Intervención del presidente, Mariano Rajoy

16.11.2014

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Presidente.- Señoras y señores, muy buenas tardes.

Comparezco ante ustedes para informarles de los asuntos que hemos debatido en esta reunión del G-20; una reunión que, además, ha propiciado que por primera vez un presidente del Gobierno de España visite Australia. Ayer tuve ocasión de entrevistarme con el primer ministro Abbott, al que he invitado a visitar nuestro país.

Como saben, en estos días en Brisbane hemos celebrado la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del G-20 en la que hemos tenido la oportunidad de debatir y decidir sobre las principales cuestiones de relevancia en la escena mundial actual, en particular sobre la situación económica. Los miembros del G-20 hemos reiterado nuestro compromiso con el crecimiento sólido, sostenible y equilibrado, con el objetivo principal de crear empleo.

La recuperación mundial es, todavía, débil, desigual entre los países y dentro de las regiones. En algunos países es insuficiente para crear los empleos necesarios.

El objetivo es crecer: crecer con más energía y crecer de manera más armónica en todo el mundo, con dos tipos de instrumentos: reformas estructurales y políticas de apoyo a la inversión y el consumo.

Las reformas estructurales han sido, por tanto, el centro de los compromisos respaldados en esta Cumbre del G-20, muy en línea con el programa de reformas de España que he presentado, a petición de la Presidencia, en la primera sesión de esta reunión. Los países del G-20 hemos aprobado el Plan de Acción de Brisbane que recoge acciones colectivas e individuales con el ambicioso objetivo de añadir 2 por 100 al crecimiento conjunto de nuestras economías de aquí a 2018. Para ello, cada país, también España, ha presentado cuatro ejes prioritarios de reformas estructurales: animar la inversión, estimular la creación de empleo, aumentar la competencia y potenciar el comercio.

Como saben, la experiencia española y sus reformas han abierto la primera sesión plenaria de este G-20. He de decirles que para mí es un orgullo que España, es decir, que los españoles, sean vistos en todo el mundo como un ejemplo de superación, como un modelo de sociedad capaz de dar la vuelta a una situación muy difícil.

Cuando se habla de superar la crisis, en todo el mundo se pone de ejemplo el caso de España y eso es algo que nos debe llenar de satisfacción a todos. Hemos pasado momentos muy duros, pero ahora estamos recogiendo los primeros resultados de una tarea bien hecha; resultados en materia de crecimiento y de creación de empleo, en corrección de las cuentas públicas, pero también resultados en la imagen y en el crédito internacional de nuestro país.

Pero, más allá de lo que cada uno de los países tenemos que hacer para superar nuestros desequilibrios, es preciso, en Europa y en el conjunto del mundo, coordinar nuestras políticas para conseguir salir con fuerza de la crisis. Me refiero, tanto a las políticas cambiarias y monetarias, como a la política fiscal. Como les decía antes, éste es el segundo conjunto de instrumentos tras las reformas estructurales. Es decir, el G-20 coincide con el planteamiento de política económica del Gobierno de España: reformas estructurales y refuerzo de las políticas macroeconómicas en Europa.

Otro asunto de la máxima importancia han sido las cuestiones tributarias en lo referido a la evasión y a la erosión fiscal. España ha tenido una participación activa en este G-20 al defender el máximo compromiso en este asunto. España será uno de los primeros países en aplicar el intercambio automático de información fiscal previsto en el Plan de Acción elaborado en el G-20. Igualmente, hemos impulsado la implantación de la normativa que establece un estándar respecto a las cuentas en el exterior de personas físicas o jurídicas de nuestros países.

La lucha contra el fraude es un objetivo moral y un objetivo económico. Es más obligado perseguir el fraude cuando el conjunto de la sociedad está haciendo tantos esfuerzos para superar la crisis. De igual manera, una lucha eficaz contra la evasión nos permitirá mejorar los ingresos públicos y acometer de manera más activa la rebaja fiscal que ya está aprobada y que entrará en vigor el año que viene.

Como he dicho en el plenario, en la sesión de esta mañana, y reitero ahora ante todos ustedes, el objetivo último de todas estas medidas fiscales es que no haya ningún lugar en el mundo donde pueda refugiarse la riqueza que no tributa.

En otro orden de cosas, esta reunión del G-20 ha servido también para dar un impulso a las negociaciones comerciales multilaterales, ya que todos convenimos que el comercio tiene una importancia decisiva para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo en todo el mundo. Hemos acogido con satisfacción lo que parece ser el desbloqueo de los acuerdos comerciales de Bali y, asimismo, hemos reiterado nuestro compromiso en contra del proteccionismo y, concretamente, el de no adoptar nuevas medidas proteccionistas y retirar aquellas que han surgido desde la irrupción de la crisis.

Me gustaría destacar otros resultados concretos que se fijan en la Declaración de Brisbane. Así, por ejemplo, en materia de empleo nos hemos comprometido a reducir la diferencia en la participación laboral entre hombres y mujeres en un 25 por 100 de aquí a 2025. También hemos acordado que los planes de empleo nacionales tengan como objetivo prioritario la reducción del desempleo juvenil. Esta mañana, por cierto, he podido conversar sobre estos aspectos con los representantes del L-20 --son las organizaciones sindicales, como saben-- y les he expresado a los representantes sindicales mi apoyo para que el capítulo del diálogo social figure de manera estable en las próximas citas del G-20.

Hemos avanzado en el refuerzo de la regulación financiera, con propuestas para exigir más y mejor capital a los bancos sistémicos, y proteger al contribuyente frente a las futuras crisis. Asimismo, hemos avanzado en la regulación de sectores como la banca en la sombra y los mercados de derivados.

Esta reunión también ha tenido un importante capítulo dedicado a la energía y al cambio climático. Hemos aprobado unos principios de colaboración energética en el marco del G-20, respaldado un plan de eficiencia energética y comprometido el apoyo político para lograr un resultado concreto y vinculante en la próxima Cumbre contra el Cambio Climático del año que viene. Este resultado ha sido posible gracias al impulso conjunto de los cinco países europeos, por supuesto también España; me refiero a los cinco del G-20.

Respecto a la epidemia del ébola en África, de este G-20 sale un llamamiento a la Comunidad Internacional para redoblar los medios en la lucha contra esta enfermedad que se considera una amenaza global; una colaboración que es económica pero también de personal médico, de formación y de investigación. En este sentido, a iniciativa de España, los países que hemos tratado con éxito casos de ébola nos hemos comprometido a compartir nuestras experiencias, algo que puede ser muy importante para encontrar cuanto antes un tratamiento para esta enfermedad y para fijar las buenas prácticas que impidan la extensión y el contagio de la misma, especialmente entre los trabajadores sanitarios, cuya inestimable labor el G-20 reconoce expresamente.

Les recuerdo, por otra parte, que hace apenas dos semanas el Gobierno aprobó un crédito especial con lo que los fondos dedicados a mejorar la lucha contra la enfermedad dentro y fuera de España superan los veintiún millones de euros.

En otro orden de cosas, saben ustedes también que acabo de participar en la reunión que hemos mantenido el presidente de los Estados Unidos junto con los de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, así como los presidentes de la Comisión y del Consejo Europeo. En el encuentro hemos tratado dos cuestiones importantes. En primer lugar, hemos decidido dar un impulso para avanzar en los próximos meses en nuestras negociaciones del Acuerdo de Partenariado Trasatlántico para que mantengamos la máxima ambición y rapidez. Se trata del Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y los Estados Unidos. A estos efectos hemos acordado una declaración conjunta. Asimismo, hemos analizado la situación de Ucrania a la luz de los últimos acontecimientos y hemos acordado, entre otras cosas, la defensa de la integridad territorial de ese país.

A partir de ahí, tampoco quiero extender en exceso mi intervención para no cansarles a ustedes y estoy a su disposición para lo que tengan a bien preguntarme.