Intervención del presidente del Gobierno en el Pleno del Congreso de los Diputados para informar sobre las Conclusiones del Consejo Europeo del día 9 de marzo de 2017

15.3.2017

  • x: abre ventana nueva
  • Whatsapp: abre ventana nueva
  • Linkedin: abre ventana nueva
  • Enviar por correo: abre ventana nueva

Madrid

Señora Presidenta, señoras y señores diputados,

Comparezco ante el Pleno de la Cámara para informar sobre las Conclusiones del Consejo Europeo celebrado el pasado día 9 en Bruselas y digo "día 9", y no 9 y 10, porque la reunión del día 10 fue informal y a 27, ya con la ausencia del Reino Unido.

Sin embargo, debo señalar que las cuestiones de mayor interés, es decir, las que tienen que ver con el futuro de la Unión Europea, se plantearon el día 10. Aquí se trató todo lo que tiene que ver con la próxima Cumbre que se celebrará en Roma dentro de diez días y en la que buscaremos dar respuesta a la gran cuestión que hoy tenemos planteada: ¿cómo queremos que sea la Unión Europea del futuro?

Pero permítanme que recupere el orden cronológico de la exposición para informarles de las Conclusiones de la reunión ordinaria del Consejo.

El jueves, día 9, lo primero que acordamos fue la reelección de Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo hasta el 30 de noviembre de 2019. En un momento en el que resulta preciso dedicar todas nuestras energías y esfuerzos a dar respuesta a los verdaderos retos de la Unión Europea, creo que todos debemos felicitarnos por una decisión que viene a aportar estabilidad a las instituciones europeas

Señorías,

Como ustedes saben, en el Consejo ordinario de primavera de cada año tienen un especial peso las cuestiones económicas y esto es así porque en este Consejo se discuten las prioridades del llamado Semestre Europeo, que establece el marco para la coordinación de políticas económicas entre los países de la Unión Europea.

Dentro de este ámbito, lo primero que hemos constatado es que la Unión Europea ha superado lo peor de la crisis económica y hoy, por primera vez en casi una década, todos los Estados miembros tienen previsiones positivas de crecimiento y creación de empleo para los próximos años.

Por ello, en este Consejo, y en el marco del Semestre Europeo, hemos acordado mantener las prioridades de los últimos años: impulsar la inversión, proseguir con las reformas estructurales y aplicar políticas fiscales responsables Se trata de los mismos ejes en torno a los que España ha estructurado su propia agenda de reformas.

Gracias a ello, y al esfuerzo de la sociedad española, nuestra economía ha experimentado una transformación sin precedentes. Hoy, la economía española es ejemplo de recuperación, aporta estabilidad al euro, crece y crea empleo. El PIB de España creció un 3,2 por en 2016 y se prevé un crecimiento del 2,5 por 100 en 2017. Ello nos sitúa a la cabeza de las principales economías del euro, con un nivel de crecimiento que casi dobla la media de la zona euro, que será el 1,7 por 100. Gracias a estos buenos ritmos de crecimiento, el PIB español aumentó en el período 2014-2016 un 9 por 100 y, en la primera mitad de este año, España recuperará el nivel de riqueza que teníamos antes del comienzo de la recesión.

El crecimiento se está traduciendo, de forma intensiva, en creación de empleo y descenso del paro. Desde 2014, se han creado más de millón y medio de empleos netos y la tasa de paro ha bajado desde el 26,9 por 100, a la que llegamos a principios de 2013, hasta el 18,6 por 100 en el último dato conocido: cuarto trimestre de 2016. Esperamos crear más de cuatrocientos mil empleos en 2017, este año, lo que permitirá, si continúa esta tendencia, que la tasa de paro se sitúe en el entorno del 13 por 100 a finales de 2019.

El español es, además, un crecimiento equilibrado. España acumula cuatro años con saldo positivo en la balanza por cuenta corriente; un 2 por 100 del PIB en 2016, lo que supone un récord en la serie histórica. Estamos creciendo sin recurrir al endeudamiento exterior, porque la economía española ha ganado competitividad.

Otros datos también reflejan este cambio: la confianza en la economía española, la reducción de la prima de riesgo, los datos de creación de empresas y el fin de la restricción crediticia.

La Comisión Europea, en su Informe País del Semestre Europeo 2017, reconoce el esfuerzo realizado por nuestro país y constata la solidez del crecimiento de la economía española. En este Informe, la Comisión valora muy positivamente la agenda de reformas llevadas a cabo estos últimos años en ámbitos tan importantes como el financiero, laboral, energético o la unidad de mercado.

Pero, dicho esto, conviene recordar que todavía queda mucho trabajo por hacer. La crisis ha hecho mucho daño, especialmente en España; también en otros países. Debemos, por tanto, seguir trabajando desde todos los frentes, tanto a nivel nacional como europeo, para consolidar el crecimiento y que sus beneficios lleguen a todos los ciudadanos y seguir reduciendo el desempleo.

La creación de empleo es, como ustedes saben, la principal prioridad de mi Gobierno. Nuestro objetivo es mantener el ritmo de crecimiento de empleo de los últimos años para que en 2020 haya veinte millones de personas trabajando. Yo creo que esto puede conseguirse si las cosas se hacen bien, de una manera razonable, y en ello estamos trabajando.

Por eso, en este Consejo yo he defendido ante mis colegas europeos tres elementos que considero esenciales para que la Unión Europea y España continúen en la senda del crecimiento y el empleo:

  • En primer lugar, no debemos revertir las reformas adoptadas, sino seguir avanzando y, si es posible, mejorarlas. Ello permitirá reforzar la competitividad de nuestras economías. No voy a entrar en detalle de todas las reformas, pero sí me gustaría referirme, a nivel europeo, a dos asuntos que me parecen importantes:
    • En primer lugar, necesitamos seguir profundizando en el mercado único. Para España son especialmente importantes las áreas de Agenda Digital y Unión de la Energía, que son fundamentales, como saben, para asegurar la competitividad de nuestras economías.
    • También quiero destacar el Plan Juncker, que se van a incrementar; Plan Juncker de Inversiones Estratégicas. Este Plan está funcionando muy bien, especialmente en España. Somos el segundo país por volumen de inversión movilizada: unos veintitrés mil millones de euros en el año y medio que el Plan lleva funcionando. En concreto, se han aprobado treinta proyectos de infraestructuras e innovación por un importe total de tres mil millones de euros; que se espera que movilicen inversiones por valor de diecisiete mil millones de euros. Además, se han aprobado once acuerdos con intermediarios financieros para otorgar líneas de crédito a Pymes por un importe total de 352 millones de euros; que se espera que movilicen inversiones por valor de 6.000 millones de euros y beneficien a casi 36.000 empresas.
  • En segundo lugar, debemos perseverar en una consolidación fiscal responsable y compatible con el crecimiento económico.
  • Y, en tercer lugar, debemos continuar impulsando el comercio como fuente de crecimiento y de empleo.

Mi Gobierno siempre ha defendido una política comercial abierta y basada en normas, sobre la base de que el comercio es un elemento esencial para el crecimiento y el empleo. Por eso, yo creo que Europa, que es la principal potencia comercial del mundo, debe seguir siendo una economía abierta al mundo, porque eso significa crecimiento, empleo y prosperidad para la gente.

Esta ha sido la experiencia de España a lo largo de su historia: cuando se ha abierto al exterior, España siempre ha crecido y ha creado empleo. Y en estos últimos años, hemos conseguido algo muy positivo: por primera vez en su historia, España acumula cuatro seguidos de superávit exterior. Esto significa oportunidades, crecimiento y empleo, y esto ha contribuido, y mucho, a la recuperación de nuestra economía.

Por eso, estoy satisfecho de que el Consejo haya reiterado el mensaje europeo de apoyo a la apertura exterior y al comercio. Más allá del mensaje político, la Unión Europea está avanzando en este ámbito, con la firma de nuevos acuerdos comerciales.

En este Consejo Europeo hemos dado la bienvenida a la ratificación por el Parlamento Europeo del acuerdo comercial con Canadá. Este acuerdo es una gran oportunidad para las empresas españolas. Supone, desde el primer día de su aplicación, la eliminación del 98 por 100 de los aranceles de nuestras exportaciones a Canadá, que ascendieron a 2.300 millones en 2015. Asimismo, y a petición de España y Portugal, las conclusiones del Consejo recogen, de forma expresa, la voluntad de avanzar en la negociación del Acuerdo de Asociación con MERCOSUR y en la modernización del Acuerdo con México. Se abre en este 2017 una buena oportunidad, ya que América Latina mira ahora más que nunca a Europa.

Señorías, paso ahora a hablar de inmigración.

Creo firmemente que es un desafío que nos va a acompañar durante bastante tiempo. Tenemos que tener paciencia estratégica, inteligencia y generosidad. Los principios que han de presidir nuestros esfuerzos son el diálogo y la cooperación con los países de origen y tránsito.

El primer ministro maltés, que hoy preside la Unión Europea, como conocen, ha presentado un informe del seguimiento de las Conclusiones del Consejo Europeo de diciembre. En él se recogen las primeras acciones que se han puesto en práctica tras la Cumbre de Malta del pasado mes de febrero. Allí acordamos un conjunto de actuaciones concretas para gestionar los flujos migratorios de manera más adecuada y para evitar la dramática pérdida de vidas en el Mediterráneo Central.

La necesidad de controlar esta ruta ya fue señalada, como ustedes a buen seguro recuerdan, en las Conclusiones del Consejo Europeo de diciembre de 2016. Allí se apuntó la pertinencia de reforzar la dimensión exterior de la migración en general y, en particular, los marcos de asociación que pudieran afectar a esa ruta. Asimismo, se instaba a tomar medidas con efecto a corto plazo, como el refuerzo del apoyo a los guardacostas libios o el fomento del retorno a los países de origen de los inmigrantes irregulares.

En estos momentos, el Mediterráneo Central es el foco principal de la preocupación migratoria. Por ello, apoyamos las acciones en Libia y sus países vecinos, y, sin embargo, España considera que también es preciso seguir atento a la situación de otras zonas, como la ruta del Mediterráneo Occidental.

Señoras y señores diputados,

En otro orden de cosas, hemos valorado también las nuevas iniciativas de seguridad y defensa, sin perder la perspectiva de lo que hemos conseguido juntos desde que se puso en marcha la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión. España se ha situado desde el principio en la vanguardia de la construcción europea de defensa. Les recuerdo que nuestro país ha participado en todas las misiones militares lanzadas por la Unión Europea, incluidas las seis actuales. Pero, además, creemos que éste es un ámbito en el que se puede y se debe avanzar mucho más, porque la situación internacional así lo exige.

Por último, quiero destacar la importancia de contar en las Conclusiones de este Consejo con el compromiso total de la Unión Europea para apoyar a los Estados miembros en la garantía de su seguridad interior y la lucha contra el terrorismo. En este aspecto, permítanme recordar que el pasado 11 de marzo conmemoramos el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo. España ha situado en la agenda, tanto de la Unión Europea, como de las Naciones Unidas, esta cuestión que para nosotros es de vital importancia. Debemos seguir avanzando desde la Unión en los esfuerzos que impulsamos para homogeneizar la atención a las víctimas, reconocerles la dignidad que merecen y destacar la importancia de su relato en la lucha contra el terrorismo.

Señorías,

Hasta aquí, lo relativo al Consejo Europeo del pasado 9 de marzo y ahora paso a explicar el debate que se produjo el día 10, sobre el futuro de la Unión Europea en una reunión informal que, como les decía al principio, ya no contó con la presencia del Reino Unido.

Como ustedes saben, el próximo 25 de marzo conmemoraremos en Roma el 60º aniversario de la firma de los Tratados "Comunidad Económica Europea" y "EURATOM" que, junto con el "Tratado de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero", firmado en 1951, constituyen los textos fundacionales de la construcción europea.

La declaración que acordemos en Roma ha de ser capaz de marcar un punto de inflexión y lanzar un mensaje de ilusión, de confianza y de unidad de cara al futuro. España ha venido trabajando para ello en los últimos meses: con los países del sur de Europa, en Lisboa, el 28 de enero último; luego, a veintisiete, en La Valeta, el 3 de febrero; y, finalmente, con Francia, Alemania e Italia, en Versalles, el día 6 de marzo y, como ya se ha dicho, el propio día 10 de este mes. Por otro lado, consideramos que el Libro Blanco que presentó el presidente de la Comisión Europea el 1 de marzo es una contribución útil para este debate.

Yo creo que en Roma, fundamentalmente, los europeos deberíamos dejar claras tres ideas: la primera, que la Unión Europea es una historia de éxito; la segunda, que la prioridad en los próximos tiempos debe ser atender con más intensidad y con más eficacia a los problemas de los ciudadanos, y en este sentido la "hoja de ruta" de Bratislava, sin duda alguna, constituye una buena base; y, en tercer lugar, tenemos que hablar del futuro que, en mi opinión, pasa por una más y mejor integración entre los distintos países que conformamos la Unión Europea. Pasó ahora a detallar estas tres ideas.

Señorías,

En opinión de muchos, la Unión Europea es una historia de éxito y lo es a todos los niveles, aunque haya algunos que pretendan culpar de todos sus males a la Unión. Pero conviene recordar que Europa, desde el Tratado de Roma, ha vivido el mayor período de paz y de prosperidad de su historia. En los sesenta años anteriores al Tratado de Roma hubo en Europa dos guerras mundiales, los sesenta años posteriores han sido la mayor etapa de paz en la historia de nuestro continente.

Tampoco conviene olvidar que la Unión Europea es la región del mundo con más democracia, con más respeto a los derechos individuales de las personas, a los derechos humanos y al Estado de Derecho; es la región del mundo con mayor nivel de bienestar; es, junto con Estados Unidos, la primera economía mundial; es la primera potencia comercial del mundo; es una potencia cultural y turística de primer orden; es la primera región del mundo a la hora de atender a las personas, y ahí están nuestros sistemas públicos de pensiones, sanidad y educación para demostrarlo; y ha sido capaz de construir un mercado único de quinientos millones de habitantes, con altísimos niveles de seguridad jurídica, protección de los consumidores y promoción de los derechos de los trabajadores y de los derechos sociales.

Resumo, por tanto: la Unión Europea es una historia de éxito y, por eso, todos quieren venir a la Unión Europea. Y como es una historia de éxito, y hay algunos empeñados en decir que no lo es, debemos reiterarlo hasta la saciedad y debemos hacerlo también en Roma.

El objetivo fundamental, a partir de esa afirmación inicial, es preservar e incrementar todos esos logros, lo cual requiere resolver los retos de nuestro tiempo. El desasosiego causado por la crisis económico-financiera más profunda de las últimas décadas; el auge de populismos y nacionalismos; la reaparición de la tentación proteccionista; los retos de la globalización; el declive demográfico, así como la revolución tecnológico-digital, hacen preciso, como dijo un ilustre miembro de esta Cámara de otra época, "hacer un alto en la encrucijada antes de proseguir nuestra ruta".

Señorías,

Paso ahora, siguiendo esta idea, a explicar la segunda de las afirmaciones que hice al principio d esta parte de la intervención. Debemos, además de ser conscientes de lo que es y ha significado la Unión Europea en los últimos sesenta años, hacer un esfuerzo adicional para ser más eficaces y para resolver de forma ágil los problemas que más preocupan a los ciudadanos. Esta es la segunda idea que llevo defendiendo a lo largo de las reuniones a las que antes he hecho referencia y eso es de lo que en la Cumbre informal de Bratislava, de septiembre de 2016, discutimos a veintisiete, y nos comprometimos a alcanzar progresos en tres áreas prioritarias:

- En primer lugar, la migración y el control de las fronteras exteriores. No voy a entrar ahora en detalles; en este momento solo quiero señalar que cualquier política de inmigración que pretenda ser justa y, además, eficaz, porque las dos cosas son necesarias, debe llevarse a cabo en los países de origen y de tránsito.

- En segundo lugar, la seguridad, que es una de las grandes preocupaciones de los ciudadanos. Por ello, debemos mejorar la cooperación en la lucha contra el terrorismo y fortalecer la política común de seguridad y de defensa. Este es el segundo gran objetivo después del primero, la migración y el control de las fronteras exteriores.

- El tercer gran objetivo es el desarrollo económico y social. Nuestro tercer gran objetivo, el de todos los países europeos, tiene que ser, y es, el crecimiento económico, la creación de empleo y el mantenimiento y la mejora de los pilares del Estado de Bienestar, es decir, pensiones, sanidad y educación.

En Bratislava en este punto hemos identificado varias medidas concretas:

- En primer lugar, ampliar el Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas (el Plan Juncker) para estimular la inversión y el empleo. En España, como ya les he dicho antes, ha funcionado muy bien.

- En segundo lugar, reforzar las estrategias en marcha para completar el mercado único, en particular en los ámbitos energético, digital y de servicios, los que más interesan a España. Como me habrán oído decir muchas veces, considero el refuerzo del mercado interior europeo una prioridad para España. Un mercado interior eficiente implica reforzar la competitividad de nuestras economías y que estás sean capaces de crecer más, de forma más sólida, y de crear empleo.

- Construir una política comercial sólida, basada en normas, que recoja los frutos de unos mercados abiertos sin dejar de tener en cuenta las preocupaciones de los ciudadanos.

- Ampliar el apoyo de la Unión Europea a los Estados miembros en la lucha contra el desempleo juvenil y reforzar los programas destinados a los jóvenes, tales como la Iniciativa de Empleo Joven y nuevas iniciativas de la Comisión como el Cuerpo de Solidaridad Europeo para programas de voluntariado; y el refuerzo de los programas Erasmus, que podrán englobar también programas de formación profesional.

Muchos de estos temas, como ya les he dicho, los hemos tratado específicamente en este Consejo Europeo y debemos seguir trabajando en ellos.

Señorías,

Primera afirmación de cara al futuro, Europa es la historia de un éxito; en segundo lugar, es importante ser eficaces a la hora de abordar las principales preocupaciones de los europeos y, por último, la Unión Europea debe mirar al futuro y debe fijar una "hoja de ruta" para decir a dónde vamos. Y mirar al futuro, para mí, requiere hablar de más y mejor integración.

Creo que en este momento Europa debe mirar lejos porque, cuando Europa ha mirado lejos, es cuando ha vivido los mejores momentos de su historia. Además, creo que España debe ir más allá en la integración con todos aquellos que quieran hacerlo.

Los ámbitos en los que podemos trabajar más en integración de cara al futuro son cuatro:

- Primero, política exterior y de defensa;

- Segundo, política de inmigración y de control de fronteras;

- Tercero, trabajar a fondo, conjuntamente, en materia de seguridad interna y lucha contra el terrorismo;

- Y, cuarto, profundizar en la Unión Económica y Monetaria.

Sobre este asunto sí me gustaría hacer algunos comentarios, aunque estamos, sin duda, en decisiones que aún tardaremos un tiempo en adoptar.

El euro es, sin duda, uno de los principales logros de la Unión Europea. Supone, para millones de europeos, la posibilidad de viajar, comerciar o invertir en Europa sin verse afectados por las barreras que implican el uso de distintas monedas. Y debemos asegurarnos de que la Unión Monetaria funciona eficientemente. Para ello debemos avanzar en diversos ámbitos:

- En primer lugar, y esto debería hacerse pronto, creo que es necesario completar la Unión Bancaria. El Consejo está trabajando en la creación de un Sistema Único de Garantía de Depósitos. Este Sistema supondrá mayor protección de los depósitos bancarios de los ciudadanos en toda la Unión Europea y mayor fortaleza y estabilidad de nuestro sistema bancario. Por eso, mi Gobierno apoya firmemente este proyecto y confío en que tengamos avances pronto.

- En segundo lugar, es imprescindible profundizar en la coordinación de las políticas económicas para que nuestras economías sean más competitivas y funcionen mejor dentro del euro. Ello exige reformas estructurales en cada uno de los Estados miembros, como las que se han aplicado en algunos países, entre ellos el nuestro, en los últimos años y exige también profundizar en el Mercado Único. Todo ello irá, al final, en beneficio de los ciudadanos.

- Y, en tercer lugar, cuando haya una mayor coordinación de las políticas económicas, debemos avanzar hacia la Unión Fiscal. En última instancia, esto implica:

  • Un presupuesto europeo, de verdad, con capacidad suficiente como para prestar apoyo a los países que en un momento determinado estén atravesando una situación económica complicada.
  • También la posibilidad de emitir deuda de manera conjunta, los eurobonos, de modo que todos nos podamos beneficiar de las mejores condiciones de financiación que supondría para nuestra deuda estar respaldada no ya por un Tesoro nacional, sino por un Tesoro europeo.

Se trata, lo sé, de una visión ambiciosa, pero creo que debemos tener claro hacia dónde queremos ir para avanzar y, desde luego, España está lista para avanzar con los que quieran hacerlo.

Señorías, voy terminando.

La historia de Europa es la historia de la civilización, el relato de lo que sobre el suelo europeo, pese a nuestras discordias históricas, hemos acumulado a lo largo de los siglos porque nos parecía valioso; no tanto para vivir mejor, como para entender mejor el mundo y la sociedad, y a los hombres y las mujeres que la componen.

Hoy, la Unión Europea encarna, más que ninguna otra parte del planeta, el viejo sueño de emancipar a la Humanidad de las servidumbres de la discordia, el abuso, la ignorancia y la pobreza.

Ser miembro de la Unión Europea es un privilegio que muchos países desearían compartir. A los españoles no es necesario convencernos, porque Europa no nos es ajena. La consideramos, como una ampliación de nuestro propio suelo, como una extensión de nuestra patria

No somos uno más en la Unión, sino uno de los grandes por nuestro territorio, nuestra población y nuestro peso económico. A ello añadimos el orgullo de ser uno de los países que, por nuestra cultura, nuestra tradición y nuestra historia, más han aportado y aportan a la conformación del espíritu europeo.

En España hemos tenido la fortuna de que la recuperación de la democracia se asociara con el ingreso en la Unión Europea, lo cual nos ha permitido disfrutar el impulso simultáneo de ambas.

Como todos ustedes recuerdan, solicitamos el ingreso en 1977, se abrieron las negociaciones en 1979 y firmamos el Tratado de Adhesión con la Comunidad Económica Europea en 1985. El gran salto adelante que en estos treinta años ha dado España es inseparable de nuestra participación en la Unión Europea. Se nos ofreció una gran oportunidad y los españoles supimos aprovecharla; no solo en bienestar, en desarrollo económico o en infraestructuras, sino también en la ampliación de nuestras fronteras mentales, el enriquecimiento de nuestros intercambios y de nuestras experiencias; en suma, la extensión del horizonte de todos los españoles y la multiplicación de sus oportunidades. Esto es más cierto aún para nuestros jóvenes. Ellos no conocen otra circunstancia porque han nacido y han crecido en una España democrática y europea.

Nos importa, pues, que la Unión Europea se fortalezca, se desarrolle y dé todos los frutos que puede ser capaz de dar. Esto será bueno para España, será bueno para Europa y será bueno para la ayuda que Europa pueda prestar al resto del mundo.

Dado que nos importa y dado que es decisivo para nuestro futuro, tenemos un deber que cumplir: asegurar el éxito de la Unión.

En ningún momento el papel de los españoles en Europa ha sido pasivo, distante o descomprometido. Desde el primer momento nos integramos en esta empresa común hasta convertirnos en uno de los principales protagonistas. En tres ocasiones ha sido español el presidente del Parlamento Europeo y en otras tres ha habido españoles presidiendo el Consejo de la Unión Europea.

Queremos asegurar el éxito de una empresa en la que somos corresponsables y, además, solidarios, porque lo que le ocurra al conjunto o a cada miembro nos afecta a los españoles, y viceversa.

Tenemos, pues, el deber de contribuir a que el proyecto europeo se consolide, se fortalezca y avance con firmeza hacia el futuro. Por eso es tan importante que los españoles nos mostremos unidos en este campo.

En rigor, como decíamos antes, debiéramos dejar de contemplar a Europa como un capítulo de nuestra política exterior. Ya me han oído decir esto aquí, en esta Cámara. Europa debe ser, cada día más, una cuestión interna, una tarea que nos concierne a todos dentro de casa, inseparable del bienestar de todos y cada uno de los españoles de hoy y de mañana; una casa que se nos hace más grande, un proyecto que modificará todos nuestros planteamientos domésticos, desde la educación al desarrollo de nuestras empresas, desde la Seguridad Social hasta los Tribunales de Justicia. Unidos para sostener la Unión Europea y unidos también ante la ineludible exigencia de adaptarnos lo mejor posible a un proyecto de estas dimensiones y de esta trascendencia.

En suma, Señorías, desde 1985 Europa ha sido una gran fuente de oportunidades para todos los españoles. Sigue siéndolo y queremos que lo sea cada vez más en el futuro; en ese futuro al que deseamos llegar con un proyecto más avanzado, una Europa más unida, más sólida, con una economía más competitiva en beneficio de todos los europeos y un modelo de sociedad que pueda servir de ejemplo para otros.

Los españoles, por nuestra parte, no vamos a perder el tiempo ni a malversar las ocasiones. Queremos contar con Europa y lo afirmamos con determinación, que es tanto como hacer saber que los europeos pueden contar con España porque, y repito lo que he dicho antes, para todos los españoles, para todos, y, sobre todo, para los que ya caminan por la senda del mañana, las ideas de Europa, España y democracia son inseparables.

Muchas gracias.

Más información