Presentación del convenio Ibercampus y becas de la Fundación Carolina-SEGIB

Intervención del presidente del Gobierno en la presentación del Convenio ibercampus y becas de la Fundación Carolina-SEGIB

16.11.2018

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Buenas tardes. Gracias, presidente de Guatemala. Esta es la primera Cumbre Iberoamericana en la que tengo el honor de participar como presidente de Gobierno de España. Es verdad que no es la primera vez en la que en el ejercicio de mis responsabilidades desde hace 5 meses vengo a este continente en visita oficial, lo hice a las pocas semanas de tomar posesión del cargo bajo una convicción, que era la de reafirmar y renovar el compromiso de España con los países que forman parte de esta comunidad hermana y querida para nuestro país.

Como saben, América Latina ha sido y es una de las grandes prioridades de España y, por consiguiente, del Gobierno de España, y no les quepa duda de que seguirá siéndolo durante toda mi presidencia; también voy a evocar unas palabras del poeta Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias, tal y como ha hecho también Su Majestad el Rey, diciendo y evocando sus palabras del siguiente tenor. Decía el gran escritor: "toda obra, cualquiera que sea, literaria, política, científica, debe de estar respaldada por una conducta", y nuestra conducta es la solidaridad entre los pueblos. Nosotros tenemos que apelar a una solidaridad real entre los pueblos de la Comunidad Iberoamericana; no necesitamos crear un sentimiento de comunidad desde la nada porque ya existe entre nosotros y nosotras, nace de los vínculos lingüísticos, culturales, políticos, económicos, que hunden sus raíces en una historia compartida que empezaron a escribir los que nos precedieron y que tendrá --sin duda alguna-- continuidad en el futuro.

Somos todos conscientes de nuestra responsabilidad compartida para seguir mirando al futuro y afrontar, en consecuencia, juntos los desafíos que tenemos por delante, que son muchos. Todo aquello que hacemos juntos desde nuestra diversidad nos multiplica frente al resto del mundo y nos da un valor diferencial como comunidad.

Una vez más, en consecuencia, reafirmo mi compromiso personal pero, también, el del Gobierno de España y el de nuestro país con la comunidad iberoamericana, una comunidad es --como bien sabemos todos-- mucho más que un foro de concertación, una comunidad es un acervo --como bien decía Su Majestad el Rey-- de valores y el reconocimiento de un proyecto común; y, en consecuencia, reforzar los lazos que nos unen con Iberoamérica es una relación fundamental que España quiere potenciar desde valores compartidos para alcanzar un horizonte de prosperidad, inclusión, y sostenibilidad, como reza el título de esta cumbre.

Hoy, amigos y amigas, colegas, nos reunimos aquí, en la ciudad de Antigua, en Guatemala, para compartir nuestras visiones sobre el futuro común y cómo alcanzarlo. Visiones que nos remiten a esa gran hoja de ruta clara y concreta que es la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible. En esta Cumbre podemos avanzar -sin duda alguna-con determinación en dichos objetivos, en metas que están a nuestro alcance si somos capaces de coordinar acciones, de compartir experiencias y de orientar políticas públicas. Siempre he entendido que la agenda 2030 es un camino trazado por Naciones Unidas para que la dignidad del ser humano y la justicia dejen de ser anhelos utópicos y se conviertan en realidades más palpables a la vuelta de una década crucial para el mundo, un auténtico -a mi juicio- contrato social global que vincule a los gobiernos con objetivos irrenunciables para la humanidad y con un calendario cierto.

La declaración que salga de este encuentro va a centrarse de manera directa en algunos de dichos objetivos: el fin de la pobreza, el hambre cero, igualdad de género, reducción de desigualdades, acción por el clima. Yo creo que merece la pena luchar por estos objetivos, por esta generación y por las que están por venir.

La comunidad iberoamericana ha experimentado un enorme progreso en estas últimas décadas, y esto es innegable, y esto ha sido posible gracias a la defensa de valores irrenunciables como la democracia, como el Estado social y democrático de derecho y los Derechos Humanos. Por ello, frente a la tentación de un repliegue nacional que estamos viendo en muchas partes del mundo, de la construcción de muros, de discursos xenófobos y ultranacionalistas que se escuchan hoy en día en buena parte del mundo, nuestra comunidad iberoamericana ofrece una alternativa de esperanza. Una alternativa de esperanza basada en valores como el respeto a la diversidad, la solidaridad, y el encuentro entre diferentes frente al autoritarismo.

Cuando algunos prefieren apelar a la retórica de la fuerza sobre el valor de la palabra sosegada y serena, conviene recordar el valor de la palabra frente al autoritarismo. Como decía el poeta español, Blas de Otero, "pidamos la paz y la palabra". Todos nosotros y nosotras, tanto en América Latina como en Europa, --y aquí también me gustaría reivindicar la presencia de ese país hermano, Portugal, en la Comunidad Iberoamericana-- sabemos bien lo que representa la ausencia de ambas. Es bueno recordar a quienes minimizan la democracia que el mundo no ha conocido un mejor sistema político para garantizar el buen gobierno de las cosas; la democracia, amigos y amigas, es el único sistema que puede vencer al miedo y que puede construir esperanza y prosperidad. Ni en el pasado, ni en el presente, ha habido modelos que superen todo lo alcanzado por la democracia representativa, por notables que sean sus fallos, por necesaria que sea la autocrítica para entender el hartazgo de la sociedad que mira con desconfianza a sus instituciones, la democracia sigue siendo una palanca muy potente cargada de futuro.

Seamos conscientes, en consecuencia, de que el espacio que no ocupa la política democrática lo ocupan retóricas autoritarias y actuemos en consecuencia: crecimiento inclusivo para luchar contra la desigualdad, fortalecimiento de las instituciones democráticas, nuevos modelos de desarrollo respetuosos con el medio ambiente. Todos los países que formamos parte de esta comunidad afrontamos desafíos comunes, retos en materia de empleo, de educación, de innovación, de igualdad entre hombres y mujeres, de sostenibilidad vinculados con el cambio climático y, también, de flujos migratorios en Europa y en la comunidad iberoamericana. Aquí se ha dicho.

Y quiero referirme a ellos brevemente a continuación. Iberoamérica puede y debe liderar un desarrollo de una economía inclusiva que no deje a nadie atrás. Debemos promover una actividad empresarial comprometida -sin duda alguna-con el crecimiento económico, con la maximización del beneficio, pero también con el principio de equidad. Facilitar la creación de un tejido social fuerte y favorecer el empleo digno.

Por eso, el comunicado especial propuesto por mi país, por España, sobre empleo decente hace referencia precisamente a esa última idea, a la dignidad en el empleo. En el ámbito educativo, amigos y amigas, España ha venido insistiendo en la importancia de promover la movilidad de talentos en el espacio iberoamericano y, por ello, apoyamos con decisión el convenio marco de movilidad del talento y las iniciativas que, como el pacto por la juventud y su vinculación con la Agenda 2030 a través del mecanismo "Pacto por la Juventud 2030", nos acerca cada día más a la creación de un espacio común de educación, de ciencia, de tecnología y de innovación.

En línea con este compromiso hemos anunciado, junto a la secretaria general, Rebeca Grynspan, el lanzamiento de un nuevo programa de becas de movilidad académica, una suerte de Erasmus en el espacio iberoamericano. El capital humano ni se importa ni se improvisa, se promueve y se fomenta, no como un gasto más sino como una inversión en porvenir, como una inversión en valores colectivos. No hay mejor herramienta para luchar contra la pobreza, especialmente contra la pobreza infantil que azota a buena parte de nuestras sociedades, y quiero que la comunidad iberoamericana sea el faro en la lucha contra la desigualdad entre hombres y mujeres.

Presido -como saben-un Gobierno que se declara con orgullo feminista, más que paritario en su composición y esta creo que es una auténtica exigencia si queremos que nuestra acción tenga impacto en toda la sociedad. Es la mujer quien sufre de forma directa la discriminación, pero es toda la sociedad la que paga la factura de esa brecha intolerable.

En esta Cumbre vamos a adoptar un comunicado especial sobre la brecha salarial y reiteramos así nuestro compromiso para hacer frente a una de las injusticias más graves que se derivan de la desigualdad entre hombres y mujeres.

En el futuro de la comunidad iberoamericana de naciones, como en el resto del mundo, tenemos que hablar de sostenibilidad, y la garantía de este futuro común pasa necesariamente por un desarrollo eficiente y respetuoso con el planeta. Hagamos, en consecuencia, uso de esos instrumentos para vertebrar iniciativas políticas coordinadas y audaces ante el mismo adversario. No es que sea el momento de actuar frente al cambio climático, es que no hay más alternativa que actuar, y creo que en esto estamos todos de acuerdo; y la creación del Observatorio Iberoamericano de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible con sede en la Rábida, en Huelva, en Andalucía, en España, muestra el compromiso de nuestro país también en un ámbito que debe de ocupar un papel central.

Somos, también, amigos y amigas, muy sensibles, especialmente sensibles a la crisis migratoria sin precedentes que se está produciendo en América Latina. Los flujos migratorios que se están produciendo en la región y sus derivadas humanitarias también exigen respuestas regionales coordinadas y solidarias. Esa es la reflexión que yo podría, como presidente de un Gobierno europeo, compartir con todos ustedes. Necesitamos marcos regulatorios que garanticen los derechos de los migrantes y permitan, también, a nuestras sociedades beneficiarse de las bondades de una migración ordenada y garantista. Créame si les digo que conozco bien la entidad de este desafío. Si algo hemos de tener muy claro es que retos como este exigen de respuestas de ámbito regional coordinadas y solidarias y, sobre todo, no olvidar las lecciones de la historia para evitar el avance de discursos excluyentes.

Recientemente, miles de jóvenes españoles se han instalado en América Latina huyendo de la crisis económica que sufrimos en esta última década en nuestro país en busca de mejores oportunidades y me enorgullece saber que su trabajo es reconocido en toda la comunidad iberoamericana y les agradezco por ello; y de la misma forma que muchos ciudadanos latinoamericanos han llegado, y siguen llegando, a Europa, donde contribuyen al progreso de nuestras sociedades. España no puede entenderse sin la referencia constante a la comunidad iberoamericana, sin su reflejo en la realidad de América Latina España no puede ser el país que queremos que sea y, por eso, el compromiso político de España con Iberoamérica es ineludible y define toda nuestra acción exterior y nuestro lugar en el mundo; todo lo que aquí ocurre lo sentimos como propio.

España va a reconocer siempre la individualidad y la diversidad de cada uno de los países latinoamericanos sobre una base de profundo respeto, y va a seguir siendo su principal valedor junto con Portugal en la Unión Europea. Confiamos en la capacidad de la comunidad iberoamericana y en su experiencia como foro de diálogo sincero para encontrar soluciones regionales a la crisis y aquellas que puedan servir; por ello, también querría decir y anunciarles que contamos con herramientas para canalizar todo ese compromiso, el Banco Iberoamericano de Desarrollo es una de ellas, porque desempeña un papel clave en el desarrollo de los países de América Latina y, por ello, me he comprometido con el presidente de esta entidad a canalizar una contribución de 10 millones de dólares al programa que permita abordar proyectos de infraestructuras sostenibles con gran impacto social y con un elevado componente regional.

Quiero asegurarles que cualesquiera que sean las dificultades España apostará siempre por Iberoamérica, y por este foro, más necesario que nunca para definir un espacio común de desarrollo. Conscientes de la fuerza de los lazos que nos unen pero, más aún, de lo que esos lazos son capaces de forjar para ganar un futuro que no está escrito. Tenemos derecho a que esta vez nadie lo escriba por nosotros, que los logros que seamos capaces de alcanzar estén respaldados, como decía Miguel Ángel Asturias, por una conducta basada en lo que nos une: el ser miembros de una gran comunidad que es la comunidad iberoamericana.

Querría terminar evocando las palabras, los versos de una poeta uruguaya que ha sido recientemente galardonada con el Premio Cervantes 2018, Ida Vitale; y que al hacer referencia a la fuerza del viento me gustaría asemejarla a la fuerza de esta comunidad. En muchas ocasiones escuchamos mucho ruido, hay muchas palabras grandilocuentes, muy polarizadas, pero a mí me gustaría reivindicar con estas palabras de Ida Vitale la fuerza serena de la comunidad asemejándola con la fuerza serena del viento. Decía esta gran poeta lo siguiente, decía: "hoy el viento es poderoso, pero no es él quién lo dice, sino las ramas de la encina". Aprender de esa discreción, de esa lección de la fuerza del viento. Creo que, precisamente, esa fuerza serena del viento es la fuerza serena y tranquila de esta gran comunidad que es la comunidad iberoamericana.

Muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)