Intervención del presidente del Gobierno en la recepción "Turismo y Excelencia" Fitur 2019

22.1.2019

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Museo del Prado

Presidente.- Querida ministra, secretario general de la Organización Mundial de Turismo; también, alcaldes, alcaldesas, presidentes de Diputación, presidentes y presidentas autonómicos que nos acompañáis; CEOS de distintas grandes corporaciones líderes en el sector turístico; también, ministros, ministras, secretarios de Estado, embajadores de todas las partes del mundo que estáis aquí, hoy, presentes.

Hoy, en esta Sala del Museo del Prado, en definitiva, lo que tenemos es un mapa del mundo. Ese mapa lo forman todos ustedes, que representan a los países de todos y cada uno de los continentes del mundo.

Mañana, como ha dicho antes el secretario general y también la ministra, vamos a inaugurar oficialmente Fitur, la segunda Feria Internacional de Turismo más importantes del mundo (no nos conformamos con ser la segunda, querido secretario general).

Pero este año hemos decidido también, como bien comentaba antes el secretario general, anticipar esta inauguración con el acto que hoy nos convoca para darles, sobre todo, la bienvenida. La bienvenida calurosa, hospitalaria, en un lugar simbólico de la cultura y también del turismo de nuestro país.
Estamos reunidos en una de las pinacotecas más importantes del mundo, que es el Museo del Prado, como saben ustedes; un lugar que es imprescindible para conocer el legado artístico de pintores universales como Velázquez, como Goya, como Rubens o de la pinacoteca flamenca. Con obras maestras de Durero o de Rembrandt, entre otros muchos.

Un Museo, en definitiva, que como bien ha dicho antes la ministra, cumple nada más y nada menos que dos siglos de historia; dos siglos de historia.

El Museo del Prado es visitado -aquellos que somos vecinos y vecinas de Madrid, lo sabemos bien-, es visitado por muchos madrileños, pero en sus pasillos se puede encontrar uno a viajeros que vienen de todas y cada uno de los rincones de nuestro país, de otros países de Europea, y, de cualquier otra parte del mundo.

El Museo del Prado, en definitiva, es en sí mismo, una razón para viajar, para elegir Madrid, la capital de España, como destino turístico. Como lo son, también, edificios como los de Gaudí, en Barcelona; la Alhambra, en Granada; o cualquiera de las formidables catedrales que España tiene repartidas en toda su geografía.

España es el tercer país del mundo con más lugares reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, después de Italia y de China. España tiene, además, una gastronomía diversa, extraordinaria, restaurantes laureados, pero también tabernas populares que son sobresalientes.

Y, España tiene un espectacular Patrimonio cultural inmaterial, reconocido también por la Unesco, desde el Flamenco, las Fallas Valencianas, los Castells, hasta las Tamborradas de San Sebastián, que ha sido la última de nuestras manifestaciones culturales, incluida en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. España tiene, por último, un clima envidiable, un pueblo hospitalario, y unas infraestructuras turísticas que se cuentan entre las mejores del mundo.

Por eso, el turismo nos importa tanto. Y por eso, Fitur es cada año una de las citas claves de nuestra agenda industrial, y, por supuesto, de nuestra agenda cultural.

El Gobierno de España acaba de presentar sus Presupuestos, como saben ustedes, en el Parlamento, que aumentan en un 20% las ayudas a este Museo, que celebra en 2019 su bicentenario. El aumento global de las ayudas museísticas es del 12,6% interanual. Y el crecimiento en el Presupuesto de cultura, después de años de recortes, es del 9,7%. Es un Presupuestos para los españoles, pero es también un Presupuesto pensando para quienes nos visitan.

España, es verdad, ha tenido desde hace décadas, un turismo de costa líder en el mundo. Ese turismo, lejos de conformarse, ha ido evolucionando, completando su oferta, y buscando la excelencia siempre. Hoy podemos, incluso, exportar a otros países nuestro conocimiento en esta materia. Pero no vamos a quedarnos parados. No estamos parados.

Ayer asistí, precisamente, al Foro de Innovación Turística y tuve allí la ocasión de recordarlo: España es el país más competitivo del mundo a nivel turístico, según el Foro Económico Mundial.

Somos referentes en gestión y, también, pioneros en distintos ámbitos, como pueda ser también el desarrollo de la red de destinos turísticos inteligentes. Un modelo que ha traído el interés de la Organización Mundial del Turismo, la OCDE, la Comisión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo, y que hemos exportado otros destinos como, por ejemplo, México.

En definitiva, no estamos parados. España sigue innovando en materia turística. Somos conscientes, somos muy conscientes, de que el turismo no es una industria más, porque en ella interviene el factor humano. Lo que ofrecemos, en definitiva, no es sólo un producto, sino nuestra historia, nuestras calles, nuestras costumbres, nuestra forma de entender la vida, nuestra forma de sentir y de convivir. En definitiva, nuestra hospitalidad.

Pero, reconozcámoslo, el peso y la importancia de nuestro turismo en la economía y en nuestra vida no se han visto suficientemente reflejados en las políticas de Estado. Por eso, y me lo han dicho muchos de los integrantes del sector del Turismo, el Gobierno tiene la voluntad decidida de cambiar esta situación.

El turismo es, si me permiten el símil, la fotografía de nuestro pasaporte, nuestra imagen en el mundo. Y, en definitiva, es algo que concierne a todos. A todos y cada uno de los actores. Y, por tanto, es un asunto de Estado.

España, como saben, y este Gobierno, además, luce con orgullo, querido secretario general, su compromiso con el multilateralismo. Su compromiso con el fortalecimiento del Sistema General de Naciones Unidas.
Saben, lo ha dicho antes el secretario general, que la Organización Mundial de Turismo está residenciada en nuestro país, en la capital de España. Y por eso, el Gobierno quiere ofrecer una sede acorde a la relevancia de la OMT. Por ello, me gustaría anunciar y compartir también con todos ustedes, que gracias también a la labor de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, vamos a poner a disposición de la OMT un espacio dentro del Palacio de Congresos de Madrid, en el Paseo de la Castellana, en el corazón de la capital de España.

Un espacio emblemático, que vamos a recuperar para la ciudad de Madrid y que, no me cabe duda, de que supondrá un impulso para el turismo de negocios; el turismo de congresos, que, sin duda alguna, en Madrid es tan importante.

Queremos, en definitiva, un modelo turístico abierto y que también sea sostenible. Es decir, que respete el crecimiento de las ciudades, y su propia identidad. Que respete el medio ambiente, y el paisaje de nuestra tierra. Que respete la convivencia y que no cree disfunciones económicas y sociales.

El Gobierno apuesta por un turismo no de calidad, sino de excelencia. Queremos que nuestro país, que España, que todas y cada una de sus regiones, de sus ciudades, en fin, siga creciendo en aquellos segmentos en los que aún tiene mucho espacio por hacerlo.

Y estoy pensando en el turismo rural, y en el turismo cultural. Aún quedan zonas auténticamente prodigiosas de España, poco conocidas, que pueden convertir el turismo en un motor de desarrollo económico portentoso. Y ahí, nosotros tenemos, también, el compromiso de Paradores.

El turismo es clima, son hoteles, son museos, monumentos, eventos culturales, restaurantes, un largo etcétera que ustedes conocen mucho mejor que yo. Pero el turismo es también carreteras, aeropuertos, ciudades limpias, ciudades seguras, estabilidad económica y estabilidad ecológica.

Por eso, el Gobierno cuando se ocupa y presupuesta la mejora de todas estas políticas, se ocupa y presupuesta, también, la mejora del turismo.

Y, por eso, el Gobierno es consciente de que esta posición de liderazgo que tenemos es una tarea de todos, de los Ayuntamientos, de los que depende el bienestar de los pueblos y las ciudades de nuestro país; también, de las Comunidades Autónomas, que tienen competencias múltiples que, lógicamente, afecta a quienes nos visitan. Y, finalmente, es una tarea de todos y cada uno de los ciudadanos, que se cruzan con un turista, y hacen que vuelva a su país, con una convicción, y es que España es un país al que hay que viajar. En definitiva, que España es el mejor país del mundo, si me lo permite el secretario general. Y hay que viajar, no solamente una vez, sino muchas, porque tiene todo lo que un viajero desea encontrar.
2018 ha sido un año excelente, cerró con un nuevo récord de visitantes y de gasto, sobre todo, en los últimos meses del año, y esto me gusta subrayarlo porque, de alguna manera, también rompe ese maleficio que tenemos en el sector de Turismo, que es la estacionalidad.

Y este resultado demuestra que las políticas de los Ayuntamientos, de las CCAA, de todas y cada una de las instituciones públicas, también del Gobierno de España, pero, singularmente, de las empresas, va por la senda correcta. Y vamos a seguir haciéndolo para mantener la competitividad del sector, para cumplir con todos los objetivos que acabo de repasarles: sostenibilidad, rentabilidad, duración.

Y, en este sentido quiero también subrayarles que estamos desarrollando desde el Gobierno la estrategia de turismo sostenible 2030, alineados con los objetivos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Al turismo están ligados nuestro progreso económico, nuestra creación de empleo, nuestros vínculos como país, nuestro patrimonio y nuestro entorno.

No sólo acogemos a millones de turistas de todo el mundo, sino que los españoles somos, desde hace muchos años, incansables viajeros, y viajeros curiosos. El turismo nos abre las puertas de otros países, y nos convierte, al fin y al cabo, en lo mejor que somos, seres humanos que conocen a otros seres humanos.

Quiero acabar con una reflexión sobre otro de los asuntos que afectan a la política global, a la conversación global, no solamente de la política, sino también de las empresas y de la sociedad, como es la cuestión de la inmigración y su aporte a las sociedades en las que vivimos.

Un escritor español está trabajando ahora en un libro de viajes que se titula 'La vuelta al mundo en Lavapiés'. Para aquellos que no conozcan Lavapiés, Lavapiés es uno de los barrios más céntricos de la capital de España. Es curioso lo preciso que que, a mi juicio, puede ser este título en el siglo XXI: en un solo barrio, de una ciudad como Madrid es posible ya dar la vuelta al mundo, porque en él, en ese barrio de Lavapiés se reúnen personas que proceden de decenas de países; se encuentran restaurantes de gastronomías diversas, o se pueden observar costumbres de los cinco continentes.

Antes, llamábamos a esto multiculturalidad, querido secretario general, pero deberíamos llamarlo culturalidad a secas, porque ese es el paisaje del siglo XXI, el paisaje en el que todos vivimos y compartimos. Por eso, viajamos, y por eso somos hospitalarios, porque, en definitiva, somos seres humanos que quieren conocer a otros seres humanos.

Así que, bienvenidos todos a Madrid, desde donde les invito a dar esta semana la vuelta al mundo, no a Lavapiés, pero sí a Fitur. Sé que van a sentirse en casa, y, desde luego, les agradezco y mucho su presencia en el día de hoy y durante esta semana.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)