Palabras del presidente del Gobierno en el acto de entrega del Premio Francisco Umbral al Libro del Año 2016 a "Patria", de Fernando Aramburu

8.5.2017

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Madrid

Señoras y señores, muy buenas noches a todos.

Seré breve, porque lo más importante, que es mucho, ya se ha dicho y con más conocimiento de causa del que yo pueda disponer.

Quiero darle las gracias a María España Suárez, presidenta de la Fundación Francisco Umbral, por invitarme a este acto y por permitirme compartir con todos ustedes estas reflexiones.

Para mí es un honor estar hoy aquí y lo es por muchas razones. Lo es porque el premio que el alcalde de Majadahonda y María España acaban de entregar a Fernando Aramburu lleva el nombre de Francisco Umbral. Francisco Umbral, y se ha dicho mucho mejor de lo que yo voy a hacerlo esta noche, fue --en realidad, es-- uno de los escritores más importantes que ha dado la literatura española. Poeta, periodista, novelista, ensayista, fue reconocido en un sinfín de oportunidades --entre otras, el Premio Cervantes en el año 2000-- y lo que es más importante y lo que, sin duda, él más apreciaba: tuvo el apoyo de muchísimos lectores que le seguimos siempre y de manera incondicional.

Para mí, y permítanme que haga una aportación personal, Umbral fue algo más que un enorme escritor; fue un periodista que, desde su total y absoluta independencia de criterio, me distinguió en todo momento con su apoyo y con su afecto, con una enorme generosidad, realmente con una generosidad implacable que siempre me emocionó y que jamás podré olvidar.

Por eso, quiero felicitar a Fernando Aramburu que desde hoy es Premio Francisco Umbral; por eso y, naturalmente, por "Patria", cuya lectura me mantuvo en vilo las últimas Navidades en un pueblo gallego, en Sanxenxo, como en su día lo hicieron "Los peces de la amargura".

"Patria" es una novela, que no un ensayo, que hay que leer. Hay que leerlo, en primer lugar, para recordar una parte importante de nuestra historia reciente; hay que leerlo, también, para saber qué ocurrió; también para conocer la verdad, ahora que hay quien ha querido decretar que no hay verdades, sino diferentes perspectivas, relatos a gusto del consumidor. Para conocer la verdad también que leer "Patria". También para distinguir el bien del mal y para poder contar a todos lo que un ser humano no debe hacer nunca.

Yo llevo algunos años en la vida política. Pertenezco a un partido político muchos de cuyos militantes, y algunas de las personas a las que ha citado en su intervención Cristina podían hablar con mucho conocimiento de causa; muchos de sus militantes, de mi partido, fueron golpeados de manera inmisericorde por el terrorismo, como tantas otras personas que a nadie hicieron mal alguno. He desempeñado también la más alta responsabilidad en el Ministerio del Interior y en ambas situaciones he tenido que ver muchas cosas que no me hubiera gustado conocer porque no se hubieran producido, y he vivido muchas situaciones humanamente muy duras y muy difíciles para no pocas personas de bien.

Por eso, puedo decirles que la novela es una novela en la que todas las personas que en ella aparecen existieron, aunque no sean ellas, y todos los hechos que en la novela se narran tuvieron lugar, aunque no fueran los mismos. Si me lo permiten, "Patria" --si ello es posible, que no lo sé-- es una ficción real. Por eso hay que leerla y también para saber, para recordar o para que algunos conozcan que, ante los derechos individuales de los seres humanos --el primero, la vida; pero hay más--, nada son las patrias, ni los territorios, ni las hectáreas.

Señoras y señores,

"Patria" ha conseguido un consenso nacional. No es fácil, como todos ustedes saben. Las únicas excepciones que confirman, por otra parte, la propia existencia de ese consenso son precisamente las de todos aquellos que todavía no han entendido que los imaginarios derechos de los territorios jamás están por encima de los verdaderos titulares de esos derechos que son las personas, los seres humanos.

Cada lector interpreta, o entiende, o ve en un libro lo que interpreta, ve o entiende. Yo me quedo con esta enseñanza así como con el recuerdo eterno a las víctimas del terrorismo. Han ganado una batalla, la de la derrota de ETA; queda ahora la del triunfo de la verdad y "Patria" contribuye a ese objetivo tan moral.

Muchas gracias.

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