Rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros

Intervención de Luis De Guindos, ministro de Economía, Industria y Competitividad

28.4.2017

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La Moncloa, Madrid

Sr. De Guindos.- Como saben ustedes, el Programa de Estabilidad es el principal documento que tenemos que remitir, desde el punto de vista de la gobernanza económica de la zona euro, todos los años a nuestros socios comunitarios. En él se recogen dos partes: la primera es nuestras previsiones, nuestras proyecciones macroeconómicas, con un horizonte de cuatro años --en este caso, del año 2017 al año 2020--, y, después, lo que son también nuestros compromisos desde el punto de vista de la política presupuestaria, que posteriormente expondrá el ministro de Hacienda.

Yo aquí, simplemente, quería resaltar que la estructura es la similar; es decir, partimos de unas hipótesis, después están las proyecciones, los diferentes análisis del cuadro macroeconómico, durante este horizonte temporal de cuatro años, este ejercicio temporal de cuatro años. Y yo les voy a resaltar también lo que son los cálculos internos, especialmente en el ámbito del mercado laboral, de la Encuesta de Población Activa, que hemos realizado y que sirven de base para esta proyección, para este escenario macroeconómico, del año 2017 al año 2020.

Habitualmente, como saben ustedes, siempre partimos de hipótesis; hipótesis que nos sirven de base para la elaboración del escenario. Son hipótesis siempre muy prudentes, muy cautas. Se refieren a tipos de interés a corto plazo, tipos de interés a medio plazo, a largo plazo, evolución del precio del petróleo, evolución del PIB mundial, evolución de nuestros principales mercados, etc., etc. Es decir, aquí normalmente lo que nosotros hacemos es utilizar las hipótesis que utilizan la propia Comisión Europea, el BCE, el Fondo Monetario, etcétera.

Básicamente, aquí lo que les diría es que esperamos ligera mejora de la economía mundial; una estabilización de los precios del petróleo ligeramente por encima de lo que están actualmente, en el entorno de 53 dólares el barril, y, después, el mantenimiento del tipo de cambio y una evolución ligeramente al alza de los tipos de interés, tanto a corto como a largo plazo.

A partir de ahí, ya tenemos el escenario macroeconómico. Lo más importante aquí, lógicamente, es la proyección de crecimiento económico. Como ya indicó el presidente del Gobierno, para este ejercicio, para el año 2017, y en relación con la referencia que teníamos anteriormente, hemos elevado en dos décimas el crecimiento del año 2017, hasta el 2,7 por 100; del 2,5 al 2,7 por 100. Todos los datos que vamos teniendo disponibles ponen de manifiesto que este 2,7 por 100 sigue siendo una proyección, una previsión, un escenario muy, muy, moderado y muy cauto.

Como comentaba anteriormente el ministro portavoz, el 0,8 por 100. El 0,8 por 100 lo que se supone es que lo más importante es que, igual que habíamos tenido una ligerísima desaceleración en la segunda parte del año 2016, sin embargo, este 0,8 por 100 lo que indica es que la economía española se vuelve a acelerar al inicio de este año, vuelve a coger tracción al principio de este año, y, evidentemente, eso se ha ido reflejando en una serie de indicadores. Es decir, el comercio minorista, la evolución de nuestras exportaciones, el tema del sentimiento económico, los indicadores cualitativos, todos ponen de manifiesto que la economía española se está acelerando y se está acelerando, sobre todo, sobre un punto de partida relativamente elevado: sobre crecimientos, como comentaba anteriormente, de una velocidad de crucero del 3 por 100.

Si nosotros anualizamos este crecimiento trimestral, nos vamos a crecimientos trimestrales anualizados por encima del 3 por 100 y eso, en última instancia, lo que indica es que esa inercia, que se va a mantener, aunque todo indica, además, que se puede mantener en los próximos trimestres, hace que nuestra proyección del 2,7 por 100 sea una proyección muy cauta y muy prudente. Además, igual que el Fondo Monetario Internacional revisó al alza, estoy convencido de que todos los organismos internacionales y los analistas privados también lo van a ir actualizando al alza.

Para el año 2018, siguiendo este planteamiento de cautela, hemos establecido o hemos previsto un crecimiento del 2,5 por 100 y en el resto, ya para el año 2019 y el año 2020, del 2,4 por 100. La media, como ven ustedes, es, aproximadamente, el 2,5 por 100 de crecimiento, lo cual, vuelvo a repetirles, es una proyección que es cauta, es prudente y está por debajo de lo que ha crecido la economía española en los últimos dos años, pero es muy importante que mantengamos esa nota de cautela y de prudencia que indicaba anteriormente.

En cuanto a la evolución de los diferentes componentes, el consumo de familias crece, pero crece moderadamente, por debajo del crecimiento del Producto y por debajo del crecimiento de la renta, lo cual supone una reconstitución de la tasa de ahorro de las familias. La inversión sí crece por encima del Producto, tanto la inversión en capital fijo, en gasto en capital, como en construcción; pero también moderadamente. Y, sin duda, la variable más importante que está determinando la evolución diferencial de la economía española es la evolución de las exportaciones de bienes y servicios, que crecen a tasas en el entorno del 5 por 100. Es la partida de la economía española que más crece; es la partida que está, de alguna forma, volviendo a llevar a este incremento, a esta mejora, en la tracción de la economía española.

Esto lo que hace es que el sector exterior aporte medio punto al crecimiento económico en el año 2017 y que se mantenga en el tiempo. Era muy difícil encontrar en el patrón de comportamiento de la economía española una situación en la cual, de forma simultánea, la demanda doméstica y la demanda externa, es decir, las exportaciones netas, aportaban al crecimiento económico conjuntamente y en paralelo. Eso ocurre, ha ocurrido en los dos últimos años y va a ocurrir, como decía anteriormente, en los próximos cuatro. Por eso, el patrón de crecimiento de la economía española es equilibrado como consecuencia de la aportación simultánea de demanda doméstica y de demanda exterior.

Otro elemento a analizar y que se incluye, lógicamente, en las proyecciones es la inflación, que nosotros la aproximamos a través del deflactor del consumo privado, que es una media del IPC. Ven ustedes que siempre estábamos por debajo del 2 por 100. Hemos salido de la situación de inflación negativa que tuvimos, por ejemplo, en los años 2014, 2015 y 2016; pero estamos por debajo del 2 por 100, que es el objetivo de estabilidad de precios del Banco Central Europeo.

Pero, sin embargo, si me permiten, a mí me gustaría destacar un tema que, a veces, creo que no es lo suficientemente considerado y valorado a la hora de analizar, a la hora de tener en consideración el comportamiento de la economía española, y es el superávit de la cuenta corriente de balanza de pagos. Hemos tenido durante un período de tiempo --llevamos ya prácticamente cuatro ejercicios-- superávit de la cuenta corriente de balanza de pagos. En España era un hecho extraordinario que tuviera un único año con superávit de la cuenta corriente; llevamos ya, prácticamente, con el año 2017, cuatro y, si incluimos la proyección al año 2020, en la cual siempre hay superávit de la cuenta corriente de balanza de pagos, nos encontramos con que España tendría, igual que en la proyección y en las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, ocho años consecutivos de superávit de la cuenta corriente de balanza de pagos.

Esto es, sin duda, una señal de sostenibilidad del modelo de crecimiento de la economía española. Lo que supone, en última instancia, es que España está creciendo porque es competitiva. España está creciendo porque, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, hemos conseguido que todo el funcionamiento doméstico nos lleve a que las empresas españolas puedan ganar cuota de mercado en los mercados internacionales.

Este crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios en términos reales es superior al crecimiento del comercio internacional y es superior al crecimiento que están teniendo los países de la zona euro; zona euro que comparte con nosotros el tipo de cambio, la misma política monetaria y la misma bajada del precio del petróleo. Sin embargo, creemos que aquí es donde está, sin duda, el cambio estructural de comportamiento de la economía española y lo que supone, en última instancia, es que estamos reduciendo nuestro endeudamiento con el resto del mundo. Cuando uno tiene un superávit de cuenta corriente, cuando genera capacidad de financiación con respecto al resto del mundo, de alguna forma está reduciendo nuestra dependencia de la financiación exterior.

Uno de los problemas fundamentales que tenía España era que había acudido mucho a los mercados de capitales internacionales, se había endeudado y, además, nos habíamos endeudado en los años de la burbuja para financiar el sector de la construcción. Estamos devolviendo ese endeudamiento que, en conjunto, a lo largo de los últimos años, y lo que se proyecta aquí, es una reducción del endeudamiento externo, de, aproximadamente, 170.000 millones de euros.

A su vez, eso coincide con otro fenómeno, que creo que es importante porque, de alguna forma, supone una corrección de la principal debilidad que nosotros acumulamos durante los años de la burbuja, que es el desapalancamiento del sector privado. El máximo de deuda de familias y de empresas no financieras en España llegó a estar ligeramente por encima de dos veces nuestro Producto Interior Bruto; concretamente, en el 210 por 100 del PIB. En estos momentos, estamos unos cincuenta puntos por debajo; pero lo que aquí proyectamos es que continuará reduciéndose ese endeudamiento del sector privado en aproximadamente treinta puntos. Es decir, en total, en relación con los máximos que teníamos en el año 2010, España, su sector privado, ha sido capaz de reducir su endeudamiento en ochenta puntos del PIB.

Estábamos claramente por encima de la media de los países de la zona euro hace simplemente cuatro, cinco o seis años; hoy estamos ya en la media de los países de la zona euro y, si, efectivamente, se acaban concretando estas proyecciones, nos encontraremos con que el nivel de endeudamiento, el apalancamiento, del sector privado será claramente inferior a los países de nuestro entorno.

Por último, como suele ser habitual, les voy a hacer referencia a, tal vez, la proyección y la previsión, que creo que es la más relevante desde el punto de vista de cualquier política económica, que es la generación de empleo, que es el comportamiento del mercado laboral. Si vemos en el tema de la ocupación y si comparamos el cuarto trimestre del año 2016 con el cuarto trimestre del año 2020, que, como saben ustedes, es el último del escenario del cuadro macroeconómico, del escenario macroeconómico, que hoy hemos aprobado, se crean dos millones de puestos de trabajo, lo cual supone una media anual de medio millón de puestos de trabajo.

Simplemente, algunos hitos que considero que son importantes: en primer lugar, en el año 2019 superaremos los veinte millones de ocupados y, a finales del año 2020, en el último trimestre del año 2020, alcanzaremos prácticamente el nivel de ocupados máximo que se dio nunca en la historia de España. Es decir, este es el momento, creo, en el cual se podrá decir que, efectivamente, hemos recuperado todo el empleo que llegamos a tener, como saben ustedes, en el año 2007, en el tercer trimestre del año 2007.

Si lo miramos desde el punto de vista de la tasa de paro y del número de parados, lo que estamos proyectando también durante este período es una caída del paro de 1,6 millones de parados, durante el período de previsión; la tasa de paro se reduce todos los años de media, aproximadamente, en dos puntos y creo que el dato más importante es que a finales del año 2020 la tasa de paro en España se colocará ligeramente por encima del 11 por 100; concretamente, en el 11,2 por 100. Y, si lo comparamos con el máximo de tasa de paro que tuvimos en España, que fue en el año 2013, son unos dieciséis puntos por debajo del máximo en el momento peor de la crisis económica y financiera en nuestro país.

En definitiva, hipótesis que creemos que son prudentes; proyecciones y previsiones que son prudentes. Hemos visto como el fin de semana pasado el Fondo Monetario señalaba que España era, de las economías avanzadas, la que más iba a crecer, con una tasa del 2,6 por 100; pero yo, en última instancia, lo que creo que se pone de manifiesto con estas cifras, las recientes y las que efectivamente se descuentan y las que proyectamos, es el cambio del modelo de comportamiento de la economía española.

Habitualmente, en los años de la burbuja nosotros nos basábamos en un modelo fundamentado en el endeudamiento, en el incremento del crédito, en la apelación a los mercados de crédito internacionales, porque nosotros no podíamos financiar los procesos con financiación doméstica, y en la construcción. En estos momentos, el modelo de crecimiento de la economía española se basa en la competitividad y en el sector exterior, y no en la deuda, sino en la capacidad de ahorro, de innovación y de competitividad de las empresas españolas.