Conferencia de prensa del presidente del Gobierno y del primer ministro de Portugal después de la Cumbre Hispano-Portuguesa

Intervención del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy

22.6.2015

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Baiona, (Pontevedra)

Presidente.- Señoras y señores, muy buenas tardes.

Quisiera comenzar esta intervención transmitiendo, en mi nombre y en el del Gobierno, nuestras condolencias a las familias de los tres montañeros fallecidos en las últimas horas en Kirguistán: Alex Vicedo, Jos Cotrina y Pol Rodríguez. Tienen sus familiares nuestro afecto, nuestro cariño y nuestra solidaridad.

Bienvenido de nuevo a España, Pedro. Sean bienvenidos también todos los miembros de tu Gobierno, que te acompañan, y todos ustedes a este magnífico Parador, a la preciosa villa de Baiona, a Galicia y a España.

Permítanme que, además, felicite al primer ministro de Portugal, porque ayer cumplió cuatro años al frente del Gobierno portugués. Han sido años difíciles, sí, pero han valido la pena porque ahora tengo la plena confianza de que hemos conseguido salir de grandes dificultades con mucho esfuerzo y empieza una época mucho mejor para nuestros ciudadanos.

Recordarán ustedes que el año pasado celebramos la Cumbre en un marco también incomparable, en Vidago. Es ésta la cuarta Cumbre bilateral que celebramos en otros tantos años. Hemos cumplido el compromiso que nos fijamos de retomar la regularidad anual de nuestras Cumbres; una prueba, una más, de la importancia que atribuimos a la relación entre dos de las naciones más antiguas de Europa; dos naciones que, aparte la geografía, están hoy más cerca que nunca.

Hace pocos días se cumplieron treinta años de que firmáramos juntos, el mismo día, en Madrid y en Lisboa, el Tratado de Adhesión a las entonces Comunidades Europeas. Juntos nos integramos en el proyecto de integración europea; juntos eliminamos nuestras fronteras físicas al integrarnos en Schengen; juntos promovimos la política de cohesión de la que se vienen beneficiando nuestras respectivas sociedades, y juntos, con nuestros socios europeos, fundamos nuestra moneda común.

Europa nos ha dado mucho, es verdad; pero Portugal y España también han aportado mucho al proyecto europeo y lo hemos hecho siempre de la mano. La ciudadanía europea, la dimensión mediterránea o nuestras especiales relaciones con Latinoamérica son sólo unos pocos ejemplos. Recientemente, hemos dado, junto con las instituciones europeas y con Francia, el impulso definitivo a las interconexiones energéticas para que la Península Ibérica deje de ser una isla energética.

Y juntos nos hemos enfrentado a la peor crisis económica que han sufrido nuestros dos países, Europa y el proyecto de integración en décadas. Y lo hemos hecho, creo sinceramente, dando un ejemplo de solidaridad europea, responsabilidad, reformismo y moderación, y nuestros ciudadanos han dado un ejemplo incomparable también de esfuerzo, solidaridad y responsabilidad.

Pero, en fin, no hablemos del pasado; hablemos del futuro. Hemos pasado años duros, sí; pero ahora debemos centrarnos en consolidar la recuperación, en asegurarnos de que no se echa a perder lo conseguido con tanto sacrificio y esfuerzo, y en plantear proyectos ilusionantes de futuro.

Ahora que, por fin, hemos vuelto a la senda del crecimiento y la creación de empleo, y ahora que, por fin, los recursos del Estado empiezan a crecer, vamos a centrarnos en fortalecer y en mejorar los pilares del Estado de Bienestar, que, por cierto, es una de las señas de identidad del proyecto europeo y que hemos conseguido preservar de los embates de la crisis.

En definitiva, después de años difíciles, debemos mirar el futuro con confianza. Hemos demostrado a Europa y al mundo que se podía salir de la crisis con seriedad, trabajo y visión a largo plazo. Ahora, cuando todavía queda mucho por hacer en nuestros dos países, demostraremos también de lo que somos capaces cuando las bases son sólidas y hay ilusión de futuro.

Pues bien, hoy hemos hablado el primer ministro portugués y yo de proyectos de futuro, de proyectos concretos que mejoran el bienestar de nuestros conciudadanos. Con Portugal esto siempre es fácil. Todo lo que es bueno para Portugal y los portugueses es bueno para España y los españoles, y viceversa.

Pero, además, ahora encaramos un futuro más ilusionante, con más recursos para ponerlos al servicio de nuestros ciudadanos y con proyectos concretos que mejoren su bienestar. En la Declaración que hoy hemos adoptado y en los Acuerdos que se han firmado tienen ustedes buenas pruebas de ello. Así que les ahorraré una larga enumeración de lo tratado en el día de hoy.

Finalmente, también hemos abordado las más importantes cuestiones de la agenda política internacional. Una vez más, hemos constatado la estrecha coordinación e identidad de posiciones que Portugal y España mantienen.

En relación con Libia, hemos coincidido en la necesidad de alcanzar urgentemente una salida política, apoyando la mediación impulsada por el representante especial del secretario general de las Naciones Unidas. Las partes deben aprovechar esta oportunidad para formar un gobierno de unidad nacional, clave para el futuro del país y para hacer frente de manera más efectiva al DAESH, que intenta afianzarse en territorio libio.

Asimismo, hemos abordado la crisis migratoria que se vive en el Mediterráneo. Éste es un asunto de importancia capital para el presente y para el futuro. España y Portugal, frontera exterior de la Unión Europea, son ejemplo de integración, de solidaridad y de cooperación con los países de origen y tránsito de los inmigrantes irregulares; ejemplo de políticas migratorias acertadas, que ponemos al servicio de la Unión Europea y que contienen buenas claves para atajar la grave crisis que están sufriendo algunos de nuestros socios.

El terrorismo yihadista representa la principal amenaza a que se enfrenta la Comunidad Internacional en la actualidad. Amenaza la seguridad de nuestros ciudadanos y pone en peligro nuestro modelo de convivencia democrática. No conoce fronteras ni sabe de religiones, y aprovecha la falta de instituciones sólidas en muchos Estados. Lo he dicho muchas veces, pero permítanme que lo repita: ésta no es una guerra de religiones, es la civilización contra la barbarie. Y todos tenemos claro cuál es nuestro objetivo: la erradicación de la barbarie. Contamos con la determinación para luchar contra ella y trabajamos juntos para lograrlo, en la Unión Europea y bilateralmente con nuestros socios, contemplando todos los ámbitos: la seguridad, el control de fronteras, el diálogo intercultural, cerrando sus fuentes de financiación y evitando la radicalización de los jóvenes; y sin olvidar, por supuesto, nunca a sus víctimas y familiares.

España y Portugal, conscientes de estas amenazas y conscientes del espacio estratégico que comparten, hemos firmado hoy un Tratado de Cooperación en materia de defensa que actualiza el Protocolo suscrito en 1998. Este Tratado nos permitirá afrontar juntos estos y otros desafíos, abriendo vías de diálogo en nuestras políticas de defensa y coordinando posiciones comunes en las organizaciones internacionales a las cuales pertenecemos. Y, sobre todo, nos permitirá avanzar en una relación ibérica privilegiada también en asuntos de seguridad y justicia.

Señoras y señores,

Como ejemplo de esta estrecha cooperación hispano-portuguesa, les diré que el primer ministro Passos y yo nos vamos a ir juntos dentro de un momento a Bruselas a intentar defender la sensatez, el sentido común, la lógica, la razón y los intereses generales de los ciudadanos de Grecia y de todos los europeos.

Vamos a intentar llegar a un acuerdo sobre el programa de rescate de la economía griega. Es una reunión muy importante. No quiero adelantar acontecimientos y sólo les diré dos cosas: no llegar a un acuerdo sería muy malo para el pueblo griego y, segundo, España ha sido y será solidaria con Grecia. Pero, de la misma manera que les digo esto, les diré también que en este asunto y en todos: diálogo, sí, pero cumplimiento de las reglas y de los compromisos, también, como todos.

Ya para finalizar, permítanme, puesto que ésta es una reunión bilateral pero estamos en Galicia, que entre otros asuntos quisiera referirme al Acuerdo que hemos adoptado el primer ministro Passos y yo para promover los caminos portugueses del Camino de Santiago, que han tenido una gran importancia y una gran aceptación en este año 2014. Por tanto, vamos a intentar que en el futuro las cosas se vayan haciendo mejor, ofreciendo más posibilidades, porque creemos que eso es bueno para nuestros dos países y para todos aquellos que desde cualquier país del mundo puedan apuntarse a algo que, sin duda, tiene un enorme interés.

También quería referirme a la línea ferroviaria Vigo-Oporto. Los avances han sido muy importantes. El tráfico ha crecido en un 150 por 100 y el Gobierno de Portugal en septiembre va a licitar las obras necesarias para la electrificación de la línea Valença do Minho-Nine y la subestación eléctrica. España ha puesto en marcha ya, como saben, el Eje Atlántico, que han utilizado, de momento, 427.000 personas, y con la apuesta que hace ahora Portugal el Eje Atlántico podrá incrementar aún más sus beneficios en beneficio del conjunto de los ciudadanos y será potenciado también de cara al futuro.

Señoras y señores,

Muchas gracias por su atención. Señor primer ministro, tiene usted la palabra.