Discurso del presidente, Mariano Rajoy

8.12.2014

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Señor Presidente, don Enrique Peña Nieto; señora secretaria general iberoamericana, señora Grynspan; señores ponentes, moderadores, señoras y señores,

Es para mí un placer volver a dirigirme a este Foro, que cumple su tercera edición. Es una satisfacción que esta iniciativa, nacida en España en la Cumbre de Cádiz en 2012, haya llegado a convertirse en la gran realidad que es hoy.

En esta hermosa ciudad de Veracruz, cuyo nombre evoca en todos los hispanohablantes la historia y la cultura que nos hermanan desde hace más de quinientos años, hoy se reúnen las principales empresas de comunicación iberoamericanas para mirar al futuro y a los retos que nos plantea.

Quiero, ante todo, agradecer la generosa participación de Televisa en la organización de este Foro. Nada de esto hubiera sido posible sin el entusiasmo de Emilio Azcárraga, que desde el primer momento compartió la visión que animaba al Gobierno de España y puso el buen hacer y la experiencia de su gran empresa al servicio de esta iniciativa. A ellos les debemos el gran nivel de este Foro.

Quiero agradecer también la colaboración de la secretaria general iberoamericana, que ha incluido esta cita en la agenda oficial de la Cumbre. Y, por supuesto, presidente Peña Nieto, quiero agradecer de todo corazón el apoyo comprometido de su Gobierno en la organización de este evento.

Permítanme hacer extensivo este agradecimiento a todos los ponentes y asistentes que, un año más, han respondido con tanta generosidad a la invitación del Gobierno español.

Señoras y señores.

Cuando una iniciativa como esta cumple tres años, sigue viva y es cada vez más importante, no es por casualidad. Ni siquiera por el entusiasmo de sus organizadores, por muy intenso que pueda resultar. Cuando una iniciativa como este Foro se mantiene en el tiempo y no sucumbe a la pereza, a las dificultades o al olvido, es porque existen poderosas razones para que eso ocurra. El Foro tiene una razón de ser y eso es algo en lo que coinciden todos los que hoy nos damos nos damos cita en este precioso Museo Naval de Veracruz.

El Foro existe porque es bueno para las empresas y los profesionales aquí presentes. Siempre resulta enriquecedor intercambiar experiencias y reflexiones, y éste es un marco magnífico para hacerlo.

Es bueno para la Comunidad Iberoamericana en su conjunto, ya que esta cita proyecta hacia el mundo la pujanza de los actores iberoamericanos y multilatinos en las nuevas áreas de negocio pujantes en el desarrollo de la economía global. Iberoamérica tiene un indudable protagonismo en el campo de la comunicación y así lo prueban las empresas que hoy están aquí representadas.

También es positivo para las Cumbres Iberoamericanas, que en esta vigesimocuarta edición de Veracruz fijan un nuevo modelo para el futuro. Estas Cumbres nacieron como un marco de encuentro institucional de los Gobiernos de los países iberoamericanos. Tantos años después no sólo mantenemos ese diálogo institucional, sino que lo hemos ampliado a otros sectores y representantes de la sociedad de nuestros países. Con iniciativas como ésta las Cumbres Iberoamericanas crecen y mejoran.

Es, por tanto, una manera de avanzar en nuestra integración, de multiplicar y fortalecer los lazos que nos unen desde hace tanto tiempo. Aquel impulso político que alumbró las Cumbres, con México y España como principales inspiradores, ha sido un impulso fecundo y ha penetrado en muchas otras facetas de nuestra vida, como la cultural, la empresarial o la estratégica.

La cosecha de aquella siembra es hoy más importante y más necesaria que nunca, porque estamos inmersos en un mundo globalizado donde cada vez dependemos más unos de los otros y a través de la unión nos fortalecemos.

Compartir y fortalecer la identidad iberoamericana nos conviene a todos, sin excepción. Cada uno de nosotros tenemos nuestras peculiaridades y nuestras distintas prioridades; pero, indudablemente, todos salimos ganando cuando se nos percibe como una voz fuerte y relevante en el concierto mundial. Los triunfos y los avances de cualquiera de los miembros que integran nuestra Comunidad Iberoamericana suponen un éxito para el conjunto; una identidad iberoamericana que en la diversidad nos enriquece y en la unidad nos fortalece.

Más allá de esa identidad cultural e histórica compartida, la Comunidad Iberoamericana reúne todos los factores del crecimiento económico y comercial precisos para lograr el éxito: abundancia de materias primas, población joven y dinámica, progreso tecnológico, mayor competitividad y un entorno institucional cada vez más sólido.

Así lo ha visto mi Gobierno desde el primer momento y, por ello, Iberoamérica ha sido una prioridad en nuestra agenda política. Iberoamérica es la zona del mundo donde un español se puede encontrar más cómodo y mejor acogido. De igual manera, España es la mejor plataforma que cualquier iberoamericano puede encontrar para acceder a Europa. Así lo están viendo los emprendedores de ambos lados del Atlántico que están participando de manera cada vez más activa en las empresas multilatinas, también en el ámbito de la comunicación.

Señoras y señores,

Si me permiten, me gustaría detenerme un momento en la transformación que ha experimentado mi país desde aquella Cumbre de Cádiz en 2012, en la que nació este Foro, a ésta de Veracruz, en 2014, que se inaugura en unas horas.

Hace tan sólo dos años España estaba al borde de la intervención, a punto de salir del euro, sin apenas capacidad de financiarse en los mercados, con una recesión y un incremento galopante del desempleo. Era tan profunda la crisis que casi nadie creía en la posibilidad de recuperación. Se cuestionaba, así, nuestro sistema institucional, nuestro sistema financiero e, incluso, la capacidad de llevar a cabo las reformas precisas para corregir la situación.

Pues bien, dos años después, dos, nuestras finanzas públicas están en la senda de la corrección, la economía española es la que más crece entre los grandes países de la zona euro, el paro ha comenzado a disminuir y se empiezan a sentir los resultados de las reformas acometidas.

Hace dos años la recuperación de España parecía algo imposible; hoy lo que parece imposible es que hubiéramos llegado a una situación tan dramática.

Presidente Peña Nieto,

Creo que los dos compartimos la misma determinación por llevar a cabo las reformas necesarias. Nunca resultan fáciles de hacer, nunca. No es fácil muchas veces encontrar socios para acometerlas. No granjean popularidad a corto plazo. Son, en ocasiones, usadas políticamente por otros para ver qué pueden pescar con ocasión de las reformas. Pero, a pesar de todo esto, y, sobre todo, contando con todo esto, las reformas son el instrumento imprescindible para que las naciones prosperen y el bienestar llegue a los ciudadanos.

Mi determinación es continuar liderando las reformas necesarias para conseguir que la recuperación se consolide en España, que sea cada día más potente y que se traduzca en una creación sólida de empleo; en definitiva, hasta que los españoles recuperen el nivel de bienestar que la crisis les arrebató.

España, en materia de política económica, no puede dar ni un solo paso atrás. España necesita seguir haciendo reformas. No caben en economía ocurrencias ni frivolidades y cualquier rectificación de lo hecho comenzaría a ser un grave error. Queremos que nuestro país crezca el año que viene, queremos que sea el que más crezca de la zona euro, queremos que sea el que más empleo cree del conjunto de la Unión Europea y yo les aseguro que, si seguimos, como vamos a seguir, con las reformas, eso va a ser así.

Señoras y señores,

En este momento me gustaría recordar al grandísimo escritor y poeta mexicano Octavio Paz, cuyo centenario se ha cumplido en este año 2014. Él sentenció: "No sé si la modernidad es una bendición, una maldición o las dos cosas. Sé que es un destino". En buena medida, ésta es una reflexión que todos podemos compartir hoy: los gobernantes y las instituciones que tienen que hacer frente a la crisis en un entorno cada vez más difícil de abarcar y cada vez más exigente; los ciudadanos, cuyas pautas, incluso de comportamiento, están cambiando de forma acelerada en la nueva cultura digital; las estructuras económicas de nuestras sociedades, que necesitan adaptarse a nuevos patrones de competitividad en la economía global, y también las empresas, pero muy singularmente las empresas de comunicación. Todas ellas, en todo el mundo, desde un pequeño periódico de provincia a una gran multinacional de contenidos, afrontan retos de enorme exigencia.

Sin duda, la modernidad, entendida como la irrupción de todos los canales y plataformas digitales, es el destino de la comunicación; pero esa adaptación no deja de entrañar riesgos e incertidumbres que todos ustedes conocen mucho mejor que yo.

Nos interesa, y mucho, saber cómo abordan ustedes cuestiones de tanta importancia como la transformación de los modelos de negocio y la convergencia tecnológica; por qué las grandes operadoras de telecomunicaciones se están lanzando al negocio de los contenidos y si es posible que los creadores de contenidos participen más activamente en la estrategia de las grandes empresas de telecomunicaciones.

Nos interesa también conocer si se ha avanzado en el desarrollo de soluciones para monetizar de manera adecuada los contenidos o en el reconocimiento de derechos consolidados en el mundo digital. En España, por ejemplo, acabamos de aprobar la Ley de Propiedad Intelectual. Uno de sus objetivos fundamentales es mejorar la eficacia de los mecanismos legales para la protección de los derechos de la propiedad intelectual frente a las vulneraciones que puedan sufrir en el entorno digital. Al hacerlo, no sólo protegemos al creador de contenidos y velamos por la defensa de sus derechos; también estamos sentando las bases para el impulso de nuevos modelos de negocio en el mundo digital.

Señoras y señores,

Al hablar y debatir sobre los nuevos modelos de comunicación están anticipando el modelo de sociedad que tendremos en el futuro. Por ello, resultan de gran interés las reflexiones que puedan hacer ustedes sobre la capacidad de mantener la marca o el liderazgo en un entorno de creciente fragmentación digital; cómo hacerlo en el campo de las redes sociales o cómo están afectando estos nuevos vehículos de comunicación al negocio clásico de la información. En las respuestas a esas cuestiones, insisto, están anunciando cómo será la vida de todos nosotros dentro de poco y por eso nos parece tan importante mantener y fomentar este encuentro de debate.

Y termino ya no sin antes animarles, como ya hice en el Foro de Panamá, a que ejerzan el liderazgo social que les corresponde como grandes empresas que son, a que sigan participando activamente en el desarrollo político, social, cultural y económico de sus respectivos países, y a que trasladen al resto del mundo la pujante realidad iberoamericana.

Si, como decía Octavio Paz, la modernidad es nuestro destino, debemos entre todos (gobernantes, empresarios, editores y periodistas) hacer todo lo necesario para que ese destino sea una bendición y no otra cosa. Creo, sinceramente, que este Foro contribuye, y mucho, a ello.

Muchísimas gracias.