Nueva York
Celebramos este año una Cumbre especial diez años después de que las naciones de todo el mundo suscribieran un acuerdo histórico: lograr la reducción de la pobreza y de la miseria en 2015 hasta niveles compatibles con la conciencia y la dignidad de la condición de seres humanos.
Diez años después, debemos felicitar a Naciones Unidas por aquella iniciativa. Ha supuesto la movilización más clara y compartida de la historia a favor de erradicar la lacra de la pobreza, de la miseria, de la desesperanza y del analfabetismo que existe en tantas latitudes todavía del mundo.
Diez años después, ha habido avances; no todos los que deseamos, no todos los que se merecen aquellos países que más sufren las dificultades de la pobreza y de la miseria. Pero ahora sabemos, después de diez años, que se pueden lograr los objetivos en los próximos cinco años. Ahora sabemos que, si se cumplen y cada uno de los países cumple, el avance será sustancial, decisivo, determinante.
España es el país desarrollado que más ha incrementado su ayuda al desarrollo en los últimos cinco años. España ha duplicado la ayuda al desarrollo en ese período. España se ha constituido en un donante decisivo para el sistema de Naciones Unidas, especialmente en la lucha por la seguridad alimentaria, en la lucha por la igualdad de género y en la lucha por la denuncia de que la pobreza casi siempre afecta más a las mujeres. Y es desde la lucha a favor de las mujeres y de la igualdad de derechos desde donde podremos, de verdad, conseguir cumplir con los Objetivos del Milenio.
Cinco años por delante y la gran pregunta es: ¿qué es necesario? ¿Con qué podemos cumplir los Objetivos del Milenio? ¿Cómo podremos sentirnos, como generación, dignos ante nosotros mismos y dignos ante aquellos que vengan en el futuro? Poder decir en esta gran institución, en esta casa común, que es la casa de la paz, del desarrollo y de la respuesta a las graves crisis, que fuimos conscientes del desafío histórico, que fuimos solidarios y que entendimos, en los albores de un nuevo siglo, de este siglo XXI, que nada puede hacernos avanzar más como seres humanos que conseguir que no haya un solo ser humano que muera de miseria y de pobreza extrema; ése sería el mayor avance que consiguiéramos en esta etapa, en este período.
¿Cómo podemos hacerlo? Con dos condiciones: la primera, que los países mantengamos el esfuerzo y la tensión a favor de la ayuda al desarrollo, a pesar de la crisis, que nos hará frenar a algunos el gran esfuerzo de incremento que hemos tenido. Pero ese frenazo será un frenazo temporal, coyuntural. España mantiene el objetivo de llegar en 2015 al 0,7 por 100 de ayuda al desarrollo, después de haber pasado en los últimos cinco años del 0,2 al 0,45 por 100.
Segunda condición: no basta con los esfuerzos nacionales. Digámoslo de una vez aquí, en la tribuna, ante todos los ciudadanos del mundo y que todos los Gobiernos se pronuncien con claridad: hay que instaurar una tasa sobre las transacciones financieras internacionales destinada a cumplir los Objetivos del Milenio. Y mi Gobierno se compromete a defenderlo, a llevarlo a la práctica y a aplicarlo en todos los foros internacionales.
El sistema financiero, que ha tenido una fuerte crisis, ha visto que los países han salido en su favor y en su rescate. Pues bien, parece bastante sensato, justo y lógico que los países, las naciones, pidamos un mínimo esfuerzo al funcionamiento del sistema financiero para que saquemos de la miseria y de la pobreza extrema a millones y millones de seres humanos, y en 2015 vengamos aquí y podamos decir: cumplimos la tarea y cumplimos el compromiso; el esfuerzo solidario ha merecido la pena.
Ésa es la segunda condición. Primera, que los países sigamos manteniendo el esfuerzo de ayuda al desarrollo; segunda, que pongamos en marcha fuentes innovadoras de financiación para cumplir los Objetivos del Milenio y la más clara, la más directa, es una tasa a las transacciones financieras internacionales. España se compromete a ello y lo va a defender en el G-20, en la Unión Europea, en la OCDE y en todos los organismos multilaterales para que un acuerdo internacional permita a tanta gente, ONGs y ciudadanos no organizados, que en el mundo miran a esta institución y a los Gobiernos decir: ya era hora. Podemos, con un pequeño esfuerzo de todos en el ámbito del sistema financiero internacional, cumplir con los Objetivos del Milenio, erradicar la pobreza y la miseria. Lo tenemos que hacer y lo vamos a hacer.
Muchas gracias.