Presidente.- Todo el mundo en Europa cree que estos procesos son enormemente negativos: crean problemas muy importantes en ámbitos como, por ejemplo, la moneda, la deuda pública y el pago de las pensiones; producen recesión económica y pobreza para todos. Y creo que eso es bueno que se ponga en conocimiento del conjunto de los ciudadanos.
Pero hay un argumento que es más importante, si cabe: estos procesos son un torpedo en la línea de flotación del espíritu europeo, porque Europa se ha hecho para integrar Estados y no para fragmentar Estados.