Declaraciones del presidente del Gobierno antes de la investidura como doctores honoris causa del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y del ex presidente del Congreso y ex comisario europeo, Manuel Marín

9.11.2017

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Salamanca

Señoras y señores, muy buenos días y muchas gracias por su asistencia a esta convocatoria.

Quiero decir que para mí es un honor estar hoy en una ciudad como esta, como Salamanca, y estar aquí, en la Universidad. El año que viene se cumplen ochocientos años. Es la universidad más antigua de España, es una universidad de un enorme prestigio y es también una de las más antiguas de Europa. Tuve la oportunidad de estar aquí hace ahora un año, precisamente cuando se comenzaban a preparar los actos conmemorativos de ese ochocientos cumpleaños. Al final, se ha celebrado este año aquí el inicio del curso universitario.

Por tanto, para mí es un honor y una satisfacción el estar, una vez más, aquí, en la Universidad de Salamanca y en la propia ciudad de Salamanca. Lo es, además, porque hoy se produce un acto muy importante, la concesión del doctorado honoris causa a dos personas a las que yo tengo un enorme aprecio:

- Manolo Marín, que ha hecho muchísimo por Europa ya desde el año 1982, cuando tenía la responsabilidad en el primer Gobierno de Felipe González de los asuntos europeos. Ha sido comisario y luego ha sido presidente del Parlamento entre los años 2004 y 2008. Me dicen que no puede asistir en esta ocasión y estará su familia. Pero, en cualquier caso, yo quiero rendir aquí también homenaje a quien es un gran europeísta y ha trabajado mucho por este gran proyecto, el más importante de los últimos siglos en todos los países de nuestro entorno, que es el proyecto de integración europea.

- En segundo lugar, quiero también mostrar mi satisfacción porque la Universidad de Salamanca le haya concedido el doctorado honoris causa a Jean Claude Juncker. Jean Claude Juncker, como saben, es el actual presidente de la Comisión. Ha tenido muchas responsabilidades, no solo como primer ministro de Luxemburgo, sino como presidente del Eurogrupo en muchas ocasiones, y ha sido una de las personas que más ha trabajado en beneficio de la Unión Europea y del proceso de integración. Lo sigue haciendo ahora, como podemos ver muchos, por fortuna, y lo hace con una enorme intensidad. Por tanto, mi enhorabuena y mi felicitación a Jean Claude Juncker.

También quiero agradecer a Juncker el apoyo de la Comisión Europea al Gobierno español pero, sobre todo, a España y a los ciudadanos españoles en unos momentos tan difíciles como los que hemos vivido y como los que hemos estado viviendo. Juncker ha apoyado la actuación del Gobierno español, ha manifestado su respeto a nuestra Constitución, a nuestras leyes y a nuestro sistema judicial, y eso, sin duda alguna, es muy reconfortante.

Es muy reconfortante porque lo que se ha puesto en tela de juicio en Cataluña en los últimos tiempos han sido, sobre todo, los valores europeos: el valor de la democracia, el valor del Estado de Derecho y el valor del imperio de la Ley. Tres valores que, sin duda alguna, son fundamentales, que están en la esencia del proyecto de construcción europea, que fueron objeto de ataques y que ha quedado acreditado que el Estado tiene la posibilidad de defenderse frente a aquellos que quieran destruirlo y aquellos que quieran pasar por encima de la Ley.

Esto, sin duda, es muy importante porque todos los países de la Unión Europea, el cien por cien, han apoyado las decisiones que se han adoptado y han apoyado la integridad territorial de España. Eso es muy reconfortante. Ayer lo hizo el Gobierno belga y también el Parlamento flamenco, como saben ustedes, por una inmensa mayoría.

Por tanto, y resumo lo dicho, lo que aquí tiene lugar hoy es un acto eminentemente europeo; eminentemente europeo porque las personas a las que se les concede el doctorado, Manolo Marín y Jean Claude Juncker, han dedicado buena parte de su vida a este proceso de integración europeo, a esta que hoy es la casa de todos los europeos y que cada vez lo será, y con más intensidad, por tanto, en el futuro. Y es también un acto eminentemente europeo, porque hoy se defienden aquí los valores en los que creemos y son los valores que han hecho de Europa lo que es hoy: la región más importante del mundo en términos de democracia, libertad, respeto a los derechos humanos, progreso económico y social, y atención a las personas.

Muchas gracias y, si quieren formular alguna pregunta, estoy a su disposición.