Comparecencia del presidente del Gobierno en el Pleno para hacer balance de la Presidencia Española de la UE

20.12.2023

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Congreso de los Diputados

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Presidenta, señorías, buenos días.

El pasado 1 de julio España, como saben, asumió oficialmente la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, y ese día me desplacé a la capital de Ucrania, a Kiyv, y tuve el honor, el privilegio, de poder dirigirme a los miembros de la Rada, del Parlamento ucraniano, representantes de un pueblo que, como saben ustedes, lleva 660 días luchando por su libertad.

Desde la tribuna de oradores pude ver evidentemente el cansancio y el dolor en el rostro de los diputados y diputadas ucranianos. Pude también ver el miedo y la incertidumbre de una guerra que no acaba. Pero también pude ver el coraje, el orgullo y la determinación. Y agitándose en muchos escaños pude ver con orgullo y con enorme gratitud no solamente banderas de Europa, sino también banderas de España, banderas con las que el pueblo ucraniano mostraba admiración por lo que representamos y una enorme gratitud por el compromiso de nuestro país con su causa.

Un compromiso que se concreta en toda la ayuda recibida y en la acogida de más -a pesar de la distancia geográfica- de 180.000 refugiados y refugiadas que han encontrado en nuestra tierra un hogar temporal en el que seguir viviendo mientras dura la invasión rusa.

Aquel día, ante los legítimos representantes del pueblo ucraniano, adquirí un compromiso: trasladarles que íbamos a estar con ellos en la consecución de sus aspiraciones de ser un país libre y soberano, que decida su propio destino como miembro de la familia europea.

Digo todo esto porque la semana pasada, en el Consejo Europeo, se cumplió ese compromiso y acordamos iniciar las negociaciones para la adhesión de Ucrania y de Moldavia a la Unión Europea. Este, señorías, es un hito histórico y creo que, además, un país como el nuestro, que ingresó en la década de los 80 del siglo pasado en la Unión Europea con la ampliación hacia la Península Ibérica, España y también Portugal, pues, en fin, son las casualidades de la historia que te hacen o que nos hacen poder disfrutar de ostentar la Presidencia rotatoria del Consejo Europeo para lograr esa ampliación. Un hálito de esperanza también para el pueblo ucraniano, como me trasladó el propio presidente Zelenski la semana pasada pidiendo que transmitiese su agradecimiento al conjunto de la sociedad española, que es lo que estoy haciendo ante ustedes.

Pero también es un momento importante para nosotros y para nosotras, porque la entrada de nuevos estados miembros en la Unión Europea no solamente va a ampliar la Unión hacia el sur y hacia el este, como podría pensarse simplemente mirando el mapa; también nos va a hacer más grandes por dentro, porque nos va a ayudar a traer más seguridad, más empleos, más prosperidad a cualquiera de los territorios de nuestro país. Con la futura ampliación, Europa crecerá por sus fronteras, pero también se va a hacer más grande en todos y cada uno de sus rincones.

Este es, en mi opinión uno de los grandes legados de la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. La Presidencia de la que vengo a dar cuenta en esta Cámara y -como han señalado precisamente la presidenta de la Comisión Europea, la señora Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Michel, la semana pasada- una Presidencia que ha sido un verdadero éxito.

En ella la Unión ha alcanzado acuerdos históricos y cerrado más de 50 expedientes legislativos, una cifra superior a la media de presidencias europeas previas. A lo largo de sus seis meses de duración se han celebrado nada más y nada menos que 190 trílogos en Bruselas, 29 reuniones de alto nivel en España y más de 500 actividades repartidas por todo nuestro territorio nacional.

Todas y cada una de las comunidades autónomas han formado parte de esta Presidencia, un ejercicio de descentralización único y pionero no solamente en nuestro país, sino en el conjunto de la Unión Europea.

Resulta, por razones evidentes, imposible dar cuenta detallada de todos los expedientes aprobados. Pero sí me gustaría compartir los más destacados, con dos propósitos. El primero de ellos para demostrar que la Unión Europea bajo esta Presidencia ha avanzado, a pesar de lo complicado que resulta muchas veces poner de acuerdo a 27 Estados miembros; la Unión creo que a lo largo de estos seis meses ha dado pasos significativos en distintas materias a las cuales me voy a referir posteriormente. Y en segundo lugar para que sean conscientes del papel de liderazgo y también protagonista que nuestro país ha tenido y está teniendo en varios de estos avances. Hoy mismo acabamos de conocer que se ha logrado un acuerdo importante entre el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y el Consejo Europeo para lograr ese acuerdo de migración y asilo tan importante para el conjunto de la Unión Europea.

Quiero manifestarles, por tanto, que queda lejos ese país apocopado y acomplejado, que miraba a sus vecinos europeos con una mezcla de admiración y complejo de inferioridad. Creo que hoy nuestras instituciones, España, su democracia, nuestros funcionarios, los servidores públicos -a los cuales también quiero agradecer el trabajo que han hecho durante estos seis meses-, están a la altura de los mejores de Europa. Nuestros vecinos nos respetan, nos reconocen como iguales y eso es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos.

Como recordarán, cuatro fueron las prioridades que nos fijamos al inicio de la Presidencia. La primera tiene que ver con la reindustrialización de nuestro continente y, en consecuencia, de España. Eso que se ha venido en llamar la autonomía estratégica abierta. Me lo han escuchado en muchas ocasiones decir: el orden internacional está cambiando y Europa tiene que cambiar con ese orden internacional. Las carencias que nuestros hogares y nuestras empresas padecieron durante la covid, en forma de mascarillas, de ausencia de respiradores, tampoco de ser una potencia en la fabricación de vacunas o la disrupción de las cadenas de suministro a escala global, con la ausencia de una presencia importante de una industria de semiconductores y de chips en el continente europeo, o la misma guerra de Putin en Ucrania con la dependencia europea del gas ruso, deben servirnos para reaccionar y también para mejorar, para hacernos evidentemente mucho más fuertes ante este tipo de chantajes, por un lado, o de realidades por otro.

La postura de España es clara a este respecto. Los días de las deslocalizaciones masivas industriales hacia otros continentes o la dependencia ciega en importaciones deben acabar y tenemos en consecuencia que reforzar nuestras capacidades de producción domésticas. Y eso es algo que estamos haciendo ya en España.
Por ejemplo, en el ámbito de la covid hemos aprobado esa autonomía estratégica en el ámbito de los productos sanitarios para poder hacer frente a potenciales pandemias. O también somos el único país europeo que desde el principio al fin podemos fabricar una vacuna frente a la covid, la vacuna de Hipra. En el ámbito de las energías renovables estamos haciendo lo propio con un despliegue masivo de las energías renovables. O en el ámbito de los semiconductores estamos destinando a través de un proyecto estratégico específico, el PERTE de chips y semiconductores, 12.000 millones de euros para la atracción de inversiones que hagan de España también un centro de producción de este importante o de estos importantes materiales.

Tenemos, en consecuencia, que garantizar la competitividad de aquellos sectores en los que ya somos punteros -el turístico, el financiero, el agroalimentario, el automovilístico- o impulsar nuevas industrias de futuro que creen empleos de calidad y también riqueza entre nuestros ciudadanos. En definitiva, tenemos que hacerlo con más innovación, con más formación, con más política industrial y también con un mayor desarrollo e integración del mercado único.

Pero esto, señorías, no significa que debamos sucumbir a los cantos proteccionistas y antiglobalistas que proclama en buena medida la ultraderecha, porque por mucho que reforcemos nuestra autonomía estratégica, nuestra reindustrialización y ganemos en circularidad y en eficiencia que siempre va a ser necesario, Europa necesitará y será más próspera cooperando con otros países. Solamente doy un dato: de nuestra participación a nivel europeo en la economía global emana el 40% del Producto Interior Bruto del conjunto de la Unión Europea, uno de cada cinco empleos y buena parte de las oportunidades y el bienestar que gozan hoy nuestros conciudadanos.

Por eso creo que es importante que, en lugar de cerrarnos en nosotros mismos, Europa lance una nueva expansión comercial dirigida a consolidar, a diversificar y a ampliar sus vínculos con el exterior, pero no de cualquier manera, sino garantizando evidentemente la sostenibilidad social, la medioambiental y también todo lo que tiene que ver con la consolidación de la democracia en terceros países.

En definitiva, tenemos que abrirnos al exterior. Tenemos que liderar la modernización de la arquitectura multilateral y se tiene que incrementar la ayuda al desarrollo, como estamos haciendo con la ley, aprobada la pasada legislatura, de Cooperación al Desarrollo, ese compromiso del 0,7%, o el compromiso de alcanzar mayores cotas de bienestar en países emergentes y en desarrollo.

Esta es la visión de futuro de la Presidencia española la que hemos tratado de construir a lo largo de este último año, en un ejercicio también de prospectiva estratégica pionero, que ha sido aplaudido por la Comisión Europea, por los Estados miembros y por el propio Consejo.

Y esta es la visión que defendimos en los Consejos Europeos de junio y octubre y es la visión que fue finalmente respaldada por los 27 Estados miembros, los jefes de Gobierno, los jefes de Estado en la Cumbre Informal de Granada. La Presidencia española ha ayudado a fijar el norte y, bajo su gestión, la Unión ha dado pasos muy importantes hacia él. Hemos aprobado reformas ambiciosas, por ejemplo, para el abastecimiento de las materias primas críticas, para reforzar la seguridad económica, para impulsar nuestro liderazgo en las tecnologías verdes y digitales. Y, entre ellas, sí quisiera poner de manifiesto un hito histórico, por ser la primera regulación a nivel global y es la primera ley de Inteligencia Artificial, que nos va a ayudar a impulsar y a desarrollar este tipo de tecnología, evidentemente, al tiempo que evitamos la reproducción de sesgos, la discriminación, el daño a personas, protegiendo nuestros valores y también nuestros derechos como europeos.

Nuestros ciudadanos deben saber que España ha tenido un papel destacado en el desarrollo de esta nueva ley, o primera ley, vamos a ser más exactos, de inteligencia artificial, porque no en vano fuimos nosotros, este gobierno, el primero en el mundo durante la pasada legislatura en aprobar una carta de Derechos digitales en plena pandemia, que ha servido de inspiración para la Declaración Europea sobre los Derechos y los Principios Digitales. Y hemos creado dos agencias -la primera para la supervisión de la inteligencia artificial, y el análisis de los algoritmos la segunda-, ubicadas no en Madrid, sino en Sevilla y en A Coruña, que son pioneras a nivel mundial.

Y también hemos avanzado en la modernización y la protección de sectores tradicionales, pero muy importantes para nuestro país, como es, por ejemplo, el agroalimentario. Hemos alcanzado un importante acuerdo en materia de pesca, que va a garantizar el futuro y la prosperidad de miles de familias en Europa y en España.
Y pienso también en regiones tan importantes como Galicia.

Pero al mismo tiempo que hemos reforzado lo de dentro, también hemos impulsado la agenda exterior de la Unión, con la celebración de una cumbre que yo diría es histórica -porque no se celebraba desde mediados de la década de 2010- entre la Unión Europea y la América Latina y el Caribe. Una alianza estratégica para hacer cumbres bianuales y también aprobar una agenda de inversiones públicas que refuerce y estreche esa relación económica y de inversiones entre ambos continentes, con avances sustantivos en el acuerdo del Mercosur. Eso hemos logrado la Presidencia de Lula da Silva al frente del Mercosur en Brasil y también nosotros desde la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea.

Pero también hemos alcanzado acuerdos comerciales muy importantes, por ejemplo, con Chile, con Nueva Zelanda y el Grupo de Estados de África y el Caribe y el Pacífico.
Acuerdos que en definitiva lo que nos van a permitir es diversificar nuestras cadenas de suministro, abrir nuevos mercados y también oportunidades para las empresas españolas y, en consecuencia, lograr un desarrollo compartido entre las distintas regiones con las que acordamos este tipo de tratados comerciales.

Nosotros creemos en la apertura, pero defendemos que esa apertura tiene que ser una apertura sostenible, desde el punto de vista medioambiental y social. Defendemos la economía global y lo hacemos porque la evidencia empírica, si nos enseña algo, es que la apertura crea más empleos de los que se lleva. Permiten nuevas empresas, también el crecimiento de las existentes, contribuye a que la renta de los españoles aumente gracias a la creación de una mayor actividad económica y, por eso, vamos a apostar por ella siempre.

Junto con la reindustrialización del continente europeo, la segunda prioridad de nuestra Presidencia fue la de avanzar hacia la transición ecológica y la adaptación medioambiental a esta emergencia climática ya existente. Por una cuestión, además, lo hacemos de pura supervivencia y de justicia intergeneracional, porque tenemos que pensar en las generaciones de nuestros hijos y nuestras hijas que merecen heredar un planeta sano.

Pero también porque estamos convencidos de que este tipo de desafíos, si los afrontamos de manera anticipada y desde una perspectiva de inclusión territorial y social, encierra grandes oportunidades para nuestro país.

La oportunidad de crear nuevas industrias o también, como distintos informes de las instituciones comunitarias nos recuerdan, crecer en un punto adicional del Producto Interior Bruto (PIB) cada año y crear más de un millón de nuevos empleos solo en esta década.

La oportunidad, en consecuencia, señorías, también de reducir drásticamente nuestra dependencia de la energía, de las materias primas importadas del extranjero. Lo he dicho antes, recordemos la dependencia que Europa ha tenido durante muchísimos años del gas ruso y, por tanto, también de abaratar sustancialmente la factura eléctrica de nuestros hogares también de las empresas y ganar competitividad nuestras industrias.

Y también algo que se menciona poco, pero que me parece muy relevante, es que podemos con ello salvar más de 300.000 vidas al año, 300.000 vidas que se pierden prematuramente como consecuencia de la contaminación del aire o de los eventos climáticos extremos.

Y para hacer realidad estas oportunidades hemos impulsado creo, importantes iniciativas. Hemos alcanzado por ejemplo acuerdos fundamentales como el de la reducción de las emisiones de gases contaminantes de las industrias; lograr también que el transporte aéreo sostenible camine en esa dirección mediante el uso de los combustibles SAF.

En segundo lugar, aprobando varios reglamentos pioneros que nos van a ayudar a reutilizar mejor los residuos, a tener productos más duraderos, reparables y también reciclables. Y lógicamente, la aprobación de la Ley de Restauración de la Naturaleza, que servirá para recuperar ecosistemas degradados en Europa de aquí a mediados de siglo.

Por último, y esto creo que es muy relevante, hemos representado la voz de Europa, la Presidencia española de la Unión Europea en la COP28 y gracias al liderazgo, en este caso de la vicepresidenta tercera, quien encabezó la posición negociadora de la Unión Europea, creo que hemos logrado un acuerdo histórico, que marca el principio del fin del dominio de los combustibles fósiles en el planeta.

En fin. Hemos liderado con la Presidencia del Consejo, pero también lo estamos haciendo con el ejemplo, que creo que es lo relevante. Este año y por primera vez en nuestra historia, señorías, la generación de energías a partir de fuentes renovables superará el 50% del volumen total. Es decir, más que la suma total de combustibles fósiles y energía nuclear. Nunca antes ninguno de los grandes Estados de la Unión Europea había alcanzado este hito.

Señorías, crecer dentro de los límites planetarios no es un antojo de algunas empresas, ni tampoco es un invento de la izquierda o de los progresistas, como dicen algunos. Es un imperativo, es un imperativo moral, pero también es un imperativo científico. Es un imperativo moral y científico que España y Europa deben asumir y liderar en consecuencia la carrera hacia la sostenibilidad. Y ese liderazgo va a hacernos además más prósperos, más sanos y más competitivos en la economía que se está ya construyendo.

Por tanto, reindustrialización, transición ecológica y la tercera prioridad de esta Presidencia ha sido lograr una mayor justicia social y económica. Una de las obsesiones, si me permiten, de este gobierno de coalición progresista ha sido y es demostrar que no hay que elegir entre la mejora de las empresas y la mejora de la dignidad de los trabajadores y trabajadoras.

Porque frente al discurso neoliberal que imperó durante la crisis financiera y la respuesta que se dio a esa crisis financiera y que estamos viendo por desgracia a ambos lados del Atlántico de nuevo resurgir; nos dice que hay que elegir entre crear empleo y ofrecer condiciones dignas a los trabajadores, entre tener economías competitivas o estados del bienestar, nosotros hemos demostrado a lo largo de estos cinco años en un contexto complejo, extraordinariamente difícil, que se pueden hacer las dos cosas a la vez.

En la pasada legislatura, como he dicho, logramos aumentar el salario a uno de cada cuatro trabajadores y aprobamos una reforma laboral puntera que ha devuelto derechos y poder de negociación a millones de personas, sean empresarios o sean trabajadores y sus representantes sindicales.

Y, al mismo tiempo, impulsamos la creación de empresas y el desarrollo de sectores de futuro y logramos crear 2 millones de nuevos empleos, alcanzando así la mejor cifra de la historia. En este último año, señorías, más de medio millón de empleos se han creado en nuestro país. En definitiva, creo que algo de lo que nos tenemos que felicitar, sobre todo cuando vemos ese ese aporte histórico del empleo femenino al mercado laboral.

¿Durante la Presidencia, qué es lo que hemos hecho? Hemos tratado de impulsar esa misma visión para el conjunto de la Unión. Tal y como quedó de manifiesto en la Cumbre Social Tripartita que celebramos en la capital de Bélgica, en Bruselas, el pasado mes de octubre, se aprobaron varias medidas para reforzar los derechos de los consumidores y mejorar las condiciones laborales de millones de trabajadores. Y ojalá, como está trabajando la vicepresidenta segunda, podamos lograr ese acuerdo para los trabajadores de las plataformas digitales.

También hemos cosechado avances importantes desde el punto de vista del pilar social, llegando a un acuerdo a nivel de Consejo para poner en marcha una tarjeta de discapacidad europea, para combatir la violencia contra las mujeres y también la trata de seres humanos y ampliar los derechos de otros colectivos vulnerables.

Y hemos logrado algo que parecía impensable a lo largo de estos dos últimos años, sobre todo por las diferencias que había entre los distintos estados en relación con la respuesta a dar.

Pero hemos logrado una reforma -que yo calificaría de histórica- del mercado eléctrico, una reforma que, además, señorías, creo que lleva, porque ha sido objeto de muchísimo debate en esta tribuna durante la pasada legislatura, el sello y la firma de España y que nos va a permitir hacer cuatro cosas fundamentales que creo que son de interés para los ciudadanos de nuestro país. En primer lugar, reducir la volatilidad del precio de la luz, algo que hemos sufrido sobre todo los hogares de nuestro país, con particular incidencia desde el inicio de la guerra de Putin en Ucrania. En segundo lugar, aumentar la transparencia y, por tanto, que los ciudadanos sean conscientes de cuáles son los costes que están detrás de las facturas eléctricas. En tercer lugar, proteger a los consumidores frente a los abusos de algunas multinacionales energéticas. Abrir la puerta a la intervención pública a los mercados cuando se declare una crisis energética como la que hemos sufrido durante estos últimos años y seguir impulsando las energías renovables.

En definitiva, señorías, esta reforma del mercado eléctrico tiene una experiencia previa que es la solución ibérica. Una innovación que logramos aprobar hace 20 meses en Bruselas, tras durísimas negociaciones con el resto de Estados miembros, también con los equipos de la Comisión Europea, y que ya ha permitido a los hogares españoles, señorías, ahorrar más de 5.100 millones de euros. Reducir la factura eléctrica en un 27% solo el año pasado y consolidar una caída en el precio minorista de la electricidad del 30% entre el último semestre del año 2022 y el primero del año 2023.

Por tanto, repito, hemos ahorrado más de 5.100 millones de euros, se ha reducido la factura eléctrica en un 27% solo el año pasado y se ha consolidado una caída del precio minorista, que era algo excepcional en nuestro país en comparación con otros en otros países de la electricidad del 30% entre el último semestre del año 2022 y el primero del año 2023. Y quiero decir con esto que, gracias a ello, hoy el precio minorista de la electricidad en España está por debajo de la media europea, que es algo inédito. Siempre había estado entre los cinco más caros de Europa.

Somos, en definitiva, señorías, y eso también explica por qué estamos ganando competitividad y el porqué de mucha atracción de inversiones extranjeras directas para proyectos industriales. Insisto, somos el país de Europa en el que el precio se ha reducido más.

Y aun así, nuestras empresas energéticas han seguido creciendo; de hecho, han tenido beneficios récords en estos últimos años. Una muestra más de que es compatible hacer que la economía crezca mientras se mejoran las condiciones de vida de nuestros conciudadanos.

En definitiva, señorías, la política energética la política económica, la protección de rentas, ha hecho que nuestro país esté liderando el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) entre las principales economías europeas; tengamos una creación de empleo como la que estamos experimentando en nuestro país; también atraigamos inversiones y en definitiva contengamos los precios como los estamos conteniendo, aunque evidentemente todavía nos queda mucho por hacer.

Por tanto, señorías, como ven la Presidencia ha alcanzado importantes hitos en este sentido de cara a nuestros conciudadanos y ahora solo falta que culminemos la reforma de las reglas fiscales, de la gobernanza económica que permita, en definitiva, que los Estados miembros podamos mantener unas cuentas públicas saneadas al mismo tiempo que financiamos todas las políticas vinculadas con esa transición ecológica, con la transformación digital y, al mismo tiempo, que fortalecemos los servicios públicos y las prestaciones sociales que la ciudadanía exige y merece a sus gobiernos.

Y, en fin, que cerremos la revisión del marco financiero plurianual. Tenemos un consenso a 26; saben ustedes que somos 27 Estados miembros. En definitiva, no pudimos culminarlo durante esta Presidencia, pero estoy convencido de que lo vamos a hacer durante la Presidencia belga. Una revisión, señorías, en todo caso, la revisión del marco financiero, esencial para poder seguir apoyando a Ucrania y para abordar con fuerza los retos migratorios y lógicos que estamos sufriendo en estos últimos tiempos. En el Consejo Europeo de la semana pasada también se avanzó mucho en este en este ámbito. Como saben ustedes, Hungría ha sido el único país que se ha opuesto a culminar esta revisión e, insisto, espero que en las próximas semanas podamos culminar ese ese importante acuerdo, como también esperamos que la economía europea siga transitando por esa doble vía de la competitividad y de la justicia social.

Yo creo que es importante que dejemos atrás de una vez por todas los dogmas neoliberales y también, si me lo permiten, austericidas que tanto daño hicieron en el pasado. Lo he dicho en muchas ocasiones, señorías. Durante la crisis financiera y la respuesta neoliberal se tardó ocho años en recuperar los niveles previos de PIB, diez años en recuperar los niveles previos de empleo a antes de la crisis financiera. Y con una pandemia y con una guerra en el este de nuestro continente, hemos tardado dos años en recuperar los niveles previos de PIB y dos años en recuperar los niveles previos de empleo. Con lo cual, ahí está la diferencia en términos generacionales, de equidad y de eficacia.

Por tanto, que apostemos por un nuevo paradigma, que creo que puede ser mayoritario en el sentido común del conjunto de la ciudadanía, que es preocuparnos por bajar el índice Gini, que es el índice que mide la desigualdad o la igualdad, tanto como por subir el Producto Interior Bruto.

Por eso, creo que es muy importante, señorías, creo que es un honor, que es un privilegio, que nuestra vicepresidenta primera haya sido elegida la primera mujer presidenta del Banco Europeo de Inversiones. Como este será su último pleno, vicepresidenta, querida Nadia, quiero decirte que tu liderazgo ha sido clave en los logros de este gobierno en un tiempo muy difícil, muy difícil. España creo que es más competitiva, más próspera y más justa. Has aportado rigor, brillantez, audacia a la política económica de este Ejecutivo y por ello te vamos a estar eternamente agradecidos. Yo te estoy eternamente agradecido.

Creo, además, señorías, querida Nadia, que tu elección como presidenta del BEI primero es una constatación de que España se sitúa en el corazón y a la cabeza de la Unión Europea, pero también el que hayas sido la primera mujer presidenta del Banco Europeo de Inversiones elegida creo que también demuestra el compromiso feminista del conjunto de la sociedad española y del Gobierno que se autoproclama con orgullo feminista. Así que muchas gracias, vicepresidenta primera.

Y junto con la justicia social, señorías, la cuarta prioridad de la presidencia española ha sido reforzar la unidad, la unidad de Europa, porque tenemos enemigos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras y algunos están sentados en esta Cámara. Esos enemigos, señorías, se fotografían con Putin; ponen unas banderas nacionales contra otras; han hecho todo lo posible para dividirnos usando a su favor las desgracias internacionales que se han producido durante estos últimos años, y, afortunadamente, no lo han logrado. Al contrario, nos han cohesionado al conjunto de los Estados miembros más y nos han hecho, en consecuencia, más fuertes.

Salvo algunos partidos de la ultraderecha, señorías, fíjense que ya nadie habla de abandonar la Unión Europea, ya nadie celebra el Brexit, ni lleva en su programa reproducirlo. Hemos comprendido algo muy importante y es que en este tiempo de gigantes para prosperar debemos estar más unidos, más integrados en el plano interior y más coordinados en la gestión de todos los asuntos de política exterior.

Y en esta presidencia hemos dado pasos decisivos en ese ámbito. Por ejemplo, el que hemos conocido hoy, de cerrar un acuerdo fundamental para España también, por nuestra situación geográfica, que es el Pacto sobre la Migración y Asilo, que nos va a permitir algo muy importante y es mejorar la gestión de nuestras fronteras, conducir de forma más humana y coordinada los flujos migratorios.

Hemos impulsado también la consolidación de la Comunidad Política Europea, que reunió en Granada a más de 40 jefes de Estado y de Gobierno y también hemos dado un gran impulso al proceso de ampliación de la Unión Europea hacia los Balcanes Occidentales, Bosnia-Herzegovina. También, lógicamente, en el frente oriental: Ucrania, Moldavia y Georgia.

Por tanto, a lo largo de estos últimos meses los europeos lo que hemos demostrado es que podemos estar y estamos más unidos. Y eso nos ha permitido superar crisis fundamentales, señorías: la pandemia de la covid, plantar cara a las ansias imperialistas de Putin, salvar vidas en Ucrania, proteger a familias y a las empresas de los efectos de la guerra o también los efectos catastróficos que pudiera haber tenido la pandemia sobre nuestra economía.

Por ese mismo motivo, señorías, pienso que en Europa- y es lo que he defendido en Bruselas desde el inicio de esta terrible guerra el pasado 7 de octubre- creo que ha llegado la hora de que la Unión hable también con claridad y con unidad sobre lo que está ocurriendo en Israel y Palestina.

Lo dije en el Consejo Europeo del pasado mes de octubre y lo vuelvo a reivindicar también aquí. Debemos condenar y condenamos, por supuesto, los repugnantes asesinatos perpetrados por los terroristas de Hamás. Debemos exigir y exigimos, una vez más, la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes que están siendo aún objeto de captura por parte de la banda terrorista Hamás. Debemos apoyar la lucha contra el terrorismo en todo Oriente Próximo y debemos reconocer el derecho que tiene todo país a defenderse y a existir, pero con la misma convicción y con los mismos valores debemos exigir que se detenga la muerte de civiles en Gaza. Los bombardeos deben cesar inmediatamente. La ayuda humanitaria debe llegar con urgencia y en cantidad suficiente a la gente que está sufriendo hambre, frío y dolor. Europa debe exigir el cumplimiento del derecho internacional y en especial del Derecho internacional Humanitario. Esta es la posición que ha defendido el Gobierno de España desde el principio. Debe contribuir activamente a la búsqueda de una solución definitiva y e integral de este conflicto proporcionando una perspectiva de paz seria, creíble, que dé contenido a la solución de los dos Estados. Ello implica, señorías, reconocer la existencia del Estado palestino, que conviva en paz y en seguridad junto al Estado de Israel. Y creo, señorías, que también en algún momento de la legislatura tendremos que abordar el reconocimiento del Estado palestino por parte de las Cortes Generales y del Gobierno de España.

Ha llegado, por tanto, señorías, la hora de que los europeos hablemos alto claro y con una sola voz, no porque el mundo nos esté mirando o porque vaya a juzgarnos la historia -como a menudo decimos de forma grandilocuente en nuestros discursos-, sino porque hay seres humanos sufriendo, hay niños y niñas sufriendo, perdiendo la vida. Por tanto, no podemos quedarnos de brazos cruzados, ni vamos a quedarnos de brazos cruzados.

Señorías, un mes antes de que España asumiera la presidencia rotatoria de la Unión Europea, convoqué elecciones generales el pasado 23 de julio y lo hice - lo dije el día que hice la convocatoria- para clarificar la situación política ante el inminente pacto entre el Partido Popular y VOX, entre la derecha y la ultraderecha en nuestro país en numerosas comunidades autónomas y ayuntamientos que, por cierto, están haciendo cosas tan graves, hoy mismo acabamos de conocer que se ha vuelto a censurar una obra de teatro en un pueblo de Castilla-La Mancha, de un gobierno municipal gobernado por el Partido Popular y por VOX.

Lo hice, como decía, para clarificar esos pactos entre la derecha y la ultraderecha, desplazando por cierto a múltiples presidentes, presidentas, alcaldes y alcaldesas socialistas o progresistas que habían sido los más votados y con una excelente gestión a sus espaldas. Dije entonces que había que clarificar la situación, que teníamos que conocer si los españoles y españolas le daban esa misma mayoría al Partido Popular y a Vox, a Feijóo y Abascal para gobernar nuestro país. Y lo aclaramos. La apuesta de la derecha junto a la ultraderecha perdió las elecciones el pasado 23 de julio y se abrió la posibilidad de reeditar un gobierno de coalición progresista para los próximos cuatro años.

Después de varios meses y de un intento fracasado del señor Feijóo para su investidura, hoy, afortunadamente, España cuenta con un nuevo gobierno. Las elecciones, en consecuencia, señorías, ya han pasado. El país requiere cuatro años -como propuse en mi investidura- de estabilidad política, de crecimiento económico, de justicia social. En definitiva, exige, requiere de acuerdos, de reformas y de avances sociales.

Y la oposición, por tanto, señorías, no puede seguir instalada en la bronca y en el insulto, en el berrinche permanente, si me lo permiten. Porque creo que las familias, las empresas, la economía de nuestro país lo que demandan de nosotros y de nosotras es una política útil que resuelva los problemas, que alcance en los aspectos que pueda acuerdos que son necesarios y que son positivos para el conjunto de nuestra ciudadanía.

Esto es lo que nosotros hemos intentado hacer y creo que hemos hecho durante estos últimos cuatro años. En la pasada legislatura hemos llegado a acordar, señorías, con los sindicatos y con la patronal 15 importantes acuerdos en momentos muy relevantes de la historia de nuestro país, como es, por ejemplo, la pandemia, o también para hacer grandes reformas en el ámbito de las pensiones reconstruyendo el Pacto de Toledo, o la reforma laboral. Hemos acordado no solamente con los agentes sociales, hemos acordado también con las comunidades autónomas y con los ayuntamientos 20 Conferencias de Presidentes. Las medidas para hacer frente a la pandemia fueron acordadas con ese término que acuñamos entre todos, que fue la cogobernanza. Hemos acordado también con otras formaciones políticas para sacar adelante más de 200 leyes, tres Presupuestos Generales del Estado en tiempo y forma, que no solamente han dado estabilidad, sino que nos han permitido responder a las reformas que habíamos acordado con Europa y, por tanto, ser el primer país a la vanguardia de la recepción de los fondos europeos. Hemos acordado también, señorías, con otros gobiernos europeos o también hemos acordado con otros grupos parlamentarios en el Parlamento Europeo. También con gobiernos de otro signo en el Consejo Europeo, a través de esta Presidencia. Los fondos europeos es una buena prueba de ello, la compra centralizada de vacunas también lo es o la reforma del mercado eléctrico, como lo fue también en su día la solución ibérica.

En definitiva, lo que quiero decir, señorías, esa es la mejor política, la que parte del acuerdo entre diferentes. Porque la sociedad española, señorías -lo dije también en mi investidura-, es plural desde el punto de vista político y es diversa desde el punto de vista territorial. Y este Gobierno es consciente de dicha pluralidad y diversidad y ese es el compromiso que manifiesto ante sus señorías.

Sabemos que nadie tiene una mayoría suficiente para imponer sus postulados. Es evidente, no hay más que conocer la composición de esta Cámara, porque es precisamente lo que han decidido los españoles y españolas el pasado 23 de julio con su voto: que no haya una mayoría suficiente para imponer los postulados de unos u otros. Por eso vamos a seguir haciendo del diálogo nuestra herramienta y del acuerdo nuestra meta. Con los agentes económicos y sociales, para seguir creciendo económicamente y también para crear empleo de calidad, con comunidades y ayuntamientos, para sacar adelante lo que son los grandes retos que tenemos por delante. Pienso, por ejemplo, en la vivienda, en un compromiso por la vivienda digna y asequible, sobre todo para las familias jóvenes y también para los jóvenes que se quieren emancipar a edades más tempranas. O para tener un nuevo modelo de financiación autonómica que nos permita contar con servicios públicos de calidad.

Queremos esos acuerdos, señorías, con partidos nacionalistas, con partidos independentistas, para resolver conflictos que heredamos, devolviendo la política, o a la política, mejor dicho, la solución de un problema que es eminentemente político. O también lo queremos hacer con la oposición, señor Feijóo, lo queremos hacer también con el Partido Popular. La anterior legislatura no fue posible, quizá por la proximidad de las elecciones, acaso por la presión externa o interna que usted ha sufrido por los ultras de dentro o de fuera de su partido. Pero esta legislatura acaba de echar a andar. Tenemos por delante cuatro años y creo que España necesita acuerdos, señor Feijóo. Por eso, he ofrecido al jefe de la oposición tres acuerdos de desarrollo constitucional y de importancia vital para los ciudadanos. Creo que lo es la renovación del Consejo General del Poder Judicial, tras cinco años de bloqueo. Creo que también lo es la reforma del artículo 49 de la Constitución, para dignificar el trato de las personas con discapacidad que hoy no se sienten reflejadas ni reconocidas en ese artículo de nuestra Constitución, eliminando el término "disminuido". Y creo también que es necesaria la reforma del sistema de financiación autonómica, para garantizar, como he dicho antes, los mejores servicios públicos a todos los ciudadanos, vivan donde vivan.

Y estos son los temas que plantea de entrada el Gobierno, señor Feijóo. Pero, por supuesto, como le he expresado en varias ocasiones, cabe añadir todo lo que usted considere y desee. En otras palabras, diálogo cuando quiera, como quiera, sobre lo que quiera y donde quiera; pero diálogo y no berrinche. Entendimiento, donde quiera, como quiera y cuando quiera; pero entendimiento y no insultos.

Parece ser que ha rectificado, por lo que me acaban de decir en el gabinete, en su empeño por tratar de darme plantón en la propuesta de reunión. En fin, yo lo celebro porque me parece que es lógico, señoría. No creo que nadie pudiera entender que, por primera vez en la historia, el jefe de la oposición fuera quien se negara a dialogar y a entenderse con quien ahora mismo ostenta las responsabilidades de presidente del Gobierno.

Queda claro y eso lo entiendo, señor Feijóo, que ustedes aspiraban a que el resultado electoral fuera otro. Es evidente que quisieran que nuestras posiciones se invirtieran, pero los españoles han hablado y hasta que vuelvan a hablar dentro de cuatro años no podemos mantener congelado el diálogo ni bloqueado, el entendimiento, porque precisamente a España le conviene otro tipo de actitud y además porque los españoles no lo entenderían. Nunca antes nadie lo hizo en su lugar y, dicho esto, le traslado, desde luego, la voluntad del Gobierno de España de poder llegar a acuerdos de Estado por el bien del país.

Acabo, señorías. Dentro de 11 días se cumplirán 37 años desde la entrada de España en las Comunidades Europeas. Aquel primero de enero de 1986, se hacía realidad el sueño de una gran mayoría de españoles y españolas para los que Europa había sido siempre un sinónimo de democracia, de progreso y de modernidad. La vida de más de 18 millones de españoles, cerca del 40% de la población, se ha desarrollado íntegramente en una España integrada completamente en la Unión Europea. Y esa generación entiende perfectamente que Europa es la normalidad institucional. Asume la pertenencia de nuestro país a la Unión como algo lógico por razones geográficas, culturales, económicas y democráticas. La dan por sentada. Y esa naturalidad cotidiana yo creo que es un gran triunfo de la democracia española.

Pero dicho esto, creo que también nos obliga a hacer pedagogía con las generaciones más jóvenes, a explicar lo que representa formar parte de este gran proyecto democrático y de libertades y derechos que es la Unión Europea. Y nada contribuye mejor a ello que comprobar lo que Europa representa para quienes desde fuera llaman a nuestras puertas, con la misma fuerza con la que lo hicimos nosotros, además, hace 37 años. Con el mismo ímpetu.

Los datos, además, avalan el acierto de aquella apuesta que hizo España, nuestro país, por entrar en la Unión Europea hace casi cuatro décadas. En ese periodo, señorías, hemos más que duplicado nuestro Producto Interior Bruto real. Nuestra economía ha multiplicado por seis el volumen de exportaciones de bienes y servicios. También su peso relativo: entonces representaban menos de la quinta parte de nuestro producto interior bruto, y hoy superan nada más y nada menos que el 41%. La tasa de empleo femenino, señorías, ha pasado de un 26% -un 26%, señorías, para que nos hagamos o nos demos cuenta de dónde partíamos-. La tasa de empleo femenino ha pasado de un 26% a un 61%, hasta alcanzar el récord histórico de rozar la cifra de 10 millones de mujeres cotizando en la Seguridad Social.

Hemos triplicado el número de kilómetros de vías de alta capacidad, mientras desarrollábamos al tiempo una red de alta velocidad, inexistente en 1986 y que hoy es la más extensa de Europa y la segunda a nivel mundial, sólo superada por China. Hace unas semanas, señorías, dimos un paso más con la llegada de la alta velocidad a Asturias, tras concluir una obra de una enorme complejidad técnica, que ayuda a prestigiar aún más la excelencia de las empresas ingenieras españolas.

En definitiva, señorías, lo que quiero decir con esto es que nuestro anhelo europeísta se sustenta en la evidencia histórica, pero también en los valores compartidos, porque España es europeísta por interés, obviamente, pero sobre todo por convicción. Esa convicción nos permite ser un motor del proyecto de construcción europea. Mientras otras sociedades vacilan y flaquean, creo que es evidente, claro, que España da un paso al frente.

Y hoy, como señaló precisamente la presidenta de la Comisión Europea Von der Leyen, con la crisis de refugiados afganos, España, en este tipo de crisis, representa el alma de Europa. Por eso nuestra voz se escucha, se respeta como nunca antes, nuestras propuestas forjan consensos. Ahí está el Pacto de Migración y Asilo. Europa sabe que puede contar con España. Este Gobierno, señorías, es y será fiel a ese mandato. Lo haremos desde la pluralidad de las fuerzas políticas en que se sustenta el apoyo al Gobierno, al Ejecutivo. Vamos a seguir apostando por la dignidad laboral, por la justicia social, por la tolerancia, por las sociedades abiertas, por el feminismo y por las transiciones verde y digital. Y, por supuesto, vamos a apostar por la Unión Europea, un gobierno en el que Europa y los europeos, sin duda alguna, pueden confiar porque está firmemente comprometido con los valores y las aspiraciones de la Unión Europea.

Señorías, ser parte de la Unión es pertenecer a la tercera mayor economía del planeta, la tercera mayor economía del planeta, el mayor agente comercial y la mayor receptora de inversión extranjera directa. Es contar con empresas líderes en sectores estratégicos, como son el de las telecomunicaciones, la automoción, la farmacéutica, la construcción, la banca, la energía, la industria agroalimentaria. Es ser vanguardia en la formación de capital humano. Es contar con el segundo mejor ecosistema de innovación y el tejido productivo más sostenible que existe.

Y en esta Presidencia, señorías, España ha contribuido humildemente a afianzar esa Europa, por la que merece la pena luchar. Una Europa que no se resigna a una lenta decadencia que preconizan aquellos que viven del miedo, ante las grandes transformaciones de nuestro tiempo. Una Europa que mira con optimismo al porvenir, porque cree en la fuerza y en la vigencia del ideal que la vio nacer y que, además, sigue siendo hoy el ejemplo más perfecto de entidad supraestatal del mundo. España seguirá defendiendo ese ideal y este Gobierno, señorías, asume ese mandato compartido por la inmensa mayoría de la sociedad española desde una rotunda certeza: y es que Europa es lo mejor que le ha pasado a España.

Nada más, presidenta. Muchas gracias.