Discurso del presidente del Gobierno en la Mesa Redonda sobre Crecimiento Sostenible del Foro Empresarial de la Cumbre del G-20

11.11.2010

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Seúl

Quería empezar felicitando a la Presidencia coreana, dar mi más sincera felicitación al Presidente Lee por organizar esta Mesa Redonda sobre los llamados "empleos verdes", que considero de máximo interés, y, al mismo tiempo, agradecer la invitación para presidirla.

El G-20 es el principal foro económico de cooperación que existe, el G-20 se ha convertido en el principal foro de cooperación económica de la Historia y el G-20 tiene hoy en su mano la respuesta a los grandes problemas para la economía internacional. El G-20 ha de contar con la sociedad civil y con las empresas, y de ahí que considere esta discusión un buen modelo, un modelo enriquecedor, para fortalecer todo el potencial de cooperación económica del G-20.

Además, contamos con un gran moderador cuyo trabajo en materia de cambio climático, tema central de esta mesa, es de sobra conocido. Gracias, por tanto, al moderador, a Lord Stern, por su aportación.

¿Cuáles son, en mi opinión, los retos fundamentales del panorama energético global? En primer lugar, debemos hacer frente a un incremento muy significativo de la demanda energética global, principalmente por parte de las economías emergentes. La Agencia Internacional de la Energía estima --conviene recordarlo-- que en 2050 la demanda casi llegará a multiplicarse por dos, si continuamos con la tendencia actual.

En segundo lugar, y ligado a lo anterior, debemos garantizar el acceso universal a la energía. La electricidad sigue siendo clave para el desarrollo, y, sin embargo, aún en el siglo XXI 1.400 millones de personas se encuentran todavía sin acceso a esta fuente de energía.

Y, en tercer lugar, el reto del cambio climático. El mundo tiene la necesidad urgente de reducir sus emisiones globales de CO2 para evitar los devastadores efectos del cambio climático que ya observamos.

Luchar contra el cambio climático requiere determinación, perseverancia, concienciación y recursos; pero no hacerlo comporta enormes costes y sabemos, gracias a trabajos como los de Lord Stern, que los costes de la inacción son muy superiores a los de la acción. Además, sabemos que, cuanto más tarde abordemos el problema, mayores serán estos costes.

¿Cuáles son las claves y las respuestas a estos retos? A mi juicio, en primer lugar, necesitamos poner la eficiencia energética como la principal palanca para la reducción de las emisiones; necesitamos, además, un sector eléctrico de bajas emisiones con las tecnologías renovables, la captura y el almacenamiento de carbono y el desarrollo de redes inteligentes; y también un sector de transportes de bajas emisiones con el despliegue del coche eléctrico y un mayor uso del ferrocarril, tanto de pasajeros, como de mercancías.

Para que este cambio sea posible en el menor tiempo posible, necesitamos una profunda transformación tecnológica. Sólo mediante un gran salto tecnológico en el sector energético será posible conjugar la necesidad de reducción de emisiones con la lucha contra la pobreza energética.

La apuesta medioambiental es una apuesta económica que ofrece grandes oportunidades de negocio. Los sectores de la economía sostenible, en general, ofrecen la posibilidad de crear millones de puestos de trabajo en los próximos años y empleos con un nivel elevado de cualificación. En muchos casos esto empieza a ser una realidad: sólo las renovables representan en la Unión Europea cerca de un millón y medio de empleos; en Alemania suponen 340.000 y en España, 200.000, y se estima que este empleo podría doblarse para el año 2020. Y no sólo en los países desarrollados, también en las economías emergentes: Actualmente, China emplea a más de un millón y medio de personas en este sector.

Esta actividad va a ser creciente. La Agencia Internacional de la Energía estima que son necesarios 46 billones de dólares de inversión adicional en estas tecnologías hasta 2050 para poder mantener el calentamiento global en el rango de más dos grados por encima de de los niveles preindustriales. Y para garantizar el acceso universal a la energía los expertos estiman una inversión anual necesaria de 36.000 millones de dólares entre 2010 y 2030.

¿Cuáles son las condiciones para que esta ingente cantidad de recursos, de movilización de capital, se materialice y genere los empleos necesarios? En primer lugar, una mayor concienciación de nuestros ciudadanos. En la Unión Europea nueve de cada diez ciudadanos se declaran preocupados por el calentamiento global, una preocupación que viene aumentando año tras año.

En segundo lugar, la actuación cada vez más determinada de los poderes públicos. Así, la Unión Europea ha establecido un marco normativo con objetivos vinculantes para todos los Estados miembros para 2020 en términos de reducción de emisiones y despliegue de renovables, y cerca de 140 países, representando casi la totalidad de las emisiones mundiales, han suscrito el acuerdo de Copenhague, que sienta las bases de un marco global en materia de lucha contra el cambio climático.

En tercer lugar, la apuesta tecnológica y empresarial de la iniciativa privada; una apuesta que es visible, tanto en las cotizaciones y resultados en las principales empresas con actividades medioambientales, que crecen muy por encima de la media del mercado, como las inversiones de capital-riesgo, donde las tecnologías energéticas y medioambientales se han situado como un segmento prioritario de interés.

Se trata, pues, de tres factores relacionados entre sí: Gobiernos que responden a la mayor concienciación de sus ciudadanos, ayudan a desarrollar esta concienciación y empresas que responden a la mayor conciencia de los consumidores y a los nuevos marcos normativos e incentivos de los Gobiernos. Se trata de hacer un círculo virtuoso donde exista una acción coordinada entre empresas y Gobiernos. De ahí la importancia que tiene que en el ámbito del G-20, donde están presentes las principales economías del mundo, se escuche la voz del sector de la energía en este Foro Empresarial para que los Gobiernos mejoren y determinen los marcos adecuados para el desarrollo de la lucha contra el cambio climático.

Muy brevemente, antes de que ustedes tomen la palabra, quiero decirles qué estamos haciendo en nuestro país, cómo España está apostando por un modelo energético sostenible.

Nuestra política energética se ha tenido que enfrentar a tres importantes retos: reducir nuestra intensidad energética, rebajar nuestro grado de dependencia y reducir nuestro nivel de emisiones. Para afrontar estos retos hemos impulsado la liberalización mercados de gas y electricidad, el desarrollo de infraestructuras energéticas, las energías renovables y fomentar el ahorro y la eficiencia energética.

¿Resultados? Desde el año 2004 el peso de las renovables en el consumo energético se ha incrementado un 50 por 100, el 30 por 100 de nuestra electricidad ya proviene de fuentes limpias y hemos reducido nuestro consumo energético por unidad de PIB en un 13 por 100. Por ejemplo, antes de ayer la producción de nuestra electricidad en España fue de fuentes de energías limpias prácticamente en un 70 por 100; un 40 por 100 de producción de energía eólica, batiendo el récord en nuestro país, récord histórico dadas las condiciones climatológicas. Pero eso pone de manifiesto el potencial que hemos sido capaces de poner en pie.

Ocupamos los primeros puestos a nivel mundial en tecnologías renovables: somos el cuarto país del mundo en capacidad instalada en eólica; el segundo, en fotovoltaica, y el primero, en termosolar. Nuestro sector de renovables es un sector industrial sólido, que genera doscientos mil empleos y que apuesta por el desarrollo tecnológico, situándonos, según la OCDE, como el segundo país de Europa en solicitudes de patentes de renovables, sólo por detrás de Alemania --saben que siempre es difícil estar por delante de Alemania--, y seguimos apostando por un modelo energético sostenible a futuro. Para 2020, al menos el 20 por 100 de la energía final provendrá de fuentes de energías renovables, la intensidad energética se reducirá un 20 por 100 y las emisiones de CO2 bajarán un 10 por 100 respecto a los niveles actuales.

Para lograr estos objetivos con el mínimo coste para los consumidores, el Gobierno ha abierto un diálogo con los partidos y con las empresas energéticas para alcanzar un acuerdo sobre política energética que siente las bases para los próximos diez años. Es un acuerdo decisivo para nuestro país y debe ser, si lo logramos, un buen modelo para el conjunto de los países de la OCDE. Traerá importantes beneficios en términos de estabilidad regulatoria, de favorecer la inversión y de aportar un impulso de nueva tecnología y de innovación al conjunto de nuestro sistema económico.

Pero debo recordar que afrontar el cambio climático y tener una perspectiva medioambiental en el futuro de la economía no depende sólo del ámbito energético; estamos también apostando por el transporte sostenible, con un plan de impulso al transporte de mercancías por ferrocarril y buscamos duplicar su peso en los próximos diez años, por el desarrollo del vehículo eléctrico con un plan para tener 250.000 vehículos en circulación en 2015 y también por una edificación sostenible, con un nuevo Código de Edificación que mejore la calidad energética de las viviendas y una fuerte apuesta por la rehabilitación como motor de generación de empleo y ahorro energético.

Considerando conjuntamente todos los empleos en renovables, transporte sostenible, edificación sostenible e ecoindustria, estimamos que existe un potencial de creación de empleo de la economía medioambientalmente sostenible en torno a un millón de trabajadores en la próxima década; de trabajadores y de empleos, normalmente, con alta cualificación.

La llamada, pues, "economía verde" representa un gran potencial de futuro para la generación de empleo, para el avance tecnológico y para la competitividad de las economías; desde luego, para España.

La realización de este potencial depende, en gran medida, de la apuesta del sector empresarial, de su apuesta. Por ello deseo y confío que la discusión de hoy sirva para aunar objetivos y para poner en marcha ideas compartidas que nos permitan afrontar esta grandísima e importantísima transformación que estamos viviendo en el sector energético en todo el mundo.

Muchas gracias.