Intervención del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en el Key Note Address de la 53ª Reunión Anual del Foro Económico Mundial

17.1.2023

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Davos

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Gracias, Børge, y buenas tardes a todos.

Volver a Davos es señal de una ansiada vuelta a la normalidad, como lo son los rostros sin mascarillas que puedo ver entre el público. Sin embargo, hoy no es un día normal en absoluto, ¿verdad?

El mundo se tambalea. Muchas de las certezas que teníamos hace apenas tres años se han desvanecido. Y las nuevas que se supone que las sustituirán, aún no han aparecido. Muchos ciudadanos sienten que algo se ha roto y que el mundo se dirige hacia un camino poco seguro.

No cabe duda de que Putin es el principal culpable de este terrible cambio de rumbo. Atacó el orden internacional basado en reglas, cuando el mundo estaba en un punto muy bajo, en medio de una terrible pandemia. Un acto de crueldad que solo habla de su propia debilidad.

Pero quizá deberíamos dejarlo de lado por un momento y preguntarnos: ¿qué hay de nosotros? ¿No hemos cometido también errores? ¿Estamos haciendo todo lo que podemos para proteger ese orden internacional basado en la apertura, las normas y la colaboración que Putin intenta socavar y destruir?

Es cierto que muchas alianzas internacionales se han reforzado tras el Covid y la invasión de Ucrania, sobre todo en el ámbito de la defensa. Pero, ¿no estamos viendo también cómo se cierran más las fronteras tanto a las personas como a los bienes, y cómo se desvanece el apoyo a muchas organizaciones multilaterales?

¿Estamos haciendo lo suficiente para luchar contra la desigualdad y la injusticia social, y para evitar que surjan nuevos líderes autocráticos como Putin?

Y, lo que es igualmente importante, ¿estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para atajar el cambio climático, o estamos utilizando esta crisis como excusa para ralentizar la transición ecológica?

Creo que este es el momento y el lugar adecuados para hacernos estas preguntas. Y para darnos cuenta de que, si la respuesta a alguna de ellas es "no", entonces quiere decir que tenemos que despertar.

Porque hay mucho en juego. Mucho más que el comportamiento de nuestras economías en el próximo trimestre. Nuestra lucha actual no es solo contra Putin o la escasez de energía. Es también contra el miedo, la desconfianza, el egoísmo, la xenofobia y el desastre medioambiental. Y su resultado definirá la vida en Occidente en el futuro, durante las próximas décadas.

Por eso creo que debemos hacer más. Que deberíamos aprovechar esta oportunidad para rehacer y reforzar nuestra arquitectura internacional, para redoblar nuestro compromiso con nuestros valores liberales y democráticos, y para elaborar nuevas reglas y nuevos liderazgos que nos permitan superar con eficacia los grandes retos de nuestro tiempo, como el cambio climático y, como he dicho anteriormente, la desigualdad.

Si no es ahora, ¿cuándo? Si no somos nosotros, ¿quién?

omo estoy dando un discurso, lo único que puedo ofrecer son palabras. Pero las palabras pueden convertirse en algo poderoso. Pueden convertirse en promesas. Y aquí está la mía: España estará a la altura del desafío.

Mi país, mi Gobierno, estará en primera línea con aquellas naciones comprometidas en luchar por un mundo impulsado por la colaboración social y la responsabilidad medioambiental, y no por la fragmentación y el cortoplacismo. En España lo participando activamente contra las cuatro principales amenazas a las que el mundo se enfrenta en la actualidad.

En primer lugar, la pandemia, que desgraciadamente aún no ha terminado. España es el quinto país del mundo que más vacunas Covid ha donado ─más de 70 millones de dosis─. Y seguiremos haciéndolo hasta que los países del Sur Global tengan el mismo acceso que los del Norte.

En segundo lugar, seguiremos ayudando a Ucrania en su lucha por la libertad. El año pasado, España creó el mayor envío de ayuda humanitaria de su historia para el pueblo ucraniano, proporcionó apoyo militar por valor de más de 300 millones de euros y acogió a más de 150.000 refugiados ucranianos. Este apoyo no cesará hasta que Putin retire sus tropas y Ucrania vuelva a ser el país independiente y próspero que un día fue. Así, que Presidente Zelenski, le apoyamos.

La tercera amenaza internacional en la que España mantendrá su compromiso es la crisis energética. El año pasado, mi país redujo voluntariamente su consumo de electricidad en un 7,5% respecto a nuestra media histórica, y su consumo de gas natural en un 23%, y hemos contribuido a la seguridad del abastecimiento europeo aumentando las exportaciones de electricidad y gas a la UE hasta el límite de nuestras capacidades. Lo hemos hecho duplicando nuestras importaciones de gas natural del extranjero. Y también aumentando nuestra producción de energía solar un 33% respecto al año anterior, lo que nos convierte en el quinto país del mundo en producción de energía eólica, y el octavo en generación de energías renovables. Ahora seguiremos apoyando a nuestros aliados europeos, y lo haremos fomentando una mayor interconectividad, con normativas justas y energías limpias, de manera que esta crisis sirva para acelerar la transición ecológica, y no para retrasarla.

En 2023 seguiremos aumentando de forma significativa nuestra capacidad de producción de energía renovable, avanzaremos en la construcción del primer gasoducto de hidrógeno verde del Mediterráneo, de Barcelona a Marsella, e iniciaremos la construcción de dos megaplantas de metanol verde que crearán hasta 85.000 puestos de trabajo y alimentarán los futuros buques de la mayor naviera del planeta.

Así que creo que España reúne unas condiciones excepcionales para el desarrollo de este tipo de energía. Por eso ya albergamos el 20% de todos los proyectos de hidrógeno verde del mundo.

Por último, también aumentaremos nuestro compromiso con la seguridad alimentaria. Como saben, el mundo se enfrenta a una crisis mundial del hambre de proporciones sin precedentes. En solo dos años, el número de personas que padecen hambruna, o que viven al borde de ella, ha aumentado de 135 millones en 53 países, a 345 millones en 82 países.

En muchos países en desarrollo, la gente está al borde de la inanición debido a la escasez. Y en muchos países desarrollados, muchas personas luchan por llevar comida de calidad a su mesa debido a la escalada de los precios. Tenemos que actuar.

A pesar de su tamaño, España es uno de los mayores productores de alimentos del mundo, y el primer productor ecológico de la UE. Como tal, seguiremos apoyando las cadenas de suministro alimentario. Aumentaremos nuestra producción agrícola en equilibrio con la sostenibilidad medioambiental, y fomentaremos el desarrollo de la agricultura moderna en los países en desarrollo a través de una serie de proyectos de cooperación públicos y privados.

Pero, por supuesto, podemos hacer más.

Queridos colegas,

La mejor manera de asegurarse de que Putin y sus aliados no tengan éxito en su intento de destruir las normas y principios liberales que han impulsado el orden internacional desde el final de la Guerra Fría es redoblar nuestro apoyo a esas mismas normas y principios. No solo con palabras, sino con hechos.

Por eso España ha incrementado y seguirá incrementando su apoyo al multilateralismo. En momentos de incertidumbre y dificultad como el que vivimos, los países tienden a cerrarse en sí mismos, a levantar muros y cortar lazos con el resto del mundo, con la esperanza de que el aislamiento les proteja. Pero nunca lo hace. Solo les hace más débiles.

Estoy seguro de que la mejor manera de proteger a España y a los ciudadanos españoles es proteger al resto de la población mundial; de que los problemas globales solo pueden resolverse con respuestas globales.

Por eso, desde que asumí la Presidencia, la ayuda española al desarrollo se ha duplicado, pasando de 2.200 millones a 4.400 millones de euros anuales. Y seguirá haciéndolo en el futuro. España continuará apoyando a los países en desarrollo y a los organismos multilaterales con más fuerza y convicción que antes, porque ahora son más necesarios que nunca. Y permítanme decirles que esto no es solo lo que quiere mi Gobierno. Es lo que demandan los ciudadanos españoles. No en vano, según las últimas encuestas, son los ciudadanos más comprometidos de Europa con la solidaridad entre las naciones.

Por las mismas razones, también seguiremos abogando por una economía abierta e interconectada. Está claro que debemos replantearnos el comercio mundial y las cadenas de suministro. Los recientes acontecimientos nos han recordado que los costes de producción no deberían ser el único criterio a tener en cuenta a la hora de decidir dónde ubicar las cadenas de producción. Hay otros, como la seguridad y la sostenibilidad medioambiental.

Creo que Europa debe recuperar ciertas capacidades estratégicas que no se deberían haber perdido en primer lugar. Capacidades en industrias clave, como la defensa, la sanidad, la energía o la alimentación.

Y, por esa razón, esta será una de las principales prioridades de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea, que tendrá lugar durante el segundo semestre de este año.

Pero, para España, garantizar la autonomía estratégica de Europa no significa fomentar un retorno a la autarquía, al nacionalismo o a la fragmentación económica. Al contrario. España es la 16ª nación comercial más grande del mundo y la segunda más visitada. Nuestro país ha prosperado al abrirse.

Y eso es lo que seguiremos haciendo en el futuro, mientras abogamos al mismo tiempo por una UE más conectada con el resto del mundo, especialmente con nuestros amigos de América Latina.

Parece que 2023 no será un buen año para la economía mundial. Estará marcado por la incertidumbre, una inflación elevada y el estancamiento de algunas de sus naciones más grandes debido a la guerra.

España sufrirá inevitablemente algunos de los efectos de este contexto, pero también está mostrando magníficos signos de resiliencia y fortaleza.

Esto es lo que quiero compartir con ustedes. En este momento, España tiene el nivel de empleo más alto de su historia, sigue creciendo por encima de la media de la eurozona y registra la tasa de inflación más baja de la UE.

De hecho, todas las organizaciones internacionales coinciden en que España será una de las economías occidentales que mejor sorteará este periodo de incertidumbre y desaceleración económica. Y predicen que seguirá creciendo y avanzando en la senda de la convergencia y el progreso por la que viene avanzando desde hace treinta años.

Tenemos:

- una red de infraestructuras físicas y digitales de primera clase,

- una mano de obra bien formada y altamente cualificada,

- un sector privado dinámico y puntero,

- estabilidad institucional,

y un plan de reformas estructurales en curso, que ya ha invertido más de 43.000 millones de euros procedentes de los fondos Next Generation.

La economía mundial necesita, hoy más que nunca, socios fiables en los que se pueda confiar. Y España será uno de ellos.

Apoyar la apertura económica y el multilateralismo será crucial para proteger el orden mundial que Putin está tratando de destruir. Pero hay una cosa más crucial que hay que hacer: tenemos que luchar contra las semillas podridas que Putin ha plantado en nuestros propios países.

No olvidemos que el autócrata ruso no está solo en su aspiración reaccionaria de fracturar el mundo y dar marcha atrás. Tiene muchos aliados en Europa. Ahora esconden sus simpatías y conexiones con Putin, pero hace apenas un año lo estaban visitando y elogiando sus maneras. Debemos impedir que estas fuerzas políticas lleguen a las instituciones y destruyan la UE desde dentro.

La amenaza es muy real. Especialmente en aquellos países donde estas fuerzas de extrema derecha cuentan con el apoyo de los principales partidos conservadores, que les están abriendo las mismas puertas del gobierno.

Lucharemos contra ellos. Con la misma determinación con que los ucranianos están luchando contra las fuerzas rusas. Pero con diferentes armas: democracia, transparencia y políticas efectivas.

Y para mí, este último punto es crucial. Es hora de cumplir.

En la mayoría de los países occidentales, la desigualdad está aumentando y la movilidad social se ha estancado. Nuestros ciudadanos están perdiendo poder adquisitivo. Luchan por encontrar un trabajo decente, comprar una casa adecuada, proporcionar una buena educación a sus hijos. A muchos de ellos les resulta imposible ahorrar para unas merecidas vacaciones, por no hablar de tener una jubilación decente o un seguro médico privado.

Mientras tanto, el número de multimillonarios sigue creciendo y las grandes empresas multinacionales siguen aumentando sus beneficios, incluso a costa de los demás.

¿Cómo podemos pedir a nuestros ciudadanos que aguanten la inflación por más tiempo, cuando algunas grandes empresas pagan cero impuestos gracias a los paraísos fiscales y a los resquicios en la regulación internacional que permitimos que existan?

Les pido, élites mundiales, que nos ayuden a cambiar esta situación.

Hace cien años, cuando el mundo aún estaba gobernado por viejas aristocracias, habría sido ingenuo e inútil hacerlo. Pero las cosas han cambiado. Hoy, muchos de ustedes proceden de la clase media y trabajadora. Son líderes elegidos democráticamente por sus ciudadanos, empresarios que han hecho fortuna con su duro trabajo.

Y por eso sabemos que el sistema no es justo. está lleno de injusticias y desigualdades.

Y ya es hora de arreglarlo. Es hora de que nuestra economía y nuestra política vuelvan a centrarse en lo que realmente importa: el bienestar de los ciudadanos. Porque si no pueden ofrecer eso, de qué sirve protegerlos.

Mi Gobierno está comprometido con este objetivo. En los últimos 10 meses hemos dedicado más de 45.000 millones de euros en fondos públicos a ayudar a los ciudadanos y a las empresas a hacer frente a la ola inflacionista y a la crisis energética. Hemos movilizado todos los recursos financieros y jurídicos del Estado para protegerlos; recortando impuestos, fomentando el transporte público gratuito, proporcionando ayudas directas a las PYME y a los hogares, y actuando en los mercados de la electricidad y la vivienda.

Estas medidas nos han ayudado a reducir la inflación en cinco puntos en cinco meses y a hacer que esta crisis sea un poco más llevadera para muchos. Por ello, seguiremos manteniéndolas y ampliándolas hasta que los precios se moderen y la vida digna vuelva a ser asequible.

Queridos colegas:

El mundo se enfrenta a un gran peligro, cuya amenaza va más allá del suministro de gas ruso o del destino de Ucrania. Todos debemos actuar hasta los límites de nuestra capacidad. Límites que no deberían estar determinados por la escala de nuestro PIB o por viejas reglas que nunca aprobamos.

Deben fijarlos las necesidades y los derechos de nuestros ciudadanos. Su bienestar debe ser la medida de nuestro éxito. Así pues, cumplamos.

Gracias.

P.- Presidente del Gobierno, gracias por esta exposición tan interesante y enhorabuena también por los buenos resultados económicos en España. No es el caso en todo el mundo. El FMI y el Banco Mundial temen que un tercio del mundo pueda entrar en recesión. Pero le hemos escuchado a usted hablar de la transición que ha llevado a cabo España, las reformas laborales y también algunas de las otras reformas económicas que han conducido al país a uno de los crecimientos más fuertes de Europa. España es el 16º exportador mundial. ¿Hay aspectos de su programa de reformas de los que puedan aprender otros países? Porque a veces, por supuesto, también se oye que las reformas pueden hacer que el país sea menos competitivo, pero lo que ustedes han demostrado con algunas de estas reformas es que han generado crecimiento y más empleo, así que...

Presidente.- Gracias, Børge. La mayoría de estas reformas, 190 reformas que hemos llevado a cabo hasta ahora durante estos últimos tres años, por cierto, con el gobierno de coalición, con un apoyo minoritario en el Parlamento, lo cual es algo que me parece notable, quiero decir, el resultado de este gobierno de coalición, la primera experiencia a nivel central en nuestra historia democrática, la reciente historia democrática, quiero decir. Estas reformas han sido acordadas con la Comisión Europea, han estado durante muchos años incluidas en lo que la Comisión llama, o denomina, las recomendaciones específicas por país.

Así que es importante que estas reformas se lleven a cabo, pero también es muy importante que se lleven a cabo con el reconocimiento social y los acuerdos sociales de los actores clave. Así, por ejemplo, la reforma laboral se llevó a cabo con el acuerdo de la patronal y los sindicatos, algo que nunca ha ocurrido en los últimos 40 años.

P.- Es como la cuadratura del círculo.

Presidente.- Exactamente. Y lo estamos haciendo también en otras reformas importantes, como la reforma educativa o la reforma de la formación profesional y recientemente la reforma universitaria que estamos a punto de culminar ante el parlamento nacional.

P.- He consultado las cifras del paro, han bajado bastante. Hay mucha más población empleada. El desempleo juvenil es un reto al que se enfrentan desde hace unos años. ¿Diría que está resuelto o que ahora está a nivel europeo? Porque antes era mucho más alto.

Presidente.- Todavía no está resuelto, por supuesto, si comparamos nuestra tasa de desempleo con la del resto de la Unión Europea, por supuesto, es alta. Así que sigue siendo inaceptable. Pero estamos en vías de resolver uno de nuestros problemas estructurales, que es el desempleo juvenil. Sin embargo, no sólo es importante que creemos empleo, sino también la calidad del mismo.

P.-Sí.

Presidente.- Un dato que para mí fue muy, muy interesante es que desde que aplicamos políticas que trasladaron trabajadores de la economía sumergida a la economía formal, hemos reducido en medio millón el paro estructural en España en poco menos de dos años.

Y con el conjunto de estas reformas, la reforma laboral y todas las reformas que estamos aprobando, como la del sistema educativo, el sistema de formación profesional, el sistema universitario, o la ley de la ciencia o la ley de start ups para atraer y retener el talento, creo que estamos modernizando la economía española de una manera que quizás no ocurrió en los últimos 20 o 30 años.

P.- Ascendiendo en la cadena de valor, acabo de ver que ustedes han aumentado al 200% las personas con contratos indefinidos en el mercado laboral. Así que lo que están trasladando es que si se quiere contratar gente, también se debe estar en una situación en la que se sea tan rentable que se pueda pagar a la gente salarios decentes y tener contratos.

Presidente.- Uno de nuestros grandes problemas, por supuesto, es siempre la productividad, la productividad laboral. Y esto también se ha relacionado con la temporalidad y la precariedad en nuestro país. Así que por eso creo que es importante este cambio, además de cumplir con la igualdad de género en cuanto a salarios y condiciones laborales, salario mínimo, como ha mencionado antes, y por supuesto reconocer los derechos laborales de los trabajadores de las plataformas digitales. Estuvimos ahí, fuimos pioneros en este tipo de debate dentro de la Unión Europea.

P.- Yo también deduzco de su intervención que aún le preocupan los movimientos populistas en Europa. Mencionó que todavía hay jugadores clave que no necesariamente se ajustan a lo que constituye la esencia de los valores que cumplís y que observáis. Ha habido elecciones en Francia. Ha habido elecciones en Italia. ¿Cree que esta tendencia se ha desarrollado debido a lo que hemos visto en Ucrania o que no deberíamos ser complacientes con esto?

Presidente.- Creo que no podemos ser complacientes. Creo que el riesgo principal es que los partidos conservadores abran las puertas de los gobiernos a estos partidos de extrema derecha. Y esto es algo que va en contra de la Unión Europea.

P.- ¿Hay ejemplos que le gustaría compartir con nosotros? (risas)

Presidente.- No… Pero creo que es importante mantener la unidad. Creo que la mayor lección que podemos sacar de la pandemia, y ahora de esta terrible guerra en Ucrania y sus implicaciones para la Unión Europea en su conjunto, es la importancia de la unidad. Y unidad no es sólo una palabra para reaccionar ante las cosas que suceden en el exterior, sino también unidad como forma de enfrentar los desafíos comunes.

Así, por ejemplo, la energía. Algunos pueden utilizar esta crisis energética para retrasar sus compromisos climáticos. Pero ajustar nuestras respuestas a este reto mayor que es el cambio climático, esto es lo que estamos haciendo en España. Como saben muy bien, hemos sido muy activos desde el comienzo de la guerra, incluso antes, pidiendo reformas a la Comisión.

El año pasado en Davos fue tema de debate con el comisario Timmermans la reforma del mercado eléctrico. Propusimos esta solución ibérica que nos ha permitido reducir la inflación en la Península Ibérica. También planteamos esta idea de compra centralizada de gas, utilizar nuestro poder de compra. , O, por supuesto, propusimos al resto de Estados miembros y a la Comisión Europea, desacoplar los precios del gas de los precios de la electricidad. Esta es, naturalmente, la forma en que podemos defender, por supuesto, nuestros hogares, Pymes e industrias. Y, por supuesto, nuestra competitividad.Fue realmente interesante el comentario de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión. Me sumo completamente a su punto de vista.

P.- ¿Esta mañana?

Presidente.- Esta mañana. Creo que es importante que tomemos en serio lo que está haciendo la administración Biden con la Ley de Reducción de la Inflación. Creo que Europa debe reaccionar y hacer los deberes, revisar nuestras normas estatales de ayuda, renovar nuestra política industrial. Y, para eso, creo que va a ser crucial que la Presidencia española, en el segundo semestre del año, se centre en la apertura, en la autonomía estratégica.

P.- Las políticas industriales obviamente han regresado en el sentido de que... Por supuesto, es algo positivo, supongo, que EE. UU. ahora también esté tratando de tomar la iniciativa en la descarbonización. El desafío es probablemente que 300 mil millones de dólares vayan a sectores que quieran desarrollar esto y que además sea tan atractivo que atraiga inversiones a EE.UU. que podrían haber ido a Europa. Pero, ¿cuál es a este respecto la respuesta europea? ¿Será la de igualar eso? ¿O será la de decir que se trata de subsidios estatales?

Presidente.- Necesitamos negociar y llegar a un acuerdo con la Administración estadounidense, porque políticamente creo que es importante que, especialmente después de la guerra, los países occidentales, los aliados occidentales, las relaciones transatlánticas, se acerquen y no nos dividamos.

Segundo, porque creo que es importante que Europa revise sus políticas internas industriales y de competencia, o, como dije antes, las normas sobre ayudas estatales que de algún modo no concuerdan con la nueva realidad, especialmente después de la pandemia y la guerra.

Por tanto, creo que es importante llegar a un acuerdo con la administración de Estados Unidos para conseguir una relación trasatlántica más cercana.

Pero, por otra parte, tenemos deberes que hacer y hemos enviado nuestras propuestas a la Comisión en relación con el mercado eléctrico respecto a las regulaciones estatales, y haremos lo que hemos venido haciendo durante los últimos años, siendo constructivos, proponiendo distintas medidas porque al fin y al cabo lo que queremos es una Europa más fuerte y mucho más integrada.

Porque, a fin de cuentas, estos son retos comunes que necesitan respuestas comunes.

P.- Porque también se refirió usted a la importancia de esta autonomía estratégica.

Pero, ¿volviendo a la Ley americana de Reducción de la Inflación?, un plan que ha sido aprobado por el Congreso. Por tanto, quizás sea difícil que la administración se vuelva atrás en algo de esto, pero es por supuesto dinero para semiconductores, desarrollo, captura y almacenamiento de carbono. Se trata de hidrógeno y etc.

Por tanto, lo que usted dice es que Europa siempre puede igualar esto con una política industrial, si hay voluntad política.

Presidente.- Tenga en cuenta esta cifra, sólo el 10% de los chips producidos en todo el mundo se producen en Europa.

Por tanto, necesitamos aprender del pasado, de los errores que cometimos, como mencioné anteriormente en mis comentarios y desarrollar esta idea de una autonomía estratégica abierta, y repito abierta, porque la necesitamos en defensa, en sanidad, alimentación o en esta nueva industria de chips y semiconductores.

Porque cuando se habla con los directivos de esas compañías globales, lo que nos dicen es que hay una expectativa de que se doble la demanda de semiconductores y chips también en Europa.

Por tanto, creo que es crucial para todos nosotros tener esta nueva política industrial y desarrollar esta idea de autonomía estratégica.

Y por cierto, creo que también es muy importante para Europa mirar afuera y centrarse y mantener su unión con la administración americana, pero también, ¿por qué no con África y Latino América?.

Y este va a ser uno de mis objetivos; tener estas reuniones bilaterales conjuntas con Latino América y los países del Caribe y también con nuestros países vecinos del Sur del Mediterráneo.

Y por supuesto, y ya que el presidente de Serbia está aquí, un buen amigo, también acogeremos y organizaremos esta importante reunión de la comunidad política europea, para la que pienso es una buena idea compartir estrategias, reflexiones y crear sinergias entre los diferentes países europeos.

De modo que creo que Europa tiene muchas oportunidades en este dificilísimo momento, pero necesitamos ser ambiciosos y, necesitamos, como decía ante, despertar y ponernos en marcha.

P.- Ahora, veo al Presidente Alexander, que está escuchando muy atentamente en una de las primeras filas.

Bien. Muchas gracias, Primer Ministro, me hubiera gustado que la conversación continuase.

Ya sabe, mis colegas me están diciendo que se ha acabo nuestro tiempo y siempre pasa esto cuando la gente querría que continuase, ¿verdad?

Pero, creo que aquí nos quedan sus respuestas. Muy, muy reflexivas.

Muchas gracias por su liderazgo y un auténtico privilegio tenerle aquí de nuevo.

Gracias primer ministro.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)

(Intervención original en inglés)