Discurso del presidente del Gobierno en su visita a la sede del servicio 016 y en la presentación de la campaña contra la violencia de género

11.9.2015

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Madrid

Señor Ministro, señora secretaria de Estado, señor presidente de Arvato, señora directora del Centro 016, señoras y señores, queridos amigos todos,

No hay mejor medida del pulso de una sociedad que su capacidad para comprometerse con las causas que merecen más la pena. Hoy por hoy, la lucha contra la violencia de género es, sin lugar a dudas, una prioridad nacional. Es una causa que debe unir con la mayor diligencia todos nuestros esfuerzos, precisamente porque es un drama que nos afecta en lo más hondo y que, por tanto, no podemos tolerar. Por eso mismo, la lucha contra la violencia de género tiene que convocar la voluntad más firme, el apoyo más cercano y las políticas más efectivas.

Yo quiero comenzar esta intervención teniendo un recuerdo muy especial para las mujeres que han sido asesinadas o han sufrido por violencia de género, así como para sus hijos y para sus familias. Estáis en nuestra cabeza y estáis en nuestro corazón. Y un recuerdo también hacia las madres de los niños y niñas asesinadas por sus padres. Desde aquí les envío todo mi afecto y cariño, el de mi Gobierno y, estoy seguro, el de todos los españoles.

Quiero acordarme, igualmente, de las víctimas que hoy pueden oírme desde sus casas y que siguen sufriendo en silencio el maltrato. El mejor mensaje que podemos enviarles hoy aquí es de esperanza: no estáis solas; toda la sociedad está con vosotras, a vuestro lado, en contra del maltratador, para que no sufráis ni un minuto más.

Como ustedes saben, les hemos convocado --acabamos de escuchar a la delegada contra la violencia de género-- para presentar la campaña "Únete. Hay salida a la violencia de género", y lo hacemos coincidiendo con esta visita al 016. Este servicio, sin duda alguna, representa una de las herramientas más útiles para las víctimas de la violencia de género, sus familias y su entorno. Para muchas se ha convertido ya en la primera puerta para salir de la violencia de género.

Las mujeres que llaman al 016 encuentran en sus profesionales las respuestas a sus dudas, a sus inquietudes y a sus miedos, y lo hacen con la seguridad de un teléfono que no deja rastro de llamadas --es confidencial--, que funciona las veinticuatro horas del día los 365 días al año y que es gratuito.

Acabo de tener la oportunidad de tener una conversación, breve --me hubiera gustado que durara más tiempo--, con estas mujeres, profesionales que atienden todas estas llamadas, y puedo asegurarles a todos ustedes que da gusto y reconforta mucho ver cómo hay gente que hace aquello en lo que cree, que es el presupuesto básico, el presupuesto fundamental, para tener éxito y ser eficaces. Y créanme que me parece que no es fácil. A mí me parece muy difícil. A veces se dice: esta profesión es muy compleja, ésta lo es más, cómo eres capaz de hacer esto… Yo creo que es muy difícil atender a una persona que no conoces, a la que probablemente le haya costado mucho descolgar el teléfono y llamar, a la que tienes que tratarle con el máximo y total respeto, y que en el fondo confía en ti, por eso te llama, aunque no te haya visto y aunque sea confidencial. Realmente, también, cuando tenemos una cierta tendencia a decir lo malo que es todo, hay cosas en la vida que reconfortan y que es bueno que también los españoles conozcamos.

Este recurso, además de prestarse en todas las lenguas cooficiales, se hace también en 52 idiomas y también se ha hecho accesible a las mujeres con discapacidad auditiva, que, como pueden ustedes intuir, son especialmente vulnerables.

Estas campañas se hacen porque resultan absolutamente esenciales en esta lucha contra la violencia machista; se hacen para concienciarnos y se hacen también para ayudarles a dar ese paso, que es el más difícil, construyendo entre todos un clima social de compromiso y de apoyo hacia ellas, y de tolerancia cero hacia la expresión más dramática e injusta de desigualdad que aún persiste.

Estas campañas son muy útiles también: está comprobado científicamente que aumentan la llamadas al 016, es decir, que hay ya más mujeres que se atreven a dar un paso hacia delante; y aumentan también las denuncias, la movilización y la concienciación social.

Lo que esperamos es que esta campaña que acabamos de presentar hoy vuelva a servir de acicate tras un verano que, una vez más, ha sido duro y ha sido doloroso.

Amigos y amigas,

Las víctimas se merecen que unamos esfuerzos y la única estrategia, la que nos hace más fuertes y más eficaces, es el compromiso de todos en torno a los valores de la unidad, el consenso y la solidaridad.

He dicho al comenzar esta intervención que la lucha contra la violencia de género es una prioridad nacional, y para superar los desafíos que nos presenta tenemos que compartir objetivos y tenemos que sumar todos. Nuestra historia reciente nos demuestra que para llegar al éxito las grandes causas necesitan los grandes consensos.

Por su propia importancia, la política contra la violencia de género es una auténtica política de Estado y en esta materia --no en otras pero, desde luego, en esta materia sí-- creo que todos los españoles (asociaciones, partidos políticos…, todo el mundo) hemos trabajado unidos. Lo hicimos cuando aprobamos, en su momento, los planes de acción, cuando aprobamos la orden de protección; luego, la Ley Integral de la Violencia de Género… Creo que se han dado pasos hacia adelante muy importantes, tanto legislativos, como a la hora de actuar. Es muy importante cómo se ha involucrado también la sociedad.

Y quisiera, antes de terminar, hacer una referencia a los niños. Los niños son muy importantes, como lo son los adolescentes, y los estudios dicen que en un 30 por 100 aceptan la situación de control de sus parejas; en un 30 por 100. Estamos también trabajando con ellos a través de campañas específicas y seguiremos haciéndolo en la escuela gracias a la reforma educativa.

No nos olvidamos tampoco de las mujeres más vulnerables, con discapacidad, las personas mayores o las que viven en el mundo rural, que probablemente tengan mucha menos capacidad y muchas menos posibilidades para defenderse.

Sabemos que a muchas mujeres les cuesta denunciar, y es lógico. Por eso tenemos que ayudarles. Hay y tienen asistencia jurídica gratuita, con independencia de sus ingresos. Se han reformado algunas leyes. Hay situaciones verdaderamente notables, que nadie puede entender por qué se producían, porque hoy el asesino de su mujer no cobrará la pensión de viudedad ni podrá heredarla; pero es que antes el asesino de su mujer podía cobrar la pensión de viudedad y, además, podía heredarla.

Amigas y amigos,

Ha habido avances importantes, como los ha habido en todos los temas que van unidos a la civilización y a la educación, pero todavía quedan muchas cosas por hacer.

Yo quiero terminar esta intervención lanzando dos mensajes: uno, a la sociedad y, otro, a las víctimas. Actualmente, el 98 por 100 de los españoles rechazamos la violencia de género; por lo tanto, la hemos convertido en algo intolerable e inadmisible, que es lo que es. Este cambio social nos permite ser más proactivos, nos permite implicarnos más y animar a las víctimas a pedir ayuda, a denunciar. Todos, desde nuestro ámbito personal o laboral, podemos hacerlo. Como vemos en la campaña, está en la mano de cada uno de nosotros. Y ésta es una misión social y moral que nos corresponde a todos los españoles.

El segundo mensaje es a las víctimas, para decirles: "de verdad, hay salida", que es lo que dice la campaña. Cada vez hay más mujeres que dejan atrás la violencia de género. Hoy me lo han dicho aquí, y yo lo había escuchado: el 77 por 100 de las víctimas lo han logrado. Por eso les digo a todas que pidan ayuda, que llamen al 016, que denuncien; que pueden conseguir una vida mucho mejor que la que llevan; que, cuando llaman al 016, se va a poner al teléfono alguien que le va a ayudar, que no tiene más objetivo que ayudar, que sabe de lo que habla y que para ella será un éxito conseguir que tú también dejes detrás la violencia de género. Llamad.

Gracias.

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