Intervención del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en el Debate General del 78º periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas

20.9.2023

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Nueva York

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Señor presidente,

Señor secretario general,

Señores y señoras jefes de Estado y de Gobierno,

Embajadores y embajadoras,

Delegadas y delegados,

Quiero que mis primeras palabras sirvan para expresar la solidaridad del pueblo español con las víctimas del terremoto en Marruecos y las inundaciones en Libia. España está y estará al lado de estos dos países amigos para mitigar en lo posible las consecuencias de estas terribles tragedias.

Señoras y señores,

El pasado 10 de septiembre, una joven cooperante española perdió la vida en la región de Bajmut en Ucrania. El vehículo en el que viajaba fue alcanzado por fuego de artillería, causando la muerte de otro cooperante y heridas graves a dos más.

Los cuatro compartían idéntico afán. Un afán que ennoblece el alma de todo ser humano y que trasciende fronteras y no era otro que ayudar a los más necesitados.

No era lo único que les unía. Por encima de todo, compartían activismo. Llevaban suministros y alimentos a los civiles. Proporcionaban asistencia médica. Evacuaban heridos.

Su ejemplo debe llevarnos a una reflexión serena pero también inaplazable sobre la necesidad de tomar partido ante la injusticia. De no callar ante la violación de los derechos humanos y de las normas más básicas de la convivencia pacífica entre naciones.

Este recinto ha sido testigo de discursos memorables de líderes como Salvador Allende, Olof Palme o Nelson Mandela.

Y sin duda debemos encontrar inspiración en su palabra.

Pero la urgencia de los desafíos obliga a hacer algo más que deleitarnos en la retórica. Es, se ha dicho aquí desde esta tribuna, momento de pasar a la acción. Porque, el tiempo, sencillamente se agota.

Las encrucijadas se abren ante nosotros. Cambiar, o dejarse llevar por el curso de los acontecimientos. Avanzar, o replegarnos. Hacerlo juntos, o cada uno por su cuenta. Construir, en definitiva, el futuro, o resucitar el pasado. Quedarnos en la palabra, o pasar a los hechos.

La primera encrucijada a la que quiero referirme en esta intervención está vinculada a la emergencia climática.

Acabamos de encadenar los meses más cálidos jamás registrados. Y los eventos extremos se acumulan con efectos devastadores en todos los continentes.

Según los expertos, entramos en territorio desconocido. Ya no se trata de frenar el incremento de temperaturas. Se trata de mitigar y, en la medida de lo posible, de adaptarnos a algo que ya está aquí.

Y gracias a la ciencia, sabemos que debemos limitar el aumento de las temperaturas a 1,5 grados de incremento; que el pico de las emisiones globales no puede ir más allá de 2025; y que no hay más alternativa que acelerar el despliegue de energías renovables, y hacerlo además de manera justa y equitativa, hasta triplicar su capacidad de generación al final de esta misma década.

Hemos de hacerlo, además, con solidaridad hacia los países más vulnerables. Impulsando la agenda de adaptación, e implementando lo acordado el año pasado en Sharm el-Sheij sobre pérdidas y daños.

Combatir la emergencia climática requiere valentía y determinación. Debemos impulsar una revolución tecnológica y económica sin parangón, posible únicamente desde un apoyo social masivo, decidido y global. Ese apoyo requiere inteligencia para desbordar al principal aliado de la inacción climática que no es otro sino el negacionismo. Es posible, si convertimos este formidable reto en una oportunidad para crear más y mejores empleos. Para hacer más sostenibles todos los sectores de nuestras economías. Para seguir avanzando, en definitiva, de la mano de la ciencia.

Y en este camino, mi país, España habla con hechos más que con palabras.

Hemos adoptado objetivos más ambiciosos en materia de energías renovables y también de eficiencia energética a través del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.

Vamos a aportar 225 millones de euros al Fondo Verde para el Clima; 20 millones de euros para el Fondo de Adaptación; y más de 17 millones de euros en instrumentos que refuerzan la justicia climática, especialmente los fondos para los países más vulnerables y también para pérdidas y daños.

Hoy mismo hemos firmado en nombre de España el Tratado sobre Biodiversidad en Alta Mar. Un paso más en defensa del equilibrio natural, que se suma al histórico acuerdo de Kunming-Montreal.

Es esencial que la próxima COP28 en Emiratos Árabes Unidos sea un éxito indiscutible. El compromiso de España será total para lograrlo.

En segundo lugar, nos encontramos ante una encrucijada en la defensa de la democracia, de los derechos fundamentales, de la igualdad y de la justicia social.

Asistimos a una profunda crisis de desafección y de desconfianza hacia las instituciones democráticas. Una ola extremista y reaccionaria que crece por todo el mundo y que también está presente en Europa. Una ola impulsada por movimientos que comparten estrategi, y es la promesa del retorno a un pasado mítico que nunca existió en realidad. La marginación y criminalización de minorías desfavorecidas. El rechazo a la igualdad y al feminismo. O el cuestionamiento de los derechos humanos, civiles y sociales.

Retornan ideas que creíamos superadas, y prosperan allí donde la frustración social es mayor.

Y en consecuencia no es fácil combatir a quienes hacen de la mentira, el miedo y la manipulación su principal herramienta. Pero creo, y es lo que me gustaría compartir con ustedes, que hay motivos para la esperanza en la determinación de muchas sociedades para preservar un legado de avances y progreso que no admite vuelta atrás.

Es el camino que muestra el posicionamiento valiente y decidido de la sociedad civil en España. Singularmente, en el campo de la igualdad entre mujeres y hombres, como ha sido patente en fechas recientes en el ámbito del deporte y en particular en el deporte femenino y en el fútbol femenino. España ha dicho "Se Acabó". Se acabó con todas las consecuencias. Porque cada vez que una mujer avanza, avanzamos todos, hombres y mujeres, con ellas.

Queda evidentemente mucho camino por recorrer y muchas batallas por librar para alcanzar la plena igualdad entre hombres y mujeres. Ninguna más acuciante que la erradicación definitiva de la violencia machista, cuya existencia algunos se atreven incluso a cuestionar contra toda lógica.

No hay, en mi opinión, mayor antídoto contra el extremismo reaccionario que el feminismo. Sin duda alguna, una de las principales causas de nuestro siglo que es el siglo de las mujeres.

Este compromiso con la igualdad de género también debe verse reflejado en el ámbito multilateral y, en concreto, en las posiciones de máximo liderazgo de las propias instituciones de este ámbito multilateral. Por eso, es importante que los próximos nombramientos en el sistema de Naciones Unidas, incluida esta Asamblea General, tengan en cuenta este factor, el factor de género.

Señoras y señores,

En estos años convulsos hemos visto crecer la amenaza también que se cierne contra la democracia en muchos lugares del mundo. Lo vivimos en Washington D.C., en Brasilia. Hoy, por desgracia también en Níger y Gabón.

Lamentablemente, hemos aprendido a no asumir como irreversibles derechos y libertades por los que otras generaciones lucharon con tanto valor.

El golpe de estado del pasado 26 de julio en Níger tiene graves implicaciones porque junto al de Mauritania, el de Níger era un gobierno elegido democráticamente, el único elegido democráticamente en el Sahel. Una región que acumula años de deterioro, y que corre el riesgo de convertirse en una cadena de estados fallidos que puede extender la inestabilidad a regiones vecinas ya azotadas por la amenaza terrorista.

Es esencial, en consecuencia, encontrar una salida pacífica que evite el recurso a la fuerza militar. Y en ese sentido quiero reiterar nuestro apoyo a los esfuerzos de mediación de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental.

España siempre será un socio comprometido para avanzar en el fortalecimiento de la democracia. No sólo en lo relativo a los procesos electorales, esencia del principio democrático. Sino en el conjunto de instituciones que permiten a los ciudadanos y ciudadanas disfrutar con plenitud de sus derechos fundamentales. Singularmente, en lo que atañe a la distribución de la riqueza y del desarrollo.

Y en este ámbito, trabajamos estrechamente con nuestros socios latinoamericanos -con quienes compartimos valores, principios, retos- para impulsar alianzas y también para compartir experiencias.

Y un buen ejemplo es la labor de justicia transicional que ha hecho Colombia hacia una paz total. Un logro encomiable, en el que España quiere seguir apoyando en todo lo necesario para completar las actuales negociaciones de paz. También el proceso constituyente en Chile es otro ejemplo de apuesta valiente por la renovación institucional, y va a contar con el apoyo de España. Por otra parte, España reitera su compromiso con el necesario retorno a la senda democrática en Venezuela para devolver la esperanza de un futuro de oportunidades para su población.

La tercera y última encrucijada a la que quiero hacer referencia, apela a la defensa del multilateralismo y a un orden internacional basado en reglas.

El Sistema de Naciones Unidas es la concreción de una voluntad: alcanzar juntos soluciones globales a retos comunes y resolver diferencias por medio de la diplomacia, del diálogo y de la cooperación.

Ahora el reto es demostrar que el sistema funciona para todos. De otro modo, la desigualdad será terreno fértil para que la retórica de los enemigos del multilateralismo avance.

Y es crucial en consecuencia dar un paso al frente en la defensa de la Agenda 2030. Hay que plantar cara con valentía a quienes cuestionan este gran esfuerzo colectivo con manipulaciones y falacias. La Cumbre celebrada a principios de esta semana debe servir para renovar nuestro compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Lamentablemente, no estamos en el buen camino para ello, para el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. En 2030, de continuar por esta senda, 575 millones de personas seguirán en condiciones de pobreza extrema y 84 millones de niños y niñas quedarán sin escolarizar. Y, a este ritmo, serían necesarios 300 años para cerrar la brecha de género.

Yo creo que esto es un fracaso moralmente inaceptable.

Repito; no es momento de palabras, sino de hechos.

Debemos ampliar nuestros compromisos en materia de ayuda oficial al desarrollo. España acaba de aprobar una Ley de Cooperación, con el compromiso de destinar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta al desarrollo para el año 2030. Vamos a seguir priorizando cuestiones clave, contribuyendo con 120 millones de euros al Fondo ODS, otros 20 millones de euros para la reposición del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola a lo largo de los próximos 3 años.

Pero debemos ir más allá. Debemos dotarnos de recursos, de instrumentos adecuados para poder avanzar en materia de desarrollo sostenible de aquí al año 2030.

No va a ser fácil movilizar la financiación necesaria para responder a la emergencia climática, a las inversiones a largo plazo de los países vulnerables que necesitan de cara a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Pero es imperativo hacerlo. Con fórmulas que reflejen las necesidades, las realidades presentes. Con valentía para dejar de medir la financiación para el desarrollo sostenible en miles de millones y hacerlo en billones de dólares.

Y en ese contexto España apuesta por reforzar los mecanismos existentes, asegurando que los países tengan acceso a la financiación que necesiten, independientemente de su nivel de renta.

Pero también apostamos por reformarlos e innovar creando nuevos instrumentos. Necesitamos maximizar, optimizar la capacidad de financiación de los bancos multilaterales de desarrollo, explorar vías para que la arquitectura financiera internacional sea más efectiva, más inclusiva, más transparente, en definitiva, más democrática.

Tenemos que adaptar la fiscalidad internacional a las realidades actuales, alinear las inversiones privadas con la consecución de los ODS.

Y creo que el marco de Naciones Unidas debe ser el principal foro de discusión, ya que es el único que permite reunir las voces de todos los países en condición de igualdad.

España quiere contribuir activamente a este debate inaplazable. Y por eso, les anuncio nuestra intención de acoger la cuarta Conferencia sobre Financiación al Desarrollo en el año 2025 y nuestro deseo de que tenga un impacto verdaderamente transformador.

Señoras y señores

La convivencia, el mantenimiento de la paz, la defensa de la seguridad internacional no son un simple anhelo. El preámbulo de la Carta de Naciones Unidas es la guía para perseverar ese afán, un compromiso que vincula a la nuestra y a las generaciones venideras.

Y la paz es la base indispensable para el desarrollo económico y también para la extensión de derechos humanos, lo que adquiere especial valor cuando estamos celebrando el 75 aniversario de la Declaración Universal.

Muchos conflictos siguen abiertos; otros tantos, congelados. Y por eso, quiero reiterar el apoyo decidido del Gobierno de España a la labor de los enviados del secretario general para el Proceso de Paz de Oriente Medio, en Siria, también en Libia.

Y en lo relativo al Sahara Occidental, España favorece una solución política mutuamente aceptable, en el marco de la Carta de Naciones Unidas y en las resoluciones del Consejo de Seguridad. La labor del Enviado Especial del Secretario General de Naciones Unidas es fundamental, y cuenta con todo el respaldo del Gobierno de España. Y del mismo modo, seguiremos apoyando a la población saharaui en los campamentos, como hemos hecho siempre, manteniendo nuestra condición de principal donante internacional de ayuda humanitaria en este contexto.

Por otro lado, el 31 de diciembre del año 2020 España y el Reino Unido alcanzaron un entendimiento bilateral relativo a Gibraltar en el marco de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Hemos trabajado intensamente desde entonces para que dicho entendimiento sentara las bases de una futura relación de este territorio con la Unión Europea, confiando en que, lo antes posible, se pueda alcanzar un acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido en torno a Gibraltar. Para nosotros este acuerdo debe ser plenamente respetuoso con la doctrina de Naciones Unidas sobre dicho territorio, con la que España se alinea plenamente. Y también debe serlo con la posición jurídica de mi país con respecto a la soberanía y a la jurisdicción en relación con el mismo. Deseamos trabajar por el desarrollo de un área próspera, social, económica que abarque todo el espacio de Gibraltar, y también el Campo de Gibraltar.

Y en este punto, quiero compartir, para terminar, una reflexión sobre el futuro de Europa, desde el ejercicio de la presidencia del Consejo de la Unión Europea, que ahora mismo está ostentando España.

La Unión nació como una apuesta de paz en un continente devastado, traumatizado por dos guerras mundiales en apenas tres décadas. Y de las cenizas de esa destrucción surgió una voluntad firme: y es que nunca más hubiera guerras.

De la memoria de la tragedia, nació la determinación de forjar una prosperidad compartida, que ha ofrecido a este continente, al continente europeo, el periodo de paz más prolongado de su historia.

Y para combatir el éxito indudable de este proyecto integrador, algunos quisieron caricaturizarlo retratando a la Unión Europea como un gigante con pies de barro, incapaz de defenderse con verdadera determinación.

Pues bien, frente a la invasión de Rusia contra Ucrania, y en contra de lo que Putin pensaba, Europa ha respondido con firmeza y unidad a sus atrocidades. Dejando claro que no aceptamos que nadie atente contra los propósitos y los principios de la Carta de Naciones Unidas. Y una vez más, condeno desde esta Tribuna la injustificada e ilegal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania.

Inicié la presidencia española precisamente, de la UE, allí en Kiev, el pasado 1 de julio, como expresión de nuestro apoyo. España ha estado y estará junto a Ucrania mientras sea necesario.

Pero también trabajaremos de forma activa para que se logre una paz justa y duradera que restaure la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Ucrania, y que permita al pueblo ucraniano decidir en libertad su propio destino.

Creo en una Europa a la vanguardia de la defensa de los bienes públicos globales, de la democracia, de la protección laboral, social y la apertura económica. Una Europa que encabece la lucha contra las desigualdades, y también la defensa de los derechos individuales y de las libertades públicas.

Esa Europa está ya en marcha, avanza con determinación gracias a dos hechos cruciales: el primero es la apuesta por una agenda colectiva más solidaria, justa e integradora que la desarrollada, desgraciadamente, durante la crisis económica y financiera del año 2008; y la unidad y contundencia con que ha sabido responder a los acontecimientos críticos de estos últimos cuatro años.

Ese es el camino por el que debe seguir avanzando el ideal europeo ante cada desafío.

Europa debe liderar con el ejemplo la agenda climática. Haciendo realidad nuestros compromisos de reducción de emisiones, cumpliendo las promesas de financiación climática internacional, acelerando la transición energética.

Debe impulsar una política migratoria de referencia ante un fenómeno global de enorme trascendencia, cuya intensidad y dramatismo corre el riesgo de acentuarse durante las próximas décadas.

Debemos controlar la inmigración irregular, ofrecer vías para la migración ordenada, conforme a la ley y que, no lo duden, necesitamos en Europa.

Y además, Europa tiene la responsabilidad de impulsar globalmente una transformación digital más humana, más respetuosa con los derechos de las personas. Debemos sentar las bases para regular el campo de la inteligencia artificial, cuyos enormes retos, enormes oportunidades no ocultan la entidad de los riesgos que esconde.

Y en ese sentido España desea apoyar, con recursos y conocimientos, al Enviado Tecnológico del secretario general para desarrollar una gobernanza multilateral sobre esta cuestión. Queremos acoger la sede de la futura Agencia Internacional de la Inteligencia Artificial.

En definitiva, Europa debe acometer esta tarea sin cerrarse en sí misma. Nada sería más profundamente antieuropeo que una Unión Europea aislada. Y por eso, debemos reforzar las alianzas con nuestros socios transatlánticos, con EEUU, con Canadá, pero también con nuestros socios asiáticos, africanos y latinoamericanos.

España ha puesto especial énfasis en revitalizar las relaciones de la UE y los países de la América Latina y el Caribe, con una nueva agenda que articula una relación estratégica con la región.

Y confío en que la Cumbre de la UE con la CELAC sea un auténtico punto de inflexión que perdure en el tiempo.

Señoras y señores, concluyo.

Al comienzo de mi intervención les hablé de una mujer valiente, de una mujer valiente, que perdió su vida en Bajmut, en Ucrania, mientras llevaba ayuda humanitaria. Se llamaba Emma Igual. Tenía 32 años.

Emma era nieta de una superviviente del Holocausto que perdió a casi toda su familia durante el nazismo. Llegó a España desde Austria, fue adoptada por una familia de Barcelona.

La vida de la abuela, y la injusta muerte de su nieta Emma, están condicionadas por hechos que, en esencia, dieron origen y sentido a esta institución: que es preservar a la humanidad del flagelo de la guerra y reafirmar la fe en la dignidad y en el valor del ser humano.

Si hay un lugar en el que la historia y la vida de Emma merece ser contada, sin duda, es este: ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

Apelo a su ejemplo, a su inspiración, y el que día a día ofrecen también miles de cooperantes en todo el mundo, para hacer lo que este tiempo decisivo requiere de nosotros ante cada una de las encrucijadas a las cuales antes he hecho referencia. Hablar con hechos y logros concretos. Pasar de la palabra a la acción.

Honremos así la memoria de quienes, como Emma, lo dan todo defendiendo los valores que inspiran a esta noble organización.

Nada más y muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)