Discurso del presidente del Gobierno en la reunión del Grupo de Impulsores de los Objetivos del Milenio

11.11.2010

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Seúl

Presidente de la Asamblea de la República de Corea, señor Secretario General, Presidente Zuma, primer ministro de Vietnam, señoras y señores de la Asamblea Nacional, y amigos,

Señor Secretario General, es para mí un honor estar en su país, estar en la República de Corea. Es mi primer viaje a este país y les puedo decir que, al menos, tengo ya algo de entrada y es contar con un muy buen amigo coreano, una gran persona, un gran Secretario General, que es Ban Ki-Moon. Es, por tanto, para mí doblemente satisfactorio.

Un saludo, pues, desde España y mi felicitación a la República de Corea por la organización del foro de cooperación económica mundial más importante que ha conocido la historia, que es el G-20. Enhorabuena y enhorabuena porque en el capítulo de debates del G-20 aquí, en Seúl, Corea ha sido la impulsora para incorporar el desarrollo y la cooperación como un tema prioritario.

Cinco años tenemos por delante para hacer un examen al cumplimiento de los Objetivos del Milenio. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son la aspiración más noble que la Humanidad ha puesto ante nuestros ojos y son el objetivo más ambicioso de este siglo que debe ser un siglo de paz y un siglo de lucha a favor de los más desfavorecidos.

Muchos ciudadanos del mundo (anónimos, cooperantes, jóvenes o religiosos) vienen dando lo mejor de sí mismo en favor de la dignidad de los olvidados. Muchos Gobiernos, en nombre de sus ciudadanos, van poco a poco secundando el llamamiento de las Naciones Unidas. Un pequeño esfuerzo de cada país, un pequeño esfuerzo de cada Gobierno, incrementando la ayuda al desarrollo supone millones de personas con acceso a la educación y a la salud, niños que podrán sobrevivir, jóvenes que podrán estudiar y pueblos que podrán tener dignidad y esperanza.

En esta crisis hemos aprendido dos cosas: la primera, que solos cada uno de nosotros no la vencemos, que la vencemos unidos sin poner fronteras, ni barreras, ni a la economía, ni al comercio. La segunda cosa que hemos aprendido de la crisis es que la desigualdad en el mundo, la desigualdad de la riqueza, no es aceptable y que ese desequilibrio genera graves problemas y próximas crisis.

En consecuencia, me felicito de que los países emergentes cada día ganen en prosperidad y en desarrollo. Éste es el resultado de la crisis: que se acerquen a los países desarrollados y que los países desarrollados nos veamos en la obligación de dar un nuevo impulso a nuestro destino y a nuestro futuro; pero emergentes y países desarrollados tenemos antes de superar esta crisis un compromiso previo, tan importante o más: cumplir en 2015 los Objetivos del Milenio.

Señor secretario general de Naciones Unidas,

Quienes estamos en ese compromiso, como España, que es el país de los desarrollados que más ha incrementado en los últimos seis años la ayuda al desarrollo y en la lucha contra la pobreza, no vamos a desistir y no vamos a detenernos, ni con la crisis financiera, ni con cualquier otra circunstancia. En el G-20, en Naciones Unidas y en la Unión Europea, con las ONG y con tantos ciudadanos del mundo de bien seguiremos luchando.

Les pido a todos los que participan en este foro que se pongan detrás del Secretario General de Naciones Unidas, de Ban Ki-Moon, y luchen con él por la dignidad de los Objetivos del Milenio. Se trata simplemente de que seamos cada día algo más humanos.

Muchas gracias.