Intervención y posterior coloquio del presidente del Gobierno en los Desayunos Informativos de Europa Press

Intervención de Rajoy en el desayuno informativo organizado por Europa Press

27.4.2015

  • x: abre ventana nueva
  • Whatsapp: abre ventana nueva
  • Linkedin: abre ventana nueva
  • Enviar por correo: abre ventana nueva

Madrid

Señoras y señores,

Muy buenos días a todos y gracias por su asistencia a esta Tribuna. Perdonen que no les cite a todos ustedes; pero, en cualquier caso, reitero mi agradecimiento. Les estoy muy agradecido a todos.

Quiero agradecer a Europa Press, en la persona de su presidente, Asís Martín de Cabiedes, así como en la de su director, Javier García Vila, la invitación para participar en estos desayunos informativos y haberlo hecho por un motivo tan señalado como la celebración del décimo aniversario de esta brillante iniciativa.

Desde hace una década estas Tribunas Informativas de Europa Press se han convertido en un referente imprescindible para el análisis de los asuntos que marcan la actualidad económica, política y social de España. Me atrevería a decir que hoy este tipo de foro de debate es más necesario que nunca.

Hablar con sosiego, argumentar, razonar y contraponer ideas y propuestas es una receta imprescindible para cualquier país y cualquier sociedad que pretenda progresar en la fortaleza de sus instituciones y en el bienestar de sus ciudadanos. Los grandes países se hacen con diálogo y argumentos; en definitiva, con vocación de concordia. La demagogia y la frivolidad sólo garantizan la regresión y la pérdida de nivel y de influencia.

Por tanto, creo que es de justicia dar la enhorabuena a Europa Press por este aniversario y por haber trabajado para que nuestro país sea un país de diálogo, de propuestas serenas y de objetivos compartidos.

Señoras y señores,

Diez años constituyen una cifra redonda, un período de tiempo que invita a hacer balance, a elevarse sobre las circunstancias de la actualidad cotidiana, a recordar el camino que hemos recorrido entre todos desde 2005 hasta hoy y, principalmente, a atisbar el futuro al que queremos encaminar nuestros pasos.

Para ello me he permitido hacer un pequeño ejercicio de hemeroteca y recordar dónde estábamos hace diez años y de qué hablamos entonces. Hace diez años los periódicos hablaban, como siempre, de cosas muy variadas. Algunas hoy todavía nos parecen importantes y otras no tanto.

No voy a entrar en detalles; pero sí les diré que, aparentemente, España vivía entonces una plácida situación económica. Bien es verdad que en aquellos mismos periódicos el 27 de abril de 2005, pero en las últimas páginas y sin mayor relevancia ni repercusión, también podíamos encontrar titulares como los siguientes: "El déficit comercial aumentó el 43'3 por 100 durante los dos primeros meses del año"; "Caruana --gobernador del Banco de España por aquel entonces-- pide reformas urgentes para impulsar la competitividad"; "El Banco de España advierte de que los pisos están sobrevalorados en más de un 20 por 100"

Estas noticias, las tres, se corresponden a la prensa de un sólo día, un día como el de hoy, pero diez años atrás.

Realmente, releer hoy estas noticias, conociendo lo que todos hemos tenido que vivir después, es una buena lección que todos deberíamos aprender para el futuro.

Los datos estaban ahí, pero nadie les hizo caso. Las advertencias también estaban ahí pero, con todos mis respetos, he de decir que fueron ignoradas por todos y especialmente por quienes más obligación tenían de haberlas atendido, que eran los responsables del Gobierno de la nación. No sé si por incompetencia, por pereza, por falta de coraje o por lo que fuera, el hecho cierto es que no se prestó atención a lo importante y se desdeñó la necesidad de hacer reformas.

Como consecuencia de aquella inacción, la economía española acumuló los letales desequilibrios que provocaron la mayor crisis que ha padecido España en generaciones, por no hacer caso a lo importante o por hacer caso a lo importante cuando ya era tarde.

Señoras y señores,

De este modesto ejercicio de la lectura de la prensa de un día hace diez años, podemos extraer con bastante claridad algunas lecciones importantes; lecciones que nos ayudan a explicar lo que nos ha pasado y lo que no debe repetirse en el futuro:

  • Primera lección: la economía es a los países lo que la salud a las personas: tendemos a no hacerle mucho caso cuando nos encontramos bien y sólo valoramos lo mucho que significa cuando nos falta. Cuando a los países les va bien, no se habla de economía y sólo nos acordamos de ella y descubrimos toda su importancia en medio de la crisis. Recuerden ustedes cuántas mañanas se han despertado con la evolución de la prima de riesgo como primera noticia de todas las radios y piensen en la cantidad de conceptos económicos que hemos aprendido en estos años: la prima de riesgo, la "seniority", los productos estructurados, etc., etc.

Insisto, la economía, al igual que la salud en las personas, es la base sobre lo que se sostiene todo lo demás: las prestaciones sociales, las pensiones, los servicios públicos y, si me apuran, hasta la confianza política. Por lo tanto, es importante mantener siempre un ojo sobre la economía y tenerla a punto, aun cuando las cosas puedan ir muy bien, porque ésa es la mejor manera de garantizar que continúen yendo bien y que no se tuerzan.

  • Segunda lección: Ignorar los síntomas de una enfermedad sólo puede contribuir a agravarla; por el contrario, actuar desde el primer momento hace que el tratamiento sea más breve y más eficaz. Dicho de otra manera, en este mundo globalizado, que cambia a una velocidad prodigiosa, sólo podrán estar a la cabeza del desarrollo aquellos países ágiles y dispuestos a mantener una permanente vocación de reforma y de adaptación a las nuevas circunstancias. Quienes renuncien a ello se garantizan, o la irrelevancia, o un severísimo proceso de adaptación para recuperar el tiempo perdido.

A eso volveré más tarde, pero quería dejar apuntadas estas dos reflexiones, porque en esta intervención inicial yo voy a hablar de economía. Ya sé que hay muchos otros asuntos sobre los que podríamos hablar esta mañana y, sin duda, tendremos ocasión de hacerlo durante el coloquio, en el turno de preguntas; pero en esta intervención inicial permítanme referirme a los asuntos que, de lejos, son los que más preocupan a los españoles: la situación económica y el empleo.

Señoras y señores,

Para ordenar una cuestión tan compleja y tan amplia intentaré responder a unas preguntas muy simples: ¿De dónde partimos, qué hemos hecho, dónde estamos y, lo más importante, hacia dónde vamos?

¿De dónde partimos? Voy a ser muy breve en este punto, porque todos lo conocemos.

Al inicio de la Legislatura la economía española presentaba gravísimos desequilibrios que era preciso corregir:

  • un déficit público disparatado,
  • una economía poco competitiva, con una inflación por encima de nuestros socios,
  • un alto endeudamiento público y privado, y
  • un sector financiero muy débil.

¿En qué se traducía todo esto?

  • En recesión, crecimiento negativo de la economía,
  • En aumento del paro: 3.400.000 personas perdieron su empleo en la Legislatura que comenzó en 2008 y terminó en 2011,
  • En el desplome de los ingresos de las Administraciones Públicas de más de setenta mil millones de euros,
  • Y en enormes dificultades para financiarnos, como lo demostraba la huida de la inversión extranjera y la continua escalada de la prima de riesgo.

Ésa era la situación, a grandes brotes. Eso es lo que nos encontramos al llegar al Gobierno. Ésa es la herencia que recibimos.

Ante esta situación, algunos decían que sólo teníamos dos opciones: salir del euro o pedir a Europa el rescate de nuestra economía. ¿Se acuerdan ustedes? Algunos ahora andan flojos de memoria; pero yo me acuerdo muy bien de todas las sugerencias, las peticiones e, incluso, instrucciones que tuve que escuchar dentro y fuera de España sobre el famoso rescate.

Lo cierto es que la opción del Gobierno no fue ninguna de las dos: ni nos salimos del euro, ni pedimos el rescate. Apostamos por una tercera opción. No era la más fácil ni la más rápida; pero entendíamos que era la más justa, la más acertada y la más duradera. Optamos por una ofensiva de reformas para ganar competitividad y, como dije en mi investidura, recuperar la senda del crecimiento económico y la creación de empleo.

¿Qué hemos hecho? Superar la crisis, crecer y crear empleo eran los objetivos prioritarios que nos fijamos al acceder al Gobierno de la nación y de hecho lo siguen siendo, y a ellos dedicamos todas nuestras energías.

Basamos nuestra actuación en tres ejes:

  • Primero, un programa de consolidación fiscal que permitiera reconstruir la confianza que se había perdido en España y, al mismo tiempo, garantizar la sostenibilidad de los servicios públicos esenciales como sanidad, educación, pensiones o prestaciones por desempleo.
  • En segundo lugar sanear el sistema financiero, una parte del cual estaba prácticamente quebrado, con lo que esto significa en términos de confianza para un país, y, además, no estaba cumpliendo su misión básica de facilitar crédito a familias y empresas.
  • En tercer lugar, poner en marcha todas las reformas necesarias para que nuestra economía recuperara su competitividad. Estas reformas operan sobre multitud de ámbitos: mercado laboral, energía, administración, educación, unidad de mercado, fiscalidad, transparencia y buen gobierno, etcétera. Y todas ellas, contempladas en conjunto, suponen el mayor y más rotundo esfuerzo de modernización que ha experimentado España en su historia reciente.

Pues bien, después de todo lo hecho en estos tres años largos, cabe preguntarse dónde estamos hoy.

Señoras y señores,

Como consecuencia de todas esas políticas, la situación del país claramente se ha reconducido.

España ha corregido sus desequilibrios fundamentales y ha ganado competitividad:

  • Así, nuestro déficit público ha pasado del 9 al 5'7 por 100. Tuvimos que hacerlo en recesión y manteniendo los pilares básicos del Estado del Bienestar.
  • Desde hace año y medio nuestra inflación es inferior a la de Alemania; es decir, ganamos competitividad y ganamos capacidad exportadora. Hoy, en relación con el Producto Interior Bruto, tenemos más potencia exportadora que Estados Unidos, Japón, Reino Unido o Francia.
  • Nuestros bancos han superado con éxito las pruebas europeas de solvencia y el crédito se va recuperando.
  • La prima de riesgo ha descendido de forma vertiginosa, pagamos los intereses más bajos de nuestra historia y hemos llegado, incluso, a financiarnos a tipos negativos. ¡Quién lo diría hace menos de tres años!

Pero lo más importante de todo es la vuelta al crecimiento económico y la creación de empleo. El año pasado, y después de seis años de crisis, la economía española volvió a crecer: un 1'4 por 100; fue el segundo mayor crecimiento de la zona euro. Y, paralelamente, también por primera vez desde el año 2007, empezamos a crear nuevos puestos de trabajo; una tendencia que se ha consolidado, tal y como acaba de certificar la última Encuesta de Población Activa.

Señoras y señores,

En España se está creando empleo desde hace varios meses y se está creando de manera intensa, a un ritmo del 3 por 100 anual. Dicho de otra manera, más de medio millón de nuevos puestos de trabajo en los últimos doce meses.

Se crea más empleo y la mayoría de esos nuevos empleos son indefinidos. Y según la EPA, el descenso del paro en los últimos doce meses fue de 488.000 personas. Es decir, ya estamos por debajo de la tasa de desempleo que había al inicio de la Legislatura y estoy convencido de que la evolución a lo largo de este año será aún más positiva.

No tengo la menor duda de que vamos a ver confirmado nuestro pronóstico de llegar al millón de nuevos empleos en el período 2014-2015 --al millón, insisto-- y creo, sinceramente, que en ese millón de españoles que hoy tienen un empleo es donde mejor se encarna la transformación que ha protagonizado nuestro país en apenas dos años y medio. Un cambio que ha sido realmente notable.

Así lo ven y lo reconocen, desde luego, fuera de España. No voy a extenderme en ello, porque hay todo tipo de muestras de ese reconocimiento; el principal, además de la facilidad de financiación, es la cantidad de inversiones extranjeras que estamos recibiendo. Pero creo que también reconocen el cambio dentro de España todos aquellos que se preguntan, con sinceridad y sin anteojeras ideológicas, si hoy estamos mejor o peor que hace tres años.

Yo soy perfectamente consciente de las dificultades que tienen muchas personas a las que aún no ha llegado la recuperación. Ellas son el principal objetivo de nuestra labor. Pero, del mismo modo que reconozco que muchos aún no lo han notado, también aseguro que cada vez más españoles perciben en su vida cotidiana el cambio de rumbo: porque están gastando más en su cesta de la compra, porque están comprando coches, porque se van de viaje o disfrutan de su ocio con más alegría que antes, porque han empezado a comprar pisos, porque los bancos les vuelven a dar crédito y, también, porque lo dicen cuando se les pregunta.

Sin duda, muchos aún no lo habrán notado, muchos; pero es un hecho objetivo que la renta de los hogares creció el año pasado un 1'4 por 100 y, de hecho, en el último trimestre el ritmo de crecimiento fue del 3'5 por 100. Les recuerdo que en 2011 caía un 4 por 100.

Éstos son datos objetivos; las cifras que certifican el cambio de situación por mucho que algunos las ignoren y otros las desprecien. Del mismo modo, son datos objetivos los que demuestran que todo el esfuerzo de recuperación de la economía española se ha hecho preservando los servicios públicos esenciales:

  • Las pensiones se han revalorizado todos los años. Ni se han congelado ni se han rebajado, como tuvieron que hacer otros países, sobre todo, los sometidos a rescate.
  • Tenemos 800.000 tarjetas sanitarias más que en 2012 y el mayor número de becas universitarias de toda la historia de España.
  • Se ha reforzado la protección de las personas más vulnerables a través de diversos mecanismos como el Plan PREPARA, la mejora en la equidad del gasto farmacéutico, la Ley de Segunda Oportunidad y otros.
  • Igualmente se ha reforzado el apoyo a las familias en la reforma fiscal con nuevas deducciones y nuevos mínimos exentos.

Y hay un asunto que me preocupa mucho --insisto, mucho-- y sobre el que quiero llamar su atención: los indicadores de pobreza y exclusión, los de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, que no dejaron de subir durante los años de la crisis, ya empezaron a descender en 2013 y, sin duda, cuando conozcamos los correspondientes a 2014, veremos que esa mejora se acentúa.

Señoras y señores,

Vamos ahora con la cuestión esencial, el futuro; ¿A dónde vamos, qué podemos esperar y, sobre todo, qué debemos hacer? Consolidar la recuperación, evitar la vuelta atrás y perder el terreno que tanto nos ha costado ganar.

Se trata, en suma, del primer y gran objetivo: no volver a la situación con que nos encontramos en 2011. Se trata de asegurar y profundizar el nuevo ciclo económico, de proteger el proceso de crecimiento y creación de empleo.

Esta misma semana, el jueves, día 30, enviaremos a Europa nuestro Programa de Estabilidad y nuestro Plan Nacional de Reformas para 2015. Les adelanto ya que ese documento incluirá una nueva previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto. Como saben, a la hora de elaborar los Presupuestos nuestra previsión inicial fue del 2 por 100. Más tarde, durante el Debate de la Nación, la revisamos al alza y la fijamos en el 2'4 por 100. Hoy estoy en condición de anunciarles que este año 2015 el crecimiento de la economía española será del 2'9 por 100 y para el año que viene, para 2016, la cifra será de ese mismo tenor.

Señoras y señores,

Esto no es voluntarismo ni son fuegos artificiales. Si por algo se ha caracterizado mi Gobierno es por su prudencia a la hora de hacer previsiones. Pues bien, con esa misma prudencia les digo que España va a ser la economía del euro que más crezca entre las grandes y con una diferencia considerable respecto a la media de la eurozona. ¡Quién nos lo iba a decir hace sólo un par de años!

Esa previsión de crecimiento supone que en este año crearemos más de medio millón de empleos. De hecho, como les acabo de decir, ése es el ritmo que ya ha puesto de manifiesto la última Encuesta de Población Activa.

Para que estas previsiones se cumplan o, incluso, se mejoren vamos a mantener el impulso reformista que nos ha guiado en toda la Legislatura, con especial atención en ámbitos como la Administración Pública, la formación para el empleo, el apoyo a los autónomos, la unidad de mercado o la innovación.

No voy a entrar ahora en detalles; pero sí quiero subrayar que en los presupuestos de 2015 hemos dado prioridad a la I+D+i, con un aumento de las dotaciones de casi el 5 por 100, y que nuestra intención es mantener avances similares en los próximos años, si los españoles así lo desean.

Segundo gran objetivo, mejorar el bienestar de las clases medias y luchar contra la desigualdad y la exclusión.

Señoras y señores,

La verdadera causa de la pobreza y la desigualdad es el paro. Lo que pone en riesgo los servicios públicos es la caída de la recaudación: setenta mil millones entre los años 2008 y 2011.

Es la crisis, y no la lucha contra la crisis, lo que amenaza las políticas sociales. Por eso, hemos hecho de la creación de empleo nuestra principal prioridad.

Pero, además, ya está en marcha la reforma fiscal que ha prestado especial atención a colectivos de rentas medias y bajas, así como a las personas más vulnerables. Como saben, se ha creado tres impuestos negativos, también conocidos como "cheques familiares", para familias numerosas, monoparentales y con dependientes a su cargo. El año que viene entrará en vigor la segunda fase de la reforma fiscal y, en total, calculamos que nueve mil millones de euros habrán vuelto a los bolsillos de los contribuyentes.

Tercer gran objetivo, garantizar a medio y largo plazo la sostenibilidad de nuestro Estado de Bienestar. Éste es el tema más importante para el futuro de nuestro país: garantizar el sistema de pensiones --el 40 por 100 del gasto del Gobierno que yo presido-- y la sanidad pública. Insisto, gran objetivo nacional para medio y largo plazo: garantizar la sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar.

En este punto permítanme que dedique unos momentos a compartir con ustedes una reflexión, porque creo que éste es, como les acabo de señalar, el gran reto que tenemos ante nosotros, no sólo los españoles, sino todos los europeos, porque es en Europa donde existe esto que llamamos Estado del Bienestar; todos, en suma, quienes disfrutamos de algo que no existe en ninguna otra parte del mundo, eso que conocemos como el Estado del Bienestar.

Les pongo un sólo ejemplo: España dedica, como acabo de señalar, prácticamente el 40 por 100 de los Presupuestos del Gobierno de la nación a las pensiones; China, ese gran gigante económico que compite con éxito en todos los mercados, le dedica el cero por ciento.

Podría buscar otros muchos ejemplos. Hace muy pocas fechas todos ustedes recordarán que una persona fue tratada de una enfermedad, desconocida prácticamente en Occidente, el ébola, aquí, en Madrid. Fue tratada, curada y gratis. A la misma hora, en Houston alguien que tenía la misma enfermedad entraba en un hospital con un talón de quinientos mil dólares por delante.

Ejemplos como éstos son para que nos demos cuenta de la nación y del país en que vivimos podríamos poner muchos, pero creo que no hacen al caso. Les he dado dos suficientemente elocuentes.

Todos queremos que Europa siga siendo la misma Europa en la que nos hemos criado y en la que, a pesar de todas las dificultades, los ciudadanos podemos sentirnos seguros, confiados y amparados ante las dificultades. Ésa tiene que ser nuestra legítima aspiración.

Pero mantener ese Estado del Bienestar en un mundo tan global y competitivo nos obliga a ser extremadamente ambiciosos en la vocación reformista y extremadamente eficaces y equilibrados en la gestión de los recursos. Por eso nuestro objetivo para la próxima Legislatura será volver a la normalidad prevista en el artículo 135 de la Constitución; ése que dice que no hay que tener déficit, que es el mismo que dice que hay que rebajar el porcentaje de deuda pública sobre el PIB. Sin duda, la operación que se hizo en España de consolidación fiscal y de la que formaron parte todas las Administraciones (locales, autonómicas y el Gobierno de la nación) fue una de las decisiones que más credibilidad nos ha dado en los últimos tiempos.

Por tanto, estabilidad económica y reformas son los elementos que, necesariamente, han de marcar el futuro de nuestro país en los próximos años. En el reciente Debate sobre el Estado de la Nación ya plantee cual ha de ser, a mi juicio, el gran objetivo nacional: veinte millones de empleos al final de la próxima Legislatura. Es el umbral que garantiza la sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar. Veinte millones de empleos para estar a resguardo ante eventualidades y para continuar creciendo en bienestar y en seguridad.

Es un objetivo realizable. Sólo con mantener en los próximos años el ritmo de crecimiento y creación de empleo que ahora mismo tenemos en España, lo habremos conseguido en la próxima Legislatura.

Señoras y señores, voy terminando.

Juntos, todos los españoles hemos sacado adelante una tarea que parecía imposible, y recuerden 2012. La sociedad española ha tenido un comportamiento ejemplar y ha demostrado, otra vez, que con buenas políticas es capaz de lograr metas que parecen inalcanzables.

Hemos superado muchísimas dificultades y problemas que parecían irresolubles. Probablemente, cada uno de ustedes y cada una de las personas que nos escuchan podrían enumerar con precisión los esfuerzos que ha tenido que hacer estos años. A todos yo se lo agradezco de corazón. Sus esfuerzos individuales han permitido un gran éxito colectivo.

Ahora tenemos ante nosotros la oportunidad, que es real, de entrar en un largo período de crecimiento y bienestar para todos los españoles. Desde mi Gobierno y desde mi partido, el Partido Popular, vamos a hacer todo lo posible por no frustrar esa esperanza.

Y a partir de ahora, hablamos de lo que ustedes deseen. Muchísimas gracias.