Discurso del presidente del Gobierno en su visita a la sede de la Organización Nacional de Trasplantes

11.9.2014

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Madrid

Queridas amigas y amigos,

En primer lugar, muchas gracias por la exposición. Ha sido muy clara, muy entendible y yo ya me la sabía, porque yo me había estudiado los asuntos.

Vengo aquí porque se cumple el XXV aniversario de la Organización Nacional de Trasplantes y vengo aquí, en primer lugar, para ayudar a que se conozca lo que se hace, para ayudar a que los medios de comunicación, que en estos asuntos la verdad que se han portado muy bien… Una de las pocas cosas que no conocía era que, efectivamente, es muy importante que esto aparezca y sea conocido por el conjunto de la opinión público.

Y vengo, sobre todo, a dar las gracias por la extraordinaria labor que se ha hecho a lo largo de estos veinticinco años. Al fin y a la postre, no hay nada más importante en la vida que ayudar a salvar vidas, que es de lo que se trata, y, si esto va acompañado de una profesionalidad como la que ha acreditado este organismo, que hace que las cosas se hagan de manera sobresaliente, sin duda alguna, hace que nos sentamos con mucho mayor orgullo y con mucha mayor admiración por parte de todos.

Creo que es muy importante también porque todo esto sirve para encauzar la generosidad de los españoles y para hacer de su sensibilidad como donantes de órganos una realidad de nuestro día a día.

Yo creo que es bueno que la opinión pública española conozca algunas cosas buenas que también ocurren en España. España es el líder mundial, una vez más, en solidaridad y en excelencia científica. Y sin entrar en la casuística concreta, sí es bueno reconocer esta dimensión humana y científica de nuestro país.

Un donante que conozco me decía que en el trasplante de órganos todos ganan algo maravilloso e irrepetible: el trasplantado recibe de nuevo el don de la vida y una segunda oportunidad para vivir, mientras que el donante experimenta en profundidad un acto de generosidad inigualable. Como reza el lema de la Asociación, dar es recibir.

Quiero decirles también que su trabajo representa la fuerza y la efectividad de los grandes propósitos comunes, como ha dicho el señor Matesanz en su intervención. Todas las instituciones que vertebran el país (la Administración Central, las autonómicas, las locales y los entes públicos) se vuelcan a diario para garantizar que la solidaridad de la Organización Nacional de Trasplantes alcance a los españoles que la necesitan.

Hablo de los servicios de emergencia de todas las Administraciones, de la cooperación de nuestros jueces en el sistema, hablo de AENA, hablo de Iberia, hablo del Ejército del Aire, hablo de Radiotelevisión Española y otros muchos medios de comunicación que nos sensibilizan a todos al informar sobre donaciones y trasplantes, y este espíritu de colaboración no hace sino llevar a la práctica lo que es un sentimiento compartido de solidaridad entre españoles.

Como ha dicho el doctor Matesanz en su intervención, uno de cada cuatro órganos donados se trasplantan en una Comunidad Autónoma distinta de la que procede el donante y aquí, como en todos los ámbitos de la vida, al menos ésa es mi opinión, la unidad es un activo. Ninguna Autonomía remando sola podría conseguir resultados comparables en calidad y cantidad sin la cooperación de las demás, del resto de las Comunidades Autónomas, y del conjunto del Sistema Nacional de Salud. Ya me gustaría a mí que este sistema y que estos procedimientos que se aplican aquí se aplicaran en todas y cada una de las facetas que interesan al conjunto de los ciudadanos españoles.

Yo creo que esta organización demuestra que todos contribuimos a la solidaridad y al bienestar de los demás, y que también nos beneficiamos todos del esfuerzo de los demás, para así lograr entre todos aquello de lo que se trata, que es un país más justo y más oportunidades para la gente.

También es bueno que sepa la opinión pública --ustedes ya lo saben- que España es hoy el primer país del mundo, el primero, en trasplantes y el llamado modelo español de trasplantes es una referencia internacional; nos recordaba ahora en su intervención el doctor Matesanz. Desde hace veintitrés años el liderazgo en trasplantes es de España, con una tasa de 35,3 donantes por millón de personas, que dobla las cifras de la Unión Europea. Y como aquí se nos recordó también, el 14 por 100 de los trasplantes de la Unión Europea se hacen en España, el 14 por 100, y el 4 por 100 de todos los trasplantes que realizan en el mundo tiene lugar entre los españoles.

Quiero también recordar algo que hemos escuchado hace un momento, y que es muy importante, y que también sería bueno y positivo que lo hiciéramos en todas y cada una de las facetas que les importan a los ciudadanos: la alianza de cooperación y formación de profesionales de trasplantes en Iberoamérica. Ha sido un avance muy importante, como acabamos de ver, y ojalá lo pudiéramos hacer en todos y cada uno de los asuntos que importan a la opinión pública.

Yo quiero dar las gracias, y ya entro en la última parte de mi intervención, al doctor Matesanz por su esfuerzo, por su trabajo, por su dedicación y por su perseverancia. Éste es un asunto que, como otros en la vida, pero quizás éste más, requiere mucho coraje, mucha determinación, mucha voluntad y mucha perseverancia. Sin duda alguna, valores muy importantes para todas las facetas de la vida, para todas, sin excepción; pero de manera muy importante para esto de lo que aquí estamos hablando.

Quiero señalar que el sistema sanitario español, el Sistema Nacional de Salud, es uno de los más avanzados y admirados a nivel mundial, y quiero señalar en un día como hoy que la solidaridad es la mejor manifestación de nuestra identidad como españoles, y que esta generosidad hace que los órganos vitales de los españoles den vida a otras personas sin importar de donde vengan. Esta realidad que acabamos de ver, y que se nos ha plasmado aquí en un documento gráfico, hace que, por ejemplo, un andaluz viva con un corazón catalán o que un gallego tenga larga vida gracias a la generosidad de un madrileño. Así, en un círculo virtuoso sin fin, nuestro país expresa, con naturalidad y con normalidad, una fraternidad que es patrimonio de todos los españoles.

Quiero decirles a todos ustedes que creo que contribuyen a que España y los valores humanos sean realidades sinónimas. Hay quien se cree que un país es lo que sean sus Administraciones Públicas. En absoluto. Las Administraciones Públicas pueden y deben hacer cosas; algunas las hacen bien, otras no las hacen tan bien. Pero un país es, fundamentalmente, lo que sean el conjunto de los ciudadanos que viven en ese país y, si todo el mundo cumpliera con su deber, como se cumple aquí, o si todo el mundo hiciera las cosas bien, sin duda alguna mejor seríamos como país.

Yo creo, en cualquier caso, que el nuestro es un país ejemplar, y es un país vertebrado moral y emocionalmente en torno a proyectos de futuro, que nos hacen sentirnos orgullosos de nuestros vínculos de pertenencia. Y éste es un mensaje que mandamos al mundo. Esta organización no es sólo algo de lo que estamos orgullosos todos los españoles; también es, y esto es muy importante, un activo para la proyección global de nuestro país, de España, en un mundo que ya no tiene fronteras y es una fuerza positiva para nuestra reputación internacional, y un embajador sin igual de los valores que se asocian a nosotros como país de grande principios y mejores ciudadanos.

Estoy, y créanme que hablo con el corazón, muy orgulloso de estar aquí. Me gustan las cosas bien hechas. Admiro a quien cumple con su deber. No sé lo que puedo ofrecerles; desde luego, todo el apoyo de las instituciones españolas. Ustedes saben que hemos vivido, y que todavía no nos hemos recuperado de esa situación, un momento económico complicado; pero yo tengo muy claro cuáles deben ser las prioridades a medida que vayamos superando, que lo estamos haciendo, esa situación y, sin duda alguna, invertir aquí para seguir siendo líderes y para tener a los mejores es una gran inversión.

Quiero traerles también el reconocimiento y la gratitud de millones de personas que conocen y valoran su trabajo. Si hay quinientas mil personas afectadas, según nos ha dicho el doctor Matesanz en su intervención inicial, hay muchísimos más que, sin duda alguna, saben qué es lo que se hace aquí.

Y quiero agradecer la oportunidad de poder ver en pleno funcionamiento un organismo tan ejemplar como éste y, desde luego, animarles a seguir en una labor que supongo que para ustedes será muy reconfortante, que al final es lo más importante. Pero sepan ustedes que para otras personas también lo es y que hay muchísima gente en España que reconoce a quien hace bien las cosas.

Así que muchas gracias por acogerme aquí tan amablemente. Ha sido un placer y estoy honrado de haber venido aquí a los veinticinco años. Podía haber venido antes, pero he llegado a los veinticinco años.

Muchas gracias.

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