Intervención del presidente del Gobierno en el acto de clausura de la 37ª Reunión Anual del Cercle d'Economia

6.5.2022

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Barcelona

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Presidente de la Generalitat de Cataluña, estimado Aragonès. Querido Javier, presidente del Círculo de Economía. Ministros, ministras, autoridades, representantes del Gobierno de España, también de la comunidad de Cataluña, del Ayuntamiento de Barcelona, que nos acompañan, socios del Círculo de Economía, amigos y amigas. Querida presidenta de la Comisión Europea, querida Úrsula.

Cuando venía para acá, para Barcelona, pensaba que, a lo largo de estos últimos tres años, Europa y sus dirigentes nos hemos tenido que enfrentar a crisis formidables. Recordaba, por ejemplo, que hemos tenido que gestionar el enfrentamiento de una administración estadounidense del presidente Trump, que no es que no quisiera a Europa, es que buscaba su debilitamiento abriendo una guerra comercial sin precedentes o poniendo en duda hasta, incluso, el propio compromiso de Estados Unidos con la Alianza Atlántica, hoy tan necesaria.

Pensaba también en que hemos tenido, durante muchísimas horas de largos consejos europeos a lo largo del año 2019 y del año 2020, que gestionar no solamente la salida, sino un acuerdo, una salida pactada con una potencia nuclear y miembro fundador de la Unión Europea, como es el Reino Unido.

Luego, como bien ha recordado en su intervención, vino la pandemia del COVID-19 y ahora tenemos que afrontar las consecuencias políticas y humanitarias, económicas y sociales de una guerra en Ucrania.

Y todo ello, querida Úrsula, en tan solo tres años. Y miren, a pesar de la descomunal envergadura de los desafíos antes descritos y otros muchos que han sido referidos aquí, estoy convencido, por muchos intervinientes, cada vez que nos hemos enfrentado a la disyuntiva de qué hacer o no hacer, el Consejo, la Comisión, el Parlamento Europeo, hemos optado siempre por la mayor integración de Europa, por compartir soberanía, por unirnos y no dividirnos.

Lo hicimos, como bien ha recordado antes la presidenta de la Comisión Europea, con la compra conjunta de vacunas o incluso también con los fondos Next Generation. Y lo estamos haciendo ahora unidos en la respuesta a la guerra en Ucrania.

Siempre hemos optado por hacer más fuerte y mejor nuestro proyecto común, que es Europa. Y si algo tengo claro en este tiempo tan azaroso que nos ha tocado vivir es que Europa es nuestra nueva patria y que, por tanto, tenemos que reivindicar ese patriotismo europeo. Europa es una nueva y complementaria identidad a otras muchas, ya sea hoy aquí, desde Barcelona, desde Cataluña, la patria española, la patria catalana.

Y al frente de ese avance de Europa hemos tenido la suerte, la fortuna, de contar con el liderazgo y la empatía, con la visión y el trabajo constante, créanme, el trabajo constante de Ursula von der Leyen, la primera mujer presidenta de la Comisión Europea; demostrando, por tanto, con su resultado, con su buen hacer, que feminizar la política le sienta bien, querida Úrsula, a la política. Gracias por estar hoy aquí con nosotros. Sabes que puedes contar con España, que tienes em nosotros todo un aliado para las tareas que tienes por delante como presidenta de la Comisión Europea.

Señoras y señores, un año más, es un placer para mí volver a estar con ustedes en el Círculo de Economía aquí en Barcelona. Y quisiera comenzar con una declaración de intenciones. Quisiera comenzar manifestando, querido presidente, mi profundo respeto por Cataluña, mi respeto y consideración hacia su sociedad y hacia sus instituciones y mi firme voluntad de continuar avanzando en el diálogo, la negociación y el acuerdo. Porque no hay propósito más noble, meta que merezca más la pena para cualquier responsable político, crea en lo que crea y represente las ideologías que represente, que construir convivencia para que nuestros ciudadanos, en un momento tan especial, tan complejo como el que estamos viviendo, vivan en sociedades sin fracturas.

Dicho esto, esta declaración de principios, que es mi convicción con la que voy a seguir trabajando mientras tenga el honor de seguir siendo presidente del Gobierno de España, quisiera compartir con ustedes dos diagnósticos que pueden parecer contradictorios.

Por un lado, y aquí estoy convencido que se ha dicho por parte de muchos intervinientes, la economía española está respondiendo con solidez. Estamos respondiendo con solidez a pesar de la guerra en Ucrania y también de los efectos aún adversos y permanentes de la pandemia en nuestra economía. Ese vigor que se muestra sobre todo en el empleo, que es el que tiene un impacto social mucho más grande. Y aún más en el empleo de mejor calidad.

Hemos sabido corregir algunos defectos endémicos del mercado laboral español, que, por cierto, nos señalaba reiteradamente durante muchísimos años la Comisión Europea en sus recomendaciones especiales o específicas, mejor dicho, como era la precariedad laboral.

Hemos llegado por primera vez en la historia de nuestro país a los 20 millones de personas trabajando en España y hemos pasado de contar con un contrato indefinido por cada diez temporales a que hoy en España se firme un contrato indefinido por cada contrato temporal, es decir, hay un récord de empleo y hay un récord de contratos indefinidos. En definitiva, más empleo y de más calidad.

Las empresas, y más en particular las startups, han encontrado en nuestro país, en España, un lugar formidable, gracias también al impulso de las energías renovables, al compromiso de todas las administraciones públicas y, por qué no decirlo, también de las empresas.

España avanza en la descarbonización definitiva de su economía. El turismo, como podemos ver en estas playas que nos acompañan, recobra su pujanza y también mejora su calidad. Y los fondos europeos están empezando a manifestar su efecto en nuestra economía con un gran potencial transformador que todos esperamos de ellos.

Todos estos datos son inequívocos y nos devuelven la confianza y también, por qué no decirlo, una esperanza en estos momentos de tanta incertidumbre en las posibilidades de España y de Europa. Un país el nuestro que está en una situación yo diría que inmejorable para poder realidad, poder realizar su modernización gracias a la transformación digital y a la transición energética con la cual estamos completamente comprometidos.

Pero es cierto que hay otros datos que ningún otro gobierno puede dejar de atender. Desde luego, tampoco el nuestro. El primero se llama desigualdad y el segundo se llama inflación, porque en nuestro país, señoras y señores, aún contamos con tres millones de parados, un millón de hogares en los que ninguno de sus miembros tiene empleo y la pobreza infantil alcanza a más de dos millones de niños y niñas y, por tanto, está en tasas absolutamente inaceptables para un país como el nuestro.

Hay muchas empresas, sobre todo autónomos, economía social, pequeñas y medianas empresas, que están teniendo verdaderas dificultades para salir adelante ante el aumento del coste de la energía. Y las familias de clase media, sobre todo la clase media, ha visto como la cesta de la compra y los gastos corrientes están mermando sus presupuestos.

Estos datos también son reales y son los que, créanme, guían la acción de mi Gobierno, porque la justicia social y la cohesión territorial no pueden ser solamente objetivos deseables desde el punto de vista político, sino que tienen que ser también pilares de crecimiento económico, junto con otros muchos que se han señalado aquí, por cierto, por parte del presidente del Círculo de Economía, como es, por ejemplo, la productividad.

Muchos de ustedes habrán escuchado a veces citar esta famosa frase de que la mejor política social es el empleo. A menudo se utiliza para justificar la degradación de las condiciones laborales o también hasta para amputar las políticas sociales. Yo les diré que para el Gobierno de España la mejor política social es la combinación del empleo y, más concretamente, de un empleo digno, acompañado de un Estado del bienestar fuerte que ampare a la población ante sucesos tan inéditos, pero, por desgracia, cada vez más recurrentes, como los que estamos viendo, por ejemplo, con la emergencia sanitaria derivadas del COVID-19.

Dicho de otro modo, a mi juicio, no existe dilema que fuerce a elegir entre más empleo o empleo digno, ni hay una disyuntiva que nos obligue a escoger entre empleo o políticas sociales; y, por tanto, nuestro propósito es vivir en una sociedad sin fracturas, una sociedad que no se desentienda de la suerte de los más desfavorecidos.

Y para eso tenemos el firme propósito de crear más empleo digno y de fortalecer nuestro Estado del bienestar. Estos dos diagnósticos que antes relataba, el del fuerte crecimiento económico y también la fuerte creación de empleo, pero al igual que la desigualdad tan lacerante que tenemos en nuestras sociedades y, sin duda alguna, también el alza de los precios, es lo que debe orientar nuestra mirada.

Estamos avanzando en el camino de la recuperación económica, pero nos queda mucho por hacer para alcanzar unos niveles de bienestar que sean aceptables para todos y para todas. Por tanto, nuestra obligación, la de todos los responsables públicos y, créanme, la del Gobierno de España, no es celebrar ni caer en la autocomplacencia, sino esmerarnos por mejorar y seguir resolviendo muchos de los problemas que tiene nuestro país.

Pero en todo caso, no lo duden, España tiene un rumbo claro. Contamos con un plazo bien definido, que es el horizonte de la Legislatura y tenemos la resolución, la determinación, para abordar las transformaciones que nuestro país necesita. Y permítanme decirles que ya sabemos que en la ruta hay turbulencias, muchas turbulencias. Sin duda alguna, y aquí se han relatado, la guerra y la pandemia lo son, qué duda cabe.

Sabemos también de sobra, querida Ursula, estimado presidente, ministros, ministras, responsables políticos que, en fin, el oficio de la política es hoy un oficio aún más exigente si cabe, más en estos tiempos, sabemos que las turbulencias a veces parecen tan intensas que acaparan toda nuestra atención. Pero el ánimo del Gobierno de España es el de superarlas, no alimentarlas y avanzar hacia la meta de consolidar la recuperación económica después de esta pandemia y la terrible guerra que estamos sufriendo. De impulsar la creación de empleo y de fortalecer ese elemento, ese basamento común que tenemos todos, que es la justicia social.

Las turbulencias, señoras y señores, pasarán y lo que perdurará será Europa. Lo que perdurará es que España habrá alcanzado el nivel más alto de su historia en el empleo.

Las turbulencias se superarán y lo que persistirá es que nuestro país, que España por primera vez está venciendo la lacra de la precariedad laboral, que hiere a personas, que resta eficacia a las empresas y que socava nuestros pilares de convivencia y de cohesión.

Las turbulencias acabarán y lo que quedará es que el Salario Mínimo Interprofesional se dignifica y que miles y miles de familias hasta ayer abandonadas, hoy reciben un ingreso como un Ingreso Mínimo Vital, como nos pidió desde hace ya mucho tiempo, precisamente, la Comisión Europea en sus recomendaciones específicas para nuestro país.

Las turbulencias, señoras y señores, acabarán, y lo que quedará será que nuestros mayores tendrán pensiones dignas que se revalorizan conforme a lo que dice la ley y no lo que diga un gobierno de turno.

Ese y no otro es nuestro plan, avanzar, vencer obstáculos, se llamen pandemia, se llame guerra, continuar avanzando por encima y a pesar de esas turbulencias, y alcanzar una meta clara, es proporcionar al mayor número de personas una vida digna, con un empleo digno, con una educación, una sanidad y una pensión digna.

Si me lo permiten, lo diré de otro modo: avanzar y avanzar y hacer retroceder solo a la intolerancia y a las conductas no ejemplares.

Avanzar gracias al diálogo, al acuerdo, construyendo convivencia y cohesión, que es a lo que se ha dedicado el Gobierno de España desde que tengo el honor de dirigirlo, huyendo de la confrontación estéril y apelando a la máxima unidad en un tiempo en el que por parte de la ciudadanía se nos exige eso, unidad de acción. Principios y valores que me gustaría hoy reafirmar más que nunca aquí en Barcelona.

Se ha dicho por parte de la presidenta de la Comisión Europea, la guerra en Ucrania ha alterado todo el escenario internacional y, por supuesto también, ha impactado en nuestra economía, la economía global. Esta no es una crisis europea. Hace pocos días tuve ocasión de poder hablar con algunos líderes africanos y me decían dejad de hablar de que esta es una crisis europea, esta es una crisis global, que tiene un impacto global. Y no solamente desde el punto de vista político, de relaciones internacionales, de cuestionamiento del orden internacional, sino hasta incluso también de crisis potenciales que podemos tener en el presente y en el futuro, como es, por ejemplo, la crisis alimentaria, que pueden estar sufriendo economías y países no muy lejanos a este maravilloso Mediterráneo.

Esta guerra es, después de la crisis financiera, como nos recordaba el presidente del Círculo de Economía y también de la pandemia del Covid19, la tercera gran crisis internacional acaecida en poco más de una década.

Cuando pienso en mis dos hijas, una de 17 años y otra de 14 años, y recuerdo mi infancia, ellas, como muchos de vuestros hijos e hijas si me permitís que os tutee, están viviendo un mundo muy distinto a la infancia que nosotros tuvimos. Y creo que es muy importante que tengamos eso en mente, precisamente para apelar a esa unidad y construir ese bien común.

Y las circunstancias que acompañan precisamente a esta guerra son extraordinariamente graves en la coyuntura actual, porque evidentemente estamos viendo cómo se encarecen los precios de la energía, también hemos descubierto la opinión pública española y también europea, la importancia que tienen economías como la ucraniana y, por qué no decirlo, también la rusa, en la producción de recursos clave para la transición verde, también la digital, el efecto de las sanciones económicas que va a tener, sin duda alguna, como bien decía antes la Presidenta en Rusia, pero por qué no decirlo, también en la economía europea. Y sobre todo y ante todo, la extraordinaria incertidumbre sobre la duración, la intensidad y las consecuencias de la guerra.

Hace pocos días, el Fondo Monetario Internacional estimó que las economías avanzadas crecerían en el año 2022 un 3,3%, casi un punto porcentual menos de lo que inicialmente había pronosticado esa misma organización el pasado otoño. Y que la inflación sería del 5,7%, es decir, casi dos puntos porcentuales más que en su previsión anterior. En estas estimaciones a la baja, lógicamente Europa, por estar sufriendo en primera persona las consecuencias de la guerra, es una de las áreas más afectadas. Y por ello, lógicamente, las perspectivas de crecimiento económico para Europa y para España también se han reducido.

En línea con las previsiones recientes de otros organismos, el Gobierno ha estimado hace escasos días el crecimiento del 4,3% para el año 2022 y de una inflación del 6,1%. En todo caso, es evidente que el crecimiento de España, pese a ser menor, continúa siendo robusto y de acuerdo con las previsiones del Fondo Monetario Internacional, nuestro país sigue teniendo uno de los mayores crecimientos de toda la Unión Europea y el segundo más alto de la zona del euro, sólo por detrás de Irlanda.

El COVID y la guerra de Putin son factores evidentemente externos a los que debemos sobreponernos para mantener nuestro rumbo económico. Y lo estamos haciendo de una manera clara y determinada. Lo estamos haciendo, como decía antes, con tenacidad y con un rumbo claro, a pesar de las incertidumbres, de las dificultades.

Existen datos del desempeño económico que alimentan esa confianza. Y quisiera simplemente mencionar algunos, porque creo que es importante también subrayar las buenas cosas que están sucediendo en la economía española.

En primer lugar, según el avance de la contabilidad nacional para el mes de abril, la economía española creció un 6,4% interanual el primer trimestre del año, acelerando desde el 5,4% observado en el trimestre anterior. Y ese crecimiento proviene en 3,3 puntos de la demanda nacional y en 3,1 puntos de la demanda externa.

Dentro de los factores nacionales, me gustaría destacar alguno de importante relevancia. Sin duda alguna, la buena marcha de la inversión. El crecimiento anual de bienes de equipo se aceleró hasta el 12,1%, mientras que la construcción volvió a proporcionar tasas positivas en línea con lo que llevaban anticipando desde hace meses los indicadores del empleo de este importante sector para la economía española.

La construcción, en efecto, fue una de las sorpresas más favorables de la Encuesta de Población Activa, al mostrar un incremento de la ocupación en este periodo del año, pues lo que suele pasar es que se reduce.

La EPA del primer trimestre también muestra que las horas trabajadas alcanzaron una cifra que no se lograba desde el año 2010, con el mayor incremento en un solo trimestre de toda la serie histórica.

Los datos de empleo, como he dicho antes, van a continuar siendo positivos en el segundo trimestre del año, a tenor de las cifras de afiliación que estamos viendo en el mes de abril.

El crecimiento anual aceleró hasta superar el 5% y el número de afiliados a la Seguridad Social ha superado los 20 millones de personas, un hecho inédito en la historia de nuestro país.

Pero no solamente estamos creando más empleo, sino como decía antes, estamos creando mejor empleo. Y en eso quiero agradecer, sin duda alguna, el compromiso de las empresas aquí presentes y de los empresarios en general.

Porque la contratación indefinida ha alcanzado, gracias también a la reforma laboral, producto de un acuerdo, de un acuerdo entre el gobierno y los agentes sociales, cifras absolutamente récord. Y yo diría incluso que sorprendentes para todos.

En abril un 48,2% de los contratos firmados, es decir, casi uno de cada dos, fue indefinido. Para que nos hagamos una idea del cambio tan trascendental que se está registrando en nuestro mercado laboral, entre el año 2014 y el año 2019, el promedio aproximado de contrato indefinido era uno por cada diez contratos temporales.

Es decir, la progresión es extraordinaria y esto es un triunfo de la sociedad española en su conjunto, fruto sin duda alguna del esfuerzo, del interés general, del diálogo entre el Gobierno de España y, sin duda alguna, el compromiso de los agentes sociales.

También España es hoy un país más atractivo para la inversión. En este año estamos viendo cifras que son récord desde el punto de vista de la inversión y eso si demuestra algo es precisamente la enorme confianza que se tiene en nuestro país, en sus posibilidades. El ecosistema por ejemplo de startups en España ha vivido el mejor año de su historia, con casi 4.300.000.000 de euros captados.

Y la novedad más largamente esperada de la economía española, sin embargo, la podemos ver en nuestras costas, en nuestras playas, y es precisamente la recuperación del sector turístico. Entre enero y marzo de 2022, las pernoctaciones hoteleras supusieron el 78% respecto al mismo periodo del año 2019, es decir, antes de la pandemia. Impulsadas lógicamente por la recuperación del turismo internacional, que vuelve a superar ya en este aspecto al turismo nacional.

Durante la Semana Santa pudimos observar que la mejora en la ocupación hotelera ha sido mucho más notable y siempre creciente. Simplemente algunos datos: Los niveles registrados ya suponen un 85% en relación al año 2019 y en algunos destinos se ha llegado a superar los niveles previos a la pandemia. E igualmente, según los datos que conocimos ayer, el gasto total de los turistas internacionales que visitaron nuestro país en el mes de marzo ascendió a 5.069.000.000 de euros. Para que lo pongamos en perspectiva, en el año 2021, en el mes de marzo del año 2021, ese gasto fue de 544 millones de euros, es decir, un aumento del 832%. Y si lo comparamos además con datos anteriores a la pandemia, el gasto supone ya el 84% del realizado en marzo del año 2019.

Esta tendencia si apunta a algo en el sector turístico, sin duda alguna es a una recuperación vigorosa, que no es ni coyuntural ni pasajera, porque todos los datos precisamente indican que durante los próximos meses vamos a seguir creciendo. Que la capacidad aérea programada, por ejemplo, para viajar a España entre abril y junio, está sólo a un 4,7% por debajo de los niveles pre pandemia, es decir, hemos recuperado más del 95% de los asientos programados en el mismo periodo del año 2019.

En suma, debemos sin duda alguna estar preocupados y vigilantes y actuar con la máxima empatía ante los efectos económicos y sociales de la guerra. Pero nuestro país, a pesar de toda la incertidumbre y la complejidad de los desafíos que tenemos por delante, cuenta con unas variables económicas razonablemente favorables. Y digo razonablemente favorables.

Y, por tanto, recogiendo el guante de mi estimado Javier, el presidente del Círculo, nuestra tarea, la tarea de todos, es preservar esos elementos positivos, llegando a acuerdos amplios en aquellas materias en las que sea necesario.

Y aquí de nuevo, querida Úrsula, creo que Europa debe servirnos de modelo y también de inspiración, porque hemos sabido negociar. Lo decía antes la presidenta de la Comisión Europea, largas horas de día y de noche, y hemos sabido pactar en Europa en momentos difíciles, entre diferentes.

Y España también sabe hacerlo, como hemos demostrado con la experiencia de la reforma laboral o incluso con alcanzar hasta casi una quincena de acuerdos entre agentes sociales y el Gobierno de España, precisamente en los momentos más difíciles, más duros de la pandemia, como todos, nosotros y nosotras, recordamos.

Y, por tanto, vamos a seguir intentándolo una vez y otra vez porque sabemos que cuando lo conseguimos, los resultados de esos acuerdos recompensan todo el esfuerzo. El Gobierno, como todos ustedes saben y aquí se ha dicho por parte de la presidenta de la Comisión, puso en marcha un ambicioso Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que ya está demostrando y está transformando la economía de nuestro país, apoyándose sobre todo en los dos pilares en los cuales, como he dicho antes, el Gobierno de España está plenamente comprometido, como es la transformación digital y la transición ecológica.

Y también, y precisamente ante la guerra de Putin, el Gobierno ha aprobado, con el acuerdo de muchos actores, también de los sectores más afectados, un Plan Nacional de Respuesta al impacto económico y social de la guerra, que responde con carácter inmediato a los desafíos que ha supuesto la invasión de Ucrania.

Este plan, como saben ustedes, se despliega en cinco ejes. Me van a permitir que lo relate, aunque sea someramente: mantener el poder adquisitivo de familias y trabajadores o, al menos, amortiguar el crecimiento de los precios, blindar a los sectores que han devenido más vulnerables como consecuencia del alza de los precios, apuntalar la sostenibilidad del tejido empresarial en nuestro país y las principales medidas tienen que ver, como saben ustedes, con los precios de la energía, con la bonificación de un mínimo de 0,20 euros por litro de combustible, prorrogando la bajada y la suspensión de impuestos a la electricidad, ampliando el bono social eléctrico y desvinculando el precio mayorista del gas a los precios globales de la electricidad.

Y para este último, como saben ustedes, logramos en el último Consejo un acuerdo muy importante para Europa y quiero, además, agradecer sin duda la empatía y las largas horas de escucha y de trabajo que hemos tenido con la propia Comisión Europea.

Me complace también informarles de que ayer mismo, por la tarde, tras semanas arduas de negociaciones técnicas, España y Portugal enviamos a Bruselas la propuesta conjunta del mecanismo de tope de precio de la electricidad que confiamos será definitiva y esperamos, sin duda alguna, presidenta, contar pronto con el visto bueno preliminar de la Comisión Europea para poder ponerla en marcha a lo largo de los próximos días.

El Plan de Respuesta a la crisis, como saben ustedes, contempla también medidas específicas a lo largo de los próximos meses en el apoyo al tejido empresarial con nuevas líneas de crédito ICO, por valor de 10.000 millones de euros, ayudas específicas a los sectores afectados, por ejemplo, al sector de los transportes con 1.000 millones de euros, al sector pesquero, al sector agrario, a las industrias electro intensivas, altamente damnificadas como consecuencia de esta crisis y también de las intensivas. Y al transporte, como decía antes, y a la distribución, este conjunto de medidas mantiene, y esto es lo que me gustaría también reivindicar, un equilibrio adecuado entre bonificaciones tributarias y ayudas públicas directas, porque en estos momentos es más necesario que nunca hacer un uso racional de la política fiscal.

En suma, señoras y señores, somos el mismo Gobierno que durante la pandemia puso en marcha los créditos ICO, los ERTE, los aplazamientos tributarios, las ayudas directas a los sectores afectados… Y no les quepa duda de que volveremos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para proteger el crecimiento económico, para amortiguar los efectos económicos de la guerra y también para hacer un reparto justo en toda la población de los costes económicos y sociales de esta guerra.

Pero retomando lo que antes decía, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que es en definitiva nuestra hoja de ruta en el corto, en el medio y en el largo plazo, se está desarrollando, quiero reivindicarlo, con eficacia y con diligencia. Antes lo ha dicho la presidenta de la Comisión y yo se lo agradezco. España es, con diferencia, el país más avanzado en todo lo relacionado con la gestión de los fondos Next Generation.

Fuimos el primer país, junto con quien ostentaba entonces la presidencia pro témpore de la Unión Europea, Portugal, en recibir la aprobación definitiva al Plan. Hemos sido el primer país en recibir el desembolso ligado al cumplimiento de hitos y de objetivos. Y, asimismo, como recordaba antes la presidenta, hemos sido el primer país en solicitar el segundo desembolso del Plan para la Administración Pública. Y quiero además reivindicarlo y subrayarlo, y no solamente en la Administración General del Estado, sino también la de la Generalitat de Cataluña, las diputaciones, en este caso en Cataluña y, sin duda alguna, también los ayuntamientos.

Los servidores públicos están trabajando a un ritmo sin precedentes para poder gestionar de manera eficaz y rápida esos fondos. Y yo quiero reconocerlo, porque en muchas ocasiones hablamos de los gobernantes, pero son los servidores públicos los que están haciendo posible que todo ese canal de recursos económicos llegue a la economía real en nuestro país a lo largo de estos diez meses transcurridos desde la aprobación del plan.

Solamente les voy a dar algunas cifras. Se han autorizado ya más de 30.000 millones de euros, de los cuales más de 12.000 millones de euros se han abonado. Hay actualmente más de 11.500 proyectos beneficiarios de los fondos europeos del Plan y, de abril a junio, vamos a ejecutar convocatorias por valor de más de 11.000 millones de euros.

Jamás la Administración Pública española, en su totalidad, en su globalidad, ha gestionado tantos fondos en tan breve espacio de tiempo. Ayer mismo, en un proyecto que yo creo que es muy importante también para Cataluña, sin duda alguna lo es, acompañé a los responsables de Volkswagen y de SEAT también en la presentación de su proyecto de la primera gran planta de baterías en España, financiada a través del PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado.

Y de nuevo quiero agradecer la empatía y la comprensión que ha tenido la Comisión Europea y, en particular la presidenta de la Comisión Europea, en concebir la política industrial en este momento, como lo estamos haciendo, precisamente, y gracias a los fondos europeos, en el grupo Volkswagen SEAT, que espera movilizar gracias a ese proyecto tan importante para Cataluña y España hasta 10.000 millones de euros en nuestro país.

El Plan de Recuperación es un plan de país que, como bien se recuerda en muchas ocasiones y por recoger la reflexión que me ha hecho Javier, no solamente incluye inversiones, sino que aborda por fin problemas estructurales que yo diría son endémicos de nuestra economía, como es, por ejemplo, la alta dependencia de las energías fósiles, la debilidad de nuestro sistema de ciencia, también de innovación, el reducido tamaño empresarial en relación con otras economías, el abandono escolar temprano, la edad tardía a la que se emancipan nuestros jóvenes derivada de problemas, aquí en Cataluña y específicamente en Barcelona, se conocen bien, de problemas en el acceso a la vivienda, la estacionalidad, la temporalidad en el empleo o, como bien decía antes, el gran riesgo que tiene nuestra desigualdad acrecentada como consecuencia de la crisis financiera y también de la respuesta que, por desgracia, se dio entonces.

Para transformar nuestro país, para transformar Cataluña y España, hemos aprobado una ambiciosa agenda de 102 reformas estructurales, querido Javier, que parten, precisamente, de las recomendaciones específicas de la Comisión Europea. Es decir, el Gobierno de España está actuando para frenar los efectos negativos que han tenido las sucesivas crisis que estamos atravesando a lo largo de estos últimos tres años.

Y no quiero volver a recordarlas, pero, además, está canalizando hacia el sector privado los recursos necesarios para que España y Cataluña desarrollen su segunda gran modernización, después de la que hubo en los años 80 y en los años 90 del siglo XX. Y esa nueva gran modernización, evidentemente, estando aquí en Barcelona, en Cataluña, no podrá cumplirse sin el concurso, la participación y liderazgo de Cataluña.

Cataluña tiene el talento, el capital social, las infraestructuras y la historia necesarias, precisamente, para volver a convertirse en uno de los territorios que lideran el progreso. Y no me estoy refiriendo solamente a España, me estoy refiriendo en particular a Europa.

Estamos viendo signos positivos. Seguro que, en fin, los responsables catalanes han planteado estos números, pero, según la EPA, por ejemplo, del primer trimestre del año 2022, Cataluña muestra una tasa de desempleo general del 10,2%, claramente inferior a la media española, que está en el 13%.

Este mejor registro se da para los menores de 25 años y, por tanto, estamos resolviendo también uno de los principales problemas que tiene nuestro país, que es el desempleo juvenil. O, al menos, estamos contribuyendo a ello, como también para los mayores de esa edad.

Y una de las causas de este menor desempleo, sin duda alguna, es el protagonismo que tiene en Cataluña el sector industrial, donde representa el 16,7% del empleo total, frente al 13,4% de la media española.

Lo que sí quiero trasladarles es que desde el Gobierno de España estamos en disposición de que todos los catalanes y catalanas logren ese objetivo modernizador. Y así lo estamos demostrando, por ejemplo, con nuestro apoyo cerrado, firme, determinado a proyectos emblemáticos como el proyecto estratégico del Vehículo Eléctrico y Conectado. El Grupo Volkswagen SEAT, junto con otros muchos proveedores externos, ha previsto la electrificación de sus plantas en España, con la de Martorell a la cabeza.

Antes lo comentaba la presidenta de la Comisión, el Centro Nacional de Súper Computación de Barcelona, que ya ha recibido cerca de 30 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para reforzar el ecosistema innovador en torno a la computación cuántica y la microelectrónica electrónica.

El ejemplo de salud de vanguardia, en el que 25 centros de conocimiento y empresas de Cataluña han recibido ya más de 46,5 millones de euros para reforzar su posicionamiento en el ámbito de las tecnologías sanitarias y también en el desarrollo de nuevos fármacos y terapias avanzadas.

O por ejemplo, y me alegra que no haya sido objeto de una mención específica, al menos en las tareas y deberes que Javier me ha puesto, el Corredor Mediterráneo, con la apuesta decidida que está haciendo el Gobierno de España por las infraestructuras ferroviarias, intermodales, estratégicas, que todos ustedes conocen.

En definitiva, señoras y señores, creo que el diálogo, la convivencia, la política del reencuentro que hemos venido abonando entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Cataluña, está dando sus frutos y está demostrando sus virtudes para propiciar el que Cataluña y el conjunto de catalanes y catalanas supere los terribles efectos de la pandemia, consolide su recuperación económica y cree empleo y empresa. Esta y no otra es, créanme, la hoja de ruta del Gobierno de España.

Quisiera finalizar volviendo a Europa, a la Europa la cual antes reivindicaba la presidenta de la Comisión Europea, la que representa la democracia, el respeto a los derechos individuales, la justicia social y la solidaridad con la que nos identificamos y reivindicamos precisamente, por ejemplo, con la gestión de la pandemia.

La Unión Europea debe ser un actor global en el mundo del siglo XXI y eso significa contar con capacidad para decidir y actuar por sí mismo. Y para lograr ese objetivo es imprescindible tener autonomía estratégica.

Y por eso celebro y felicito al Círculo de Economía el haber traído este debate de la autonomía estratégica, que es, sin duda alguna, un debate europeo complejo, difícil de materializar, de aterrizar en cuestiones concretas, pero absolutamente necesario.

Porque no podemos depender de nadie en aquellos aspectos económicos decisivos para la supervivencia de nuestras sociedades, garantizando en consecuencia la seguridad y la autonomía del conjunto de la Unión.

Debemos reforzar nuestra acción exterior, como hicimos con la salida del Brexit. Estamos obligados a fortalecer nuestro poder de disuasión en política de Defensa ante presentes y futuras hostilidades, como estamos viviendo a las puertas de Europa. Y en ese sentido, quiero una vez más reconocer el liderazgo de la Comisión Europea, porque la brújula estratégica que hemos aprobado recientemente, y también el concepto estratégico que aprobaremos dentro de muy pocas fechas en la cumbre de la OTAN en Madrid, nos van a señalar a todos los Estados miembros el horizonte hacia el que andar durante los próximos años.

Debemos también avanzar hacia la autonomía energética con un mercado energético reformado, querida presidenta de la Comisión. Con una apuesta decidida por las energías renovables, como está haciendo España, como está haciendo Cataluña. España puede y quiere ser un HUB de producción de Hidrógeno Verde a toda Europa, pero lo que necesitamos es agilizar las interconexiones entre la Península Ibérica y el conjunto de Europa. Y en eso les puedo garantizar que contamos con el apoyo entusiasta de la presidenta de la Comisión Europea.

Y permítanme decirles que no me malinterpreten, porque cuando hablamos de autonomía estratégica no estamos hablando de volver a una suerte de proteccionismo económico. Al contrario, la autonomía estratégica que defiende el Gobierno de España es compatible con el multilateralismo, con la cooperación, con la colaboración y con el libre comercio.

La autonomía estratégica es coherente con nuestra apuesta por estrechar lazos con otras regiones del mundo, en nuestro caso, muy especialmente con Latinoamérica, que quieren y se sienten muy cercanas a Europa. Una región amiga, una región en la que sin duda alguna tenemos muchísimas potencialidades.

Y no hablo como presidente del Gobierno de España, sino como un miembro de la Unión Europea. Y en ese sentido, creo que la culminación del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur puede y debe ser una de las tareas a las que nos dediquemos durante los próximos meses. Todo nuestro empeño y todo nuestros esfuerzos, y sin duda alguna, querida Ursula, serán una de nuestras principales tareas si llega vivo entonces a la Presidencia Española de la Unión Europea para el segundo semestre del año 2023.

Y termino.

En todas estas tareas que hemos descrito, quiero volver a subrayar algo que se ha dicho antes. Y es que contamos con el liderazgo de una mujer como presidenta de la Comisión Europea. Ursula es una aliada de España, porque es una aliada de Europa. Y en los años que llevo trabajando con ella he visto como Ursula añade a la sólida capacidad técnica del Ejecutivo europeo y que ella también tiene, su visión política, su capacidad de trabajo formidable día y noche. Y su tenacidad, para aunar voluntades, para romper bloques, para tender puentes entre diferentes y así lograr el bien común. Europa y España hemos tenido, créanme, mucha suerte en contar con Ursula Von Der Leyen como presidenta de la Comisión Europea.

Y con estas palabras termino, diciéndote una cosa muy personal querida Ursula. Todas las palabras que has escuchado aquí, tanto de Javier como la laudatio que se te ha hecho, o las palabras que yo te dirijo con todo mi cariño y con todo mi aprecio personal y político, son verdad. Y este premio lo tienes más que merecido.

Muchísimas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)