Intervención de Luis Planas

11.10.2021

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Muchas gracias, ministra portavoz. Buenas tardes a todos ustedes.

Es para mí un placer el poder transmitirles el contenido del Anteproyecto de Ley sobre Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, al cual esta mañana, en su reunión, el Consejo de Ministros ha dado el visto bueno.

Para encuadrar el tema del que estamos hablando, les recordaré los datos de que disponemos en relación con el desperdicio alimentario en España.

3 de cada 4 hogares españoles desperdician alimentos por un volumen global de 31,3 kilos por habitante y año correspondientes al año 2020. Si sumamos el conjunto de las cantidades que en el sistema alimentario español han sido desperdiciadas a lo largo del año pasado, se sitúan en 1.364.000.000 toneladas de alimentos y bebidas.

La FAO, a nivel internacional se sitúa entre un 25 o un 30% del conjunto de la producción agroalimentaria mundial las cantidades que son desperdiciadas y no llegan al objeto mismo de los alimentos, que es evidentemente la alimentación humana.

Por tanto, en ese contexto nos hemos planteado la necesidad de actuar para remediar lo que constituye un triple problema que el Gobierno quiere atajar a través de este proyecto de ley y de todas las acciones sociales que se desarrollan en torno al mismo.

Lo que quiere atajar es en primer lugar el desperdicio económico, el trabajo de nuestros agricultores y ganaderos, su inversión, los medios naturales empleados, todo eso, evidentemente, para un alimento o para una bebida que no es utilizado, se desperdicia totalmente.

Igualmente, hay un desperdicio desde el punto de vista medio ambiental. Cuando se produce un alimento, se utiliza suelo, se utiliza agua, se emiten emisiones a la atmósfera y por tanto, tenemos que trabajar en la línea de que el futuro de los sistemas agroalimentario, se discutía hace poco en Naciones Unidas, en el mes de septiembre, deben ser sostenibles y por lo tanto, formar parte de una economía circular, muy distinta de esa economía lineal en que nos encontramos hoy, donde el consumo de los medios naturales es prácticamente ilimitado y que ciertamente constituye una amenaza para nuestro planeta.

Y finalmente, y no es la menos importante, creo que hay, evidentemente, desde el punto de vista ético, desde el punto de vista moral, un auténtico dilema y la destrucción de los alimentos. Estamos en un mundo donde más de 800 millones de personas, según la FAO, pasan hambre, más de 1.600 millones de personas están mal nutridas. Yo creo que es algo que, ustedes estarán de acuerdo conmigo, debemos, sin duda, rechazar.

Por eso este proyecto de ley introduce una perspectiva nueva con unas obligaciones para el conjunto de la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el destinatario final, hasta el consumidor, en el sentido de que en todos los elementos, en todos los momentos de la cadena, en todos los eslabones, no se produzcan pérdidas, no se produzca despilfarro y la mayor cantidad posible de alimentos llegue a su destino final.

Si tenemos en cuenta lo que se refiere a la producción primaria, agricultores y ganaderos, y primer almacenaje, y después lo que se refiere a la transformación, distribución y consumo doméstico o en el canal HORECA, veremos que en esos últimos elementos, el 40% del conjunto de todos los alimentos despilfarrados lo son en su transformación en la industria, un 5% lo es en la distribución, un 40% lo es en los hogares y un 15% lo es en restaurantes, bares, tabernas, es decir, en el sector HORECA.

Por eso nos planteamos una jerarquía de prioridades donde la alimentación y el destino de los alimentos debe, lógicamente, dirigirse a la alimentación humana de forma primaria.

Y aquí juegan dos elementos, a los que volveré dentro de un momento, que son los referentes a las fechas de caducidad y también a la referencia de consumo preferente.

Cuando un alimento está en perfectas condiciones y por tanto, no se ha llegado a su fecha de caducidad, puede lógicamente venderse, puede adquirirse y puede consumirse, pero hay alimentos que están cerca de esa fecha de caducidad, siendo perfectamente digeribles y perfectamente sanos, y, también aquellos que se encuentran en una fecha de consumo preferente, próxima a la indicada en la etiqueta correspondiente, donde debemos evitar que acaben en la basura.

Y por tanto, para mí la primera y es la indicación que contiene el proyecto de ley, la primera prioridad es, sin duda, la de que esos alimentos y bebidas puedan ser, en su caso, objeto de donación. Ya lo son en muchos casos en la actualidad, a las organizaciones sin ánimo de lucro o a los bancos de alimentos para que sean aprovechados, primera prioridad, en la alimentación humana. Subrayo alimentos que estén en perfectas condiciones para su consumo.

En segundo lugar, es evidente que de todos estos productos, también, en algunos casos, se producen situaciones donde pueden ser utilizados pero no son vendidos y por tanto, la transformación por parte de la industria, estoy pensando en zumos, en mermeladas, estoy pensando en cremas, puede ser perfectamente un destino para los mismos, y constituye la segunda prioridad de esa jerarquía de prioridades identificada en la ley.

La tercera prioridad en relación con estos temas ya no es humana. Es la posibilidad de la utilización como subproducto de la alimentación animal de aquellos productos alimentarios que no puedan ser utilizados para la alimentación humana.

Y finalmente, cabe la posibilidad de que sean utilizados por otros sectores de la industria o también puedan ser utilizados, por ejemplo, estoy pensando en el compostaje, pues por parte de la agricultura como un elemento de fertilización o bien pues en materia energética, pues para la producción de biogás.

Por tanto, estos son la jerarquía de las prioridades a identificar, que es el instrumento necesario para el segundo eslabón de esta ley, de la construcción de esta ley, que es lo referente a los compromisos y a los planes que tienen que asumir cada eslabón de la cadena en el cumplimiento de estas prioridades.

Por tanto, tiene que haber una prioridad evidente, que es la de que consigamos que la mayor parte de los alimentos sean consumidos y también en su caso, puedan llegar por vía de donación, pues a aquellas personas que realmente lo necesiten. Y esta es una cuestión tremendamente, yo creo, que importante para el conjunto del funcionamiento de nuestra cadena alimentaria, todo lo que se refiere a los temas relativos a donación.

Y en tercer lugar, un aspecto que parece no ser muy sustantivo, pero que lo es, que es que esta ley introduce un mecanismo para verificar y hacer un seguimiento más estricto de las condiciones cuantitativas, es decir, estadísticas, de cara a disponer de una estadística más fiable en relación con el consumo alimentario y también con el desperdicio alimentario.

Otros aspectos importantes, me he referido antes, fecha de caducidad, fecha de consumo preferente.

La fecha de caducidad dimana de una obligación legal, de los reglamentos de la Unión Europea y de la ley española. Es la fecha en que el alimento o la bebida está en perfectas condiciones de ser consumido por parte del ciudadano o de la ciudadana correspondiente.

Pero hay otra fecha, que es la fecha de referencia, que incluye en todos los productos alimentarios, que es evidentemente una fecha más difusa, que es aquella en la cual el vendedor se compromete a que el alimento o la bebida tenga todas las características que figuran en la etiqueta plenamente como tal, consagradas.

Les pongo un ejemplo, aceite de oliva. Si ustedes compran en estos momentos una botella de aceite de oliva virgen extra, donde indique fecha de consumo preferente abril del año 2022, significa que el vendedor, quien ha producido la botella y, lógicamente, quien la vende, le asegura a usted que el conjunto de las características desde un punto de vista organolépticas del producto, en este caso del aceite de oliva virgen extra, permanecen al menos hasta esa fecha. A partir de ahí continúa siendo un producto alimentario perfectamente consumible, pero evidentemente ya se han degradado algunas de las condiciones que figuraban originalmente y por eso, aparece ese elemento de la referencia al consumo preferente, tema en el cual estamos trabajando conjuntamente el Ministerio de Agricultura con el Ministerio de Consumo, para darle una mayor flexibilidad, porque es un elemento fundamental de cara a la configuración del aprovechamiento de los alimentos.

Un segundo elemento en esta materia es también el referido al canal HORECA, a bares, a restaurantes, a hoteles, también a todos aquellos lugares donde se sirven alimentos o comidas, donde evidentemente cualquier persona puede, al acabar la misma, si existen, sin duda, pues partes de la comida que no haya sido consumida, e introducimos la obligación por parte de los operadores de facilitar una bolsa, una caja, un instrumento para poder utilizar y evitar que esa comida, que está en perfectas condiciones, acabe en la basura.

Un tercer elemento muy importante, y ya se practica de hecho en muchas empresas de la distribución agroalimentaria en España actualmente, pero queremos generalizar, la necesidad por parte de quien efectúa la venta de productos agroalimentarios de efectuar promociones específicas en aquellos productos que están próximos a la caducidad o simplemente a la fecha de consumo preferente. Ustedes lo verán en muchos lineales en los supermercados, aparecen productos donde se sitúa una rebaja del 50%, por ejemplo, del importe de la etiqueta, o simplemente se fija una cantidad forfait, 1 euro, 2 euros, 3 euros, en función del producto que se trate, y donde se trata, en definitiva, es evitar que ese producto sea malgastado y evidentemente forme parte del despilfarro alimentario.

Y otro aspecto que se refiere a la distribución y no es menos importante, en las tiendas de más de 400 metros cuadrados, impondrá a la ley la obligación de disponer de un lineal, de un córner, de una posición, donde determinados productos que estén en perfectas condiciones de su consumo, en cambio, tengan una apariencia que les haga, pues quizás rechazables por parte del consumidor. Todos, como seres humanos, tenemos una tendencia a atraernos por lo más bello, verdad, aquello que nos llama con los ojos, a su consumo o a su adquisición. Pero es verdad que en el ámbito agroalimentario hay, sin duda, frutas, verduras u otros productos que pueden ser perfectamente consumibles, están en condiciones perfectas, pero que su presentación no lo es, y creemos que es un elemento muy importante.

Como es evidentemente importante lo que se refiere a la venta de productos de proximidad, a productos ecológicos, y finalmente también a un elemento muy importante la venta a granel, y todo ello en relación, pues evidentemente, con los mecanismos de compra y de transporte. Por ejemplo, el uso de los plásticos, la necesidad de fomentar la venta a granel de productos agroalimentarios, que también constituye un elemento suplementario, yo creo que muy importante.

Por tanto, ven ustedes que un conjunto de actuaciones en el cual España es el tercer país de la Unión Europea que va a legislar sobre la materia, en materia de despilfarro alimentario, antes que nosotros, lo ha hecho Francia, lo ha hecho Italia. Eso no quiere decir que empecemos a cero. Hemos trabajado desde el Ministerio de Agricultura desde hace varios años en una campaña específica llamada "Más alimento, menos desperdicio", de la cual hemos sacado muchas lecciones que están contenidas en el contenido de este Anteproyecto de Ley y también en el marco de Alimentos de España, ustedes conocen la campaña "España, el país más rico del mundo", tenemos una campaña específica vinculada al desperdicio alimentario, "Aquí no se tira nada", que creo que transmite un mensaje que es sin duda el de esta ley.

La intención del Gobierno con este Anteproyecto de Ley yo diría que es algo más que una ley ordinaria. Es llamar a un debate social sobre la alimentación, sobre la adquisición de alimentos, sobre la necesidad de tener una alimentación que sea sana, segura y sostenible, y sabrosa, y, que evidentemente es la que afortunadamente tenemos en nuestro país y que además sea a buen precio.

Y quiero aquí concluir, sin duda, hablando de precio y hablando de productos. No hay producto alimentario más caro que aquel que acaba en la basura, aquel que se despilfarra. Por tanto, tenemos que hacer todo lo posible, por las razones que ha indicado al principio, de orden económico, de orden medioambiental, de orden moral y también social, para conseguir llevar adelante este tema del cual iniciamos ahora su tramitación, que será objeto de consulta pública, de discusión con las comunidades autónomas y que espero que, sin duda, como todos los temas relativos a la alimentación, genere ese debate social que nos lleve a consumir mejor y lógicamente a tener una cadena agroalimentaria como la que tenemos en España, como la que hemos tenido durante todo el proceso de la pandemia y la que queremos tener de cara al futuro, que funcione correctamente, proporcionando los alimentos y bebidas en las condiciones que indicaba anteriormente, pero además evitando el despilfarro alimentario. Muchas gracias.

Portavoz.- Muchas gracias, ministro. Ministra.