Palabras del presidente del Gobierno en el acto de entrega de la Placa de Bronce al Mérito Deportivo al Real Club Náutico de Sanxenxo

12.8.2014

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Real Club Naútico, Sanxenxo (Pontevedra)

Señor Presidente, queridas amigas y amigos,

Quiero dar las gracias a todas las personas que estáis hoy aquí. Muchas gracias, alcaldesa; presidente de la Diputación; presidenta del Parlamento; responsable de Deportes en Galicia; a todos vosotros; a mi colaborador Ildefonso también te doy las gracias y, por supuesto, al presidente de la Xunta y al secretario de Estado de Deportes, y a todos vosotros.

Como sabéis, Sanxenxo para mí es mi pequeña patria y la de mi familia. Como recordaba en su intervención Pedro Campos, mi hermano ha sido su vicepresidente y mi cuñada ha estado también en la directiva del club.

Para mí estar aquí es siempre extraordinario, como es extraordinario estar en cualquiera de los municipios que nos rodean y como es extraordinario estar en esta ría de Pontevedra, en la de Arosa, en la de Vigo y, en general, en el conjunto de las rías gallegas.

Pero el motivo que hoy nos convoca aquí a todos es muy especial y por eso quiero que mis primeras palabras, además de reiterar mi agradecimiento a todos ustedes por su presencia aquí, sean de felicitación y de enhorabuena al Club Náutico de Sanxenxo que lleva, como decía Pedro Campos en su intervención, más de sesenta años promocionando las cualidades turísticas y deportivas que ofrece esta maravillosa ría de Pontevedra, y por ser uno de los mejores escaparates del deporte náutico español.

No me cabe duda de que éste es el legado que los socios fundadores… Voy a citar algunos, no a todos, y el problema de citar son las injusticias que se cometen con aquellas personas a las que no se citan; pero quiero citar a José Pazo Montes, que presidió la primera junta directiva, y a los primeros socios: Asdrúbal Ferreiro, Luis y Manuel Rocafort, Cesáreo Novoa, Emilio Peláez, Rafael Olmedo, Saturnino Varela, Ramón Cachafeiro, etcétera. Ellos querían perpetuar para Sanxenxo y para el deporte gallego y español, con la creación de este club, este legado al que he hecho referencia.

Quiero agradecer al Consejo Superior de Deportes y a su presidente, Miguel Cardenal, primero, que esté aquí, que venga desde Asturias. Estamos muy honrados aquí, en Sanxenxo, de que hayan promovido la entrega de este reconocimiento al Real Club Náutico de Sanxenxo por su trayectoria eminente en la práctica deportiva y en la enseñanza y promoción de la educación física.

No sorprendo a nadie si afirmo que el deporte es una de mis mayores aficiones. Me identifico plenamente con los valores que lo inspiran: el esfuerzo, la constancia, la tenacidad y el sacrificio. Procuro aplicarlos, y lo recomiendo --aunque uno ya no está para recomendar grandes cosas, lo recomiendo--, en todos los aspectos de la vida.

Los deportes náuticos, en particular, me resultan especialmente cercanos --supongo que ahí estará mi hijo practicando ahora-- y, dentro de los deportes náuticos, el Club de Sanxenxo tiene, en la práctica de la vela, un motivo de orgullo muy especial.

La vela es un deporte, lo sabes mejor que yo, apasionante: combina el talento individual con una imprescindible estrategia de equipo, vive la naturaleza y la respeta de modo providencial, y trae constantemente a nuestra memoria el recuerdo de nuestro pasado, cuando sólo teníamos el mar como medio de comunicación y el barco como vehículo para relacionarnos con otros pueblos y con otras civilizaciones.

Quiero hacer una felicitación especial a la tripulación del Real Club Náutico de Sanxenxo por los excelentes resultados obtenidos en la Copa del Rey de vela y, particularmente, a Pedro Campos por liderar el equipo con tantísimo acierto y con la sabiduría que da la experiencia de muchos años, aunque tenga pocos, en la práctica de esta disciplina.

Queridos amigos,

En el deporte, y también en la vida, los éxitos requieren perseverancia, sacrificio, aguante, de vez en cuando mirar para otro lado y siempre gente que le apoye a uno, aunque no lo entiendan muy bien. Pero eso es muy importante para superar las dificultades que encontramos en el camino. Pedro sabe también muy bien de qué estoy hablando.

Debemos felicitarnos, primero, por dar a este país deportistas de enorme éxito, como Xavi Fernández de Gaztañaga, Antón Paz Blanco, Tamara Echegoyen, Iker Martínez, Fernando Echávarri o Marina Labao y muchos otros que seguro que olvido mencionar, con lo cual vuelvo a cometer otra gran injusticia.

Gracias porque vuestro palmarés no tiene precedentes y porque habéis sido capaces de ser y crear un equipo único en el mundo con excelentes resultados. Esto hay que escucharlo: cuatro oros, una plata y dos diplomas olímpicos, 32 Campeonatos del Mundo, 13 Campeonatos de Europa, 7 Copas del Rey, 32 títulos nacionales, 10 Trofeos Presidente de la Xunta, 3 Sardinia Rolex Cup, 2 Admiral´s Cup, y aquí dice "etcétera". Pero, sobre todo, muchas gracias por mantener el deporte náutico español en la primera línea de competición internacional durante más de seis décadas.

Queridos amigos,

Creo firmemente que es obligación de los poderes públicos hacer llegar la ética deportiva a otros muchos ámbitos de la sociedad, y para ello es necesario reconocer el trabajo que hacéis las federaciones, los clubes y las asociaciones deportivas por este país.

A veces, la gente piensa que las Administraciones Públicas tienen que hacer todo y las Administraciones Públicas llegan a donde llegan. Un país es su gente, su voluntad, su tesón, su capacidad de actuar por sí mismo sin esperar a que sus problemas su los vengan a resolver las Administraciones Públicas, su empuje y sus ganas. Y esto es lo que son los clubes, lo que es este Náutico y lo que es la sociedad civil. Eso es lo que al final acaba haciendo un país.

Las Administraciones Públicas hacen lo que deben, y son muy importantes, pero un país sólo funciona con gente, con personas. Ése es un mensaje que me gustaría dejar hoy aquí, porque los deportistas españoles, que han hecho muchísimo por nuestro país y por su imagen --y todo eso tiene repercusiones de todo tipo--, son personas individuales que dedican muchas horas a su trabajo, que se esfuerzan y que luego aparecen, cuando ganan, si ganan, en los periódicos en portada 24 horas o 48, y entonces todo el mundo dice: ¡fíjate qué suerte tiene esa gente! Pero esa gente lo que tiene es detrás muchas horas de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio y de dedicación. Y probablemente se lo hayan pasado también muy bien, pero esa gente es la que, al final, acaba haciendo un país.

Aquí estamos condecorando hoy --lo hace el Consejo Superior de Deportes, con mi apoyo, por supuesto-- al Náutico de Sanxenxo y a las personas, con su presidente al frente, que han hecho algo, que han hecho cosas, que empujan y que a veces han acertado y que otras se equivocan, porque todo el mundo se equivoca. Bueno, hay algunos que no se equivocan nunca. Los que estamos aquí no estamos entre ese grupo selecto, que lo hay aunque parezca verdaderamente increíble.

Para mí es un honor y un orgullo, porque yo llevo aquí desde 1971. Soy socio de este Real Club Náutico, apoquino todos los meses y, si algún mes no he apoquinado desde que soy socio, a ver si el tesorero es capaz de decirlo y demostrarlo. No podrá hacerlo.

Estoy muy contento y muy emocionado. En la vida, realmente, emocionarse de vez en cuando es importante también. Además, la vida, aunque a veces pueda parecer que es dura, también da muchos motivos para la emoción y ser feliz. Yo les invito, a todos vosotros y a todos ustedes, a emocionarse, a ser felices y a estar orgullosos del Real Club Náutico de Sanxenxo y de este municipio, querida alcaldesa, como hay pocos en el mundo, que es muy grande.

Muchas gracias.

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