Discurso del presidente del Gobierno en un acto organizado por las Cámaras de Comercio de Andalucía en el Club Antares

15.7.2014

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Sevilla

Señor Alcalde, señora delegada del Gobierno, señor presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, señor presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, señor presidente del Consejo Superior de Cámaras, señores presidentes de las Cámaras de Comercio, autoridades, señoras, señores, queridos amigos,

Fortalecer la sociedad civil y activar el debate público son labores tan necesarias como meritorias, y por eso yo quiero comenzar esta intervención agradeciendo al Club Antares, no sólo la invitación, que me honra, y mucho, para compartir con ustedes este foro, sino su apuesta de años para ofrecerse como punto de encuentro y plataforma de diálogo para la sociedad sevillana y andaluza en su conjunto.

He escuchado con atención la intervención de don Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, y quiero expresarle mi agradecimiento por sus palabras, otra vez por su invitación y quiero decir que reconozco el papel de las Cámaras de Comercio como motores de dinamización de la economía local. No en vano en estos últimos años su sensibilidad, siempre cercana, su capacidad técnica y su apoyo al empresariado pequeño, mediano y grande, no sólo ha contribuido a paliar los efectos de la crisis, sino que han sabido abrir nuevas puertas al emprendimiento en todos nuestros territorios. Éste es, sin duda, el camino de futuro y, por tanto, en esta materia no me queda más que animarles a continuar trabajando como lo han hecho hasta el día de hoy.

Quiero dar las gracias a Juan Manuel Moreno por su presentación. Como saben, es hoy el presidente del Partido Popular de Andalucía. Es una apuesta segura y de futuro. Yo he visto de primera mano, a lo largo de muchos años, su dedicación y su talento como parlamentario de raza en el Congreso de los Diputados, y sé de la huella que ha dejado como secretario de Estado de Asuntos Sociales, responsabilidad que ha asumido hasta hace unos meses. Creo que tiene una enorme vocación de servicio público consolidada y generosa. Ha dejado la Secretaría de Estado -quizás fuera un puesto más cómodo y desde donde se podían hacer más cosas, por lo que supone de responsabilidad de Gobierno-- y lo ha hecho para liderar la oposición en Andalucía. Ha tenido coraje, ha tenido ganas, ha apostado fuerte por Andalucía y ha demostrado compromiso. Cuenta con nuestro apoyo y con nuestro respaldo.

Señoras y señores,

Andalucía es la tierra de España donde viven más españoles: más de ocho millones. Me honro en conocer Andalucía. He tenido la fortuna de venir en múltiples ocasiones. He estado, por supuesto, en todas las capitales de provincia; por supuesto, en todas las grandes ciudades andaluzas, pero también he estado en muchísimos Ayuntamientos, en muchísimos pueblos de Andalucía.

Andalucía ha mejorado mucho en los últimos años, como ha mejorado el conjunto de España --en otra parte de mi intervención comentaré un dato que a algunos les puede resultar sorprendente--: España es uno de los cinco países del mundo que más ha mejorado en los últimos cincuenta años; hablo de renta per cápita.

Yo estoy absolutamente convencido de que en Andalucía las cosas pueden mejorar más, igual que en el resto de España, y estoy convencido también de que lo harán en el futuro. Quiero decirles también que, en unos momentos como los que estamos viviendo, Andalucía tiene que decir mucho sobre el futuro de nuestro país y estoy absolutamente convencido de que lo va a decir.

Hemos apostado por Andalucía, lo hemos hecho en los momentos difíciles y complicados, algunos hemos vivido --y de eso les hablaré a lo largo de mi intervención--, y seguiremos haciéndolo en el futuro. He escuchado con atención las palabras del presidente de la Cámara. El Gobierno de España estará siempre ahí; naturalmente, y como ustedes saben, en la medida de sus posibilidades; pero no tenemos más interés que el que las cosas vayan bien. Lo que queremos es que les vayan bien a todos: a los andaluces, a los gallegos --permítanme que cite mi tierra-- y al conjunto de los españoles. Eso es lo que nos va a beneficiar a todos.

Y dicho esto, que era muy importante, voy a decirles a ustedes de qué voy a hablar. Voy a hablar hoy sólo de economía. Hay muchos temas, sin duda, y muy importantes, que preocupan a la opinión pública andaluza y también a la opinión pública española; pero hoy voy a hablar de economía y, por tanto, voy a hablar de crecimiento, de empleo, de las cuentas públicas, de la competitividad y de todo aquello que incide en la mejora de la riqueza y el bienestar de los ciudadanos, que es siempre el principal objetivo de cualquier Gobierno que se precie en cualquier país del mundo.

Con su permiso, para no irme por las ramas, voy a dividir mi exposición en cuatro partes: primero, cómo estábamos a final del año 2011, cuando llegamos al Gobierno --a esta parte le voy a dedicar escasos treinta segundos--; segundo, qué hicimos desde entonces --voy a hacer una referencia especial también a la situación de las pequeñas y medianas empresas--; en tercer lugar, voy a intentar explicar cómo estamos hoy; y, en cuarto lugar, lo que me parece más importante, cómo ve el Gobierno de España y como veo yo, como presidente del Gobierno de España, la situación, el futuro, y qué vamos a hacer en ese futuro.

Antes que nada, les diré una cosa: yo soy optimista sobre la evolución de la economía española, soy optimista. Creo que está yendo a mejor y creo que va ir a mejor en el futuro. Y lo soy por dos razones fundamentales: la primera, por los datos que estamos conociendo, que muestran que lo peor ya ha pasado y que se ha producido un cambio de tendencia clara en la situación de la economía; y la segunda razón, que para mí es más importante que la primera, porque creo en las fortalezas de nuestro país, España, que las tiene y muchas.

De todo esto voy a hablar al final de mi intervención. Ahora voy a empezar por donde dije que iba a empezar: cómo estábamos en el año 2011. Con brevedad.

En el año 2011, cuando llegamos al Gobierno, yo asumí la responsabilidad que en este momento ejerzo de presidente del Gobierno el 21 de diciembre del año 2011 y el 22 de diciembre lo hicieron los ministros que forman parte de mi Gobierno.

España tenía todos los desequilibrios económicos posibles: un déficit público del 9 por 100; un déficit del sector exterior; tenía una inflación mucho mayor que el resto de los países europeos; tenía un sistema financiero en una situación de enorme dificultad, como a buen seguro todos ustedes recuerdan, y tenía una deuda externa inasumible. Todo esto lo que suponía era que teníamos un gravísimo problema de competitividad y los efectos de todo esto eran: crecimiento negativo --España estaba en recesión--; un paro descomunal: 3.400.000 personas perdieron su puesto de trabajo en la Legislatura 2008-2011; y una pérdida de recaudación, como consecuencia de la caída de la actividad económica, de las Administraciones Públicas españolas de setenta mil millones de euros. A ello había que se sumarle las dificultades para financiarnos, la situación de nuestra prima de riesgo, los tipos de interés, etc. etc.

Ésa era la situación a final de 2011 y ya he terminado, porque ahora de lo que se trata es de que entre en la segunda parte de mi intervención.

¿Qué hicimos desde entonces? Lo primero, fijar un objetivo y el único objetivo que se podía fijar era el que el sentido común decía: darle la vuelta a la situación, parar la caída para luego empezar a crecer y crear empleo. Para eso era fundamental eliminar esos graves desequilibrios económicos a los que me he referido, que son los que impedían que se generase crecimiento económico y empleo en nuestro país.

El año 2012 fue, sin duda, el peor año y el más dramático de la Legislatura. España tuvo que hacer frente a una gravísima crisis financiera --a buen seguro, todos ustedes la recuerdan-- y a una crisis de deuda soberana que, según algunos, sólo podía terminar o en un rescate de la economía española, como les ocurrió a otros países de la Unión Europea, o en una salida del euro, o en una ruptura del mismo. Eso era lo que los agoreros de entonces aventuraban que iba a pasar.

Sólo haré un apunte sobre este asunto. Un rescate significa, lisa y llanamente, la pérdida de la soberanía económica; lisa y llanamente, eso. Cuando uno está rescatado, le puede ocurrir --esto no es un ejercicio teórico, sino simplemente lo que les ha ocurrido a otros-- que le obliguen, por ejemplo, a bajar las pensiones un 10 por 100, o que le obliguen, por ejemplo, a subir el IVA de la hostelería --por poner un ejemplo-- a un 23 por 100. Eso le ha ocurrido a otros; a España, no. Porque esa situación se evitó y créanme ustedes que no fue fácil. Y créanme ustedes que fueron muchas y de todo tipo las presiones para que España aceptara un rescate, pero se evitó.

En paralelo a todo esto, se inició, en ese año 2012, un proceso muy duro de consolidación fiscal y de reducción del gasto público. Claro, es imposible vivir cuando gastas noventa mil millones de euros al año más de lo que ingresas. Es imposible vivir así y eso lo entiende cualquiera. El déficit, además, no se podía financiar; la prima de riesgo estaba en 600 puntos; los intereses del bono a diez años superaban el 7 por 100 --hoy no llegan al 3 por 100--; y había muchas Administraciones Públicas españolas que no podían acudir a los mercados, o sea, no podían financiarse, y el Gobierno, a través, del llamado FLA y del Plan de Pagos a Proveedores, tuvo que acudir en su ayuda. Fue un momento muy difícil.

También empezamos entonces a aplicar reformas estructurales. Sólo voy a citar tres, porque no quiero aburrirles a ustedes, pero cito las tres por su importancia: la primera, la reforma laboral, que, sin duda alguna, ha sido, y lo será más en el futuro, enormemente útil para generar empleo en nuestro país; la segunda, una Ley de Estabilidad Presupuestaria que tenía como objeto fundamental el que en el medio plazo nadie gaste lo que no tiene; y la tercera --que, créanme ustedes, tampoco fue fácil de llevarla a cabo--, una reestructuración completa de nuestro sistema financiero y recuerden ustedes cómo estaba nuestro sistema financiero hace dos años y cómo está en el día de hoy.

Eso fue lo que hicimos en el año 2012, el peor. Los resultados económicos del año 2012 fueron muy malos, porque el crecimiento económico fue de -1,6 por 100 y el paro registrado en las oficinas del INEM a final de año era mayor que el que había al final del año 2011; y, además, el número de personas afiliadas a la Seguridad Social al final de 2012 era menor que el que había a final del año 2011. Por tanto, los resultados económicos de ese año 2012 fueron malos, pero es que muy difícil arreglar algunas cosas en un solo año. En cualquier caso, lo más importante de ese año 2012 fue que se evitó la quiebra de la economía española, se evitó el rescate, mantuvimos nuestra posición en el euro y comenzamos a sentar bases sólidas para la recuperación de la economía.

Después del año 2012 vino el año 2013. Fue también un año difícil, pero ya sin las extremas urgencias del año 2012. Continuaron el proceso de consolidación fiscal y reducción de déficit público, y las reformas estructurarles. Sólo voy a citar dos, simplemente para recordar algunas de las reformas que se han llevado a cabo en esta Legislatura: la primera, la reforma energética, muy difícil, porque había muchos intereses --sin duda, todos legítimos-- en juego, pero España no podía vivir con un déficit de tarifa de veinticuatro mil millones de euros, que cada año aumentaba en diez mil millones de euros más, porque eso, lisa y llanamente, llevaba a la quiebra. No fue fácil. Había, por otra parte, que intentar controlar el precio de la energía, porque es fundamental para la competitividad de la economía y también porque es uno de los gastos más importantes que tiene el conjunto de los ciudadanos.

Hoy ya no hay déficit de tarifa en España y hoy podemos decir que, a diferencia de los últimos ocho años, donde la luz subía el 7 por 100 anual, en dos años ha subido el 3 por 100.

También se abordó una segunda reforma muy importante: la reforma de las pensiones, uno de los grandes retos del futuro. Las pensiones suponen hoy el 40 por 100 del gasto público que hace el Gobierno que yo presido, el 40 por 100. Hay nueve millones de pensionistas en España y dieciséis millones y medio de personas cotizando a la Seguridad Social. Se estableció el factor de sostenibilidad de las pensiones y se estableció un sistema de revalorización de las mismas que tuviera en cuenta la evolución de la economía.

Eso fue lo que se hizo, muy en síntesis, en 2013 y los resultados también fueron malos. El crecimiento de la economía española volvió a ser negativo, -1,2 por 100, pero ya empezamos a ver algunas luces. En el tercer trimestre de ese año 2013 salimos de la recesión, crecimos; nada, algo insignificante y muy modesto, el 0,1 por 100, pero ya se notó algo. Y en el cuarto trimestre se notó algo más, absolutamente insignificante también, pero crecimos el 0,2 por 100. Además, hubo otro dato positivo: al final del año 2013 había menos personas apuntadas en los registros del INEM que en 2012 y el número de cotizantes a la Seguridad Social a final de 2013 era sólo un poquito más bajo que a final del año 2012.

Pero lo más importante fue el cambio que se produjo en las magnitudes macroeconómicas; ésas que son difíciles de entender y que son difíciles de explicar, pero que, si no están arregladas, hacen que sea imposible generar crecimiento económico, empleo y mejorar los niveles de bienestar y riqueza de la gente.

Después de 2013 vino 2014, el año en el que estamos. El año 2014 fue el año del cambio en la situación económica de nuestro país. En el año 2014 las cosas fueron distintas: se consolidaron los datos macroeconómicos a los que me he referido en el año 2013, y empezaron a mejorar; el déficit público siguió reduciéndose; muy importante la situación del sector exterior y el aumento evidente de las exportaciones; una inflación muy moderada, ya muy baja, y que en relación con la zona euro nos permitía ganar competitividad; bajada clara de la prima de riesgo; aumento de la inversión extranjera y, sobre todo, dos datos muy positivos: crecimiento económico: en el primer trimestre del año 2014 España ha sido el segundo país que más ha crecido de la zona euro, sólo superado por Alemania, claramente por encima de Francia, que no creció, y por encima de Italia, la otra gran economía de la zona euro, que todavía tuvo crecimiento negativo.

Pero lo más importante, los cambios que se produjeron en el mercado laboral.

Señoras y señores,

Hay datos que, cuando la historia los analice, van a resultar ciertamente sorprendentes: desde junio del año 2008, es decir, desde hace más de seis años, la afiliación a la Seguridad Social cada mes iba bajando respecto del mismo mes del año anterior; en junio de 2008, menos afiliados que en junio de 2007 y en julio de 2008, menos que en julio de 2007, y así hasta que transcurrieron 68 meses; señoras y señores, 68 meses. Y fue en febrero de 2014 cuando por primera vez un mes fue mejor que el mismo mes del año anterior, y eso volvió a ocurrir en marzo, en abril, en mayo y en junio, y les aseguro que en julio también va a volver a ocurrir. Y hoy hay en España 291.000 afiliados más a la Seguridad Social que hace un año.

Y lo mismo ocurre con las cifras del paro registrado: desde junio del año 2007 el paro cada vez iba subiendo respecto al mismo mes del año anterior. Eso cambió por primera vez en octubre de 2013 y desde entonces las cosas han mejorado, y hoy 313.979 parados menos que hace un año, y hoy hay en España, en las oficinas del INEM, menos parados que en enero del año 2012.

Ésta es, por tanto, la situación a día de hoy. Las cosas han mejorado; pero, sin duda alguna, queda muchísimo por hacer, y tengan ustedes la total y absoluta certeza de que lo vamos a hacer, porque este Gobierno no va a parar de ninguna manera en su impulso reformista.

Antes de entrar en la última parte de mi intervención, que es la dedicada al futuro, a cómo veo yo las cosas a partir de ahora, porque lo demás es ya pasado, quisiera hacer una referencia, como anuncié al principio de mi intervención, a un tema que para mí tiene una enorme importancia: las Pymes.

Somos plenamente conscientes --cuando digo "somos plenamente conscientes", me refiero al Gobierno de España, en nombre del cual yo hablo hoy aquí-- de la importancia de las Pymes a la hora de generar crecimiento, empleo, bienestar y riqueza. Es más, si no hay Pymes no vamos a generar ni crecimiento, ni empleo, ni bienestar, ni riqueza. También viene muy bien que haya grandes empresas y haya otras cosas pero, si no hay Pymes, es evidente que los problemas de España se multiplicarían hasta el infinito.

Pues bien, esto es posible que alguna gente no lo sepa, pero más del 80 por 100 de las personas que trabajan en España lo hacen en una pequeña y mediana empresa. Como comprenderán ustedes, cualquier Gobierno que esté en sus cabales tiene que tener entre sus objetivos prioritarios el intentar apoyar a la pequeña y mediana empresa.

Y yo quiero decir con absoluta convicción que la recuperación económica se consolidará en España cuando se consolide la de las Pymes y los trabajadores autónomos; cuando haya más actividad, cuando haya más Pymes y más trabajadores autónomos. Y tengo que decir también que, por fortuna, eso ya se está produciendo y eso se está notando, no sólo en la calle; eso se está notando en un lugar donde la evolución de la economía se nota muy bien, que es en la recaudación de la Agencia Estatal Tributaria.

Pues bien, conscientes de que esto es así, a lo largo de estos dos años hemos intentado --y tengan ustedes la total y absoluta certeza de que no me faltará voluntad para seguir continuando en esta línea en el futuro-- apoyar a las Pymes, mejorando el entorno y facilitando oportunidades.

No quiero cansarles a ustedes pero, además de las medidas generales que aprovechan a todos (las reformas, la consolidación fiscal, la reforma laboral, la energética, la de la Administración, la unidad de mercado, la reforma educativa, y otras muchas reformas, algunas ya aprobadas y funcionando, y otras en marcha), hemos intentado adoptar medidas específicas para ayudar a la pequeña y mediana empresa. E insisto, estamos a disposición para intentar adoptar todas aquellas que podamos adoptar y que sean útiles para abordar el futuro.

Como no quiero cansarles, sólo apuntaré algunas ideas que me parecen importantes.

Hemos puesto en marcha una de las operaciones más complejas desde el punto de vista técnico pero, en mi opinión, más útiles desde el punto de vista económico que yo he visto, como es la operación de pago a proveedores. Hemos pagado 41.000 millones de euros a mucha gente cuyo único pecado era que no le pagaban después de haber cumplido con la Administración de turno. Es evidente que uno de los grandes objetivos de este país de cara al futuro es que, cuando alguien presta un servicio a la Administración o a cualquiera, se le pague; lo cual, por otra parte, parece bastante razonable. 41.000 millones de euros.

Y hemos puesto en marcha el llamado Fondo de Liquidez Autonómico, que consiste en cubrir el déficit de las Comunidades Autónomas --no de todas, de algunas que estaban en una situación más compleja-- y refinanciar sus deudas, puesto que las entidades financieras no estaban dispuestas a hacerlo. Es una operación de más de cien mil millones de euros, que creo que nos salvó de muchísimos problemas, y aún tenemos muchos, al conjunto de la economía española y a nuestro país.

Hemos puesto en marcha el contrato indefinido de apoyo a emprendedores para Pymes con menos de cincuenta personas, con incentivos fiscales a la Seguridad Social; reducciones de cuota del 100 por 100 en la Seguridad Social para los contratos de formación y aprendizaje a Pymes de menos de 250 trabajadores; la tarifa plana de cincuenta euros para los autónomos; la última, la tarifa plana de los cien euros para todos aquéllos que hagan contratación indefinida durante, al menos, veinticuatro meses; si son Pymes, durante 36 meses y los últimos doce sólo pagarían la mitad. E, insisto, estamos dispuestos a adoptar todas aquellas medidas que puedan ser útiles.

Ahora hemos aprobado, hace escasas fechas, en Consejo de Ministros, en materia de Garantía Juvenil, potentes bonificaciones para la contratación de jóvenes, de las que se pueden beneficiar autónomos y Pymes; también hemos establecido bonificaciones a las cuotas de la Seguridad Social para los familiares colaboradores de autónomos y, también, la compatibilización de la prestación de desempleo con el inicio de una actividad por cuenta propia.

En la reforma fiscal en el Impuesto de Sociedades también hay decisiones importantes y voy a referirme a una muy concreta: para fomentar la inversión y la capitalización empresarial, deducción de hasta el 10 por 100 de los beneficios obtenidos en el período impositivo que se reinviertan en la actividad económica; aunque también, en el caso del Impuesto de Sociedades, se permite una minoración del 10 por 100 de la base imponible sin exigir inversión en activos empresariales.

Por tanto, hemos tomado una serie de medidas y no quiero aburrirles a ustedes. Hay otras importantes en uno de los temas en los cuales yo todavía no estoy satisfecho en cómo está la situación, que es el tema del crédito. Realmente, éste es uno de los grandes retos de futuro.

Tengo que decir que el ICO este año ha mejorado, y mucho, la concesión de crédito; pero el ICO llega hasta donde llega. Tengo que decir que las entidades financieras están un poco mejor; pero tengo que decir que el presidente del Gobierno todavía no está satisfecho con la situación del crédito en nuestro país y sabemos que ésta es una de las asignaturas pendientes en las que tenemos que seguir trabajando.

Ésta es la situación en relación con las Pymes y yo quisiera ahora explicar, y con ello ya entro en la última parte de mi intervención, qué vamos a hacer y qué va a suceder en el futuro.

Como les dije al principio, y lo reitero ahora, yo soy optimista. Hay cosas que han cambiado en los datos macroeconómicos, que son el prólogo de eso que llaman la mejora que ve y que percibe la gente; también se están produciendo resultados de los que percibe la gente y voy a apuntar algunas cosas que creo que son muy expresivas de cómo ha cambiado la economía española a lo largo de las últimas fechas.

El déficit público se está controlando. Hemos cogido la Administración española, el Gobierno, con un déficit del 9 por 100. El objetivo este año es un déficit del 5,5 por 100. Créanme ustedes que eso es muy difícil hacerlo, sobre todo, cuando se está en recesión y se produce una caída de ingresos y, además, aumenta, por ejemplo, el gasto de desempleo. Este tema es capital para España, porque eso da credibilidad a la economía española.

Luego, porque financiar noventa mil millones de euros al año es muy difícil, porque hay que pedirlos al mercado y saben ustedes cómo han estado los mercados y nada nos dice que no puedan estar igual en el futuro, sobre todo, con aquellos que no son serios y pueden generar dudas sobre el estado de sus cuentas públicas. Es, además, un compromiso que voluntariamente hemos asumido todos los europeos y, además, responde a un principio de puro sentido común que cualquier español entiende, ya dejando al lado cuestiones económicas: es que alguien que gana 1.000 no puede gastar permanentemente 1.200, porque inevitablemente acaba en la ruina.

Por tanto, ir reduciendo el déficit público será bueno para el conjunto de la economía; no de una manera rápida y en veinticuatro horas, pero sí con una senda como la que tenemos ahora, que creo que es bastante razonable.

Quiero decirles a ustedes que esta reducción del déficit público que se ha producido en España se ha producido manteniendo los grandes pilares del Estado del Bienestar. Es muy normal oír las críticas, bastante usuales en la vida política, sobre lo que se ha quitado o no se ha quitado. Este Gobierno no ha bajado las pensiones, a diferencia, por ejemplo, de nuestros vecinos, que durante año y medio las han congelado; y son, como he dicho antes, el 40 por 100 del Presupuesto.

Se habla mucho de la sanidad pública, pero es que en España hay una sanidad pública universal y gratuita, a donde viene muchísima gente de fuera a operarse. Suponemos que será por alguna razón.

Se habla de la educación pública, pero es que éste es el año de la historia donde más dinero se gasta en becas; digo ·de la historia". 1.400 millones hay en los Presupuestos para becas, mientras que en el año 2011, el año en que yo llegué a la Presidencia del Gobierno, había 1.100 millones.

Se ha hecho un gran esfuerzo por parte del conjunto de la sociedad española y se ha hecho preservando algo en lo que yo creo, que son los grandes pilares del Estado del Bienestar.

Por tanto, primero, déficit público.

Segundo, el sector exterior está mejorando mucho. Es importantísimo el esfuerzo que aquí han hecho las pequeñas y medianas empresas. Pero es que el año pasado tuvimos un superávit del sector exterior del 1,5 por 100, cuando llegamos a tener un déficit del 11 por 100. Hay quien dice: España es el país del turismo y del ladrillo. No, perdón, en España exportamos, primero, bienes de equipo, que es el sector que más exporta; segundo, tercero y cuarto, en dura pelea, productos químicos, el sector del automóvil y un sector que está cogiendo un enorme auge, que es el sector agroalimentario.

El número de empresas españolas que han exportado y exportan ha aumentado muchísimo en los últimos años. Las exportaciones están en una situación de récord histórico. Ya no exportamos sólo a la zona euro; hemos aumentado nuestras exportaciones el año pasado a África un 20 por 100, y también a Asia, América Latina y Estados Unidos. Mantener esto, tener un sector exterior en superávit, es capital para la mejora de la economía española, para la mejora del bienestar y riqueza.

Tercer asunto sobre mejora de los datos: los precios. La inflación en España es del 0,1 por 100 y me gustaría que fuera un poco mayor; pero estamos con una inflación, por primera vez en muchos años, más baja que la de la media de la zona euro, incluso más baja que Alemania, lo cual nos está haciendo ganar mucha competitividad, que es fundamental también para crecer y crear empleo.

La deuda privada, otro de los enormes problemas, y la deuda externa están bajando, y el sector financiero está mejorando. Hemos tenido que reestructurar las Cajas de Ahorro, hemos tenido que nacionalizar, ¡quien me lo iba a decir a mí!, tres entidades financieras, hemos tenido que crear un "banco malo" y quedarnos con doscientos mil activos inmobiliarios, muchos de los cuales son préstamos. Pero eso está funcionando. Ya dije antes que es uno de los retos pendientes la mejora de la situación del crédito.

Pero además de estas cifras, que son datos macroeconómicos, hay algunos datos reales muy importantes.

La producción industrial este año está mejorando un 1,7 por 100 respecto al año anterior; aquí, en Andalucía, un 4,5 por 100. El sector servicios, un 2,1 por 100 está mejorando respecto al año anterior; aquí, un 2,4 por 100. Se están vendiendo más viviendas, se está recuperando la venta minorista, hay más ventas de automóviles, sigue bajando la prima de riesgo y un bono a diez años hoy se paga al 2,7 por 100 y hace no mucho tiempo por encima del 7 por 100.

Pero lo más importante, como les dije antes, son los cambios que se han producido, consecuencia de todo esto, en el crecimiento y en el empleo. Vuelvo a repetir: hoy hay en España 291.129 afiliados más a la Seguridad Social que hace un año, 313.979 parados menos y la EPA, la Encuesta de Población Activa, en su primer trimestre, nos dice que hay 100.000 españoles ocupados más que el primer trimestre del año pasado.

¿Qué pensamos que va a ocurrir este año? El año pasado, en el Presupuesto de octubre del año 2013, dijimos que la economía española iba a subir el 0,7 por 100; en febrero de este año dijimos que no, que el 0,7 por 100 no, que el 1 por 100; y en abril hemos dicho que el 1,2 por 100. Creemos que la economía española va a subir el 1,2 por 100 este año, después de dos años en los cuales los datos fueron -1,2 por 100 y -1,6 por 100.

El Fondo Monetario Internacional dijo en octubre del año pasado que la economía española este año iba a subir el 0,2 por 100, en enero dijo que el 0,6 por 100 y ahora dice, como nosotros, que el 1,2 por 100; es decir, en ocho meses ha revisado sus previsiones de crecimiento del 0,2 al 1,2 por 100. Y la Comisión Europea, que en noviembre decía que íbamos a crecer este año el 0,5 por 100, habla ahora del 1,1 por 100.

El Fondo Monetario Internacional dice en el año 2015 España va a crecer el 1,6 por 100; nosotros, que el 1,8 por 100; el Banco de España, que el 2 por 100 y la Comisión Europea dice que el año 2015 España va a ser el país que más crezca de la zona euro, por encima de Francia e Italia, como este año, y por encima también de Alemania. Lo veremos.

Yo les digo dos cosas: la primera, que estoy absolutamente convencido de que al final de esta Legislatura habrá más población ocupada, más gente cotizando a la Seguridad Social y menos paro que al principio de la Legislatura. Pero, aun diciéndoles esto, les digo una cosa, lo más importante: las reformas estructurales que se han puesto en marcha sentarán unas bases que harán que sea imposible, por malo que pueda ser cualquier Gobierno que pueda venir aquí en el futuro, que se repita una situación como ésta.

Segundo comentario: el año que viene, 2015, será mejor que el año 2014, pero será peor que el año 2016. Ésos son los pronósticos del presidente del Gobierno, lo que el presidente del Gobierno piensa.

Nosotros vamos a seguir ayudando a esta situación y vamos a intentar conseguir que estos pronósticos se queden cortos y que yo venga aquí el año que viene y diga: el año pasado dije que España iba a crecer el 1,2 por 100 y, fíjese usted por dónde, creció el 1,5 por 100. Ojalá me inviten, venga yo aquí y lo cuente. Y vamos a intentar ayudar en esa línea.

Hemos puesto sobre la mesa una reforma fiscal. Yo ya sé lo que se dijo de mi Gobierno cuando tuvimos que tomar las decisiones fiscales que ustedes conocen. El día 30 de diciembre, ocho días después de llegar al Gobierno, subimos el IRPF a algunos siete puntos y yo el día 31 tuve una cena con algunos amigos de Pontevedra que me lo reprocharon. Pero no quedaba otra alternativa. A veces, no nos damos cuenta de que España estuvo al borde de la quiebra como país, igual que les ocurrió a muchas instituciones --y todavía les ocurre-- que van a los mercados y no se pueden financiar. Si eso le pasa al conjunto del país, nos sucede exactamente lo mismo que les ocurrió a otros: que estuvieron sometidos a eso que se llama el rescate.

Pues bien, vamos a seguir haciendo reformas. La primera que acabamos de aprobar --todavía no definitivamente, supongo que irá este viernes o el día 25 al Consejo de Ministros-- es una reforma fiscal que en dos años dejará en manos del contribuyente nueve mil millones de euros. Sobre este asunto se puede discutir todo: a unos les gusta una cosa, a otros no les gusta, para unos es corta, para otros favorece a unos, para otros favorece a otros… Yo tengo que decir que dejará nueve mil millones de euros en manos del contribuyente y que le rebaja los impuestos al 100 por 100 de los contribuyentes, lisa y llanamente. Es verdad que los porcentajes… El que gana 12.000 euros no paga; para los de 18.000 euros la rebaja es del 30 por 100; para los de 24.000 euros la rebaja es del 22 o del 23 por 100; y para los que ganan mucho dinero la rebaja es sólo del 6 o del 7 por 100. Pero es verdad que es una reforma muy importante, que supone dejar en manos de los contribuyentes nueve mil millones, y yo estoy convencido de que la mejora de la actividad económica nos permitirá compatibilizar eso con seguir reduciendo el déficit público en nuestro país.

Esta misma semana hemos tomado también decisiones --no quiero aburrirles--importantes, lo que llamamos la segunda generación de reformas de la economía española, con apoyo a Pymes, a su internacionalización, en materia de funcionamiento competitivo de los mercados, decisiones en materia de comercio minorista, en materia de infraestructuras y transportes, la privatización del 49 por 100 de AENA, de buena parte del transporte de viajeros por ferrocarril en nuestro país, y, por último, hemos implantado hace muy pocas fechas la Garantía Juvenil, destinada a mejorar la situación de aquellos jóvenes menores de veinticinco años que ni trabajan ni están en formación. Y en septiembre continuaremos con esas reformas estructurales.

Por lo tanto, resumiendo, antes de terminar: éstas son, señoras y señores, nuestras previsiones. Creo que los últimos datos las avalan y creo que también las avala algo de lo que quiero hablar hoy aquí para cerrar la intervención, que son las fortalezas de la economía española que, en mi opinión, son muchas y, sin duda alguna, muy importantes.

Tenemos una cierta tendencia en nuestro país a fijarnos en lo que va mal y yo creo que, cuando las cosas van mal, hay que decir que las cosas van mal; pero, cuando las cosas empiezan a mejorar y cuando hay cosas buenas y positivas, también hay que decirlo, porque también un país requiere que se le diga a la gente por dónde pueden ir las cosas, que hay cosas que están mejorando y, sobre todo, que se diga lo que es España. Yo creo que esto va a ir mejor, primero, porque está yendo, la economía está evolucionando; segundo, porque nuestro país no es un país cualquiera. Ésta es una nación con más de quinientos años de historia; simplemente, la más vieja de toda Europa; la más vieja, insisto, de toda Europa. La que primero consiguió su unidad nacional.

Éste es un país que, como dije al principio de mi intervención, es uno de los cinco que más ha crecido en renta per cápita en los últimos cincuenta años. Es que hay que ver cómo eran los servicios públicos en nuestro país hace equis años; hay que ver cómo eran y cómo son ahora. Es que hay gente que se cree que todo cae del cielo. No, es un país que se ha esforzado, ha trabajado mucho y ha hecho muchas cosas.

Éste es un país que tiene un Estado de Bienestar como no tiene nadie en el mundo, o casi nadie: unos cuantos países, los importantes de la Unión Europea. El sistema público de pensiones lo hay en España; en otros muchos países, y de los más importantes y de los que más crecen, no. Igual que la sanidad, igual que el modelo educativo o el modelo de atención a la dependencia. ¿Es mejorable? Sin duda. Para eso se trabaja. Sin duda, pero me gustaría que se comparase con el de otros países.

Éste es un país que recibe al año más de sesenta millones de turistas. ¿Y por qué vienen? ¿Por qué no funciona este país? Vendrán porque les gusta, y porque hay buenas infraestructuras y porque, si tienen un problema de salud, pueden ir al médico.

Éste es el país de Europa al que vienen más estudiantes de Erasmus. ¿Y por qué vienen más a España que a Alemania, que a Italia o que a Francia? Alguna razón habrá. Y éste es el país de Europa que manda más estudiantes de Erasmus, el que más de todos. Alguna razón habrá.

Y este país tiene algunas empresas importantes. Entre otras cosas, están haciendo el Canal de Panamá, el metro a Riad, autopistas, autovías, ferrocarriles en Estados Unidos y Canadá, que no parece que sean países menores; o el AVE, el Tren de Alta Velocidad, entre La Meca y Medina.

¿Conocen ustedes algún país con la red de Alta Velocidad que tiene España? Yo les agradecería que, si lo conocen, me lo dijeran, porque yo no he visto una red de Alta Velocidad como la que hay en España en ningún lugar.

Señoras y señores,

Es que éste es un país con fundamentos. Aquí tenemos una serie de señores empeñados todo el día en decir lo mal que se está aquí, lo mal que van las cosas, qué desgracia, qué cosas ocurren… Entonces, ¿por qué hay aquí viviendo seis millones de personas que no han nacido en España? ¿Por lo mal que van las cosas? ¿O es que son unos señores que se han confundido a la hora de tomar una decisión tan importante como es dónde vivir?

Ésos son los fundamentos de este país y yo, desde luego, no me voy a apuntar, como hacen otros, a contar todas las cosas… Ya sabemos que hay cosas que están mal, que se pueden mejorar, gente con dificultades y problemas, claro que sí; pero el juicio que merece este país, el nuestro, que es España, es un juicio muy positivo y yo, desde luego, como presidente del Gobierno así lo veo. Y voy a seguir trabajando para que cada vez nos sintamos como nos sentimos: orgullosos de ser españoles y orgullosos de nuestro país.

Muchas gracias.

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