Intervención del presidente del Gobierno tras recibir a la Fundación RAIS

25.10.2018

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La Moncloa

Presidente.- Muchas gracias, Fernando por tu trabajo, por tu compromiso, por tu emocionado discurso y dedicación a una causa tan noble como es la erradicación de la pobreza. Y gracias también a Richard y a Alejandra por hacer posible este encuentro. Creo que es muy importante visualizar entre todos una realidad que, en muchas ocasiones, en primer lugar, es muy tozuda, porque está muy presente en las calles de nuestro país. Pero, también, es tozudamente negada por la sociedad, y, en ese sentido, creo que lo que podamos hacer entre todos, entre el sector público, entre el sector privado, las ONG, las empresas será poco, pero, desde luego, decisivo para poder erradicarlo.

Yo quería hablar de la pobreza extrema que empuja a miles de seres humanos a vivir en las calles, y de la mano de la Fundación RAIS y del compromiso de Richard Gere, junto con otros muchos, el intentar erradicarlo. Por eso, quiero agradeceros vuestra entrega en esta causa tan noble.

Pero también, permitidme agradecer de forma muy especial, como he dicho al principio de mi intervención, el compromiso de una mujer fundamental para que este acto sea posible, que es, Alejandra Silva. Gracias por tu vocación solidaria, Alejandra. Gracias por tu compromiso como madrina de la Fundación RAIS, y por tu entrega constante a causas tan solidarias.

Richard no sólo es un gran actor, es un referente de nuestra memoria cultural, pero, además, es un referente moral, y creo que lo ha dicho y lo ha explicado breve, pero intensamente en su exposición.

Ya tenías toda nuestra admiración, desde el cine, Richard, ahora la tienes por otro motivo que es por tu humanidad, por tu compromiso social.

Y gracias por hacer de tu fama, de tu notoriedad, que esto es algo muy importante, también, para visualizar aquí en España, una herramienta para enseñar a la sociedad a ver, en lugar de simplemente mirar. O, incluso, algo más, a ver cuando otros simplemente apartan la mirada.

Me contaba una colaboradora de la Fundación RAIS, que lo primero que se pierde en la calle, cuando la extrema pobreza lleva a un ser humano a vivir sin hogar son el DNI y los zapatos. La identidad para saber quién eres, y la libertad también para caminar. Y creo que es una síntesis dramática de lo que supone para una persona caer en la red de la extrema pobreza, la deshumanización más absoluta de un ser humano condenado a vivir en un entorno hostil, como es la calle y como se ha inferido del video que hemos visto previamente.

Y lo que es peor, ante la indiferencia creciente de una sociedad en la que avanza el sentimiento de la alineación de indiferencia y de rechazo.

Ese rechazo creciente tiene un nombre, que es la aporofobia, es un término acuñado por Adela Cortina hace más de dos décadas y, probablemente, con la previsión con la que los sabios, como ella, son capaces de anticipar el sino de los tiempos, hace dos años la Fundéu la consideró la palabra del año.

La aporofobia no sólo es indiferencia, o es repugnancia ante la pobreza extrema, es, por encima de todo, un síntoma de insolidaridad.

Hade muchos años, un líder político europeo, intentando definir el signo de los tiempos acuñó una frase, a mi juicio, desafortunada, pero que en sí, resulta dramática. Decía algo así como que la sociedad como tal no existía, que eso no era más que un invento con fines ideológicos, que sólo existían individuos, decía este líder. Ese pensamiento obedecía a una lógica política, y es que cada cual se centre en lo suyo, y que olvide al resto, como si no formásemos parte de una comunidad que vive y trabaja en ciudades y en sociedades cada vez interconectadas.

Y pensemos en la paradoja. Pensemos en la paradoja de la conectividad, de la economía colaborativa, se dice, para definir estos tiempos de modernidad tecnológica, en los que estamos, y aislamiento total en el campo de los sentimientos. La consecuencia es dramática, porque el rechazo siempre precede al odio.

Casi la mitad de las personas sin hogar, el 47% de ellas, admite, y esta es una cifra dramática, admite haber sufrido episodios de violencia en las que el único motivo es el odio, el 47%. Es una auténtica infamia, y solamente se puede calificar así, que esta sociedad no puede tolerar, por justicia y por atentar contra los valores que, de forma mayoritaria, abraza este país, y los que defendemos.

Insisto, violencia ejercida contra quienes, por haber perdido el DNI, dejan de ser considerados como seres humanos que merecen toda nuestra protección y todo nuestro amparo.

En nuestro país, más de 30.000 personas, como se ha dicho en el video, son personas sin hogar, con un incremento del 38% desde el estallido de la crisis hasta el año 2016. Cuatro de cada diez, con tres años viviendo sin hogar. Contra esta realidad tenemos que actuar con la máxima determinación, como nos dice la Fundación RAIS.

Lo público -como ha dicho antes Richard-, las instituciones siempre podemos ofrecer soluciones si trabajamos en la dirección correcta. Si desarrollamos las estrategias pactadas en lugar de dejarlas en vía muerta. Si empleamos los recursos de que se disponen. Si no cerramos los ojos ante los problemas que existen, y que van a seguir ahí, por mucho que nos empeñemos en apartar la mirada o llenarla de indiferencia.

Hoy quiero asumir compromisos concretos, en nombre del Gobierno en esta causa. El Gobierno va a impulsar con decisión la reforma del Código Penal para que la aporofobia sea circunstancia agravante en nuestro Código Penal. Ese es el primer compromiso que quiero compartir con la Fundación RAIS. Para que quienes cometan actos tan crueles y tan inhumanos sientan el reproche moral del conjunto de la sociedad española.

El segundo es que vamos a revitalizar la estrategia nacional integral para las personas sin hogar, que, desgraciadamente, está sin desarrollar desde el año 2015, que se acometió la redacción.

Vamos a reorientar el Plan Estatal de Vivienda 2018-2021, para afrontar el desafío de las personas sin hogar. Así se lo he comentado tanto a Alejandra como a Fernando. Vamos a dejar de fingir, en definitiva, que el problema no existe, si lo ignoramos con la mirada, o nos encogemos de hombros, que es lo que ha ocurrido, desgraciadamente, durante estos últimos años.

En esta misma línea, tenéis todo mi respaldo para la participación en iniciativas europeas de éxito, como es el "Housing First", al cual antes ha hecho referencia tanto Richard como Fernando. O proyectos piloto de la Comisión Europea que ya funcionan con éxito en otros países de nuestro entorno.

Y quiero terminar con un relato dramático que a más de uno le hará repensar sus percepciones. Datos que a mí, al menos, me han impresionado, y que me llevan a la reflexión. Mirad, más del 60% de las personas sin hogar tienen estudios secundarios. Más del 60%. Y casi un 12% tiene estudios superiores. Una de las lecciones que creo que podemos extraer de esta crisis económica, de todas las crisis de la historia de la humanidad, es que nadie está libre de caer, de tocar fondo, y de perderlo todo.

Lo que nos hace grande como sociedad es que seamos capaces de asumir esta reflexión de manera colectiva.

Todas y todos juntos, por encima de ideologías y de credos, y que cuando alguien caiga, cuando alguien toque fondo y termine donde nunca pensó que iba a acabar, haya una mano amiga dispuesta a echar un cable, para levantarse y volver a caminar.

Recordemos la historia del DNI y de los zapatos. Se trata de devolver la identidad a quien la ha perdido, y de ayudarle a ponerse en pie para volver a caminar. Este es el desafío, este es el reto que tenemos como sociedad. Y la esperanza reside en organizaciones como la Fundación RAIS, y en grandes referentes culturales como Richard Gere o como su mujer.

Así que, gracias por obligarnos a pensar y, sobre todo, gracias por obligarnos a actuar, por vuestra diaria rebelión, desde la Fundación RAIS, y muchas otras entidades contra la infamia de la aporofobia, por mantener la llama de la conciencia social en tiempos de amnesia colectiva y retirada de lo público. Y, desde luego, a mi Gobierno y a mí me tenéis siempre a vuestra disposición para ayudar y arrimar el hombro, para ser uno de los vuestros, en esta batalla por la defensa de la dignidad del ser humano y contra la exclusión social.

Así que yo espero que esta sea la primera oportunidad, el primer encuentro de otros muchos que tengamos, y que, desde luego, podéis contar con el compromiso político del Gobierno de España para hacer realidad una esperanza y es acabar con la pobreza, y ayudar a las personas que, desgraciadamente, no pueden tener un techo en el que vivir.

Gracias, Fernando. Gracias, Richard.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)

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