Madrid
Sr. Hollande.- Señoras y señores, en primer lugar, quisiera agradecer al presidente del Gobierno español por haber tomado esta iniciativa de este encuentro. La idea ha procedido del primer ministro portugués, Pedro, quien, en margen de un Consejo Europeo, nos dijo que deseaba que se celebrara un encuentro entre Francia, España y Portugal, con la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones, para que pudiéramos adoptar responsabilidades de cara a las interconexiones.
Esta reunión se celebra antes de un Consejo Europeo que tratará de la política común de energía y también antes de la Conferencia sobre el Clima, porque lo que hemos de hacer es, por una parte, constituir esta unión de la energía, de la que las interconexiones forman parte, y, al mismo tiempo, preparar la Conferencia sobre el Clima que se celebrará en París.
También podemos fijarnos otros objetivos; en particular, la seguridad de nuestros suministros, la diversificación de nuestros suministros; permitir a Europa poder traer gas o transportar electricidad a partir de varias fuentes de abastecimiento. También hay un interés geopolítico que no se escapa a nadie y de ahí nuestra voluntad. Existe, igualmente, el objetivo de mejorar la competitividad de nuestras empresas industriales, porque disponer de una energía a coste reducido y, al mismo tiempo, desarrollar las energías renovables es algo importante para el crecimiento y la competitividad.
¿Qué es lo que acabamos de adoptar hoy? Un plan para el desarrollo de las interconexiones y nosotros, franceses, españoles y portugueses, ya hemos avanzado bastante, puesto que, en cuanto a interconexiones eléctricas, el mes pasado se produjo la inauguración de la línea de Baixas, que ha permitido ya desplegar medios técnicos significativos para la interconexión eléctrica. La próxima etapa podría ser el Golfo de Vizcaya, los Pirineos, también con una visión ecológica, es decir, con una preservación del medio ambiente, para que estas obras puedan realizarse sin desventajas para el medio ambiente; al contrario, incluso con todos los progresos y todas las innovaciones que sean posibles.
Sobre las interconexiones de gas, quiero simplemente mencionar estas cifras; en relación con 2009, la situación hoy es que se han triplicado las capacidades de interconexión de gas, triplicado, entre Francia y España. Y hoy hemos relanzado el proyecto que se llama MITCAT, es decir, Cataluña y el sur de Francia, y vamos a iniciar los estudios necesarios para ver cómo podremos pasar a esta segunda fase.
Entonces, para lograrlo nosotros, los Estados involucrados, tenemos que asumir responsabilidades; pero también es importante que pueda movilizarse la financiación por parte de Europa. Éste es el sentido de la presencia de la Comisión Europea, de su Presidente, que ha lanzado un plan que lleva su apellido. A veces, puede tener muy mala imagen el tener un plan que lleva el apellido de uno; pero, a veces, es al contario: una verdadera promoción. Es el nombre de Jean Claude Juncker el que está, efectivamente, asociado al plan que va a permitir apoyar las inversiones, aportando financiación. Creo que para Europa es un mensaje muy esperado.
Pero este plan tiene que concretarse y es lo que hemos hecho hoy a través de unos cuantos proyectos que hemos presentado a la Comisión Europea. También está presente el Banco Europeo de Inversiones, con su presidente, y lo que deseamos es que se puedan movilizar financiaciones privadas en una perspectiva de largo plazo. Y ése es el sentido de la intervención del Banco Europeo de Inversiones.
Por ello, considero que lo que acabamos de hacer es una buena noticia para el crecimiento a largo plazo; es una buena noticia para el mantenimiento de nuestros compromisos en materia de reducción de las emisiones de gas efecto- invernadero, y, por lo tanto, para la preparación dela Conferencia sobre el Clima; y también es una buena noticia para Europa, porque es la Unión de la Energía la que se está iniciando hoy aquí y que deberá profundizarse en el próximo Consejo Europeo.
Como ustedes saben, hay decisiones que toman los jefes de Estado y de Gobierno que pueden ser inmediatas en sus consecuencias, y otras que se traducirán dentro de diez, quince o veinte años. Y no dudo que en dentro de quince o veinte años, quizás no con las mismas personas, se celebrará lo que hemos iniciado hoy en Madrid, porque ya se habrá culminado.