Discurso y posterior coloquio del presidente del Gobierno en la clausura de la XXXI Reunión del Círculo de Economía

Intervención del presidente del Gobierno

30.5.2015

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Sitges

Señoras y señores, muy buenos días a todos.

Quiero dar las gracias al Círculo de Economía por su nueva invitación a este foro. Es la duodécima ocasión en la que tengo el gusto de estar con ustedes y voy a hablar, porque así me lo han pedido, de la recuperación económica. Realmente es algo de lo que me gusta hablar porque, efectivamente, yo coincido en que se ha producido una recuperación económica en nuestro país; pero creo que en mi intervención también voy a tocar algunas de las cosas a las que se ha referido el señor Antón Costas en su intervención inicial.

Las crisis sociales no se producen en el momento más álgido de las crisis económicas, sino que es verdad que se producen después. Estoy de acuerdo y haré un comentario sobre este asunto. Creo que también es importante que la recuperación llegue a todos, y también haré un comentario sobre este asunto. También, y en relación con lo que hay que hacer en el futuro, diré algo sobre las reformas políticas e insistiré en lo que acabo de escuchar: ha dicho el ministro de Economía que es fundamental no revertir las reformas que se han aprobado a lo largo de estos años. Y, por supuesto, haré una referencia muy importante a la dimensión social de la crisis y a las obligaciones que tiene un Estado al Estado del bienestar, a lo que sucede aquí y a lo que sucede en otros lugares del mundo.

Por tanto, a todos los asuntos a los que se ha referido en su intervención intentaré dar cumplida respuesta; pero ya anuncio que coincido sustancialmente en lo que ha dicho. En lo que no coincido tanto es en la generosidad, o coincido de una manera matizada. La generosidad de algunos creo que es compatible con el talento de otros. Entonces, puedo admitir que ha habido generosidad si también se reconoce el talento, la eficacia y la entidad de quien continúa en primera división. Por tanto, al final ha quedado claro que hasta en eso podemos ponernos de acuerdo y eso que yo no tengo nada contra los del Sur, por más que hayan ganado aquí. Nosotros, simplemente, nos hemos limitado a empatar.

Muchas gracias por sus palabras de bienvenida y muchas gracias a todos ustedes por ser tan amables de acompañarme en este acto. Es la última vez en esta Legislatura que estoy con todos ustedes. El año que viene es mi intención volver, si me invitan, y hacerlo en la misma condición que hoy y, desde luego, les aseguro a todos ustedes que trabajaré para ello.

Como presidente del Gobierno estuve por primera vez aquí en el año 2012, el día 2 de junio del año 2012. Seguro que algunos de ustedes lo recuerdan y, desde luego, estoy absolutamente convencido de que todos tienen en su memoria cómo estaban las cosas entonces en la economía española, que es lo que nos convoca hoy aquí.

En aquella fecha dije algunas cosas y me gustaría, con su permiso, recordarlas: "Las dificultades son muy graves, nadie puede dudarlo. Ahora bien, si las dificultades son grandes, lo son mucho más los ecos que desencadenan. Asistimos en estos días --junio de 2012, recuerdo-- a un constante desbordamiento de comentarios, alarmas y profecías agoreras que parecen preludiar el final de los tiempos. Es como si todas las fuentes de las malas noticias se hubieran puesto de acuerdo para crear la impresión de que algo importante está a punto de hundirse, aunque no nos digan bien de qué trata. Es natural que en unas circunstancias como las que estamos atravesando surjan temores, recelos o inquietudes. Es natural y es razonable. Lo que no es razonable es alimentar los temores y permitirles crecer más allá de la realidad, y arrastrarlos al peligroso terreno de la irracionalidad.

No estamos al borde de ningún precipicio, señoras y señores. Ésa no es la realidad. No caminamos por un sendero de rosas, pero tampoco asistimos a las vísperas del apocalipsis. Hay turbulencias, pero lo que importa es que podamos soportarlas y más adelante podremos sobrepasarlas con éxito. Y hay fundadas razones para estar seguro de ello".

Estas palabras las pronuncié aquí, ante muchos de ustedes, seguro, el día 2 de junio del año 2012. ¿Qué quería decir yo con esas palabras pronunciadas ante muchos de ustedes? Lisa y llanamente, que no me iba a rendir por adversa que fuera cualquier circunstancia que pudiera producirse. Dije también que no me iba a someter a las presiones que desde dentro o fuera de España pudieran producirse. Tengan la seguridad de que se produjeron. Presiones para que aceptáramos la intervención de la economía española como si aquí fuéramos incapaces de poder salir con nuestras propias fuerzas. Dicho en roman paladino, la idea era que los españoles nos íbamos a rescatar a nosotros mismos, porque así lo creíamos, porque teníamos confianza en lo que hacíamos y porque éramos conscientes de las consecuencias sociales que nos podría acarrear, y piensen, por ejemplo, en algunos países de la Unión Europea que tuvieron que reducir sus pensiones sustancialmente por estar sometidos a intervención.

Aquel mismo día, aquí, además de dejarles claro que no tenía intención de pedir lo que todos conocen como rescate, planteé ante todos ustedes lo que iba a ser mi alternativa. Les presenté los cinco ejes que articulaban la política económica de mi gobierno. Los dos primeros dependían exclusivamente de nosotros mismos y eran, como ustedes a buen seguro recuerdan, la consolidación fiscal y las reformas estructurales. Los otros tres ejes correspondían al marco europeo y se referían a las reformas estructurales que debían reformar el mercado interior, a la decidida apuesta por una mayor integración económica, entendiendo esta palabra en el más amplio sentido, y, por último, lo más difícil, a la búsqueda de soluciones a los problemas de financiación y la liquidez de nuestras economías.

Les recordé también entonces que desde el primer momento habíamos empezado --en concreto, desde el 30 de diciembre del año 2011, a trabajar en lo que nos era propio, la consolidación fiscal y las reformas estructurales, y a introducir en la agenda europea algunas otras cuestiones que nos preocupaban: la profundización en el mercado interior, la Unión Bancaria, la Unión Fiscal y la solución a los problemas de liquidez. Hablamos también en aquella época del tipo de cambio. Se trataba, en suma, de conseguir como objetivos comunitarios las cuestiones que eran de mayor interés para España que, por cierto, también eran de mayor interés, al menos en mi opinión, para el conjunto de la Unión Europea.

Pues bien, señoras y señores, eso que les dije que iba a hacer el día 2 de junio de 2012 aquí, es lo que el Gobierno de España ha hecho desde entonces; desde luego, con las adaptaciones y los ritmos convenientes, y con el objetivo irrenunciable y prioritario, que también anuncié aquí ese día 2 de junio, de superar la crisis, crecer y crear empleo.

Señoras y señores,

Yo no les voy a abrumar con una enumeración exhaustiva de todas las decisiones que hemos adoptado a lo largo de estos tres años. Ustedes las conocen perfectamente y de muchas de ellas yo ya les hablé en las intervenciones que hice aquí en los años 2013 y 2014. Baste apuntar la fuerte reducción del déficit que se ha producido, incluso en una etapa de recesión; recordar también la reforma laboral, la energética y la Ley de Estabilidad Presupuestaria; y recordar también, operación no fácil, como saben muchos de ustedes, la reestructuración del sistema financiero, la reforma de la Administración, de la formación profesional… En fin, no les voy a abrumar. Sí les diré que también en el seno de la Unión Europea ha habido logros importantes: la Unión Económica continúa avanzando; la Unión Bancaria hoy ya es una realidad, algo de lo que muy pocos hablaban cuando yo estuve aquí en el año 2012; el Banco Central Europeo ha flexibilizado su posición y el tipo de cambio ayuda hoy a nuestro sector exterior. Lástima que esto haya ocurrido desde hace poco tiempo pero las cosas son como son.

No quiero extenderme. Insisto, en los años 2013 y 2014 entré con mucho detalle en el contenido de las reformas y creo que ahora no hace al caso. Tampoco les voy a abrumar en el apartado de resultados, porque también ustedes conocen el cambio que se ha producido en la economía española desde aquel 2 de junio del año 2012 porque, al fin y al cabo, la pregunta que cabe hacerse es: tres años después de aquel 2 de junio del año 2012 ¿la situación en la economía española hoy, 30 de mayo de 2015, es peor, igual o mejor que entonces? En la respuesta a esta pregunta está el fondo de la cuestión. Por mi parte, me voy a limitar a recordarles algunos datos de interés.

En cuanto a la corrección de los desequilibrios de nuestra economía --asunto muy importante, como saben--, el déficit del sector público se va a reducir desde el 9 por 100 largo del año 2011 al 4'2, que es el objetivo para este año 2015, y ello, como señalaba antes, con dos años de recesión, los años 2012 y 2013. El crecimiento de los precios ha pasado de un 3'2 por 100 en el año 2011 a un -0'1 por 100 el pasado año, -0'2 por 100 en los últimos doce meses. Llevamos diecinueve meses con una evolución de precios mejor que la de la Unión Europea y mejor que la de Alemania.

El sector exterior está en positivo por primera vez en mucho tiempo y las exportaciones, batiendo records. En proporción al Producto Interior Bruto, solamente Alemania está mejor que España. Estamos mejor --hablo de exportaciones-- que Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Japón. Es muy importante la aportación de Cataluña y de los empresarios de Cataluña a este proceso: las exportaciones están subiendo el 6'6 por 100 aquí frente al 4'4 por 100 de media a nivel de toda España. El sistema financiero está saneado y los test de estrés que ha llevado a cabo el Banco Central Europeo así lo demuestran. Y las familias y las empresas se están desendeudando.

En suma, sin entrar en más detalles, se están creando bases sólidas para conseguir en el futuro un crecimiento sostenido y estable de la economía.

Por lo que se refiere al crecimiento económico, tras varios años en negativo salimos de la recesión. Lo hicimos en el tercer trimestre del año 2013 y el pasado año, 2014, crecimos al 1'4 por 100. Este año, cuanto menos, vamos a doblar esa cifra y vamos a ser la primera economía de la zona euro, quizá con la excepción de Malta o algún país báltico, en crecimiento económico. ¡Quién nos lo iba a decir el 2 de junio del año 2012!

En cuanto al paro, el primer y más destacado problema de España según los españoles, por fin en el año 2014 se creó empleo neto en España, lo que no sucedía desde el año 2007, 433.900 personas ocupadas más. En la misma línea se mueven los datos de reducción del paro registrado y de incremento de cotizantes a la Seguridad Social, y no voy a aburrirles con ello. Y en el año 2015, este año en el que nos encontramos, habrá al menos 600.000 personas ocupadas más y estoy convencido, aunque no tengo los datos, de que el próximo martes, cuando conozcamos los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social, nos llevaremos una gran alegría, tal y como ocurrió cuando conocimos los datos del mes de abril.

No voy a entrar en más cifras, pero conviene recordar el vuelco que se ha producido en el capítulo de la inversión y en el del consumo. Ustedes conocen muy bien los datos del comercio minorista, los datos de venta de automóviles, de ventas de vivienda, hipotecas, inversión extranjera, turismo, la recuperación incluso leve, pero la recuperación, del sector de la construcción, etc, etc..; datos todos ellos que confirman que el Círculo de Economía tenía razón cuando fijó cuál era el título de estas Jornadas.

Señoras y señores,

Ahora me gustaría hacer algunos comentarios de cara al futuro, que es lo que supongo que nos importa más a todos; pero antes permítanme que haga referencia a algo que me preocupó y me sigue preocupando mucho, algo a lo que se refirió en su intervención inicial el señor Antón Costas.

Cuando llegamos al Gobierno, como saben, el déficit público estaba por encima del 9 por 100. En dos años, sólo en dos años, la recaudación había caído en setenta mil millones de euros, que no es una cifra ciertamente irrelevante. Entonces, el precio del dinero era prohibitivo para quien podía financiarse, y no voy a recordar nada sobre este asunto. Teníamos que reducir necesariamente, no había ninguna otra alternativa, nuestro déficit público porque el riesgo era, lisa y llanamente, que dejaran de prestarnos y, por tanto, el rescate del que les he hablado antes.

Tuvimos que aumentar los impuestos, lo hicimos ocho días después de llegar al Gobierno, y tuvimos que reducir los gastos. Y fue muy duro para todos, no sólo para el Gobierno de España; fue muy duro para los españoles, pero también para quienes gobernaban en otras instituciones públicas.

Nosotros decidimos fijar prioridades y cumplirlas. Las pensiones no se tocan, dije en el Debate de Investidura, y así fue. La segunda línea roja fue no dejar al borde del camino a las personas que perdían un puesto de trabajo: durante tres años el contribuyente español estuvo aportando treinta mil millones de euros anuales para pagar el desempleo. Y les recuerdo también que los grandes servicios públicos de nuestro país siguen ahí, a pesar de las afirmaciones notoriamente exageradas de algunos. En España sigue habiendo un sistema de sanidad público universal y gratuito, un sistema educativo, sigue habiendo unos buenos servicios sociales y el Gobierno de España ha acudido --tengo que decir que como era su obligación-- a ayudar a las Administraciones que gestionaban esos servicios públicos, algunas de las cuales no tenían ni dinero, ni quien se lo prestara.

Señoras y señores,

Lo que quiero decirles con esta última afirmación es que en la situación más difícil en décadas España mantuvo los pilares básicos del Estado del Bienestar, algo muy importante y algo que, a buen seguro, requiere una buena reflexión de cara al futuro. No hace mucho tiempo estuve en el segundo país del mundo por PIB. En el segundo país del mundo por PIB el gasto en pensiones públicas era el equivalente a cero. El Gobierno de España gasta en pensiones públicas, y supongo que estas cifras son similares al del resto de los países de la Unión Europea, casi el 40 por 100 de su presupuesto.

Hace no mucho tiempo, y siempre me gusta poner este ejemplo porque es muy revelador, se produjeron en España aquellos casos terribles del ébola que golpearon muy fuerte a algunos países africanos. Una señora española, que era de Becerreá, de Lugo, se contagió, entró en un hospital público español y fue curada. A la misma hora, en la primera economía del mundo otra señora, que era enfermera también, entró en un hospital y también fue curada; pero entró con un talón de quinientos mil dólares por delante.

Eso conviene preservarlo y eso lo tienen muy pocos en el mundo.

Señoras y señores, queridos amigos del Círculo,

Ésta es, muy brevemente esbozada, la historia de una etapa muy difícil para España y muy dolorosa para muchos españoles, y vuelvo a decir: también para los gobernantes. Y les diré algo más: hemos superado lo peor, pero aún quedan muchas secuelas. La más importante sigue siendo el paro, pero hay gente que trabaja y también está en dificultades.

Soy muy consciente, como decía el señor Antón Costas, de que los efectos de las crisis económicas hacen un daño que van más allá de la propia duración de la misma crisis. Por eso tenemos que perseverar y el gran objetivo del futuro, como mínimo para los próximos cuatro años, tiene que ser la creación de empleo. El empleo es, en sí mismo, un fin y un medio, y también es un medio para que la recuperación llegue a todos. El empleo dignifica a la persona, le permite llevar adelante un proyecto de vida, sentirse útil y cubrir vocaciones; pero, además, es un medio, y más que un medio yo diría "el medio", para crear riqueza y para mejorar el bienestar de todos porque, al fin y a la postre, las pensiones, la sanidad, la educación, cualquier actuación del Estado, se paga con las contribuciones de las personas, fundamentalmente con las contribuciones de las personas que están trabajando.

Necesitamos crear en la próxima Legislatura nacional, al menos, dos millones de puestos de trabajo. Creo que es posible, porque en el pasado año 2014 y en este, 2015, España creará un millón de empleos netos y se trata de mantener el ritmo. Pero además de ser posible, es necesario para llegar a los niveles de empleo anteriores a la crisis económica y para poder mantener y mejorar los gastos en los servicios públicos fundamentales de las Administraciones y, en general, los gastos del Gobierno, de los gobiernos autonómicos, ayuntamientos, etc. Para ello, hay que perseverar en la política económica que hemos llevado a cabo a lo largo de estos años con las adaptaciones que las circunstancias vayan aconsejando.

Creo que debemos de continuar cumpliendo nuestros compromisos de reducción del déficit del sector público. Creo que sería un disparate dar marcha atrás en esto; pero no porque sea un compromiso con nuestros socios europeos y los compromisos haya que cumplirlos, sino porque es bueno para España, para la economía española, para crear empleo y para mejorar el bienestar y riqueza de los ciudadanos. Por tanto, creo que debemos de seguir cumpliendo con nuestros compromisos de reducción del déficit público.

Debemos seguir manteniendo la política reformista y mejorar la competitividad. En la próxima Legislatura tendremos que hablar de temas muy importantes, como puede ser la financiación autonómica; tenemos que seguir continuando con la reforma de la Administración y tenemos que hacer una apuesta fuerte por la innovación. Hemos recuperado algunas cuantías importantes en los Presupuestos Generales del Estado que tuvimos que reducir como consecuencia de la situación que teníamos en el año 2012 pero, insisto, creo que es muy importante. Y también habrá que hacer, o se pueden plantear, algunas reformas políticas, como decía el señor Antón Costas en su intervención.

Ahora también es el momento de bajar los impuestos. Hemos empezado este año la bajada y continuará el año que viene porque en la Ley que se ha aprobado en las Cortes Generales se dice: primera bajada del Impuesto de la Renta y del Impuesto de Sociedades en el año 2015, segunda bajada de Renta y de Sociedades en el año 2016. Y en la medida en que la recaudación vaya aumentando, podremos continuar con las bajadas de impuestos. Tengo que decir que este año la recaudación va bien, va bastante mejor que el año pasado, a pesar de que se han bajado impuestos, tanto en Renta, como en Sociedades. Lo que pasa es que las bases imponibles son mayores. La mejora general de la actividad económica, el crecimiento y el empleo, lógicamente, llevan a situaciones como ésta.

También tendremos que ser muy activos en la Unión Europea. Hay que profundizar en el mercado interior, es muy importante para España. El Mercado Interior de la Energía es capital. Todavía seguimos siendo una isla energética. Se han dado algunos tímidos avances en los últimos tiempos. Nos hemos empleado a fondo. La recepción de las autoridades francesas, del presidente de la República y del propio Primer Ministro es hoy mucho mayor que hace tiempo; pero para España esto es capital. Podía resolver muchos problemas que afectan a nuestra competitividad, además de tener una importancia estratégica de primer orden. Nos hubiéramos ahorrado muchos problemas y muchos debates con el tema del gas y las polémicas con Rusia. Podríamos ayudar a algunos países del norte de África que tendrían aquí un nicho posible de generación de riqueza, etc. Pero hay que profundizar en el Mercado Interior de la Energía, también en el mercado digital y en el de los servicios financieros. Son objetivos que no debemos olvidar.

También tenemos que pensar en el largo plazo. Estamos en Europa, vamos a seguir estando en Europa y ahí es donde se va a desarrollar nuestra vida en el futuro. El Gobierno de España ha presentado una contribución al documento de los cuatro Presidentes sobre el refuerzo de la Unión Económica y Monetaria. Hemos apostado por más y por mejor Europa. Hemos hecho una apuesta -que, quiero señalar, no es de corto plazo; es de medio y más bien, incluso, de largo plazo-- hablando de un presupuesto específico para la eurozona, hablando de una agencia de deuda común como instrumento de un tesoro, todo ello gobernado por un ministro de Hacienda, y también hemos hablado del control democrático.

Son asuntos que no son para mañana, pero son asuntos que hay que mantener en la agenda, porque el proceso europeo se va construyendo poco a poco. Desde la aprobación del Tratado de Roma ha pasado mucho tiempo, incluso desde la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero ha pasado todavía más tiempo. Pero, insisto, son asuntos éstos que no están habitualmente en la opinión pública, pero en lo que nos jugamos mucho en el futuro.

Señoras y señores,

Ya voy entrando en la última parte de mi intervención. El año 2015 será bueno en términos de crecimiento y será bueno en términos de empleo. Lo que suceda después dependerá, como siempre, de lo que quieran los españoles. Mi partido y yo mismo estamos dispuestos a continuar la tarea que estamos llevando a cabo. No ha sido fácil hasta ahora, no lo está siendo hoy y no lo será en el futuro pero, insisto, nosotros seguimos a disposición de los españoles.

El pasado domingo tuvo lugar un proceso electoral del que, como presidente del partido que sustenta el Gobierno, no puedo estar satisfecho. Seguimos siendo el partido más votado, el partido en el que más españoles han confiado y yo agradezco a esos más de seis millones de españoles que nos dieron su confianza que lo hayan hecho. Trabajaremos para no perderla pero, a pesar de todo eso, el retroceso ha sido significativo. Un buen número de españoles que antes votaron al Partido Popular dejaron de hacerlo. Es evidente que hay cosas que no hemos hecho bien y, por lo tanto, hay que tomar nota, hay que analizar profundamente el mensaje que muchos españoles nos han transmitido, aprender de los errores, corregir los defectos y continuar con la tarea que tenemos pendiente.

Tenemos cosas que cambiar, y lo haremos; pero no en la política económica. No vamos a cambiar la política económica. Creemos que sería un error monumental, porque esta política económica es la que crea empleo y mejora la vida de las personas. Cuando oigo propuestas de dar marcha atrás en la Ley de Estabilidad Presupuestaria e, incluso, en la reforma del artículo 135 de la Constitución, en la reforma laboral o en la reforma energética, creo que esas propuestas es lo peor que se puede hacer en los tiempos en que vivimos para el conjunto de la economía española.

Yo creo que la política económica ha beneficiado a España y ha beneficiado a los españoles aunque, vuelvo a señalar y referirme una vez más a las palabras de don Antón Costas al principio de esta sesión, hay mucha gente a la que todavía no le han llegado los efectos de esa política económica, pero le llegarán. Y el reto de futuro, cuando yo he hablado de crear dos millones de empleos en la próxima Legislatura y que haya veinte millones trabajando, es para eso: para que poco a poco le vayan llegando al conjunto de los españoles.

Yo creo que Cataluña se ha beneficiado mucho de esta política y, además, Cataluña ha aportado mucho con el dinamismo y con la vocación exportadora de todos sus emprendedores. Creo que a Cataluña --lo digo como lo pienso-- le viene bien esta política económica y yo les digo que, si la mantenemos, tenemos por delante la posibilidad de lograr el ciclo de crecimiento económico más largo que hayamos visto nunca ninguno de los presentes. Y se lo digo como lo pienso.

Muchísimas gracias.