Intervención de Nadia Calviño

6.10.2020

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Muchas gracias, ministra.

En efecto, hoy he tenido ocasión de presentar en Consejo de Ministros el informe de situación de la economía española, que, como saben, sirve de base para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado. Posteriormente, la ministra de Hacienda ofrecerá los detalles del techo de gasto y la referencia de déficit para el año 2021.

El ejercicio de realizar previsiones económicas es especialmente complicado en un entorno como el actual, marcado por la alta incertidumbre. En las últimas semanas hemos visto numerosas revisiones de datos publicados por los distintos organismos nacionales e internacionales, algunas revisiones al alza, otras a la baja, pero todas parten de una hipótesis central en la que el contexto internacional estaría marcado por una previsión ligeramente peor de la que se tenía en primavera por lo que respecta a 2020, y, sin embargo, una previsión mejor para 2021. Unas estimaciones coherentes con el caso español.

En 2021 se espera una fuerte recuperación de la economía mundial y de la zona del euro, más intensa que la prevista en abril, como he señalado, también se prevé que el Banco Central Europeo siga apoyando la recuperación económica mediante una política monetaria expansiva y en esta diapositiva tienen el resto de previsiones o hipótesis que subyacen a nuestro escenario macroeconómico. En todo caso, déjenme una vez más insistir en la elevada incertidumbre y, por tanto, la necesaria prudencia de cualquier estimación.

Como hemos venido señalando desde la primavera, una de las características principales de la actual situación económica es el impacto diferenciado de la pandemia en los diferentes sectores. En nuestro país tienen un mayor peso relativo a aquellos sectores que se han visto más afectados por la caída de la demanda, tanto nacional como internacional. Es el caso de los sectores del turismo, del transporte y de la hostelería. Y este hecho, junto con el impacto de la propia pandemia, explica el peor comportamiento relativo de la economía española. A ello se une un elemento de vulnerabilidad, como es el pequeño tamaño de las empresas españolas, que tienen menos músculo para afrontar este tipo de situaciones de crisis y estos factores hubiese podido unirse como factor de vulnerabilidad la alta temporalidad, que en crisis anteriores, incluso de menor magnitud desde el punto de vista de la caída de la demanda y de la actividad, hubiera llevado en este caso a una masiva destrucción de empleo en nuestro país.

Para evitarlo, para evitar un escenario de una caída del Producto Interior Bruto que estimamos hubiera podido superar el 25% en el año 2020 y la destrucción de más de 3 millones de puestos de trabajo, el Gobierno puso en marcha desde el primer momento un amplio paquete de medidas para mitigar los efectos de la crisis desde el punto de vista sanitario, desde el punto de vista económico y social, que hemos venido desgranando y explicando de forma detallada en estas ruedas de prensa del Consejo de Ministros, así como en numerosas comparecencias parlamentarias. Estas medidas adoptadas han movilizado más de un 5% del Producto Interior Bruto en medidas de apoyo presupuestario, más de un 15% del PIB en medidas de liquidez. Las medidas han ido evolucionando, se han ido adaptando a las necesidades de cada momento, es el caso de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, de la prestación extraordinaria para autónomos o la línea de avales gestionada a través del Instituto de Crédito Oficial. También se han introducido nuevas medidas, como los Planes de Apoyo Sectoriales o el Fondo de Apoyo a la solvencia de empresas estratégicas. Y además del impacto presupuestario de estas medidas discrecionales, digamos, tenemos que tener en cuenta el impacto de lo que se conoce como estabilizadores automáticos, que puede estar entre 4,5 y el 5% del PIB. La caída automática de los ingresos tributarios, el aumento automático de los gastos públicos, en particular en prestaciones por desempleo.

La respuesta de España ha estado, está en sintonía con la de los principales países de nuestro entorno. Es importante, en este sentido, fijarse no solo en los anuncios de medidas, sino en la efectividad y el impacto real de las medidas y el cumplimiento de las mismas en los diferentes países.

En particular, en esta diapositiva ven ustedes reflejada la línea de avales del Instituto de Crédito Oficial, que, como se refleja en el gráfico, la línea roja es la que representa la situación de España, es la que tiene un mayor impacto desde el punto de vista de la liquidez proporcionada al conjunto de la economía. De hecho, el Banco Central Europeo, en su último boletín económico de septiembre, ha señalado en particular, que la financiación generada o movilizada por las líneas de avales españolas es la más elevada, tanto en términos de PIB, como en nivel de ejecución dentro de los grandes países de la zona del euro. También señala el Banco Central Europeo que estas líneas de avales se están dirigiendo hacia los sectores que más lo necesitan y que están generando un flujo positivo de financiación a medio o largo plazo.

Aprovecho para actualizar la información. Hasta finales de septiembre se han firmado 824.000 operaciones avaladas por estas líneas ICO, el 98% de las operaciones para pymes y autónomos que han permitido movilizar financiación para el tejido productivo por más de 102.000 millones de euros.

Además del impacto cuantitativo de las líneas ICO, cabe señalar el impacto cualitativo y cuantitativo de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo que desde finales de marzo han sido el instrumento fundamental que ha canalizado la flexibilidad en el mercado laboral para poder responder a la caída de la demanda. De hecho, a lo largo de estos meses, los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo se han confirmado como un mecanismo adecuado para reducir el impacto en el mercado laboral de caídas transitorias de la demanda, como la que estamos viviendo en nuestro país.

A partir de mayo, con el fin del confinamiento, los trabajadores en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo se han ido reduciendo de manera paralela a la reactivación de la economía. De hecho, desde mayo se han reincorporado a su empleo casi 2,7 millones de personas. Desde el pico de finales de abril, en el que estaban 3.400.000 trabajadores en ERTE, la cifra se ha reducido en estos 2,7 millones de personas, es decir, que más del 80% de las personas han salido ya de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo.

Naturalmente, dado el impacto diferenciado de la pandemia, hay sectores cuyo, que prácticamente han tenido una recuperación prácticamente total del empleo que ha estado cubierto por los ERTEs, y, sin embargo, en el otro extremo tenemos sectores como el del comercio y hostelería que mantienen aún a más personas en los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo.

En esta misma línea hay también diferencias desde el punto de vista territorial. En algunas comunidades autónomas, como es el caso de Navarra, Cantabria o Murcia, las tasas de recuperación están en el entorno del 90% y sin embargo hay otras comunidades autónomas como Baleares y Canarias, que por su dependencia del turismo internacional tienen niveles de recuperación más bajos, entre el 40 y el 60%.

En paralelo con la salida de los trabajadores de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, se ha producido también una recuperación del número de afiliados a la Seguridad Social, es decir, que el ritmo de creación de empleo ha ido recuperándose en paralelo con la reactivación de la economía. En esta diapositiva tienen ustedes reflejado el perfil mensual de la afiliación a la Seguridad Social en los últimos años, desde 2016 hasta la actualidad. Y en este gráfico se ve de manera muy, muy clara cómo se produjo el ajuste del empleo, en términos de afiliación a la Seguridad Social entre mediados de marzo y finales de abril.

Una vez finalizado el periodo de hibernación, la recuperación ha sido continua, si bien desigual, como he señalado por ramas y regiones, desde mayo se han recuperado la mitad de los afiliados perdidos. De hecho, según los datos más recientes del pasado viernes de afiliación, el pasado viernes, hay más de 500.000 afiliados a la Seguridad Social más, que en el momento más duro del período de la hibernación. Y de hecho, el nivel actual de afiliación a la Seguridad Social ha alcanzado ya los niveles de febrero de 2019. Como se ve en el gráfico que tienen ustedes delante, después de registrarse en agosto y septiembre los mejores datos de afiliación a la Seguridad Social de toda la serie histórica.

En este entorno de incertidumbre es fundamental, además de seguir los indicadores las estadísticas oficiales trimestrales, es fundamental tomar el pulso diario de la situación económica y por eso hacemos un seguimiento puntual de los indicadores de alta frecuencia, como por ejemplo el consumo energético, el gasto con tarjetas, la afiliación diaria a la Seguridad Social a la que acabo de referirme, y todos estos indicadores indican, señalan, que se mantiene la senda de recuperación de la economía española. En zonas donde se producen brotes de la pandemia y se toman medidas de contención, hay un ligero efecto sobre la economía, pero que se recupera en cuanto se recupera la confianza de los ciudadanos, como hemos visto en aquellas comunidades autónomas que han ido atajando los distintos brotes, confirmando en definitiva lo que hemos venido diciendo desde el primer momento que salud y economía van de la mano.

Como resultado de las intensas medidas de contención y de la caída de la demanda internacional durante el segundo trimestre del año, la producción cayó más de lo que preveíamos en primavera, estamos hablando de los meses de la hibernación, pero por el contrario, el tercer trimestre se está comportando, se ha comportado según nuestros cálculos preliminares, mejor de lo esperado, con un crecimiento estimado del PIB que estaría en el entorno del 13%. Se trata de una evolución coherente con la publicada ayer mismo por la AIReF que estima un 13,5% para el tercer trimestre y también alineada con la publicada por el Banco de España a mediados de septiembre, que señalaba dos escenarios entre el 13 y el 16,5%.

Esta previsión confirma lo que hemos venido señalando, la importancia de atajar rápidamente los brotes de la pandemia para mantenernos en esta tendencia positiva en los próximos trimestres, en tanto llega la solución definitiva para la enfermedad.

Paso a continuación a desglosar las principales cifras del cuadro macroeconómico sobre las previsiones que hicimos el 30 de abril del año, el 30 de abril para el conjunto del ejercicio 2020. En líneas generales, se produce una peor previsión o un peor comportamiento debido, como he señalado hace un momento, al peor comportamiento del segundo trimestre, el período de hibernación de la economía española. Eso hace que la caída estimada del Producto Interior Bruto en el curso de 2020 esté en el entorno del 11%.

Este efecto negativo se nota especialmente en el consumo privado, particularmente sensible y muy afectado por el importante incremento del ahorro de las familias, al mismo tiempo que mejoran las estimaciones de inversión, exportaciones e importaciones.

También es mejor a la prevista la evolución del empleo, en buena medida por el efecto ya señalado de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. Así, esperamos que la tasa de paro en el ejercicio 2020 se sitúe en el entorno del 17%.

Finalmente, en cuanto a la situación de la deuda española, prevemos que cierre el año en el entorno del 118% del Producto Interior Bruto. Es decir, que la respuesta a la pandemia, la respuesta a la COVID19 lleva a un salto en el ejercicio de 2020 de más de 20 puntos porcentuales del PIB en términos de la deuda pública. Esta revisión al alza del porcentaje que habíamos estimado en primavera tiene un carácter puramente estadístico. Se debe, por supuesto, a la variación en la estimación del Producto Interior Bruto, del denominador, es decir, que no supone en ningún caso la emisión de deuda adicional sobre lo previsto en nuestro programa del calendario de deuda. De hecho, lo que vamos a analizar en los próximos días es la posibilidad de reducir las emisiones de deuda para el conjunto del ejercicio 2020 con respecto a lo que teníamos previsto hasta ahora.

En cuanto a 2021, como ven en la diapositiva, esperamos una notable recuperación de la economía española. Nuestra previsión está en el entorno del 7% de tasa de crecimiento, impulsada en buena medida por la recuperación del consumo privado, una mejor evolución del empleo de la que estimamos en la primavera pasada. Se trata de cifras inerciales, de un escenario inercial, que no tiene en cuenta los efectos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que presentará en esta misma semana el presidente del Gobierno y que estimamos tendrá un impacto muy importante sobre la inversión y el consumo, tanto público como privado, también sobre las exportaciones y el empleo. De hecho, con los efectos de dicho plan, nuestras previsiones apuntan a un crecimiento del PIB en 2021 de entre 2 y 3 puntos porcentuales superior al que tenemos en el escenario inercial. Es decir, que el crecimiento podría llegar a estar en el entorno del 9,8% en 2021.

Ese efecto adicional sobre el Producto Interior Bruto derivado de la ejecución de este Plan de Recuperación está en línea con las estimaciones de organismos como el Banco de España, que ya ha estimado un impacto adicional en el PIB del Plan de Recuperación de 2 puntos cada año en 2021 y 2022. Ayer mismo, el Fondo Monetario Internacional señalaba que elevar en un punto la inversión pública elevaría un 2,7% el producto interior bruto. Es decir, que se trata de un multiplicador o un impacto positivo sobre el crecimiento económico que está en línea con el estimado por los organismos internacionales.

Es evidente, pero no quiero dejar de señalar lo que, por supuesto, este escenario de crecimiento está sujeto a una elevada incertidumbre y se ve afectado por un conjunto de riesgos en este momento.

En primer lugar, estamos pendientes de la aprobación final de los textos normativos para este Plan de Recuperación. En Europa la negociación está avanzando adecuadamente, hoy mismo se está discutiendo el tema en el Ecofin y la verdad es que como he estado en el Consejo de Ministros, no sé que es lo que ha sucedido en el Ecofin, pero se está discutiendo estos textos normativos y evidentemente es absolutamente fundamental el poner en marcha la ejecución de todas estas inversiones lo antes posible, lo cual nos recuerda la importancia de adoptar cuanto antes, aprobar cuanto antes unos Presupuestos Generales del Estado para 2021 que nos permitan incorporar todas estas inversiones. La ministra va a hablar de esto dentro de un momento.

Hay un segundo riesgo, que sería lo que se conoce en términos económicos como histéresis o la inercia en el sentido de que, este impacto transitorio de la pandemia pueda tener un impacto más permanente o más estructural. Este ha sido el objetivo principal de todas las medidas que hemos puesto en marcha desde marzo y que están siendo eficaces precisamente para evitar ese impacto negativo sobre nuestro tejido productivo y sobre el empleo en España, evitando fenómenos que se han producido a lo largo de nuestra historia siempre que ha habido una crisis económica.

Otro tipo de riesgos se relacionan con el Brexit, con las tensiones comerciales y un cambiante e inestable escenario internacional.

Y finalmente, por supuesto, la evolución de la pandemia, las perspectivas de vacunación, y por eso insistimos de manera constante en la importancia de atajar estos brotes inevitables que nos van a seguir acompañando, porque lo que vemos es que cuando se atajan rápidamente y de forma determinada estos brotes de la pandemia, el impacto económico se puede minimizar.

Como pueden ver en este gráfico, en la siguiente diapositiva, las previsiones del escenario inercial del gobierno están alineadas con las de las principales instituciones, tanto nacionales como internacionales. El punto blanco es el que refleja el escenario inercial del gobierno y como ven, está en alineado con las previsiones que tienen los organismos internacionales tanto para 2020 como para 2021.

Y en resumen, y como el resumen de este escenario es la siguiente diapositiva que refleja bien la situación en la que nos encontramos, con todas las incertidumbres, con todas las cautelas derivadas de un momento tan complejo como el que estamos viviendo a nivel mundial, podemos afirmar que la recuperación de la economía española está en marcha. Las medidas adoptadas desde marzo, con un alto coste en términos de déficit y de deuda pública y que, por tanto, suponen un enorme esfuerzo del conjunto de la sociedad española. Estas medidas han permitido amortiguar el impacto económico y social de la pandemia y proteger así una base de tejido productivo y de empleo sobre la que construir la recuperación. La previsión de evolución de la economía española sigue dibujando un escenario de B asimétrica. El gráfico que tienen delante refleja ese escenario inercial en azul. Todas las previsiones apuntan a un fuerte crecimiento de la economía en el año 2021, al que se puede dar un impulso adicional y es lo que refleja el gráfico con la línea roja, si como país aprovechamos las oportunidades que suponen los fondos comunitarios para abordar un plan de inversiones y reformas que es imprescindible si queremos conseguir un crecimiento más robusto, sostenible e inclusivo a medio plazo. Y, en definitiva, que la economía española recupere en 2022 los niveles previos al estallido de la pandemia. De ahí la importancia, como ya he mencionado, del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021, cuyo proceso ponemos formalmente en marcha hoy con la aprobación del techo de gasto. Ministra.