemos que hacerlo porque tenemos que garantizar esa igualdad de oportunidades a todos los territorios. Por primera vez en la historia, España llega a una revolución industrial preparada para desempeñar un papel de primer orden y ahí están los datos: la cobertura de fibra óptica hasta lograr un 77%. Somos el quinto país de la Unión Europea y el octavo del mundo con mayor Internet inclusivo.

Grandes capitales como Madrid y Barcelona son líderes en la creación de start-ups. Y ahí tenemos pendiente la implementación de la Estrategia Nacional de Emprendimiento, una nación emprendedora. Lo que tenemos que hacer es que no sean sólo Madrid y Barcelona, sino que sean también Santander, sea también Oviedo, Gijón, Vigo, Sevilla, Jaén. Tenemos que expandir esa capacidad de crear en lo tecnológico a muchas otras partes de nuestro país.

En fin, como en tantos otros frentes, creo que la transformación digital debe ser uno de nuestros ejes de acción prioritarios y tenemos algunos retos pendientes que dejamos desgraciadamente antes del 28 de abril sin poder ponerlos en marcha pero que los vamos a poner en marcha antes de finalizar el año en cuanto haya Gobierno como es por ejemplo la aprobación del Plan Nacional de Inteligencia.

Termino con una reflexión, están de moda las series desde hace tiempo, todos hemos visto Black Mirror y recientemente también en HBO Years and Years. Todas ellas presentan recurrentemente un futuro distópico que de alguna manera nos asusta a todos. Uno se va a la cama después de ver algunos de esos capítulos y no se va bien.

Convierten lo digital en una amenaza que trae desigualdad, desencanto, totalitarismo o infelicidad personal.

Al margen de sus virtudes artísticas, que son indudables, yo creo que, y esta es la última apelación que me gustaría hacerles, yo creo que se equivocan. Que tenemos que hacer que se equivoquen. Y precisamente esas series, y esos capítulos, lo que hacen es provocarnos para hacer que se equivoquen y que no tengamos ese futuro distópico que se nos dibuja.

La transformación digital puede servirnos para permitir crear sociedades más justas, menos desiguales, con oportunidades para todos y para todas, y más preocupadas de lo verdaderamente humano. Trabajemos todos por ello.

Y en ese sentido, quiero terminar mis palabras agradeciendo a AMITIC, por supuesto a Santander, pero también sin duda alguna a todos los ponentes que no he tenido el privilegio de poder escucharos, las aportaciones que estáis haciendo porque entre todos y todas estáis haciendo una España mejor y un mundo mejor.

Gracias.